Revista Historia Cristiana, Número 37

CÓMO OFRECEMOS CULTO LOS CRISTIANOS
Desde aproximadamente el año 150, quizás la descripción antigua más completa.

Por Justino Mártir

Justino Mártir fue un filósofo y defensor del cristianismo que fue martirizado en Roma aproximadamente en el año 165. Fue el autor de la Primera Apología, la Segunda Apología y el Diálogo con Trifón el judío.

Traducción y Comentario del Dr. Everett Ferguson, un profesor de Biblia de la Universidad Cristiana de Abilene y editor de la Enciclopedia del Cristianismo Primitivo (Gardland, 1990).

El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los campos; y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, las Memorias de los Apóstoles o los escritos de los profetas. Luego, cuando el lector termina, el que preside toma la palabra para hacernos una exhortación e invitación para que imitemos esas hermosas enseñanzas. Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos (a Dios) nuestras preces.

Y éstas terminadas, como ya dijimos, se ofrece pan, vino y agua, y el que preside, según sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios sus oraciones y acciones de gracias, y todo el pueblo expresa su conformidad diciendo: “Amén”. Luego se hace la distribución y participación de la eucaristía, para cada uno. Enviándose su parte, por medio de los diáconos, a los ausentes.

Los que tienen y quieren, cada uno según su libre determinación, da lo que bien le parece, y lo recogido se entrega al que preside. Y él socorre con ello a huérfanos y viudas, a los que por enfermedad o por otra causa están en la indigencia, a los que están en las cárceles, a los forasteros de paso, y, en una palabra, él se constituye provisor de cuantos se hallan en necesidad.

Celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el día primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y el día también en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues es de saber que le crucificaron el día antes del día de Saturno, y al siguiente al día de Saturno, que es el día del sol, se apareció a sus apóstoles y discípulos, enseñándoles estas mismas doctrinas que nosotros les exponemos para su examen.

--Primera Apología, 67


No hay mejor lugar para comenzar a estudiar el culto cristiano primitivo que con esta narración de Justino Mártir. Justino conoció el cristianismo en Asia, así como en Roma, y quizá también en Palestina. Y en uno de sus escritos, su Apología, nos dejó la descripción de un típico servicio de culto del siglo segundo. Justino pudo no haberlo dicho todo, pero en todo lugar donde él puede ser comprobado a través de otras fuentes del siglo segundo, estas fuentes concuerdan con su narración. Justino no era un líder de la asamblea, por lo que escribió su narración como un miembro activo de la congregación.


"El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos".

"Domingo" era el nombre pagano para el día de la semana, utilizado debido a que Justino se estaba dirigiendo a un público pagano. "El primer día de la semana" era el nombre hebreo; el "Día del Señor" era la peculiar denominación cristiana. En las antiguas referencias cristianas para este día, está en mente la reunión final de los santos en la venida del Señor.

Aquí Justino asocia el domingo con la Creación y Redención: " . . . el primer día, en el cual Dios cambió las tinieblas y la materia, y creó el mundo, y Jesucristo nuestro Salvador se levantó de entre los muertos el mismo día." Así, el día cristiano de reunión fue asociado por Justino con el comienzo de la creación física y con el comienzo de la nueva creación en la resurrección.


"Y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, las Memorias de los Apóstoles o los escritos de los profetas".

La lectura de las Escrituras se efectuaba a partir de los escritos que se convirtieron en el Nuevo Testamento, o en el Antiguo Testamento, o a partir de ambos. Las "memorias de los apóstoles" serían particularmente los evangelios. Los "profetas" era una designación permanente entre los cristianos sobre la totalidad del Antiguo Testamento. Pero los libros proféticos en el sentido estricto, tuvieron un significado especial para los primeros cristianos, ya que apuntaban a la venida de Cristo, y éstas bien podrían haber sido las porciones leídas con mayor frecuencia.

Justino no dice si la lectura era una parte de un ciclo continuo de lecturas (un leccionario) o si era escogida especialmente para el día. La frase "siempre que el tiempo lo permita" implica que la lectura no constaba de una duración fija, pero no tiene que significar una selección al azar.

Existe una tercera posibilidad: la lectura puedo haber sido continua de domingo a domingo, retomando cada lectura en el mismo lugar donde se pausó la última lectura, pero sin una duración predeterminada. Las lecturas parecen ser bastante largas. En ese día, estas lecturas constituían la oportunidad principal para que la persona promedio se familiarizara con las Escrituras.


"El que preside toma la palabra para hacernos una exhortación e invitación para que imitemos esas hermosas enseñanzas".

El sermón era dado por el "presidente". La palabra no necesitaba significar nada más que "hermano presidente", pero también puede significar "dirigente", y no parece que exista alguna razón para dudar que este individuo era el funcionario que conocemos en otros lugares bajo el título de obispo. En los tiempos de Justino, él era un supervisor congregacional o pastor, no un obispo diocesano. Éste presidía la liturgia y administraba las finanzas de la Iglesia a la par que predicaba. Él era una persona distinta al lector.

El sermón era de carácter expositivo, basado en la lectura de las escrituras del día y se realizaba una aplicación práctica. Como apólogo (alguien que defiende el cristianismo de los lectores paganos), Justino destaca el contenido moral de la predicación; "El que preside… [nos hace una] invitación para que imitemos esas hermosas enseñanzas". Esto concuerda con mucha de la predicación de la iglesia primitiva.


"Nos levantamos todos a una y elevamos (a Dios) nuestras preces".

Justino nos dice que la congregación se mantuvo en oración. Otras fuentes nos hablan sobre el significado de esta postura: Una persona se arrodillaba o se postraba para expresar humillación, contrición, arrepentimiento y confesión de pecado. Permanecer de pie, por otra parte, era signo de alegría y audacia, y mostraba la libertad de los hijos de Dios para venir osadamente ante su presencia.

En el primer día de la semana, permanecer de pie, también hacía una especial referencia a la Resurrección. Esta era la actitud cristiana característica durante la oración, como otros textos y hallazgos arqueológicos lo confirman. Para los primeros cristianos, permanecer de pie significaba que uno tenía privilegios especiales para venir ante Dios como un Padre, a través de Cristo. Permanecer en la presencia de Dios significaba ser aceptado por él y tener derecho a hablar libremente.

La oración mencionada en este punto en la asamblea era la oración habitual o común. Evidentemente se trataba de una oración libre. Anteriormente Justino pudo haber brindado alguna idea acerca del contenido típico en su Apología:

"Nosotros que le alabamos, conforme a nuestras fuerzas, por todo alimento que tomamos, con palabra de oración y acción de gracias. . . Y mostrándonos a Él agradecidos, dirigirle en solemne homenaje preces e himnos por habernos llamado a la existencia, por los medios todos de salud, por la variedad de seres de toda especie y por los cambios de estaciones, a par que le suplicamos nos conceda revivir en la incorrupción por la fe que en Él tenemos".

Este resumen concuerda con el patrón general que se encuentra en otra parte: comienza dirigiéndose hacia Dios como Padre y Creador, lo alaba por sus actos poderosos, se traslada desde la acción de gracias hacia la petición, y cierra con una doxología--todo realizado con referencia a Cristo.


"Se ofrece pan, vino y agua".

El pan y el vino pudieron haber sido ordinarios, pero no tenían un significado común para los cristianos. Los dos aspectos más destacados de la celebración eucarística de Justino fueron la consagración y la comunión.

De acuerdo al judaísmo, algo podía ser dedicado a un propósito adecuado "a través la Palabra de Dios y la oración." Las acciones de gracias del presidente, resalta anteriormente Justino, hacían que el pan horneado y el vino mezclado ya no fueran " pan común y bebida común".

No necesitamos debatir el significado exacto de las palabras de Justino que relacionan el pan y el vino con el cuerpo y la sangre de Jesús. Basta señalar que, de acuerdo a Justino, a través de la Palabra de Dios (Jesús) y a través de la oración de acción de gracias) el pan y el vino ahora estaban consagrados, lo que les daba un nuevo significado.

Cuando Justino menciona "vino y agua", creo que está refiriéndose en líneas generales a la práctica de mezclar vino y agua. La bebida de mesa común del mundo antiguo era el vino diluido con agua. Justino de esta manera se opone a las historias paganas salvajes acerca del alimento cristiano, diciendo que los cristianos comían pan común y tomaban bebidas de mesa comunes (ninguna bebida más embriagante).


"Hace igualmente subir a Dios sus oraciones y acciones de gracias".

Anteriormente Justino específicamente llamó eucaristía al alimento. La palabra significa "acción de gracias" y apunta hacia la característica más importante de la comunión del siglo segundo: era un ofrecimiento de gratitud. Aunque el Nuevo Testamento usualmente lo llama el "partimiento del pan", los escritores cristianos del siglo segundo adoptaron el nombre de Eucaristía.

A lo largo de sus escritos, Justino resalta la importancia de la acción de gracias. Este era el sacrificio cristiano. A diferencia de las ofrendas de sangre del paganismo, los cristianos, ofrecían a Dios el sacrificio espiritual de la oración pura y de la acción de gracias. Una cita del escritor gnóstico Ptolomeo probablemente expresa los pensamientos de Justino sobre ello: "El Salvador nos mandó a ofrecer oblaciones, pero no aquellas de animales irracionales o de incienso, sino de alabanzas espirituales, exaltación, y acciones de gracias, así como de compañerismo y de hacer el bien a nuestros vecinos".

Aquel que presidía hacía esta oración "según sus fuerzas." Esta idea parece basarse en que la acción de gracias humana es inadecuada para la grandeza de la bondad de Dios, pero todos, en la medida en la que son capaces, tratan de expresar su gratitud.

En los días de Justino la oración era extemporánea. Pero no podemos descartar la presencia de algunas fórmulas repetidas con frecuencia. Por ejemplo, en el resto de los escritos de Justino, leemos que aquel que preside "tributa alabanzas y gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una extensa acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen" y "Damos gracias a Dios por haber creado el mundo con todas las cosas que hay en él, a favor del hombre, y por habernos librado del mal en el que nos encontrábamos y haber derrocado completamente a los principados y potestades a través de aquel que sufrió de acuerdo a su voluntad".

El tema principal era, por tanto, la alabanza y acción de gracias dadas a Dios por todos sus dones, y eso incluía tanto la Creación como la Redención, pero especialmente la Redención.


"Todo el pueblo expresa su conformidad diciendo: “Amén”.

La palabra amén es hebrea y su significando es explicado por Justino como "así sea." El amén congregacional al final de la oración o en respuesta a una doxología fue tomado de la sinagoga de los primeros días de la iglesia. A través del amén, la congregación confirmaba lo que se había dicho y de igual manera convertía la oración pronunciada por una sola persona en la oración común de todo el pueblo.

Justino parece haber estado muy impresionado con este elemento de participación congregacional. Él describe su interpretación con una palabra que tiene un doble significado: hacer clamor, o cantar. He intentado aplicar ambos significados en la traducción "expresa su conformidad." Debemos pensar en un clamor al unísono, parecido a un canto. Era gritado, no murmurado.


"Se hace la distribución y participación de la eucaristía, para cada uno".

Los elementos consagrados a través de la oración eran distribuidos por los diáconos para la comunión de los miembros. Cada persona recibía tanto el pan, como el vino mezclado.

Uno estaba en comunión, o uno no estaba. Compartir el pan y el vino expresaba la comunión de la comunidad de creyentes. Los diáconos, incluso les llevaban los elementos consagrados a los que estaban enfermos y no podían estar físicamente presentes, conservando un sentido de comunión compartido entre aquellos confinados a sus hogares o a sus camas.

Justino menciona anteriormente (al describir una Eucaristía bautismal) que, tras las oraciones comunes, y antes de que el pan y el vino fueron presentados, "nos saludamos mutuamente con un beso" El "beso santo" o "beso de amor" particularmente es apropiado en un contexto bautismal, pero pudo haber sido empleado en otras celebraciones de Eucaristía. Era una expresión de amor fraterno, le daba la bienvenida a los recién bautizados a la familia de Dios. Justino ha subrayado que "no es legal que cualquiera participe" de la Eucaristía, más que aquellos que se encuentran en plena comunión con la iglesia.

El intercambio del beso era signo de hallarse en esa comunión.


"Los que tienen y quieren, cada uno según su libre determinación, da lo que bien le parece".

Aunque otras fuentes describen ofrendas en especie, Justino describe una aportación de dinero. Subraya el carácter voluntario de los presentes. El dinero entregado al presidente no era una cuota. La contribución congregacional era, por consiguiente, distinto a las "cuotas" de los clubes y asociaciones privadas que eran tan comunes en la época helenística y romana. Era un presente de libre voluntad.

Las personas que se beneficiaban de las contribuciones voluntarias--los huérfanos, las viudas, los enfermos, los presos y los extranjeros--con frecuencia son mencionados en los textos cristianos.


Fundamentos de Equilibrio

Estas actividades de la asamblea dominical de los días de Justino, han permanecido a través de los siglos:

• La Palabra de Dios (leída y predicada)

• La oración compartida (incluyendo los salmos)

• La comunión de pan y vino

• La ofrenda de las posesiones de alguno.

Justino describe una liturgia, entonces, como aquella en la que hay dos pares de actividad equilibradas. En el oficio de la Palabra, Dios les habla a los seres humanos. En la oración, los seres humanos hablamos con Dios. La Palabra de Dios para nosotros suscita la respuesta de nuestras palabras hacia él.

En el segundo par, la Eucaristía representa el don de Dios para nosotros--la vida espiritual a través de Cristo. La ofrenda o contribución representa los dones de Dios para su pueblo. Dios nos da, y nosotros damos a cambio.

El movimiento litúrgico moderno ha dicho mucho acerca de la "integridad primitiva" La cual se describe en la narración de Justino. Comúnmente se dice que, en la iglesia medieval, la Misa se puso de relieve a expensas de otras actividades del culto, y que, en la reforma, la predicación fue enfatizada a expensas del resto del culto.

El culto descrito por Justino nos llama a regresar a las bases.


Última modificación: miércoles, 27 de septiembre de 2017, 08:14