El Cristianismo y La Educación por David Feddes 

Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová (Isaías 11:2).

La educación es importante para la mayoría de nosotros. La mayoría de los padres quieren una buena educación para sus hijos, porque creen que una persona educada tiene un futuro mejor. La mayoría de los políticos quieren ser conocidos como amigos de la educación porque creen que la educación es un tema que les hace ganar votos. Pero muchos padres y políticos que están a favor de la educación no saben de dónde vino originalmente el impulso por la educación. Ellos se benefician de las instituciones de enseñanza, pero no saben cómo comenzaron estas instituciones. Dicen que ningún niño debe quedar rezagado, pero no conocen el origen de la idea de que la educación debe incluir a las masas y no sólo una élite minoritaria.

Muy pocas personas saben que nuestro énfasis generalizado en la educación creció a partir de raíces cristianas. ¿Sabías que los cristianos dieron inicio al movimiento a favor de la educación para todos los niños y las niñas pobres, así como para los ricos? ¿Sabías que los cristianos mantuvieron viva la enseñanza superior durante los tiempos oscuros, que evitaron que muchos libros clásicos desaparecieran para siempre, y que renovaron el aprendizaje y la civilización? ¿Sabías que los cristianos tomaron la iniciativa de dar inicio a los sistemas escolares? ¿Sabías que los cristianos fundaron la mayoría de las grandes universidades del mundo? Estas cosas te pueden sorprender, pero son verdad. La educación generalizada no hubiera podido existir sin la influencia del cristianismo.

¿Estas son noticias para ti? Quizás nunca antes habías oído estas cosas, y la razón por la que nunca las has escuchado es que nadie te las había contado. Tu formación académica no te enseñó sobre las raíces cristianas de la educación. Muchas instituciones de educación que deben su existencia al cristianismo ya no hablan de sus raíces cristianas. Incluso pueden enviar la señal opuesta y dejar la impresión de que la fe y el aprendizaje son ajenos o incluso opuestos el uno del otro. Hoy en día muchas escuelas públicas separan deliberadamente la educación del cristianismo y no dicen nada sobre el papel fundamental del cristianismo en la educación. Muchas universidades que fueron iniciadas por los cristianos y aún tienen versículos de la Biblia grabados en viejos edificios y monumentos del campus, cuentan con aulas que ahora ignoran o atacan el cristianismo. Aun así, estas empresas educativas le deben su existencia a la influencia de Jesucristo y al impacto cultural del cristianismo.

Jesús el Maestro

Para ver por qué esto es así, comencemos por centrarnos en Jesús. Jesús fue el maestro más grande que el mundo jamás haya conocido. Aunque Jesús no fue educado formalmente por cualquiera de los principales maestros de su época, él ya mostraba un entendimiento impresionante como joven. A la edad de doce años Jesús discutía cuestiones importantes con destacados maestros. "Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas" (Lucas 2:47). Cuando Jesús se convirtió en adulto y comenzó a enseñarles a grandes multitudes, "se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?" (Juan 7:15). Algunos dijeron, "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" (Juan 7:46).

Jesús no sólo era un estudioso jugando con ideas vagas o con trozos de investigación. Él hablaba con autoridad. Él conocía la verdad, y podía comunicarse con poder. La gente sentía que él realmente sabía de qué estaba hablando. "La gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mateo 7:28-29). Jesús conocía a Dios, conocía al mundo, y conocía la naturaleza humana como nadie lo hacía. Como maestro, Jesús ofreció ideas que nadie pudo igualar.

Jesús era tan brillante que podía dejar perplejo a los estudiosos más inteligentes, pero su brillantez no le impidió conectarse con la gente común. "Y los que eran del común del pueblo le oían de buena gana" (Marcos 12:37 RVA). Jesús no utilizó jergas dirigidas sólo a los eruditos. Él utilizó historias y palabras que iban dirigidas a personas menos educadas e incluso a niños pequeños. Jesús recibía a todos para que escucharan sus enseñanzas. No tenías que ser parte de la clase alta; los pobres y los esclavos también podían escuchar. No tenías que ser un adulto; los niños también podían escuchar. No tenías que ser hombre; las mujeres también podían escuchar. Otros profesores les prohibirían aprender a las mujeres o se negarían a enseñarles a los niños o a los esclavos, pero Jesús le enseñó a todo tipo de personas. ¡No es de extrañar que la gente común le oían de buena gana! Y no es de extrañar que los seguidores de Jesús en años posteriores fueran líderes en educar a las masas y no sólo a la élite.

Siglos antes de que Jesús viniera a la tierra, un profeta habló de la venida del salvador y dijo: "Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (Isaías 11:2). Jesús, el Hijo de Dios, estaba perfectamente en sintonía con Dios el Padre y con el Espíritu Santo de Dios. Toda la sabiduría, la comprensión y los conocimientos de Jesús fueron enseñados a otros a través de la obra del Espíritu Santo. De hecho, Jesús prometió que después de que él regresara al cielo, el Espíritu Santo se encargaría de ejercer su ministerio de enseñanza. "Cuando venga el Espíritu de verdad," dijo Jesús, "Él os guiará a toda la verdad… tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16:13,15). El Espíritu Santo sería verdaderamente el espíritu de la educación.

En el día de Pentecostés, Jesús cumplió su promesa y derramó Su Espíritu Santo sobre sus seguidores. Él les dio poder para conocer su verdad y para comunicarla a otros. Poco antes de esta efusión del Espíritu Santo, Jesús les encargó a sus apóstoles: "id, y haced discípulos a todas las naciones... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (Mateo 28:20). Después de haber exhortado a sus discípulos a enseñar, Jesús ascendió al cielo y luego derramó Su espíritu de verdad con el fin de facultarlos para enseñar.

¿Qué se suponía que los discípulos enseñaran? Todo lo que Jesús mandó. Esto incluía las palabras del propio Jesús y todas las palabras de la Biblia, porque toda la Biblia es el mensaje de Cristo y fue inspirado por el Espíritu Santo. Los primeros cristianos creían que la enseñanza era necesaria para cambiar el mundo. Ellos trataron de conquistar a todas las naciones, no a través de la guerra, sino a través de la verdad. Ellos creían que la verdad, enseñada y aplicada por el Espíritu Santo, es el arma más poderosa del mundo. Contaban con "la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Efesios 6:17). Los primeros cristianos no sólo se centraron en sentimientos y rituales. Tenían un mensaje que enseñar, un mensaje de parte del Espíritu Santo. Este mensaje provenía de su Maestro supremo, Jesucristo, y fue registrado en el libro supremo de la Biblia.

Es importante entender bien este mensaje. La enseñanza tenía que ser exacta. La doctrina importaba. La verdad tenía que mantenerse pura y tenía que ser enseñada a otros. La Biblia ordenaba que los pastores y los ancianos fueran aptos para "enseñar" y que guardaran "el misterio de la fe con limpia conciencia" (1 Timoteo 3:2,9). Estas verdades profundas se centraron en primer lugar en el gobierno de Dios sobre todas las cosas, en la salvación por fe a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, y en cómo vivir una vida piadosa. Al otorgarle a la verdad un alto valor y al instruir a los demás, el espíritu guio a muchas personas a la fe en Cristo. En el proceso, ellos también hicieron un gran impacto en la educación en general.

El Cristianismo y la Educación

Jesús y la mayoría de sus primeros seguidores eran judíos. Muchas familias judías subrayaban la importancia de la educación y querían que sus hijos aprendieran un oficio para ganarse la vida, así mismo querían que aprendieran a leer y a estudiar las escrituras bíblicas. Los primeros cristianos perseveraron en este énfasis y lo ampliaron. Lo ampliaron a los no judíos, así como a los judíos, y lo ampliaron para incluir a las chicas, así como a los chicos. Ellos escribieron manuales de instrucciones para los nuevos cristianos y para los niños a fin de prepararlos para su entrada a la iglesia. Los cristianos pudieron haber sido los primeros en enseñar a ambos sexos en el mismo escenario y en esto, ellos simplemente estaban siguiendo el ejemplo de Jesús.

Los primeros cristianos creían en la enseñanza básica para cada miembro de la iglesia, así fuera un niño o un nuevo convertido. También querían que los líderes de la iglesia estuvieran correctamente instruidos en la Palabra de Dios y que tuvieran un conocimiento sólido sobre el funcionamiento del mundo de Dios. Esto los llevó a fundar escuelas. Las escuelas se centraban principalmente en la doctrina cristiana, pero algunas también incluían matemáticas, medicina, y otros temas.

De hecho, cuando el Imperio Romano se desmoronó, mucho del aprendizaje clásico pudo haber desaparecido de no ser por la actividad de los cristianos. El popular libro de Thomas Cahill ¿Cómo Salvaron la Civilización los Irlandeses? no sólo habla de cómo el pueblo irlandés en general salvó la civilización, sino de cómo los cristianos irlandeses salvaron la civilización. En una época de caos cultural, de colapso de la civilización, y de desprecio por el aprendizaje, cuando las tribus analfabetas se encontraban saqueando ciudades y destruyendo libros, algunos cristianos irlandeses preservaron no solo la Biblia, sino también muchos libros de historia, filosofía, teoría legal, ciencia y literatura. Ellos trabajaron para hacer copias de estos libros para las generaciones futuras e hicieron posible un eventual reavivamiento de la educación y de la civilización.

A través de los siglos, a medida que los misioneros cristianos llevaron el Evangelio a diferentes personas de diferentes lenguas, descubrieron que muchos eran analfabetas. No era justo que las personas no hubieran aprendido a leer y a escribir. En muchos casos, el propio idioma no contaba con una manera de ser escrito. Los misioneros trabajaron duro para cambiar esto. La lectura de la Biblia era una parte vital para conocer a Cristo y para escuchar el mensaje del Espíritu Santo, por lo que los misioneros aprendieron los idiomas de estas tribus analfabetas y plasmaron esos idiomas en escritura para que las personas pudieran contar con la Biblia en su propio idioma y fueran capaces de leer por sí mismos. En cada tribu y en cada idioma, la alfabetización y la educación surgieron como un subproducto de la traducción de la Biblia. Muchos misioneros también plantaron escuelas que no sólo enseñaban la Biblia, sino que también ayudaban a la gente a aprender más sobre el resto del mundo. Este proceso comenzó en los primeros siglos de la iglesia, y todavía en la actualidad, los misioneros llevan la alfabetización y el aprendizaje a nuevas tribus que anteriormente eran incapaces de leer y escribir.

Los cristianos no han sido perfectos, por supuesto, y a veces han traicionado sus principios. A veces, los líderes de la Iglesia se apartaban del amor de Cristo y del amor de la verdad. No estudiaban la Biblia cuidadosamente, y estos líderes incluso intentaron impedir que los feligreses ordinarios leyeran la Biblia. Pero cuando el Espíritu Santo trajo la reforma y el renacimiento, la gente adquirió un nuevo deseo por leer la Biblia, y los predicadores enseñaron verdades de la Biblia con nuevos bríos. Durante la gran reforma de los años 1500, dirigida por Martín Lutero y Juan Calvino, no sólo hubo un énfasis renovado de la enseñanza de la Biblia en las iglesias, sino también un impulso por brindarles a los niños una educación sólida.

Lutero dijo que era "vergonzoso y despreciable" que los padres no se aseguraran de que sus hijos obtuvieran una buena educación. Lutero pudo haber sido uno de los primeros en hacer presión para que las escuelas públicas fueran financiadas por el gobierno y en insistir en que todos los niños debieran tener acceso a una buena educación. Al mismo tiempo, Lutero dijo, "Me temo que las escuelas demostrarán las puertas del infierno, a menos que éstas trabajen diligentemente en explicar las Sagradas Escrituras y en grabarlas en los corazones de la juventud".

Juan Calvino promovió la educación primaria para todos los niños, incluyendo la lectura, la escritura, la aritmética, la gramática y la religión. Calvino también lideró un movimiento hacia las escuelas secundarias para capacitar a las personas para el liderazgo en la iglesia y para el gobierno. Calvino creía firmemente en la Biblia como la Palabra de Dios y como la única medida final de la fe y de la vida. Al mismo tiempo, Calvino observó que las personas que no seguían a Cristo o que no creían en la Biblia a veces hacían importantes contribuciones al conocimiento, y creía que los cristianos debían aprender estas verdades. Toda la verdad es la verdad de Dios, incluso si algunas verdades son descubiertas por personas que no conocen a Dios. Como Calvino lo explica, "Si consideramos al Espíritu de Dios como la única fuente de verdad, no deberíamos rechazar la verdad misma, ni despreciarla en los lugares donde ésta pudiera aparecer, si no queremos deshonrar al Espíritu de Dios." Calvino insistió en que los cristianos podían aprender mucho sobre la ley de los abogados, sobre filosofía de los filósofos, sobre oratoria de los oradores, sobre medicina de los doctores, sobre matemáticas de los matemáticos, sobre astronomía de los astrónomos, etcétera, aún si esas personas conocían o no a Cristo y si creían o no en la Biblia.

El enfoque de la educación cristiana combina una confianza sólida en la Biblia con una curiosidad impaciente por aprender sobre el mundo y una alegre disposición a aprender de muchas fuentes distintas. Esta era una manera de honrar al Espíritu de Dios como fuente de toda verdad. La educación floreció dondequiera que la gente tenía esta confianza abundante en las Escrituras y esta curiosidad sana acerca del mundo y de su gente.

Uno de los avances más importantes de la historia en relación a la educación fue la imprenta de Johannes Guttenberg. El primer libro impreso fue la Biblia de Gutenberg. El amor por los libros y el conocimiento en general fluyó a partir del amor por el Libro supremo que brinda el conocimiento de Dios.

Otra área del impacto del cristianismo sobre la educación le ha estado proporcionando oportunidades de aprendizaje a las personas con discapacidad. Jesús estaba muy preocupado y era atento con estas personas. Él le dio oído a los sordos y vista a los ciegos. Sus seguidores no tenían ese poder milagroso, pero amaban a los ciegos y a los sordos e hicieron que la educación estuviera disponible para ellos. Los cristianos construyeron viviendas para los ciegos. Louis Braille fue un cristiano devoto, y consideró como su misión dada por Dios el hecho de desarrollar un alfabeto de puntos planteados que haría que los libros estuvieran disponibles para las personas ciegas. Un sacerdote cristiano de París inventó el lenguaje de señas para uso escolar, de modo que las personas sordas pudieran obtener aprendizaje y se les pudiera enseñar el evangelio. Un pastor cristiano abrió la primera escuela para sordos en los Estados Unidos y también fundó un colegio.

Una importante innovación educativa tras otra, surgió de un trasfondo cristiano. La idea de una educación para todos los niños surgió de parte de los cristianos. La idea de que un niño pasara de un grado a otro surgió de parte de los cristianos. Y de igual manera esto sucedió con en el jardín de niños. Los cristianos comenzaron con las escuelas dominicales para ayudar a los niños, no cristianos pobres que tenían poco acceso a una buena educación. Más recientemente, los cristianos han sido pioneros en el movimiento de escolarización en el hogar. Algunas de estas innovaciones pueden ser mejores que otras, pero todas ellos son la prueba de que los cristianos están constantemente buscando mejores formas de enseñar y de aprender.

Revisando Nuestros Bases

Si nos centramos en la educación de Canadá y de los Estados Unidos, encontramos que su base ha sido el cristianismo. La educación tuvo una prioridad alta en América del Norte desde el momento en que los primeros colonos cristianos llegaron. Estos cristianos puritanos, fuertemente influenciados por las ideas de Juan Calvino, promulgaron una ley que obligaba a cada municipio a proporcionar un educador que le pudiera enseñar a los niños a leer y escribir. La ley fue conocida como la Ley del Viejo Embustero (Old Deluder Act), porque se refería al "Viejo Embustero, Satanás", cuyo principal objetivo es "mantener alejado al hombre del conocimiento de las Escrituras." Las primeras escuelas de Norteamérica fueron establecidas para permitirles a todos leer la Biblia con el fin de derrotar las mentiras de Satanás y de conocer la verdad de Cristo.

En la actualidad, es común separar la fe y la educación, pero las generaciones anteriores tenían una opinión muy diferente. Veían la fe como la base de la educación y la meta principal de la misma. Después de la independencia de los Estados Unidos, una antigua ley del Congreso declaró en 1787, "la religión, la moralidad y el conocimiento, siendo necesarios para el buen gobierno y la felicidad de la humanidad, las escuelas y los medios de la educación serán siempre alentados".

Es curioso cuando las universidades y los profesores desprecian el cristianismo o lo ven como un obstáculo para el aprendizaje, cuando la realidad es que las grandes universidades del mundo fueron establecidas por los cristianos. Bolonia, Oxford, París, Cambridge, Heidelberg, y Basilea fueron iniciadas por cristianos y se centraban en el pensamiento cristiano como su tema principal. D. James Kennedy, señala que "prácticamente cada uno de los primeros 123 colegios y universidades de los Estados Unidos tiene orígenes cristianos".

La Universidad de Harvard comenzó con una donación de dinero y de libros del Reverendo John Harvard. El principal objetivo educativo de la Universidad de Harvard fue este: "Que cada estudiante sea claramente instruido y seriamente instado a examinar bien que el fin principal de su vida y de sus estudios es conocer a Dios y a Jesucristo, quien es la vida eterna, Juan 17:3, y por lo tanto establecer a Cristo … como la única base sólida de todo el conocimiento y el aprendizaje".

La Universidad de Yale comenzó en 1718 con una donación de Elihu Yale, quien fue impulsado por el Reverendo Cotton Mather. La finalidad de Yale era que "Los jóvenes deben ser instruidos en las artes y en las Ciencias, quienes a través de las bendiciones del Dios Todopoderoso puedan estar equipados para el empleo público, tanto en la Iglesia como en el estado civil".

Gran parte de la presión para hacer que la enseñanza fuera humanista en lugar de cristiana, vino de John Dewey, un profesor de educación de la Universidad de Columbia a principios de la década de 1900. Dewey fue un humanista que rechazó a Cristo, pero eso no cambió el hecho de que la Universidad de Columbia, el lugar donde Dewey difundió sus ideas en contra del cristianismo, había sido originalmente construida por una fundación cristiana. Uno de los primeros anuncios de Columbia, declaraba, "El objeto principal que se persigue en este colegio es enseñar e involucrar a los niños en el conocimiento de Dios a través de Cristo Jesús".

La Universidad de Princeton también fue iniciada por cristianos. Uno de los primeros presidentes de Princeton, el Reverendo John Witherspoon, dijo: "Maldito todo el aprendizaje que sea contrario a la cruz de Cristo".

Muchas universidades más tarde traicionaron sus fundamentos cristianos, lo mismo que las escuelas públicas. Las escuelas públicas originalmente fueron llamadas "públicas", no porque estuvieran controladas por el gobierno, sino porque estaban abiertas al público, hacia personas de todos los segmentos de la sociedad. Estas primeras escuelas "públicas" en su mayoría eran dirigidas por padres de familia o por iglesias y destacaban a Cristo y a la Biblia como las bases de la educación. Cuando un movimiento comenzó a separar a las escuelas del cristianismo y a vincularlas al control gubernamental, el profesor de Princeton A. A. Hodge percibió lo que se avecinaba. En 1887 él escribió, "estoy tan seguro como lo estoy del reinado de Cristo, de que un sistema integral y centralizado de la educación nacional, separado de la religión, como se propone comúnmente ahora, resultará en la más terrible maquinaria para la propagación de la incredulidad anti cristiana y atea, y de la ética nihilista anti social, individual, social y política, que este mundo rendido al pecado jamás haya visto." La educación no es un fin en sí misma. Debe tener una base sólida y un buen propósito. De lo contrario la educación le enseña a la gente a vivir a través de las mentiras de Satanás en vez de vivir a través del espíritu de la verdad.

El mejor fundamento para buscar la educación es la convicción de que existe tal cosa como la verdad y que vale la pena conocer la verdad. Si no hay verdad o si la verdad no importa, entonces la educación es inútil. Pero si la verdad es real y valiosa, entonces la educación es importante. Esta es la razón por la que el cristianismo ha sido una fuerza tan poderosa en la educación. Las personas que conocen a Jesús tienen la certeza de que la verdad es más importante que cualquier otra cosa en el mundo.

El mismo Jesús dijo, "Yo soy la verdad" (Juan 14:6). "Si vosotros permaneciereis en mi palabra … conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Cuando Jesús caminó en esta tierra, él tenía "el Espíritu de sabiduría y de inteligencia, el Espíritu de consejo y de poder, el Espíritu de conocimiento y de temor de Jehová." Ahora que Jesús reina de los cielos, él brinda el mismo Espíritu Santo, "el espíritu de verdad", para guiar a las personas hacia el Salvador y a vivir a través de su verdad.

Jesús compara el reino de Dios con la levadura que cambia toda la masa de harina (Mateo 13:33). Una forma en que esto ha sucedido es que el compromiso cristiano por la verdad ha resultado en el avance de la educación en general. Pero Jesús también advirtió acerca de otro tipo de levadura, la levadura de la falsa enseñanza, de la educación que no estaba en sintonía con la verdad de Dios (Mateo 16:12). Ahora que hemos visto el impacto de Cristo y de su Espíritu sobre la educación, demos gracias a Dios por estas bendiciones. Al mismo tiempo, no debemos desaprovechar esas bendiciones aceptando la educación atea. Y nunca cometamos el error fatal de pensar que el aprendizaje formal es más importante que vivir por la fe en Cristo y en la Palabra de Dios, la Biblia. La educación es un subproducto de la influencia cristiana; no es un sustituto de una relación personal con Cristo.

 

Última modificación: miércoles, 11 de octubre de 2017, 10:34