Revista Historia Cristiana, Número 28

El Acta de Supremacía 1534

Separándose de Roma, el Parlamento Inglés declaró al rey Enrique VIII "la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra".


LA BROMA EN LOS CÍRCULOS ECLESIÁSTICOS es que la Iglesia Episcopal es la única denominación que comenzó a causa de un divorcio. De hecho, como parte de una campaña publicitaria en la década de 1980, la Iglesia Episcopal diseñó un cartel con Enrique VIII, que declaraba: "La Iglesia Episcopal da la bienvenida a las personas divorciadas." (La Iglesia Episcopal de los Estados Unidos es, por supuesto, parte de la Comunión Anglicana mundial, arraigada en la Iglesia de Inglaterra).

Sin embargo, la Reforma Inglesa es mucho más complicada, involucrando no sólo los problemas matrimoniales de Enrique, sino también una situación política y teológica turbulenta en Inglaterra.


Rumores en Inglaterra

Cuando Lutero publicó sus Noventa y Cinco Tesis en 1517, éstas no pasaron desapercibidos en Inglaterra. En 1521, el joven Rey Enrique escribió (probablemente con asistencia) un libro que atacaba el punto de vista de Lutero sobre los sacramentos. El Papa respondió amablemente al otorgarle a Enrique el título de "Defensor de la Fe", un título que aún sigue siendo utilizado por los monarcas Británicos.

Sin embargo, al igual que el resto de Europa, Inglaterra estaba descontenta con la situación de su iglesia. Muchos obispos eran terratenientes ricos, los sacerdotes y los monjes a menudo eran escandalosamente inmorales, y la religión de la gente común estaba entrelazada a la superstición. Líderes impetuosos como John Colet de Oxford pedían la reforma. En Cambridge, un grupo de académicos se reunieron para debatir ideas Protestantes; ellos llegaron a ser conocidos como "La Pequeña Alemania", debido a su afecto por las enseñanzas de Lutero. Además de estos rumores teológicos, existía un sentimiento creciente de nacionalismo, una mayor devoción a Inglaterra que a la Iglesia Romana. Se estableció el escenario para la separación de Roma.


Rumores sobre el Matrimonio del Rey

Enrique VIII, un gobernante lujurioso y egoísta, temía justificadamente por la estabilidad de Inglaterra si no lograba concebir un hijo para sucederle. (Él tenía al menos un hijo ilegítimo, de poca utilidad para la sucesión.) Sin embargo, su esposa de muchos años, Catalina de Aragón, tenía poco más de cuarenta años y había concebido sólo un bebe sobreviviente, su hija de María.

Enrique buscó una anulación, afirmando que debido a que Catalina había sido la viuda de su hermano, ella no podía ser su esposa legalmente. (Él basó su afirmación en Levítico 20:21). El papa se estancó, en parte porque Catalina era la tía del poderoso Emperador Carlos V, alguien a quien el Papa no quería ofender.

Enrique, quien ya estaba atraído por la mujer de cabellos oscuros Ana Bolena, no pudo esperar. ("Desearía que estuvieras en mis brazos o yo en los tuyos, porque desde que te besé pienso mucho en eso", le escribió a ella.) Enrique sabía que el sentimiento anticlerical de Inglaterra propiciaba el tiempo justo para un rompimiento. Nombró a Tomás Cranmer, Arzobispo de Canterbury, y Cranmer declaró inválido el matrimonio. Enrique se casó con Anne, ya embarazada de seis meses por él, en 1533.


Ruptura con Roma

Entonces, el Papa Clemente VII excomulgó a Enrique, lo cual sólo alimentó la disidencia. El Parlamento aprobó una serie de leyes para restringir el clero y para incrementar el poder de Enrique sobre ellos. En 1534 vino el Acta de Supremacía, declarando a Enrique como "la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra." Inglaterra ahora tenía una iglesia nacional, con el rey a la cabeza. El Arzobispo de Canterbury ostentaba el cargo clerical más alto en el reino.

Pero Enrique no era Protestante. Él sólo quería una iglesia católica sin un papa. Él se había separado de Roma, pero no de su teología o ritual. En 1539 publicó los Seis Artículos, que insistían en la continuación de prácticas como la confesión privada, el celibato clerical, y las misas privadas.

Pero en dos formas, Enrique se apartó considerablemente de la práctica Católica. Cerró los monasterios y confiscó sus vastas extensiones de tierra y riqueza. Los ingresos fueron llevados a la tesorería real para apoyar campañas en contra de Francia, y la tierra fue transferida a los nobles con la esperanza de aumentar su lealtad a la corona.

Enrique también ordenó que se instalara una Biblia en Inglés en todas las iglesias. Enrique no tenía ningún interés real en que el pueblo Inglés estudiara la Biblia, pero la Biblia en inglés era otra forma de promover el nacionalismo Inglés, para que de esta manera las iglesias ya no dependieran de una Biblia Romana Latina.

Enrique murió en 1547, habiendo adquirido sucesivamente cuatro esposas más tras la ejecución de Ana Bolena. Su sucesor fue el enclenque Eduardo VI, hijo de su unión con su tercera esposa, Jane Seymour. Durante el breve reinado de Eduardo, Inglaterra comenzó a ser verdaderamente Protestante. Pero Enrique murió considerándose a sí mismo un buen católico; su última voluntad fue que se practicaran misas por el bienestar de su alma.


Consecuencias del Reinado de Enrique

Los días de la supremacía política de la iglesia habían terminado, como se habían visto por el hecho de que Enrique pudo nombrarse jefe de la Iglesia en Inglaterra. Un siglo antes, un rey tan insolente podía haber sido asesinado. Pero Henry no lo fue, y por una razón obvia: el Inglés se sintió más orgulloso de ser Inglés que en ser Católico. El nacionalismo era una característica permanente en el paisaje de Europa.

El Acta de Supremacía separó a Inglaterra de Roma--de manera decisiva. Aunque Inglaterra regresó brevemente al Catolicismo bajo María, la hija de Enrique, a partir de entonces Inglaterra nunca más fue Católica. Los actos egoístas de Enrique allanaron el camino para una iglesia que buscaba la vía media, la "vía intermedia" entre la adhesión al Papa, y una disidencia agresiva.

 

Modifié le: mardi 24 octobre 2017, 22:21