Salmos 9:7-9

Pero Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio. El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud. Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia.

Isaías 5:16

Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.

Romanos 3:25, 26

A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Véase también Salmos 103:9,10; 130:3,4; Hechos 17:30, 31 

Reflexión

¿Qué queremos decir cuando hablamos de la justicia?

El uso diario de la justicia generalmente refleja un par de ideas importantes. Una tiene que ver con la imparcialidad – la justicia consiste en un trato justo para las personas. Las personas deberían ser tratadas básicamente de la misma manera. Cuando respondemos a la discriminación con "no es justo", estamos hablando de un trato injusto.

La otra idea tiene que ver con las consecuencias – la justicia significa que las personas obtienen lo que merecen por sus acciones, sean buenas o malas. Entonces decimos "él recibió su merecido", o "ella quedó absuelta", para resumir si se logró justicia o no.

¿Es este uso cotidiano de la justicia lo que la Biblia quiere reflejar con ese término? Claramente, la justicia y el trato equitativo son principios bíblicos. Levítico 19:15 advierte, por ejemplo, "No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo".

Pero el concepto bíblico de justicia va más allá de la imparcialidad y de la igualdad de trato. Enseña que la justicia comienza y termina en Dios. No es algo que los humanos hayan creado o que puedan lograr completamente. Cuando Dios – quien es justo en sí mismo – creó el universo, lo convirtió en un lugar de justicia. Los seres humanos fueron creados para vivir justamente en relación con Dios, entre ellos y con la creación.

Esta justicia que proviene de Dios es íntimamente personal. Está destinada a servir a las personas, para fomentar su bienestar. Las personas, entonces, están en el corazón de la verdadera justicia. Pero la justicia no es meramente personal e individual – las relaciones están en el corazón de la justicia.

Entonces en la Biblia, la justicia fundamentalmente tiene que ver con las relaciones correctas y buenas. Describe las condiciones – materiales, emocionales y espirituales – con las que las personas prosperan en relaciones correctas con Dios y entre ellos. Cuando algo daña o rompe esas relaciones, hacer justicia implica arreglar las cosas. En ambos sentidos, la justicia implica integridad, totalidad y bienestar para las personas y para sus relaciones.

La justicia está estrechamente vinculada al shalom. Shalom significa "paz", pero es más que la ausencia de conflictos y de malas acciones. Shalom describe un estado de plenitud material y espiritual, y de bienestar y plenitud para las personas, tanto individual como corporativamente. La justicia se puede considerar como una base para el shalom y como un resultado de shalom.

Sin embargo, la rebelión de la humanidad contra Dios destruyó el tejido de la justicia y estropeó el estado de Shalom. Las personas, las relaciones y toda la creación sufrieron. Donde la justicia había caracterizado la vida, ahora la injusticia había estallado y se había extendido con resultados terribles y devastadores.

La respuesta de Dios es continuar promulgando justicia en el mundo. Dios ni ignora ni excusa la injusticia, pero aborrece a ésta y a sus efectos sobre la creación. Al establecer la ley moral para todos los humanos y una relación especial de pacto con Israel y luego con la iglesia, Dios busca la justicia y nos llama a buscar la justicia.

En un sentido real, la integridad de Dios requiere su actuar para erradicar el mal y restablecer el bien – en resumen, arreglar las cosas. Esta integridad intrínseca es la santidad de Dios. La santidad requiere que la creación refleje y exprese la naturaleza y los propósitos de Dios. Es necesario que Dios y su pueblo persigan la justicia frente al mal y al crimen.

La justicia en nuestro mundo pecaminoso, entonces, se trata de restaurar el shalom o el bienestar de los individuos y de las relaciones. Se ocupa de mantener las reglas y las leyes solo a medida que sirven para superar los errores y restaurar a las personas a la rectitud y al bienestar.

Esto significa que la justicia de Dios no es simplemente una cuestión de imparcialidad formal o de igualdad y "merecidos". Los salmos 103 y 130, entre otros, demuestran que para Dios la justicia es más flexible, personal y compasiva de lo que sería si fuera simplemente un conjunto de reglas y castigos. Como indican esos salmos, Dios no trata con nosotros como lo ameritan nuestras malas acciones. Dios persigue la justicia dentro de un contexto de gracia para los que son agraviados y para los que son malhechores.

Veremos esto aún más claramente cuando veamos el amor como parte del carácter de Dios en la próxima lección.

Usado con permiso - www.restorativejustice.org - un Ministerio de Confraternidad Carcelaria Internacional

 

Modifié le: mercredi 26 octobre 2022, 09:41