Capítulo 3 

Las Cinco Necesidades Fundamentales 

“Cuando nos damos cuenta de que estamos ante una obra de arte lo primero que hacemos  es rendirnos. Observamos. Escuchamos, tratamos de entender” 

C.S. Lewis 

En mis primeros años de ministerio juvenil solía hacerme algunas preguntas  

demasiado simplistas respecto a mi trabajo. Por ejemplo: ¿Cómo puedo hacer que los  jóvenes de mi iglesia estén contentos? O ¿Qué puedo hacer para que las reuniones estén  mejores? No es que estas preguntas sean esencialmente malas, sino que denotaban que no  tenía una cabal idea de cuál era mi función, y menos mostraban que los jóvenes ciertamente  estaban en el centro o eje de mi filosofía de lo que estaba haciendo. Al pasar los años me di  cuenta que lo que sucedía era que esas preguntas estaban fuera de tiempo. Había otras cosas  que responder primero. 

Nunca había pensado en la siguiente gran pregunta: ¿Qué necesitan los jóvenes para  llegar a ser adultos maduros? Con la posibilidad de viajar y ver a distintos líderes exitosos  me di cuenta que esta era una pregunta determinante. Me desperté al hecho que después de  responder a esta pregunta recién podíamos ir a la cuestión de programas, estrategias y  reuniones. Esto es precisamente lo que juntos estamos haciendo en este libro y sugiere el  diagrama que vamos a estar siguiendo. Si crees que los siguientes 5 puntos los tienes claros  te invito a saltear el capítulo e ir directamente a los de la clave que te hace falta. Pero por  favor, asegúrate que te sabes bien esto. 

La pregunta: “qué necesitan los jóvenes para llegar a ser adultos maduros” (y  podemos agregar en Cristo) tiene una respuesta de cinco componentes. 

1. Definir sentido de identidad 

2. Ganar independencia 

3. Relaciones significativas 

4. Cultivar valores sanos

5. Descubrir o reforzar vocación6 

Ahora analicemos el diagnóstico. 

Definir Sentido de Identidad 

Avanzada la pubertad surge el gran interrogante: ¿Quién soy? 

El matrimonio Devries define muy bien que: 

Cada persona es única, como resultante de una confluencia de factores que la  distinguirán del resto, que le darán un sesgo particular, en una momento dado de la historia  del mundo, del país en que nace y de la propia familia.7 

Sin dudas los seres humanos nacemos con una herencia genética, familiar y cultural.  Pero si bien llegamos con este paquete, todos tenemos nuestras propias características que  van a definirnos. Por ejemplo, en el aspecto físico Laura puede tener los ojos verdes del  padre y la nariz de la madre pero sus huellas dactilares son únicas. Si a eso le sumamos que  es Dios quien nos da el espíritu entonces podemos descansar tranquilos de que somos  imposibles de clonar. El sentido de identidad supera lejos a las características físicas y aún  a las emocionales o intelectuales. Es ni más ni menos que una compleja obra de arte y por eso “encontrarse” no es tan obvio para nadie. Todos corrimos o seguimos corriendo en la  carrera de definir quienes somos y qué hacemos aquí pero nunca esa carrera es tan intensa  como en el paso de la adolescencia a la juventud. 

Es importante notar que en la búsqueda de identidad se efectúa una experimentación  que suele resultar muy conflictiva en la adolescencia. Muchos de los problemones que  surgen en este proceso se dan cuando al no tener una identidad definida, los adolescentes se  buscan a sí mismos en el ejercicio de roles antagónicos o en una constante búsqueda de  aprobación. Recuerda tu propia adolescencia y esos momentos en que tratabas de  encontrarte en el espejo. Recuerdas como te importaba la aprobación de algún grupo de  amigos y cuánto pesaban ciertas palabras de personas que considerabas importantes. 

A veces la escena se ve algo así: En un momento la mujer fatal del colegio y al  siguiente la suave chica espiritual del grupo de la iglesia. El muchacho ensaya ser el play boy auspiciado por los medios de comunicación y otro día el mejor alumno ansiado por los  padres. 

Mientras los adolescentes experimenten este tipo de dilemas, es lógico que expresen  disgusto y disconformidad con casi todo y muchas veces utilicen distintos mecanismos de  adaptación para exteriorizar sus sentimientos interiores. En el libro “Adolescentes, como  trabajar con ellos sin morir en el intento” incluí una buena lista de estos mecanismos que  ahora solo voy a enumerar.8 

• Agresión. 

• Compensación 

• Identificación 

• Racionalización. 

  

6 Es interesante notar que si bien estos 5 elementos aparecen mencionados con distintas palabras  por otros autores, casi no hay ningún libro serio del desarrollo de la adolescencia que no coincida  en lo fundamental respecto a estos puntos. 

7 (Devries y Devries 1995:23) 

8 De Editorial Certeza.

• Egocentrismo 

• Evasión 

• Fuga en la enfermedad. 

Todos artilugios que lo seres humanos usamos en la juventud para poder  “encontrarnos.” 

Un claro sentido de identidad es vital para un crecimiento y una maduración sanos. Es  que aquello que creemos de nosotros mismos en gran manera determina qué es lo que  hacemos. Alguien que cree que es una basura no tendrá ningún problema en meter  porquerías en su mente y en su corazón. Alguien que no sabe quién es, puede ser tan  inestable que todos lo días está casi al borde de poder cometer un error con consecuencias  graves. Ahora de nuevo algo que mencionamos en el capítulo anterior: es imposible  encontrar la verdadera identidad sin preguntarle al creador. La Biblia está llena de increíble  información respecto a lo que Dios cree de nosotros y el propósito para el que nos creó. Por  eso los cristianos decimos que la respuesta suprema a la gran necesidad humana es Cristo.  Su persona nos dice cuanto nos ama Dios y su vida en la tierra y sus enseñanzas nos dicen  cuál es el plan maestro para la vida de nuestros jóvenes. Pero fíjate bien el orden: Cuanto  nos ama Dios primero y luego qué es lo que quiere que hagamos y cómo. La identidad es  una cuestión sobre la que debemos volver constantemente en nuestra selección de temas  para hablar con nuestros jóvenes y también tenerla en cuenta en nuestra perspectiva al  abordar una situación de consejería. Atrás de muchas preguntas respecto a noviazgo, Biblia,  sus padres, la escuela y demás, la verdadera pregunta es ¿Quién soy? 

Ganar Independencia 

En la niñez todo dependía de los padres. Ellos decidían a dónde, qué, cuándo, cuanto,  con quién y cómo. Pero ahora eso cada vez se les va haciendo más difícil. Noticia: ¡Eso  está muy bien! Si queremos jóvenes (o hijos) que lleguen a ser adultos maduros tienen que  aprender a ser cada vez más independientes. Prolongar un estado “ideal” de dependencia no  sería más que impedir la maduración de los hijos. Lo mismo ocurre desde la perspectiva del  liderazgo juvenil. Hasta que llegan a la adolescencia los maestros de escuela dominical le  dicen a los jóvenes lo que creer y ellos no tienen mucha alternativa. Pero amanece la  juventud y cambia la novela. Nos guste o no, los jóvenes empiezan a desprenderse  progresivamente de los padres (y aún de los líderes de la iglesia) y nuestra tarea no es  impedirlo sino conducir ese proceso hacia buen puerto. La maduración física conlleva a la  motriz, la intelectual a la espacial y la emocional a sentirse seguros sin la mirada de nadie  más. Los jóvenes se mueven naturalmente con otra libertad que no tenían de niños y pronto  entran en ambientes donde sus padres no tienen acceso directo. En esos ambientes  adquieren una nueva aptitud, comparan familias, hábitos, valores y estilos de vida. Se miran  a si mismos y su cuerpo indica que ya son adultos por lo que quieren todos los derechos  que los adultos tienen. La cuestión de los límites se convierte en objeto de negociación y  discusión constantes. Es que, como escribe Daniel Rota en Bases para el Ministerio Juvenil:  “Adquirir identidad es pasar de conductas dirigidas a conductas autodirigidas, en las que  hacen decisiones por ellos mismos, estableciendo de esta manera una forma de vida  adulta.” 9El problema es si pretenden todos los derechos de la vida adulta pero todavía no    

9 Publicado por la Juventud Evangélica Bautista Argentina.

están preparados para asumir todas las responsabilidades. Quizás esta sea la necesidad de  los adolescentes que más le cueste a los padres (e insisto: a muchos líderes). Existiendo un  orden anterior donde los limites estaban ya claros es difícil resignarse a tener que alterar ese  orden. Pero el proceso de ensayo y error lo requiere y por años se escucharán los constantes  reclamos. Como conversaremos más adelante, los líderes juveniles podemos participar de  este proceso ayudando a cada parte a entenderse mejor y sobre todo debemos ser  conscientes de que nuestra tarea es ayudarlos a ganar independencia y no retrasarles el  proceso. 

Otro factor de la independencia es la privacidad. Mientras que los padres conocen todo  de los niños, a los adolescentes se hace difícil seguirles el paso. Encerrarse en el cuarto,  bajar la voz cuando hablan por teléfono, cerrar cosas con llave y llevar agendas personales  que rozan lo místico también tiene que ver con la búsqueda de una identidad autónoma y un  sentimiento de independencia y los líderes nos beneficia ser respetuosos de esto. 

Relaciones Significativas 

La tarea de encontrar la identidad, a la vez que procurando independencia en medio de  tantos cambios y sensaciones nuevas, no es tarea fácil. Por eso compañeros de la misma  edad, personas ajenas a la familia y personajes de los medios pasan de ser extras a  protagonistas principales en la película de los adolescentes. Para desarrollarse en el carril de  las emociones, el intelectual y sobre todo el social los adolescentes empiezan a buscar  ejemplos de lo que están buscando. Mapas de referencia con los cuales identificarse.  Columnas que los sostengan mientras se sienten inseguros de si. Por eso es tan común que  los adolescentes actúen en banditas, clanes cerrados o pandillas. Es más fácil buscarse y  luchar por la independencia y sobre todo la identidad, en grupo. Da tanto miedo no sentirse  aceptado o ser diferente que no importa cuán tonto sea el corte de pelo, lo mal que queden  ciertos pantalones o si el estilo de música que está de moda no es bienvenido en casa. 

Es en medio de esta etapa que más que nunca hacen falta “modelos.” Personas en las  cuales puedan ver las características reales de en quienes se quieren convertir. Siempre va  haber cierto grado de fantasía en medio de su inmadurez y por eso los modelos reales deben  competir con los modelos ficticios impulsados de los medios los cuales casi siempre son  adultos que viven vidas de adolescentes (tienen todos los derechos sin que parezca que se  hacen responsables de nada). Pero en esta etapa los jóvenes están perfectamente sensibles a  personas que inteligentemente se acerquen a influenciarlos. 

Una de las claves de las que estamos conversando en este libro se trata precisamente de  la importancia de las relaciones cercanas y las increíbles posibilidades que ganamos si  usamos bien de ellas. Por ahora es importante decir que luego de los padres, los líderes  juveniles tienen la posibilidad de constituirse en la principal influencia en la vida de los  jóvenes con el potencial de poder subsanar o compensar debilidades de la familia o errores  de los padres y también poder convertirse en modelos mucho más relevantes que los de los  medios. Nos demos cuenta o no, los adolescentes en formación están sacándole una  radiografía a los adultos que tienen cerca: profesores de escuela, entrenadores, y otros  familiares hacen también de espejo en los que los jóvenes se miran. Por eso los líderes  efectivos comprenden que los jóvenes necesitan modelos que les ayuden en la elaboración  de sus presupuestos morales y en la ejemplificación de cómo desempeñar ciertos roles  sociales y usan esa necesidad para ventaja del Reino de Dios.

Tener relaciones significativas sanas y estables les creará a los jóvenes el ambiente  propicio para ir reconociendo su personalidad, moldear su carácter y encontrar su vocación. 

Cultivar Valores Sanos 

La cuarta necesidad es la de desarrollar valores y actitudes sanos hacia la vida. Los  jóvenes necesitan tomar ciertas decisiones interiores respecto de lo que está bien y está mal.  Necesitan elaborar opiniones que no estén basadas solo en lo que hasta ahora le dijeron o en  las consecuencias de si mamá, papá o los lideres de la iglesia se van a enojar. Necesitan  tener la suficiente convicción como para hacer lo correcto aunque nadie esté mirando y no  haya ninguna consecuencia evidente. 

Un valor es un principio de conducta del cual se siente un fuerte compromiso intelectual  y emocional que provee de un criterio para juzgar actos y metas especificas. Los valores  son adquiridos en un contexto. Esto tiene que ver con el proceso de socialización del que  hablábamos en el capítulo anterior. Al estar formando su identidad y practicando  relacionarse con la sociedad, están delimitando cuáles van a ser los principios rectores de  sus conductas. Mientras están en esta etapa ellos están resolviendo cuáles son sus valores  principales y por ende están desarrollando su moralidad. El profesor de psicología Michael  Berzonsky explica que “cuando hablamos del desarrollo del razonamiento moral estamos  tratando con la gradual y progresiva internalización de un grupo de reglas, valores,  principios y estándares.”10 Lo que debemos saber es que todos estos elementos van a  formar parte fundamental de la personalidad, carácter y conductas por el resto de sus vidas  por eso este es el momento justo de actuar. 

Pero es importante saber cuales son las fuerzas que condicionan la formación de  valores. Las siguientes fuerzas alteran el ambiente con estímulos positivos y negativos  produciendo la definición de los valores: 

1. Los medios masivos de comunicación. Los generadores de opinión publica  terminan por hacer fuertes definiciones acerca de lo que está bien, lo que está mal,  lo que es esperable y lo que no. 

2. La familia. El primer lugar donde los hijos observan las actitudes en los hechos es  en el hogar. “El tipo de moral experimentada por varios adolescentes tiende a  asociarse con los tipos de prácticas y disciplinas a que fueron expuestos por los  padres.” 

3. El factor cultural y socioeconómico. Por ejemplo, Myers y Jones indica n que  “Los adolescentes de las clases bajas suelen tener actitudes distintas de los jóvenes  de las clase media con respecto a la propiedad, la violencia, la instrucción, el sexo  

y la religión”.11 Una fuerte microcultura de un barrio de determinado nivel  socioeconómico es una de las fuerzas que impulsará la formación de valores en la  niñez y la adolescencia. 

4. La escuela. Un lugar de encuentro social único donde se desenvuelve de común  acuerdo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Pero este proceso de enseñanza aprendizaje no es solo teórico y enciclopédico sino social y moral. 

  

10 Berzonsky, Michael D. 1981 Adolescent Development (Desarrollo Adolescente). New York:  Macmillan Publishing Co., Inc. 

11 (Myers y Jones 1984:97)

5. El grupo de pares. Las relaciones significativas mencionadas anteriormente  también acompañan el proceso de la formación de valores y muchas veces se  convierten en la fuente principal. “El poder del grupo, especialmente de sus líderes,  debe ser reconocido como la determinante máxima de las actitudes y de los valores  de los adolescentes”.12 

6. Las instituciones sociales. Más allá de la escuela, las distintas profesiones  religiosas y otras instituciones hacen definiciones u originan conductas que  afectarán la moralidad social. También el gobierno a través de la creación de  códigos legales y reglamentos establecerán criterios de definición de lo que está  bien y está mal condicionando así los valores juveniles. 

Todas estas fuerzas impulsarán el desarrollo de valores por parte de los  adolescentes en alguna dirección. Ahora la gran pregunta ¿Cómo nos aseguramos  que los valores sean sanos? Según leo en mi Biblia esa siempre termina siendo  responsabilidad de la iglesia. Te acuerdas eso de la sal … Sin dudas que desde la  perspectiva de alcanzar jóvenes con un ministerio efectivo es nuestra misión pasar  los valores de Cristo a las nuevas generaciones. En los próximos capítulos vamos a  seguir conversando de esto. 

Descubrir o Reforzar Vocación 

Un aspecto crítico de la búsqueda de la identidad es la cuestión de las futuras metas  ocupacionales. ¿Qué quiero ser o qué tipo de trabajo quiero hacer cuando “crezca”?  Berzonsky hace la pregunta: “¿Qué clase de yo quiero ser?, ¿Qué talentos, habilidades,  deseos e intereses yo poseo?” 

Obtener la confianza y la habilidad necesarias para desarrollar una carrera (vocación) en  el futuro, es una de las necesidades fundamentales de los adolescentes. Es una necesidad  que tiene varias variables en el proceso de enseñanza-aprendizaje en el que crece la  juventud. Por ejemplo, la variable económica juega un rol determinante tanto en lo práctico  como en lo psicológico. También la familia es muy importante. Ahora ¿Qué de la iglesia?  ¿Nosotros no tenemos nada que decir respecto de la vocación? ¿Podemos hacer caso omiso  a esta necesidad de cada ser humano? Los psicólogos y trabajadores sociales explican que  “las oportunidades vocacionales suelen determinase situacionalmente.” Por eso el medio  donde un o una adolescente se desenvuelve determinará la cantidad de posibilidades que él  o ella consideren. ¿Te empiezas a sentir más responsable? Bien. 

Desde el punto de vista cristiano es importante considerar que Dios nos creó a cada uno  para darle al mundo una especial fragancia. Nuestra vocación y proyecto de vida tiene todo  que ver con lo que Dios quiere hacer a través nuestro. Tiene que ver con la extensión del  Reino de Dios y con el sostenimiento de la obra de Cristo en la tierra además de cómo  nuestros jóvenes van a sostener a sus familias, qué van a proveer a sus hijos y cuál va a ser  su aporte social. Más adelante en nuestra conversación hablaremos de cómo ayudar con  esta necesidad pero primero tenemos que identificarla claramente: los jóvenes tienen  preguntas respecto a sus roles sociales futuros y nosotros debemos ayudarles. 

Otra de las variables de esta cuestión es que los jóvenes cristianos se encuentran ante la  necesidad de descubrir también sus talentos y dones espirituales para ponerlos ya mismo al  

  

12 (Myers y Jones 1984:98)

servicio de la iglesia. Los dones con que el Espíritu Santo dota a cada cristiano son también  muchas veces descubiertos en la adolescencia y juventud y ellos necesitan ayuda con eso. 

Cambio de Marcha 

Te habrás dado cuenta que las 5 necesidades corren por cada uno de lo carriles del  desarrollo pero como la carrera es de larga distancia se mezclan y cruzan según las  circunstancias. Todas tienen que ver con la identidad pero tienen su propias luces. 

Conocer los carriles y las necesidades nos ayuda a identificarnos mejor con la juventud  que queremos impactar y ser más sensibles al lugar en dónde se encuentran en este  momento. Ahora cambiemos la marcha y conversemos de a dónde es verdaderamente que  queremos llevarlos. ¿Por qué un ministerio juvenil? ¿Para qué te contrató Dios? 

Capítulo 3 Hoja de Trabajo 

para uso personal o equipo de trabajo 

1. ¿Cuáles son las cinco necesidades fundamentales de la juventud? 

2. ¿Por qué es vital un claro sentido de identidad? 

3. ¿Cómo se relacionan identidad e independencia? 

4. ¿Cuáles son las fuerzas que condicionan la elaboración de los valores y cuál debe ser la  responsabilidad del liderazgo? 

5. ¿Qué representa para la iglesia la necesidad que tienen los jóvenes de definir su vocación? 

www.especialidadesjuveniles.com 3 

  

3Leys, L. (2009). El Ministerio Juvenil Efectivo: El arte de alcanzar y discipular a las nuevas  generaciones (42). Miami, FL: Editorial Vida.



Последнее изменение: четверг, 17 февраля 2022, 09:56