Atanasio

El exilio de cinco ocasiones para combatir la "ortodoxia"

"Aquellos que sostienen que 'Hubo un tiempo cuando el Hijo no existía' le roban a Dios de su Palabra, como saqueadores".

"Enano Negro" fue la etiqueta que sus enemigos le dieron. Y el obispo egipcio de baja estatura y piel oscura tenía muchos enemigos. Fue desterrado cinco veces por cuatro emperadores romanos, pasando en exilio 17 de los 45 años en los que se desempeñó como obispo de Alejandría. Pero al final, sus enemigos teológicos fueron "exiliados" de la doctrina de la iglesia, y son los escritos de Atanasio los que forjaron el futuro de la iglesia.


"Ortodoxia" desafiante

La mayoría de veces el problema fue su insistencia obstinada de que el arrianismo, la "ortodoxia" imperante de la época, era en realidad una herejía.

La disputa comenzó cuando Atanasio era el diacono ayudante principal del obispo Alejandro de Alejandría. Mientras Alejandro predicaba "con quizás demasiada minuciosidad filosófica " acerca de la Trinidad, Arrio, un presbítero (sacerdote) de Libia anunciaba, "Si el padre engendró al Hijo, entonces el que fue engendrado tuvo un principio de existencia, y de ello se desprende que hubo un tiempo cuando el Hijo no existía." El argumento se hizo popular, sin embargo, Alejandro y Atanasio lucharon contra Arrio, argumentando que eso negaba la Trinidad. Cristo no es de una sustancia similar a Dios, sostuvieron, sino de la misma sustancia.

Línea de tiempo

230

Primeras iglesias públicas conocidas construidas

250

Decio ordena la persecución en todo el imperio

270

Antonio adopta una vida solitaria

296

Atanasio nace

373

Atanasio muere

381

El cristianismo se convierte en la religión del estado del Imperio Romano


Para Atanasio esto no era la división de las fibras teológicas. La salvación estaba en cuestión: sólo alguien que fuera totalmente humano podía expiar el pecado humano; sólo alguien que fuera plenamente divino podía tener el poder para salvarnos. Para Atanasio, la lógica de la doctrina de la salvación del Nuevo Testamento asumía la doble naturaleza de Cristo. "Aquellos que sostienen que 'Hubo un tiempo cuando el Hijo no existía' le roban a Dios de su Palabra, como saqueadores".

La carta encíclica de Alejandro, firmada por Atanasio (y posiblemente escrita por él), arremetía en contra de las consecuencias de la herejía de los arrianos: "El Hijo [entonces] es una criatura y una obra; ni es igual en esencia al Padre; ni es el verbo verdadero y natural del Padre; ni es su verdadera sabiduría; sino que él es una de las cosas hechas y creadas y es llamado el Verbo y la Sabiduría mediante un abuso de términos… Por consiguiente, por naturaleza él se encuentra sujeto a cambio y variación, al igual que todos los seres racionales".

La polémica se difundió, y a lo largo de todo el imperio, los cristianos podían ser escuchados cantando una melodía pegajosa que exaltaba la opinión arriana: "Hubo un tiempo cuando el Hijo no existía." En cada ciudad, escribió un historiador, "el obispo competía contra el obispo, y las personas se enfrentaban unas contra la otras, como enjambres de mosquitos combatiendo en el aire".

La palabra de controversia llegó al recién convertido emperador Constantino el Grande, quien estaba más interesado en ver la unidad de la iglesia que en ver una verdad teológica. "La división en la iglesia", les dijo a los obispos, "es peor que la guerra." Para resolver el asunto, llamó a un consejo de obispos.

De los 1,800 obispos invitados a Nicea, vinieron cerca de 300-y discutieron, lucharon, y finalmente se expuso una primera versión del Credo de Nicea. El consejo, encabezado por Alejandro, condenó a Arrio como hereje, lo desterró, y determinó como una ofensa capital poseer sus escritos. Constantino estaba complacido de que la paz se hubiese restablecido en la iglesia. Atanasio, cuyo tratado Sobre la encarnación sentó las bases para el grupo ortodoxo de Nicea, fue aclamado como "el campeón noble de Cristo." El diminuto obispo simplemente estaba complacido de que el Arrianismo había sido derrotado.

Pero no fue así.


El obispo en el exilio

Después de pocos meses, los partidarios de Arrio hablaron con Constantino acerca de terminar con el exilio de Arrio. A través de algunas adiciones privadas, Arrio incluso firmó el Credo Niceno, y el emperador ordenó a Atanasio, quien recientemente había sucedido a Alejandro como obispo, restaurar al hereje en la comunidad.

Cuando Atanasio se negó, sus enemigos difundieron falsas acusaciones en contra de él. Fue acusado de asesinato, tributación ilegal, brujería y traición--la última de las cuales dio lugar al exilio de Constantino a Trier, ahora una ciudad alemana cerca de Luxemburgo.

Constantino murió dos años más tarde, y Atanasio volvió a Alejandría. Pero en su ausencia, el Arrianismo había ganado una posición de control. Ahora, los líderes de la iglesia estaban en contra de él, y lo desterraron de nuevo. Atanasio huyó hacia el Papa Julio I de Roma. Regresó en el año 346, pero en la política mercurial de la época, fue desterrado tres veces más antes de que él llegara a su hogar para quedarse en el año 366. Para ese entonces él tenía unos 70 años de edad.

Mientras estaba en el exilio, Atanasio pasó la mayor parte de su tiempo escribiendo libros, principalmente para defender la ortodoxia, pero abordó la oposición pagana y judía. Una de sus contribuciones más perdurables es su Vida de San Antonio, que ayudó a conformar el ideal cristiano de la vida monástica. El libro está lleno de historias fantásticas sobre los encuentros de Antonio con el diablo, no obstante Atanasio escribió: "No seas incrédulo sobre lo que oyes sobre él… considera, más bien que de ellas sólo unas pocas de sus hazañas han sido aprendidas." En realidad, el obispo conocía al monje personalmente, y la biografía de este santo es una de las más fiables históricamente. Pronto se convirtió en uno de los "más vendidos" y dejó una profunda impresión en muchas personas, incluso ayudando a llevar a los paganos a la conversión: Agustín es el ejemplo más famoso.

Durante el primer año del regreso permanente de Atanasio de Alejandría, él envió su carta anual a las iglesias en su diócesis, denominada Carta festiva. Esas cartas eran utilizadas para fijar las fechas de festivales como el de la Cuaresma y el de la Semana Santa, y para discutir asuntos de interés general. En esta carta, Atanasio enlista los libros que él consideraba que constituían el Nuevo Testamento.

"En estos [27 escritos] solo la enseñanza de la piedad es proclamada", escribió. "Nadie puede agregarles nada, y nada puede ser extraído de ellos".

Aunque habían existido otras listas parecidas y seguirían surgiendo, la lista de Atanasio es la que adoptó finalmente la iglesia, y es la que usamos hoy en día.


Revista Historia Cristiana, Número 28

367 Atanasio Define el Nuevo Testamento

Por el Dr. Carsten Peter Thiede


"DEBIDO A QUE YA CONOCEN MI VOLUNTAD, concédanles la admisión libre a todos aquellos que deseen entrar a la iglesia. Si oigo que le han impedido a cualquiera convertirse en miembro, o que han excluido a cualquiera de entrar, voy a enviar inmediatamente a alguien que los removerá del cargo a petición mía y los enviará al exilio".

Estas son las palabras del emperador Constantino el Grande, escritas en el año c. 328 para Atanasio, Obispo de Alejandría. Atanasio no había seguido el creciente interés de Constantino por el ecumenismo. En cambio, él había insistido en excluir de la iglesia a quienes no se suscribieran al Credo de Nicea. Por lo tanto, Atanasio fue removido de su cargo en el año 335 y exiliado a Trier (hoy en la Alemania Occidental, cerca de la frontera con Luxemburgo). Dos años más tarde, después de la muerte de Constantino, él regresó a Alejandría, pero fue removido del poder nuevamente en el año 339 y huyó hacia el Papa Julio I, un partidario, de Roma. Regresó en el año 346, sólo para ser exiliado tres veces más por diversas razones. Atanasio finalmente reanudó su obispado en el año 366, en el que permaneció hasta su muerte en el año 373, a los 78 años de edad.

La mayoría de sus escritos defendían la postura ortodoxa en contra de la influencia del arrianismo (Tres Discursos en contra de los arrianos, c. 335), pero también hábilmente defendía la fe contra los judíos y paganos (Discurso contra los paganos y Discurso sobre la Encarnación del Verbo, ambos c. 318). Otra contribución perdurable para los escritos de la iglesia es su Vida de San Antonio, c. 357, una de las primeras vidas de un santo que puede alegar autenticidad. El libro, uno de los más conocidos de la antigüedad, difundió de manera amplia información sobre el monacato.


LA FAMOSA CARTA FESTIVA

Quizás el escrito más influyente de Atanasio, sin embargo, fue su Carta festiva trigésimo novena en el año 367. Había sido una costumbre cada año después de la Epifanía [el festival cristiano guardaba doce días después de la Navidad] que los obispos de Alejandría escribieran una carta en la cual se fijaban las fechas de la Cuaresma y de la Semana Santa y, por lo tanto, de los demás festivales de la iglesia en ese año. Estas cartas se utilizaban también para tratar otros asuntos de interés general. Atanasio escribió cuarenta y cinco cartas festivas; trece han permanecido completas en traducción siríaca.

La trigésima novena ha sido reconstruida por los eruditos a partir de fragmentos griegos, siríacos y coptos. Contiene una lista de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, que Atanasio describe como canónicos. La lista del Nuevo Testamento es idéntica a los veintisiete escritos que aún aceptamos como canónicos y, por lo tanto, la carta festiva trigésimo novena de Atanasio ha sido considerada como la primera declaración oficial sobre el canon del Nuevo Testamento.

Atanasio escribió la lista para poner fin a las disputas acerca de textos tales como "El Pastor de Hermas" o la "Epístola de Bernabé", que siempre habían sido consideradas iguales a las cartas apostólicas. Él también silencia a quienes habían cuestionado la autenticidad apostólica de las cartas de Pedro o del libro de Apocalipsis. Atanasio afirma que "en estos escritos [27] solo es proclamada la enseñanza de la piedad. Nadie puede agregarles, y nada puede ser extraído de ellos".


CANON POLÉMICO

Hay un documento que apoya la posición de Atanasio: el famoso Codex Vaticanus en la Biblioteca Vaticana, un códice griego del Antiguo y del Nuevo Testamento. Se compone de los mismos libros en el mismo orden como aparecen en la carta festiva de Atanasio--que es particularmente digna de mención dado el peculiar orden: Evangelios, Hechos, Epístolas Católicas (Santiago, 1 y 2 Pedro 1, 2 y 3 de Juan, y Judas), Epístolas Paulinas (incluyendo Hebreos entre 2 Tesalonicenses y 1 Timoteo), y Apocalipsis. El Codex Vaticanus probablemente fue escrito en Roma, en el año 340, por los escribas de Alejandría para el Emperador Constante, durante los siete años de exilio de Atanasio de la ciudad. Por lo tanto, podría preceder a la carta festiva. Aunque Atanasio probablemente no se encontraba lejos cuando fue escrito el Codex Vaticanus, uno se da cuenta de que el establecimiento del canon no fue una decisión súbita tomada unilateralmente por un obispo de Alejandría, sino un proceso de investigación cuidadosa y de deliberación, documentada en un códice sobre la Biblia Griega, y veinte y siete años más tarde, en una carta festiva.

Por otro lado, la opinión de Atanasio no contó con un apoyo unánime, ni siquiera en Alejandría. Unos veinte años después de que la carta festiva trigésimo novena fuera escrita, el erudito Alejandrino Dídimo el ciego, no aceptó 2 y 3 Juan como canónicos, pero respaldó totalmente y citó 2 Pedro, que ocasionalmente aún estaba en disputa por otros. Dídimo aparentemente también consideró que el Pastor de Hermas, la Epístola de Bernabé, e incluso la Didaché y 1 Clemente eran igualmente auténticos. Y hay muchos ejemplos de este tipo de divergencias de opinión en todo el Imperio, tanto al Oriente como al Occidente. Sin embargo, después del fin del siglo IV, tales divergencias de opinión ocasionales no han alterado a la tradición aceptada.

¿Qué hubiera sucedido si Atanasio y otros no hubiesen establecido un "canon cerrado " aceptado? Los escritos Gnósticos, teológicamente errados como el Evangelio de Tomás pudieron haberse infiltrado, diluyendo el mensaje histórico de Cristo, con aquello que actualmente llamamos elementos de la Nueva Era. O los grupos de presión posteriores hubiesen excluido escritos que no se adaptaran a su propósito--Apocalipsis, por ejemplo, o 2 Pedro (un libro que intentaron excluir las iglesias siríacas). Más tarde, Martín Lutero habría amado excluir a Santiago, que consideraba contradictorio con respecto a Pablo. En efecto, ¿Por qué no haber agregado la "Carta desde una Cárcel de Birmingham" de Martin Luther King, Jr. de 1964, como lo sugirieron algunos escritores modernos, o eliminar las epístolas que actualmente son consideradas falsas?

El "canon cerrado" que prevalece en todas las iglesias cristianas forma un consenso que impide tales excentricidades. Y ese canon se remonta a Atanasio, y hacia el año 367, que justamente sigue siendo una fecha importante en la historia de la iglesia.


El Dr. Carsten Peter Thiede es presidente de Reinhold-Schneider-Gesellschaft e. V. en Alemania Occidental y miembro de la junta consultiva de la Historia Cristiana.

 

Modifié le: jeudi 5 octobre 2017, 15:16