Revista Historia Cristiana, Número 28

Jerónimo Completa la Vulgata 

Esta traducción latina se situó como el principal texto de la Biblia durante siglos--y estableció el estándar para los futuros traductores.

EUSEBIUS HIERONYMUS SOPHRINIUS, afortunadamente conocido como Jerónimo, siguió un camino tortuoso para convertirse en uno de los traductores más importantes de la historia de la Biblia. Él nació en el noreste de Italia en el año 345. A la edad de 29 años, él era un erudito disciplinado y un asceta cristiano. Entonces tuvo un sueño en el que lo acusaban de estar preocupado por el aprendizaje secular ("eres un seguidor de Cícero," le decían en sueños, "no de Cristo"). Así que durante los próximos años Jerónimo vivió una vida ascética en el desierto sirio, estudiando y transcribiendo las Escrituras y dominando el hebreo. Se convirtió en secretario del papa Dámaso en el año 382, lo que resultó ser su cita con el destino. Para el momento en que entró al servicio del papa Dámaso, era probablemente el más grande erudito cristiano alrededor del mundo.


Motivación

En la época de San Jerónimo, el Griego Común, el idioma del Nuevo Testamento, era ampliamente conocido a lo largo de todo el Imperio Romano. El Antiguo Testamento también existía en una forma griega popular, la Septuaginta, por lo que cualquiera que supera griego, tenía acceso a la Biblia entera.

Pero algunos pueblos del Imperio no sabían griego. De esta manera, aparecieron las primeras traducciones en varios idiomas, sobre todo en latín (convirtiéndose en la lengua estándar del Imperio Occidental), siríaco, y copto. A pesar del celo de los antiguos traductores, ellos no siempre poseían un buen dominio del griego. Pronto muchos antiguos manuscritos latinos, de mala calidad y con frecuencia que diferían entre sí, se encontraban en circulación.

En una carta dirigida al Papa Dámaso, Jerónimo explicó el problema y propuso una solución: "Si vamos a depositar nuestra confianza en los textos latinos, les corresponden a nuestros opositores decirnos en cuáles; porque hay casi tantas formas de textos como copias. Si, por el contrario, vamos a recabar la verdad desde una comparación de muchos, ¿por qué no volver al griego original y corregir los errores introducidos por traductores inexactos, y las alteraciones torpes de las críticas confiables, pero ignorantes, y, más aún, todo aquello que se ha insertado o se ha cambiado por copistas más dormidos que despiertos?".

Dámaso sugirió que Jerónimo produjera una nueva traducción latina de la Biblia, una que desechara las inexactitudes de las traducciones anteriores. Dámaso quería que la iglesia occidental fuera claramente latina; una forma de lograrlo era proporcionando una traducción confiable de la Biblia en latín.


Producción

Jerónimo comenzó a traducir en el año 382. También predicó el estricto ascetismo y ganó a muchas mujeres a favor de su modo de vida. Pronto, sin embargo, las acusaciones acerca de su relación con ellas y el cargo de los rigores ascéticos condujeron a la muerte de una mujer, lo que propició que Jerónimo se mudara de Roma a la Tierra Santa, poco después de la muerte del Papa Dámaso en el año 384. Él radicó en Belén, escribiendo y estudiando, supervisando un monasterio, y asesorando a algunas de las mujeres que lo habían seguido desde Roma.

Después de 23 años de trabajo, Jerónimo terminó su traducción a finales del año 404 o 405. Si veintitrés años te parecen mucho tiempo para una traducción, considera que Jerónimo estaba trabajando solo. También, él estaba produciendo volúmenes de comentarios y de otros escritos, y participaba en cada batalla teológica de aquellos días, contribuyendo con algunas cartas elocuentes, a menudo cáusticas.

Al principio Jerónimo trabajó desde el Antiguo Testamento griego, la Septuaginta. Pero luego estableció un precedente para todos los buenos traductores: el Antiguo Testamento tenía que ser traducido desde el hebreo original. En su búsqueda de precisión, Jerónimo consultó a los rabinos judíos.

Al traducir el Antiguo Testamento, algo golpeó a Jerónimo: los libros que los judíos consideraban las Sagradas Escrituras no incluían a los libros que conocemos como apócrifos. Estos libros habían sido incluidos en la Septuaginta, los fundamentos de la mayoría de las traducciones anteriores, y Jerónimo fue obligado a incluirlos por parte de la iglesia. Pero dejó en claro que en su opinión los libros apócrifos eran sólo liber ecclesiastici (libros de la iglesia a ser leídos para edificación), en contraposición a los totalmente inspirados liber canonici (libros canónicos para establecer la doctrina). Más de mil años después, los dirigentes de la reforma seguirían la dirección de Jerónimo y no incluirían los Libros Apócrifos en las Biblias Protestantes.


Influencia

"La Biblioteca Divina", como Jerónimo llama a la Biblia, estuvo finalmente disponible como una traducción exacta bien escrita, en el idioma utilizado comúnmente en las iglesias del Imperio Occidental. La traducción de Jerónimo, conocida como la Vulgata (del latín vulgus, que significa "lenguaje común"), se convirtió en el estándar. Un milenio más tarde, por ejemplo, Martín Lutero, a pesar de que sabía hebreo y griego, citó la Vulgata de Jerónimo durante toda su vida. La Vulgata era muy apreciada por los estudiosos y durante mil años fue utilizada como base para traducciones en otros idiomas. El Concilio de Trento, en 1546, declaró a la Vulgata cómo el único texto latino auténtico de las Escrituras.

Lamentablemente, el texto de la Vulgata que circuló durante toda la Edad Media fue una forma corrupta de la obra de Jerónimo, obstaculizada por los errores de los copistas. (A finales del siglo XVI, fueron publicadas ediciones corregidas.) Además, la labor de Jerónimo llegó a ser tan ampliamente reconocida que, hasta la Reforma, los traductores trabajaban a partir de la Vulgata; durante no más de mil años, los eruditos no tradujeron nuevamente de manera directa el Nuevo Testamento Griego. E irónicamente, la Biblia de Jerónimo le dio un impulso adicional al uso del latín como idioma de la iglesia, resultando siglos más tarde en un servicio de adoración y una Biblia que los laicos no podían entender, precisamente lo contrario de lo que Jerónimo había logrado en primer lugar.

En la Vulgata, Jerónimo dejó un legado perdurable de exégesis bíblico. 

 

Last modified: Thursday, October 5, 2017, 3:17 PM