El Surgimiento del Islam por David Feddes

Los musulmanes, personas que profesan la religión del islam, consideran a Mahoma como el más grande de los profetas. Algunos musulmanes sitúan tan alto a Mahoma que quieren imitarlo de cualquier manera posible. Si la tradición dice que Mahoma dormía en su lado derecho, ellos intentan dormir en su lado derecho. Si la tradición dice que Mahoma se lavaba de cierta manera, ellos tratan de lavarse de esa manera. Si la tradición dice que Mahoma se limpiaba sus dientes de una manera particular, así es cómo ellos se limpian sus dientes.

Los musulmanes tienen un concepto tan alto de Mahoma que cualquier insulto dirigido hacia él se considera una terrible ofensa. La mayoría de los expertos de la ley musulmana dicen que si alguien que no es musulmán insulta a Mahoma, el castigo adecuado es una flagelación y una condena a prisión. La intensidad de los azotes y la duración de la condena privativa de la libertad depende de la gravedad de la ofensa. Un pequeño, pero influyente, grupo de expertos en leyes musulmanas piensan que aquel que insulte al profeta debe ser asesinado en el acto, sin esperar un juicio. Un musulmán que oye a alguien insultar al Profeta debe matar al delincuente. Esta opinión se basa en un dicho que algunos le atribuyen a Mahoma, pero que otros no aceptan como auténtico: "Si alguien me insulta, entonces cualquier musulmán que lo escuche debe matarlo inmediatamente." Si un insulto a Mahoma implica la muerte inmediata, o un juicio, latigazos y encarcelamiento, una cosa está clara: muchos musulmanes tienen a Mahoma en tan alta estima que no sólo quiere imitarlo, sino que sienten el deber de castigar a quien lo ha insultado.

Los musulmanes creen que Mahoma recibió revelaciones de parte de Dios a través del ángel Gabriel y que estas revelaciones divinas están registradas en el Corán. La mayoría de los musulmanes creen que el Corán, escrito en árabe, es una copia perfecta de uno original eterno en el cielo. El Corán debe tratarse con reverencia. A los niños de las escuelas en Arabia Saudita se les enseña a hacer el ritual de lavado antes de tocar el Corán. Antes de abrirlo, deben besarlo tres veces y tocarlo con sus frentes. Deben hacerlo nuevamente cuando lo cierran y guardan. A las mujeres que tienen su período no les es permitido tocar un Corán. El Corán siempre debe colocarse en el estante más alto de toda la casa, de manera que ningún otro libro u objeto esté por encima de éste. Nunca se debe colocar en el suelo, e incluso dejarlo caer por accidente es vergonzoso. Aquel que insulta, o incluso cuestiona el Corán, se cree que provoca la ira divina—y también debe enfrentar la ira musulmana.

No todas las personas que se llaman a sí mismos musulmanes son muy devotos. No todos se esfuerzan por imitar a Mahoma o por seguir la letra del Corán o por castigar a las personas que insultan al Profeta o al libro. Algunos simplemente crecieron en tierras musulmanas e identifican al islam como parte de su cultura, pero no son muy celosos. Algunos son más moderados en sus opiniones sobre la libertad religiosa y sobre varios otros asuntos. Sin embargo, los musulmanes más serios respetan grandemente a Mahoma y al Corán.

Muchas personas que no son musulmanes no saben mucho acerca de Mahoma. Algunos agrupan a Mahoma junto con Jesús, Buda y otros líderes religiosos, suponiendo que todas las religiones son prácticamente las mismas y que cualquiera de ellos puede mostrarles el camino hacia Dios. Otros piensan sobre Mahoma y sobre los musulmanes más negativamente, pero no basan su opinión sobre ninguna realidad, salvo el hecho de que algunos de los peores terroristas del mundo son musulmanes. Necesitamos una comprensión precisa de Mahoma y del islam.     


La Vida de Mahoma

Mahoma nació alrededor del año 570 después de Jesús. Su padre murió antes de que él naciera, y su madre murió cuando el niño tenía 6 años. El joven huérfano creció en casa de su tío en Arabia y aprendió mucho sobre el intercambio y el comercio. Siendo un hombre joven, Mahoma mostró habilidades en los negocios y, según la tradición, tenía una reputación de llevar a cabo tratos honrados, lo que le hizo ganarse el sobrenombre de "El confiable." Cuando Mahoma tenía 25 años, fue contratado por una viuda de 40 años llamada Khadijah para administrar su negocio. Ella se enamoró de él, y se hicieron marido y mujer, hasta su muerte 25 años más tarde.

La tradición musulmana dice que a la edad de 40 años, Muhammad comenzó a escuchar voces y a ver visiones. Al principio Mahoma temía que pudiera estar poseído por un espíritu inmundo. Un relato musulmán incluso dice que él consideró el suicidio. Pero su esposa Khadijah lo animó a no desesperarse y a no pensar que estaba siendo engañado por un espíritu malvado. Ella le dijo que él era amable, veraz, fiel, generoso y servicial. Él era demasiado bueno para ser engañado por demonios. Más voces y visiones se le presentaron. Mahoma, quien no sabía leer ni escribir, memorizaba las palabras y se las enseñaba a los demás. Después de la muerte de Mahoma, las revelaciones fueron plasmadas de una forma escrita definitiva conocida como el Corán.

Mahoma se veía a sí mismo como el apóstol del único Dios verdadero. Le dijo al pueblo de la Meca que lo reconocieran como el profeta de Dios, y que obedecieran su liderazgo. En ese momento, en la península Arábiga había una variedad de tribus que adoraban a muchos dioses diferentes. Pero Mahoma insistió en que había un solo Dios, Alá. (Alá es la palabra árabe para deidad. Los musulmanes no son los únicos que hablan de Alá. También los cristianos árabes llaman a Dios Alá.) Cuando Mahoma predicó sobre un dios en lugar de muchos dioses, se enfrentó a diez años de oposición en la Meca. En el año 622 abandonó la Meca y se fue a Medina, donde ganó seguidores. Durante los próximos diez años, Mahoma superó la hostilidad de los adoradores de ídolos de Arabia e instituyó el culto a un solo Dios.

Sin embargo, Mahoma no sólo utilizó la persuasión pacífica. Él peleó en 70 enfrentamientos militares, de acuerdo con la tradición musulmana. Algunos de éstos fueron en defensa en contra de ataques, pero otros estaban destinados a conquistar—y Mahoma lo logró. En el momento de su muerte en el año 632, Mahoma tenía el control de la Meca, y las tribus árabes estaban unidas y eran poderosas. Dentro de un siglo, el poder musulmán se había extendido por todo el Medio Oriente, gran parte de Asia, el Norte de África y España. Esto no ocurrió por pura persuasión misionera, sino principalmente a través de la conquista militar.

Al principio, cuando Mahoma contaba con pocos seguidores y ninguna fuerza militar, hizo el llamado a una predicación pacífica y paciente, que ganaría gente por su sabiduría y su belleza. A medida que el movimiento creció un poco, declaró que era correcto luchar para defenderse en contra de los atacantes. Pasajes posteriores del Corán ampliaron la enseñanza de la yihad y alentaron a dirigirse hacia la ofensiva. A los guerreros musulmanes que morían en combate se les prometía que irían hacia el nivel superior del cielo. Aquellos que sobrevivían y triunfaban en la batalla podían dividirse los bienes capturados, incluyendo a los prisioneros de guerra, los cuales se convertían en sus bienes y en sus esclavos. El Corán alentó a los musulmanes a decir "lucha y mata a los paganos donde quiera que los encuentres" (9:5). Los judíos y los cristianos no eran considerados paganos y no tenían que convertirse en musulmanes, pero tenían que someterse al dominio musulmán y pagar un impuesto especial, o de lo contrario serían combatidos hasta que se rindieran (9:29).

Las tradiciones musulmanas sostienen que Mahoma fue considerado un hombre justo por las personas que lo conocieron. Puede que esto sea así, si es medido por los estándares de su tiempo y de su cultura. Sin embargo, si se supone que Mahoma es un profeta mayor que Jesús, como lo afirman los musulmanes, deberíamos echar un vistazo más de cerca a algunas de las acciones en contra de Mahoma. No voy a mencionar los hechos de los que los anti musulmanes acusan a Mahoma. Sólo voy a mencionar algunas de las cosas que dice la tradición musulmana sobre Mahoma.

Antes de que Mahoma llegara al poder, financió su movimiento atacando caravanas y saqueando sus bienes. Peleó en muchas batallas sangrientas. En una victoria, cientos de hombres judíos se rindieron a las fuerzas de Mahoma. Estos presos desarmados fueron decapitados con la aprobación de Mahoma. Entre las mujeres y los niños sobrevivientes, Mahoma vio a una mujer hermosa. Ella había sido testigo de la decapitación de su marido, su padre, y su hermano. Mahoma la tomó como una de sus esposas. Durante el primer matrimonio de Mahoma con Khadijah, él no tuvo otras esposas. Pero después de que Khadijah murió, tuvo al menos 14 esposas y quizás muchas más, como se ha mencionado en diversas tradiciones musulmanas. Una de las esposas era una mujer bella que había estado casada con un amigo de Mahoma, pero luego Mahoma tuvo la revelación de que Dios quería que el amigo se divorciara de su hermosa esposa para que ella pudiera ser esposa de Mahoma. Otra de las esposas de Mahoma tenía seis años cuando fue desposada con él, y nueve años de edad, cuando el matrimonio se hubo consumado físicamente. Mahoma tenía más de cincuenta años en ese momento. Él dijo que había tenido un sueño que le reveló que tenía que casarse con esta chica. Permítanme recalcar nuevamente que estas no son difamaciones de fuentes anti musulmanas; estas cosas se encuentran en los relatos musulmanas.

El Corán aprueba la poligamia, aunque limita a los hombres a no tener más de cuatro esposas. La única excepción que permitía tener más de cuatro esposas era para Mahoma. El Corán insta a difundir el islam a través de la guerra. Mahoma así lo hizo, y los gobernantes musulmanes que le siguieron conquistaron regiones vastas. Estos son los hechos básicos sobre el surgimiento del islam.

Ahora compara eso con Jesús. Jesús ha triunfado a través de su mensaje de amor y de sus milagros de sanidad, por su sufrimiento y su muerte, y por su resurrección. La iglesia cristiana, durante sus primeros 300 años, se propagó por medio de la misión pacífica y por medio del martirio, no por la fuerza militar. Más tarde, los reyes y los papas tomarían la espada en el nombre de Cristo, pero la mayoría de los cristianos de hoy ven esas guerras religiosas con tristeza, contrarias a la dirección de Jesús. La mayoría de los musulmanes, por otro lado, ven a la conquista musulmana del primer siglo como la edad de oro del islam.


La Sharia y el Yihad

Para este día, en el islam ortodoxo, la meta es el dominio del mundo a través de la ley islámica, la Sharia. Los musulmanes tienen el deber de continuar la lucha hasta que toda resistencia haya sido superada. No todos los musulmanes piensan de esta manera. Algunos prefieren la paz, la prosperidad y la libertad, no la guerra santa. Ellos destacan un texto en el Corán que dice que no debe haber ninguna compulsión en la religión y prefieren interpretar la yihad como una lucha espiritual para superar las propias culpas, no para apoderase del mundo por medio de la fuerza militar. Esos musulmanes son menos agresivos que los literalistas más celosos. Aun así, la enseñanza del Corán, el ejemplo de Mahoma, las acciones de los ejércitos musulmanes en el siglo posterior a Mahoma, y los comentarios de los primeros estudiosos islámicos muestran que el principal significado de la yihad es la lucha armada.

La tradición musulmana divide al mundo en dos: la Casa del Islam y la Casa de la Guerra. En la Casa del Islam, los gobiernos musulmanes imponen la ley musulmana. El resto del mundo, los gobiernos no musulmanes y principalmente la población no musulmana, es la Casa de la Guerra. En la Casa de la guerra, los musulmanes deben continuar la lucha para vencer la resistencia y establecer el gobierno musulmán. Las treguas temporales pueden ser admisibles si los musulmanes no tienen todavía los números y la fuerza para prevalecer; pero donde hay oportunidad de ganar terreno, la yihad debe continuar. El deber de la yihad, la guerra santa, cesará solamente cuando todo el mundo esté en la Casa del Islam y la Casa de la Guerra ya no exista. Los musulmanes modernistas, y algunos políticos, afirman que el islam es una religión de paz. Pero a partir de Mahoma, la paz ofrecida por el islam ortodoxo es la paz de rendirse y someterse al poder musulmán.

Esto no significa que todos los musulmanes que conozcas sólo están a la espera de una oportunidad para hacer la guerra y apoderarse del control, ni tampoco significa que todos los musulmanes sean polígamos. Algunos musulmanes son personas amables y excelentes vecinos. Todos son semejantes, hechos a imagen de Dios. Algunos musulmanes en América del Norte se sienten perjudicados por el prejuicio racial y el desprecio de los demás. Aquellos de nosotros que somos cristianos, estamos llamados a amar a nuestros vecinos y compartir con ellos la esperanza que Dios nos ha dado.

Al mismo tiempo, no debemos ser ignorantes acerca de Mahoma y sobre el surgimiento del islam, y no debemos ser ingenuos sobre los deseos de un gran número de musulmanes celosos en nuestros días. Aquellos que están más deseosos de ser guiados por las palabras del Corán y las acciones de Mahoma no descansarán hasta que el contenido de la ley islámica gobierne el mundo.

No todos los cristianos a lo largo de la historia han sido pacíficos y amables. No todos los musulmanes han sido belicosos y crueles. Pero los métodos de Jesús claramente no fueron los métodos de Mahoma. La Biblia nos habla de una mujer sorprendida en adulterio, la cual fue traída ante Jesús. Algunos hombres deseaban apedrearla, pero Jesús salvó su vida y le dijo, "Vete, y no peques más" (Juan 8:11). Compara esto con un relato musulmán sobre una mujer que llegó con Mahoma después de quedar embarazada por adulterio. Mahoma la trató decentemente hasta que ella dio a luz. Entonces él hizo que la apedrearan hasta la muerte.

Mahoma no era igual a Jesús, y el surgimiento del islam no fue como el surgimiento del cristianismo. Jesús murió para salvar a sus enemigos. Mahoma conquistó y mató a sus enemigos. Los primeros seguidores de Jesús fueron razonables con las personas y trataron de persuadirlas para creer en el evangelio. Los primeros seguidores de Mahoma utilizaron la fuerza militar y política para coaccionar la sumisión.

Si eres un cristiano que conoce a una persona musulmana, no asumas que todos los musulmanes creen o se sienten igual. Y no lances un ataque directo sobre la personalidad de Mahoma o sobre las enseñanzas del Corán. Es útil que conozcas los hechos básicos del surgimiento del islam para que no caigas en el error común de pensar que todas las religiones y sus fundadores son más o menos lo mismo. Pero si tienes oportunidades de hablar con personas musulmanas, no las juzgues por adelantado, y no despiertes su ira y su resistencia atacando aquello que aprecian. En su lugar, háblales acerca del Señor Jesús al que amas, y deja que su amor y su verdad resplandezcan a través de ti.

 

Última modificación: miércoles, 11 de octubre de 2017, 10:12