Revista Historia Cristiana, Número 54

En Qué Creen los Ortodoxos

Por Daniel B. Clendenin 

Cuatro diferencias clave entre los ortodoxos y los protestantes.


La mayoría de los estadounidenses piensan en la religión en términos de las "Tres Grandes"--protestantes, católicos y judíos. ¿Pero los ortodoxos? ¿Quiénes son? Al igual que los protestantes, ellos no son un monolito con creencias uniformes. Por otro lado, hay características que los diferencian de los protestantes. Daniel Clendenin, miembro de InterVarsity Christian Fellowship de la Universidad de Stanford, ha estudiado esas características, especialmente en su forma ortodoxa rusa. Él las ha establecido a detalle en El Cristianismo Ortodoxo Oriental: Una Perspectiva Occidental (Baker, 1994), y he aquí el resumen.


La ortodoxia ha sufrido de invisibilidad cultural en América. Simplemente no se registra en la mayoría de nuestras pantallas de radar cultural. Algunos la confunden con el catolicismo. Pero la ortodoxia es distinta del catolicismo y goza de una historia y teología singular. El teólogo ortodoxo ruso Vladimir Lossky (d. 1958) una vez se refirió a la "disimilitud dogmática" entre los cristianos del Oriente y del Occidente.

¿Qué quiere decir Lossky? Permíteme resumir las cuatro formas en que los fieles cristianos, los ortodoxos y los protestantes, han tendido de practicar la teología de modo distinto.


Alabando al Incognoscible

Durante mi primer semestre como profesor invitado en la Universidad Estatal de Moscú (1991--1992), enseñé un seminario sobre Mero Cristianismo de C. S. Lewis. El libro ha sido traducido al ruso, y su notable influencia en las vidas de muchos cristianos occidentales lo hicieron una apuesta segura, pensé, tiene un impacto significativo espiritual e intelectual. No pude haber estado más equivocado.

Hacia el final, uno de los estudiantes se quejó de que Lewis era "demasiado lógico y racional." Un año más tarde en otro seminario sobre El Problema del Dolor de Lewis, un estudiante hizo un comentario similar: "No me gusta la posición de Lewis en relación a que debemos usar la lógica para debatir la cuestión del mal. Los problemas relativos a Dios trascienden la lógica humana." Estas observaciones apuntan a una diferencia fundamental entre las teologías de las Iglesias ortodoxas y protestantes.

En uno de los textos más importantes de la ortodoxia, Exposición de la Fe Ortodoxa, Juan de Damasco (655-749) observó, "es claro, entonces, que hay un Dios. Pero lo que él es en su esencia y naturaleza es absolutamente incomprensible e incognoscible. . . . Todo lo que es comprensible sobre él es su incomprensibilidad." Este es un buen ejemplo de aquello que ha sido llamado teología negativa (del griego apophasis o "negación"). La Teología Negativa intenta describir lo que Dios no es. Por ejemplo, el teólogo, que dice: "Dios no es finito; él no está limitado en el tiempo o en el espacio" está practicando la teología negativa.

Dice Lossky que la negatividad es "la característica fundamental de toda la tradición teológica de la Iglesia Oriental." una vez, él la definió como "la ruptura del pensamiento humano ante la trascendencia radical de Dios . . . Una postración ante el Dios vivo, radicalmente incomprensible, inobjetable e incognoscible".

En la ortodoxia, este misterio incomprensible de Dios es motivo de alabanza y de celebración, y la teología es una extensión de la espiritualidad o del culto. El aforismo de Evagrio de Póntico (346-399) lo expresa muy bien: sólo aquel que ora es verdaderamente un teólogo, porque el verdadero teólogo ora verdaderamente.

Por el contrario, para los protestantes el misterio de Dios es a menudo una causa de análisis y explicación. Tendemos a sentirnos incómodos con el misterio e incluso estamos entrenados para tacharlo al encontrar respuestas. Como herederos de la Ilustración europea, creemos que todas las pretensiones de la verdad, incluyendo las propuestas teológicas, deben pasar la prueba administrada en el tribunal de la razón.

Pensemos, por ejemplo, sobre el influyente legado de René Descartes (1596-1650), quien intentó basar todas las teorías en la "duda metódica" y no aceptar nada como verdadero, a menos que él lo percibiera claro, distinto, indudable, y cierto.

En palabras del teólogo alemán contemporáneo Wolfhart Pannenberg: "Toda declaración teológica debe demostrar su valía en el campo de la razón y ya no puede sostenerse sobre la base de presuposiciones incuestionables de la fe." En este esquema intelectual de Occidente, la teología se entiende mejor como una forma de conocimiento o incluso como una "ciencia".

A riesgo de exageración, podríamos decir que en Occidente, la teología se hace con los libros de la biblioteca; en la Iglesia Ortodoxa Oriental, la teología se hace con la liturgia del santuario.


Teología en Color

En su libro El Icono Iluminador, Anthony Ugolnik señala dos historias de conversiones para ilustrar otra diferencia básica. En la Crónica Primaria Rusa (siglo XII), en la que se cuenta la historia del príncipe Vladimir de Kiev: él abrazó la ortodoxia (988) después de que sus emisarios le describieron la belleza litúrgica de culto que habían experimentado en la Iglesia Ortodoxa de la Santa Sabiduría de Constantinopla. Por el contrario, Agustín (354-430), en sus Confesiones, relata cómo oyó la voz de un niño diciéndole "toma y lee" una Biblia que permanecía abierta en Romanos 13:13. El contraste de las conversiones señalan una diferencia fundamental: en la Iglesia Ortodoxa Oriental, la estética juega un papel importante para la teología; el Occidente prefiere trabajar principalmente con textos.

Se puede sentir esta diferencia simplemente al entrar a una iglesia ortodoxa: los iconos y las pinturas cubren prácticamente cada centímetro cuadrado de las paredes. El sacerdote luce resplandeciente en sus vestiduras; su voz sonora canta la liturgia. Las campanas repican, las velas parpadean, y el incienso llena el aire.

Los iconos representan todo esto. El antiguo bibliotecario de la Biblioteca del Congreso y académico ruso James Billington en una ocasión se refirió una vez a los iconos como "la forma de expresión teológica más venerada" en los inicios de la Ortodoxia rusa. La teología ortodoxa, dijo, tiende a cristalizarse en imágenes en lugar de ideas." Los iconos son, pues, una "teología en color", por eso cuando a un sacerdote ortodoxo le preguntaron una vez por qué no practicaba una mayor enseñanza doctrinal en su iglesia, él respondió, "Los iconos nos enseñan todo lo que necesitamos saber".

El protestantismo, por otra parte, insiste en la palabra escrita. Durante la reforma, el sermón hablado reemplazó gradualmente a la Eucaristía Católica como el momento decisivo de la liturgia para los protestantes. Juan Calvino (1509-1564) dice, "Las imágenes no pueden permanecer en lugar de los libros", y blanqueó las paredes de las iglesias reformadas en Ginebra. Según el puritano Juan Foxe (1516-1587), "Dios llevó a cabo la reforma no por la espada, sino por la impresión, la escritura y la lectura".

No es de extrañar que el ortodoxo Alexei Khomiakov (d. 1860) una vez se quejara de que en el protestantismo "un erudito ha tomado el lugar del sacerdote." Asimismo, el teólogo ortodoxo Sergei Bulgakov (d. 1944) describió una vez el cristianismo protestante como una religión "profesoral" en la que la figura central es el profesor erudito.


Lejos con la Sola Scriptura

Cuando Martin Lutero quemó los libros de la ley canónica católica en la puerta de Elster de Wittenberg el 10 de diciembre de 1520, lo hizo para ilustrar un punto que se ha vuelto fundamental para la identidad protestante: la Escritura tiene un valor único y normativo, y cualquiera que sea el valor de la "tradición", éste es secundario y derivado. De hecho, Lutero escribió, "¿Qué más puedo hacer para contender sino llevar a todos a una comprensión de la diferencia entre las Escrituras divinas y la enseñanza humana o la costumbre, de manera que un cristiano no pueda tomar el uno por el otro e intercambiar el oro por la paja, la plata por el rastrojo, la madera por las piedras preciosas?".

De ahí el gran lema de la reforma--¡sola scriptura! Esto no significa que los protestantes descuidaran la tradición, sólo que la tradición está sometida a la autoridad superior de la Biblia.

Además, los protestantes insisten en que Dios le habla al lector de la Biblia de una manera directa, en lugar de estar mediada por la iglesia. Así como los reformadores situaban a las Escrituras sobre la tradición, ellos colocaban a las Escrituras por encima de la iglesia. Fue la Palabra de Dios la que dio nacimiento a la iglesia, Calvino insistió, y no al revés.

La mayoría de los creyentes ortodoxos entienden las cosas de manera distinta. Según el teólogo ortodoxo John Meyendorff (d. 1992), "La fe cristiana y la experiencia de ninguna manera pueden ser compatibles con el concepto de la sola scriptura" y el rechazo de toda autoridad eclesiástica, a excepción de las Escrituras. Esta elevación de la Biblia sobre la iglesia, cuya consecuencia es la interpretación privada, George Florovsky (d. 1979) una vez la llamó "el pecado de la reforma".

Positivamente, la Ortodoxia cree que el Espíritu de Dios le habla a su pueblo a través de la tradición apostólica. Esta tradición se expresa a través de las Escrituras, para estar seguros, pero también a través de los siete concilios ecuménicos, y, en menor medida, de los padres de la Iglesia, de la liturgia, del derecho canónico, y de los iconos.

Además, contrariamente a Calvino, los ortodoxos hacen notar que la Iglesia existió unos 300 años antes de los concilios ecuménicos y de la formación de un canon escritural. La idea reformada de la "Escritura sola" parece privatista (permitiendo que cada persona interprete la verdad por sí misma) y, por tanto, peligrosa. Por el contrario, los convertidos de la Ortodoxia votan por "aceptar y comprender las Sagradas Escrituras de acuerdo con la interpretación que ha sido y es apoyada por la Santa Iglesia Católica Ortodoxa de Oriente, nuestra Madre".


Siendo Como Dios

La cuestión fundamental planteada por la reforma fue cómo una persona podía permanecer justo delante de un Dios santo--¿Cómo puedo ser salvo? Para los protestantes tradicionales, la respuesta a esta pregunta ha sido expresada por Pablo en su doctrina de la "justificación solo por fe." La justicia perfecta de Cristo mes es acreditada solamente por fe y no por cualquier obra que haga. Debido a la justicia de Cristo, Dios me declara justo. Calvino llamó a esta doctrina "el eje sobre el cual gira la verdadera religión." De acuerdo a Lutero, el cristianismo perdura o cae con esta doctrina.

El trasfondo para la justificación es claramente legal o forense. Habiendo ofendido la majestad y el honor de Dios, se debe pagar un castigo justo. Calvino describe la justificación por la fe de esta manera: "así como un hombre, considerado inocente por un juez imparcial, se dice que es justificado, también un pecador se dice que es justificado por Dios cuando afirma Su justicia".

Es fascinante observar la ausencia total de la doctrina de la justificación por la fe en grandes segmentos de la historia y de la teología ortodoxa. En su lugar, la idea de la theosis o "deificación" toma el centro del escenario. El sorprendente aforismo--atribuido a muchos de los primeros Padres de la iglesia, incluyendo al campeón del Trinitarianismo, Atanasio--lo resume muy bien: "Dios se hizo hombre para que los hombres pudieran convertirse en dioses".

De hecho, la theosis goza del apoyo de las Escrituras, como en 2 Pedro 1:4: "[Dios] nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina . . . . " Dicho de otro modo, el Hijo de Dios descendió y se convirtió en hombre, para que nosotros, los humanos, pudiéramos ascender y ser como Cristo. El marco legal para comprender la obra de Cristo es subestimado y nuestra unión mística con Dios es enfatizada.

Pero, ¿qué significa "convertirse en Dios"? En primer lugar, la Ortodoxia rechaza categóricamente cualquier indicio de panteísmo; la theosis no quiere decir que la esencia de nuestra naturaleza humana se pierda. Más bien, la theosis habla sobre la verdadera, auténtica y mística unión de los creyentes con Dios por medio de la cual nos volvemos más y más como Cristo y pasamos de la corrupción a la inmortalidad. A medida que nos hacemos de la gracia de Dios y vivimos una vida de vigilia espiritual, esperamos aquello que Máximo el Confesor (580-662) describió como el "glorioso logro de la semejanza con Dios, en la medida en que esto sea posible con el hombre".

Como observó Lossky, existe efectivamente una "disimilitud dogmática" entre los pensadores cristianos en Oriente y en Occidente. Yo soy completamente protestante, pero estoy agradecido con Dios por lo que puedo aprender de los ortodoxos sobre nuestra peregrinación común de fe.


Este es un resumen por Daniel Clendenin de su libro El Cristianismo Ortodoxo Oriental: Una Perspectiva Occidental, (Baker Academic, una división de Baker Publishing Group, 1994). Utilizado con permiso. Todos los derechos de este material están reservados. Los materiales no deben publicarse en otros medios sin el permiso escrito de Baker Publishing Group.

 

Последнее изменение: среда, 11 октября 2017, 10:39