UN HOMBRE DEL SIGLO 12 PARA TODAS LAS EPOCAS: LA VIDA Y LAS IDEAS DE BERNARDO DE CLARAVAL

Por Tony Lane

La vida y las enseñanzas de Bernardo tienen un atractivo persistente y un significado y valor atemporales.


BERNARDO DE CLARAVAL, es merecedor del título "un hombre para todas las épocas." Su vida estuvo agobiada por la polémica y luchó por algunas cuestiones que pocos hoy quisieran defender. Pero a pesar de esto, en cada generación tuvo sus admiradores. Como Jean Leclercq lo expresó, "hoy, como en su propio tiempo el enamora a más lectores de los que exaspera".

En el siglo XVI fue una figura ampliamente citada, y tanto católicos como protestantes estaban dispuestos a clamar por su apoyo. Juan Calvino lo veía como el mayor testigo de la verdad en la iglesia medieval entre Gregorio Magno (fallecido en 604) y el siglo XVI. Calvino no era el único que admiraba a Bernardo. Durante los primeros años de la reforma decenas de antologías de escritos de los primeros Padres de la Iglesia y de maestros medievales fueron publicados, por católicos y protestantes por igual. En estas obras, los dos autores medievales más populares, quienes aparecen en casi todos ellos, son Gregorio Magno y Bernardo de Claraval. El gran monje del siglo XII, el teólogo del amor, el "doctor elocuente", ha sido admirado por todo tipo de cristianos durante casi 800 años.

Bernardo nació en el año 1090 en el castillo de Fontaines, a las afueras de Dijon en Borgoña (hoy en día, Francia). El castillo sobrevive en la actualidad y parte de él se ha convertido en una Capilla que conmemora a Bernardo. Su familia pertenecía a la nobleza menor y Bernardo habría recibido la crianza adecuada de un joven noble, capacitándolo para una vida en el mundo. Pero esto no iba a ser así.

En 1112* ingresó a la recién fundada Abadía de Císter, la primera abadía de la orden Cisterciense. Este no era uno de los monasterios prestigiosos y bien establecidos, pero era monasterio de reforma estricta que había sido fundado en 1098 por Robert de Molesme. Para el año 1112 el abad era un Inglés con el nombre de Esteban Harding, cuya Biblia bellamente ilustrada se encuentra hoy en la biblioteca municipal en Dijon. Bernardo no llegó con las manos vacías, sino que se las arregló para llevar con él a un grupo de 30 reclutas, incluidos a sus dos tíos y a la mayoría de sus hermanos. Con el tiempo, más miembros de su familia se unirían a la orden.


Císter, Claraval, y la Controversia

Tres años después, Bernardo fue nombrado abad del nuevo monasterio, la tercera rama de Císter. El partió junto con 12 monjes a un remoto valle donde fundaron el monasterio de Claraval. (La Abadía de Claraval aún sobrevive, pero fue convertida en una prisión después de la Revolución Francesa. Las células una vez habitadas por los monjes ahora están habitadas por los presos).

Císter había sido fundada en oposición a lo que se consideraba la laxitud de la orden Benedictina, y Claraval fue fundada en el mismo sentir. El objetivo era volver a una observancia estricta de la Regla de Benito, incluyendo la pobreza y el trabajo duro. No iba a ser una forma de ascesis más estricta que la practicada por los Benedictinos.

En Císter, Bernardo llevó sus ideas reformadoras a los extremos, y en sus primeros años esto tuvo consecuencias lamentables. Sus altos estándares resultaron ser demasiado severos para la frágil humanidad de sus monjes. Después de un tiempo fueron incapaces de hacerles frente y Bernardo tuvo que aflojar las riendas. Además, Bernardo fue más estricto con él mismo que con los demás, con el resultado de que su salud fue afectada permanentemente. En particular, sufrió severos problemas gástricos y tuvo problemas continuos relacionados con la digestión. Le tuvieron que proporcionar un lugar en el que permanecería enfermo durante los servicios del monasterio. A pesar de su mala salud, sin embargo, Bernardo logró más a lo largo de su vida de lo que ha sido alcanzado por la mayoría de otros grandes hombres.

Císter fue fundada en protesta al compromiso Benedictino, y esto trajo polémica. Bernardo entró de lleno a esta polémica. Una de sus primeras obras, escrita en torno a 1124-1125, fue su Apología, dirigida al abad Guillermo de San Thierry, en relación con la controversia entre los Cistercienses y los monjes de Cluny. (El gran monasterio de Cluny era el centro de la comunidad Benedictina en ese entonces).

Los Cistercienses acusaban a los Cluniacenses de infringir la Regla; los Cluniacenses respondieron acusando a los Cistercienses de efectuar críticas injustas. Bernardo dirigió el segundo cargo primero, admitiendo que existía el peligro de un orgullo espiritual. "Hay personas que van vestidas con túnicas y que no tienen nada que ver con aquellos que van forrados en pieles, quienes, sin embargo, carecen de humildad. Seguramente la humildad forrada en pieles es mejor que el orgullo en túnicas" (Apología 6:12). Entonces él lanza un brillante ataque satírico hacia el lujo Cluniacense. En un famoso pasaje él ridiculiza las espléndidas comidas servidas en algunos monasterios:

Mientras tanto curso tras curso se trae. Tan sólo falta carne, y para compensar esto se dan estas dos enormes porciones de pescado. Usted podría haber pensado que la primera era suficiente, pero incluso el recuerdo de ella desaparece una vez que se han fijado en la segunda. Los cocineros preparan todo con tanta habilidad y astucia que los cuatro o cinco platos ya consumidos no son obstáculo para lo que seguirá y el apetito no está contenido por la saciedad . . . La selección de platos es tan excitante que el estómago no se da cuenta de que está siendo sobrecargado. (9:20).

Este no fue su último escrito respecto a los Benedictinos y a la Regla de Benito. Algunos años más tarde (1141-1144) escribió otra obra, Sobre el Precepto y la Dispensación, que aborda la naturaleza de la obediencia a la Regla. Esto comenzó como una respuesta hacia algunas preguntas de dos monjes Benedictinos y, por consiguiente, es menos polémica en tono. Se trata de la condición de la Regla de Benito y la cuestión de si acaso puede ser violada.

En particular, ¿qué debe hacer el monje si surge un conflicto entre la regla y la obediencia que él ha prometido a su abad? Bernardo subraya que la autoridad del abad se deriva de y depende de la Regla y también que el monje debe obedecer a su abad. Bernardo, a pesar de sus polémicos ataques a los Benedictinos, llegó a tener una influencia en el orden. Suger, abad del prestigioso monasterio de San Denis en París, fue tocado por las palabras de Bernardo acerca del lujo y adoptó un estilo de vida más austero para sí mismo y para sus monjes.


Caballeros y Otras Órdenes

Bernardo también disfrutó de una estrecha y cordial relación con otras órdenes religiosas, como los Cartujos y los Premonstratenses. En particular, él creó la regla para el nuevo orden de los Caballeros Templarios, y también, en algún momento entre 1128 y 1136, escribió para ellos un trabajo devocional En Elogio de la Nueva Caballería. Los templarios eran una orden religiosa de caballeros que habían jurado defender la Tierra Santa, la devoción cristiana y la moral--a diferencia de la mayoría de los saqueadores cruzados.

Después de que Bernardo discute esta nueva orden de caballeros en En Elogio de la Nueva Caballería, él considera el significado alegórico de varios sitios en la Tierra Santa que los templarios debían defender, como Jerusalén, Belén y Nazaret. La mayoría de la discusión está dedicada a un sitio--El Santo Sepulcro donde Cristo fue enterrado. Bernardo pregunta:

"¿Cómo sabemos que Cristo realmente ha vencido a la muerte? Precisamente en el hecho de que él, quien no la merecía, la padeció. ¿Cómo podríamos esperar pagar una deuda que ya ha sido pagada en nuestro lugar? Aquel que ha asumido la culpa de nuestros pecados, mientras nos concede su justicia ha pagado nuestra deuda de muerte y nos ha restaurado a la vida... Pero, ¿qué clase de justicia es esta, se puede decir, que el inocente debe morir por el culpable? No es justicia, sino misericordia." (11.22ff)


Crecimiento Cisterciense

Bajo Bernardo, el monasterio de Claraval creció rápidamente y al poco tiempo comenzó a fundar sus propias casas hijas. La primera de ellas, en 1118, se encontraba en Trois Fontaines. La segunda, en 1119, se encontraba en Fontenay. (Sólo las ruinas de la capilla y algunos otros edificios sobreviven en Trois Fontaines, pero en Fontenay los edificios han tenido mejor suerte. Éstas ya han sido cuidadosamente restauradas, y Fontenay es el monasterio mejor conservado de aquel período en el mundo de hoy).

A su debido tiempo Bernardo fundó unos 70 monasterios Cistercienses él solo. Si añadiéramos las nuevas ramificaciones de estos monasterios, al momento de la muerte de Bernardo existían casi 170 abadías hijas, nietas y bisnietas de Claraval. Fue en gran medida gracias a Bernardo que la orden creció rápidamente durante el siglo XII.

Este rápido crecimiento muestra el éxito de la orden Cisterciense en su primer siglo; sin embargo, esta también fue la causa de su declive. Císter había sido fundada como una protesta rigorista contra la laxitud del monaquismo Benedictino contemporáneo. Pero el resultado de un crecimiento tan rápido fue una nueva orden grande y poderosa, y resultó imposible mantener normas estrictas a largo plazo. A su debido tiempo, los Cistercienses se hicieron tan laxos como los Benedictinos. Ya en el año de la muerte de Bernardo, se habían tomado decisiones que debilitaron el compromiso de pobreza.


Los Asuntos del Mundo

Bernardo se fue a Císter para huir del mundo, pero aquí nos encontramos con una de las profundas contradicciones de su vida. Él creía que el monje había abandonado el mundo y le había dado la espalda, y también que el monje debía quedarse en su monasterio. Pero con el paso del tiempo Bernardo se convirtió en uno de los líderes de la iglesia del siglo XII más activos y que más viajaron. En 1130 el Papa Honorio II murió y fue sucedido por dos papas rivales: Inocencio II y Anacleto II. Europa se dividió sobre la cuestión.

Bernardo llegó a la conclusión de que el primero era el mejor candidato y era el más comprometido con la reforma. Por lo tanto, apoyo a Inocencio y luchó duro por él, tanto escribiendo cartas como apareciendo en persona para ganarse a los partidarios de Anacleto. La eventual victoria de Inocencio se debió en gran parte al apoyo de Bernardo. Esto sirvió para incrementar la influencia de Bernardo en Roma e incluso esto debió haber contribuido a aumentar su apetito por este tipo de participación en los asuntos de Europa.

A lo largo de su vida, Bernardo manifestó su deseo de volverle la espalda al mundo y su reticencia a relacionarse en los asuntos mundanos. No obstante, la frecuencia con la que intervino en esos asuntos, incluso cuando no fue invitado a hacerlo, demuestra que al menos una parte de él no sentía tal renuencia. El alcance de su participación puede ser visto desde la reciente edición crítica de sus Cartas, la cual contiene no menos de 547 cartas dirigidas a muchas personas distintas en toda Europa.


Monaquismo contra Escolasticismo

Otro aspecto ambivalente del carácter de Bernardo puede observarse en su relación con la teología escolástica. En los llamados "años oscuros" (c 500-1000), cuando la Europa occidental fue ocupada por oleadas sucesivas de invasiones bárbaras, la teología se limitó casi enteramente a los monasterios, los cuales ofrecían un entorno de relativa estabilidad. Esta teología monástica fue producida en un clima de compromiso y dedicación, dentro del marco de una vida dirigida según la regla monástica. Ésta era una teología que se adaptó a las necesidades de la vida cotidiana. El objetivo no era la búsqueda del conocimiento para su propio beneficio, sino la sabiduría--el crecimiento personal en la espiritualidad.

El enfoque adoptado por los monjes y monjas fue de contemplación y adoración. Este fue especialmente una teología por y para los monjes. Pero con el aumento de la estabilidad de la Europa occidental desde el siglo XI, el estudio en general y la teología en particular se extendieron más allá de los confines del monasterio hacia la escuela catedralicia, y luego hacia la universidad. Esto situó a la teología en un contexto diferente y la dotó de un conjunto de prioridades distintas. Aquello que surgió, la teología escolástica, estaba basada en las escuelas y se llevó a cabo, por lo tanto, en un entorno más "secular", con un compromiso en el estudio en lugar de un compromiso en la devoción. La meta era el conocimiento intelectual objetivo. Su enfoque fue de cuestionamiento, discusión y análisis lógico, en lugar de oración y meditación.

¿Cuándo empezó el enfoque escolástico? Los primeros pasos pueden observarse en Anselmo de Canterbury, quien murió en 1109. Fue monje y en muchos sentidos permaneció en la tradición monástica, pero fue pionero de un enfoque más filosófico de la teología. Estos principios fueron desarrollados posteriormente por otros, especialmente por Peter Abelard (1079-1142), el influyente y polémico maestro de teología que vivió en París en la época de Bernardo.

Abelardo fue posiblemente el más brillante pensador del siglo XII, y fue responsable de la introducción de un nuevo enfoque a la teología. Agustín, y Anselmo después de él, operaron bajo el principio de que el objetivo del conocimiento era reforzar la fe, no cuestionarla; la búsqueda del conocimiento era "la fe en busca del entendimiento". La creencia venía primero: "yo creo para entender". Abelardo puso esto en su cabeza, proponiendo en su lugar el método de la duda. "Es a través de la duda que comenzamos a investigar y por medio de preguntar llegamos a la verdad".

Este fue un cambio dramático con respecto al enfoque tradicional, sumado a que Abelardo incluso mostró una falta de respeto básica hacia las autoridades establecidas. Esto le llevó al menos a cuestionar las explicaciones tradicionales de la muerte de Cristo en términos de un rescate pagado a Dios o al diablo. (La muerte de Cristo como un rescate hacia el diablo era un concepto medieval popular.) En cambio, Abelardo sugirió que Cristo murió no por pagar una sanción, sino para mostrarnos el amor de Dios, y para ganar nuestro afecto.

Bernardo contra Abelardo

¿Cómo reaccionó Bernardo ante la teología escolástica? Él no ha sido torpemente descrito como el último gran representante de la antigua tradición de la teología monástica. También él es bien conocido como el oponente de Abelardo, de quien se aseguró de condenar. Esto es cierto, pero no es toda la historia. Una de las primeras obras de Bernardo, Sobre la Gracia y El Libre Albedrío, escrita alrededor de 1128, se trata de una discusión estrechamente debatida acerca de la relación entre la gracia y el libre albedrío, la cual pudo sostenerse en los debates de las escuelas, y fue, de hecho, a menudo citada por los teólogos escolarizados del siglo XIII, sobre todo por los Franciscanos. Ésta exhibe un espíritu algo diferente en relación a las demás obras de Bernardo, y Lutero no se encontraba totalmente errado cuando solicitó un agudo contraste entre el Bernardo de este tratado y el Bernardo de los sermones.

Sin embargo, cuando se llega a la enseñanza de Abelardo, la posición de Bernardo era clara. Él la veía como una seria amenaza para la integridad del evangelio. En 1139 escribió una larga carta al papa (a veces considerado como uno de sus tratados) refutando Abelardo. En él lucha en contra de la enseñanza de Abelardo, incluida su reducción aparente de la expiación a una mera manifestación del amor de Dios.

Fui hecho pecador al derivar mi ser a partir de Adán; soy hecho justo al ser lavado en la sangre de Cristo. ¿La generación por un pecador será suficiente para condenarme y la sangre de Cristo no será suficiente para justificarme? . . . Tal es la justicia que el hombre ha obtenido a través de la sangre del Redentor. Pero este 'hijo de perdición' [Abelardo] desdeña y se burla de ella . . . [Abelardo cree que Cristo vivió y murió] por ningún otro propósito que el enseñarles a los hombres cómo vivir a través de sus palabras y de su ejemplo y señalarles a través de su pasión y muerte, a qué limites debe conducirse su amor. (6:16-7:17)

Bernardo concertó que Abelardo fuera citado a comparecer a un concilio en Sens en 1140, donde su doctrina fue condenada. Abelardo apeló a Roma, pero el papa era Inocencio II, ¡quien le debía su misma posición en parte a Bernardo! La sentencia fue confirmada y Abelardo se retiró al monasterio de Cluny, donde murió al año siguiente.

La oposición de Bernardo hacia Abelardo y hacia la teología escolástica, sin embargo, no fue su última palabra sobre el tema. Pedro Lombardo (fallecido en 1160), discípulo de Abelardo, escribió Cuatro Libros de Sentencias, el cual se convirtió en un libro de texto teológico estándar para el resto de la edad media y más allá. En éste, utilizó métodos similares a los de Abelardo, pero con una reverencia hacia las autoridades tradicionales, las cuales siempre habían eludido a Abelardo. Como resultado Lombardo incluso logró ganarse el apoyo de Bernardo.

La oposición Bernardo estaba dirigida principalmente hacia los abusos de la teología escolástica. Él sentía que ésta no era una actividad adecuada para los monjes, pero no negó que otros pudieran tener una vocación en esta área. Sin embargo, Bernardo en ocasiones era capaz de dar la impresión de que la vida monástica era el único camino seguro hacia el cielo. Un ejemplo de esto se encuentra en su apasionado sermón dirigido a los clérigos Sobre la Conversión, predicada en París en 1139-40, en la cual, los instó a abandonar el mundo y a convertirse a la vida monástica.

La oposición de Bernardo hacia la herejía no se detiene con Abelardo. También se opuso a otro teólogo escolástico mucho más astuto en la persona de Gilberto, obispo de Poitiers. Gilberto fue citado a comparecer ante un concilio en Reims en 1148, pero, a diferencia de Abelardo, escapó con sólo una advertencia. Muchos sintieron que Bernardo había mostrado un celo inmoderado en contra de la herejía y que había intentado explotar su estrecha relación con el papa para condenar a Gilberto.

Bernardo incluso también se opuso a dos predicadores populares, Pedro de Bruys y Enrique de Lausana, quienes rechazaban a la Iglesia Católica y formaron su propia iglesia "espiritual" al sur de Francia. Otro hereje al que se opuso Bernardo fue Arnaldo de Brescia, quien enseñaba que el clero debía ser despojado de su riqueza material y que el Papa no tenía ninguna jurisdicción fuera de los asuntos eclesiásticos.


Padre del Papa

En 1145 la autoridad de Bernardo se incrementó cuando un ex monje de Claraval, Bernardo Pignatelli, se convirtió en el Papa Eugenio III. Con su antiguo alumno como el Pontífice Romano era natural que la influencia de Bernardo debía aumentar. Probablemente hay un elemento de autosatisfacción en el lamento de Bernardo para Eugenio en el que declara, "dicen que no eres tú, sino yo, quien es el Papa" (Carta 239). Bernardo había estado durante mucho tiempo preocupado por la corrupción en la iglesia. En algún momento durante 1127-28 él había escrito una obra sobre los deberes y la conducta de los Obispos, en la que protestó contra los abusos. Asimismo, en 1150-1152, retrató al obispo ideal en su hagiográfica Vida de San Malaquías, obispo de Armagh de Irlanda, quien murió mientras visitaba Claraval.

Con su antiguo alumno como Papa, él tuvo la excusa perfecta para poner su atención en el papado. En el mismo año del nombramiento de Eugenio, Bernardo comenzó su obra Sobre la Especulación. Dirigida a Eugenio, la cual no fue completada hasta 1153, año en que murió. En ella insta al papa a encontrar tiempo para reflexionar o meditar en medio de su ajetreada vida. Él debe considerarse a sí mismo (su persona y su oficio), a aquellos situados por debajo de él, a quienes lo rodean en Roma, y a aquellos por encima de él en el mundo celestial. Bernardo tenía una gran opinión sobre el papado. El Papa es "el único vicario de Cristo que preside no sobre un solo pueblo, sino sobre todo" (2:8:16), y él tiene plenitud del poder. Sin embargo, Bernardo es igualmente enfático en su oposición a la tiranía papal:

Nos comprenderemos mejor a nosotros mismos si nos damos cuenta que un ministerio ha sido impuesto sobre nosotros en lugar de habérsenos concedido un dominio. . . A mí me parece que les ha sido confiada la mayordomía del mundo, no les han dado la posesión de él . . . No hay veneno más peligroso para ustedes, no hay espada más letal, que la pasión por gobernar. Ciertamente se pueden atribuir mucho a sí mismos, pero a menos que se encuentren bastante engañados no pensarán que han recibido nada más que la mayordomía de parte de los grandes apóstoles. (2:6:9; 3:1:1-2)


Un Gran Líder de una Causa Trágica

Al año siguiente, el nuevo Papa pidió que se llevara a cabo la segunda cruzada para proteger la Tierra Santa de la invasión de los Árabes. Nombró a Bernardo para promover la causa. El padre de Bernardo había participado en la primera cruzada (1096-1099), la cual había sido exitosa en la toma de Jerusalén, y Bernardo estaba feliz de aceptar.

Él viajó alrededor de Europa invitando a los gobernantes y a los gobernados por igual a alistarse en "la causa de Cristo." Entre otras cosas, puso fin a las actividades de un monje, que se encontraba instando a los cruzados a practicar sus conocimientos militares masacrando a los Judíos en Alemania.

Bernardo tuvo éxito en iniciar la cruzada, en 1148, pero ésta fue un rotundo fracaso. Este fue un duro golpe para Bernardo, cuya popularidad cayó en picada. Él se consoló a sí mismo en el hecho de que era mejor que el pueblo estuviera enojado contra él que contra Dios. Sin embargo, la reputación de Bernardo era lo suficientemente grande para sobrevivir a tal contratiempo. Murió en 1153 y fue canonizado por la Iglesia Católica en 1174.


Maestro de la Vida Espiritual.

Bernardo es recordado sobre todo como un maestro de la vida espiritual. En cierto sentido todos sus escritos tratan sobre este tema, pero hay tres en particular que pueden ser señalados. Uno de sus primeros dos tratados fue Los Pasos de la Humildad y del Orgullo, escrito antes de 1125, en el que Bernardo expone los 12 pasos de la humildad descritos por Benito en su Regla. Este trabajo contiene algunas percepciones sobre la naturaleza humana:

La humildad es una virtud en la que un hombre tiene una baja opinión de sí mismo porque se conoce bien . . . Justo al igual que la verdad pura es vista sólo por los de corazón puro, así también las miserias de un hermano son verdaderamente experimentadas sólo por quien tiene miseria en su propio corazón. Nunca sentirás una verdadera piedad por las deficiencias del otra hasta que reconozcas y te des cuenta de que tienes las mismas carencias en tu alma. Cuando un hombre ha estado alardeando acerca de que él es mejor que otros, podría sentirse avergonzado si no cumple las expectativas de su presunción y si no muestra en qué medida es mejor que otros. . . Él no es que quiera ser mejor sino dar la apariencia de serlo. Él no está tan preocupado por llevar una vida mejor, tanto como lo está por aparentar ante otros que lo está haciendo . . . Cuando un hombre piensa que es mejor que otros, ¿no se pondrá antes que los demás? Él debe tener el primer lugar en las reuniones, ser el primero en hablar en el Consejo. Él llega sin ser llamado. Participa sin que le pregunten. Debe reacomodar todo, rehacer lo que ya se ha hecho. Aquello que él no hizo u organizó no está bien hecho o no está acomodado adecuadamente. (1:2, 3:6,14:42).

En una etapa posterior, en algún momento entre 1126 y 1141, Bernardo escribió una de sus obras más conocidas, Sobre Amar a Dios. Sin embargo, probablemente su trabajo más famoso es, Sobre el Cantar de los Cantares. Estos 86 sermones fueron escritos entre 1135 y su muerte. Aunque tienen apariencia de sermones, son en realidad una obra literaria destinada a ser leída, en lugar de predicada. De nuevo, aunque siguen el texto del Cantar de los Cantares (alcanzando sólo el inicio del capítulo 3), estos son realmente una serie de sermones sobre temas relativos a la vida espiritual, con sólo una conexión tangencial con el texto. En estos sermones, vemos el enfoque de Bernardo hacia la teología:

Hay algunos que desean saber con el único propósito de conocer y esa es una curiosidad vergonzosa; otros anhelan saber para ser conocidos, y esa es una vanidad vergonzosa. . . Hay otros que anhelan el conocimiento a fin de vender sus frutos a cambio de dinero o de honores, y esa es una especulación vergonzosa; otros de nuevo anhelan saber a fin de prestar un servicio, y eso es caridad. Por último, hay quienes anhelan saber para beneficio propio, y eso es prudencia. (36:3).

En estos sermones, Bernardo también habla de su propia experiencia mística:

Quiero contarles sobre mi propia experiencia, como lo he prometido. No porque tenga alguna importancia . . . Tengo que admitir que la palabra también ha llegado a mí--hablo como un tonto--y ha venido muchas veces. Pero, a pesar de que él ha venido a mí, nunca he sido consciente del momento de su llegada. Percibí su presencia, después recordé que él había estado conmigo; a veces había tenido el presentimiento de que iba a venir, pero nunca fui consciente de su llegada o de su marcha. (74:5).

Algunos de los sermones que Bernardo predicó se conservan. También hay una nueva serie de sermones uterinos para varios domingos y fiestas del año eclesiástico. El exégesis de Bernardo de la Biblia es predominantemente alegórico, y está alineado con el enfoque de la época. Su uso de esta técnica le valió el título de "meloso" (fluyendo dulcemente, como la miel), por lo que fue capaz de sacar la miel del significado espiritual de la letra de las Escrituras.

El enfoque alegórico se encuentra en desgracia el día de hoy. Y aunque el enfoque exegético de Bernardo puede ser considerado insuficiente, esto no significa que sus escritos sean necesariamente antibíblicos. La enseñanza que Bernardo podía extraer o ilustrar mediante un texto improbable es tan probable como no explícitamente elaborada en otros lugares. Además, el texto de los escritos de Bernardo está empapado de las Escrituras en el hecho de que hay alusiones bíblicas cada pocas líneas.

Bernardo de Claraval es una gran y fascinante figura de la historia de la Iglesia. Él es en cierto modo remoto y ajeno a nuestra época. En otros aspectos, su vida es una expresión de una espiritualidad cristiana inmutable--una que trasciende todas las barreras del tiempo y de la cultura.


[* Algunos estudios recientes han vuelto a datar la entrada de Bernardo a Císter para el año 1113.]

Agradecimientos--Algunas partes de este artículo han aparecido previamente en El Conciso Libro del Pensamiento Cristiano de León (León, 1984) de Tony Lane. Los extractos de los escritos de Bernardo han sido tomados principalmente de los volúmenes de la Serie de los Padres Cistercienses, publicadas por Ediciones Cistercienses.

Tony Lane es un profesor de teología histórica en el London Bible College. Entre sus escritos hay contribuciones hechas para El Manual de Eerdman para la Historia del Cristianismo, y para Grandes Líderes de la Iglesia Cristiana (Moody Press).

 

Last modified: Tuesday, October 17, 2017, 11:29 PM