Juan Knox 1514-1572

Un Presbiteriano con una espada

"La espada de la justicia es de Dios, y si los príncipes y los gobernantes no la usan, otros pueden".


Fue un ministro del evangelio cristiano que abogaba por la revolución violenta. Él era considerado uno de los predicadores más poderosos de su época, pero sólo dos de los cientos de sermones que predicó nunca fueron publicados. Es una figura clave en la formación de la Escocia moderna, sin embargo, sólo hay un monumento erigido en su honor en Escocia, y su tumba se encuentra debajo de un estacionamiento.

Juan Knox realmente fue un hombre de muchas paradojas, un Jeremías Hebreo establecido en suelo escocés. En una campaña implacable de oratoria feroz, trató de destruir lo que él consideraba idolatría y purificar la religión de Escocia.


Retomando la causa

Juan Knox nació alrededor del año 1514, en Haddington, una pequeña ciudad al sur de Edimburgo. Alrededor de 1529 ingresó a la Universidad de St. Andrews y decidió estudiar teología. Fue ordenado sacerdote en 1536, pero se convirtió en notario, luego en tutor para los hijos de los terratenientes locales (la nobleza escocesa de menor rango).

Se desarrollaron acontecimientos dramáticos en Escocia durante la juventud de Knox. Muchos estaban enojados en contra de la iglesia Católica, propietaria de más de la mitad de los bienes raíces y la cual reunía un ingreso anual casi 18 veces mayor que el de la corona. Los obispos y los sacerdotes eran a menudo meros nombramientos políticos, y muchos jamás ocultaban su vida inmoral: el arzobispo de St. Andrews, el Cardenal Beaton, confraternizaba abiertamente con sus concubinas y engendró a 10 niños.

El constante tráfico marítimo entre Escocia y Europa permitió que la literatura Luterana se introdujera de contrabando en el país. Las autoridades de la iglesia estaban alarmadas por esta "herejía" y trataron de suprimirla. Patrick Hamilton, un extrovertido protestante convertido, fue quemado en la hoguera en 1528.

A principios de la década de 1540, Knox estuvo bajo la influencia de reformadores convertidos, y bajo la predicación de Thomas Guilliame, se unió a ellos. Knox se convirtió entonces en un guardaespaldas para el apasionado predicador Protestante George Wishart, quien se encontraba hablando por toda Escocia.

En 1546, sin embargo, Beaton había arrestado, juzgado, estrangulado y quemado a Wishart. En respuesta, un grupo de 16 nobles protestantes irrumpieron en el castillo, asesinando Beaton y mutilando su cuerpo. Inmediatamente el castillo fue asediado por una flota de buques franceses (La Francia Católica era aliada de Escocia). Aunque Knox no tuvo conocimiento del asesinato, él no lo aprobó, y durante un descanso en el asedio, se unió a la parte sitiada del castillo.

Durante un servicio Protestante un domingo, el predicador Juan Rough habló sobre la elección de los ministros, y le pidió públicamente a Knox que se comprometiera al cargo de predicador. Cuando la congregación confirmó el llamado, Knox se encontraba estremecido y se puso a llorar. Al principio se negó, pero finalmente se sometió a lo que él consideraba un llamado divino.

Fue un ministerio de corta duración. En 1547, después de que el castillo de St. Andrés volvió a ser puesto bajo asedio, finalmente se rindió. Algunos de los ocupantes fueron encarcelados. Otros, como Knox, fueron enviados a las galeras como esclavos.


Predicador Vagabundo

Pasaron diecinueve meses antes de que él y otros fueran puestos en libertad. Knox pasó los siguientes cinco años en Inglaterra, y su fama de predicación floreció rápidamente. Pero cuando la Católica María Tudor tomó el trono, Knox se vio obligado a huir a Francia.

Se abrió paso a Ginebra, donde conoció a Juan Calvino. El reformador francés describió a Knox como un "hermano … trabajando enérgicamente por la fe." Knox, por su parte, estaba tan impresionado con la Ginebra de Calvino, que la llamó, "la más perfecta escuela de Cristo que jamás se haya existido en la tierra desde los días de los apóstoles".

Knox viajó a Frankfurt am Main, donde se unió a otros protestantes refugiados—y rápidamente se envolvió en una controversia. Los protestantes no podían ponerse de acuerdo sobre un orden para el culto. Los argumentos se volvieron tan acalorados que un grupo salió furioso de una iglesia un domingo, negándose a adorar en el mismo edificio que Knox.

En Escocia, los protestantes estaban redoblado sus esfuerzos, y se estaban formando congregaciones en todo el país. Un grupo que llegó a ser llamado "Los Señores de la Congregación" prometieron hacer del Protestantismo la religión de la tierra. En 1555, invitaron a Knox a volver a Escocia para inspirar la labor reformadora. Knox pasó nueve meses predicando extensamente y persuasivamente en Escocia antes de que se viera obligado a regresar a Ginebra.


Toques Apasionados de la Pluma

Nuevamente lejos de su patria, él publicó algunos de sus tratados más controvertidos: En su Admonición a Inglaterra él atacó virulentamente a los dirigentes que permitieron que regreso del catolicismo a Inglaterra. En El Primer Toque de la Trompeta Contra el Monstruoso Regimiento de la Mujer sostenía que una gobernante femenina (como la Reina Inglesa María Tudor) era "más abominable en la presencia de Dios" y que era "una traidora y una rebelde contra Dios." En sus Apelativos a la Nobleza y la Plebeyez de Escocia, él extendió a la gente ordinaria el derecho—de hecho, el deber—de rebelarse en contra de las reglas injustas. Como le dijo más tarde a la Reina María de Escocia, "La espada de la justicia es de Dios, y si los príncipes y los gobernantes no la usan, otros pueden".

Knox regresó a Escocia en 1559, y nuevamente desplegó sus formidables habilidades de predicación para aumentar la militancia Protestante. A los pocos días de su llegada, él predicó un violento sermón en Perth en contra de la "idolatría" católica, provocando un motín. Los altares fueron demolidos, las imágenes destrozadas, y las casas religiosas destruidas.

En Junio, Knox fue elegido ministro de la iglesia de Edimburgo, donde continuó exhortando e inspirando. En sus sermones, Knox típicamente pasaba media hora exponiendo tranquilamente un pasaje bíblico. Entonces mientras aplicaba el texto a la situación de Escocia, se volvía "activo y vigoroso" y llegaba a golpear violentamente el púlpito. Un anotador dijo, "él me hizo crecer [estremecer] y temblar, al grado que no pude sostener el lápiz para escribir".

Los Señores de la Congregación ocupaban militarmente más y más ciudades, hasta que finalmente, en el Tratado de Berwick de 1560, los Ingleses y Franceses acordaron marcharse de Escocia. (Los Ingleses, ahora bajo el gobierno de la protestante Isabel I, había acudido en ayuda de los Protestantes Escoceses; los franceses estaban ayudando al partido Católico). El futuro del Protestantismo en Escocia estaba asegurado.

El Parlamento le ordenó Knox y a cinco colegas escribir una Confesión de Fe, el Primer Libro de la Disciplina, y El Libro del Orden Común—todo lo cual arrojó la fe protestante de Escocia a un modo claramente Calvinista y Presbiteriano.

Knox terminó sus años como predicador de la iglesia de Edimburgo, ayudando a modelar el desarrollo del Protestantismo en Escocia. Durante este tiempo, escribió su Historia de la Reforma de la Religión en Escocia.

Aunque sigue siendo una paradoja para muchos, Knox fue claramente un hombre de gran valentía: un hombre parado frente a la tumba abierta del Knox, dijo: "Aquí yace un hombre que ni halagaba ni temía cualquier carne." El legado de Knox es grande: su progenie espiritual incluye unos 750,000 Presbiterianos en Escocia, 3 millones en los Estados Unidos, y muchos millones más en todo el mundo.

 

Modifié le: mardi 24 octobre 2017, 22:22