Caminando con Dios 

Por Edwin D. Roels

¿Quieres vivir una vida que sea agradable a Dios? ¡Puedes! Aunque el poder del mal es muy fuerte y personalmente puedes sentirte muy débil, la Biblia nos enseña que Dios nos dará por gracia todo lo que necesitamos para poder vivir una vida que le agrade y le honre (2 Pedro 1:3-4).

Esto no significa, por supuesto, que nunca pecaremos ni haremos nada malo. Pero sí significa que Dios realmente nos ayudará a vivir una vida que lo honre, lo glorifique y lo complazca, si deseamos vivir esa vida de manera genuina y sincera, y si buscamos en oración caminar con Él en cada momento de cada día.

Sin embargo, muchos Cristianos continúan enfatizando sus debilidades y fallas y el poder del mal en el mundo. Lo que dicen puede ser cierto, pero al enfatizar lo negativo, a menudo descuidan o minimizan los muchos pasajes de la Biblia que nos hablan de la gracia de Dios, del poder de Dios y de la victoria que promete dar a aquellos que humildemente buscan servirle y honrarle.

Si continuamos enfatizando lo negativo, probablemente no oremos con la confianza de que Dios realmente nos ayudará a vivir una vida que le agrade. De hecho, ¡es posible que lleguemos al punto en el que realmente esperamos fallar! Y, después de un tiempo, puede que ni siquiera nos preocupemos más por nuestros fracasos ya que simplemente nos resignamos a la idea de que "de todos modos, nadie puede agradar a Dios".

Por lo tanto, comencemos con un énfasis en las enseñanzas positivas de la Biblia con respecto a la santidad y a la obediencia. Aunque solo Jesús cumplió perfectamente y siempre la voluntad de su Padre celestial, encontraremos que hay muchas otras personas en la Biblia que son elogiadas por sus vidas de confianza y obediencia. Y, además, descubriremos que la Biblia nos brinda muchas promesas y un estímulo maravilloso mientras buscamos ¡Caminar con Dios! con humildad y sinceridad.


DIOS NOS LLAMA A UNA VIDA DE SANTIDAD Y DE OBEDIENCIA

La Biblia nos llama repetidamente a vivir de la manera que Dios quiere que vivamos. Algunas veces enfatiza cuáles serán los resultados si elegimos no confiar en Él ni obedecerlo. Pero una y otra vez somos llamados a ser santos y obedientes porque Dios es santo y debemos ser como él. . . o porque somos sus representantes en un mundo caído y pecaminoso y debemos glorificarlo. . . o porque el mundo incrédulo debe entender claramente la diferencia entre vivir en la oscuridad y vivir en la luz. . . o simplemente porque el camino de la obediencia es el camino de bendición y de alegría. Dios no nos da leyes y mandamientos para hacer nuestras vidas más pesadas o difíciles, sino porque Él quiere lo mejor para nosotros. Y no puede haber placer o deleite duradero cuando elegimos caminar en nuestro propio camino en lugar de seguir su camino. Y no puede haber mayor alegría que cuando, por gracia y por elección, caminamos con Él en cada momento de nuestras vidas.

Referencias Bíblicas

"Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo." 1 Pedro 1:15-16

"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" 1 Corintios 3:16.

"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". 2 Corintios 7:1

"Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor." Efesios 5:8-10

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. . . . Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo." Efesios 5:15-17, 19-20.

"Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios." Filipenses 1:9-11

"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" Tito 2:11-13

"Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz." 2 Pedro 3:14.

"Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro" 1 Juan 3:3


UN HOMBRE QUE CAMINÓ CON DIOS POR TRESCIENTOS AÑOS

Al principio del libro de Génesis (Génesis 5: 21-24) leemos sobre un hombre llamado Enoc. En muchos sentidos, Enoc parecía haber sido un hombre "normal" que vivía como todos los demás. Se casó, tuvo hijos y nietos, y se ocupó de sus asuntos ordinarios día tras día. Pero también había algo muy especial acerca de él. De acuerdo con los versículos 22 y 24, Enoc "caminó con Dios". Este caminar fue tan especial que Enoc fue llevado directamente al cielo sin tener que morir.

No sabemos exactamente lo que quiere decir la Biblia cuando dice que "Enoc caminó con Dios", pero es obvio que estaba viviendo de tal manera que Dios estaba muy contento con él. Hebreos 11:5 nos dice que antes de Enoc fuera llevado al cielo, "tuvo testimonio de haber agradado a Dios". Y esto no era algo que sucedía solo de vez en cuando. Génesis 5:22 dice que "caminó Enoc con Dios. . . trescientos años." Por lo menos, es obvio que Enoc vivió día tras día y año tras año en una comunión estrecha y amorosa con su Dios. Él fue un ejemplo maravilloso de alguien que no solo conocía la voluntad de Dios, sino que también hizo lo que Dios quería que hiciera de manera fiel y consistente. Debería ser muy alentador para nosotros saber que había alguien que diariamente vivía una vida que agradaba a Dios cuando la mayoría de las personas a su alrededor no amaban ni servían para nada a Dios.

OTROS QUE CAMINARON CON DIOS

Si Enoc fuera la única persona en la Biblia que fue elogiada como alguien que complacía a Dios, podríamos sentir que realmente no podríamos aprender nada de él. Pero él no es el único. Él puede ser el más excepcional ya que nunca leemos nada negativo acerca de él, pero ciertamente no es la única persona que agradó a Dios en su vida. Por ejemplo, considera lo siguiente.

"Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé." Génesis 6:9

"Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación." Génesis 7:1 

"Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal." Job 1:1 Véase también Job 1:8.

Dios dice acerca de David, "He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero." Hechos 13:22 Véase también 1 Samuel 13:14 y 1 Reyes 3:6.

David escribió, "Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; he resuelto que mi boca no haga transgresión. . . . Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen." Salmos 17:3, 5 

"Entenderé el camino de la perfección Cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. No pondré delante de mis ojos cosa injusta." Palabras de David en Salmos 101:2, 3.

"José su marido [de María], como era justo . . . ." Mateo 1:19. 

"Herodes temía a Juan [el Bautista], sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo." Marcos 6:20 

"Ambos [Zacarías e Isabel, los padres de Juan el Bautista] eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor". Lucas 1:6

"Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso." Lucas 2:25.

"Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios." Hechos 10:22. Véase también Hechos 10:2.

"Por la fe Abel . . . alcanzó testimonio de que era justo." Hebreos 11:4

Estos pasajes no enseñan que las personas mencionadas aquí vivieron sin pecado o sin falta. Sólo Jesús no conoció pecado (2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15, 7:26;1 Pedro 2:22; 1 Juan 3:5).

Sin embargo, los pasajes sí enseñan que estas personas buscaron sinceramente observar las leyes de Dios, obedecerlo, confiar en Él, y caminar en Sus caminos. Aunque no fueron perfectos en sus motivos y algunas veces cayeron en pecados graves (considera, por ejemplo, los fracasos significativos de Noé y de David), y aunque no amaban a Dios con todo su corazón, alma, mente y fuerza, buscaron complacerlo y disfrutaron de la comunión con Él mientras caminaban con Él en sus vidas diarias.

Todas estas personas fueron conocidas por su integridad y su compromiso con el Señor.  Buscaron honrar conscientemente a Dios y obedecerlo, haciendo coincidir sus acciones con sus palabras. Sus vidas estaban llenas de deseos positivos y de intenciones sinceras mientras seriamente buscaban hacer la voluntad de Dios. Y Dios los aprobó y los bendijo.

Tales personas son un gran estímulo para nosotros. Enoc y Noé y Job, así como otros, amaron y sirvieron a Dios incluso cuando la mayoría de los demás no lo hicieron. Sus vidas muestran claramente que es posible caminar con Dios incluso cuando otros no lo hacen. Ellos nos ayudan a ver y a creer que Dios realmente bendice a quienes lo aman genuinamente y confían en él. Por lo tanto, nunca deberíamos desesperarnos cuando la mayoría de las personas que nos rodean parecen vivir sin ningún deseo de confiar u obedecer al Señor. Y nunca debemos concluir que la santidad y la obediencia son absolutamente imposibles para nosotros en un ambiente de incredulidad y desobediencia. Por siempre Dios es fiel a sus promesas. Él nunca les fallará a aquellos que lo aman y lo obedecen.

ALGUNAS PROMESAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO SOBRE LA BENDICIÓN DE LOS JUSTOS

"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. . . . Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá." Salmos 1:1-3, 6

Salmos 5:12 "Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor".

Salmos 112:1, 4: "Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. . . . Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo".

Salmos 119:1-3 "Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová. Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan; pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos".

Salmos 128:1 "Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos".

Proverbios 11:20 "A Jehová . . . los perfectos de camino le son agradables".

Proverbios 20:7 "Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él".

Ezequiel 18:5, 9 ": "Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia. . . . en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor."


LAS ENSEÑANZAS DEL NUEVO TESTAMENTO SOBRE CAMINAR CON DIOS

Todos sabemos que la tentación es muy real y que el diablo es muy fuerte (1 Pedro 5:8). También sabemos que incluso algunos de los creyentes más fuertes a veces caen en pecado. Sin embargo, es importante que no nos centremos principalmente en aquellos pasajes que describen la fortaleza de nuestro enemigo o los fracasos del pueblo de Dios. Más bien, si realmente buscamos caminar con Dios, debemos enfocarnos principalmente en quienes somos "en Cristo".

Cuando nos enfocamos en nosotros mismos, es fácil sentirnos abrumados por una sensación de debilidad y darnos cuenta de que somos completamente incapaces de vencer o resistir a los poderes del mal con nuestras propias fuerzas. Sin embargo, cuando nos enfocamos en quiénes somos en Cristo, nos damos cuenta de que tenemos mucho más poder que aquellos que desean destruirnos o alejarnos del Salvador que amamos. Como el Apóstol Juan nos recuerda, aunque nuestro enemigo es muy fuerte, "mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4).

Debemos recordar que Cristo no solo nos salvó cuando creímos en Él por primera vez, sino que también continúa ayudándonos a vencer el pecado y al diablo a través del Espíritu Santo que vive en nosotros. Así como fuimos salvos mediante la fe en Cristo, debemos vivir nuestras vidas diarias mediante la fe en Él y con fe en sus promesas para ayudarnos en nuestros tiempos de necesidad. Y si a veces fracasamos en vivir como Dios quiere que lo hagamos, nunca debemos desesperarnos o rendirnos, sino confesar inmediatamente nuestro pecado ante Dios, confiar en Él para recibir perdón, y luego volver a estar en consonancia con nuestro Señor.

Si no creyéramos verdaderamente que Dios quiere que vivamos una vida que le agrade y que nos permite hacerlo, continuamente nos sentiríamos frustrados y desanimados cada vez que estudiamos la Biblia. Cuanto más aprendiéramos acerca de la voluntad de Dios para nuestras vidas, menos alegría tendríamos y mayor sería nuestro sentido de desesperanza y desesperación. Pero cuando nos enfocamos en las promesas de Dios más que en nuestras debilidades, podemos comenzar a vivir una vida de confianza y obediencia que nos lleve a una mayor humildad, acción de gracias, compañerismo y alegría.

Y cuando lo hagamos vivo, agradeceremos reconocer que todo lo que logremos y cada victoria que disfrutemos son posibles solo por su misericordia y su gracia. Y, como resultado, toda la gloria y la alabanza serán dadas a Él y no a nosotros mismos.


Referencias Bíblicas

Jesús dijo, "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. . . . el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" Juan 15:3-5

"Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él [Cristo], para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado." Romanos 6:6-7.

"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros" Romanos 8:9

"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." Gálatas 5:16.

"Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." Filipenses 2:13

"Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu." Gálatas 5:24-25

Después de presentar una larga lista del tipo de personas que no entrarán en el Reino de Dios debido a sus costumbres pecaminosas, Pablo escribió, "Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" 1 Corintios 6:11

"Jesucristo . . . se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras." Tito 2:14

"Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo . . . para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres." Tito 3:3-8

"Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros." Santiago 4:7b-8  

"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia". 2 Pedro 1:3-4

"Todo aquel que permanece en él, no peca. . . . Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios." 1 Juan 3:6, 9

"El Dios de paz . . . os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén." Hebreos 13:20-21

"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén." Judas 24-25


UN RECORDATORIO IMPORTANTE

Aunque nos estamos enfocando principalmente en nuestro Caminar con Dios, es muy importante recordar que no hay manera de que podamos ganar o merecer la salvación por nuestra santidad u obediencia. No somos salvos de la pena y del poder del pecado por nuestros propios méritos, sino solo a través de la misericordia y de la gracia de Dios. Nadie está sin pecado, y nadie puede siquiera comenzar a salvarse del justo juicio de Dios. Cada persona que viene al mundo nace bajo la maldición del pecado (Efesios 2:3) y cada persona por naturaleza es objeto de la ira de Dios y está sujeta a la pena de la muerte eterna (Juan 3:36). La justicia eterna y perfecta solo puede ser nuestra por medio de la fe en Jesucristo, quien misericordiosamente tomó nuestro pecado sobre sí mismo, cuya justicia perfecta nos es imputada (Romanos 3:23-26; Romanos 5:1-2; 1 Corintios 1:30-31; 2 Corintios 5:21).

Sin embargo, cuando Cristo nos salva, no solo elimina la pena del pecado, sino que también nos da la capacidad de luchar contra el poder del pecado y vencerlo (1 Corintios 10:13). Como dice un viejo himno Cristiano, a través de Cristo tenemos una "doble cura". Él nos salva de la ira y también nos hace puros.

El enfoque de este estudio no radica en acercarse a Dios para obtener salvación, sino más bien en caminar con Dios en obediencia y gratitud después de que hayamos sido salvos. Si aún no has dado el primer paso de confiar en Cristo para salvación, ¡entonces te será totalmente imposible caminar con Dios! Pero si eres un verdadero creyente y deseas sinceramente vivir para Dios en tu vida diaria, puedes esperar con confianza que Dios te permita caminar con Él en obediencia y alegría.


PASAJES DE LA BIBLIA QUE PONEN DE RELIEVE EL PECADO Y EL FRACASO HUMANO

Hasta este punto, hemos enfatizado la importancia y la posibilidad de caminar con Dios en esta vida. Hemos visto que hubo varias personas en la Biblia que fueron descritas como "justas" o "irreprensibles" o "rectas" ante el Señor. Ellos deseaban caminar con Dios sinceramente y vivir una vida que le agradara. Estas personas no estaban completamente libres del fracaso y del pecado, pero buscaban complacer al Señor, guardar Sus leyes, confiar en Él y obedecerlo. Y si, a veces, caían en pecado, se arrepentían sinceramente de esos pecados y buscaban caminar nuevamente en consonancia con el Señor.

Sin embargo, algunos pasajes de la Biblia parecen enseñar que para nosotros es imposible caminar fiel y consistentemente con Dios en esta vida, pasajes como el Salmo 53:3; Isaías 64:6; Romanos 3:10; Romanos 7:15 y 1 Pedro 5:8. Muchas personas creen que estos otros textos enseñan que no es posible para nosotros vivir una vida que agrade a Dios. Dado que a menudo se hace referencia a estos otros textos cuando se habla de la vida Cristiana, los analizaremos detenidamente antes de continuar estudiando otras enseñanzas sobre cómo quiere Dios que vivamos. Si creemos sinceramente que para nosotros es imposible vivir nuestras vidas de una manera que sean agradables a Dios, entonces tendría poco valor estudiar más a fondo lo que la Biblia enseña acerca de caminar con Dios. De hecho, cuanto más estudiáramos, ¡más desanimados y frustrados nos sentiríamos! Por lo tanto, trataremos de entender algunos de los llamados textos "negativos" para ver lo que realmente nos enseñan.

Texto Número Uno: Salmos 53:3.

"No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno".

Este pasaje también es citado en el Salmo 14:1 y en el Nuevo Testamento en Romanos 3:12. Además, Romanos 3:10 dice, "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios." Y Eclesiastés 7:20 enseña que "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque".

Hay varias cosas que deben tenerse en cuenta en relación con estos pasajes.

(1) Es cierto que toda persona en la tierra es pecaminosa y está inclinada a pecar por naturaleza (Efesios 2:1-3). Eso es lo que significa la doctrina del "pecado original". Esta verdad también se afirma en Romanos 3:23 donde leemos, "Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". Verdaderamente, no hay nadie que nazca sin una naturaleza pecaminosa y nadie que viva sin pecado. Debemos reconocerlo con honestidad y humildad. También debemos reconocer que la única manera de que caminemos con Dios y vivamos una vida que le complazca es antes que nada recibir una nueva vida por el Espíritu Santo. Recibir esta nueva vida se conoce como "nacer de nuevo" o "regeneración".

(2) David es mencionado como el autor de este salmo. Aunque David ciertamente estaba lejos de estar libre de pecado en su vida, en sus otros escritos escribió claramente acerca de su ferviente deseo de servir y agradar al Señor. Por ejemplo, en el Salmo 101:2-3 escribió que deseaba entender el "camino de la perfección" y andar en medio de su casa "en la integridad de. . .[su] corazón ". David no vivió sin pecado, pero vivió de tal manera que Dios lo consideró como un hombre "conforme al corazón de Dios". Por lo tanto, ¡Es obvio que David no quiso decir en el Salmo 53:3 que nunca nadie hace algo que complazca a Dios!

(3) Si se entiende que el Salmo 53:3 y los pasajes paralelos se refieren a cada persona sobre la faz de la tierra, entonces significaría que realmente nada cambia en la vida de una persona cuando nace de nuevo. Entonces no habría una diferencia significativa entre las vidas de aquellos de quienes se dice que son "justos" o "irreprensibles" ante el Señor y de aquellos que son descritos como impíos, pecaminosos y malvados. Y si esto fuera cierto, significaría que la poderosa obra de Dios en la vida de un creyente (referida en pasajes tales como Filipenses 2:13, Colosenses 1:29 y Efesios 1:19-20) realmente no logra nada en cuanto concierne a la vida Cristiana. Y esto obviamente no es verdad. Por lo tanto, el Salmo 53:3, no puede significar que nadie en ninguna parte haga algo que se considere "bueno" y "correcto" ante el Señor.

(4) Por lo tanto, la pregunta debe ser planteada, en cuanto a si el Salmo 53:3 describe la vida de cada persona en la tierra, ya sea que esa persona haya nacido de nuevo o aún sea incrédula. La respuesta obvia es que este texto no se refiere a las vidas de los creyentes que han nacido de nuevo por el Espíritu Santo. La razón básica para esta conclusión es que hay tantos pasajes en la Biblia que se refieren a las "buenas obras" de las personas que conocen, confían y obedecen al Señor. Estas "buenas obras" nunca son descritas en la Biblia como obras "pecaminosas" u " obras malas " u "obras contaminadas", sino siempre referidas como "buenas". Vea pasajes tales como Efesios 2:10, Colosenses 1:10; 2 Tesalonicenses 2:17; 1 Timoteo 2:10; 1 Timoteo 5:10, 25; Tito 3:1, 8, 14 y muchos otros. Aunque las buenas obras de los creyentes pueden no ser perfectas en todos los sentidos, ciertamente son muy diferentes a las obras de los incrédulos. Y Dios mismo se refiere a ellas en las Escrituras como obras "buenas".

Texto Número Dos: Isaías 64:6.

"Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia".

(1) Muchas de las observaciones hechas anteriormente en relación con el Salmo 53:3 también serían relevantes aquí. Cualquiera que no haya nacido de nuevo no puede vivir una vida que sea agradable a Dios. Incluso los mejores esfuerzos humanos no serán aceptables para Dios. Estos esfuerzos no están motivados por el verdadero amor a Dios, no han sido hechos para la gloria de Dios, y no proceden de un corazón verdaderamente puro o nacido de nuevo.

(2) Sin embargo, después de que una persona nace de nuevo y recibe una vida nueva a través del Espíritu Santo, esta persona comienza a vivir una vida que agrada a Dios. Una de las confesiones de fe protestantes más antiguas lo dice de esta manera: Pregunta: "¿Qué es la vuelta a la vida del nuevo yo?" Respuesta: "Es un gozo sincero en Dios por medio de Cristo y un placer por hacer todo tipo de bien tal como Dios quiere que lo hagamos" (Catecismo de Heidelberg, Día del Señor 33).

(3) Aunque el Salmo 53:3 e Isaías 64:6 tienen algunas cosas en común, también hay una diferencia significativa entre los dos pasajes. El Salmo 53 comienza con una referencia al necio que dice en su corazón que no hay Dios. En Isaías 64:6 escuchamos el clamor de las personas que creen en Dios e incluso saben lo que Él pide de ellos. Sin embargo, aparentemente habían sustituido la observancia externa de las leyes de Dios por una obediencia verdadera y sincera. Estaban haciendo algunas de las cosas que Dios les había ordenado que hicieran, pero sus motivos eran impuros y sus corazones no habían sido cambiados. Eran como las personas descritas en Isaías 1:10-17 e Isaías 29:13 acerca de quienes Dios dijo: "Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado". Por lo tanto, Isaías 64:6, se refiere a las personas que pueden estar haciendo algunas cosas "correctas" pero las están haciendo por las razones "incorrectas" y de la manera incorrecta.

(4) Las personas descritas en Isaías 64:6 definitivamente no estaban bien con Dios, y lo sabían (véanse los versículos 5 y 7.) Las personas descritas en el versículo 6 claramente son distintas a las personas a las que se refiere el versículo 5 quienes salieron "al encuentro del que con alegría hacía justicia" Por lo tanto, aquí hay un contraste significativo entre aquellos que viven para Dios y hacen su voluntad y los que no. El versículo 5 indica que es posible hacer lo correcto y agradable ante Dios y que había personas que lo hacían.

(5) Por lo tanto, Isaías 64:6 no debe entenderse como una descripción de personas que realmente están sirviendo al Señor con humildad y gratitud, y que están haciendo las obras que Dios preparó para ellos (Efesios 2:10). No hay pasajes en ninguna parte del Nuevo Testamento que nos permitan llamar a las obras preparadas por Dios, que honran a Cristo y que son guiadas por el Espíritu, como si fueran trapos de inmundicia a Su vista. Llamarlas así no solo es desalentador para las personas que lo hacen, sino que también deshonra al Señor quien las hace posibles.

Texto Número Tres: Romanos 7:15

"Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago".

Este pasaje es un tanto desconcertante por varias razones. Los comentaristas a menudo han estado en desacuerdo sobre si este pasaje describe a Pablo antes o después de su conversión. 

(1) Si Pablo se refiere aquí a su vida antes de su conversión, entonces estaría describiendo cómo era la vida para él cuando aún vivía como un fariseo orgulloso y farisaico. Quería servir a Dios, pero simplemente no tenía el poder espiritual para obedecerlo con motivos puros y con un corazón limpio.

Cuando era más joven, Pablo tuvo mucho cuidado de obedecer la ley externamente. Nunca violó ninguna de las leyes de Dios consciente o intencionalmente en lo que respecta a la obediencia externa. En ese sentido, se consideraba "irreprensible" (Filipenses 3:4-6). Tenía una "justicia" propia y sentía que estaba haciendo lo que la ley le exigía. En esa etapa de su vida, él no sabía nada de la justicia perfecta que podría ser suya a través de la fe en Jesús.

Si Pablo de hecho está describiendo su "vida anterior" en Romanos 7:14-15, entonces se refiere a la victoria espiritual que obtuvo sobre su antigua forma de vida a través de su fe en Jesús (Romanos 7:25-26). Él continúa describiendo la maravillosa libertad del peso de la ley que experimentó a través de la obra del Espíritu Santo en su vida (Véase Romanos 8:2-4).

(2) Si Pablo aquí (Romanos 7:14-15) está describiendo su vida después de su conversión, entonces reconoce que todavía luchaba en contra del poder del pecado en su vida, incluso después de convertirse en creyente. La santidad y la obediencia no eran "automáticas" para él. La nueva vida del Espíritu Santo en su corazón tenía que lidiar con el continuo poder de su antigua naturaleza de pecado. Y esta lucha continuó incluso después de su conversión.

Muchos creyentes que luchan con el poder del pecado y la tentación en sus vidas están agradecidos de saber que Pablo también compartió algunas de las mismas luchas que ellos tienen. A pesar de que desean genuina y ansiosamente agradar al Señor en sus vidas, reconocen, a su pesar, que a veces no hacen lo que Dios quiere que hagan.

(3) Pablo también nos recuerda aquí cuán absolutamente imposible es para nosotros vivir una vida que agrade a Dios si dependemos de nuestro propio poder y buenas intenciones. Como escribió en Romanos 7:18 y 20, "sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien... Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí". Al escribir de esta manera, Pablo no está poniendo excusas por cualquier cosa que pueda hacer mal. Más bien, simplemente está reconociendo que el poder del pecado dentro de él continúa siendo muy fuerte, incluso después de haberse convertido en creyente e incluso después de haber sido lleno del Espíritu Santo. 

(4) Sin embargo, al mismo tiempo, él indica que es posible ganar una victoria sobre el pecado en su vida a través del poder del Espíritu Santo que vive dentro de él. Y es esta VICTORIA la que quiere enfatizar aquí y no el poder del pecado o la fuerza de su naturaleza humana pecaminosa. Aunque el poder del pecado puede ser muy fuerte, el poder del Espíritu Santo es mucho mayor. (Vea los pasajes ya mencionados en Romanos 7:25 y Romanos 8).

(5) Hay varias razones por las que podemos afirmar todo esto con confianza. En casi cualquier otro pasaje en el que Pablo se refiere a la vida Cristiana y a la importancia de vivir una vida Cristiana, él escribe con valentía y confianza. Incluso insta a sus lectores a imitarlo y a seguir su ejemplo. Si él hubiera creído que no estaba viviendo una vida agradable al Señor, él definitivamente no hubiera vuelto a instar a otros a seguir su ejemplo. Consideremos, por ejemplo, los siguientes pasajes.

(a) "No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis. . . . Timoteo, que es mi hijo, . . . os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias" 1 Corintios 4:14-17.

(b) "Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros." 2 Corintios 1:12

(c) "Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes" 1 Tesalonicenses 2:10

(d) "Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia . . . ." 2 Timoteo 1:3

(e) "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo." 1 Corintios 11:1.

Texto Número Cuatro: 1 Pedro 5:8

"Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar".

Muchos creyentes reconocen el poder de Satanás en el mundo y sienten que no pueden competir en absoluto con su astucia, con su poder o con su persistencia. Si Satanás fue lo suficientemente inteligente y lo suficientemente fuerte como para lograr que Adán y Eva sin pecado lo escucharan (Génesis 3:1-7), ¿cómo podemos esperar ser capaces de resistirle? Satanás también fue capaz de causar que Pedro desafiara a Jesús justo después de que había hecho una confesión rotunda de fe en Él (Mateo 16:21-23). Más tarde, Satanás logró que Pedro negara que conocía a Jesús, incluso en el mismo momento en que todos los demás también lo estaban abandonando (Lucas 22:31, 54-62). Satanás también fue capaz de conseguir que Judas, uno de los discípulos escogidos de Jesús, entregara a Jesús de una manera que condujo a su muerte (Lucas 22:3). Y en la iglesia primitiva Satanás tentó a Ananías y a Safira para mentirle públicamente al Espíritu Santo, trayendo vergüenza y deshonra a los primeros creyentes (Hechos 5:3-11). 

Ya en el Antiguo Testamento Satanás también fue activo para tentar, atraer, y llevar a algunos de los creyentes más fuertes a la falsedad, al pecado y la vergüenza (Véanse, por ejemplo, los fracasos de David en 2 Samuel 11:1-27 y 2 Samuel 24:1-17 y los de Salomón en 1 Reyes 11:1-13.) Y cuando un mensajero angélico fue enviado por Dios ante Daniel, uno de los ángeles caídos de Satanás fue capaz de retrasar a este mensajero por un total de 21 días (Daniel 10:12-13).

Puesto que Satanás es tan fuerte y a menudo nosotros somos tan débiles, puede parecer que Satanás es capaz de evitar que caminemos con el Señor o que vivamos una vida que le agrade. Y lo que es peor, podemos sentir que no hay nada que podamos hacer al respecto. ¡Pero esto no es absolutamente cierto!

Es cierto, por supuesto, que Satanás nos puede tentar a desobedecer o a desconfiar de Dios. Y también es cierto que él y sus colegas demonios van a tratar de hacer que pequemos y caigamos. Pero definitivamente no puede hacer que desobedezcamos a Dios o que vivimos en contra de su voluntad.

Considera cuidadosamente los siguientes pasajes.

"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar." 1 Corintios 10:13

"Todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios. . . . Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" 1 Juan 4:3-4

"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. . . . Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. . . . Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. . . . orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu." Efesios 6:10-18

"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia". 2 Pedro 1:3-4

"Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios." 1 Juan 3:9

"Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca." 1 Juan 5:18

Estos pasajes no enseñan que los creyentes nunca caerán en pecado, más bien enseñan claramente que la victoria sobre el pecado y sobre Satanás siempre es posible si sinceramente y humildemente buscamos el poder del Señor para resistir la tentación y si deseamos sinceramente hacer su voluntad. A satanás le gustaría hacernos creer lo contrario. Él estaría contento si pudiera llevarnos a creer que es imposible resistirlo u obtener una victoria sobre la tentación. Sin embargo, Dios nos ha dado razones abundantes para creer que la victoria es posible. Y también ha prometido que caminar con Él y vivir para Él siempre nos traerá más alegría y bendición de lo que jamás podría ofrecer cualquier pecado.

Algunas personas también pueden referirse a otros pasajes de la Biblia que en un primer momento pueden parecer enseñar que nunca podremos resultar victoriosos sobre el pecado y sobre el mal. Sin embargo, todos esos pasajes deben interpretarse y entenderse a la luz de los muchos pasajes positivos que nos aseguran que Dios quiere que caminemos con Él y que nos permite hacerlo.


APRENDIENDO LO QUE DIOS DICE QUE HAGAMOS O NO HAGAMOS

Dios, en su misericordia y gracia, nos permite vivir nuestra vida en comunión con él. Cuanto más confiemos en él y le obedezcamos, más nos deleitaremos en conocer y en hacer su voluntad. Él nos ayuda a caminar en la luz y a mantenernos alejados de la oscuridad. Él nos da un corazón agradecido de manera que queramos agradar a Dios en todo lo que hagamos. Él también nos hace capaces de amar a los demás y de servirlos en su nombre.

Sin embargo, a medida que caminamos con Dios en ocasiones habrá cosas con las que tendremos que luchar y habrá muchas tentaciones que tendremos que superar. Incluso puede haber momentos en los que tendremos que luchar para ser todo lo que queremos ser o todo lo que Dios quiere que seamos. Hacer lo que es bueno y correcto no es automático--y no siempre es fácil. Sin embargo, aunque Satanás es fuerte y las tentaciones son muchas, el que está en nosotros es mayor que el que está en el mundo. Al ponernos toda la armadura de Dios (Efesios 6), Dios nos permite ganar una victoria tras otra.

Para ayudarnos a caminar con el Señor con fidelidad y alegría, Dios nos ha dado muchas advertencias en la Biblia, nos enseña a ser siempre atentos y prudentes, teniendo cuidado de no alejarnos de él y cuidando no desagradarle o deshonrarlo. En artículos futuros, vamos a examinar cuidadosamente algunas de esas advertencias y prohibiciones.

Sin embargo, antes de pasar a las cosas que debemos evitar, vamos a centrarnos primero en algunas de las cosas que Dios quiere que hagamos. 

Al concentrarnos en las cosas que debemos hacer, seremos fortalecidos y alentados a mantenernos alejados de las cosas que no debemos hacer. A través de perseguir sinceramente lo que le agrada al Señor, tendremos menos tiempo, menos energía y menos deseos de perseguir las cosas que no le agradan. Por supuesto, lo contrario también es cierto. Si invertimos mucho tiempo y energía buscando las cosas que no le agradan a Dios, tendremos menos tiempo, deseos o energía para llevar a cabo las cosas que le agradan.


El MAYOR Y EL PRIMER MANDAMIENTO

Cuando a Jesús se le preguntó cuál era el mandamiento más importante de todos, Él respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento" (Mateo 22:37-38).  

Aquellos que verdaderamente aman a Dios como Él lo ordenó podrán disfrutar de un caminar fructífero, significativo y alegre con el Señor. Aquellos que no aman a Dios de esta manera pronto se alejarán de él y participarán en todo tipo de cosas que rompen su comunión con él. Incluso si se alejan de algunas cosas específicas que claramente le desagradan (como mentir, robar, matar, el adulterio), seguirán sin disfrutar de un caminar fructífero y alegre con Dios si no lo ponen continuamente como primer lugar en sus vidas y si realmente no lo aman con todo su corazón, su alma y su mente. 

En el Sermón del Monte, Jesús enfatizó la dicha y la importancia de poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas cuando dijo: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mateo 6:33. No importa lo que podamos decidir hacer o lo que decidamos no hacer, si no ponemos a Dios en primer lugar en nuestras vidas y no buscamos honrarlo y agradarlo en todo lo que hacemos, nuestra vida nunca será todo lo que podría ser o debería ser.

Jesús también enseñó que cuando vivimos una vida de santidad y de buenas obras, no sólo agradamos a Dios directamente, sino también hacemos que otros también lo alaben. Él dijo: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:16.

Y en el Antiguo Testamento, leemos acerca del gozo y el placer que los creyentes fieles le llevan al Dios Todopoderoso cuando le aman, le sirven y le obedecen. El profeta Sofonías escribió: "Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos." (Sofonías 3:17)

Varios años después de que Jesús regresó con su Padre celestial, el apóstol Pablo les escribió a los creyentes Cristianos de la ciudad de Corinto. La mayoría de los Cristianos de Corinto habían salido de un fondo bastante pagano y pecador y, a menudo encontraban dificultades para vivir la vida santa y de obediencia que Dios pide. Cuando Pablo les escribió, les recordó la importancia de buscar siempre vivir para el Señor--sin importar lo que estuvieran haciendo. Él escribió, "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” 1 Corintios 10:31.

Más tarde, Pablo escribió a la iglesia en Colosas, "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” (Colosenses 3:17). Si deseamos caminar con el Señor sinceramente, no hay absolutamente ningún lugar y ningún momento en el que simplemente podamos olvidarnos de Dios y seguir nuestros propios caminos--anteponiendo nuestros deseos personales antes de nuestro amor por Dios.

Si no elegimos deliberadamente mantener a Dios en primer lugar en nuestras vidas, será muy difícil mantenernos en sintonía con él. Y si estamos fuera de sintonía con Dios, vamos a perder la alegría y la bendición que podríamos tener personalmente y también vamos a renunciar a la bendición que podríamos ser para los demás. Nada es más importante en nuestro caminar con Dios que hacer un esfuerzo diligente y fiel por agradarlo y honrarlo en todo lo que hacemos, decimos o pensamos (Véase 2 Pedro 1:5-11).


EL SEGUNDO GRAN MANDAMIENTO

Jesús ha unificado íntimamente nuestro amor hacia Dios con el amor que debemos tener para los demás. Después de referirse al primer y más grande mandamiento, Él dijo: "Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" Mateo 22:39-40

Cuando Jesús dijo que debíamos amar a los demás, él no se refirió a nuestros sentimientos o emociones en relación a otras personas, sino más bien a nuestra actitud hacia ellos o a nuestra voluntad con respecto a ellos. No siempre puede ser posible que le agrademos a todo el mundo. Pero no importa cuales puedan ser nuestros sentimientos personales hacia los demás, cuando realmente los amamos, siempre buscaremos lo que realmente sea mejor para ellos, no guardaremos rencor en contra de ellos, y nunca trataremos de devolver mal por mal. (Lee Romanos 12:9-21) El verdadero amor Cristiano por otros no es "natural", ni es algo que podamos fabricar o desarrollar por nuestra cuenta, pero cuando el amor de Dios llena nuestros propios corazones, dicho amor puede fluir a través de nosotros hacia otros--incluso si ellos no son muy agradables o "amables". A lo largo de la historia ha habido muchos ejemplos maravillosos de personas que mostraron un amor como el de Cristo a personas muy antipáticas--todo lo cual no demuestra la bondad del hombre, sino más bien la realidad y el poder del amor de DIOS.

Referencias Bíblicas

Jesús dijo, "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas." Mateo 7:12

Jesús dijo, "Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. . . . Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo. . . . Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso" Lucas 6:27-28, 35-36

"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" 1 Juan 3:16-18

"Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros." 1 Juan 4:11-12

"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante." Efesios 4:32, Efesios 5:1-2

"Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Gálatas 5:14.

El Punto de Vista del Antiguo Testamento

Ya en el Antiguo Testamento, Dios dejó muy claro que no le agradaban aquellos que no tuvieran un amor genuino por él Y por los demás. Esto era cierto incluso cuando las personas parecían ser obedientes al Señor. Hablando a través del profeta Isaías, Dios dijo: "Este pueblo... con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29:13). Ellos estaban diciendo las cosas correctas e incluso haciendo muchas de las cosas que Dios les había ordenado, pero realmente no lo amaban con todo su corazón. Y ciertamente no estaban mostrando amor a su prójimo.

En el primer capítulo de Isaías, Dios tomó nota de la obediencia formal y externa de las personas a medida que le ofrecían sus oraciones y le presentaban sus sacrificios. Sin embargo, se disgustó bastante con su actitud equivocada y su falta de amor verdadero por los demás. Él dijo: "Quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda." (Isaías 1:16-17)

Más adelante en el libro, de nuevo leemos acerca del gran disgusto de Dios con muchos del pueblo. Ellos estaban ofreciendo una obediencia externa a sus enseñanzas sobre el ayuno, pero sus corazones no estaban bien y sus motivos eran erróneos. Ellos no estaban mostrando el verdadero amor, ya sea con Dios o con su prójimo. Así que Dios respondió con estas palabras: "¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?" Isaías 58:6-7.

Si las personas aprendieran a obedecer y a amar a Dios con todo su corazón y si amaran a los demás como a sí mismos, entonces sus vidas serían transformadas radicalmente. En las palabras de Isaías: "en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. . . . te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra. . . . La boca de Jehová lo ha hablado" Isaías 58:10b-11, 14.

En un hermoso pero simple resumen de lo que significa amar a Dios y amar a los demás, Miqueas, hablando de parte de Dios, escribió estas palabras: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). Dios no quiere decir que todos sus demás mandamientos eran insignificantes o sin importancia, sino más bien quería que su pueblo se centrara en la actitud interior del amor, la piedad, la justicia y la humildad. Sin esto, toda obediencia externa sería como nada delante de él.

En resumen, caminar con Dios será una fuente de gozo y de bendición para nosotros si recordamos siempre mantener a Dios en primer lugar en cada área de nuestras vidas y si verdaderamente buscamos amar a los demás como a nosotros mismos.


OBJETIVOS Y DIRECTRICES PARA NUESTRO CAMINAR CON DIOS

Como creyentes, nuestro objetivo principal en la vida será muy diferente a los objetivos de los no creyentes. No trataremos en primer lugar de lograr fama personal, riqueza, honor o placer para nosotros mismos. Más bien, el objetivo principal de nuestra vida será traer honor y gloria a Dios.

Ciertamente, no está mal que alcancemos riqueza o fama en esta vida si lo hacemos con honestidad, imparcialidad y de una manera que agrade a Dios. Tampoco se trata de un error disfrutar de los muchos placeres maravillosos que Dios permite que disfrutemos. La misma Biblia prometió que si nos deleitamos verdaderamente en el Señor, Él nos concederá los deseos de nuestro corazón (Salmo 37:4). Sin embargo, obtener riqueza material o disfrutar de los placeres terrenales nunca debe ser nuestro objetivo principal.

Además, la búsqueda de objetivos terrenales y temporales nos puede alejar fácilmente de mantener una comunión estrecha y gozosa con el Señor. Por lo tanto, es muy importante, que nos aseguremos de que nuestros deseos de bendiciones terrenales o temporales no interfirieran de ninguna manera con nuestro deseo sincero y nuestra intención de honrar y glorificar al Señor en todo lo que hacemos.   

Lee los siguientes pasajes de las Escrituras.

"Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria." Colosenses 3:1-4

"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios." Hebreos 12:1-2

"Cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia . . . Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna." Romanos 6:20, 22

"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" 1 Timoteo 6:6-9

"Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Filipenses 3:14.

"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" 2 Timoteo 2:15

"Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán" Lucas 13:24.

"Os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más." 1 Tesalonicenses 4:1

"Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal." Romanos 16:19.

"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros." Filipenses 4:8-9


¿POR QUÉ TODAVÍA NECESITAMOS REGLAS Y MANDAMIENTOS COMO CREYENTES? 

La Biblia no sólo nos da algunos objetivos o directrices generales; también nos da muchos mandamientos o enseñanzas específicas relativas a la voluntad de Dios para nuestras vidas. Entre esos mandamientos se encuentran los diez mandamientos, dados en primer lugar al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento (Éxodo 20). Dios también le dio al pueblo muchas otras leyes y mandamientos relativos a casi todas las áreas de la vida. El Nuevo Testamento también contiene muchas prohibiciones y órdenes que los Cristianos están llamados a obedecer. Dios no sólo quiere que nos mantengamos alejados de ciertas cosas; Él también quiere que vivamos de una manera positiva y con gozo en cada área de nuestras vidas.

Cuando lleguemos al cielo, nosotros ya no necesitaremos reglas u órdenes de cualquier tipo. Entonces, ya ni siquiera nos será posible pecar. Seremos totalmente libres de todo rastro o efecto de pecado, y los poderes del mal que ahora nos tientan serán destruidos completamente.

Sin embargo, en esta vida, todavía tenemos que lidiar con nuestra vieja naturaleza pecaminosa. Y, como Pablo nos recuerda, no hay nada bueno en nuestra vieja naturaleza pecaminosa (Romanos 7:18). Además, tenemos que estar en guardia constantemente contra Satanás y contra todos los poderes del mal en el mundo que están determinados a derrotarnos (1 Pedro 5:8). Además, continuamente estamos rodeados por los malos ejemplos, la presión de grupo, las tradiciones pecaminosas, y por personas que tratan de alejarnos de Dios.

Por lo tanto, es muy importante que contemos con las señales de "alerta” que Dios provee en sus reglas y mandamientos. Estas advertencias de ninguna manera tienen la intención de quitarle la alegría a la vida, sino más bien de ayudar a evitar aquello que nos podría llevar al pecado y que podría romper nuestra comunión gozosa con el Señor. NECESITAMOS las advertencias. Sin ellas, nos sería fácil irnos hacia el mal camino y caminaríamos alejados de Dios en vez de hacerlo con Él. Realmente es una gran bendición contar con las leyes y los mandatos de Dios. El pueblo de Israel se considera especialmente favorecido de contar con ellos (Salmos 147:19-20 y Romanos 3:1-2). ¡Y nosotros también!


¿QUÉ PASA CON NUESTRA CONCIENCIA?

Nuestra conciencia es nuestro sentido personal o de creencias respecto a lo que está bien y lo que está mal. A menudo nos puede servir como una guía muy útil cuando nos enfrentamos a tomar decisiones morales. Por supuesto, ¡esto no significa que siempre es correcto obedecer nuestra conciencia! Nuestra conciencia puede ser útil, pero no siempre está en lo "correcto". ¡Si nuestra conciencia no es formada de acuerdo a la Palabra de Dios y a su voluntad, a menudo nos llevará en la dirección equivocada! La conciencia ni siquiera es una guía segura para las personas que verdaderamente quieren servir al Señor en sus vidas. El apóstol Pablo, por ejemplo, siguió cuidadosamente lo que su conciencia lo llevó a hacer (Hechos 26:4-5, 1 Corintios 4:4; 1 Timoteo 1:13), pero su vida no siempre fue agradable para el Señor (Hechos 9:1-4). 

También es posible tener lo que la Biblia llama una conciencia "cauterizada” (1 Timoteo 4:2; véase también Tito 1:15 y Hebreos 9:14) Esa es una conciencia que ha sido influenciada a través del tiempo de acuerdo a las normas y actividades que no se encuentran en armonía con la Biblia. Es muy posible que una persona haga algo tan a menudo y durante tanto tiempo que ya no lo considere malo--a pesar de que claramente sea contrario a la Palabra de Dios y a pesar de que en algún momento reconozca por sí misma que aquello no era correcto. 

Aunque nuestra conciencia no siempre nos lleva a hacer lo que es "correcto", nadie debe hacer nada que viole claramente su consciencia--no importa cuál sea la situación. Si alguien realmente cree que algo es desagradable para Dios, ¡nunca lo debe hacer! Si lo hace, está haciendo algo que él cree sinceramente que desagrada a Dios--y que es el pecado. (Romanos 14:23).

¿QUÉ LEYES DE LA BIBLIA TODAVÍA DEBEMOS RESPETAR EN LA ACTUALIDAD?

Puesto que hay muchas leyes y mandamientos en la Biblia, podemos preguntarnos si los Cristianos están obligados a respetar cada una de esas leyes en la actualidad. Si no es así, vamos a querer saber qué leyes fueron destinadas sólo para las personas que vivieron en el pasado y cuáles siguen siendo válidas para nosotros actualmente.

Para responder a esta pregunta, es importante empezar por observar las leyes del Antiguo Testamento. La mayoría de estas leyes se dividen en tres categorías generales: leyes civiles, leyes ceremoniales y leyes morales. Las leyes civiles tenían que ver principalmente con la vida política o nacional del pueblo de Israel. Ellas incluyen las leyes relativas a la estructura del gobierno y el liderazgo, la organización de la sociedad, los negocios, la propiedad, la milicia, el sistema de justicia, etc. Las leyes ceremoniales regían el culto y la vida cultual de las personas, como las ofrendas, los sacrificios, la adoración en el templo o en el tabernáculo, los deberes y las responsabilidades de los sacerdotes y de otros líderes espirituales, y los asuntos relacionados. Las leyes morales cubren todos los asuntos relacionados específicamente a la santidad personal y a la relación de las personas con Dios y entre sí. Las leyes "morales” incluyen los Diez Mandamientos y muchas otras reglas o regulaciones con respecto a la moral personal, a la honestidad, a la integridad, a los negocios, a la vida diaria y a las relaciones personales.

Muchas de las leyes civiles del Antiguo Testamento estaban destinadas específicamente para el pueblo de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento. Los israelitas eran un pueblo único diferente a todas las demás naciones del mundo. Tenían a Dios como su gobernante, juez y legislador. Él era la autoridad máxima en todas las áreas y en cada situación. Aquellos que servían como líderes entre el pueblo (ya sea como jueces, reyes, o legisladores) servían en su nombre y como representantes suyos. Toda la autoridad pertenecía a Dios.

Puesto que los creyentes ya no viven en países donde Jehová (Yahweh) Dios es reconocido como como Rey y Señor, no se espera o se requiere que ellos obedezcan todas las leyes civiles del Antiguo Testamento. Al mismo tiempo, los creyentes deben reconocer la importancia y el significado de esas leyes como directrices para su propia situación. Por ejemplo, las leyes civiles del Antiguo Testamento requerían de justicia, de equidad, de honestidad, de integridad y de la preocupación por los pobres y por otros que no eran capaces de defenderse o mantenerse a sí mismos. De esta manera, a pesar de que ya no estamos obligados a respetar todas las leyes civiles específicas del Antiguo Testamento, nunca debemos violar los principios fundamentales que están detrás de ellas. 

Además, los Cristianos siempre deben buscar amar a Dios y a los demás en todos los ámbitos de la vida - incluyendo la arena política. ¡Los "dos grandes mandamientos” discutidos anteriormente en esta lección siguen siendo válidos siempre y en todas partes! La manera en la que son observados estos mandamientos puede variar de una situación a otra, pero estos mandamientos nunca deben ser violados.

Las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento también fueron destinadas específicamente para el pueblo de Israel y ya no son vinculantes para nosotros hoy en día. Dios estaba presente en el templo de una manera muy especial y fue allí donde Él debía ser adorado y dónde debían ser llevados los sacrificios. Hoy en día ya no hay un lugar central de culto (el templo o tabernáculo), donde los sacrificios puedan ser ofrecidos y donde puedan ser llevadas las ofrendas. Y, aún más importante, la mayoría de las leyes ceremoniales apuntaban hacia la venida y hacia la obra de Jesús. Cuando Él vino a la tierra, murió por nuestros pecados, y resucitó de los muertos, el antiguo sistema de sacrificios y el culto ya no fueron necesarios o apropiados. (Véase, por ejemplo, el libro de Hebreos).

Las leyes morales del Antiguo Testamento también fueron dadas específicamente al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, pero estas leyes generalmente no están restringidas a un solo momento, lugar o grupo de personas. De esta manera, en el NT nuevamente se hace hincapié en la mayoría de esas leyes, se repiten y se consideran válidas para todas las personas en todo momento. En ocasiones, la aplicación específica de esas leyes puede diferir de una época a otra o de un lugar a otro, pero los requisitos fundamentales de estas leyes siguen siendo los mismos. En las próximas lecciones examinaremos con más cuidado la aplicación de algunas de estas leyes.

La mayoría de las leyes y de los mandamientos dados en el Nuevo Testamento siguen siendo válidos hoy para nosotros, ya que no se limitan a un tiempo o a una situación. Sin embargo, a veces un mandamiento está dirigido a una situación muy especial o única y por lo tanto no es necesariamente aplicable en la actualidad. (Véase, por ejemplo, Lucas 18:22.) También, a veces Jesús daba algún mandamiento que no estaba destinado a ser interpretado literalmente. (Véase, por ejemplo, Mateo 18:8-9.) La mayoría de las veces es muy claro si algún mandamiento del Nuevo Testamento sigue siendo válido hoy en día, aunque hay momentos en que los Cristianos pueden estar en un razonable desacuerdo en ciertas cosas. Sin embargo, el problema principal que tienen los creyentes en general no radica en saber lo que es correcto, sino en ¡hacer lo que es correcto! 


UN RECORDATORIO IMPORTANTE

Al leer o al estudiar las leyes de la Biblia, siempre es importante recordar que nadie puede estar bien ante Dios al respetar estas leyes (Romanos 3:20). Sólo Jesús, quien guardó perfectamente las leyes de Dios y quien hizo un sacrificio perfecto por nuestros pecados, nos puede hacer estar bien ante Dios (Mateo 5:17; 2 Corintios 5:17-21; 1 Pedro 1:18-19). Sin embargo, también es cierto que aquellos que desean caminar con Dios sinceramente van a encontrar el gozo y la bendición al observar sus leyes y también serán de bendición para otros.

Lee los siguientes pasajes de las Escrituras.

"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él." Romanos 3:21-22

"Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo." Gálatas 3:23-25

"Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra." Romanos 7:6

"Este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo." Hebreos 8:10


RESUMEN Y CONCLUSIÓN

Los creyentes ya no vivimos bajo el peso de todas las leyes del Antiguo Testamento. Sin embargo, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, al poder de Satanás, y al mundo de pecado que nos rodea, todavía tenemos leyes que nos guían en nuestra vida diaria. Dios en su gracia nos proporciona estas leyes para que podamos conocer más claramente su voluntad, hacer lo que le agrada, y mantenernos alejados de lo que no le agrada. Nuestra conciencia, aunque es muy importante y a menudo muy útil, no es una guía absolutamente fiable para nosotros. Necesitamos de la Palabra escrita de Dios para agudizar nuestra conciencia y para guiar nuestros pensamientos y acciones.

Aunque Dios nos espera y nos permite vivir de una manera que le agrada, siempre debemos recordar que nosotros no podemos ganar la salvación o merecer el favor de Dios a través de una vida de obediencia. La salvación siempre es un regalo de Dios por gracia.

Los dos grandes mandamientos que Dios ha dado nunca han cambiado y nunca lo harán. Estos mandamientos son (1) amar a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas, y (2) amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La aplicación específica de estas leyes puede depender de las circunstancias en las que nos encontremos, pero las leyes mismas son absolutas. En ese sentido, los estándares de Dios nunca cambian.

 

Última modificación: miércoles, 13 de diciembre de 2017, 08:54