Personas que Hablan Verdad por David Feddes

No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. (Éxodo 20:16)

El Evangelio de Judas asegura revelar al verdadero Jesús y al verdadero Judas. El verdadero Judas, según este antiguo documento, no era malvado. En cambio, Judas era el único de los doce apóstoles que realmente entendía a Jesús. Jesús le reveló secretamente a Judas su verdadero mensaje. Jesús le enseñó a Judas que el mundo físico es malo, que los cuerpos son malos, y que las personas tienen un ser interno divino. Este ser divino necesita escapar de la prisión del cuerpo para cumplir su destino divino.

Cuando Judas entregó a Jesús a sus enemigos para que lo mataran, no fue una perversa traición; el Evangelio de Judas dice que Jesús le ordenó a Judas que lo hiciera. Jesús le dijo a Judas que él superaría a todos los demás discípulos, porque Judas ayudaría a Jesús a escapar de su cuerpo y a convertirse en espíritu puro. Jesús le dijo a Judas, "sacrificarás al hombre que me viste". Según el evangelio de Judas, Jesús no murió para deshacerse del pecado del mundo, sino que lo hizo para deshacerse de su propio cuerpo. Jesús no se levantó de la muerte en un cuerpo de resurrección glorificado, y él no prometió que sus seguidores serían resucitados físicamente de los muertos. La resurrección corporal sería una tragedia, no un triunfo. ¡Los cuerpos son malos! No, dice el evangelio de Judas, Jesús ofreció una guía sobre cómo escapar de ser físico y humano.

Eso contradice lo que dice la Biblia. Según los evangelios del Nuevo Testamento, Judas no era el mejor de todos los apóstoles, sino el peor. Él era un ladrón y un traidor. Judas era miembro del equipo ministerial de Jesús, y uno de sus deberes era servir como tesorero. Pero Judas se robaba el dinero que la gente había dado para la obra de Dios. Eventualmente, Judas se volvió tan codicioso que decidió ir por un gran día de pago. Fue a ver a los enemigos de Jesús y les ofreció traicionar a Jesús a cambio del pago de treinta monedas de plata. Satanás, el jefe de los demonios, entró en el corazón de Judas, y Judas hizo la obra de Satanás. Dirigió una banda de hombres armados con espadas y palos en la oscuridad de la noche hasta el lugar donde sabía que estaría Jesús. Judas le dio un beso a Jesús, no por amor, sino para ayudarles a los enemigos de Jesús a diferenciar a Jesús de entre la multitud y apresarlo. Después, Satanás no tuvo más provecho de Judas. Judas se llenó de horror y se suicidó. Eso es lo que dice la Biblia sobre Judas.

En cuanto a Jesús y su mensaje, la Biblia nunca dice que Jesús les dijo a las personas que tienen un ser interno divino que necesita ser libre del cuerpo. No está mal tener un cuerpo; la Biblia dice que Dios creó cuerpos. Cuando Jesús murió, no fue para deshacerse de su cuerpo, sino para deshacerse de nuestro pecado. Jesús no solo vivió en un reino espiritual. Él se levantó de entre los muertos en un cuerpo que podía ser visto y tocado. Cuando Jesús regrese, él levantará nuestros cuerpos.

Los evangelios de la Biblia dicen una cosa; el evangelio de Judas dice otra. ¿Qué deberíamos creer? Cuando el manuscrito de Judas salió a la luz, los medios de comunicación le hicieron mucha publicidad. Es posible que hayas escuchado a la gente decir que el evangelio de Judas es una alternativa legítima a la Biblia. Es posible que hayas escuchado que los expertos autentifican el evangelio de Judas como muy antiguo.

Bueno, es viejo. Se remonta a muchos siglos, pero no tan atrás como los evangelios bíblicos. Los relatos de la Biblia fueron escritos unas pocas décadas después de la muerte y resurrección de Jesús por personas que conocieron a Jesús personalmente. El manuscrito de Judas, por otro lado, está fechado aproximadamente 150 años después de que Judas traicionó a Jesús. 150 años es mucho tiempo. El autor no conoció a Jesús ni a Judas. El libro fue escrito por gnósticos que pensaban que los cuerpos eran malos. Algunos gnósticos se nombraban a sí mismos Cainitas. Admiraban no solo a Judas sino a Caín, el personaje bíblico que asesinó a su hermano Abel. Este culto torció a lo opuesto casi todo lo que la Biblia decía y convirtió a muchos villanos en héroes.

Ahora, imaginemos un ejemplo diferente de escribir un libro 150 años después de los acontecimientos, un libro que contradice los relatos históricos de los testigos. Han pasado un poco menos de 150 años desde que le dispararon al presidente Abraham Lincoln. Supongamos que alguien se sentó hoy y escribió un libro titulado Historia de Booth. Supongamos que este libro afirma ofrecer la historia real y oculta detrás de la muerte de Abraham Lincoln. Historia de Booth afirmaba que Lincoln le dijo secretamente a John Wilkes Booth que le disparara, y el asesino Booth era en realidad un héroe estadounidense. Ahora imagina que la persona que escribió este libro era parte de un grupo llamado Arnolditas. Los Arnolditas llevan el nombre de Benedict Arnold, el general traidor que trabajó para el enemigo de Estados Unidos. ¿Tomarías en serio un libro que dijera que el secreto de ser un verdadero estadounidense es seguir los pasos de Benedict Arnold, el traidor que traicionó a George Washington, y de John Wilkes Booth, el asesino que asesinó a Abraham Lincoln? ¿Quién les prestaría atención a esas mentiras ridículas inventadas mucho después de los acontecimientos reales?

Si tal Historia de Booth sería ridícula, el Evangelio de Judas es aún más ridículo. Pero algunos periodistas y profesores actúan como si éste revelara cosas que ponen en duda los evangelios bíblicos. Una dinámica similar ocurrió con las ridículas ideas gnósticas descritas en El código Da Vinci. Cuéntale a un montón de gente lo suficiente, y con el tiempo algunos de ellos lo creerán.

Padre de Mentiras.

¿Cómo podría alguien creer algo tan extraño y perverso como el evangelio de Judas? La respuesta es que estas mentiras provienen del mismo Satanás y están respaldadas por el poder demoníaco. No es solo que los cerebros de las personas no funcionan muy bien. El problema más profundo es que los poderes malignos están obrando en esas mentiras. Las mentirosas causan confusión. Satanás es el mayor mentiroso de todos. Satanás quiere que la gente se confunda acerca de Jesús, no que tenga una fe clara en la verdad. El evangelio de Judas y otras falsedades gnósticas fueron el tipo de cosas de las cuales advirtió la Biblia de antemano. Según 1 Timoteo 4:1-2, el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. Tales enseñanzas vienen a través de hipócritas mentirosos, cuyas conciencias han sido cauterizadas como con un hierro candente.

Como hemos visto, ciertas personas con una conciencia cauterizada terminaron diciendo que Caín, el asesino, y Judas, el traidor, eran buenos. Estas eran los tipos de personas que decían que el cuerpo humano es malo y que las personas debían evitar los placeres físicos del matrimonio o de comer alimentos deliciosos (4:3). Ellos amaban la muerte más que la vida.

Satanás sabe que si la gente cree sus mentiras en lugar de la verdad de Jesús, esas personas perecerán para siempre en lugar de disfrutar la vida eterna con Jesús en cuerpos de resurrección glorificados. Satanás es un asesino, y él dice mentiras para traer muerte. Jesús dijo acerca de Satanás: "Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44-45).

Desde el principio, en el Jardín del Edén, esa vieja serpiente, el diablo, ha estado diciendo sus mentiras homicidas. Dios les dijo a Adán y a Eva que podían comer la fruta de cualquier árbol excepto de uno. Si comían del árbol prohibido, morirían. Lo primero que Satanás le dijo a Eva fue: "¿Dios realmente dijo eso?" Él hizo que Eva dudara acerca de la veracidad de Dios. Entonces él le dijo que desobedecer a Dios no la mataría. La liberaría. Ella misma se convertiría en Dios. Eva y Adán le creyeron a Satanás; ellos dudaron de Dios, y los humanos han estado mintiendo y muriendo desde entonces.

Cuando alguien dice una mentira, Satanás se alegra y avanza en su campaña homicida para arruinar vidas y destruir almas. No todas las mentiras son tan espectaculares como la afirmación de que Judas y Caín eran buenos. Las mentiras y el engaño vienen de varias formas.

Un chico adula a una chica con pequeñas y dulces mentiras acerca de cuánto la ama, pero una vez que ella se va a la cama con él, él la deja como si fuera una mercancía usada. Una mujer hace promesas matrimoniales y luego decide que preferiría estar sin su esposo, dejándolo traicionado y destrozado. Un niño en la escuela actúa amigablemente con otro niño, pero a sus espaldas les dice a los demás qué es un perdedor. Un maestro califica una serie de exámenes que son mediocres, sin embargo, les otorga las mejores notas, lo que les da a los estudiantes una falsa sensación de logro y los priva de cualquier incentivo para mejorar y sobresalir.

Un atleta firma un contrato de seis años y dos años después amenaza con no jugar a menos que el contrato sea renegociado. Un vendedor engatusa a un cliente para que firme un contrato, solo para sentirse consternado después por lo que significa la letra pequeña. Un investigador falsifica sus hallazgos o esconde los peligros de un determinado producto para que llegue al mercado más rápido y las personas mueren como resultado. Un médico miente y le dice a un paciente que hay muchas posibilidades de que sobreviva a su cáncer, privando así al paciente moribundo de la posibilidad de enfrentar una muerte inminente directamente y valientemente, obligándola a soportar el dolor y la indignidad añadidos de los tratamientos inútiles. Un político hace todo tipo de promesas que sabe que no cumplirá, y la gente pierde su confianza en el gobierno. Un presentador de programas de entrevistas habla sobre una variedad de rumores, especulaciones y medias verdades, y la gente se vuelve cínica sobre todo. Un predicador dice una cosa pero hace otra, y su congregación comienza a preguntarse si pueden confiar en alguien o creer en algo.

¿Hay algo más característico de la vida de pecado que la mentira? Haces algo mal; no quieres que nadie lo sepa; ¿Entonces, Qué haces? Mientes. Y una vez que cuentes esa mentira, tendrás que decir otra mentira para encubrirla y luego otra y otra, hasta que toda tu vida se convierta en una red de mentiras.

Las mentiras envenenan las relaciones. Piensa en lo que sucede cuando un grupo de personas se reúne en una cafetería, en una fiesta o donde sea. ¡Mira todas las sonrisas! ¡Escucha cuán amigables son todos!

            "Es muy agradable verte".

            "Ha sido genial hablar contigo".

Pero luego observa los susurros y las miradas sucias, y escucha lo que dicen después de que una persona sale del lugar. La amabilidad falsa y la adulación se evaporan, el frente ficticio se cae, y sale lo que realmente piensan el uno del otro.

Nuestra atmósfera está tan contaminada por mentiras que corremos el riesgo de asfixiarnos. De alguna manera necesitamos respirar el aire fresco de la verdad y descubrir la vida y la libertad que provienen de "seguir la verdad en amor" (Efesios 4:15).

Dios de Verdad

Tú y yo necesitamos ser personas de verdad para nuestro propio bien, y porque Dios es un Dios de verdad. Si conoces a Dios, entonces amarás la verdad y odiarás las mentiras. ¿Por qué? Porque eso es lo que Dios hace. La Biblia dice: "Los labios mentirosos son abominación al Señor,
pero los que obran fielmente son su deleite" (Proverbios 12:22, LBLA).

Dios ama la verdad y odia las mentiras porque la verdad es su propia naturaleza. La Biblia habla del Señor como el "Dios de verdad" (Salmo 31:5). Habla de él como el "Dios que no miente" (Tito 1:2). También dice que "es imposible que Dios mienta" (Hebreos 6:18). El poder de Dios es infinito, casi todo es posible para él, pero una cosa que Dios no puede hacer es mentir. La verdad es de su misma esencia. Dios no sería Dios si no fuera otra cosa que absolutamente verdadero, confiable y fiel.

La Biblia dice: "Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?" (Números 23:19) "Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad" (Salmos 33:4). Cuando Dios vino a la tierra como hombre en la persona de Jesús, dijo: "Yo soy la Verdad" (Juan 14:6). Cuando Jesús fue llevado ante Pilato, dijo: "Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz" (Juan 18:37).

Y ¿cómo respondió Pilato? Él refunfuñó, "¿Qué es la verdad?" Esa es la pregunta de toda persona que prefiere evitar a Dios, que quiere hacer algo que sabe que en el fondo es malo. Casi todos los actos perversos van seguidos de un rastro de mentiras, o bien están cubiertos por la mentira más grande de todas: no existe la verdad; nadie puede estar seguro si Dios existe o cómo es él; nadie puede saber con certeza qué está bien y qué está mal. Si no hay verdad, no existe el bien o el mal, y eso significa que puedo seguir haciendo lo que hago. Algunos intelectuales incluso han convertido esto en una filosofía. ¿Qué es la verdad? ¿Quién sabe? Creamos lo que queramos y hagamos lo que queremos, incluso si eso significa crucificar al Hijo de Dios, como lo hizo Pilato.

"¿Que es la verdad?" Esa pregunta sarcástica de Pilato niega que Dios sea real y que su revelación sea confiable.

Hemos probado algunos de los estragos que ocurren en diferentes áreas de la vida cuando nos mentimos unos a otros, ya sean mentiras monstruosas que tuercen lo que la Biblia dice acerca de Jesús o mentiras cotidianas que decimos al tratarnos entre nosotros. La verdad proviene de Dios, el máximo dador de vida. Las mentiras provienen de Satanás, el máximo homicida. No solo se trata acerca de que la honestidad es agradable, y las mentiras no son agradables. Se trata de que estamos en alianza con el Dios de la verdad, o en alianza con el padre de las mentiras, Satanás.

Hablando la Verdad en Amor

La veracidad es crucial para una relación real con Dios y para las relaciones reales entre las personas. La Biblia dice: "Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo" (Efesios 4:25). "Para que ya no seamos... llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo" (Efesios 4:14-15).

"Seguir la verdad en amor " es la clave de las relaciones. Hasta ahora hemos visto la mortalidad de la mentira y la necesidad de decir solo lo que es verdad, y eso es extremadamente importante. Antes de decir algo, primero debemos preguntar: "¿Es verdadero?" Pero luego tenemos que hacer otra pregunta: "¿Es amoroso? ¿Estoy 'siguiendo la verdad en amor '? "Lo que todo esto significa es que no podemos simplemente preguntar si sería preciso decir algo, sino que también tenemos que preguntar si sería útil.

Supongamos que le dices a un médico, a un terapeuta o a un ministro algo muy delicado sobre ti. ¿Estaría bien que ellos vayan y se lo cuenten a todo el mundo, mientras sea verdad lo que dijeron? Por supuesto que no. Incluso si es verdad, están actuando falsamente porque están traicionando una confianza.

Eso es lo suficientemente obvio con respecto a asuntos que involucran confidencialidad profesional, pero ¿qué hay de los chismes ordinarios? Muchos chismes están mal porque no son más que un rumor, pero incluso si son verdad, todavía es incorrecto transmitir secretos confidenciales o difundir historias negativas sobre otras personas a sus espaldas. Incluso si estás diciendo la verdad, no lo estás haciendo en amor.

El libro de la Biblia de Proverbios habla de forma realista sobre los chismes. Proverbios 11:13 dice: "El que anda en chismes descubre el secreto; Mas el de espíritu fiel lo guarda todo". Si tienes un amigo que difunde tus secretos, es probable que esa persona no sea tu amigo por mucho tiempo. Los chismes no son muy buenos amigos. También arruinan las amistades de otras personas al volverlas en contra. Proverbios 16:28 dice: "el chismoso aparta a los mejores amigos". Tal vez ha habido alguien que te ha agradado y a quien has respetado, y luego llegaron chismes y te contaron algunas historias perjudiciales sobre esa persona. Pudo haber sido algo de tu pasado distante, o algo que realmente no necesitas saber, pero una vez que lo escuchaste, nunca volteaste a mirar a esa persona de la misma manera.

Cuando alguien te hace mal, es especialmente tentador contarles a otros lo que sucedió. Deseas asegurarte de que todos sepan lo idiota que fue contigo esa persona, y vuelves a contar el incidente para envenenar las mentes de los demás y hacer que desprecien a esa persona tanto como tú. Eso no es "seguir la verdad en amor". Proverbios 17:9 dice: "El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo".

El chisme ocasiona un daño terrible, pero por alguna razón lo encontramos casi irresistible. Disfrutamos escuchar rumores sobre personas que conocemos. Si eso no satisface nuestro apetito, compramos revistas y tabloides o vemos programas de televisión que ofrecen chismes sobre actores, cantantes, políticos y otras personas famosas. Mientras más sórdido es el rumor, mejor sabe. Proverbios 18:8 dice: "Las palabras del chismoso son como bocados suaves, Y penetran hasta las entrañas". Los chismes son deliciosos. Las personas están hambrientas de ellos; los digieren y se quedan con ellos.

Por supuesto, cuando yo estoy en el teléfono o soy parte de un grupo que está hablando de alguien, esto no es realmente un chisme. Nos estamos poniendo al día con las últimas noticias. Es cuando otras personas hablan de mí--ahora ese es un chisme, y deberían parar. Es difícil para nosotros no hablar chismes, y es tan difícil no enojarnos cuando alguien difunde un rumor sobre nosotros. Tal vez por eso la Biblia dice: "Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan... porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces" (Eclesiastés 7:21-22).

Necesitamos ser lo suficientemente sensatos para no dar importancia a los casos en que las personas difunden rumores a nuestras espaldas, y tenemos que admitir que hemos hecho lo mismo muchas veces. Pero Dios no quiere que nos detengamos allí. No deberíamos simplemente encogernos de hombros y decir: "Bueno, el mundo está lleno de chismes, y yo soy uno de ellos. Así son las cosas". No, en la Biblia Dios nos muestra el mundo tal como es, pero luego nos llama a algo mejor por quién es él. Él es el Dios de la verdad y el Dios del amor, por lo que tú y yo estamos llamados a decir la verdad en amor.

La Biblia dice: "De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas" (Proverbios 22:1). Cuando proteges y promueves el buen nombre de tu vecino, le das un regalo invaluable. Cuando atacas su reputación y destruyes su buen nombre, le robas algo muy precioso. Como regla general, entonces, si no tienes algo bueno que decir acerca de alguien, no lo digas.

Eso no significa que nunca haya momentos en los que necesitemos decir cosas que no sean muy agradables. Si eres testigo presencial de un crimen, debes contar la desagradable verdad para que se haga justicia y se proteja a los inocentes. Del mismo modo, si alguien te hace mal, puedes confrontar a esa persona con honestidad. Y si ves a alguien cometiendo un error que él mismo realmente no nota, es posible que puedas ayudar con una palabra de crítica constructiva. Hay momentos en los que necesitamos decir la verdad, incluso si es un poco dolorosa. La Biblia habla muchas veces del valor de una reprensión amorosa.

Aun así, hay una gran diferencia entre la reprensión y el chisme. En la reprensión, le señalas su culpa a la persona para que pueda cambiarla. En el chisme, les señalas las fallas de una persona a todos los demás para que tengan una opinión negativa sobre ella.

"Seguir la verdad en amor": ese es el estándar de Dios para usar nuestras lenguas. La Biblia dice: "Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana" (Santiago 1:26). ¿Lo entendiste? "la religión del tal es vana." Las mentiras y los chismes son síntomas de una religión vana. Son las marcas de una persona que no pertenece a Dios.

1 Corintios 6:9 dice que los maldicientes no tienen lugar en el reino de Dios. Al declarar la ira de Dios contra el pecado, Romanos 1 menciona a los murmuradores e injuriosos en el mismo aliento que los perversos y homicidas. Y Apocalipsis 21:8 dice: "Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda". A lo largo de la Palabra de Dios, entonces, está claro que los mentirosos y los chismosos pertenecen al infierno con el padre de las mentiras y todos sus demonios mentirosos.

Verdad que Salva

Abandonados a nosotros mismos, el infierno sería nuestro destino inevitable, ya que las mentiras y los chismes parecen ser tan naturales para nosotros. Pero Dios no nos ha abandonado. Él revela su verdad inmutable en la persona de Jesucristo y en las promesas de la Biblia. El Señor promete que cuando nos alejemos de las mentiras de Satanás y creamos en la verdad de Dios, seremos salvos.

Así que arrepiéntete de tus mentiras y de todos tus otros pecados. Pídele a Dios que te perdone por la obra de la sangre de Jesús. Confía en su promesa de perdón y de vida eterna. No te dejes engañar por las mentiras de Satanás. Cree en la verdad de Dios de la Biblia. Luego, con la ayuda del Espíritu de Dios viviendo en ti, comprométete a una vida de veracidad, ya que has sido adoptado como un hijo del Dios de la verdad. La veracidad de Dios es nuestra única fuente de estabilidad y esperanza. La Biblia dice que cuando confiamos en Jesús, tenemos una "fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió" (Tito 1:2). En otro lugar dice que debido a que "es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma" (Hebreos 6:13, 18-19). ¿No es eso hermoso? En un mundo de rumores y de mentiras, tenemos una "segura y firme ancla del alma" Tenemos las promesas de Dios en Cristo, y "es imposible que Dios mienta".

Confía en el Dios de la verdad y conviértete en una persona que habla la verdad. Confía en el Dios del amor y "sigue la verdad en amor" en tu relación con los demás. Confía en el Dios de aliento eterno y habla de una manera que aliente a los demás. "Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra" (2 Tesalonicenses 2:16-17).

 

Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios Internacional. Usado con permiso.

 

Последнее изменение: вторник, 16 января 2018, 09:04