Guerra Espiritual: Uniéndose a Jesús para Vencer al Mal

Por David Feddes

 

Derechos de Autor (c) 2013

Publicado por Christian Leaders Press

 

Tercera Parte

 

Equipo de Combate:

La Armadura de Dios

 

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. (Efesios 6:13).

 

Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. (2 Corintios 10:4)

 

Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:37).

 

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono. (Apocalipsis 3:21).

 

 

Capítulo Diez

 

El Cinturón de la Verdad

 

Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad. (Efesios 6:14).

 

Nada, al parecer, podría matar a George Washington. Cuando era joven, Washington contrajo viruela, pero sobrevivió a la temida enfermedad y se mantuvo tan fuerte y atlético como siempre. Como oficial subalterno, Washington fue parte de una unidad que fue capturada en una emboscada. Su comandante general y la mayoría de sus compañeros soldados fueron derribados. Washington tenía debajo de él a dos caballos a los que les habían disparado y cuatro agujeros de bala en su abrigo, pero ni una bala tocó su cuerpo. Más tarde, como general durante la guerra de independencia de los Estados Unidos, Washington cabalgaría en su caballo donde la lucha era más feroz, con balas y cañonazos silbando a su alrededor, pero no recibió ningún golpe. Acampó con sus tropas en terribles condiciones, con muchos hombres muriendo de enfermedades, pero Washington sobrevivió a todo.

Nada podría matar a George Washington--excepto sus médicos. Después de que Washington se retiró de la presidencia, un día cabalgaba en su caballo bajo la lluvia y sintió un resfriado y dolor de garganta. Su garganta estaba dolorida e hinchada, por lo que sus médicos intentaron ayudarlo. Los doctores compartían la opinión médica común del momento de que una buena manera de deshacerse de una enfermedad era desangrarla. Se creía que cuando se le extraía sangre a alguien, el cuerpo la reemplazaría con sangre fresca y saludable en poco tiempo. Así que fue tomada una pinta de sangre de Washington. Un poco más tarde, se consumió otra pinta, y poco después, una pinta más. Cuando Washington no mejoró, los doctores decidieron que debían sangrarlo nuevamente, y esta vez tomaron un litro completo de sangre en lugar de solo una pinta. Los doctores también usaron otros métodos para drenar la enfermedad. Le dieron a Washington laxantes para drenar sus intestinos. Le dieron medicamentos que inducen el vómito para drenar su estómago. Les ampollaron las manos y los pies para liberar la enfermedad a través de la piel. Hicieron todo esto además de drenar cinco pintas de su sangre. Finalmente, los doctores agotaron toda su vida y George Washington murió.

Los tratamientos que recibió no estaban basados ​​en la verdad. La verdad es vital en la medicina, y la verdad es vital en toda la vida. El error en el ámbito médico mató a George Washington, y el error en el reino espiritual destruye las almas. Las buenas intenciones no son suficientes; debe existir verdad. La falsedad destruye; la verdad protege y fortalece.

Tal vez te guste pensar que cada religión es tan útil como cualquier otra, pero es como decir que cada tratamiento médico es tan útil como cualquier otro. ¿Drenar cinco pintas de sangre de una persona infectada es tan útil como darle antibióticos? No, el tratamiento debe basarse en la verdad, o hace más daño que bien. Del mismo modo, la religión debe estar basada en la verdad, o hace más daño que bien. Los errores doctrinales son incluso más mortales que los errores de los médicos. La religión falsa puede desanimarte por la eternidad.

Tal vez prefieras no distinguir la verdad del error. Puedes pensar que no importa lo que creas, siempre y cuando seas sincero al respecto. Bueno, los doctores de George Washington fueron muy sinceros. Ellos se preocuparon sinceramente por Washington y pensaron sinceramente que estaban tomando el mejor enfoque para curarlo. Washington confió sinceramente en sus médicos y dio su consentimiento en cada paso del tratamiento. Pero sin importar cuán sinceros fueran, su enfoque se basaba en el error, no en la verdad. El error mató a Washington, y el error puede destruirte. Necesitas la verdad para conectarte con Dios y para disfrutar de la vida eterna.

Cuando la Biblia describe la armadura de Dios que protege a las personas de Satanás y del infierno, el primer elemento mencionado es "el cinturón de la verdad". Efesios 6:14 dice: "Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad." Un cinturón puede parecer sin importancia en comparación con cosas como el peto, el casco, el escudo o la espada. Pero en el momento en que se escribió este pasaje de la Biblia, un soldado se abrocharía el cinturón firmemente en su lugar antes de ponerse cualquier otra armadura o armamentos. Era la primera pieza de armadura que el soldado se colocaría. El cinturón era una faja ancha y resistente que ayudaba a proteger las partes más blandas de la parte inferior del cuerpo. Era importante debido a su propia capacidad de protección, y también era necesario para mantener otros equipos en su lugar. La pechera estaba unida al cinturón, y la espada también estaba unida al cinturón. El soldado necesitaba su cinturón antes de poder ponerse otro equipo. En la armadura de Dios, la verdad es el cinturón. Lo que un cinturón hacía por los soldados de hace mucho tiempo, la verdad lo hace por los soldados de Cristo. Protege nuestras partes vulnerables y mantiene en su lugar otros equipos dados por Dios.

 

Protegiendo las Partes Vulnerables

¿Cómo nos protege la verdad? El cinturón de la verdad ayuda a proteger las partes de nosotros que son más blandas y más vulnerables de las heridas de Satanás. No deberíamos ejercer demasiada presión sobre los detalles de una descripción gráfica, pero puede valer la pena observar la ubicación del cinturón/faja de un soldado: cerca del estómago y de las partes privadas. Pocos apetitos son tan fuertes como los deseos de la comida y del sexo. Si alguna parte de nosotros necesita ser atada y protegida por la verdad, se encuentra aquí. Sin la protección de la verdad, nuestro estómago es vulnerable a la gula o al sentido de que las cosas materiales son lo único que importa. El cinturón de la verdad bíblica nos protege al prevenir que nuestro estómago sea nuestro Dios (Filipenses 3:19) y al decirnos lo que Jesús le dijo a Satanás: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Sin el cinturón de la verdad, nuestra sexualidad es vulnerable a los deseos promiscuos y pervertidos. Pero el cinturón de la verdad bíblica advierte contra el adulterio, la fornicación, la homosexualidad y otras distorsiones pecaminosas, y el cinturón de la verdad bíblica también nos muestra el hermoso diseño de Dios para la unión del marido y la mujer.

Pero no limitemos el cinturón de la verdad bíblica al área de un cinturón físico, como el estómago y la sexualidad. La verdad es vital en cada área. La verdad nos dice que tenemos un futuro eterno, y esto nos protege de la mentira mortal de que esta vida es todo lo que hay. La verdad nos dice quién es realmente Dios y cómo es él realmente, protegiéndonos de los ídolos y dioses falsos. La verdad nos dice que somos como criaturas hechas a imagen de Dios y caídos en pecado, protegiéndonos de tener una opinión demasiado baja de nuestro valor y una opinión demasiado elevada de nuestra virtud. La verdad nos muestra la realidad suprema en Jesús, protegiéndonos de poner cualquier otra cosa en el trono de nuestros corazones. La verdad es vital en cada área, y el error es mortal. De hecho, la diferencia entre la verdad y la mentira es la diferencia entre Dios y Satanás. Las Escrituras hablan del Señor como "el Dios de verdad" (Isaías 65:16) y de Satanás como "el padre de mentira" (Juan 8:44). Satanás usa el error para atacarnos; Dios usa la verdad para protegernos.

De todos los pecados y errores que pueden dañarnos, ninguno es peor que los errores sobre aquello que se necesita para salvarnos. Varias religiones ofrecen diferentes formas de salvación, pero solo la sangre de Jesús puede traer perdón por nuestra culpa, y solo la vida divina de Jesús puede darnos vida eterna. Esa es la verdad. Las religiones que ignoran o que niegan esta verdad pueden ofrecer otras curas, pero estas curas matan. Ningún pecado es tan mortal como una falsa forma de salvación. Algunas curas son peores que la enfermedad que se supone deben curar. El dolor de garganta de George Washington pudo haber sido grave, pero los intentos de su médico por ayudarlo fueron aún peores. Del mismo modo, el pecado es serio, pero las religiones falsas y las formas de salvación falsas son más mortales que cualquier pecado en particular. La verdad es un cinturón de protección contra las formas de salvación falsas y contra todas las mentiras de Satanás. La forma de abrochar la verdad en su lugar es creer con todo nuestro corazón las verdades vitales que Dios revela en la Biblia.

 

Manteniendo las Cosas en su Lugar

El cinturón de un soldado era la primera pieza de armadura que se ponía. Éste era importante para ayudarlo a proteger la parte inferior del torso, y también era importante para sujetar otro equipamiento en su lugar, como la coraza y la espada. En la armadura de Dios, el cinturón de la verdad mantiene otras cosas en su lugar. La coraza de justicia puede mantenerse en su lugar solo cuando está conectada al cinturón de la verdad. La espada del Espíritu, la Palabra de Dios, estará disponible como un arma solo cuando el cinturón de la verdad la mantenga cerca de nuestro lado.

En cuanto a la coraza de justicia: la justicia es tener una posición correcta delante de Dios al medirnos en referencia al carácter perfecto de Dios. El único humano que llega perfectamente a la medida es el Dios-hombre, Jesucristo. La única manera en que puedo contar con la justicia de Dios es al contar con la perfección de Jesús atribuida a mí como un regalo. No puedo hacer mi propia coraza de rectitud. Jesús hace una coraza de su justicia y me la da. La forma en que la uso es por fe, confiando en que la perfección de Jesús cuenta como la mía. Esta coraza protege mi corazón de las acusaciones de Satanás de que soy injusto e inaceptable para Dios. Esta coraza repele cada puñalada de culpa y desesperación.

¿Qué tiene que ver la coraza de justicia con el cinturón de la verdad? Bien, así como un soldado no podía ponerse la coraza sin antes ponerse el cinturón y conectar a éste la coraza, entonces no puedo recibir la justicia dada por Dios a menos que primero crea en la verdad revelada por Dios. Debo creer que Dios habla la verdad y que cumple sus promesas antes de que pueda recibir su regalo de justicia prometido en Cristo. Las Escrituras dicen que Cristo es justicia de Dios para aquellos que creen. ¿Es cierto, o no? Si no tengo confianza en la Palabra de Dios y no creo que ésta sea verdad, no puedo recibir esa justicia por mí mismo. Pero si primero me abrocho la verdad de Dios y le tomo la palabra, su rectitud se conecta con su verdad y me cubre. Nadie recibió la justicia en Cristo sin creer la verdad acerca de Cristo.

El cinturón de la verdad proporciona una conexión para ayudar a mantener la coraza de la justicia en su lugar, y el cinturón de la verdad también mantiene la espada del Espíritu al alcance de la mano para su uso inmediato. La espada del Espíritu es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios, dada a nosotros en la Biblia, es el arma principal para librar batallas espirituales. Pero una espada es de poco valor para nosotros si no está a nuestro lado cuando más la necesitamos, y la Biblia tiene poco valor para nosotros sí solo está en algún lado, pero no está atada a nuestro lado a través de nuestro amor y confianza a la verdad. Si nos ceñimos a la verdad de Dios creyendo las Escrituras, estudiando la revelación de Dios y almacenándola en nuestras mentes, entonces también tenemos la Palabra de Dios a la mano como un arma cuando tenemos que luchar.

No debemos estirar demasiado la descripción gráfica. En cierto sentido, podríamos decir que el cinturón de la verdad y la espada del Espíritu son la misma cosa: la Palabra de Dios, la Biblia. El punto principal es depender de las Escrituras. Sin embargo, antes de poder utilizar la Biblia en la vida diaria y para ganar a otros para Cristo, primero debemos conocerla y tener una verdad bíblica abrochada alrededor de nuestro ser.

 

Usando el Cinturón

¿Estás usando el cinturón de la verdad? ¿Estás convencido de que la Biblia es la verdad de Dios? ¿Crees que las Escrituras son el mensaje del Señor quien no puede mentir? ¿Con qué frecuencia lees la Biblia? ¿Qué tan bien la conoces? ¿Cuánto de ella memorizas? ¿Cuán ansiosamente escuchas la predicación bíblica? ¿Con qué frecuencia estudias la Biblia con otros? ¿Recibes conocimiento de la verdad con quien sea que vayas y en cualquier cosa que hagas? ¿Estás envuelto firmemente en el cinturón de la verdad? ¿Cuentas con la verdad de Dios en Cristo para mantener otras cosas en su lugar?

La verdad es vital, y muchas otras cosas dependen de ella. ¡Abróchatela! ¡Póntela! Si un cinturón se dejara colgado en un gancho o fuera de sitio en una esquina, no ayudaría mucho a un soldado, y otras piezas de la armadura tampoco serán de mucha utilidad, ya que el cinturón ayudaba a mantener las cosas en su lugar. Del mismo modo, una Biblia que acumula polvo en un estante es de poca utilidad para combatir a Satanás. Necesitas la verdad de Dios por sí misma, y ​​necesitas la verdad para que las otras bendiciones de Dios puedan estar en su lugar. ¡Necesitas la verdad!

La verdad es la base del éxito duradero. Si deseas tener éxito como mecánico de automóviles, debes conocer la verdad sobre los automóviles. Si deseas tener éxito como arquitecto, debes conocer la verdad sobre el diseño de la construcción. Si quieres tener éxito como profesor de historia, debes aprender la verdad sobre la historia. Si quieres tener éxito como cirujano, debes aprender la verdad sobre la anatomía. Si quieres tener éxito como piloto, debes aprender la verdad sobre el funcionamiento de un avión. En un área de la vida tras otra, el éxito depende de saber la verdad. Esto es supremamente cierto al relacionarnos con Dios y al tener éxito como parte de los ejércitos de Cristo.

No me gustaría vivir en una casa diseñada por un arquitecto que no conociera ningún principio de construcción segura. No me gustaría ser operado por un cirujano que no supiera nada sobre el funcionamiento interno del cuerpo. No me gustaría subirme a un avión con un piloto que no supiera cómo volar. Y no quisiera que mi vida eterna dependiera de alguien que no conociera a Dios o el camino hacia Dios. Para la vida eterna, dependo del mismo Jesús como el camino, la verdad y la vida. Al vivir por fe en Jesús y al enseñar a otros, quiero basar todo en la enseñanza de Jesús y tener la mayor cantidad de la mente de Cristo que pueda. No puedo permitirme descuidar la verdad, y tú tampoco. La verdad es crucial para tu futuro eterno y para el futuro de aquellos a quienes influencias: niños, amigos, vecinos, compañeros de trabajo. No puedes ser salvo sin la verdad, y no puedes ayudar a que otros sean salvos sin la verdad.

Pertenecer a un grupo religioso no es un sustituto de conocer personalmente la verdad y de abrocharse firmemente el cinturón de la verdad. Si no conoces la verdad personalmente, nunca te darás cuenta si el grupo religioso al que perteneces no tiene una verdad real. Si no tienes un amor profundo por la verdad, si no buscas constantemente obtener más verdad y entenderla mejor, puedes perder la poca verdad que tienes y ni siquiera saberlo.

William Gurnall, un Cristiano de hace siglos, escribió un clásico titulado El Cristiano en Completa Armadura, el cual ha sido útil para mi propia vida y útil para escribir sobre la guerra espiritual. Gurnall dijo,

Si no deseamos conocer la verdad, ya la hemos rechazado... La verdad y el error son todos iguales para el hombre ignorante, por lo que él llama verdad a todo. ¿Has oído hablar del hombre codicioso que constantemente abrazaba sus bolsas de oro? Nunca las abría ni usaba el tesoro, y así cuando un ladrón robó el oro y dejó sus bolsas llenas de guijarros en su habitación, estaba tan feliz como cuando todavía tenía el oro.

Eso es lo que puede suceder si perteneces a un grupo religioso, pero nunca te molestas en verificar si realmente se está enseñando la verdad. Cuando las personas dejan de estudiar las Escrituras y dejan de buscar la verdad de Dios, apenas saben la diferencia si los falsos maestros les roban la verdad de su iglesia. Mientras el espectáculo continúe de alguna forma, nunca se dan cuenta de que las joyas de la verdad han sido quitadas y reemplazadas por rocas de error inútiles, y que no tendrán ningún tesoro en el cielo. Pertenecer a un grupo religioso no es un sustituto de buscar la verdad personalmente. Debes conocer la verdad bíblica por ti mismo.

 

 

Comunidad de Verdad

¿Significa esto que la búsqueda de la verdad es completamente personal y privada, y que debes ignorar a la comunidad de fe? No, solo porque un soldado es responsable de ponerse el cinturón de la verdad no significa que sea un ejército por sí solo y pueda ignorar a los demás. Puede ser heroico para un soldado armarse bien y hacer su parte valientemente, pero sería tonto que un soldado siempre permaneciera separado de sus compañeros soldados. Cristo llama a sus soldados a no permanecer solos, sino a mantenerse juntos en la verdad. El amor a la verdad debe ser personal, pero no meramente privado. Aquellos que aman la verdad están ansiosos por aprender de otros buscadores de la verdad y unirse a ellos.

Hay grupos religiosos falsos y equivocados, incluidos algunos que dicen ser iglesias del Señor. Debes conocer la verdad bíblica lo suficiente como para reconocer cuándo una iglesia ha caído en un error mortal, y debes mantenerte alejado de ese grupo. Pero no uses el error de algunos como una excusa para evitar a todas las iglesias. Hay muchas congregaciones que verdaderamente exaltan a Jesús y enseñan la verdad de la Biblia. Tales congregaciones son parte de la gran iglesia que se extiende a través de toda la historia y en cada continente, lo que la Biblia llama "la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" (1 Timoteo 3:15). La iglesia es una fortaleza poderosa de la verdad, y las fuerzas de Satanás nunca la conquistarán. Jesús promete: "Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18). No caigas en la mentira de que todas las congregaciones son demasiado corruptas para unirte a ellas. La verdadera iglesia sigue en pie, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y cada soldado de Cristo debería estar conectado a una congregación si es posible.

En varias ocasiones en la historia, Satanás ha difundido la mentira de que no queda ninguna iglesia verdadera, y vende la misma mentira que todavía hoy. Satanás cree en el reciclaje. Las mentiras que engañan a las personas en una era de la historia, las recicla Satanás de una forma ligeramente distinta para otra época. La mentira anti iglesia es la favorita en la operación de reciclaje de Satanás.

Un locutor de radio religioso llamado Harold Camping hizo las noticias al predecir erróneamente la fecha del regreso de Jesús. Pero ese no fue el mayor error de Camping. También declaró que la época de la iglesia había terminado y que los Cristianos debían mantenerse alejados de cualquier cosa que se llamara a sí misma una iglesia. Camping dijo que Dios no tenía más utilidad para la iglesia y que Dios trabajaba solo a través de formas no eclesiásticas, como la red de radio de Camping. Harold Camping citaba mucho la Biblia, pero al decir que no valía la pena unirse a ninguna iglesia, estaba reciclando una mentira muy antigua de Satanás. Camping fue muy sincero, tan sincero como los médicos de George Washington que lo desangraron hasta la muerte en un esfuerzo por curarlo. Muchas personas ya están demasiado aisladas, demasiado dependientes de su propia sabiduría limitada, demasiado alejadas de la sabiduría compartida y del estímulo de las personas que conocen la Biblia y que aman al Señor. Decirles a las personas que se vuelvan Cristianas, pero evitar las iglesias es como decirles que se unan al ejército, pero que se mantengan alejados de otros soldados.

No todas las iglesias enseñan exactamente lo mismo en cada punto. Tal vez tengas la tentación de pensar que si ellas no pueden ponerse de acuerdo en cada punto, no te unirás a ninguna de ellas. Pero no des demasiada importancia a las diferencias menores entre los Cristianos que creen en la Biblia quienes están de acuerdo en las verdades básicas de cómo es Dios, de la naturaleza humana, de la salvación por la gracia de Dios en Cristo, y de los principios morales Cristianos. Si realmente amas la verdad, no permitas que los desacuerdos sobre las verdades más pequeñas se interpongan en el hecho de que muchas iglesias están de acuerdo con las verdades realmente grandes.

Si te niegas a unirte a cualquier iglesia porque las iglesias no son exactamente iguales y no coinciden totalmente en cada punto exacto, dice William Gurnall, eres "tan tonto como el hombre que se negó a comer su comida del mediodía hasta que todos los relojes de la ciudad dieran las doce exactamente al mismo tiempo" Piensa en ello: llega la hora del mediodía y varios relojes comienzan a repicar, pero hay unos pocos segundos de diferencia el uno del otro. No repican en perfecta armonía ¿es una buena razón para negar que es mediodía o para negarte a comer tu comida del mediodía? Si los relojes están unos pocos segundos o incluso unos pocos minutos diferentes entre sí, todavía pueden estar diciéndole básicamente el momento adecuado, y estarías loco al rechazar la comida a la hora de comer hasta que todos los relojes estén perfectamente sincronizados. De la misma manera, muchas iglesias buenas pueden no estar de acuerdo exactamente en todos los puntos, pero si son correctas en las verdades básicas, te beneficiarás de cualquier iglesia basada en la Biblia y que honre a Cristo a la que te unas, y serías tonto al decir que ibas a esperar a que todas las iglesias sean perfectamente lo mismo. Al ponerte el cinturón de la verdad, asegúrate de unirte a la comunidad de la verdad, a las fuerzas de la verdad unidas bajo el liderazgo de Jesús.

Déjame preguntar de nuevo: ¿te has abrochado el cinturón de la verdad? ¿te lo abrochas nuevamente cada nuevo día? Inicias todos los días leyendo parte de la Palabra de Dios personalmente. Si tienes cónyuge e hijos, concéntrense en la verdad de Dios como una familia. Luego únanse a una iglesia. Anímense unos a otros en la verdad y unan sus fuerzas en la difusión de la verdad a los demás. No vayas a ningún lado sin el cinturón de la verdad. No puedes pelear contra Satanás de manera efectiva si no estás seguro o confundido o si simplemente estás equivocado. Estudia la verdad. Pídale a Dios que incremente tu conocimiento y te ayude a creer de una manera más clara y firme que nunca antes. "Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad".

 

 

Capítulo Once

 

La Coraza de Justicia

 

...vestidos con la coraza de justicia... (Efesios 6:14).

 

Si estuvieras peleando una batalla, ¿qué te gustaría usar? Con la artillería y la metralla disparando, ¿preferirías llevar una gorra de béisbol o un casco resistente? Si un enemigo estuviera usando gas venenoso contra ti, ¿usarías gafas de sol de diseñador o una máscara de gas? Si un francotirador estuviera apuntando balas hacia tu corazón, ¿preferirías estar usando una camiseta o una armadura? Si estuvieras avanzando contra una posición enemiga, ¿preferirías viajar en un carrito de golf o en un tanque blindado? Si estuvieras en guerra, querrías la mejor protección que pudieras obtener.

El equipo de protección no siempre es colorido o cómodo. Un casco de combate no es tan suave y agradable como una gorra de béisbol. Una máscara de gas es más torpe y fea que las gafas de sol de diseñador. La armadura es más pesada y más calurosa que una camiseta. Un tanque es más ruidoso que un carrito de golf, y un tanque no atrapa la brisa fresca ni ofrece una vista agradable, como lo hace un carrito de golf. Pero en la batalla, nada de eso importa. Te importa más la protección sólida que el estilo o la comodidad a corto plazo. Te importa más mantenerte vivo a largo plazo que cómo te sientes o te ves para el momento.

Ese es el sentido común de cualquier soldado en una batalla, y también tiene sentido para el conflicto definitivo en contra de Satanás. Necesitas una protección fuerte, ya sea que te parezca agradable o no. Es más importante vivir para siempre y evitar el horror del infierno que hacer lo que parezca más fácil en este momento. Para sobrevivir a los ataques de Satanás y tener vida eterna, necesitas la armadura de Dios, incluso si crees que otra prenda sería más cómoda.

Entre las diversas piezas de la armadura de Dios se encuentra "la coraza de justicia". En el momento en que se escribió la Biblia, los soldados usaban diferentes artes que las tropas modernas, pero el principio básico de protección era el mismo. Cada pieza de armadura era importante. y la coraza no tenía rival. La coraza se extendía desde la base del cuello hasta el abdomen. Ésta cubría el torso, el tronco del cuerpo. La coraza protegía el corazón, los pulmones, el hígado, y otras partes vitales. La coraza era menos cómoda que una camisa o túnica ordinaria, pero proporcionaba una mejor protección contra espadas, lanzas y flechas. En la armadura que Dios proporciona para la guerra espiritual, la justicia es la coraza que protege el corazón, el mismo núcleo de nuestro ser, el manantial de la vida.

La rectitud puede no sonar muy atractiva. La misma palabra casi puede causar una reacción alérgica. Para algunos de nosotros, "justicia" suena como un estándar imposible, algo para hacernos sentir como fracasos podridos. Para otros, la palabra "rectitud" está asociada con ser un perfeccionista rígido, pomposo, más santo que tú. Solo mencionar la rectitud nos hace sentir incómodos. Pero no dejes que esa incomodidad te desvíe de la rectitud antes de descubrir qué es realmente y cuánto lo necesitas. La rectitud puede parecer desagradable, pero también lo es el rugido de un tanque fuertemente blindado. La rectitud puede parecer difícil y sin estilo, pero también lo es un casco de combate. La rectitud puede parecerte fea, pero una máscara de gas no es exactamente bonita. La rectitud puede parecer demasiado pesada, pero una pechera o un chaleco antibalas es más pesado que una camiseta endeble. Entonces, si hablar de rectitud te hace sentir incómodo, espera ahí. El objetivo es estar vivo a largo plazo--por la eternidad--no solo ir con lo que sea que te guste en este momento. Deberías querer la rectitud sin importar lo poco que te atraiga, simplemente porque no puedes sobrevivir sin ella.

Permítaseme añadir, sin embargo, que si realmente examinas esta coraza y te la pones, descubrirás que no es tan desagradable después de todo. La rectitud no es tan dura, pesada y torpe como uno pensaría que sería una armadura. La coraza de justicia es muy fuerte y resistente a los ataques del mal--más fuerte que el equipamiento de cualquier ejército--pero también resulta bella, cómoda, agradable y preciosa más allá del precio.

 

Justicia Alienígena

¿Qué es la justicia? Es cumplir con el estándar de Dios y estar bien con él. La rectitud es medir el carácter perfecto de Dios y ser capaz de relacionarse con él y tener acceso a él. Sin rectitud, no tienes ninguna relación con Dios, y pereces en el infierno sin él.

¿Dónde puedes obtener esta justicia? Muchas religiones del mundo ven la importancia de tener algún tipo de justicia. Ellos ven que la moralidad importa. Para esa medida estas religiones son correctas. Donde salen mal es que ofrecen la justicia de hágalo usted mismo. Te dicen cómo ganar tu propia justicia y cómo hacerte medir hasta el nivel que Dios requiere. Este es un error fatal. Puedes hacer todo lo posible para hacer cosas buenas, pero no puedes estar a la altura de la justicia de Dios. Puedes someterte a sacrificios dolorosos para compensar los pecados, pero esa penitencia no puede expiar los errores que has cometido. Puedes probar cada peregrinación, cada ritual, cada reliquia, cada método de meditación, pero tales cosas nunca pueden darte acceso a la sala del trono de Dios.

Si sigues una religión que te indica cómo obtener tu propia justicia, te enredas en al menos dos mentiras. Primero, te mientes acerca del estándar de Dios e imaginas que la justicia de Dios es más baja de lo que realmente es. En segundo lugar, te mientes acerca de tu carácter y conducta, y te imaginas a ti mismo más alto de lo que realmente eres. Toda religión que enseña la justificación por tu propio esfuerzo conduce a pensar sobre Dios en un nivel demasiado bajo y sobre ti mismo en un nivel demasiado alto. ¿De qué otra manera podrías llevarte al nivel de justicia de Dios? No puedes darte el lujo de ver cuán alto es Dios o cuán bajo realmente es el pecado. De lo contrario, tendrías que admitir que la justicia de Dios es imposible para ti.

La justicia es absolutamente necesaria, sin embargo, totalmente imposible de lograr para cualquiera de nosotros. La religión hecha por el hombre puede enseñar la justicia hecha por el hombre, pero esto no puede salvar a ningún cuerpo. La justicia significa medirse hasta el estándar de Dios, y eso es algo que ni tú, ni yo no podemos hacer. No podemos construir nuestra propia coraza de justicia, entonces, ¿dónde podemos obtenerla? La respuesta es que debemos tener justicia alienígena.

La palabra alienígena puede traer a la mente extrañas criaturas de otras galaxias volando en naves espaciales. Pero la justicia alienígena no tiene nada que ver con los ovnis o con la ciencia ficción. Alíen significa "otro, alguien más, alguien muy diferente". Tener justicia alienígena significa que de alguna manera obtengo la rectitud de alguien más, alguien muy diferente a mí. Significa que alguien ajeno a mí, alguien que no es pecaminoso como yo, alguien que cumple con los estándares de Dios y está al nivel de Dios, de alguna manera transfiere su justicia hacia mí. Tal rectitud es ajena a mi carácter pecaminoso y caído, pero esta justicia alienígena de alguna manera debe contar como mía, aunque provenga de alguien más. y no de mí. La única justicia que puede hacer efectiva a una coraza es la justicia de Dios en Cristo Jesús transferida a mí.

La justicia alienígena es todo lo contrario de la justicia propia. La justicia propia no es parte de la armadura de Dios; es una de las armas favoritas de Satanás para destruirnos. Confiar en tu propia justicia es como ponerte una coraza con puntas largas y afiladas en el costado que va al lado de tu cuerpo. Cuanto más apretada esté la coraza, más profundamente te presionarán las púas. Satanás está feliz de ayudarte a ponértelo. Él no necesita ninguna otra arma en tu contra si puede amarrarte con tanta fuerza en tu propia justicia que ésta atraviese tu corazón y te destruya.

A Satanás le encanta usar la religión para destruir a las personas, para convertirlas en enemigos de Dios y, a veces, en asesinos de otras personas. Esto les ha sucedido a demasiadas personas religiosas. Confiando en su propia justicia, piensan que están a la altura del estándar de Dios. Si se quedan un poco cortos, piensan que pueden compensarlo y elevarse al nivel de Dios matando a los enemigos de Dios en guerras santas o dando sus vidas en la batalla contra los infieles. Esto ha sucedido en varias ocasiones en la historia, y aún persigue a nuestro mundo de hoy. Pero infligir dolor a otros o absorber dolor nosotros mismos no puede expiar el pecado y hacernos justos. Los asesinos homicidas y los mártires suicidas no pueden usar la sangre para escapar de la culpa y elevarse al nivel de Dios. Solo la sangre de Cristo puede pagar el precio, eliminar la culpa y abrir el camino hacia el cielo.

El apóstol Pablo sabía por experiencia personal cuán mortal podía ser la auto justificación. Pablo había crecido en un hogar religioso, y como un hombre joven trató de medirse a la altura de los estándares de Dios con todas sus fuerzas. Estaba orgulloso de su rectitud y se oponía a aquellos que creía que no estaban en sintonía con Dios. ¿Cuál fue el resultado? Pablo persiguió a los Cristianos, los encarceló y los mató, todo en nombre de hacer la voluntad de Dios.

Pero luego este justiciero y asesino que odiaba a los Cristianos tuvo un encuentro directo con el Señor Jesús resucitado. Pablo ya no estaba orgulloso de su propia justicia--quería quitársela y tirarla como basura. Pablo ya no creía que se había ganado la aprobación de Dios; sabía que no merecía nada más que la ira de Dios. Pablo vio que su vieja justicia hecha por sí mismo lo había hecho "blasfemo, perseguidor e injuriador", y se llamó a sí mismo el primero de los pecadores (1 Timoteo 1:13, 15). Hablando de su trasfondo religioso, de su celo y de sus esfuerzos por la justicia, Pablo dijo: "Lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe" (Filipenses 3:8-9).

Fue este mismo Pablo quien escribió sobre la armadura de Dios y nos dijo "vestidos con la coraza de justicia." Es evidente que esta coraza no debe ser nuestra propia justicia, sino justicia alienígena, justicia desde más allá de nosotros, la justicia de Dios en Jesucristo.

 

Justicia Imputada

¿Qué significa vestirse con la coraza de justicia? Necesitamos la justicia completa de Jesús que nos es imputada, acreditada y considerada como nuestra aparte de todo lo que hacemos, como base de nuestra relación con Dios. Y una vez que recibamos la justicia imputada por la fe en el regalo de Dios, también necesitamos justicia impartida, el carácter de Jesús formando nuestro carácter.

Tal vez estás tentado a decir: "Deja de hablarme con palabras extrañas. ¡Imputada! ¡Impartida! La justicia no es un tema favorito con el cual empezar, y estas palabras lo hacen aún más complicado y desagradable." Pero recuerda lo que dije antes. Es más fácil entrar en una camiseta que amarrarse una armadura, pero no es seguro si te diriges a la batalla. Entonces, ¿por qué ser descuidado e inseguro acerca de tu alma? ¿por qué estar dispuesto a estudiar años y años para prepararte para un puesto de trabajo en una profesión, pero no queremos pasar unos minutos preparando nuestras mentes para asuntos de importancia eterna? ¿por qué piensas que las fuerzas militares necesitan una formación de primera categoría en la tecnología militar y en la estrategia, pero parece que en la guerra espiritual está bien ser perezoso y de mente de papilla? En tu caminar con Dios y en tu batalla contra Satanás, es necesario comprender la distinción entre justicia imputada e impartida. Esto no es sólo teoría para teólogos. Es protección para las personas ordinarias ante los ataques de Satanás.

La justicia imputada es un método contable que Dios usa, en el cual la perfección de Jesús es atribuida a tu registro. El Hijo de Dios siempre tuvo una relación y unión perfectas con su Padre, antes de que llegara a la tierra y tomara una naturaleza humana. Cuando se convirtió en humano, Jesús hizo lo que ningún ser humano ni antes ni después ha hecho jamás: El guardó la ley de Dios perfectamente. Todo lo que Jesús hacía, todo lo que decía, todo lo que pensaba, estaba perfectamente alineado con la ley de Dios. Jesús honraba a su Padre celestial con todo su ser. Hizo la voluntad de su Padre sin pecar ni una sola vez. Obedeció a su Padre hasta el final para sacrificar su vida en la cruz. Jesús fue y es totalmente justo.

Si esta obediencia activa, esta justicia de Jesús, te es imputada, es acreditada como tuya. Dios transfiere el registro de Jesús para ti. Es posible que tengas un registro vergonzoso de pecado, pero si pones tu fe en Jesús, Dios te ve como ve a Jesús: no culpable, plenamente aceptado en amor. Pero ¿qué pasa con tu propio registro de pecado y desobediencia? Éste logra ponerse sobre el registro de Jesús y es pagado en su totalidad por la sangre que derramó cuando murió en la cruz. Tu pecado es contado como el suyo, y tu justicia es contada como la suya. Cuando pones tu fe en Cristo, Dios no sólo quita tus pecados, sino que también te acredita la perfecta obediencia de Cristo. No solo te deshaces de la culpa; obtienes la misma posición recta que Jesús.

¿Cómo la justicia imputada sirve como una coraza contra los ataques de Satanás? Ésta protege de dos de las armas principales de Satanás: el orgullo y la desesperación. A veces Satanás te tienta a ser orgulloso, a pensar que te has abierto camino al nivel de la justicia de Dios y a despreciar a los demás. Pero si confías totalmente en la justicia de Jesús y consideras tu propia justicia como trapos y basura, estás protegido del orgullo. ¿Cómo puedes estar orgulloso de ti mismo cuando toda tu situación depende de otra persona, de Jesús? La coraza de justicia imputada protege de orgullo.

Si Satanás no puede perforar tu corazón con el orgullo, puede cambiar de arma y atacar con la duda y con la desesperación. Cuando haces algo mal o cuando recuerdas un pecado del pasado, Satanás dice: "¿De verdad crees que Dios aceptaría a alguien que hizo algo así? Dios es santo, y tú eres malo. Dios es puro, y tú estás podrido. ¡Mira el tipo de persona que eres! ¡Mira las cosas que has hecho! También deberías olvidarte de la vida eterna." Pero con la coraza de justicia en su lugar, le dices a Satanás: "yo sé todo lo que estás diciendo. Soy pecador, y Dios es santo. Pero miro hacia Jesús, no hacia mí mismo. No cuento con mi propia capacidad de estar a la altura. Cuento con Cristo, y Dios me imputa la justicia perfecta de Jesús. Satanás, antes de que me puedas perforar con la desesperación, tendrás que encontrar algo injusto en Jesús, porque su justicia es mi coraza." Satanás no puede manejar eso. Satanás puede disparar todo tipo de agujeros en tu rectitud, pero no puede encontrar ni siquiera una pequeña debilidad en la justicia de Jesús.

Si intentas resistir a la desesperación mediante el desarrollo de ciertos sentimientos o en función de las experiencias especiales, tu corazón no sobrevivirá. Pero tu corazón está seguro si se encuentra protegido por la justicia imputada de Jesús. Esto es lo que la Biblia llama "justificado por la fe.” La palabra justificado simplemente significa "contado justo por Dios", y cuando se es contado justo por la fe en Jesús--justificado por la fe--tu corazón está protegido de los ataques de Satanás.

 

Justicia Impartida

La justicia imputada es la base de toda tu relación con Dios, aparte de todo lo que haces. Una vez que tengas una nueva relación con Dios, tienes que ser hecho una nueva persona. Una vez que la posición justa de Jesús ante Dios te ha sido totalmente imputada--es decir, acreditada a tu cuenta--su carácter justo entonces te es impartido gradualmente, el cual es vertido en ti, hecho una parte de tu ser, de modo que empiezas a pensar, hablar y actuar más como Jesús lo haría.

Esto no sucede de una sola vez. La justicia impartida no viene en un momento; viene en una medida cada vez mayor a lo largo de toda la vida. A diferencia de la justicia imputada, la cual es completada en el momento en que Dios atribuye la obra terminada de Jesús para ti, la justicia impartida no está completa hasta que Dios ha transformado tu carácter real y tu conducta exactamente como la de Jesús. La justicia imputada es la obra completa de Cristo que te atribuye de una vez por todas cuando pones tu fe en Jesús. La justicia impartida es tu semejanza parcial desarrollada en Jesús, que nunca es completada en esta vida. Sólo cuando vas al cielo serás perfecto y sin pecado como Jesús.

La justicia impartida no es la base para tu aceptación por Dios. Más bien, lo contrario es cierto: tu aceptación por Dios es la base de la justicia impartida. La justicia completa de Jesús debe serte acreditada antes de que puedas ser aceptado por Dios y comiences a desarrollarte en una persona a la imagen de Jesús. Dios te acepta sólo sobre la base de la justicia imputada completa y perfecta que no es por ti mismo, y una vez que él te acepta, su Espíritu Santo comienza el proceso de hacerte más y más como Jesús. Este proceso continuo de impartir más y más justicia a tu carácter real y conducta es lo que la Biblia llama "ser santificado” o "hecho santo".

Para protegerte de los ataques de Satanás en tu corazón, debes conocer la diferencia entre la justicia imputada y la justicia impartida, entre la justificación y la santificación. En el momento que empieces a pensar que tu aceptación con Dios depende de tu progreso en la semejanza a Cristo, te hincharás de orgullo por sobreestimar tu progreso, o te desalentarás de la desesperación por el poco progreso que has hecho. Para estar seguro, debes depender absolutamente de la justificación por la fe en la obra terminada de Cristo imputada a ti. Una vez que te das cuenta de que Satanás no puede destruir tu relación con Dios, eres liberado para vivir en el mismo tipo de obediencia alegre y amorosa que Jesús le dio a su Padre celestial.

La justicia imputada es tu protección principal contra la justicia propia, el orgullo y la desesperación, pero eso no significa que la justicia impartida no tenga lugar en la coraza de justicia. Satanás no puede herir fatalmente y llevar al infierno a nadie a quien Dios le ha acreditado la perfección de Jesús, pero Satanás todavía puede infligir una gran cantidad de heridas que no son fatales para el alma, pero que son todavía muy dolorosas y perjudiciales. Cuanto más justos nos volvemos en carácter, más difícil es que Satanás nos tiente exitosamente y hiera nuestro ánimo. Necesitamos más y más de la vida y del poder del Espíritu Santo, más y más de Jesús, más y más patrones saludables y menos esclavización a los viejos hábitos, para ser guerreros vigorosos y eficaces para Cristo. Además, la justicia impartida puede fortalecer nuestra seguridad de salvación. Si no hay ni siquiera una pizca de justicia impartida creciendo en nosotros, podríamos estar equivocados al pensar que la justicia plena de Cristo ya nos ha sido imputada. Aquellos que Dios acepta plena y libremente en Cristo, también comienzan a transformarse.

La justicia impartida puede servir como un fruto de la vida espiritual que fomenta la confianza de que Dios nos ha aceptado por causa de Jesús, y cuanto más se convierte la justicia en parte de nuestro ser, más difícil es que Satanás nos tiente con éxito y más fácil será para nosotros avanzar en contra de Satanás y atraer a otros hacia la belleza del Salvador.

 

El Mithril de Cristo

Anteriormente vimos que en un conflicto militar, nos preocupamos más por la protección sólida que por el estilo o la comodidad a corto plazo, y que debemos buscar la coraza de justicia, aunque pueda parecer incómoda y fea, simplemente porque nuestra supervivencia depende de ello. Pero una vez que entiendes la justicia y te la pones como una coraza, una vez que conoces la maravilla de Dios justificándote en el nombre de Jesús y santificándote para llegar a ser más como él, te das cuenta que la justicia no es desagradable y fea después de todo. Es más como la cota de malla de mithril que lleva Frodo el hobbit en El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien.

En los cuentos de Tolkien, la cota de malla de mithril de Frodo le proporciona una protección poderosa. Más de una vez, salva a Frodo de ser apuñalado hasta la muerte. Aun así, a pesar de que proporciona protección para salvar vidas, el mithril es ligero y hermoso. La cota de malla de mithril de Frodo es tan preciosa que vale más que la riqueza de toda la Comarca, el barrio donde creció Frodo. Frodo nunca podría haber hecho esta cota de malla de mithril por sí mismo, y nunca podría haber llegado con la riqueza suficiente como para comprar algo tan precioso. Alguien más lo hizo. ¿Cómo la consiguió Frodo? La recibió como un regalo de alguien más.

El mithril no es sólo una leyenda de Tolkien; la coraza de justicia es el mithril. La coraza de justicia no es la pesada y fea justicia propia, sino la justicia de Jesucristo ligera y preciosa. Esta coraza está hecha de la obediencia amorosa de Jesús hacia su Padre celestial, quien aprecia a su Hijo eterno más que a todo el tesoro del universo. Esta coraza, dada a nosotros gratuitamente como un regalo, está pagada por la sangre de Jesús, de la cual una gota es más preciosa que todo el esplendor de los hombres y de los ángeles. Nunca podríamos hacer una protección tan poderosa por nosotros mismos. Nunca pudimos obtener un adorno tan precioso. Pero esto puede ser nuestro, simplemente al aceptar el regalo de Dios y ponérnoslo. Esta coraza de mithril de justicia de Cristo es lo suficientemente fuerte como para desviar cada ataque de Satanás en nuestro corazón, y es lo suficientemente bonita como para que los ángeles se maravillen de nuestro esplendor en Cristo. Acepta el regalo de Dios. Soporta en contra Satanás por medio de la defensa de la coraza de mithril de justicia en su lugar, y también podrás estar delante de Dios para que esa misma coraza te adorne y te haga lo suficientemente hermoso para pertenecer al cielo.

 

 

Capítulo Doce

 

El Calzado de un Soldado

 

...calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. (Efesios 6:15).

 

Aquiles tenía un pequeñísimo problema con su pie. El héroe de la mitología Griega tenía un cuerpo que no podía ser lastimado, a excepción de un pequeño punto sobre sus talones. Antes, cuando Aquiles era un bebé, su madre, Tetis, trató de hacerlo inmortal al sumergirlo en el río Styx. El agua mágica le daba una protección total a todo lo que tocaba. Pero Tetis sostuvo a su bebé por el talón y esa parte de los pies de Aquiles no fue tocada por el agua protectora.

Aquiles creció para ser el guerrero más poderoso entre los Griegos. Se unió a las fuerzas Griegas en la campaña en contra del reino de Troya y derrotó a todos los enemigos que enfrentó. Conquistó varios pueblos y mató a los guerreros más feroces de Troya, incluyendo al poderoso príncipe Héctor. Ningún arma podría dañar a Aquiles. Ningún guerrero podría vencer Aquiles. Pero entonces príncipe Paris de Troya disparó una flecha envenenada que resultó afectar a Aquiles en su único punto débil, aquel pequeñísimo lugar de su pie. El veneno mortal hizo su trabajo, y ese fue el final de Aquiles. Él murió.

Shaquille O'Neal tuvo un pequeñísimo problema con el pie. Tal pequeño problema en un hombre tan grande no parecía importar. En 2002, la estrella gigante del baloncesto acababa de llevar a los Lakers de Los Ángeles a un tercer campeonato directo, y de cara a la nueva temporada, un cuarto campeonato parecía casi seguro. Pero los Lakers comenzaron la temporada como perdedores, con Shaq en el banquillo. Él sólo tenía un pequeño problema: un dedo mal. El dedo del pie había requerido cirugía y Shaq estuvo fuera de los primeros doce partidos de la nueva temporada. Shaq todavía se paraba sobre más de siete pies de altura y pesaba más de 320 libras musculares, pero esto no lo ayudaba, mientras su dedo necesitara recuperarse. Ningún jugador contrario podía detener a Shaq, pero el dedo del pie lo detuvo. Los campeones del mundo de repente parecían tan malos como cualquier otro equipo de la liga. Jugando sin Shaq, perdieron nueve de sus primeros doce juegos. Incluso después de su regreso a la cancha, los Lakers perdieron 19 de sus primeros treinta juegos. Finalmente, el dedo del pie se recuperó, y Shaquille O'Neal y los Lakers de nuevo se convirtieron en una fuerza a tener en cuenta. La diferencia entre ser campeones y perdedores era un dedo del pie.

Pequeñas debilidades pueden causar grandes problemas. Eso es cierto no sólo en la mitología Griega o en el baloncesto profesional, sino también en la guerra espiritual. Satanás siempre está buscando una debilidad que explotar. Él busca la manera de convertir pequeños pecados en grandes problemas que destruyen a las personas para siempre. Algo comienza como un pequeño error doctrinal, y Satanás encuentra una manera de convertirlo en una gran herejía. Algo comienza como una decisión sin cuidado, y Satanás encuentra una manera de convertirla en una adicción mortal. Algo comienza como una pequeña pelea entre marido y mujer, y Satanás lo convierte en resentimiento y divorcio. Algo comienza como un desacuerdo menor entre las naciones, y Satanás lo convierte en una guerra. Algo comienza como un pequeño paso lejos de Dios, y Satanás lo convierte en el camino hacia el infierno. Satanás es un experto en esto. Él te observa en busca de un punto débil. Podría parecer pequeño y sin importancia, pero Satanás puede utilizar esto para derribarte.

Con un enemigo así, una protección parcial no es suficiente. Es necesaria una protección total. Cuando la Biblia habla de la guerra espiritual y de la armadura de Dios, no sólo dice que te pongas un par de partes de la armadura para proteger lo que crees que es más importante. Dice que te pongas toda la armadura de Dios. Dice que uses cada pieza del equipamiento, cubriendo incluso las partes del cuerpo que pueden parecer menos importantes--tales como los pies. Efesios 6:15 dice "calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz".

 

El Calzado Adecuado

Para un soldado en tiempos bíblicos, era peligroso tener los pies sin protección. El principal peligro no era una flecha envenenada en el talón, como en la leyenda de Aquiles--que no sucedía muy a menudo. Pero había otros peligros para un soldado con los pies sin protección. Si estuvieras en una pelea y te resbalaras y cayeras a causa de un mal calzado, tu oponente podría causarte la muerte antes de que pudieras levantarte. Si marchabas descalzo sobre un área con espinas y piedras afiladas, tus pies podrían desgarrase tanto que incluso no llegarías al frente de batalla. Si fueras encomendado a una posición enemiga que fue fortificada con estacas cortas y afiladas en el suelo, tus pies sin protección serían perforados, caerías al suelo del dolor, y tu enemigo fácilmente te aniquilaría. Si marcharas en un área que tuviera escorpiones o serpientes venenosas y no tuvieras una protección adecuada, una mordedura o una picadura podría hacerte pasar a mejor vida. Si tuvieras que marchar en el barro o en el clima frío sin un calzado adecuado, el frío y la humedad podrían hacer que te enfermaras. Las fiebres y otras enfermedades destruyeron a muchos soldados.

Muchos ejércitos fuertes entendían la importancia de los pies de un soldado. La parte inferior de su calzado tenía una suela gruesa, lo que les permitía caminar en zonas peligrosas sin lastimarse. A menudo, este calzado también tenía picos en la parte inferior para facilitar una base firme, evitar resbalones, y ayudar al soldado mantenerse firme. Aquello que un soldado llevaba en sus pies puede parecer menos importante que la forma en la que protege su cabeza y su pecho, pero los generales y los soldados sabios sabían que un problema en el pie podía ser tan malo como cualquier problema. Esto podría conducirlos a la muerte, e incluso si un soldado no moría, los pies lesionados o las enfermedades podrían hacer de él alguien totalmente inútil para el combate, más un obstáculo que una ayuda para la causa a la que estaba sirviendo. Los pies de un soldado necesitaban una protección adecuada para ayudarlo a sobrevivir y darle la movilidad para ir a donde su comandante le dijera.

Cuando la Biblia habla de guerra espiritual en contra del pecado y de Satanás, nos impulsa a ponernos toda la armadura de Dios, incluyendo el calzado correcto. Puede haber áreas de la vida que no parezcan muy importantes, pero si somos descuidados en pequeñas cosas, Satanás puede usarlas para destruirnos o para hacernos menos efectivos para servir a Cristo. Para mantenerte en pie en medio de los ataques de Satanás, para mantenerte firme en contra del diablo, para marchar a donde Cristo te llama, y para triunfar en el Señor, necesitas un calzado adecuado. Es necesario tener "calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz".

Un soldado necesita un calzado adecuado no sólo por razones defensivas, sino también para pasar a la ofensiva. El objetivo de la guerra no es sólo no ceder terreno, sino marchar hacia adelante, no sólo la supervivencia, sino la victoria. Algunas de las grandes campañas militares de la historia dependían de la capacidad de los ejércitos para moverse más rápido y más lejos de lo que sus enemigos lo creían posible--y la posibilidad de marchar era ayudada por el equipamiento de los soldados con un calzado excelente. Los ejércitos de Alejandro Magno y de Julio César tenían un liderazgo brillante y armas excelentes; también tenían un buen cuidado de sus pies. Esto les permitía moverse con rapidez y seguridad, superar oponentes y ganar victorias sorprendentes.

Del mismo modo, en la guerra espiritual, el objetivo no es sólo la supervivencia sino la victoria. El objetivo no es sólo evitar la derrota, sino hacer retroceder al maligno y arrebatarle territorio. Para decirlo de otra manera, el objetivo no es sólo resistir a Satanás y evitar el infierno personalmente, sino también difundir el mensaje de la vida eterna a los demás, ganarlos a la fe en Jesús, y traer más áreas de la vida bajo el gobierno de Jesús que da vida. "El apresto del evangelio de la paz" es vital para la defensa y para la ofensa: te permite mantenerte firme y defenderte a ti mismo cuando Satanás ataca, y te permite ir a la ofensiva y marchar al frente hacia la victoria bajo la dirección de Jesús.

Cuando Efesios 6:15 dice "calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz", ¿qué significa? Para un soldado de Cristo, el apresto significa que estás listo para mantenerte firme y luchar en contra de Satanás, y quiere decir que estás listo para pasar por territorio ocupado por el enemigo, ganar victorias para Jesús, y llevar a cabo la misión que se te da. ¿de dónde viene tal apresto? El evangelio de la paz. La palabra evangelio significa "buenas nuevas" o "buena nueva". En Isaías 52:7, la Biblia dice: "¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!" El Evangelio es una buena nueva, ya que es el mensaje alegre de la paz: la paz con Dios, la paz en tu corazón, la difusión de la paz hacia los demás.

 

La Paz con Dios

En la guerra espiritual, un soldado de Cristo debe llevar botas de combate de paz. ¿No es eso una contradicción? ¿Cómo puede la guerra traer la paz? ¿Cómo puede el calzado de la paz servir como botas de combate? Bueno, a veces la mejor manera de disfrutar de una paz duradera es ganar primero una guerra que se deshace de una amenaza constante para la paz. Y a veces la mejor forma de ganar una guerra en contra de un enemigo fuerte es hacer la paz con un enemigo diferente que es aún más fuerte y que luego se convierte en tu aliado en la guerra que necesitas ganar.

Supongamos que eres una nación débil siendo atacada por una nación cruel y agresiva que no dejará a sus vecinos solos. La única forma de tener paz es la guerra. La única esperanza de paz es derrotar a esa nación y liberarse de su agresión. Pero ¿y si no eres lo suficientemente fuerte como para ganar esta guerra? Bueno, supongamos que hay una tercera nación que es la más fuerte de todas. Es una nación buena, pacífica, libre, y tiene el poder para defenderte y derrotar a tu atacante. Si esa nación fuera tu aliada, ganarías a ciencia cierta.

Sólo hay un problema: no estás en paz con la nación buena. Esa nación nunca te ha dañado, pero todavía estás resentido con esa nación; has ido en contra de sus intereses muchas veces, y has hecho varias cosas para hacerte su enemigo. Esta nación no te desea mal. No está deseosa por destruirte, y ciertamente no está del lado de tu enemigo malvado, pero ¿por qué debería ayudarle si permaneces en desacuerdo con ella? Si quisiera castigarte, no necesitaría incluso atacarte directamente. Simplemente te podría abandonar ante la crueldad de tu enemigo depravado. Para ganar una guerra en contra del enemigo desagradable, tu única esperanza es lograr términos amistosos y pacíficos con tu enemigo bueno. La paz con el enemigo bueno es la clave para ganar la guerra en contra del enemigo malo.

Satanás es un enemigo agresivo. La guerra en contra de Satanás es el único medio para una paz duradera, y hacer la paz con Dios es la clave para ganar la guerra en contra de Satanás. Satanás es más fuerte que nosotros, pero Dios es más fuerte que Satanás. El Señor derrotará a Satanás por nosotros, pero sólo si estamos en paz con Dios.

Pero ¿cómo puedes tener un tratado de paz con Dios si eres su enemigo? Las personas que pecan y van en contra de la voluntad de Dios--estos somos todos nosotros--son por naturaleza "enemigos de Dios” (Romanos 5:10) Una vez que nos hemos hecho enemigos de Dios, estamos condenados, a menos que Dios trate con nuestros delitos, perdone nuestros pecados, y nos haga sus amigos de nuevo.

Esto es exactamente lo que Dios ha hecho a través del sufrimiento y de la muerte de Jesucristo. Jesús pagó el precio por nuestros delitos, "haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte" (Colosenses 1:21-22).

Incluso después de que hemos ido en contra de Dios y hemos hecho todo tipo de daños, el Señor elige pagar por el daño, en lugar de obligarnos a pagar. Él elige ofrecernos un tratado de paz en vez de aniquilar o dejar que Satanás nos extermine. Este tratado de paz, este nuevo pacto, es la forma en la que podemos dejar de ser enemigos de Dios y en su lugar ser sus amigos. En esta amistad, esta alianza, ya no nos enfrentamos a Satanás por nuestra cuenta. Cuando estamos en paz con Dios, el señor pelea a nuestro favor. La paz con Dios es la clave para ganar la guerra en contra de Satanás, y una vez que esa guerra sea ganada, tendremos paz y alegría eterna sin más tristeza o dolor.

¿Tienes paz con Dios? ¿Ha aceptado su tratado de paz a través de la fe en la sangre de Jesús? La paz con Dios y una alianza con él es totalmente la obra de Jesús. Acepta su tratado al confiar en Jesús. Es una ofensa terrible contra el Señor despreciar y rechazar el tratado de paz después de que él ha pagado por ello con su propia sangre. Si rechazas a Jesús, no tienes protección en contra de Satanás, y no tienes defensa contra la ira de Dios. Así que confía en el tratado de Dios. Acepta por fe lo que Jesús ha hecho, y Dios será tu aliado y defensor. Las Escrituras dicen: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1). Dios ya no es un enemigo, sino nuestro mejor amigo "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31). Incluso ni el mismo Satanás puede permanecer de pie en contra de nosotros.

La buena nueva de la paz con Dios equipa nuestros pies con el apresto. Este apresto es como llevar calzado con picos. Excavar y mantenerse firme en contra de Satanás. No resbalar y no deslizarse. Asegúrate del Evangelio. No cambies de opinión; sigue creyendo en Jesús. No cambies tu estado de ánimo; mantente regocijándote en la paz con Dios. El calzado resistente del apresto te permite clavar tus picos y mantenerte firme.

Este calzado también te permite marchar en contra de Satanás en todos los tipos de territorio. Proseguir el ataque en contra del maligno. Rescatar a otros de sus garras. Alistarlos en el ejército de Dios. La Escritura dice, "estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Pedro 3:15) ¡Siempre preparado! ¡Siempre listo! Mantén tus pies equipados con apresto para compartir el evangelio de la paz con los demás. Anuncia cómo pueden escapar de los ataques de Satanás y derrotarlo al aceptar la paz con Dios por medio de la fe en Jesús.

 

La Paz Interior

La paz con Dios es una realidad objetiva basada en la obra de Cristo y en el nuevo pacto de alianza establecida por Dios. Esta realidad objetiva también produce la experiencia subjetiva de la paz interior. Cuando sabes que Dios es tu amigo, cuentas con la paz interior que está más allá de aquello que las palabras pueden explicar. La Biblia dice: "La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:7).

La sensación de paz interior depende de la realidad externa de la paz con Dios. Algunas personas tratan de hacerte sentir mejor sin hacer realmente nada mejor. A ellos les gusta decir, "Paz” cuando no hay paz (Ezequiel 13:10). Nada realmente puede poner tu corazón en paz, excepto saber que estás bien con Dios. La obra clásica, El Cristiano en Armadura Completa de William Gurnall dice:

No le ayudaría a un condenado que va de camino a la ejecución si le pusieras una fragante rosa en la mano y le aconsejaras que oliera la flor y se sintiera mejor con respecto a todo. Él todavía vería la horca justo por delante. Si un mensajero del príncipe presionara un indulto en su mano, sin embargo, él sería rebasado por la alegría. Pero esto es lo único que podría cambiar el corazón del hombre. Cualquier cosa por debajo de la misericordia y del perdón es tan insignificante para una conciencia perturbada como lo sería esa flor en las manos de un hombre moribundo.

La paz con Dios es la clave para la paz interior. Si no estás bien con Dios y si eres su enemigo, no puedes estar verdaderamente calmado. "Te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma; y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida" (Deuteronomio 28:65-66). El torbellino interior a menudo es un síntoma de estar en desacuerdo con Dios. "No hay paz para los malos, dijo Jehová" (Isaías 48:22).

La paz con Dios es crucial para la paz interior. Si estás rasgado internamente por sentimientos de culpa, el perdón de Dios puede traerte paz. Si estás lleno de ansiedad y de desesperación por el futuro, la fortaleza de Dios te puede dar paz. La falta de paz con Dios a veces te puede mover a hacer cosas que son auto destructivas o dañinas para otros. Algo dentro de nosotros nos dice que si algo está mal, alguien tiene que pagar por ello--por lo que o bien nos ponemos en medio de un sufrimiento innecesario o hacemos sufrir a otras personas al ser crueles con ellos. Pero si sabemos que Jesús ha sufrido por nosotros y pagado el precio para darnos paz con Dios, tenemos paz interior. Esta paz interior reemplaza la culpa con la seguridad, la ira con la compasión, el temor con la valentía, la desesperación con la confianza.

Cuando Dios hace un tratado de paz contigo y sientes su paz en tu corazón, te conviertes en un guerrero sin temor para Dios. Satanás pierde su capacidad de intimidarte. Satanás atacará tu corazón, pero si tus pies están equipados con el apresto que viene del Evangelio de la paz, la paz interior te mantendrá fuerte. Ni las espinas, las estacas afiladas o las serpientes crueles pueden perforar aquellos pies que están protegidos por la paz. Jesús dice: "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará" (Lucas 10:19).

 

Difundiendo la Paz

A medida que recibamos la paz con Dios y la experiencia de paz interior, debemos difundir esta paz a los demás. ¡Usa las botas de combate de la paz! Mantente fuerte en contra Satanás, marcha hacia adelante contra él, y llévales a otras personas las buenas nuevas del tratado de paz de Dios.

Al difundir la paz, comienza en casa. Asegúrate de que estás en paz con Dios y que tu corazón está gobernado por la paz, no por la inquietud y por la combatividad. Asegúrate de que estás en paz con la familia y los compañeros Cristianos. Puedes dañarte a ti mismo y a otros si prosigues en la marcha durante campañas para diversas causas sin el calzado de la paz. Tu único resultado puede ser molestar a los demás y molestarte a ti mismo. Cuando estás verdaderamente en paz, es posible que todavía puedas molestar a las personas, pero no tan a menudo, y sólo por los motivos correctos. La Biblia dice: "Seguid la paz con todos" (Hebreos 12:14). "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres" (Romanos 12:18). Jesús dice: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9).

En una guerra, es especialmente importante que estés en paz con otras personas que están de tu lado. Luchen contra el enemigo; no luchen entre sí. Si los miembros de una unidad militar les están lanzando granadas a los demás y disparándoles a sus compañeros de tropa, ¿cómo pueden derrotar al enemigo? Se están derrotando a sí mismos. La Biblia les dice a los congregantes que traen juicios en contra de otros, "es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos" (1 Corintios 6:7). William Gurnall dice que los congregantes que discuten entre sí son como compañeros de la marina que discutían entre sí, mientras que un enemigo taladra un agujero en la parte inferior del barco. Satanás ama provocar conflictos entre Cristianos.

Las discusiones con hermanos en la fe no siempre pueden parecer tan graves--un poco de chisme aquí, un poco de rencor allí, una pequeña disputa sobre la música de vez en cuando. Pero recuerda el talón de Aquiles y el dedo de Shaquille O'Neal. Un pequeñito problema en el pie puede convertir a un atleta campeón en un perdedor y a un héroe militar en un hombre muerto. Una pequeñita falta de paz en la conciencia, una pequeña falta de paz con los demás Cristianos, puede hacer a nuestros pies vulnerables a las lesiones y desactivar nuestra efectividad en contra de Satanás. El pueblo de Dios debe estar en paz dentro de sus propios corazones y en paz unos con otros para hacer frente a los ataques de Satanás y marchar en contra de él.

Cristianos, unámonos entre sí y anunciemos el Evangelio de la paz de Dios al mundo. ¿Tus pies están calzados con el apresto para recuperar territorio dominado por Satanás y para ganar gente para Cristo? No seas frenado por aquellos que dicen que no deberías llamar a las personas de otras culturas y de otros países para Cristo. Jesús dice: "Id y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:19). No seas frenado por aquellos que dicen que todas las religiones son igualmente útiles y por aquellos dicen que debes dejar a todos en su propia religión y no tratar de conducirlos a la fe en Jesús, Jesús no dice que toda religión funciona igual de bien. Jesús dice: "nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14: 6). No todo el mundo está de acuerdo con eso, pero eso es lo que Jesús dice, y no tengo la intención de contradecir al Hijo de Dios.

La religión no concede la paz con Dios; sólo Jesús lo hace. La religión no da paz interior duradera; sólo Jesús la da. La religión no tiene poder para derrotar a Satanás; sólo Jesús lo tiene. La religión no da la vida eterna; sólo Jesús la da. La religión no tiene el poder de traer la paz mundial; sólo Jesús lo tiene. La paz mundial sólo se producirá después de que Satanás haya sido derrotado, sus mentiras hayan sido desacreditadas, y Jesús venga de nuevo para llevar al mundo entero bajo su reino de paz. La paz verdadera sólo viene a través del evangelio de la paz.

Cree en ese Evangelio, y luego ve a la marcha para extenderlo por todas partes. Jesús está en una misión, y él te llama a unirse a su misión. La Biblia dice: "Porque él es nuestra paz ... vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca" (Efesios 2:14, 17). La Biblia les promete a todos cuyos pies están calzados con el apresto del evangelio de la paz: "el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies” (Romanos 16:20). "Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera" (2 Tesalonicenses 3:16).

 

 

Capítulo Trece

 

Protegido de los Dardos

 

Tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Ef. 6:16).

 

El sábado por la noche tiende a ser mi noche más difícil de la semana. Si algo va mal, no sucede cualquier noche. Suele ocurrir el sábado por la noche. Si nuestro ordenador se bloquea, esto ocurre en la noche del sábado. Si nuestro sistema de alarma contra incendios se avería y se desactiva, sucede el sábado por la noche, despertando a toda la familia y arruinando nuestro sueño. Si nuestros hijos están enfermos, el sábado por la noche parece ser el momento favorito para la enfermedad, manteniendo despiertos a los niños y a sus padres casi toda la noche. Si hay una tormenta feroz y perdemos la electricidad, sucede la noche del sábado. Si hay una lluvia torrencial y el sótano está en peligro de inundarse, sucede el sábado por la noche, y me quedo despierto casi toda la noche con la esperanza de prevenir problemas.

¿Por qué la noche del sábado parece ser mi peor día de la semana? Yo no creo que sea una coincidencia. Creo que sucede, porque soy un predicador del Evangelio, y Satanás me quiere debilitar. Los Domingos por la mañana tengo que hablar con personas que necesitan la Palabra de Dios. Eso es difícil de hacer si estoy corto de descanso y si tengo demasiadas molestias en mi mente. A veces he tenido que predicar con menos de dos horas de descanso la noche anterior a causa de todas las cosas que salieron mal. A satanás le gusta disparar salvas para debilitarme y evitar que lleve la Palabra de Dios en su poder total y salvador.        

Los sábados por la noche a menudo son difíciles, y también lo son las mañanas del domingo. Es más difícil de lo habitual para nuestra familia llevarse bien los domingos por la mañana, y eso es cierto para otras personas que también se congregan. Mis amigos me dicen que sus hijos parecen estar en su peor momento el domingo por la mañana. Los niños discuten y se fastidian entre sí más de lo habitual. En el desayuno del domingo derraman más de lo habitual. Los padres son más gruñones de lo habitual. Los miembros de la familia a veces se gritan durante el desayuno, al vestirse, e incluso en el coche de camino a la iglesia. Cuando llegan a la iglesia, se pueden sentir tan molestos o tan culpables que sienten que ni siquiera deberían estar allí.

¿Aquellos miserables domingos por la mañana son una coincidencia? Yo no lo creo. El culto del domingo es de vital importancia para los Cristianos, por lo que Satanás dispara descarga tras descarga tras descarga, tratando de destruirnos e impedirnos ser edificados y fortalecidos en la iglesia. Sé que algunos problemas surgen del cansancio ordinario y del mal humor, y no soy el tipo de persona que culpa a un demonio por cada pequeño problema. Pero tomo la Biblia en serio cuando dice que nuestra lucha no es sólo contra sangre y carne, sino contra las fuerzas espirituales del mal. Creo en la Escritura cuando habla de "los dardos de fuego del maligno".

 

Dardos de Fuego

Satanás elige determinados momentos para disparar sus descargas de dardos. Elige las noches de los sábados y los domingos por la mañana para herir a los fieles antes de que se reúnan en el nombre de Dios, y eso está lejos de su único momento de disparar sus descargas. Muchos de los peores ataques de Satanás están sincronizados para atacar a las personas cuando están a punto de comenzar un nuevo capítulo en su vida.

Si has ignorado a Dios por años, pero luego comienzas a interesarte en la Biblia y en Jesús, es probable que una gran cantidad de dardos de Satanás vuelen hacia ti. Él disparará distracciones y todo tipo de cosas al grado en el que te harán sentir demasiado ocupado para tomar en serio a Dios. Si alguien ha estado hablando contigo acerca del Señor, es posible que te encuentres repentinamente tan ocupado con un montón de cosas que sientas que no tienes tiempo para hablar con tu amigo Cristiano. Si comienzas a visitar una iglesia, Satanás tratará de llenar tus domingos por la mañana con otras cosas que hacer, o te ayudará a concentrarte en cosas que no te gustan sobre la música de la iglesia, sus miembros o incluso su pintura, su alfombra o un bache en el estacionamiento. Aún mejor, en el punto de vista de Satanás, es una grosería de un miembro de la iglesia o un disparate del pastor--cualquier cosa que te distraiga de Jesús y de tu necesidad de él. La Biblia dice que la mejor defensa en contra de los dardos de fuego de Satanás es el escudo de la fe, y si Satanás piensa que te estás acercando a la fe, quiere golpearte antes de que llegues a ese escudo.

Pero Satanás no es el único obrando. Dios también está activo, y él te puede dar fe a pesar de todos los ataques de Satanás. Cuando eso sucede, Satanás puede tratar de destruirte antes de que aprendas a utilizar bien su escudo. Los Cristianos nuevos a menudo se enfrentan a problemas peores y a tentaciones más fuertes que nunca antes. Incluso si hay un cambio saludable y positivo en ti, a tus amigos y familiares puede no gustarles. Cuando te volviste Cristiano, es posible que hayas esperado que tu vida familiar mejorara, pero a veces empeora. Pierdes algunos amigos, y hay más conflictos que nunca con los miembros de la familia. Si eso ocurre, el problema puede ser algo más que seres humanos no llevándose bien. Pueden ser los dardos de fuego de Satanás. También puedes tener más dificultades con tu trabajo y con tus finanzas. Una voz en tu mente dice: "Se supone que el Cristianismo debe hacer la vida mejor, pero ésta cada vez es peor. La vida era mejor antes de que me volviera Cristiano". Esa pequeña voz no es sólo tu propio pensamiento, es la sugerencia de Satanás "Serás más feliz si sólo te olvidas de estas cosas de la religión y regresas a cómo eran las cosas".

Satanás sincroniza sus ataques para tener un mayor efecto. Un estudiante de una familia Cristiana que sale de casa por primera vez y se va a una universidad es un objetivo prioritario para los dardos de la duda y de la tentación. Conoces a personas inteligentes que se burlan de la Biblia, y algo en tu mente dice una y otra vez, "¿La Biblia es realmente cierta? ¿Existe realmente Dios? ¿Jesús es realmente el único Salvador? ¿Cómo lo sabes? Las personas de esta universidad son mucho más inteligentes que las personas de tu familia y de tu iglesia. ¿Qué saben realmente estas personas de mi vecindario?" La voz que susurra estas dudas no es sólo tu propia mente obrando; es la voz de Satanás.

Cuando vas a la universidad, es posible que no te encuentres con ningún hecho nuevo o con un fuerte razonamiento en contra de la Biblia y sin embargo, de alguna manera sientes que no es intelectualmente respetable confiar en las Escrituras y tomarse de Dios en su palabra. Si realmente supieras la verdad acerca de tus profesores y de tus compañeros de estudio incrédulos, te darías cuenta de que su sabiduría no es tan grande, de que su mente está confusa y de que sus vidas son un desastre, pero Satanás no te muestra el desorden. Él hace que un incrédulo parezca inteligente y sofisticado.

Conforme Satanás dispara dardos de duda a tu mente, también dispara dardos de tentación a tu voluntad y a tu conciencia. Satanás puede disparar sus dardos de tentación en cualquier momento, pero a menudo dispara sus descargas más fuertes ante aquellos que están entrando en una nueva fase de la vida, tal como salir de casa para ir a la universidad o a la escuela militar. Él hace que la embriaguez, las drogas y el sexo aparezcan a la altura de la felicidad. Al estar fuera de casa por primera vez, ¡ al fin eres libre, libre de reglas e inhibiciones, libre para divertirte, libre para disfrutar! Los dardos de Satanás inflaman tus deseos y ponen una nube de humo sobre tu pensamiento. Pueden surgir enfermedades, adicciones, corazones rotos, y el fuego del infierno de tal comportamiento, pero la cortina de humo de Satanás evita que veas esto.

Satanás es hábil en sus tiempos. Él está disparando varios dardos todo el tiempo, pero se reserva sus principales descargas ya sea para momentos en los que somos más vulnerables y estamos más desprotegidos o bien para los momentos en los que estamos a punto de acercarnos a Dios o de intentar algo importante para el Señor. Cuando estás a punto de abrir tu Biblia, mil pensamientos diferentes vuelan en tu mente. Incluso si por lo general eres muy bueno para enfocar su mente, incluso si generalmente eres capaz de considerar muy bien un proyecto empresarial complejo o de concentrarte en una teoría científica difícil, de repente te das cuenta que es difícil concentrarte cuando abres una Biblia. Puedes ser capaz de mantener largas conversaciones con las personas, pero cuando intentas orar y tener una conversación con Dios, tu mente repentinamente se pone en blanco o es interrumpida por todo tipo de cosas. Esto logra un desaliento. Puedes preguntarte, "¿Por qué me es tan difícil leer la Biblia? ¿Por qué mi mente está en tantas otras cosas? ¿Por qué mis oraciones son interrumpidas por todas estas distracciones?" Podrías pensar que simplemente se trata de falta de concentración, pero puede ser una ronda de misiles de Satanás. Tan pronto sepas que estás bajo ataque, pronto podrás ocuparte de él.

Otra ocasión en la que es más probable que ataque Satanás es cuando estás a punto de hacer algo por Dios que lo amenaza. Los misioneros a menudo son blanco de persecución feroz o de terribles ataques de desaliento. Una iglesia que experimenta avivamiento espiritual a menudo está bajo ataque demoníaco. En las naciones que eran en su mayoría no Cristianas, cualquier crecimiento en el número de Cristianos a menudo se encuentra con una resistencia feroz. Satanás se apresura a atacar a cualquier persona que comience una obra nueva para Dios.

Quizás el año más difícil de mi vida fue mi primer año como pastor. Mi esposa estuvo en el hospital durante siete semanas. Nuestro hijo estuvo en el hospital casi seis meses y luego murió. Luché contra la duda, contra un sentimiento de estar abrumado. Creo que Satanás quería aplastar mi espíritu antes de que pudiera empezar a predicar el Evangelio. Dios es más fuerte que Satanás, por supuesto, y el Señor nos llevó a mi esposa y a mí a través de ese terrible momento. Todavía hoy sigo predicando el Evangelio. Pero Satanás y sus demonios no lo hacen fácil.

Si trabajas para ganar personas para Jesús, Satanás te atacará. Cuanto más eficaz seas, más dardos disparará contra ti. Satanás no es estúpido--no ignora a aquellos que son una amenaza para su causa. Si estás difundiendo el evangelio, ayudando a otras personas, y trabajando para hacer tu comunidad y tu país mejores, no esperes que Satanás se quede de brazos cruzados. El tratará de destruirte, y si no te puede destruir, tratará de paralizarte y de limitar tu efectividad.

Satanás se molesta especialmente cuando sus propias tácticas son expuestas y la armadura de Dios es presentada para la protección de las personas. Cuando C.S. Lewis escribió acerca de los métodos de los demonios en Cartas del Diablo a su Sobrino, dijo, "Casi me asfixio antes de terminar." En cuanto a mí, escribir sobre la guerra espiritual ha sido difícil. A menudo me he sentido agobiado o distraído o gravemente tentado. Cuando me acerco a las líneas del frente de batalla, Satanás viene detrás de mí. Si te acercas a las líneas del frente, él vendrá detrás de ti. Si te pones serio sobre la lucha en contra del pecado y guías a otros ante Dios, bien podrías esperar que una gran cantidad de dardos de fuego vuelen en tu dirección.

 

Un Escudo Fuerte

Hay que estar alerta a los dardos de fuego de Satanás, y debemos tener un escudo en contra de los proyectiles para protegernos, un escudo que haga que los dardos reboten, un escudo que incluso extinga su fuego. ¿Qué escudo puede hacer esto? El escudo de la fe. En Efesios 6, la Biblia habla de "el día malo” cuando los ataques de Satanás son especialmente feroces, y nos insta a ponernos la armadura de Dios. "Sobre todo," dice Efesios 6:16, "tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno".

En el momento en el que estas palabras fueron escritas, el escudo era una parte vital del equipo de un soldado. El escudo era por lo general bastante grande: unos cuatro pies de alto y alrededor de dos pies y medio de ancho. Si sostenías el escudo por delante durante el combate cuerpo a cuerpo, éste proporcionaba mucha protección, y el escudo era aún más importante cuando alguien estaba disparando hacia ti desde la distancia.

En ocasiones las Fuerzas militares modernas lanzan ataques aéreos antes de los ataques terrestres. Los misiles y bombas preparan el camino y destruyen gran parte de la fuerza de oposición antes de que las fuerzas terrestres se muevan. La tecnología era diferente en épocas anteriores, pero el principio era el mismo: disparar desde cierta distancia antes de acercarte al combate mano a mano. Los generales les ordenarían a los arqueros que dispararan descargas de flechas al enemigo desde una distancia. Si las flechas hacían suficiente daño, los atacantes podrían acercarse y aniquilar a sus oponentes. Los arqueros atacantes disparaban flechas afiladas que podían perforar el cuerpo, y algunos disparaban flechas de fuego. Ellos pondrían algo inflamable en el dardo, le prenderían fuego y dispararían al enemigo. Si enfrentabas una descarga de estas flechas de fuego y no querías ser traspasado o quemado, necesitabas un escudo que fuera demasiado fuerte para que las flechas no penetraran, y necesitabas un escudo que fuera resistente al fuego.

Cuando Satanás dispara sus dardos de fuego, necesitas un escudo fuerte, un escudo que no pueda ser penetrado, que no pueda ser quemado, que incluso pueda apagar incendios. La fe es el escudo que puede hacer esto. Dios promete que el escudo de la fe puede "apagar todos los dardos de fuego del maligno." Dios no dice que la fe podría ser capaz de hacer esto, él dice que puede. Esto no sólo una posibilidad, es una certeza. La fe no solo repele los dardos de Satanás y hace que reboten, sino que los apaga, extingue el fuego infernal. La fe puede apagar no sólo algunos de los dardos de Satanás, sino todos ellos, hasta el último. La fe no protege sólo de problemas pequeños, sino de los peores ataques. La fe tiene poder para hacer frente no sólo a la oposición humana o a los ataques de los demonios menores, sino también a los ataques más feroces del maligno, Satanás mismo. Ni el dardo más mortal del arsenal de Satanás, ni la descarga más feroz que pueda disparar, es demasiado para que la fe le haga frente. El escudo puede hacer frente a los peores ataques del mismo príncipe de la oscuridad, por lo que sin duda también puede hacerle frente a cualquier ataque menor.

¿Por qué este escudo es tan fuerte? Debido a que Dios es tan fuerte. Cuando la fe es tu escudo, Dios es tu escudo. Dios le dijo a Abraham, el padre de los creyentes, "yo soy tu escudo” (Génesis 15:1). Moisés le dijo al pueblo de Dios, "¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro?" (Deuteronomio 33:29). El rey David dijo: "Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado" (Salmos 28:7). El libro de Proverbios declara: "Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan" (Proverbios 30:5). Hay tantos pasajes de la Biblia que hablan de Dios como un escudo que no puedo citarlos todos aquí, pero confío en que comprendas el punto. El poder de la fe no proviene de aquel que cree, sino de aquel en quien creemos. El escudo de la fe no es la fe en ti mismo o la fe en el pensamiento positivo o la fe en la fe; la única fe que puede protegerte de los ataques de Satanás es la fe en Dios como la máxima protección. La fe es la confianza en Dios, la creencia de su verdad, la garantía de sus promesas. La fe es el medio de Dios para aplicar su poder y su protección en nosotros personalmente.

 

Tomando el Escudo

Cuando Efesios 6:16 dice "tomad el escudo de la fe," nos llama a aplicar nuestra confianza en Dios a nuestra situación particular y ante cualquier ataque al que nos enfrentemos. Un escudo no es meramente algo para poseer sino algo para tomar y utilizar. Cuando los discípulos de Jesús a veces eran vencidos por la duda o atrapados por el pecado, Jesús les preguntaba: "¿Dónde está vuestra fe?” (Lucas 8:25) ellos ya eran creyentes, pero a veces se olvidaban su fe, casi como si la hubieran extraviado. Jesús quería que encontraran su fe nuevamente y que hicieran uso de ella. ¿Qué hay de tu fe? Si no tienes ninguna fe en absoluto, es necesario nacer de nuevo y confiar en Jesús para vida eterna. E incluso si tienes fe, recuerda que la fe no es sólo algo para tener, sino algo para usar. El Dr. Martyn Lloyd-Jones, escribiendo sobre el escudo de la fe, dice: "La fe aquí significa la capacidad de aplicar rápidamente lo que creemos con el fin de repeler todo lo que el diablo nos hace o intenta hacernos".

Cuando Satanás prenda dardos de fuego de duda, toma el escudo de la fe y apaga estos dardos. No trates de vencer la duda a través del razonamiento inteligente o de la recopilación de pruebas. Satanás "tiene un razonamiento más nítido que tú," dice William Gurnall. "Hay más diferencia entre tú y Satanás que entre el idiota más débil y el más grande teólogo del mundo." Satanás es mucho más inteligente que tú, y él es un maestro mentiroso. Es experto en torcer los argumentos, las pruebas, y las estadísticas para apoyar sus mentiras. Puede plantearte una pregunta difícil tras otra, hasta que tu mente de vueltas. No trates de ganarle la partida al diablo. No trates de discutir con él. No trates de responder a todas las preguntas que él traiga a tu mente. ¡Toma el escudo de la fe! ¡Extingue aquellos dardos de fuego!

Un amigo mío una vez le preguntó a su piadosa madre, "¿Cómo sabemos que la Biblia es verdad?" Ella respondió: "¡Eso viene del diablo!" Eso hizo un profundo impacto en el joven. A partir de entonces él simplemente creyó en la Biblia, sin cuestionar cada pasaje. El cuestionamiento no siempre es malo. Pero la duda de la Palabra de Dios no es una pregunta inocente; se trata de un dardo de fuego del diablo. Si tratamos de bloquear la duda con un escudo de nuestras propias habilidades de pensamiento, estamos usando un escudo de papel en contra de un dardo de fuego. Sólo el escudo de la fe puede detener el dardo de la duda y apagar su fuego mortal.

Si crees en las Escrituras sólo cuando éstas se ajustan a tus estándares de evidencias y de razonamiento, entonces calificas el pensamiento humano como algo mayor que la Palabra de Dios. La Biblia dice: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia" (Proverbios 3:5). Esto no quiere decir que Dios quiera que apagues tu cerebro o que el razonamiento sea malo. Gurnall dice,

Ciertamente el don de la razón de Dios puede confirmar Su don de la verdad. Pero la fe no debe depender de la razón, sino la razón de la fe. No creo lo que dice la Palabra simplemente porque está de acuerdo con la razón; sino que debo creerle a mi razón porque se alinea con la Palabra.

Cuando Satanás encienda dardos de fuego de tentación, toma el escudo de la fe para apagar esos dardos. No dependas del escudo de tu propia fuerza de voluntad, o las tentaciones te abrumarán. Pon tu fe en la bondad de Dios, en sus ricas bendiciones y en su promesa de satisfacer tus más profundos deseos, esta es la mejor protección en contra de la tentación. La fe, no la fuerza de voluntad, es tu escudo.

Cuando los dardos de persecución vengan hacia ti, cuando Satanás vuelva a las personas en tu contra porque perteneces a Jesús, toma el escudo de la fe. Puedes enfrentar la burla y la discriminación en el trabajo. En algunos lugares incluso puedes enfrentar la tortura y la muerte por causa de Jesús. Sin embargo, toma el escudo de la fe, y Dios estará allí para ti sin importar qué. La fe le dice a Dios: "Mejor es tu misericordia que la vida" (Salmo 63:3). "Las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Romanos 8:18).

Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos... teniendo el mismo espíritu de fe... sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús" (2 Corintios 4:8-14).

Ese tipo de fe apaga los dardos de fuego de Satanás, por lo que ninguna cantidad de persecución puede separarte de Dios o destruir la vida eterna que es tuya en Cristo.

Satanás puede disparar una descarga de dardos más pequeños, de irritaciones y de problemas que pueden no parecer del todo peligrosos. Cuando he tenido un pésimo sábado por la noche antes de tener que predicar el domingo por la mañana, tomo el escudo de la fe. Yo no dependo de si estoy bien descansado o en un estado de ánimo placentero sino del poder de Dios. Satanás puede haber minado mi energía, pero cuando yo estoy bajo de energía, Dios tiene tanta energía como siempre. Cuando me levanto para predicar su Palabra, pongo mi fe en su Espíritu Santo para obtener resultados, y luego el estado cansado de mi propio espíritu ya no importa. Puedo dejar de lado los dardos de Satanás y extinguirlos por medio del escudo de la fe.

Algunos de los peores ataques de Satanás son sus dardos encendidos de acusación. De hecho, el propio nombre Satanás significa "adversario" o "acusador." A él le gusta acusar y hacer que te sientas culpable por cosas que no has hecho en realidad. Por supuesto, si has hecho mal, él se amontona sobre la culpa y te dice que estás más allá de la esperanza.

¿Alguna vez ha tenido un horrible pensamiento que viene a tu mente? Satanás puede enviar cosas a tu mente para que tengas un pensamiento que no se originó realmente en ti. Es posible que odies ese pensamiento en el momento que venga a ti y que no cedas a este en absoluto. Pero Satanás todavía puede tratar de hacer que te sientas culpable por haber tenido tal pensamiento. Él puede enviar tentaciones en tu dirección y luego hacerte sentir podrido por ser tentado, cuando de hecho deberías estarte regocijando de que a pesar de la fuerza de la tentación, Dios te guardó de caer. No es pecado ser tentado; incluso Jesús fue tentado. Si no cedes, el pecado es de Satanás, no tuyo. El tentador es quien está mal, no aquel que se resistió a la tentación.

Pero ¿qué pasa con los momentos en los que pecas? Cuando sabes que eres culpable, Satanás te tienta para que hagas excuses sin arrepentimiento, o de lo contrario te dice que tu pecado es demasiado malo para que Dios te perdone. Cuando estos dardos de acusación vuelen hacia ti, toma el escudo de la fe. Tú no puedes ganarte el perdón de Dios, pero no tienes que hacerlo. El perdón viene por la fe en la sangre de Jesús. Ese es tu único escudo en contra del acusador. Dile a Satanás, "Mi pecado es enorme, pero el valor de la sangre de Jesús es infinitamente más grande. Satanás, si dices que mi culpabilidad es demasiado grande para Dios, estás mintiendo Cuando abunda el pecado, la gracia sobreabunda más aún (Romanos 5:20) El Señor te reprenda, Satanás. El Señor te reprenda (Zacarías 3:2). Tú dices que Dios no puede perdonarme, pero Dios dice que lo hará. Eres un mentiroso, Satanás, y Dios nunca miente, así que voy a creerle a Dios, no a ti. La misericordia de Dios se traga mis pecados más grandes como el mar se traga una piedra que lanzada en el (Miqueas 7:19). Dios dice que cuando se hace una búsqueda de culpabilidad, nada será hallado, porque el perdón de Dios la hará desaparecer por completo (Jeremías 50:20). Estoy justificado por la fe, entonces Satanás, aléjate con tus acusaciones".

Amigo, ten cuidado con los dardos de fuego de Satanás, pero confía en Dios. Cuando las descargas de fuego vengan, se fuerte y valiente. "Tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno".

 

Última modificación: miércoles, 31 de enero de 2018, 19:16