Diez Aspectos de la Soberanía de Dios Sobre el Sufrimiento y la Mano de Satanás en Ello

Deseando a Dios Conferencia Nacional 2005

El Sufrimiento y la Soberanía de Dios

7 de Octubre de 2005 | por John Piper | Tema: La Soberanía de Dios | Conferencia: Conferencia Nacional 2005

El ímpetu para esta conferencia proviene de la realidad última de Dios como el valor supremo en y sobre el universo. Dios es absoluto, eterno e infinito. Todo lo demás y todos los demás son dependientes y finitos y contingentes. Dios mismo es el gran valor supremo. Todo lo demás que tiene algún valor lo tiene por conexión con Dios. Dios es supremo en todas las cosas. Él tiene toda la autoridad, todo el poder, toda la sabiduría, y él es bueno "a los que en él esperan, al alma que le busca" (Lamentaciones 3:25). Y su nombre, como Creador, Redentor y Gobernante de todos, es Jesucristo.

En los últimos cuatro años, el 11 de septiembre, el Tsunami, Katrina y diez mil pérdidas personales nos han ayudado a descubrir cuán poco arraigada está la iglesia Estadounidense en esta verdad. David Wells, en su nuevo libro,

Sobre Todos los Poderes Terrenales: Cristo en un Mundo Posmoderno, lo dice así:

Este momento de tragedia y de maldad [refiriéndose al 11 de septiembre] brilló en su propia luz sobre la Iglesia y lo que llegamos a ver no fue un espectáculo feliz. Porque lo que se ha hecho evidente por su escasez, y no menos importante en el rincón evangélico de la misma, es una gravedad espiritual, que podría igualar la profundidad del horrendo mal y abordar cuestiones de tal seriedad. El evangelicalismo, ahora muy absorbido por las artes y por los trucos de la mercadotecnia, simplemente ya no es muy serio".

En otras palabras, nuestra visión acerca de Dios en relación con el mal y el sufrimiento demostró ser frívola. La iglesia no ha gastado su energía para profundizar con el insondable Dios de la Biblia. Contra el abrumador peso y la seriedad de la Biblia, gran parte de la iglesia está eligiendo, en este momento, hacerse más ligera, superficial, orientada al entretenimiento, y por lo tanto exitosa en su irrelevancia ante el sufrimiento y el mal masivos. El Dios popular de la iglesia divertida es simplemente demasiado pequeño y demasiado afable como para sostener un huracán en su mano. Las categorías bíblicas de la soberanía de Dios se encuentran como minas terrestres en las páginas de la Biblia esperando que alguien abra seriamente el libro. No matan, pero explotan nociones triviales acerca del Todopoderoso.

Entonces mi oración para esta conferencia es que Dios se ponga de pie y reafirme sus derechos de Creador en nuestras vidas, nos muestre a su Hijo crucificado y resucitado que tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, y que despierte en nosotros la fe más fuerte en la supremacía de Cristo, las comodidades más profundas en el sufrimiento, y la comunión más dulce con Jesús que jamás hayamos conocido.

Los oradores que han venido a ayudarnos han sufrido. Para algunos es más simple que otros. No necesitas saber los detalles. Basta decir que ninguno de ellos está tratando un tema teórico en esta conferencia. Viven en el mundo del dolor y de la pérdida en el que tú vives. Son conscientes de que habrá personas en esta conferencia que se están muriendo. Personas que están aquí que aman a los que están muriendo. Personas que viven con dolor crónico. Personas que acaban de perder a una de las personas más valiosas de su vida. Personas que no creen en la bondad de Dios—o en Dios en absoluto—que cuentan con esta conferencia como su último esfuerzo para ver si el Evangelio es real. Personas que están a punto de entrar en un momento de sufrimiento en su vida para el que no están totalmente preparados.

Estos oradores no son ingenuos sobre la vida o sobre quiénes son ustedes. Nos alegra que estén aquí, todos ustedes. Y oramos para que nunca vuelvan a ser los mismos.

El enfoque que voy a tomar esta noche no es resolver ningún problema directamente, sino celebrar la soberanía de Dios sobre Satanás y sobre todos los males en los que Satanás tiene parte. Mi convicción es que dejar que Dios pronuncie su palabra despertará la adoración—como la de Job—y la adoración formará nuestros corazones para comprender cualquier medida del misterio de Dios que él desee que sepamos. Lo que sigue es una celebración de "Diez Aspectos de la Soberanía de Dios Sobre el Sufrimiento y la Mano de Satanás en Ello". Y lo que quiero decir en este mensaje cuando digo que Dios es soberano no es simplemente que Dios tiene el poder y el derecho de gobernar todas las cosas, sino que él gobierna todas las cosas, para sus propios propósitos sabios y santos.

1. Celebremos que Dios es soberano sobre el gobierno mundial delegado a Satanás.

Algunas veces Satanás es llamado en la Biblia "el príncipe de este mundo" (Juan 12:31; 14:30; 16:11) o "el dios de este mundo" (2 Corintios 4:4) o "el príncipe de la potestad del aire" (Efesios 2:2), o un "gobernador de las tinieblas de este siglo" (Efesios 6:12). Lo que significa que probablemente deberíamos tomarlo en serio cuando en Lucas 4:5-7 dice que "Le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy".

Y, por supuesto, eso es estrictamente cierto: si el soberano del universo se inclina adorando a alguien, ese se convierte en el soberano del universo. Pero la afirmación de Satanás de que él puede dar la autoridad y la gloria de los reinos del mundo a quien él quiere es una media verdad. Sin duda él hace estragos en el mundo al manipular a un Stalin o a un Hitler o a un Idi Amin o a María la Sanguinaria o a Saddam Hussein por medio de un poder asesino. Pero lo hace solo con el permiso de Dios y dentro de los límites señalados por Dios.

Esto es aclarado una y otra vez en la Biblia. Por ejemplo, Daniel 2:20, "Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes" Y Daniel 4:17, "El Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da". Y cuando los reyes están en su lugar designado por Dios, con o sin la agencia de Satanás, están en el dominio de la voluntad soberana de Dios, como Proverbios 21:1 dice: "Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina".

Las naciones malvadas se levantan y se ponen en contra del Todopoderoso. "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos" (Salmos 2:2-4). ¿Y ellos piensan que su pecado, su maldad y su rebelión contra él pueden frustrar el consejo del Señor? El Salmo 33:10-11 responde: "Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones".

Dios es soberano sobre las naciones y sobre todos sus gobernantes y sobre todo el poder satánico detrás de ellos. Ellos no se mueven sin su permiso, y no se mueven fuera de su plan soberano.

2. Celebremos que Dios es soberano sobre los ángeles de Satanás (demonios, espíritus malos).

Satanás tiene miles de cohortes en el mal sobrenatural. Se les llama "demonios" (Mateo 8:3, Santiago 2:19) o "espíritus malignos" (Lucas 7:21) o "espíritus inmundos" (Mateo 10: 1), o "el diablo y sus ángeles" (Mateo 25:41). Damos un pequeño vistazo a la guerra demoníaca en Daniel 10, donde el ángel que es enviado en respuesta a la oración de Daniel dice: "El del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme" (Daniel 10:13). Entonces aparentemente el demonio o espíritu maligno sobre Persia luchó contra el ángel enviado para ayudar a Daniel, y un ángel más grande, Miguel, vino en su ayuda.

Pero la Biblia no nos deja ninguna duda de quién está a cargo en todos estos choques. Martin Lutero lo hizo bien:

Y aunque este mundo lleno con demonios

Debería amenazarnos con deshacernos

No temeremos, porque Dios ha dispuesto

Su verdad para triunfar a través de nosotros.

Ante el príncipe sombrío de las tinieblas

No temblamos,

Su ira podemos soportar

Porque bajamente su perdición es segura.

Una pequeña palabra caerá sobre él.

Vemos vislumbres de esas pequeñas palabras en acción, por ejemplo, cuando Jesús se encuentra con miles de demonios en Mateo 8:29-32. Ellos estaban poseyendo a un hombre y volviéndolo loco. Los demonios claman: "¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?"—ellos saben que se ha fijado un tiempo para su destrucción final. Y Jesús les dijo una pequeña palabra, "Id". Y salieron del hombre. No hay duda de quién es soberano en esta batalla. La gente lo ha visto antes en Marcos 1:27 y se sorprendieron y dijeron: "Con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen". Le obedecen. En cuanto a Satanás: "No temblamos por él; podemos soportar su ira". Pero en cuanto a Cristo: ¡aunque lo maten, siempre debemos obedecerlo! Dios es soberano sobre los ángeles de Satanás.

3. Celebremos que Dios es soberano sobre la mano de Satanás en medio de la persecución.

El apóstol Pedro describe el sufrimiento de los Cristianos como este: "Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" (1 Pedro 5:8-9). Entonces los sufrimientos de la persecución son como las fauces de un león satánico tratando de consumir y de destruir la fe de los creyentes en Cristo.  

¿Pero estos Cristianos sufren en las fauces de persecución de Satanás alejados de la soberana voluntad de Dios? Cuando Satanás aplasta a los Cristianos en las fauces de su propio Calvario privado, ¿Dios no gobierna esas fauces por el bien de su precioso hijo? Escucha la respuesta de Pedro en 1 Pedro 3:17: "Mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal". En otras palabras, si Dios quiere que suframos por hacer el bien, sufriremos. Y si no quiere que suframos por hacer el bien, no lo haremos. El león no tiene la última palabra. Dios la tiene.

La noche en que Jesús fue arrestado, el poder satánico estaba en plena vigencia (Lucas 22:3, 22:31). Y en esa situación Jesús dijo una de sus palabras más soberanas. Les dijo a los que vinieron a arrestarlo en la oscuridad: "¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos? Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas" (Lucas 22:52-53). "Las fauces del león se cerrarán sobre mí esta noche ni antes ni después de lo que mi padre planeó. 'Nadie me la quita [mi vida], sino que yo de mí mismo la pongo' (Juan 10:18). No te jactes de la mano que te creó Satanás. Tienes una hora. Lo que haces, hazlo rápidamente. "Dios es soberano sobre la mano de Satanás en medio de la persecución.

4. Celebremos que Dios es soberano sobre el poder de Satanás para tomar la vida. 

La Biblia no toma a la ligera o minimiza el poder de Satanás para matar personas, incluidos a los Cristianos. Jesús dijo, en Juan 8:44, "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio". Juan nos dice, de hecho, que él sí se lleva las vidas de Cristianos fieles. Apocalipsis 2:10, "No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida."

¿Dios no es el Señor de la vida y de la muerte? Él lo es. ninguno vive y ninguno muere, sino por el decreto soberano de Dios. "Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano" (Deuteronomio 32:39). No hay dios, ni demonio, ni Satanás que pueda arrebatar hacia la muerte a ninguna persona que Dios quiera que viva (ver 1 Samuel 2:6).

Santiago, el hermano de Jesús dice esto de una manera asombrosa en Santiago 4:13-16:

¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala.

Si el Señor quiere, viviremos. Y si no, moriremos. Dios, no Satanás, hace el llamado final. Nuestras vidas están en sus manos en última instancia, no de Satanás. Dios es soberano sobre el poder de Satanás para tomar la vida.

5. Celebremos que Dios es soberano sobre la mano de Satanás en medio de desastres naturales.

Huracanes, tsunamis, tornados, terremotos, calor abrasador, frío mortal, sequía, inundación, hambruna. Cuando Satanás se acercó a Dios en el primer capítulo de Job, desafió a Dios en el versículo 11, "Extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: (en verso 12), He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él".

El resultado fue dos atrocidades humanas y dos desastres naturales. Uno de los desastres le es reportado a Job en el versículo 16: "Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia". Y luego, el peor informe de todos en los versículos 18-19, "Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron".

A pesar de que Dios había soltado la correa de Satanás para hacer esto, Job no se enfocó en eso. "Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:20-21). Y el escritor inspirado agregó: "En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno".

Job había descubierto junto con muchos de ustedes, que es una pequeña comodidad centrarse en la libertad de Satanás para destruir. En el aula académica y en la discusión apologética, la agencia de Satanás en nuestro sufrimiento puede levantar un poco la carga de la soberanía de Dios para algunos, pero para otros, como Job, hay más seguridad, más alivio, más esperanza, más apoyo y una verdad más gloriosa al despreciar la mano odiosa de Satanás y al mirar directamente hacia Dios por su causa y por su misericordia.

Eliú ayudó a Job a ver esta misericordia en Job 37:10-14. Él dijo:

Por el soplo de Dios se da el hielo, y las anchas aguas se congelan. Regando también llega a disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla. Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mande. Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará venir. Escucha esto, Job; detente, y considera las maravillas de Dios.

Los primeros impulsos de Job en el capítulo uno, fueron exactamente correctos. Cuando Santiago escribió en el Nuevo Testamento sobre el propósito del libro de Job, esto es lo que dijo: "Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo" (Santiago 5:11).

Dios, no Satanás, es el regente final del viento y de las olas. Jesús despertó del sueño y, con soberanía absoluta, que tuvo desde la eternidad y que tiene en este mismo momento, dijo: "Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza" (Marcos 4:39; ver Salmo 135:5-7; 148:7). Satanás es real y terrible. Todos sus diseños son odiosos. Pero él no es soberano. Dios lo es. Y cuando Satanás salió a hacerle daño a Job, Job tuvo razón al adorar con las palabras: "Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito".

No hay una planta o una flor debajo, que no haga conocer Tus glorias;

Y surgen nubes, y soplan tempestades, por orden de Tu trono.

("Canto del Gran Poder de Dios", Isaac Watts)

6. Celebremos que Dios es soberano sobre el poder de Satanás causante de la enfermedad.

La Biblia es vívida con la verdad de que Satanás puede causar enfermedades. Hechos 10:38 dice que Jesús "anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él". El diablo había oprimido a la gente con enfermedad. En Lucas 13, Jesús encuentra a una mujer que se había encorvado y no había sido capaz de mantenerse firme durante dieciocho años. Él la sana en sábado y en respuesta a la crítica del gobernante de la sinagoga, dice (en el versículo 16): "Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" No hay duda de que Satanás causa mucha enfermedad.

Esta es la razón por la cual las sanidades de Cristo son un signo de la ruptura del Reino de Dios y de su victoria final sobre todas las enfermedades y sobre todas las obras de Satanás. Es correcto y es bueno orar por sanidad. Cristo la compró en la muerte de su Hijo, junto con todas las demás bendiciones de la gracia, para todos sus hijos (Isaías 53:5). Pero él no ha prometido que obtendremos toda la herencia en esta vida. Y él decide cuánto. Oramos y confiamos en su respuesta. ¿Si le pides pan a tu padre, él no te dará una piedra? Si le pides un pez, él no te dará una serpiente (ver Mateo 7:9-10). Puede que no sea pan Y puede que no sea un pez. Pero será bueno para ti. Eso es lo que él promete (Romanos 8:28).

Pero ten cuidado, no sea que alguien diga que Satanás es soberano en nuestras enfermedades. No lo es. Cuando Satanás fue ante Dios por segunda vez en el libro de Job, Dios le dio permiso esta vez para golpear el cuerpo de Job. Luego Job 2:7 dice: "Salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza". Cuando la esposa de Job se desesperó y dijo: "Maldice a Dios y muérete". (2:9), Job respondió exactamente como lo había hecho antes. Miró más allá de la causa finita de Satanás a la causa suprema de Dios y dijo: "¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?" (2:10).

Y para no atribuir error o irreverencia a Job, el escritor cierra el libro en el último capítulo refiriéndose al terrible sufrimiento de Job así: "Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas. .

. y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él" (42:11). Satanás es real y está lleno de odio, pero no es soberano en la enfermedad. Dios no le dará ni siquiera ese tributo. Como le dice a Moisés en la zarza ardiente, "¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?" (Éxodo 4:11; ver también 2 Corintios 12:7-9).

7. Celebremos que Dios es soberano sobre el empleo de Satanás de animales y plantas.

La imagen de Satanás como un león en 1 Pedro 5:8 y como un "gran dragón" en Apocalipsis 12:9 y como la "serpiente antigua" en Génesis 3 simplemente nos hace conscientes de que en su obra destructiva Satanás puede, y sin duda, emplea animales y plantas—desde el león en el Coliseo, la mosca negra que causa la ceguera de los ríos, las aves que portan el virus de la gripe aviar, el pit bull que ataca a un niño, las bacterias en tu vientre que los Drs. Barry Marshall y Robin Warren acaban de descubrir que causan úlceras (haciéndoles ganar el Premio Nobel de medicina). Si Satanás puede matar y causar enfermedades, sin duda tiene a su disposición muchas plantas y animales grandes y microscópicos.

Pero él no puede obligarlos a hacer lo que Dios les prohíbe hacer. Desde el Leviatán gigante que Dios hizo para divertirse en el mar (Salmos 104:26) hasta los diminutos mosquitos que invocó sobre la tierra de Egipto (Éxodo 8:16-17), Dios domina el mundo de los animales y de las plantas. Las demostraciones más vivas de esto están en el libro de Jonás. "Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás" (Jonás 1:17). E hizo exactamente lo que le habían designado. "Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra" (Jonás 2:10). "Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza" (Jonás 4:6). "Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó" (Jonás 4:7).

Pez, planta, gusano, todos designados, todos obedientes. Satanás puede tener cierto control aquí, pero no es soberano. Dios lo es.

8. Celebremos que Dios es soberano sobre las tentaciones de Satanás ante el pecado.

Gran parte de nuestro sufrimiento proviene de los pecados de otros en contra de nosotros y de nuestros propios pecados. Satanás es llamado en la Biblia "el tentador" (Mateo 4:3; 1 Tesalonicenses 3:5). Este fue el origen en la tierra de toda la miseria que conocemos—Satanás tentó a Eva para pecar y el pecado trajo consigo la maldición de Dios en el orden natural (Génesis 3:14-19, Romanos 8:21-23). Desde ese momento, Satanás ha estado tentando a todos los seres humanos para que hagan aquello que les hará daño a ellos mismos y a los demás.

Pero las tentaciones más famosas de la Biblia no describen a Satanás como soberano en su obra tentadora. La Biblia nos dice en Lucas 22:3-4 que "entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote. . . .

Y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría." Pero Lucas nos dice que la traición de Jesús por Judas fue el cumplimiento de las Escrituras: "era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas" (Hechos 1:16). Y, por lo tanto, Pedro dijo que Jesús fue "entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" (Hechos 2:23). Al igual que con Job, el Señor dio, y el Señor quitó la vida de su Hijo, Jesucristo. Satanás no estuvo a cargo de la crucifixión de Cristo. Dios lo estuvo.

Aún más famosa que la tentación de Judas es la tentación de Pedro. Solemos pensar en las tres negaciones de Pedro y no en su tentación. Pero Jesús le dice algo a Pedro en Lucas 22:31-32 que deja claro que Satanás está obrando aquí, pero que él no es soberano: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto [no: si vuelves], confirma a tus hermanos". Una vez más, como con Job, Satanás busca destruir la fe de Pedro. Dios le da permiso. Pero Jesús intercede por él y dice con completa soberanía: "He rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto—no si vuelves—confirma a tus hermanos".

Satanás no es soberano en las tentaciones de Judas o de Pedro, ni en las tuyas, ni en las de aquellos que amas. Dios lo es.

9. Celebremos que Dios es soberano sobre el poder cegador de la mente de Satanás.

El peor sufrimiento de todos es el sufrimiento eterno del infierno. Satanás está condenado a experimentar ese sufrimiento. Apocalipsis 20:10 dice: "El diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos". El objetivo de Satanás es llevarse con él a tantos como pueda. Para hacer eso, debe mantener a las personas ciegas ante el evangelio de Jesucristo, porque el evangelio "es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1:16). Nadie que es justificado por la sangre de Cristo va al infierno. "Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira" (Romanos 5:9). Solo aquellos que no abrazan la obra sustitutiva de Cristo que absorbe la ira sufrirán la ira de Dios.

Por lo tanto, Pablo dice en 2 Corintios 4:4: "En los cuales el dios de este siglo [Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios". Esta ceguera es el arma más letal del arsenal de Satanás. Si él tiene éxito con una persona, su sufrimiento será interminable.

Pero en este punto más crítico, Satanás no es soberano, Dios sí lo es. Y ¡Oh, qué agradecidos deberíamos estar! Dos versículos más adelante en 2 Corintios 4:6 Pablo describe el poder de Dios para eliminar la ceguera del poder cegador de Satanás. "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo." La comparación es entre la luz creadora de Dios en el principio del mundo y la luz creadora de Dios en el corazón humano oscurecido. Con total soberanía, Dios dijo al principio y en tu nuevo nacimiento: "Sea luz". Y la luz fue.

Estábamos muertos en nuestras ofensas y pecados, pero con gran misericordia, Dios nos hizo vivir junto con Cristo (Efesios 2:5). Estábamos ciegos y espiritualmente muertos. No veíamos nada convincente o hermoso en el evangelio. Era una locura para nosotros (1 Corintios 1:18, 23). Pero Dios habló con una autoridad soberana de parte del Creador, y su palabra creó vida y visión espiritual, y vimos la gloria de Cristo en el evangelio y creímos. Satanás es un enemigo terrible del evangelio. Pero él no es soberano. Dios lo es. Esta es la razón por la que cualquiera de nosotros se salva.

10. Celebremos que Dios es soberano sobre la esclavitud espiritual de Satanás.

Satanás esclaviza a las personas de dos maneras. Una con miseria y sufrimiento al hacernos pensar que no hay un Dios bueno en el que valga la pena confiar. El otro es con placer y prosperidad que nos hace pensar que tenemos todo lo que necesitamos para que Dios sea irrelevante. Para ser liberados de esta esclavitud debemos arrepentirnos. Debemos confesar que Dios es bueno y confiable. Debemos confesar que los placeres y la prosperidad de la vida no se comparan con el valor de Dios. Pero Satanás odia este arrepentimiento y hace todo lo que puede para prevenirlo. Esa es su esclavitud.

Pero cuando Dios elige vencer nuestra rebelión y la resistencia de Satanás, nada puede detenerlo. Y cuando Dios lo vence a él y a nosotros, nos arrepentimos y el poder de Satanás se rompe. Aquí está en 2 Timoteo 2:24-26:

Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.

Satanás no es soberano sobre sus cautivos. Dios lo es. Cuando Dios nos otorga el arrepentimiento, somos liberados de la trampa del diablo, y pasamos nuestros días celebrando nuestra liberación y difundiéndola ante otros.

Conclusión

El mal y el sufrimiento de este mundo son mayores de lo que cualquiera de nosotros puede comprender. Pero el mal y el sufrimiento no son definitivos. Dios lo es. Satanás, el gran amante del mal y del sufrimiento, no es soberano. Dios lo es.

"Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?" (Daniel 4:35)

Él anuncia "lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero" (Isaías 46:10).

"¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?" (Lamentaciones 3:37-38; ver Amós 3:6)

"Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá" (Proverbios 19:21; véase 16: 9).

"La suerte se echa en el regazo; mas de Jehová es la decisión de ella" (Proverbios 16:33).

Por lo tanto, "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? . . . ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:31-37).

Dios mueve de una manera misteriosa

Sus maravillas para realizar;

Planta sus pasos en el mar

Y cabalga sobre la tormenta.

En lo profundo de minas insondables

De dotes que nunca fallan

Él atesora Sus brillantes diseños

Y obra Su voluntad soberana.

Vosotros santos temerosos, tomad coraje fresco;

Las nubes que tanto teméis  

Son grandes con misericordia y se romperán

En bendiciones sobre vuestra cabeza.

No juzguéis al Señor por débil sentido,

Mas confiad en Él por su gracia;  

Detrás de una providencia que frunce el ceño  

Él esconde un rostro sonriente.  

Sus propósitos madurarán rápido,  

Desplegándose cada hora;

El brote puede tener un sabor amargo,

Pero dulce será la flor.

La incredulidad ciega seguramente errará  

Y escudriñará su obra en vano;  

Dios es su propio intérprete,  

Y Él lo clarificará.

David Wells, Sobre Todos los Poderes Terrenales: Cristo en un Mundo Posmoderno (Grand Rapids: Eerdmans, 2005), 4.

© 2013 Fundación Deseando a Dios. Usado con permiso.

Por John Piper. © 2013 Fundación Deseando a Dios. Sitio web: desiringGod.org

Last modified: Wednesday, March 28, 2018, 8:20 AM