Los Hechos Físicos de la Pascua 

por David Feddes

La Pascua es tan real como las cejas y las uñas de los pies. La Pascua es tan real como la barbilla y los codos. La Pascua es tan real como la nariz y los oídos. La Pascua es tan real como la boca, el estómago, la piel, el cabello, los ojos y los pómulos. En Semana Santa, el cadáver de Jesucristo cobró vida con todas sus partes funcionando perfectamente. La Pascua no es solo un estado mental espiritual o un sentimiento de fe profundo. La Pascua marca un evento físico, la resurrección corporal de Jesucristo.

Una canción popular de Pascua dice: "Vive, vive, Cristo Jesús vive hoy. Él camina conmigo y habla conmigo a lo largo de la vida. Él vive, él vive, para salvación impartir. ¿Me preguntas cómo sé que vive? Él vive dentro de mi corazón." Hay mucha verdad en esa canción: Jesús realmente camina con su pueblo hoy y vive en sus corazones por medio de su Espíritu Santo. Pero la Pascua no solo se trata de que Jesús vive en mi corazón. La Pascua se trata de que Jesús tiene un corazón propio que realmente bombea sangre, un estómago propio que realmente puede llevar alimento. El Jesús resucitado tiene dedos de las manos y de los pies, costillas, músculos, y cualquier otra parte del cuerpo. La Pascua no solo se trata de Jesús viviendo en mí; ante todo se trata de Jesús viviendo en su propio cuerpo.

En la primera Pascua, los amigos de Jesús tuvieron dificultades para creer que había cobrado vida y que su cuerpo era real. Era difícil de creer, incluso cuando él vino y se paró entre ellos.

Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos (Lucas 24:36-43).

La Pascua es tan real como la carne, los huesos, las manos, los pies, los dientes, la lengua y el pescado a la parrilla.

La resurrección de Jesús significa más que su cuerpo volviendo a la vida, pero no significa menos que eso. El cuerpo de resurrección de Jesús tiene una cualidad glorificada que supera lo que tenía su cuerpo antes de su muerte. El cuerpo de resurrección de Jesús no puede sufrir ni ser asesinado; tiene una fuerza e inmortalidad que no tenía antes. La resurrección de Jesús implica más que solo el hecho de que su antiguo cuerpo recupere su antigua vida y sus antiguos poderes, pero ciertamente no implica menos. El cuerpo de Jesús realmente cobró vida y abandonó la tumba. Él hoy aún vive en su cuerpo inmortal y vivirá para siempre. En la Biblia, Jesús dice: "Yo soy… el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 1:18). Jesús vive, y su cuerpo de resurrección significa que nuestros cuerpos también resucitarán algún día.


Líderes Infieles

Algunos predicadores y eruditos dicen que no debemos creer en la Pascua como un hecho físico, sino solo como un cambio de perspectiva espiritual. Dicen que la Pascua realmente se trata de cómo se elevó la fe en los corazones de los discípulos de Jesús, no de cómo es que el cuerpo de Jesús resucitó de entre los muertos. Pero eso es una tontería. La fe no se elevó en los discípulos hasta que vieron y tocaron al Jesús resucitado y compartieron los alimentos con él. Fue el hecho físico de la resurrección de Jesús lo que produjo su fe espiritual.

Pero hoy hay líderes infieles que no enfrentarán los hechos físicos. No creerán en la resurrección corporal de Jesús. Dicen que el hecho de creer que el cuerpo físico de Jesús volvió a la vida y está vivo en este momento es demasiado simple y superficial. Dicen que su visión de la resurrección como un ideal espiritual es mucho más profundo que la creencia de que el cuerpo de Jesús fue resucitado físicamente. Su punto de vista es más profundo, por supuesto, es más profundo, ¡porque una tumba es más profunda que un trono! Pero no seamos tan profundos. El cuerpo de Jesús no está en lo profundo de una tumba; él está en lo alto de un trono.

No necesitamos pensadores profundos que enseñen falsamente que el cuerpo de Jesús sigue estando en el fondo de la tumba y que los cuerpos de toda la humanidad seguirán estando en las profundidades de la tumba. Necesitamos los hechos físicos de la Pascua: ¡Jesús vive! Su cuerpo es tan real como masticar y tragar pescado asado. Cuarenta días después de la resurrección de Jesús, él ascendió físicamente al cielo, por lo que no podemos verlo físicamente ahora. Pero el cuerpo vivo de Jesús es real y físico en este mismo momento, y su resurrección es importante no solo para nuestras almas sino también para nuestros cuerpos y para la creación física completa.

Vivo en el área de Chicago, donde Joseph Sprague es obispo de la denominación Metodista Unida. El obispo Sprague no cree en los hechos físicos de la Pascua. En un discurso a los estudiantes de la Escuela Iliff de Teología, un seminario Metodista Unido para entrenar a futuros pastores, Sprague dijo: "Creo en la resurrección de Jesús, pero no puedo creer que su resurrección implicara la resucitación de su cuerpo físico", Sprague dijo que esa creencia literal en la resurrección corporal es "el tipo de idolatría del que disiento".

En la primera Pascua, Jesús les dijo a sus discípulos: "Un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo". Pero el obispo Sprague contradice a Jesús y dice que la carne y los huesos de Jesús no volvieron a la vida. Incluso llama idolatría creer en los hechos físicos de la Pascua. ¿Qué tan descarado puede ser él? Este hombre rechaza la resurrección corporal de Jesús, rechaza la verdad bíblica e histórica cristiana, y luego acusa de idolatría a los creyentes genuinos. Lo que en realidad es idolatría es adorar algo que uno inventa en lugar de adorar a Dios como es. El obispo Sprague es culpable de idolatría por tener su propia religión inventada.

El Obispo Sprague no toma los evangelios bíblicos como registros de hechos de quién era realmente Jesús y de lo que realmente hizo y dijo. Por ejemplo, Sprague dice acerca del evangelio según Juan: "Jesús simplemente no predicó, enseñó ni se describió a sí mismo como Juan sugiere". Ahora bien, ¿cómo sabe esto el obispo incrédulo? Juan fue el compañero constante de Jesús y su mejor amigo. Juan conocía a Jesús mejor que nadie que haya vivido. Y, sin embargo, el obispo Sprague, quien no tiene una conexión viva con Jesús, afirma saber más acerca de Jesús de lo que sabía el amigo más amado de Jesús.

Los peores enemigos de la iglesia no son los ateos o los miembros de otras religiones. Los peores enemigos de la iglesia vienen desde adentro y usan posiciones de liderazgo para distorsionar y para destruir la verdad de Cristo. Sprague niega al verdadero Dios y al verdadero Jesús. La Biblia habla de muchos milagros asombrosos que Jesús hizo, pero Sprague dice: "Jesús no poseía poderes sobrehumanos y sobrenaturales". La Biblia dice que Jesús murió "en propiciación por nuestros pecados" (1 Juan 4:10), pero Sprague dice que es, en el mejor de los casos, supersticioso y, en el peor de los casos, idólatra creer que Jesús murió para expiar nuestros pecados y para rescatarnos de la ira de Dios. Sprague incluso dice que es incorrecto pensar en Dios como un ser personal que escucha oraciones y que responde personalmente. "Dios no es un ser supremo del más allá", dice Sprague. "Más bien, la palabra 'Dios' es la imagen sonora que los humanos empleamos para señalar la esencia misma de todo ello." Como "la esencia de todo ello", Dios infunde todo con el "poder de Jesús", "la esencia de Cristo," la cual "impulsa la evolución de la creación".


Rechazando el Error

El obispo afirma que su enfoque es necesario para que las personas educadas e inteligentes crean en el Evangelio. Pero, ¿qué persona educada que conoce el lenguaje y la lógica se verá atraída por una enseñanza tan enredada? ¿Quién puede darle sentido, y mucho menos creer, en oxímoros tales como en una resurrección donde el cuerpo no es resucitado, o en la "evolución de la creación", o en un dios que no es un Dios personal? Parte del problema del obispo Sprague es que parece que no puede pensar o hablar con claridad. La otra parte de su problema es que aquello que logra comunicar es una herejía.

Yo desearía que fuera solo un inconformista que trata de causar un gran revuelo, o que fuera un problema que afectara solo a una denominación. Pero la verdad es que varios predicadores y profesores liberales en las nóminas de la iglesia de varias denominaciones han estado diciendo tales cosas por más de un siglo. A menudo usan palabras que suenan cristianas, pero estos habladores ambiguos les dan a las palabras un significado totalmente diferente. No creen en la enseñanza bíblica de la iglesia, pero todavía buscan posiciones de poder en la iglesia. La gente del banco de la iglesia continúa pagando sus salarios, a menudo sin saber lo que sus líderes realmente dicen en sus libros y en sus clases de seminario.

Para ser justos, me alegra decir que muchos cristianos metodistas unidos son verdaderos seguidores del Señor Jesús vivo. Cuando descubren lo que algunos líderes sin fe están diciendo, estos cristianos se indignan. Además, algunos fieles pastores Metodistas Unidos se oponen a los errores de Sprague y a otros como él.

Pero muchos líderes pretenden que no hay problema, otros están de acuerdo con la herejía, y los agentes de poder de la iglesia mantienen a Sprague en su posición como obispo e incluso lo ayudan a difundir sus puntos de vista. Un seminario denominacional invitó a Sprague a dar una conferencia y le dio la oportunidad de influir con sus ideas en futuros predicadores. Para difundir aún más las ideas de Sprague, la editorial de la denominación Metodista Unida, Abingdon Press, publicó su libro Afirmaciones de un Disidente hace algunos meses. Mientras tanto, aquellos que quieren que el obispo y otros como él sean removidos del liderazgo de la iglesia a menudo son etiquetados como alborotadores.

Algunos defienden a los falsos maestros al insistir en la tolerancia y en la libertad absoluta de pensamiento. Pero, ¿qué pasaría si el jefe de un grupo de prevención del cáncer instara a la gente a fumar cigarrillos? ¿Se le permitiría permanecer en su puesto por la libertad de pensamiento y de expresión? No, si quisiera decir esas cosas, tendría que hacerlo en otro lugar, no como el vocero de un grupo de prevención del cáncer. Sería más efectivo como anunciante de una compañía de tabaco. Del mismo modo, si un líder de la iglesia quiere negar la resurrección corporal de Jesús, no es apto para dirigir a cristianos cuya fe entera depende del Señor Jesús resucitado. Tal líder encaja mejor en la compañía del anticristo.

Tiene tanto sentido para una iglesia tener un líder que niegue abiertamente la resurrección corporal de Jesús, al igual que lo tiene una iglesia que cuente con un conocido abusador de menores a cargo del programa para niños. La Biblia habla de líderes infieles como "lobos rapaces" que hablan "cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hechos 20:29-30). La Biblia dice: "Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne"—es decir, nacido en la carne, crucificado en la carne, resucitado en la carne, regresando en la carne"—muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo... el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras" (2 Juan 1:7, 11). El obispo Sprague y aquellos como él están equivocados. Cualquiera que sea la religión que estén promoviendo, no es cristianismo. La iglesia permanece o se derrumba con los hechos físicos de la Pascua.


Carne, No Metáfora

No escuches a los líderes incrédulos. Escucha a un mejor pastor y erudito de una época más antigua, San Jerónimo. Jerónimo tradujo la Biblia al lenguaje común que la gente estaba hablando, y su traducción se hizo conocida como la Vulgata. Como cristiano creyente de la Biblia y seguidor de Cristo, Jerónimo conocía los hechos físicos de la Pascua y enseñaba sobre la resurrección corporal de Jesús. Jerónimo escribió: "Cuando Jesús les mostró manos reales y un costado real, entonces realmente comió con sus discípulos ... habló con hombres con una lengua real ... con manos reales tomó pan, lo bendijo y lo partió, y se los estaba ofreciendo". Para aquellos que niegan que Jesús se levantó en un cuerpo real y dicen que Jesús solo apareció como una visión sin realidad física, Jerónimo exclamó, "No pongas el poder del Señor al nivel de los trucos de los magos, para que parezca tener lo que no tiene, y se pueda pensar que comió sin dientes, que caminó sin pies, que partió pan sin manos, que habló sin lengua y que mostró un costado que no tenía costillas".

El Jesús resucitado no es la ilusión de un mago o un fantasma. Él no es un ideal espiritual o la agitación de alguna esencia de Dios dentro de nosotros. Jesús es el eterno Hijo de Dios hecho carne en Navidad y resucitado en carne en la Pascua. La Biblia dice: "Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe" (1 Corintios 15:14). El autor John Updike escribe,

No se equivoquen: si Él se levantó en absoluto; fue tal como Su cuerpo; 
si la disolución de las células no se revirtieran, si las moléculas 
no se volvieran a tejer, si los aminoácidos no se reavivaran, 
la Iglesia caería.

No fue como las flores , 
cada suave primavera recurrente; 
no fue como Su Espíritu en las bocas y en los ojos confundidos de los once apóstoles; 
fue tal como su carne: la nuestra.

Los mismos dedos pulgares y los dedos articulados de los pies, 
el mismo corazón valvulado 
que – perforado – murió, se marchitó, pausó, y luego 
se recuperó de su duradero poder 
para envolver una nueva fuerza.

No nos burlemos de Dios con metáforas y 
analogías, eludiendo la trascendencia; 
haciendo del evento una parábola, un letrero pintado en la 
credulidad desvanecida de las épocas anteriores: 
Atravesemos la puerta.

La Pascua no es una metáfora. La resurrección de Jesús no es un lenguaje simbólico. Jesús realmente está vivo, ahora mismo, en su cuerpo glorificado. En el Credo de los Apóstoles, los cristianos profesan la fe en Jesús como el "Hijo unigénito de Dios, nuestro Señor" y declaran que "resucitó de entre los muertos". El Credo concluye con palabras de fe sonoras en "la resurrección del cuerpo y la vida eterna".


Fe Física

El cristianismo es una fe física. También involucra el ámbito espiritual, por supuesto, pero el cristianismo sigue siendo una fe muy física. Esta fe física se basa en la resurrección corporal de Jesús, y esta fe física ve un gran significado espiritual en las cosas físicas. El hecho de que el Hijo de Dios se haya unido a un cuerpo significa que a Dios le importa el mundo físico y no solo el reino espiritual. La salvación es tan grande como la creación misma. Toca no solo las actitudes espirituales como la bondad y la misericordia, sino también las cosas físicas como las flores, los cachorros, las rocas, los árboles, los elefantes y los ríos. Dios creó el mundo físico, y la resurrección de Cristo establece el escenario para renovar el mundo físico de manera que se cumpla el objetivo para el cual lo creó.

El mundo físico en general recibe un nuevo significado en la resurrección corporal de Cristo, y el cuerpo humano en particular es de vital importancia. Algunos filósofos han enseñado que la mente es todo lo que importa, no el cuerpo. Algunas religiones han enseñado que el alma o el espíritu es todo lo que importa, no el cuerpo. Pero la resurrección de Jesús significa que el cuerpo importa. La Biblia enseña que algún día tendremos cuerpos de resurrección como Jesús, y que debemos ser puros en la forma en que usamos nuestros cuerpos en este momento. Debemos ofrecer nuestros cuerpos a Dios como sacrificios vivos (Romanos 12:1).

Esto tiene un gran impacto en la ética sexual. La Biblia dice: "El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?... vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo... glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo "(1 Corintios 6:13-20).

A lo largo de la historia, los falsos maestros que han negado la realidad corporal de Jesús también han tendido a negar la importancia de honrar a Dios con nuestros cuerpos y han rechazado la ética sexual de la Biblia. Los antiguos gnósticos torcieron el cristianismo más allá de su reconocimiento. Reclamaban una sabiduría espiritual especial que tendría un atractivo especial para las personas verdaderamente educadas e ilustradas. Creían en un Cristo no físico, no en su realidad corporal. Al decir que Jesús no tenía cuerpo, también decían que no importaba lo que hicieran con sus propios cuerpos. Sus aventuras sexuales no tenían una importancia duradera, decían, porque dejarían sus cuerpos atrás y nunca los recuperarían. Solo lo espiritual importa, no lo físico. Los líderes y los miembros de estos cultos gnósticos no vieron la necesidad de que el sexo se limitara al matrimonio entre un hombre y una mujer. Promiscuidad, orgías, homosexualidad, bestialidad, nada estaba prohibido, ya que el cuerpo no importaba.

La historia se repite. En nuestro tiempo, algunos líderes de la iglesia niegan la resurrección corporal de Jesús y también destruyen la ética sexual cristiana. El obispo Sprague, por ejemplo, quiere que su denominación apruebe la homosexualidad y bendiga los matrimonios homosexuales. El teólogo liberal Paul Tillich, una poderosa influencia en Sprague y en otros, fue un adúltero en serie. Muchos que son teológicamente liberales al negar los hechos físicos de la Pascua también son éticamente liberales al negar los hechos físicos de la sexualidad como Dios la quiere. La Biblia habla de tales personas como "hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo" (Judas 4).

Los hechos físicos de la Pascua significan que todos los demás hechos físicos deben estar bajo la autoridad de Jesucristo. Debemos cuidar la creación física que nos rodea, y debemos tener especial cuidado para ser sexualmente puros. Los cristianos valoran tanto el cuerpo que incluso esto afecta la forma en que tratamos los cuerpos de las personas muertas. Algunas religiones enseñan que el mundo físico y que los cuerpos son una ilusión y que en realidad no importan, de modo que cuando alguien muere, el cuerpo se quema. Pero los cristianos a lo largo de la historia no han quemado los cuerpos de sus muertos. Con amor, visten el cuerpo, lo dejan reposar en un ataúd y lo entierran de la misma manera que siembran una semilla, esperando que el cuerpo resucite cuando Cristo regrese.


Cuerpos Eternos

Tu cuerpo no es una parte breve y desechable de ti. Tienes un alma que puede continuar existiendo cuando tu cuerpo muere, pero ese no es nuestro estado normal o final. Somos creados como personas físicas, y ahora que nuestro Salvador ha vencido a la muerte resucitando en un cuerpo inmortal, podemos estar seguros de que nosotros también tendremos cuerpos que durarán para siempre. Esta es una promesa emocionante y una advertencia sobria.

La Biblia dice: "Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor" (Apocalipsis 14:13). Sus almas entran inmediatamente en comunión directa con Cristo, y sus cuerpos algún día resucitarán y serán como el propio cuerpo de Jesús. La muerte sigue siendo penosa, pero, dice la Biblia, no nos "entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él" (1 Tesalonicenses 4:13-14). La nueva creación no solo será espiritual sino física, y nuestro disfrute no solo será espiritual sino físico.

Por otro lado, aquellos que rechazan a Cristo también tendrán un futuro físico, pero será desalentador. Cuando Cristo regrese, aquellos que pasaron por la vida sin Cristo se levantarán de sus tumbas en cuerpos que durarán para siempre. Esos cuerpos experimentarán sufrimiento físico sin fin en el infierno, así como el sufrimiento espiritual de ser juzgados por Dios. En la Biblia, Jesús advierte que si no manejas con firmeza el pecado y evitas que tu cuerpo haga el mal, el castigo es que "todo tu cuerpo sea echado al infierno" (Mateo 5:29). Mientras que la fuente del pecado es nuestro corazón espiritual corrupto, es el cuerpo el que lleva a cabo los pecados del corazón interno, y así cuando el corazón interno es juzgado y castigado en el Día del Juicio Final, el cuerpo también es elevado y castigado con un dolor interminable. Así como la Pascua es un hecho físico, rechazar a Jesús tiene terribles consecuencias físicas. Jesús habló del infierno como tormento ardiente y como una angustia que nunca se detiene. El infierno no es solo un estado de ánimo o un remordimiento espiritual. También es un tormento corporal.

El Jesús resucitado no es un fantasma; él tiene carne y huesos. Aceptar o rechazar a Jesús afecta nuestra carne y nuestros huesos, en esta vida y en la vida interminable por venir. ¿Crees en los hechos físicos de la Pascua? ¿Estás respondiendo con una fe sincera y con una obediencia corporal al Señor resucitado? Cuando tu cuerpo se vuelva eterno, ¿estará en el cielo o en el infierno? Enfrenta los hechos físicos hoy. No te dejes engañar por falsos maestros. La Pascua es tan real y física como las cejas, las uñas de los pies, la barbilla, los codos, la boca, el estómago, la piel y el cabello. Cree en Jesús y en su victoria, y compartirás su victoria para siempre.

Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios Internacional. Usado con permiso.

 

Last modified: Tuesday, April 17, 2018, 12:43 PM