Los asuntos de la iglesia

CONTENIDO

 

1.     Nota de los traductores

2.    Los cargos en la iglesia

3.    El servicio sacerdotal

4.    El servicio levítico

5.    Los ministros de la palabra en la iglesia

6.    Las diferentes clases de reuniones en la iglesia

7.    Los asuntos de la oficina de servicio

8.    Reuniones de distrito

9.    Los arreglos que se deben hacer en una iglesia local que esté en el centro para la obra

10.                  La relación entre la iglesia local, la obra y los apóstoles

11.  La coordinación entre los obreros

12. Quiénes son nuestros colaboradores y quiénes son los apóstoles

13. La cuestión de las finanzas

14. Respuestas a preguntas

 

NOTA DE LOS TRADUCTORES

 

Este libro se compone de mensajes que el hermano Watchman Nee dio en un entrenamiento para colaboradores y ancianos en el monte Kuling, en China, en 1948. La publicación original de estos mensajes fue en chino. Esta traducción está basada en la cuarta edición del libro, que se publicó en diciembre de 1982 por el Juridical Party of Taiwan Gospel Bookroom.

 

Irving,                                                                                                                                   Texas

Diciembre de 1987


 

 

 

 

CAPITULO UNO

 

LOS CARGOS EN LA IGLESIA

 

Hay solamente dos cargos en la iglesia. Uno es el cargo de diácono, y el otro el  de  anciano o sobreveedor.

 

LOS DIACONOS

 

En la Biblia, el trabajo de los diáconos está totalmente relacionado  con  el  servicio; aparte del servicio, los diáconos no tienen ninguna otra responsabilidad. En la iglesia, Dios no pone diáconos para que sean la autoridad. Los diáconos en la iglesia son exclusivamente para el servicio, para ministrar a otros. En griego, la  palabra  “diácono” es la misma que “ministro” la cual se encuentra en la frase “el ministro de la palabra”,  que significa uno que sirve, o uno que está encargado de asuntos. Por lo  tanto,  en español se puede llamar servicio o ministerio la responsabilidad que tienen los diáconos.

 

Por favor, recordemos que el llamado ministerio es servicio. En el cristianismo protestante, a la Iglesia Episcopal le gusta usar esta palabra “ministerio”; y a la Iglesia Wesleyana le gusta usar la palabra “servicio”. Debido a que los wesleyanos se separaron de la Iglesia Episcopal y consideran que la Iglesia Episcopal es muy formal, a ellos les gusta usar la palabra menos formal, aunque ambas se originan de la misma palabra. En  la Iglesia Wesleyana todos usan la palabra “servicio” y sólo en raras veces se usa “ministerio”. Ya que la Iglesia Episcopal es una iglesia estatal y tiene una formalidad oficial, ella usa el término “ministerio”. En realidad, ambas palabras se refieren al servicio.

 

Dado a los que tienen

un entendimiento espiritual

 

El propósito especial del cargo de diácono en la iglesia es el servicio. Por lo tanto, en la iglesia es mejor dejar que en el comienzo todos los hermanos  sirvan y se  encarguen de las cosas. Sin embargo, algunos hermanos son estables, confiables, y tienen peso espiritual delante del Señor. La iglesia puede poner a estos como diáconos. Todos los santos son diáconos, pero sólo aquellos con quienes se puede contar y que tienen peso espiritual pueden ser nombrados formalmente diáconos. Este trabajo es más bien ordinario, pero este cargo solamente puede ser tomado por los que son confiables. Sólo los que son confiables pueden recibir este nombre. No queremos que la iglesia cambie


 

 

frecuentemente de diáconos. Por lo tanto, debemos permitir que sean diáconos sólo aquellos que sean confiables y espirituales y que tengan entendimiento espiritual.

 

Espero que cuando vayan a diferentes localidades, ustedes pongan atención en este asunto. Cuando haya hermanos que se levanten en una localidad y ustedes deseen que sean diáconos, de ninguna manera seleccionen a los que solamente saben cómo hacer    las cosas, pero que carecen de entendimiento espiritual. Este es el mayor peligro y la mayor tentación para un obrero. Algunos hermanos o hermanas están especialmente dotados para hacer las cosas, y, con frecuencia, a uno le gustaría ponerlos  como  diáconos. Sin embargo, aunque mucha gente sabe cómo hacer las cosas, puede ser que ellos quieran traer su mentalidad mundana a la iglesia. Su habilidad de hacer las cosas sigue siendo conforme a la manera del mundo. La sabiduría y la  habilidad del mundo  son introducidas en la iglesia por ellos. Por lo tanto, especialmente al seleccionar diáconos, no busquen solamente a los que hacen las cosas con diligencia sino también a los que tienen la manera adecuada de hacer las cosas.

 

De todos modos debe considerarse si verdaderamente una persona tiene entendimiento espiritual en el Señor, y si tiene valor en el aspecto espiritual o no. De otra forma, los medios mundanos, las maneras en que el mundo hace las cosas, y las habilidades mundanas serán frecuentemente introducidas en la iglesia. Aunque los asuntos sean llevados sobre ruedas, el hecho de que la iglesia se convierta en una sociedad debido a esta persona, causará un problema serio. Por favor, recuerden que hoy día estamos en la iglesia; por lo tanto, debemos mantener el nivel espiritual  de la iglesia, y no podemos  con ligereza permitir que la gente introduzca habilidades y sabiduría mundanas en la iglesia. Espero que los hermanos y hermanas no menosprecien el talento, pero tampoco deben amarlo demasiado. Si uno es descuidado, los medios mundanos serán  introducidos en la iglesia, y los problemas futuros serán más grandes que los que hubiesen podido ocurrir si nada se hubiera comenzado. Los problemas serán  tan  grandes que no será fácil resolverlos.

 

Yo creo que la Biblia ha puesto muy en claro los requisitos para ser un diácono, y no hay necesidad de hablar más acerca de los demás requisitos. Quiero que ustedes vean estos dos lados. Por una parte, un diácono debe ser una persona diligente que pueda trabajar con sus propias manos; por otra, debe tener entendimiento espiritual y sentimiento espiritual. Se puede permitir que una persona de esta índole sea un diácono.

 

LOS ANCIANOS

 

El segundo cargo es el cargo de anciano. El cargo de anciano también se menciona con frecuencia en la Biblia.


 

 

Con el propósito de cuidar a la iglesia

 

El cargo de anciano tiene el propósito de cuidar a la iglesia, a fin de  administrar  la iglesia.

 

Puede ser simultáneamente un ministro de la Palabra

 

Un anciano no tiene que ser necesariamente una persona dotada; en  otras palabras, él  no es necesariamente un ministro de la Palabra. Si es ministro de la Palabra, él es aún más digno. En la Biblia, el ministerio de la Palabra  es una cosa, y un cargo en la  iglesia  es otra. Los ancianos tienen su lugar en el aspecto del cargo en la iglesia, y están ahí completamente para ejecutar y administrar a toda la iglesia, y vigilar atentamente por ella. Pero aunque el ser anciano es un cargo, al mismo tiempo, un anciano puede ser o    no un ministro de la Palabra. Si es un ministro de la Palabra, él es aún de más estima. Como dice Pablo: “Sean tenidos por dignos de doble honor”. Debido a que delante de  Dios es un ministro de la Palabra, apto para enseñar, y al mismo tiempo también es un anciano de la iglesia, él es digno de doble honor.

 

Espiritualidad es el requisito básico

 

Las palabras de la Biblia acerca de los requisitos para ser un anciano son muy claras. En esto hay dos cosas que yo quisiera señalar a los hermanos y hermanas. El  requisito  básico de un anciano es que debe ser alguien que tenga entendimiento en cosas espirituales. Un anciano debe ser una persona que tiene valor espiritual, que conoce las cosas espirituales, que tiene entendimiento espiritual, cuyo curso espiritual es  claro, y que sabe cómo obrar en las cosas espirituales. Un anciano necesita tener considerable experiencia acerca de las cosas espirituales y conocer cuál es delante  de  Dios  la condición espiritual de otros hijos de Dios; entonces puede cuidar de la iglesia. En el campo espiritual, los ancianos deben tener esta fundamento espiritual. Además, ellos necesitan dones y habilidades dados por Dios, para que así puedan cuidar y administrar los asuntos de la  iglesia. Esta clase de persona puede ser delante de Dios un anciano de  la iglesia.

 

Espero que por ningún motivo ustedes seleccionen para la iglesia un anciano que solamente sepa cómo manejar los asuntos prácticos y cómo dirigir las cosas, sin que  tenga entendimiento espiritual delante de Dios. Yo sé que muchas localidades tienen problemas, y el fracaso ha sido exclusivamente debido a que han seleccionado como ancianos en la iglesia a personas que tienen fama en el mundo, tienen una posición,  saben cómo manejar los asuntos prácticos, tienen habilidad,  y son experimentados en  los métodos del mundo. Por favor, recuerden que una persona que es capaz de manejar


 

 

asuntos prácticos, de dirigir una organización social y de cuidar a una familia no necesariamente es capaz de cuidar a la iglesia. ¿Por qué es esto así? Porque el requisito básico en la iglesia es ser espiritual.

 

Las experiencias administrativas son inútiles

 

Hay un hermano que tiene veinte años de experiencia administrativa. Muchos hermanos han venido a preguntarme: “¿Por qué no le pedimos a ese hermano que  sea  un  anciano?” Les dije: “Los veinte años de experiencia administrativa no cuentan  ni  siquiera por un año en la iglesia. Son inútiles. Aunque él sea un buen cristiano, no tiene suficiente entendimiento acerca de las cosas espirituales”. La iglesia es espiritual, y una persona debe tener peso espiritual delante de Dios; debe ser una persona que usa principios espirituales, y tiene una condición de ser espiritual, a fin de ser un anciano;    de otra forma, si este hermano entrase, causaría problemas inmediatamente.

 

Sería mejor que seleccionáramos a uno que tuviera peso espiritual, aunque no tuviera habilidad para manejar los asuntos prácticos. Por supuesto, sería mejor que tuviera ambos aspectos: conocer las cosas espirituales y también ser capaz de manejar los  asuntos prácticos. Si una persona no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? Pero esto solamente es la mitad del asunto. ¿Quiere esto decir que una persona que puede gobernar bien su casa puede cuidar de la casa de Dios? ¡No, no quiere decir tal cosa! Ser espiritual es el fundamento. No todos los que pueden gobernar su propia casa pueden cuidar de la iglesia de Dios. Mucha gente puede gobernar bien su casa, pero ni siquiera son salvos. ¿Podemos, pues, invitarlos a que cuiden de la iglesia? Solamente aquel que sepa conducirse en cosas espirituales y que también pueda  gobernar su casa puede ser anciano y administrar la iglesia de Dios.

 

Por lo tanto, cuando ustedes seleccionen a un hermano  responsable,  siempre  seleccionen a uno que tenga peso espiritual, que sea una persona de procederes espirituales, y que no se enorgullezca, se emocione o se envanezca fácilmente. La vida de esta persona delante de Dios necesita ser confiable. Seleccionen a uno cuya vida sea confiable, pero no seleccionen a uno que sea orgulloso. Seleccionen a uno que  sea  estable, pero no a uno de los que llaman genios. En el aspecto espiritual, esta persona debe ser estable y firme, debe tener penetración espiritual, conocimiento espiritual, y entendimiento espiritual delante de Dios. Sólo una persona así puede ser seleccionada.

 

Capaz de gobernar su propia casa

 

Después de que ustedes tengan tres, cinco, siete u ocho personas como éstas todavía tienen que examinarlas en cuanto al manejo de los asuntos prácticos. El que puede


 

 

manejar y administrar puede ser un sobreveedor. Si una persona no puede gobernar su propia casa, no puede cuidar de la iglesia.

 

Si la iglesia fuera como una organización mundana, necesitaríamos seleccionar  solamente a aquellos que tengan habilidad. Pero la iglesia es  una  organización  espiritual; por lo tanto,  primero debemos  ocuparnos de la cuestión  de la espiritualidad, y luego considerar la habilidad, o sea, si una persona en particular puede cuidar de los asuntos prácticos o no. Si no puede manejar los asuntos prácticos,  tampoco puede  ser  un anciano. Solamente uno que tenga conocimiento en las cosas espirituales y posea habilidad en el manejo de las cosas prácticas, tendrá pocos problemas en la iglesia, y su condición será bastante confiable. De otra manera, él podrá manejar los asuntos  prácticos pero causará daño en el aspecto espiritual. Eso no será correcto.

 

Un ejemplo

 

Un hermano, ya fallecido, era anciano de un grupo cristiano. Durante los días de nuestro comienzo en Shanghái, venía frecuentemente a mi casa a conversar. Era un buen hermano, muy diestro en el manejo de los asuntos prácticos, y también tenía  mucho  celo. Pero tenía muy poco entendimiento en las cosas espirituales, si es que acaso tenía algo, y era aun mayor su carencia de experiencia espiritual. Un día vino a  hablar  conmigo y me dijo: “Una hermana entre nosotros cometió un pecado, y lloró en voz alta en la reunión. Señor Nee, ¿no le parece a usted que esto es gracioso?” Después que terminó de hablar, comenzó a reírse a carcajadas. Un anciano de una iglesia consideró risible ver a una hermana confesando su pecado y llorando. Ustedes pueden  darse  cuenta entonces de la condición espiritual de él. Por supuesto, él era el mejor de  su grupo, pero no podía sobrellevar ninguna responsabilidad en la iglesia. El mismo nunca había confesado sus pecados, ni había llorado hasta ese grado, así que, cuando un día como anciano vio a alguien llorando, naturalmente lo consideró motivo de risa.

 

Solamente estoy citando un ejemplo. Puede haber cientos de casos como éste en  la iglesia. Llorar por nuestros pecados es un asunto elemental en la vida espiritual, pero  este hermano no entendía nada de eso. ¿Qué haremos si él también se ríe de muchas  otras acciones espirituales relacionadas con nosotros? Tal persona piensa que todas las cosas espirituales son extrañas y risibles, y no puede entender absolutamente nada de lo espiritual. Si él llega a ser un anciano, la iglesia está acabada en lo que a su sendero espiritual se refiere.

 

Por consiguiente, acerca de los requisitos para ser un anciano, el primero está  relacionado con cosas espirituales, con entendimiento espiritual, y con experiencia espiritual.


 

 

Para ser un anciano, una persona también tiene que ser confiable; no consideren  a alguno que se comporta como un borracho, yendo de un lado a otro sin rumbo fijo, sin hacer nada. A veces su condición es buena y otras veces es mala. Tal persona no puede manejar la iglesia. El que maneja los asuntos en la iglesia debe ser bastante estable y confiable. Al mismo tiempo, él debe ser capaz de gobernar su propia casa. Sin esto, él no tiene los requisitos básicos.

 

Por lo tanto, no inviertan el fundamento y el edificio. No seleccionen a una persona que solamente puede manejar bien los asuntos prácticos. Tal persona, a lo más, puede ser un diácono, pero nunca un anciano. Cuando mucho puede ser uno que sólo recibe instrucciones en la iglesia; pero él no puede dar instrucciones.

 

La responsabilidad principal de la iglesia es cuidar de los asuntos espirituales

 

Tal vez les puedo poner otro ejemplo. Hoy día ustedes se encuentran con una persona muy inteligente y muy capacitada. Si él va a trabajar en un hospital, lo más que se le puede pedir es que maneje los asuntos prácticos, pero no se le puede pedir que sea el médico principal. Lo máximo que se le puede pedir es que maneje los negocios, pero no que diagnostique enfermedades. Un hospital es una organización profesional y no una organización de negocios. O en una escuela de comercio tal vez  haya una  persona que  sea muy inteligente y muy capaz de manejar los asuntos, pero no se le puede pedir que  sea inmediatamente el decano, el director, o el presidente del departamento. Como máximo, se le puede invitar a que cuide solamente de los asuntos  generales, debido a  que las otras posiciones son especializadas y sólo pueden ser ocupadas por los  que posean un conocimiento especial. O tal vez haya una persona muy brillante en una corporación mercantil, pero no se le puede pedir inmediatamente que sea el gerente de las operaciones mercantiles, debido a que las operaciones mercantiles  son  especializadas. De la misma manera, la iglesia es una organización que se especializa en cosas espirituales. Por lo tanto, solamente a los que conocen el oficio se les puede pedir que hagan este trabajo.

 

Ustedes deben de saber que la iglesia es espiritual, y que los asuntos prácticos son solamente secundarios. Por lo tanto, al seleccionar a un anciano en una localidad, deben considerarlo primeramente desde el punto de vista espiritual. Después deben ver si él sabe dirigir, vigilar y guiar, o no. Este hermano debe ser uno que tenga penetración y conocimiento en las cosas espirituales, que haya sido edificado en ellas, y que también tenga capacidad en las cosas prácticas. Entonces,  cuando  haya asuntos espirituales,  él no causará problemas. Por tanto, espero que los hermanos presten atención especial a estas cosas. No seleccionen a la ligera a una persona para que sea un anciano. Cuando


 

 

ustedes hagan una selección, primero presten atención al aspecto espiritual, y luego presten atención al aspecto práctico.

 

La ayuda a los ancianos

 

Cuando salgan a la obra, la responsabilidad de ustedes es grande. ¿Por qué? Ustedes recordarán que Pablo vivió en Efeso por un período de tiempo y que había ancianos allí (Hch. 20). Sin embargo, mientras Pablo vivía en Efeso, él ayudó mucho a los ancianos. Por eso, cuando se fue, pudo decirles estas palabras a los ancianos: “Mirad ... el rebaño  en el que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos...” Pablo personalmente impartió ayuda espiritual a los ancianos. No solamente los nombró, puso los asuntos en manos de ellos, y allí cesó su labor, sino que también continuó ayudándoles y enseñándoles cómo desempeñarse como ancianos.

 

Después Pablo dejó a Timoteo en Efeso y a Tito en Creta, y les encargó que nombraran ancianos. Si leen las Epístolas a Timoteo y a Tito, verán que no fue solamente un asunto de nombrar ancianos y detenerse ahí, sino también de ayudar a los ancianos a servir juntos, en unión con ellos. Pablo en sus Epístolas a Timoteo y a Tito les encargó a estos dos apóstoles que nombraran ancianos en las iglesias y  que los guiaran en su  servicio.  En estas dos Epístolas hay muchos encargos similares. Si tienen tiempo de leer estas Epístolas, verán que Pablo les encargó a Timoteo y a Tito que trabajasen juntamente con los ancianos en la iglesia. “Esto te escribo ... para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios” (1 Ti. 3:14-15).

 

¿Qué significa esto? Si ustedes nombran ancianos en una localidad, no pueden suponer que una vez que los hayan nombrado su trabajo está terminado; y tampoco pueden suponer que, puesto que toda la responsabilidad está en manos de ellos, ustedes pueden dejarlos que prosigan por sí solos, es decir, dejarlos que cometan errores por sí solos.  Más bien, después que se han nombrado ancianos en una localidad, se debe observar cómo van, y se les debe ayudar. En muchas cosas necesitan enseñarles, y observarlos. Sólo así pueden ustedes una vez más nombrar ancianos en otro lugar, ponerlos en el orden pertinente, y enseñarles. De  otra manera, una iglesia local se estancará una vez  que sea establecida. Lo que se tiene es un grupo de personas que nunca se ha encargado de los asuntos de la iglesia. Aunque tienen cierta experiencia espiritual, ellos no saben cómo manejar los asuntos de la iglesia. Extraño sería esperar que personas así de inexpertas no cometieran errores.

 

De ahí que, hoy en día la responsabilidad de ustedes es grande. En cada oportunidad deben ayudar a que los ancianos aprendan a ser ancianos adecuados. Muchas personas  en su vida diaria hablan con ligereza y cuentan chistes. Cuando estas personas vienen a


 

 

la iglesia a servir, también hablan a la ligera y cuentan chistes. Así que ustedes necesitan ayudarles. Cada vez que la actitud de ellos sea descuidada o liviana deben decirles: “Hermanos, esto es un asunto espiritual, y esto es algo delante de Dios. No deben hablar livianamente y reírse así”. De esta manera, ustedes frenan aquello. Cuando  algunos hacen su trabajo en el mundo, ellos hablan con ligereza y critican sin restricción alguna. De esta manera introducen este hábito en la iglesia. Cada vez que usted escuche críticas   o pláticas necias debe decir: “Aquí  ustedes necesitan  obedecer y no dar sus opiniones.  No necesitamos dar nuestras opiniones, sino que necesitamos aprender a obedecer”. De este modo, ustedes detienen esto.

 

En su servicio espiritual, tal vez algunos recurran a manipulaciones, o a mañas. En tal caso, deben decirles: “Hermanos, entre los hijos de Dios no manipulamos ni hacemos maniobras. Nos enfrentamos con las situaciones, no tratamos  de  evitarlas”.  Aquellos que pueden enfrentar los asuntos delante de Dios pueden ser ancianos, no aquellos que tienen la habilidad de evitarlos.

 

Algunos pueden haber estado por mucho tiempo en la posición de cabeza de hogar, o de patrón; por tanto, su actitud es bastante dura, sus  palabras descorteces y su  espíritu no es tierno. Es necesario ayudarles a que vean que sus palabras deben ser fuertes y firmes pero que su espíritu debe ser tierno. Ellos necesitan tanto lo uno como lo otro a fin de atender los asuntos de la iglesia.

 

Todos éstos son detalles, pero son básicos. Sería muy pobre que los ancianos en las iglesias les tuvieran temor a los problemas y trataran de evitarlos. También sería muy pobre si en la iglesia los ancianos siempre manipulasen todo, sin hablar lo que es necesario hablar, y sin reprender cuando es necesario hacerlo. Los que son  así  no  pueden ser ancianos. Esto no quiere decir que un anciano en la iglesia debe  estar  siempre buscando causas de enfado o razones para reprender, ni que él deba tratar los asuntos de la iglesia con dureza. Lo que la iglesia necesita es una persona cuyo espíritu sea quebrantado delante de Dios, que haya sido herido por Dios, que no tenga su sentir personal, que sea dócil delante de Dios y, sin embargo, firme al manejar los asuntos.

 

Es necesario frecuentemente ayudar a los hermanos de esta manera. Entonces, espontáneamente cuando vengan a la iglesia, ellos no serán descuidados. No traerán su aspereza a la iglesia. Ellos necesitan saber que están en la iglesia y no en su casa ni en  una oficina. Necesitamos usar palabras espirituales para guiarlos paso  por  paso.  Después de un período de tiempo ellos podrán cuidar de la iglesia de una manera adecuada.

 

LA REUNION DE LOS SOBREVEEDORES


 

 

En cada localidad todos los hermanos responsables (los que son ancianos y sobreveedores) deben tener una reunión de sobreveedores cada semana. Pueden darle cualquier nombre a esta reunión. La pueden llamar reunión de los sobreveedores, o una reunión de pastoreo. Este es el momento para que los hermanos responsables  oren juntos y reciban a los hermanos y hermanas. Esto es algo que deben hacer.

 

Yo sé de cierta iglesia (la cual no está en China) donde los hermanos responsables decidieron reunirse un día entero cada semana. Empezando en la mañana, cada  uno  traía algo de comer, y trabajaron juntos orando y considerando cada aspecto de los asuntos de la iglesia.

 

Tal vez no tengamos tanto tiempo; por consiguiente, al menos una vez por semana, los hermanos encargados deben reunirse por medio día o por unas cuantas horas.

 

Se consideran cosas ante Dios, durante la primera mitad de la reunión

 

Durante la primera mitad de la reunión (tal vez después del almuerzo, desde la 1 p.m. hasta las 2, 3 ó 4 p.m.), los ancianos deben cerrar las puertas y no preocuparse por ninguna otra cosa aparte de los asuntos de la iglesia. Consideren  y  dispongan  seriamente las cosas ante Dios y discútanlas punto por punto. A veces también pueden tener pláticas como las de 1 Corintios 14, para tener comunión acerca de la luz que han recibido. Sin embargo, no tomen decisiones con base en estos diálogos. En la Biblia hay pláticas a fin de tratar cuestiones, pero el diálogo tiene como fin para buscar luz y no tomar decisiones. Los diálogos son para descubrir los hechos y para exponerlos abiertamente, pero no para tomar decisiones. Durante ese tiempo los hermanos deben discutir, considerar, y orar acerca de todas las cosas, punto por punto.

 

Se recibe a los hermanos durante la segunda mitad de la reunión

 

En la segunda mitad de la reunión, dediquen tiempo para recibir a los hermanos. Deben esperar allí, ya sea que los hermanos vengan a verlos o no. De todas formas debemos apartar un tiempo para recibir a los hermanos y hermanas. Esto será útil para la obra y para la iglesia.

 

Los obreros se reúnen con los sobreveedores

 

Al mismo tiempo ustedes los obreros deben estar al lado de los ancianos y permanecer con ellos. En ese día o ese medio día, ustedes deben estar con ellos y observarlos. Hay cosas que ustedes deben decirles. La actitud ligera debe ser corregida. La actitud de ellos


 

 

debe ser apropiada. Recuérdenles que están tratando con asuntos espirituales. Cuando algunos vengan a preguntarles algo, enseñen a los ancianos cómo responder y cómo explicar. En el comienzo, tal vez ustedes respondan cuando algunos hermanos vengan a hacer preguntas. Después que esos hermanos se hayan ido, diga a los ancianos la razón por la cual usted respondió de la manera que lo hizo, dígales por qué lo dijo con esas palabras, qué base bíblica tuvo, y qué sentir tiene usted. En algunos casos, quizás se requiera reprender a un hermano que haya venido. Cuando ese hermano se haya ido, necesita decirles la razón por la que lo ha reprendido. Después de un período de tiempo dejen que ellos manejen la situación, y observen sin intervenir.

 

Se produce unos cuantos hermanos confiables y responsables

 

Creemos que cuando en un lugar todos sirven, allí está la iglesia. El servicio de la iglesia es el servicio del Cuerpo. No es una cuestión de que dos o tres personas sirvan, sino de que toda la iglesia sirva. Por consiguiente, cuando ustedes vayan a trabajar en la obra, sería un gran error que ustedes no pudieran hacer que todos los hermanos se ofrecieran para servir. Cuando salgan a la obra, tal vez conduzcan a muchos a ser salvos, y los traigan al servicio, sin embargo, si no pueden producir algunos hermanos confiables que tomen la responsabilidad de la iglesia, tal salida será un completo fracaso. Espero que esta vez que salgan a la obra, ustedes estén muy ocupados. Pero no estén ocupados de  una manera ordinaria, porque hay mucho trabajo que ustedes tienen que iniciar. Hay  una gran cantidad de trabajo que ustedes deben realizar. Toda esta obra  está  por delante. Un aspecto de ésta es producir unos cuantos hermanos responsables en cada localidad. De ninguna manera deben trabajar de forma que solamente ustedes sepan cómo tomar la responsabilidad, y sin embargo, no sean capaces de ayudar a que otros la tomen.

 

El principio de la iglesia es que el Señor Jesús se puso a Sí mismo en  los doce, los doce  en los tres mil, y los tres mil en decenas de millares. Ustedes se ponen a sí mismos en muchos hermanos responsables; los hermanos responsables, en muchos hermanos y hermanas; y muchos hermanos y hermanas, en muchos pecadores. Ustedes deben continuar esparciéndose de esa forma. Tal vez, después de muchos  años  cuando  regresen a Kuling, ustedes habrán crecido espiritualmente. Pero si no han podido reproducir su crecimiento en tres, cinco, ocho o diez hermanos, yo reconoceré esto como una gran falla en su servicio.

 

Por lo tanto, deben hacer que los ancianos de las iglesias locales estén capacitados para tomar la responsabilidad. Pablo no dejó a Tito en Creta y a Timoteo en Efeso diciéndoles que regresaran después de que hubiesen establecido ancianos. Más bien, él les dijo que


 

 

establecieran ancianos, que enseñasen y entrenasen a los ancianos en cómo ser ancianos adecuados, ayudándoles hasta el punto en que ellos pudiesen tomar la responsabilidad ante Dios. Entonces, el camino estaba abierto.

 

Por lo tanto, de ahora en adelante espero que ustedes estén muy ocupados. Espero que nadie esté ocioso. Una persona ociosa es inútil. Siempre pónganse en medio de los hermanos responsables y ayúdenles hasta el punto en que ellos puedan tomar responsabilidad. Sin embargo, la propia condición espiritual de ustedes debe ser más avanzada que la de ellos. De otra manera, no podrán ustedes satisfacer la necesidad de ellos.

 

Hermanos, espero que ustedes puedan tratar adecuadamente con esta cuestión de los hermanos responsables y entrenarlos adecuadamente. Paso a paso, presten atención al aspecto de responsabilidad y supervisión.

 

Se les muestra cómo hacer la obra

 

La reunión regular de los hermanos responsables es un punto muy importante de su entrenamiento. En esta reunión deben mostrarles cómo hacer la obra. Si ustedes van a  un lugar y viven allí por tres meses (especialmente aquellos que viajan frecuentemente por causa de la obra, deben prestar atención a esto), necesitan planear tiempo para congregar a todos los hermanos responsables tal vez un viernes o sábado, por  todo  un día o medio día, para ayudarles a atender los asuntos de  la iglesia. Todos  los asuntos de la iglesia, de esa semana, deben ser agrupados para tener comunión y oración con respecto a ellos. Durante ese tiempo no deben recibir a nadie. La primera mitad de esa ocasión siempre está dedicada a atender los asuntos delante de Dios. Enciérrense en un cuarto, como los que se fugan a una cueva y se encierran en ella. Durante la primera mitad, a nadie se le permite entrar. A nadie se le permite entrar ni siquiera para darles recados. Hagan que los hermanos y hermanas sepan que éste es el tiempo en que los hermanos responsables están atendiendo algunos asuntos ante Dios, y que nadie debe entrar. Solamente pueden tocar a la puerta si la casa se está incendiando, y sólo  cuando la casa se haya consumido; y aun así, no deben venir muy rápidamente.  Este  es  el tiempo en que los hermanos responsables están tratando con algunos asuntos ante Dios, de la misma manera que Moisés y Josué lo hicieron en el monte. Allí  es  necesario atender los asuntos adecuadamente.

 

Después de que los asuntos hayan sido atendidos, vayan e informen a los diáconos que ciertas cosas necesitan atenderse esa semana. Es necesario que ustedes las asignen personalmente. Ciertas cosas deben ser anunciadas a los santos, y otras tienen que ser asignadas a los hermanos para que las lleven a cabo.


 

 

Al manejar los asuntos de la iglesia, primeramente uno debe saber administrar y, en segundo lugar, uno debe saber cómo observar, cómo vigilar; no sea usted pasivo. Al menos en la primera fase sea activo, observe y dirija. Cuando los hermanos y las hermanas sean fuertes, ustedes pueden pedirles que atiendan los asuntos de la iglesia.  Así es como debe ser la iglesia. En la primera fase, no pongan cosas en sus manos inmediatamente. Cuando salgan a la obra, siempre entréguense a los hermanos responsables en cada localidad, y ellos a su vez deben entregarse a los hermanos locales.

 

Siempre hagan muy solemne la reunión de los sobreveedores. Encárguenles que se encierren durante este período por dos o tres horas delante de Dios, sin recibir a ningún hermano, ni hablar de nadie. Lleven delante de Dios las cosas de esa semana, punto por punto, para ver cómo deben hacerse. Después de que estas cosas hayan sido resueltas, ciertas cosas deben darse a conocer a los hermanos, y otras, a los diáconos. Después, aparten dos o tres horas para recibir a los hermanos locales. Si hay más gente, aparten más tiempo; si hay menos gente, menos tiempo. Durante este tiempo, si los hermanos y las hermanas quieren buscar a los ancianos de la iglesia, ellos podrán encontrarlos. No solamente un anciano estará presente, sino que todos los ancianos estarán allí.

 

En la primera fase ustedes deben atender esta reunión de los sobreveedores de una manera activa. En la siguiente fase, deben hacer que los hermanos sean más activos, y ellos deben proseguir. En esa reunión deben mostrarles a los hermanos responsables cómo atender los asuntos de la iglesia, y qué base bíblica tienen para hacerlo de dicha manera. Aliéntenlos y también restrínjanlos. Ustedes deben estar atentos. Cuando vean que algo está mal, necesitan decir: “¡Hermano, eso no es permitido!” Cuando vean que algo está bien, deben decir: “¡Hermano, eso está bien!”

 

Cuando todos los hermanos

y hermanas sirven, allí está la iglesia

 

Así que cuando ustedes salgan a la obra esta vez, deben estar muy ocupados. Pónganse ustedes mismos en la obra y también animen a otros a  que participen. Ustedes tienen  que laborar hasta que llegue el día en que todos los hermanos y hermanas se presenten para servir, el día en que todos los santos participen, todos sirvan a Dios, y cada uno sea un sacerdote. Entonces verdaderamente verán ustedes lo que es la iglesia.

 

Yo no sé si ustedes han visto este camino o no. Ustedes tienen que entenderlo. Todo depende de ustedes. Ustedes mismos deben darse a un cierto número  de  personas, y ellos a su vez deben darse a todos los hermanos y hermanas. Entonces todos  los hermanos y hermanas salen afuera. Poner esto en práctica es el camino de la iglesia. Si existe el cargo de anciano en la iglesia, pero los hermanos y hermanas son pasivos,


 

 

entonces por favor recuerden que en ese momento ya no se tiene una iglesia sino una denominación. Por lo tanto, hermanos, cuando salgan a la obra, si no pueden lograr el último paso, el paso final, de hacer que todos los hermanos y hermanas se levanten para servir a Dios y para tomar la responsabilidad en los asuntos de la iglesia, ustedes habrán fracasado totalmente, debido a que eso no sería la iglesia. Por favor recuerden el camino que deben tomar; ustedes deben darse a los ancianos. Entonces ustedes necesitan mostrarles a los ancianos que no importa cuánto se esfuercen, ellos son muy pocos para poder manejar los asuntos de la iglesia adecuadamente. Ellos solamente son sobreveedores y no deben tratar de hacer todo ellos solos. Ellos no deben reemplazar a    la iglesia haciéndolo todo; más bien, deben supervisar a la iglesia para que todo se haga. No es una cuestión de que lo hagan ellos mismos, sino de supervisar, observar, alentar, y enseñarles a hacerlo, y hacer que todos en la iglesia participen. En ese momento tienen ustedes la realidad de la iglesia.

 

La reunión de los sobreveedores es la fuente de muchas cosas

 

Cuando los hermanos responsables de una localidad gradualmente se manifiesten, o cuando una localidad ya tenga hermanos responsables, éstos deben reunirse. Cada semana los hermanos que sean los responsables en una localidad deben reunirse. En tanto que esa reunión sea fuerte, ellos podrán guiar a los hermanos. Esto es un asunto muy importante. La reunión de los hermanos responsables es la fuente de muchas cosas. Muchas cosas pueden iniciarse a partir de esa reunión. Cuando la gente venga a esa reunión, muchos problemas serán resueltos. Después de que los hermanos se hayan encargado de muchas situaciones delante de Dios, la segunda mitad de la reunión será para recibir a los santos. Entonces los santos se darán cuenta de que esas reuniones de  los sobreveedores no son ligeras o sin importancia. Por lo tanto, debemos andar adecuadamente delante de Dios en el camino que tenemos por delante. Debemos mantener esta reunión que los sobreveedores tienen ante Dios. Atiendan esta reunión adecuadamente para que todos puedan recibir ayuda uno por uno.

 

Se debe leer de nuevo las Epístolas a Timoteo y a Tito

 

Lean de nuevo 1 y 2 Timoteo y la Epístola a Tito. Vean cómo Dios les encargó que tomaran el liderazgo. De estas Epístolas deben aprender cómo ayudar a los ancianos, y cómo hacer que se den cuenta de que no deben reemplazar a todo el Cuerpo, sino que deben ponerse a sí mismos en el Cuerpo y dejar que todo el Cuerpo haga el trabajo.

 

EL NOMBRAMIENTO DE LOS RESPONSABLES DE LA IGLESIA LOCAL


 

 

Ciertos hermanos preguntaron: “Si se nombra a ciertos hermanos para que sean los responsables de una iglesia local, todavía habrá ciertas dudas en cuanto a si son aptos para ser ancianos o no, pero si no se les nombra, la iglesia estará paralizada. ¿Qué debemos hacer?”

 

Primero ayudarles a aprender a tomar responsabilidad

 

Respuesta: Pueden pedirles a algunos hermanos los cuales ustedes crean que tienen porvenir, y déjenlos aprender primero a tomar responsabilidad. Es necesario  que  ustedes los guíen a que tomen la responsabilidad.

 

Es difícil tener un cambio

 

Yo creo que hay un aspecto al que debemos prestar atención cuando  los  guiemos  a tomar responsabilidad. Se menciona en la Epístola a Timoteo que algunos primero llegaron a ser diáconos y después ancianos. Por lo tanto, ustedes deben hablarles con cuidado. Háganles saber que están ustedes considerando la idea de pedirles que sean diáconos. No les digan inmediatamente que tal vez ustedes los escojan para que sean ancianos. Primeramente vean si ellos pueden ser diáconos o no. De esta manera ustedes pueden ver quién en particular crece en el Señor. Después de un período de tiempo, tal vez dos o tres meses, puede ponerlos en el cargo de anciano o de diácono. Si usted primero los nombra como ancianos y luego cambia de parecer, la situación será muy difícil. Hacer un cambio con un diácono es aún relativamente fácil; pero hacer  un  cambio con un anciano no es nada fácil.

 

Considerar el futuro espiritual

 

En consecuencia, especialmente al seleccionar a los ancianos, ustedes deben estar muy alertas. Consideren cuál será el futuro espiritual de ellos. Esto no quiere decir que no podamos cometer errores. Estamos propensos a cometer  errores. El meollo del asunto   es espiritual; por lo tanto, es necesario que ustedes sean muy cuidadosos  delante  de Dios, y que guíen a estos hermanos a este campo espiritual. Si alguna  vez usted  ve que un anciano no es apto y lo reemplaza, causará heridas. Es muy embarazoso establecer  una autoridad y luego derribarla. Por consiguiente, aprendamos a prestar atención delante de Dios a la condición espiritual de esos hermanos y a su porvenir espiritual.

 

Muchos hermanos son buen material. No los dañen, sino guíenlos  adecuadamente  y haga que aprendan a tomar responsabilidad año tras año. Después de cierto tiempo, cuando vuelvan a estar entre ellos, pueden pedirles formalmente que tomen la responsabilidad. No debemos tener prisa en decir que estamos nombrando ancianos. Ya


 

 

sea que tengamos la certeza o no, debemos decirles: “Vengan, yo les ayudaré  a ustedes, los hermanos más promisorios, a que aprendan cómo atender los asuntos de la iglesia”. Háganles una demostración; a algunos hermanos les pueden decir: “Usted puede ser un hermano responsable”; y a otros: “Usted puede ser un diácono”. Pero tenga cuidado. No le pida a alguien primero que sea anciano y después, que en vez de eso sea diácono. Esto sería difícil. Si la persona es humilde, no se haría mucho daño, pero una vez que el sentimiento humano interviene, se crea una situación muy difícil.

 

LA AYUDA A LOS HERMANOS RESPONSABLES EN LAS AREAS CIRCUNDANTES

 

En el futuro, ustedes pueden hacer una cosa muy útil en una iglesia local,  la  cual  también es el centro de la obra. Por ejemplo, si al estar en Peking ustedes ven que hay  tres buenos hermanos en Suiyuan, y otros dos buenos hermanos en Taiyuan, ustedes los pueden invitar a venir a Peking. La reunión de los hermanos responsables en Peking  debe estar abierta a ellos.

 

Esta reunión no está abierta a todos. No debe estar abierta a las hermanas,  ni  permitimos que las hermanas asistan. Hoy día si un hermano viene de Taiyuan y asiste a esta reunión, es un gran privilegio que se le extiende. Tal vez le digamos: “Esta reunión  no es para todos, y nosotros no abrimos las puertas fácilmente a cualquiera. Hoy día lo invitamos a que venga y viva aquí por uno o dos meses con la esperanza de que pueda aprender algo”.

 

Al comienzo déjenlo que se siente en las reuniones sin decir nada. El debe aprender a observar cómo manejan ustedes las cosas espirituales delante de Dios, cómo  se  resuelven los problemas, cómo se suscitan y se discuten las preguntas, cómo se ofrecen oraciones, cómo sentir delante de Dios si cierta cosa debe hacerse o no, y cómo tomar  una decisión una vez que la paz es lograda. Entonces muéstrenle cómo contestar las preguntas que hacen los hermanos y las hermanas, cómo tienen ustedes comunión con los hermanos que vienen de otros lugares, cómo reciben a los que piden participar en el partimiento del pan, y como tienen ustedes comunión con los que quieren  ser  bautizados. Preséntenle un modelo a él. Después de un período de tiempo, pueden decirle: “Por favor, hable con este hermano en nuestro nombre”.  Entonces  ustedes  deben observar cómo lo hace.

 

Después de cierto tiempo tal vez ustedes lo manden de regreso. Déjenlo que haga el trabajo de sobreveedor en Taiyuan sin darle el título. Un poco después ustedes pueden ir a Taiyuan y escuchar lo que dicen los santos de ese lugar. No todas las críticas van a ser correctas, pero ustedes tienen que saber qué cosas ha hecho ese hermano. Las críticas de


 

 

algunos hermanos son incorrectas debido a que no se someten a la autoridad. Si ese hermano está errado en realidad, ustedes deben ver en dónde está el problema. Cuando vayan a visitarlo por segunda vez, deben tener una idea clara de si ese hermano puede tomar la responsabilidad o no.

 

Por esta razón, es necesario tener reuniones vigorosas en el centro de la obra, donde  están los apóstoles. Tienen que ayudar en las reuniones de los sobreveedores para  que por medio de esta iglesia ustedes puedan ayudar a los hermanos responsables en este distrito. De otra manera, no tienen forma de ayudarles, ya que no tienen ningún modelo que mostrarles. No tienen sendero por donde llevarlos.

 

A un hermano que tenga la capacidad delante del Señor y que pueda aprender a ser un hermano responsable, ustedes deben dejarlo que aprenda en el centro de la obra mediante la reunión. Entonces, sus ojos serán abiertos para darse cuenta de que ha sido imprudente en su propia localidad. Muchas veces los hermanos me han dicho que ahora se han dado cuenta de que lo que hicieron anteriormente en la iglesia fue  verdaderamente imprudente. Muchos nunca han visto lo que es una iglesia espiritual, y cómo una iglesia espiritual debe ser cuidada. Muchas veces sólo se reúnen y toman decisiones de una manera ligera.

 

En esa reunión, ustedes mismos deben tomar las riendas y dejar que los hermanos responsables de esa localidad también tomen las riendas. Muéstrenles que esta reunión  es más seria que el tiempo en que Moisés estuvo en el monte. A él solamente le fue dada la ley, pero nosotros estamos cuidando de la iglesia. Cuidar de la iglesia es más serio que el hecho de que Moisés haya subido al monte para recibir dos tablas de piedra. Por lo tanto, ustedes deben hacer su hogar en la iglesia en donde esté el centro de la obra. Ese lugar debe ser fuerte. Solamente cuando sea fuerte, tendrán ustedes la manera de hacer fuertes a las iglesias circundantes y de introducirlas en la presencia del Señor.

 

LAS COSAS A LAS QUE DEBEMOS PRESTAR ATENCION EN LA REUNION DE LOS SOBREVEEDORES

 

Ser solemnes

 

En la reunión de los sobreveedores, ustedes necesitan introducir mucha solemnidad. No debe haber bromas, ni conversaciones triviales. Cuando vengan a esta reunión, deben decir: “Estamos manejando asuntos delante de Dios, y no debemos tener una actitud de dejadez”. Este es el momento en que el Sumo Sacerdote entra en el Lugar Santísimo, y este es el momento en que venimos delante de Dios para servirle. Aquí, no hay bromas. Venimos ante Dios para ver cómo debe ser la obra en esta región. Las palabras innecesarias deben reducirse, porque si abundan, les pasarán dos o tres horas y todo el


 

 

tiempo se les acabará. Todos deben venir de una manera seria y deben considerar las cosas punto por punto.

 

Sin hablar a espaldas de otros

 

Si hay algún hermano responsable que viene  a la reunión de  los sobreveedores y no da  su opinión en la reunión, pero sí la da frente a los hermanos y las hermanas, en la siguiente reunión se le debe reprender delante de los hermanos: “¡Usted no está  calificado para ser un hermano responsable!” Si ustedes tienen un sentir o  algo  que decir, deben decirlo en la reunión de los sobreveedores cuando  todos  los  hermanos están juntos. Si alguno no habla en la reunión  de los sobreveedores,  y sin embargo,  sale y habla a otros, es una persona con doble lengua. Tal persona no puede estar en nuestro medio. Deben reprenderle severamente, diciendo: “Hermano, ésta no es la manera en  que se comporta un cristiano, y tampoco es propio de un santo. No debemos hacer tal cosa. En la reunión de los sobreveedores, si usted tiene algún sentir delante de  Dios,  debe expresarlo. Si no lo expresa allí, no debe hacerlo en ningún otro lugar”.

 

Por favor, recuerden que la vida de toda la iglesia en su primera fase está en la reunión   de los sobreveedores. Si ustedes hacen que la reunión de los sobreveedores sea ligera, liviana o descuidada, si se toman las decisiones que se basan solamente en una conversación sin oración, la obra en esa área está acabada y será inútil. En ese lugar no hay nada de peso espiritual. Si no tienen ustedes nada almacenado, ¿con qué recursos  van a esparcirse a otros lugares? Esta reunión debe ser sólida. Para los hermanos responsables que vienen a esta reunión hay requisitos: si alguna palabra no vale la pena decirla aquí, tampoco vale la pena mencionarla en otro sitio. Si ellos quieren expresar algo, deben hacerlo aquí. Si no hablan aquí, tampoco deben hablar en otro lugar.

 

Espero que los hermanos responsables en todas las localidades sepan que si algún hermano sale de la reunión de los sobreveedores y habla a espaldas de los otros hermanos, él tendrá que asumir toda la responsabilidad delante de Dios. Ninguna emoción humana debe interferir, y de ninguna manera podemos ser descuidados en este asunto. Deben encargarle estrictamente: “Hermano, ésta no es una conducta cristiana”. Ustedes deben hablarle a él delante de todos: “Si tiene algo que decir, dígalo delante de los hermanos responsables que están entre los colaboradores; si lo dice a cualquier otra persona a espaldas de aquéllos, daña la unidad del Cuerpo”.

 

Sin decirlo a las esposas

 

Hay otro asunto. Nadie puede ir a su casa y contarle a su esposa nada de lo que ocurre    en la reunión de los sobreveedores. Y tampoco un hermano puede ir y decirle a un


 

 

segundo hermano nada de lo que ocurre en las reuniones de los sobreveedores. Esto es algo divino, y todos deben mantenerlo así. En esta reunión estos mismos principios se aplican en todo; no pueden hablar ligeramente, no pueden dejar escapar información, ni deben proferir palabras innecesarias. Por lo tanto, espero que sean estrictos acerca de esto. No sean sueltos. Entrenen a los hermanos, especialmente a los hermanos responsables, y dejen que se den cuenta de  cómo manejar los asuntos delante de Dios.  No los dejen ser descuidados. Cada vez que se manejen cosas delante de Dios, deben hacerse seriamente. A menos que todos estén de acuerdo en que ciertas cosas pueden hacerse públicas, no deben decirse a otros. No hay necesidad de que se les diga cada vez que ustedes no pueden decírselo a otros. No decirle nada a otros es el principio. Los asuntos en la reunión de los sobreveedores no deben ser transmitidos a otros.

 

Sin mencionar cómo se toman las decisiones

 

Si hay algunas cosas que puedan hacerse públicas, los  hermanos  responsables deben salir y decirlo a los hermanos. Pero, es mejor que lo tocante a cómo se llegó a esta decisión y cómo fue manejada en la reunión de los sobreveedores, sea enterrado en el sepulcro. No es necesario decir cómo se tomó la decisión. Este es un asunto delante de Dios y no un asunto para ser comentado. Espero que los hermanos aprendan a prestar atención a estas cosas.

 

LA IMPORTANCIA DE LA REUNION DE LOS SOBREVEEDORES

 

Todas las reuniones son llevadas a un nivel más alto

 

Si esta reunión es fuerte delante de Dios, todas las otras reuniones espontáneamente serán llevadas a un nivel más alto. Esta reunión es el centro de  todo. Si esta reunión  tiene un nivel alto, todas las reuniones durante la semana elevarán su nivel.

 

Todo nuestro ser concentrado en esta reunión

 

La energía espiritual que se consume en cuidar de una reunión de los sobreveedores es muy grande. Ustedes deben concentrar allí todo su ser, y los hermanos que están con ustedes deben hacer lo mismo. Después, consideren los asuntos punto por punto.

 

El atalaya de la iglesia

 

Esta reunión es el atalaya de toda la iglesia. Los santos no están conscientes de muchas cosas, pero ustedes las saben primero. Los santos no han visto muchas cosas, pero ustedes las ven primero. Los santos muchas veces no tienen un sentir, pero ustedes lo


 

 

tienen primero. Todo se percibe primero en esta reunión. Ustedes pueden percatarse en esta reunión de las dificultades alrededor suyo antes de que sean notorias. Por lo tanto, muchas veces al ocurrir algo, ustedes han anticipado la situación y ya han tomado las medidas del caso. Con el paso del tiempo, los ojos de ustedes serán más y más perspicaces. Necesitan aprender a usar sus ojos para prever las cosas en el futuro. Con más tiempo sus sentidos serán más y más lúcidos, y podrán saber qué es lo que va  a  pasar y qué no va a pasar.

 

No estoy diciendo que no debe haber oración ni espera en el Señor en el tiempo personal de ustedes, sino que la reunión de los sobreveedores es el momento para tratar corporativamente las cosas, y deben prepararse para esta reunión en su tiempo privado. Si ustedes no se preparan en su tiempo privado, cuando vayan a la reunión de los sobreveedores no tendrán nada que decir; cada vez que vayan no ocurrirá nada. ¿Ven esto? Si nada ocurre en las reuniones de los sobreveedores, es una evidencia,  una  prueba, de que todos los hermanos son ociosos delante de Dios, de que hasta los hermanos responsables son, corporativamente, ociosos delante de El. Si unos cuantos hermanos responsables son fuertes delante de Dios, sus ojos están abiertos, ellos  miran   y observan, y espontáneamente muchas cosas ocurrirán con ellos. El Sumo Sacerdote llevaba el pectoral de las doce tribus de Israel, y lo llevaba todo el tiempo. Esto significa que ningún día él podía quitarse el pectoral. Por tanto, ustedes deben aprender a llevar   el pectoral todos los días; así, cada día ustedes descubrirán algo acerca del pueblo de  Dios. En ninguna de las reuniones de sobreveedores hay tiempo suficiente. A ustedes les parecerá que cinco o seis horas, o tres o cuatro horas han pasado muy rápidamente. A veces en la reunión de los sobreveedores es necesario acortar las palabras debido a que  no hay más tiempo.

 

Una vez que la reunión de los sobreveedores sea fuerte, es fácil que otras cosas en la vida de la iglesia sean fuertes, debido a que en la reunión de los sobreveedores, se han tenido mucha consideración acerca de todas las reuniones. Si hoy día nuestra reunión del evangelio se ha debilitado, necesitamos concentrar todas nuestras fuerzas allí, y  los santos deben hacer lo mismo. Por lo tanto, la reunión de los sobreveedores es el atalaya de la iglesia, el lugar en donde se mantiene la guardia.

 

Respetada por todos los hermanos

 

Ustedes necesitan continuar trabajando hasta que un día todos los hermanos y las hermanas respeten la reunión de los sobreveedores. Ellos sabrán que este día o este medio día es el período de tiempo en que  los hermanos responsables  van delante de  Dios para atender los asuntos. Frecuentemente pienso que la reunión de los sobreveedores es como el cuarto de oración del padre de John G. Paton. Muchas veces


 

 

pienso que en todo el mundo no había otro padre como él. Ese anciano padre quizás nunca supo lo que ocurría, pero todos sus hijos sí lo sabían. Su casa no era muy grande. En un lado había un cuarto, en el otro, estaba la cocina, y en medio había un pequeño estudio. Cuando la puerta de ese pequeño estudio estaba cerrada, todos los hijos sabían que su padre había ido a tratar con las cosas delante de Dios. Durante ese rato, ningún niño se atrevía a hacer ruido, y todos caminaban suavemente. Aún cuarenta o cincuenta años después ellos no podían olvidarse de los suspiros de súplica que escuchaban proveniente de ese cuarto. Paton mismo dijo: “Hasta hoy día, todavía puedo oír a mi padre intercediendo por mí en ese cuarto”. El sabía que aquello era algo serio. Por lo tanto, debemos dar a conocer a los santos que el día en que los hermanos responsables tratan con los asuntos delante de Dios es un día designado. Algunos hermanos han entregado íntegramente todo para presentarse delante de Dios en nombre de la iglesia.

 

Así que, ustedes ven que algo resultará de la iglesia; la iglesia tendrá un camino. Por lo tanto, este asunto de la reunión de los sobreveedores está sobre los hombros de ustedes los hermanos responsables. Déjenme decirles de nuevo, que ustedes deben comenzar desde el centro de la obra en esta región. Hagan una obra sólida, aguerrida y seria. Después, pueden invitar a los hermanos de otros lugares.

 

Dos aspectos diferentes

 

Hoy en día, delante de Dios necesitamos dos aspectos diferentes. Uno  es  que necesitamos la comunión de los hermanos y hermanas. Después de haber prestado atención a este asunto en nuestro medio por veinte años, creo que  gradualmente  estamos progresando. Era distinto hace veinte años. Gracias a Dios que hoy día esta situación ha tenido un gran cambio. Hoy, al menos, los  santos  tienen sentimientos el uno hacia el otro.

 

El otro aspecto es que tenemos que conocer la autoridad de Dios. El  amor fraternal es una cosa, y cómo ser un siervo delante de Dios es otra. Ustedes necesitan  recibir  órdenes. Si quieren salir a la obra, necesitan oír la palabra delante de Dios antes de hacerlo. En estos días, necesitamos aprender juntos estas cosas.

 

El tiempo más solemne

 

Ustedes deben saber que ninguna hora es tan solemne como ésta. Este es el momento más solemne. Aprendan a acudir al Señor de una manera sencilla. Ustedes necesitan saber qué hacer delante de Dios. Tienen que tener confianza, ser piadosos, sencillos para el servicio, y sin barreras entre ustedes y el Señor. Ustedes deben  hacer todo  bien en todo aspecto. Entonces tendrán el camino libre delante de ustedes.


 

 

En cualquier otro tiempo pueden ser íntimamente familiares unos con otros. Sin embargo, al llegar a tal reunión, ya no es una cuestión de cuán bien se conozcan el uno al otro, puesto que éste es el momento en que verdaderamente nos presentamos delante de Dios. En ocasiones ordinarias hablamos de amor fraternal. En esta ocasión no hablamos de amor fraternal, sino que éste es el tiempo para acudir juntos a Dios a fin de ser Sus siervos. Nosotros estamos delante de Dios para recibir instrucciones juntos a fin de salir  a la obra. Aprendan a oír con solemnidad la palabra de Dios delante de El.

 

Cuando no sepamos cuál sea la voluntad de Dios, debemos decirlo, y debemos pedir, indagar, aprender, y orar delante de Dios.

 

Cuando nuestra condición es propia y los hermanos se reúnen, todo es cosa simple y sin mucha dificultad. Es una cosa seria que nosotros vayamos delante de Dios.

 

La cuestión del número

 

También quiero traer a colación el asunto del número. Si hay cinco, seis, siete u ocho de ustedes los colaboradores que pueden coordinar cosas juntos, entonces la reunión de los sobreveedores puede tener de veinte a treinta personas. No es necesario que haya  más.  Si hubiera más gente, la reunión sería difícil de manejar. Deben designar un número de personas en la reunión de tal manera que ésta pueda manejarse. Si pueden conducir la situación con tres, traigan a tres. Si pueden hacerlo con diez, traigan a diez. No traigan más gente de la que puedan manejar. Aprendan a saber que estamos delante de Dios como si estuviésemos conduciendo un consejo militar. Esto tiene que ser muy estricto.

 

Pueden dejar que los que vinieron de otros lugares regresen después de  dos  o  tres meses, para que hagan su trabajo adecuadamente.

 

Yo creo que algún día todos los hijos de Dios gradualmente se darán cuenta de que al menos una vez por semana un grupo de hermanos va delante de Dios para tratar con las cosas en nombre de ellos y a favor de toda la iglesia.


 

 

 

 

CAPITULO DOS

 

EL SERVICIO SACERDOTAL

 

Primeramente debemos establecer el principio de que todos los hijos de Dios son sacerdotes que deben servir a Dios. Teniendo presente este principio, veamos cómo podemos guiar a todos los hermanos  y hermanas a ser sacerdotes en una iglesia local.   En otras palabras, veamos qué clase de arreglos debemos hacer en el trabajo espiritual a fin de que todos los creyentes puedan participar en las cosas espirituales, tanto  los nuevos creyentes como los que han conocido al Señor por muchos  años.  Necesitamos  ver cuáles cosas espirituales en una iglesia local pueden ser atendidas por los hermanos   y hermanas.

 

ALGUNOS ASUNTOS  ESPIRITUALES QUE TODOS LOS CREYENTES DEBEN HACER

 

En el comienzo, en Foochow y también en Shanghái, dispusimos algunos asuntos para que fuesen hechos por todos los hermanos y hermanas locales. El primero fue la predicación del evangelio.

 

En segundo lugar, después de que una persona ha escuchado el evangelio y recibido al Señor, debemos ir a visitarle, trayéndole por el camino recto y mostrándole cómo ser cristiano.

 

Lo tercero es el asunto de visitar a los nuevos creyentes. ¿Cómo debemos ayudar a los  que han venido de otras religiones, han creído en el Señor, han venido al camino recto y han sido bautizados?

 

En cuarto lugar, en la iglesia aún hay muchas otras necesidades. Algunos  creyentes tienen dificultades en sus familias; algunos tienen enfermedades; otros sufren pobreza; otros tienen muertes u otros acontecimientos en sus familias. Todas estas clases de situaciones existen entre los hijos de Dios. Esta gente también necesita el servicio y la ayuda de la iglesia. Podemos calificar tales servicios como visitas a los que están en situaciones especiales. Esta es otra cosa que pueden hacer todos los hermanos y hermanas.

 

El quinto asunto es el cuidado de los hermanos y hermanas que se han mudado lejos de aquí y de los que se han mudado de otros sitios acá. Siempre he pensado que esto es algo muy importante. Hoy día si los hermanos y hermanas se mudan a otras ciudades, aun


 

 

con carta de recomendación, debemos seguir cuidándolos posteriormente. También debemos cuidar especialmente a los hermanos y hermanas que han venido de  otros sitios.

 

Estos cinco puntos son suficientes para nuestra consideración de los  asuntos  espirituales.

 

I.  PREDICAR EL EVANGELIO

 

A lo primero que debemos prestar atención es que entre los ministros de la palabra establecidos por Dios en la iglesia, uno es llamado evangelista. Además, Pablo le dijo a Timoteo que hiciera obra de evangelista (2 Ti. 4:5). Cuando comparamos estas dos afirmaciones, vemos un asunto muy importante, esto es, que Dios ha establecido en la iglesia una categoría de gente que se llama evangelistas; pero a los que no son evangelistas, el mandamiento del apóstol es que deben hacer obra de evangelista. En otras palabras, los evangelistas deben predicar el evangelio, y los  que  no  son evangelistas deben hacer la obra de evangelista. Un evangelista es un don  específicamente establecido por Dios. Si Dios le ha dado a alguien el don de ser un evangelista, entonces debe concentrarse en predicar el evangelio para traer gente a la iglesia. Sin embargo, si el tal no es establecido por Dios como un evangelista, entonces la palabra del Señor es que todos los hijos de Dios deben hacer la obra de evangelista.

 

En otras palabras, acerca del trabajo de predicar el evangelio, el que puede hacerlo debe hacerlo, y el que no puede hacerlo, también debe hacerlo. El evangelista, que es alguien que puede hacerlo, tiene que hacerlo. Los que no son evangelistas, esto es, los que no pueden hacerlo, también deben hacerlo. Este trabajo debe tener lugar en todas partes. Los jóvenes, así como Timoteo, deben hacerlo. De hecho, todos, en todas partes, deben hacer la obra de evangelista.

 

Por esto ustedes deben alentar a todos los hermanos y hermanas a que pasen tiempo yéndose a hacer la obra de predicar el evangelio. Nunca deben permitirles que estén ociosos y se olviden de los pecadores, y nunca permitan que sólo unos cuantos hagan la obra de predicar el evangelio. Debe dárseles a conocer a todos los hermanos y hermanas que cada uno es un sacerdote y que cada uno debe servir a Dios. Hay un servicio que es llamado el servicio del evangelio. En el trabajo y servicio espiritual, hay algo llamado la obra de evangelista. Debemos ayudar a los hermanos a que presten atención especial a este punto.

 

II.  OCUPARSE DEL EVANGELIO


 

 

Ocuparse del evangelio es algo que debemos practicar delante de Dios. Espero que todos los hermanos y hermanas tomen esta responsabilidad de cuidar de los pecadores en la obra de predicar el evangelio.

 

Esta responsabilidad comienza desde que se trae a una persona a las  reuniones  y termina hasta que es bautizada. Necesitan enseñarles a los hermanos y hermanas cuán grande es la responsabilidad de ellos al traer a una persona de un hogar, o de  una escuela, o de un hospital, o de una oficina, a las reuniones. Ellos deben seguir trayendo a esta persona hasta que sea guiada a conocer al Señor, a recibir al Señor, y a  ser  bautizada. Esto es lo que debe hacerse en el cuidado y la visitación del evangelio.

 

Trayendo a la gente a las reuniones evangelísticas

 

Cuando cuide de un pecador, debe hallar un modo de traerlo a la reunión evangelística. Uno no debe traer muchos al mismo tiempo. Por supuesto, si  trae  usted  muchos también está bien. Pero si quiere que sean bien cuidados, sería mejor que una persona trajera solamente tres o cuatro. Si usted trae muchos, no podrá cuidarlos. No queremos establecer una ley, pero de dos a cuatro es un buen número. No traiga muchos; sin embargo, esto no quiere decir que si la oportunidad lo permite, no puede traer más. Si puede traer treinta o cincuenta estudiantes de la escuela, también sería bueno. Pero cuando lo haga, inmediatamente tiene que pedirle a los hermanos responsables que lo ayuden a encontrar algunos hermanos o hermanas que puedan compartir con usted la responsabilidad de cuidarlos. Supongamos que usted sólo pueda cuidar de cuatro personas, pero usted ha traído cuarenta. Todavía hay treinta y seis que usted no puede cuidar. Por lo tanto, usted debe pedirle a los hermanos responsables que hagan los arreglos necesarios para que unos cuantos hermanos y hermanas ayuden a cuidarlos.

 

Sentándose entre ellos

 

Ahora debemos ver la manera de atender la reunión evangelística. Deben prepararse Biblias e himnarios. Se debe acomodar a los cuatro nuevos de tal manera que dos se sienten a la izquierda y dos a la derecha de usted. No debe haber más de dos a cada lado, porque sería complicado cuidar de más de dos. Cuando se lea la Biblia, les debe ayudar a encontrar los versículos. Cuando se canten los himnos, debe ayudarles a encontrarlos. A muchos de ellos es necesario explicarles de qué manera  están dispuestas las páginas. Si  el coro del himno se repite, también les debe decir esto. No debe pensar que todos son capaces de hacerlo. Ellos nunca antes han cantado un himno ni han leído la Biblia, así  que usted debe ayudarles.


 

 

Durante la predicación, si alguno no entiende, debe usted explicarle en voz baja. ¿Se acuerdan de la anécdota que contó el señor Wakes cuando estaba predicando en Shanghái? Dijo que una vez un predicador británico fue a Japón, y estaba predicando en un área pública muy grande, un día cuando había mucha gente allí. Las primeras  palabras del predicador fueron: “Todos ustedes saben cómo los israelitas salieron de Egipto”. Cuando el señor Wakes escuchó esto, inmediatamente corrió a decirle que tal  vez él debía utilizar dos horas para explicarles quiénes eran los israelitas y qué era eso de salir de Egipto. Tenemos que darnos cuenta de que hay muchas cosas que la gente no entiende. Aunque no podamos utilizar dos horas para explicar, como el señor Wakes sugirió, al menos podemos usar un par de frases en voz muy baja para explicarles a ellos.

 

Fortaleciendo con oración

las palabras que se están predicando

 

El trabajo más importante de usted es ayudar a la predicación en la reunión. La predicación del evangelio no es para que usted la escuche, ni para que usted la critique.  La predicación que se hace desde la plataforma es para que los pecadores la escuchen. Muchas veces el evangelio no fue predicado bien, debido a que los hermanos no escucharon apropiadamente. Tenga presente que usted no está allí para criticar, sino  para ayudar. El evangelio no es predicado para que usted lo escuche; el evangelio es predicado para que los pecadores lo escuchen. Por lo tanto, cuando se dé cuenta de que son usadas algunas palabras de peso, o que algunas palabras son habladas con un  espíritu liberado, debe orar silenciosamente mientras ellos están sentados a su lado. Puede usted orar: “¡Oh Señor, imparte esta palabra en la gente!” o “¡Señor, usa esta palabra para que esta persona sea salva! o “¡Señor, usa esta palabra para que sean salvos estos dos!” Puede ser que el Señor le dé dos porque usted pidió dos. Si pide uno, el Señor le dará uno. Si pide cinco, el Señor le dará cinco. Usted fortalece la palabra que está siendo predicada con su oración por los cuatro que están bajo su cuidado. Mientras los cuida, usted ora. Esto es lo que usted debe hacer en las reuniones, y esto es por lo que todos deben ser responsables.

 

Dispuesto a ser asignado a atender a los nuevos

 

Los que no trajeron a nadie deben cuidar del excedente traído por otros. Durante la predicación del evangelio, todos estos hermanos deberían sentarse  al lado y  esperar a  ser asignados por el hermano que ese día sea responsable de la atención de los nuevos. Escuchar el evangelio requiere compañerismo. Ellos escuchan el evangelio, y usted los atiende. Usted debe sentarse al lado de los nuevos, tal vez al lado de  dos o cuatro  de ellos, para escuchar con ellos, aunque usted no los haya llevado.


 

 

Durante la predicación, los hermanos y hermanas deben estar cerca de la puerta, o si el espacio lo permite, deben sentarse en la parte posterior de la sala de reunión, para esperar a ser asignados por el hermano que ese día esté encargado de la atención de los nuevos. Si ve entrar a varios nuevos, debe ir a sentarse con ellos para ayudarles. El cuidado del evangelio tiene dos aspectos; por un lado, tenemos  que traer a  la gente, y  por otro, debemos cuidarlos en la reunión. Cada uno debe traer gente y cuidar a aquellos que trae. Los que no han traído a nadie, también deben aprender a cuidar de los que  otros han traído a la reunión. Todos los hermanos y hermanas tienen que ser llevados al punto en el que todos tengan algo que hacer.

 

Mientras se saca la red

 

Cada vez que predicamos el evangelio, siempre debemos sacar la red. Echar la red es    una cosa, pero sacarla es otra. Usted no les pide a los peces  que salten a la red; usted  saca la red. Cuando la predicación se ha terminado, y el que está en la plataforma comienza a sacar la red por medio de exhortar a la gente a que levante la mano para indicar su deseo de recibir el evangelio, entonces es necesario que usted ayude en este trabajo. No importa qué método se use. Tal vez uno use un método,  y otro quizás use  otro método. Nada de esto importa. Estas cosas son flexibles. Siempre y cuando él pueda sacar la red, aunque tenga que saltar al océano para hacerlo, estará bien. En este momento, usted debe ayudarle a hacer el trabajo de sacar la red. En este momento usted tiene que ayudar a los nuevos. Entre aquellos que usted esté cuidando, va a tener mucho que hacer. Por un lado, necesita orar, y por otro, necesita ser muy fuerte para  persuadirlo, diciendo: “Pienso que, debido a su pecado, usted debería levantarse para recibir al Señor”. Si usted tiene la certeza de que el orgullo es lo que  le  impide  levantarse, podría decirle: “Debe ser humilde, no debe ser orgulloso. Debe recibir al Señor”. O si usted sabe que el amor al mundo es la razón por la cual él no se levanta, puede decirle: “¿Hay algo en el mundo por lo cual valga la pena demorarse? ¿Por qué esperar otra ocasión? Si le parece que su tiempo ha llegado, no demore.”

 

No esperar durante cuatro meses

 

Lo más importante en la predicación del evangelio es no esperar durante cuatro meses. Mucha gente comete el error común de esperar durante cuatro meses. Pero el Señor  Jesús nos dijo que no esperásemos durante cuatro meses. La palabra del Señor Jesús fue muy peculiar. El dijo: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo ... ya están blancos para la siega”. Dos o tres días quizás esté bien, pero cuatro meses es mucho. La cosecha del evangelio va mucho más allá del  concepto del hombre. No sea tan necio como para pensar que aún tiene que esperar cuatro meses


 

 

después que la semilla ha sido sembrada. El Señor Jesús dijo que si siembra la semilla hoy día, puede segar hoy día. No hay tal principio de esperar cuatro meses.

 

Mientras el evangelio está siendo predicado, cuando esté sentado al lado de la gente, según su criterio, el momento puede haber llegado o no, pero el factor tiempo no debe limitarlo. Si la persona está lista, debe usted alentarle a que crea; si no está lista, aún debería alentarle a creer. Simplemente no existe tal principio de esperar cuatro meses. Puede ser que usted no espere que alguien crea, pero cuando él cree, él verdaderamente cree. Tal vez usted considere que otro está listo, pero resulta que no es nada  confiable. Por lo tanto, tenemos que alentar a todos a que crean.

 

Algunas personas parecen completamente ignorantes. Pero, por favor, recuerde que si alguien puede entender o no, no depende de usted; depende de si el Espíritu Santo lo ilumina o no. Conozco a varios hermanos que al principio creyeron de una manera falsa, pero finalmente fueron salvos en una manera genuina. Fueron forzados por otros a que creyeran, pero finalmente creyeron genuinamente. Por lo tanto, en lo que respecta a alentar a otros a que crean, no debe usted decidir de antemano cómo lo hará. A veces, al llegar el momento propicio usted debe alentarlos; en otras ocasiones, aunque el  momento no sea propicio, también debería alentarlos.

 

Después de la reunión

 

Después de que la reunión haya terminado, debe continuar con ellos para  guiarlos a  orar, y para hablar con ellos. Siempre debe traerlos delante del Señor, guiarlos a orar y a recibir al Señor, y luego ayudarles a que apunten su nombre. Cuando apunte el nombre  de cada uno de ellos, debe asegurarse de que el número y la calle de la dirección sean correctos. Debido a que en el pasado muchos registros tenían direcciones  equivocadas,  se desperdició mucho esfuerzo cuando tratamos de visitarlos después.  Si  es  posible, haga una pregunta como: “¿Qué día está usted libre?” o “¿Qué hora sería más  conveniente para usted?” Cuando asiente el nombre de cada uno de ellos, escríbalos rápidamente para que a los nuevos no les incomode su lentitud al escribir. Después de que el registro ha sido completado déselo a los hermanos responsables. Después, otros hermanos pueden visitarlos para compartir más con ellos.

 

Impartiendo la necesidad, el conocimiento y la decisión a la gente

 

Algunos reciben al Señor porque tienen una necesidad, pero no tienen el conocimiento del evangelio. Otros tienen el conocimiento del evangelio, pero no tienen una necesidad. Y hay además otros que sienten que tienen una necesidad y también el conocimiento, pero no pueden tomar la decisión en ese momento. Todos estos son asuntos en los que


 

 

usted  tiene que trabajar. A los que no tienen la necesidad, usted tiene que impartir a  ellos el entendimiento de que tienen la necesidad. A los que no tienen el conocimiento, usted tiene que impartirles el conocimiento. A los que carecen de decisión, usted tiene que impartirles la decisión.

 

Hablándoles acerca del bautismo

 

Después de que los haya llevado al punto en que estén claros, inmediatamente usted   debe hablarles del bautismo. Siempre tiene que visitarlos una, dos, o tres veces; no sabemos cuántas veces sea necesario. Pero de todas formas, cuando los lleve al punto en el que puedan ser bautizados, entonces, entréguelos a los hermanos responsables.

 

Antes que comience la reunión

 

Hay otra cosa que presenta un problema muy difícil cuando se asiste a una reunión evangelística. Antes que comience la reunión, vemos cinco o diez filas de personas que están meramente sentadas ahí. Algunos pueden haber venido una hora antes. Hay dos sitios en donde el paso del tiempo es particularmente lento, uno es el infierno y el otro,  las reuniones de  la iglesia. Cuando una persona va al infierno, le parece que el tiempo   allí es muy largo. Cuando una persona que no es salva viene a una reunión de la iglesia, también le parece que el tiempo allí es muy largo. Esta persona no es salva, y le parece que el tiempo es largo. Puede ser que haya llegado mucho antes que comience la predicación del evangelio. Si se va, se sentirá incómodo, y si meramente se sienta allí, se sentirá confuso. Esa hora de espera es insoportable. A veces tengo una sensación profunda acerca de esto. He visto  que algunos traen nuevos a la reunión, y los sientan  fila tras fila, y allí esperan durante un período de tiempo. Algunos tienen que esperar media hora, otros una hora. Si ustedes vieran sus rostros, son como  lo  que el  Señor Jesús dijo: “Eran como ovejas que no tenían pastor”. ¿Qué esperan ustedes que ellos hagan? Si se les pide que vayan a sus casas y regresen, no tendrían suficiente tiempo. Si los dejan ahí sentados esperando, no tendrán nada que hacer. Por lo tanto, antes que comience la reunión, también hay que cuidar de ellos.

 

Nunca permitan que los que no son creyentes se sienten solos. Desde el comienzo deben siempre sentar a dos o a cuatro de ellos al lado de un creyente. Los que  hagan  este trabajo deben estar equipados con una armadura completa. Deben tener folletos, mensajes evangelísticos impresos, y Biblias listas para que los que sepan leer los lean, y tienen que hablar a los que no saben leer bien o a los que sean analfabetas. En todo caso, todos los hermanos y hermanas deben estar allí para cuidarlos. Si usted permite que se sienten sin hacer nada, a pesar de que al comienzo hayan sido como agua hirviendo, se enfriarán. Por lo tanto, debe aprender a sentarse entre ellos.


 

 

Todos somos sacerdotes

 

No hay manera de que esta obra se haga sin que todos presten servicio. Ustedes tienen que mostrarles a los hermanos y hermanas que cada uno es un sacerdote; por lo tanto, todos deben tener algo que hacer. Si éste es el caso, inmediatamente verán que entre nosotros todas las reuniones evangelísticas en todo lugar serán muy prevalecientes. Esto es la iglesia predicando el evangelio. Debemos prestar atención especial a esta  palabra. Es la iglesia la que predica el  evangelio. Todos los hermanos y hermanas trabajan en  ello; todos ellos son sacerdotes, y todos vienen a servir. Si no es éste el caso, entonces no hay iglesia. Así que no se jacten de que tienen la iglesia local en tal o cual lugar. ¿Dónde está, en realidad, la iglesia hoy?

 

La cantidad de sacerdotes determinan el pueblo de Dios

 

Permítaseme repetir algo que he dicho por muchos años. Hoy día, tengo un sentir particularmente profundo al respecto. El número de personas que sirven, determina el número de personas en la iglesia. En un lugar, la cantidad de personas que prestan servicio es la cantidad de personas en la iglesia. El número de sacerdotes determina el pueblo de Dios. No debe invertir el asunto y decir que la cantidad de la gente de Dios determina la cantidad de los sacerdotes. Esto es incorrecto. La cantidad de sacerdotes determina el pueblo de Dios. El número de los que prestan servicio determina el pueblo de Dios.

 

No hay miembros inútiles

 

Cuando estaba en Inglaterra, conocí a un hermano muy erudito. El dijo que había  muchos miembros con función y que también había muchos miembros sin función. Pero yo le dije que en la Biblia todos los miembros tienen una función, y que no  hay  miembros sin función. Si hay un miembro sin función, probablemente es el apéndice. Cuando él oyó esto, se rió. Mucha gente piensa que algunos miembros tienen  una  función y que otros miembros no. ¿Me pueden decir qué miembro no tiene función?

¿Dónde está el miembro que no tiene función? En todo el cuerpo, el único miembro sin función es el apéndice, y uno no debe considerar que por coincidencia se refiere a él. El apéndice es el miembro del cuerpo que más frecuentemente es quitado. Por favor, recordemos que todos los miembros tienen una función. Espero que veamos ahora que   la cantidad de miembros con función es la cantidad de miembros del Cuerpo.

 

Un cuerpo de sacerdotes


 

 

Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. Hoy en día debemos ver que servir significa que toda la iglesia sirve y que predicar el evangelio quiere decir que toda la iglesia predica el evangelio. El servir como sacerdotes incluye a todos. La cantidad de hermanos y hermanas que sirven determina la cantidad de miembros en  una localidad. La cantidad de personas que sirven determina la cantidad de hermanos y hermanas en    la iglesia. Siempre debemos determinar la cantidad de hermanos y hermanas  en  la iglesia sobre la base de la cantidad de los que sirven. De ahí que no debe haber mil o  cinco mil hermanos en una localidad y solamente unos cuantos sirviendo. En nuestro medio no podemos tolerar que ningún miembro carezca de función. No podemos  tener  ni un solo miembro carente de función. Por favor, recuerde que como miembro del Cuerpo de Cristo, usted tiene una función. Es imposible que usted no tenga una función. Si no entiende este principio básico, no hará un buen trabajo. Hermanos y hermanas, hablando con franqueza, ustedes no pueden hacer la obra. Eso no es el Nuevo Testamento; eso es el catolicismo deformado, con el sistema de sacerdotes. Nosotros no tenemos un sistema de sacerdotes; más bien, somos un cuerpo de sacerdotes. Cada  uno es un sacerdote.

III.  CUIDAR DE LOS NUEVOS CREYENTES La reunión para la edificación

de los nuevos creyentes

 

Después que una persona ha creído, es bautizada, y ha llegado a ser un nuevo creyente, debemos traerlo a nuestra reunión, preparada de antemano, para la edificación de los nuevos creyentes. En esta reunión tendremos para ellos un tema específico para que lo aprendan cada semana.

 

Llevándoles las lecciones que perdieron y cuidándolos

 

Una vez que una persona ha comenzado a venir a las reuniones para la edificación de los nuevos creyentes, debe ser puesta bajo el cuidado de aquellos creyentes en la iglesia que tengan mayor madurez que ella. ¿Cómo se puede brindar este cuidado? Los  que cuidan de los nuevos creyentes deben asegurarse de que los nuevos creyentes estén poniendo en práctica las lecciones presentadas cada semana.

 

Si no vienen a una reunión, ustedes deben visitarlos inmediatamente y darles  una  lección que supla la carencia. Entre aquellos que vienen a la reunión, durante la semana debe usted buscar a los cinco o diez que están bajo su cuidado y ver si entienden la  lección que fue compartida esa semana.


 

 

En este punto, quiero tener una pequeña comunión con ustedes  hermanos, especialmente con los que son ministros de la palabra. Creo que todos hemos tenido muchas experiencias que tal vez hayan sido  desgarradoras,  vergonzosas y  embarazosas, y hasta algunas experiencias que nos hayan enfadado. Hoy en día usted puede haber compartido un mensaje muy elevado, pero si verifica con los hermanos, verá que el mensaje fue como un viento que pasó sobre el techo. No hubo ni una brisa cerca de sus oídos, ni siquiera sobre sus cabezas. Si no lo cree, pídales que hagan preguntas después que usted haya hablado, y vea qué clase de preguntas tienen. Siempre he dicho que las preguntas que se hacen revelan cómo están los que escuchan, la predicación revela cómo está el predicador. Muchas veces, después de presentar un mensaje muy espiritual y de dar oportunidad a los que escuchan de hacer preguntas, usted ve que se han desviado considerablemente, hasta un punto que es inconcebible.

 

Por lo tanto, no debemos pensar que un nuevo creyente va a entender un mensaje simplemente porque es dado desde la plataforma. Usted tiene que ir y visitar a estos nuevos creyentes. Esta es la visitación de los nuevos creyentes, o el cuidado  de  los nuevos creyentes. Usted tiene que comunicar el mensaje a cualquiera que no lo haya escuchado; y tiene que determinar cómo fue recibido por aquellos que lo escucharon. Ellos no lo obtienen simplemente por escuchar el sonido, ni por contar el número de veces por segundo que mi voz vibró en el aire. Deseamos que ellos escuchen claramente las palabras de la lección. Por lo tanto, en cuanto a este asunto, los hermanos responsables del cuidado de los nuevos creyentes necesitan laborar de una manera cuidadosa.

 

Haciendo que los nuevos creyentes cuiden a los que no son creyentes

 

Otro aspecto al que tenemos que prestar atención es que todos los nuevos creyentes pueden inmediatamente cuidar los incrédulos. Por otro lado, debemos poner unos cuantos hermanos fuertes a que trabajen con ellos. Un hermano que ha sido salvo por varios años debería coordinar con ellos y cuidarlos, guiándolos paso a paso. Debe mostrarles a los nuevos creyentes que puesto que ellos ya han creído en el Señor, son sacerdotes delante de El. Todos los sacerdotes deben ejercer un servicio. Hoy en día este servicio delante de Dios consiste en servir, ya sea a los que no son creyentes o  a los nuevos creyentes. Qué tan bien los nuevos creyentes procedan en este asunto depende totalmente de cuán bien usted los cuide.

 

Laborando en los cincuenta y dos temas


 

 

Todos saben ahora que han sido preparados cincuenta y dos temas para la edificación de los nuevos creyentes cada año. De estos cincuenta y dos temas, cada semana prepararemos uno para compartirlo. Los hermanos de más madurez deben estar muy familiarizados con estos temas y ellos mismos deben practicarlos. Después que ellos los han practicado, tienen que guiar a los nuevos creyentes a que también los practiquen. Además, deben estar muy familiarizados con estos nuevos creyentes porque muchos de estos cincuenta y dos temas ponen énfasis en el asunto de la conducta, y así exigen un esfuerzo concentrado para aplicarlos. Después que lo han hecho ellos mismos, pueden conocer la situación real de los nuevos hermanos, de manera que pueden alentarlos, o aun instarlos a que también lo hagan. Esto no es algo que podamos hacer sólo por medio de escuchar mensajes. Solamente escuchar mensajes no lo logrará; se necesita tener la práctica. Necesitamos alcanzar el punto  donde  podamos decir: “Tengo que practicarlo  yo mismo”. Por lo tanto, por un lado, necesitan ustedes predicarles este mensaje, y por otro, debe haber hermanos que hagan el esfuerzo de tratar con ellos acerca del tema específico cada semana. Vayan y búsquenlos, ínstenlos, motívenlos a que se decidan, y estimúlenlos a que practiquen. Hay muchos problemas, cuya naturaleza requiere no solamente una visita, sino que requiere cuidado durante varias semanas o meses. En cuanto al asunto de la lectura de la Biblia y la oración, deben ustedes ver si ellos en  verdad leen la Biblia de una manera adecuada, y si han progresado en su oración. La iglesia necesita poner un gran énfasis en estas cosas antes de que pueda ser traída a una condición adecuada. Por lo tanto, espero que nosotros, especialmente los colaboradores, veamos que por esta razón hago hincapié en que el problema hoy día no es cuestión de conocimiento sino cuestión de guiar de manera apropiada. Todas las iglesias locales necesitan hacer esto con todo el corazón. Ya que este trabajo es tan pesado, no podemos dejarlo pasar tan descuidadamente.

 

Un perito arquitecto

 

El camino que estamos tomando hoy día es totalmente distinto de nuestro camino en el pasado. Hoy día los obreros no deben hacer el trabajo, sino que deben inducir a otros a que hagan el trabajo. ¿Está esto claro? Si los obreros están siempre trabajando ellos mismos, esto nunca puede hacerse apropiadamente. Les digo de nuevo, si salen a la obra y son ustedes mismos los que trabajan, han fracasado. Pablo no sólo trabajó él mismo, sino que también era un perito arquitecto. Ustedes necesitan aprender a trabajar y también a ser peritos arquitectos que guían a los hermanos y hermanas a trabajar. Esta  es la manera en la que debemos trabajar con los que no son creyentes, y también con los nuevos creyentes.

 

Con los nuevos creyentes solos ya hay suficientes cosas en que ocuparnos.  Ustedes  tienen que aprender delante de Dios a guiar a muchos hermanos uno por uno a que


 

 

suplan las lecciones que han perdido estos  nuevos creyentes.  Estos  hermanos deberían ir uno por uno a las casas de los nuevos creyentes y examinar qué tan bien están practicando las lecciones. Deben comprobar cuidadosamente si cada uno de ellos ha practicado la lección esa semana. Los hermanos deben exhortar a los nuevos creyentes a leer la Biblia cada día y deben comprobar si la han leído el día que los visiten. No es cuestión de si el mensaje fue hablado o no, sino cuestión de si, después de haber oído la palabra, los nuevos creyentes la han practicado o no. Los hermanos deben sugerir que usen una agenda de oración. Luego, deben verificar cómo van sus oraciones y si han escrito nombres en la agenda o no. Un hermano puede haber escrito cinco nombres, y otro, quizás cinco mil. ¿Qué deberían hacer los hermanos? ¿Está en lo correcto el que tiene cinco nombres o el que tiene cinco mil? Los hermanos deben aconsejarles que no escriban cinco mil nombres; eso es demasiado. Deben arreglar las cosas una por una y mostrarles cómo hacerlo.

 

IV.  ENCARGARSE DE LOS PROBLEMAS

 

Al encargarse de los problemas no hay necesidad de que muchos hermanos sean involucrados. La tarea de predicar el evangelio, de cuidar del  evangelio, y de cuidar de  los nuevos creyentes requiere la movilización de casi todos. Encargarse de los problemas no debe ser llevado a cabo de esta manera. Hay hermanos y hermanas que delante del Señor tienen una medida espiritual de más peso que la de otros, y ésta debe  ser de  mucho peso. No hay necesidad de que haya muchos hermanos de esta clase. Sólo cuatro   o cinco de estos hermanos son necesarios para referirse a una necesidad en particular.

 

Si un hermano se ha encontrado con dificultades,  estos hermanos  deben ayudarlo. Si  hay algunos que tienen momentos de gozo, estos hermanos deben regocijarse con ellos, ayudarles y orar con ellos. Si hay algunos que estén afligidos por alguna muerte, estos hermanos deben afligirse juntamente con ellos, ayudándoles y  orando junto con ellos.  Tal vez haya algunos que tengan dificultades y conflictos en la familia; estos hermanos deben resolverles sus problemas, orar por ellos y alentarlos. Problemas tales como éstos, o asuntos tales como ayudar a los pobres, pueden entregarse a los hermanos y hermanas responsables de atender estos problemas.

 

En la iglesia, cuando los hermanos se encuentren con problemas, o si surgen algunas situaciones especiales, ustedes deben ayudar a estos hermanos  y hermanas a  que vayan  y hagan algunos arreglos relacionados con estos problemas que hay entre los santos.  Cada vez que los hermanos y hermanas escuchen que algo ha ocurrido entre algunos hermanos y hermanas, ellos deben notificar inmediatamente a  los  hermanos  y hermanas encargados y permitirles que encuentren una solución para satisfacer la necesidad. Envíen dinero a los que estén en pobreza; alimenten a los hambrientos;


 

 

vistan a los que no tengan qué ponerse; consuelen a los que tengan dificultades, visiten a los que estén en prisión; oren por los  que estén enfermos; resuelvan los problemas de   los que tengan dificultades familiares.

 

Un pensamiento insensato

 

Deseo que los hermanos y hermanas sepan de un pensamiento insensato. No sé cuándo  se originó este pensamiento. Algunas personas verdaderamente piensan  que en la  vida de la iglesia no debemos encontrar problemas. Pero, por favor, recuerden que ha habido problemas desde los tiempos de la iglesia apostólica. Desde los tiempos de la iglesia apostólica, la iglesia siempre ha sido una iglesia con problemas y no una iglesia sin problemas. Nunca deben ustedes considerar que una situación en la que hay muchos problemas implica que la condición de la iglesia es inadecuada. Por favor, recuerden que no pasaron muchos días después de Pentecostés cuando el problema de Ananías y Safira ocurrió en la iglesia. Y no mucho después de eso se suscitó el problema de las viudas de los griegos. Poco después, Esteban fue martirizado, y luego Pedro fue echado en la prisión. Esta clase de problemas continuó ocurriendo. Desde el comienzo, la historia de  la iglesia ha sido una historia con infinidad de problemas. Solamente una iglesia mundana tendrá pocos problemas; la iglesia genuina siempre tiene muchos problemas. No conozco la fuente de este pensamiento necio. No hay ni una iglesia que sea siempre serena, sin ninguna clase de dificultades ni fracasos. Siempre ha habido  bendición por  un lado, y dificultades por otro.

 

Fue en los tiempos de los apóstoles que la iglesia tuvo más dificultades. Miren las siete iglesias en Apocalipsis. Las cinco que estaban dañadas tuvieron poca persecución. Una iglesia, la iglesia en Esmirna, no fue reprendida por el Señor, pero Esmirna fue una  iglesia que fue martirizada. Una iglesia, la iglesia en Filadelfia, fue alabada por Dios. El Señor le dijo a esa iglesia: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia”. Había muchas cosas allí que requerían que la iglesia tuviese paciencia. Guardar la palabra del Señor no es guardar la palabra de tranquilidad del Señor, sino la  palabra de paciencia  del Señor. Hubo muchas cosas por las que tuvo que pasar la iglesia. Nunca deben pensar que la única prueba de la bendición del Señor es que la iglesia esté en paz y tranquilidad, avanzando continuamente. Es posible que la iglesia tenga muchos problemas, pero esto no significa que el Señor no la esté bendiciendo. Así que, los hermanos responsables de encargarse de los problemas tienen que hacer los arreglos necesarios para manejar todas las dificultades en la iglesia.

 

V.  CUIDAR DE LOS CREYENTES

QUE SE HAN MUDADO A OTROS LUGARES

Y DE LOS QUE HAN VENIDO DE OTROS LUGARES


 

 

El último punto relacionado con los asuntos espirituales es el cuidado de los hermanos y hermanas que se mudan a otros lugares y de los hermanos y hermanas  que han venido  de otros lugares.

 

Con respecto a los hermanos que se mudan a otros lugares

 

Escribir una carta de recomendación no es la última responsabilidad

 

Después que un hermano se muda a otro lugar, el escribir una carta de recomendación para ellos nunca debe ser la última responsabilidad, como ocurre hoy día una vez que un hermano se muda, que simplemente le escribimos una carta y damos por terminado el asunto. ¿Cómo le estará yendo desde que se mudó? ¿Cómo estará la iglesia en donde él está? No lo sabemos. Esta puede ser la manera en que este hermano se pierde. Los hermanos en Foochow han pasado por esto. Muchos solamente escribieron cartas de recomendación, y fue así como algunos se perdieron. Esto claramente es un fracaso de la obra de una iglesia local.

 

La necesidad de que algunos sean responsables de la correspondencia

 

Espero que cuando haya un hermano o hermana que se mude de la localidad de ustedes, haya algunos hermanos que hagan dos cosas con ellos. Algunos deben ser responsables  de mantener correspondencia con ellos para informarles de la situación en su iglesia anterior. Esto debe ser algo definitivo. Cuando un hermano se  mude,  necesitan  averiguar quién en la reunión era especialmente allegado a él y si alguien le está escribiendo. En Shanghái por mucho tiempo me sentí muy avergonzado, casi hasta el punto de condenación, debido a que una persona se mudó y por cinco años nadie le escribió. Eso fue el fin de él. Ni siquiera sabemos qué pasó con él. Estamos verdaderamente avergonzados. Pensé que algunos  hermanos  mantenían correspondencia con él. Pero, según resultó, nadie estaba manteniendo correspondencia con él, y ése fue su fin.

 

Algunos se han mudado a los pueblos, y los hemos perdido. Sería necesario dedicar mucho esfuerzo para recobrarlos. No podemos seguir perdiendo gente y al  mismo  tiempo predicar el evangelio. Esto no es provechoso.

 

Cuando un hermano se mude, debe haber algunos hermanos que sean asignados a mantener correspondencia con él. Le deben escribir una carta a la semana o dos cartas    al mes, pero no menos de una carta al mes. Deben mantener correspondencia con él por


 

 

carta para informarle de la situación en las reuniones y de la situación de los hermanos y hermanas. No podemos ser flojos con respecto a esta clase de situación. Si hubiese diez cartas de recomendación escritas hoy día, éstas deberían ser entregadas a los hermanos responsables, quienes a su vez deben decirles a otros dos o tres hermanos que un hermano se acaba de mudar a Peking o a Amoy. Ellos deben decir: “Quisiéramos que le escriban al menos una carta al mes. Ustedes deben mantener correspondencia con él, estén ocupados o no”. Esto es un servicio. En su correspondencia, no deben  escribir  cosas vanas, y tampoco deben escribir de una manera descuidada. Deben mencionar específicamente cuál es la situación entre los hermanos en las reuniones y su condición espiritual.

 

Por cada persona que se muda, debe haber al menos unos cuantos que mantengan correspondencia con él. O pueden asignar a dos específicamente para  ser responsables  de todos ellos. Estos dos hermanos tienen que ser responsables de cuidar de aquellos hermanos que se hayan mudado. Con regularidad ellos deben averiguar si los que se han mudado han contestado la correspondencia y si han encontrado dificultades; tienen que averiguar cómo les va.

 

Si trabajamos de esta manera, Dios nos bendecirá. Podremos dar cuenta de cada uno de estos hermanos que se han mudado, y cada uno de ellos podrá estar firme. Tenemos que laborar en este asunto atentamente. Esto es algo que hemos aprendido después de haber sufrido por muchos años. Hemos perdido a muchos de esta manera. Así que, espero que los hermanos de cada localidad sean muy estrictos en este asunto. Cuando un hermano  de entre nosotros se mude, siempre debemos atarle una cuerda como si fuera una  cometa. La cuerda debe estar siempre en manos de ustedes. Siempre debe haber dos o tres hermanos que tengan comunión con él. Si éste es el caso, los problemas serán reducidos grandemente. Si él tiene situaciones especiales en el otro lugar, podemos notificar a los hermanos en esa localidad. Siempre habrá una manera de cuidar de él; de otra manera, lo perderemos. En tal caso no habrá nada más que podamos hacer.

 

Enviándoles resúmenes

 

Cuando haya mensajes especiales en las reuniones o cuando haya una  buena palabra en la predicación del evangelio, algunos hermanos deben apuntarlo. Deben anotar el punto central del mensaje. No necesitan escribir todo, tampoco necesitan escribir todos los mensajes dados en un mes en particular. Deben apuntar solamente los puntos importantes y centrales. Al menos esto puede ser una provisión para los hermanos que están ausentes de las reuniones.


 

 

Supongamos que un hermano se muda de Foochow a Shanghái. Nunca consideren que por haber escrito una carta de recomendación,  se han lavado las  manos de la situación. Si hacen esto, después de recomendar a la persona no sabrán si el otro lado  lo  ha recibido o no. No sabrán ustedes dónde vive ni cuál es su situación, y tampoco sabrán la situación de la iglesia en ese lugar. Por lo tanto, por un lado, entre nosotros existe la necesidad de que varios hermanos mantengan correspondencia con él; por otro, algunos hermanos deben tener la responsabilidad de apuntar los mensajes hablados en las reuniones, ya sean palabras para los creyentes o bien palabras evangelísticas, y enviarlas  a ese hermano, por lo menos una vez al mes. Pueden enviarse en una carta o como una copia impresa. Pueden decirle que en la reunión cierto hermano propuso un buen ejemplo o que en la reunión cierto hermano habló algunas palabras que le ayudaron mucho a usted. Esto puede ser incluido en la correspondencia. También puede incluir algunas palabras que usted considere de peso. Usted puede imprimir o copiar estos apartes y enviárselos mes tras mes. De esta manera se puede sostener a estos hermanos uno por uno.

 

Si laboramos en estos dos aspectos, no habrá problema con los hermanos que se muden. Además, aquí en China hay lugares donde no hay reuniones. Estos resúmenes enviados por correspondencia pueden ser de mucha ayuda a los que se mudan a esos lugares. Más aún, hay hermanos que se van de Shanghái al  extranjero.  Frecuentemente  nos preguntan dónde pueden asistir a las reuniones. No nos atrevemos a decirles dónde deben reunirse. Mudarse de esa manera puede hacer que se sientan solos, y esto puede ser muy peligroso. Si Dios no los cuida, no hay manera de que crezcan. Si no hay suministro alguno, ¿cómo podemos hacer que crezcan? Por lo tanto, si estos mensajes pueden ser enviados constantemente, podemos al menos hacer que los hermanos que se han mudado sean muy estables. Aunque su condición tal vez no sea excelente, al menos pueden ser más o menos estables.

 

Manteniendo correspondencia con la iglesia que recibe

 

Mi pensamiento es que en el futuro, con respecto a los hermanos que se mudan, las  cartas de recomendación nunca pueden ser la última palabra. Como iglesia, después de uno o dos meses, debemos escribir una carta a la iglesia donde esté ese hermano. Debemos poner atención a esto: dígales: “El mes pasado un hermano fue enviado a su localidad. ¿Cómo está ese hermano ahora?” Debemos pedirles que nos contesten. Podemos decirles en la carta: “Hemos enviado a un hermano a su localidad. ¿De qué manera lo están ayudando? ¿Cuál es la condición espiritual de este hermano desde que llegó a ustedes? ¿Cómo lo están atendiendo?” Si hacen estas preguntas, una  iglesia  ociosa no podrá contestarles. Muchas veces la gente puede estar ociosa. Una iglesia


 

 

también puede estar ociosa. Nosotros tememos a la gente que está ociosa. Cuando obramos de esta manera, muchas iglesias locales no podrán estar ociosas. Tendrán que responder. Van a decir: “Lo estamos guiando de esta manera”, o dirán: “No lo estamos guiando”. Si nunca le han ayudado, pueden mandarles cartas exhortándolos a que en el futuro ayuden a los hermanos que se muden de otros lugares a su localidad y que deben prestar atención a este asunto.

 

Respecto de hermanos de otros lugares

 

Ahora vamos a considerar el cuidado de los hermanos que vienen de otros  lugares. Espero que muchos hermanos y hermanas en nuestras reuniones se animen a servir a estos santos. Este también es uno de los deberes de sacerdote. Debemos predicar el evangelio, debemos ocuparnos del evangelio, debemos cuidar de los nuevos creyentes, debemos hacernos cargo de los problemas, debemos cuidar de los que se ausentan de las reuniones, y debemos cuidar de los que vienen de otros lugares.

 

Asignando esta responsabilidad a los que cuidan de los hermanos  que se han mudado a otros lugares

 

Los hermanos que son responsables del cuidado de los hermanos y hermanas que se han mudado a otros lugares, pueden al mismo tiempo cuidar de los hermanos que  han llegado de otros sitios. Debido a que estos hermanos reciben las cartas de los que se han mudado a otros lugares, pueden entender las dificultades de los hermanos que han llegado de otros sitios. Por ejemplo, treinta hermanos se mudan de Foochow. Un grupo  de hermanos les escriben, y aquéllos contestan. Estos hermanos pueden darse cuenta de las dificultades encontradas en otros lugares. Especialmente entienden las aflicciones,   las tentaciones y los peligros para los hermanos que se mudan a otros lugares. Ellos ven esto más que cualquiera, y también lo entienden más claramente. Por lo tanto, naturalmente lo más conveniente es pedirles a estos hermanos a que guíen a los que han venido de otros lugares para estar entre nosotros, y que cuiden de ellos.

 

No es necesario que sea por largo tiempo

 

El tiempo de este cuidado no necesariamente debe ser largo. Después de dos o tres  meses, estos hermanos que han venido de otros lugares pueden ser considerados hermanos locales, a quienes se les puede pedir que cuiden de diferentes asuntos por sí mismos. Los hermanos y hermanas que han sido responsables de cuidarlos pueden  seguir adelante cuidando de otros nuevos hermanos que hayan  venido. Si no se hace  esto, no podrán cuidar de todos. Siempre debe darse que cada grupo deje lugar para el siguiente grupo. De esta manera se puede laborar en muchos otros creyentes.


 

 

Por ejemplo, si dos hermanos de Trinan vienen a Tsingtao, los hermanos que cuidan de esto deben estar personalmente en comunión con ellos por dos meses. Tal vez a la larga  se vayan, pero durante este período de tiempo los hermanos deben estar en comunión  con ellos. Estos son los deberes de los que sean responsables de cuidar de los hermanos que vienen de otros sitios. Después de dos o tres meses, si estos dos hermanos desean radicarse allí, otros dos o tres hermanos pueden comenzar a tener una comunión particular con ellos. De esta manera, estos dos que vinieron de otros lugares pueden ser entregados a otros. Después de un tiempo, tal vez vengan dos hermanos de la iglesia en Weihaiwai; los hermanos que cuidaron de los dos primeros que se mudaron a Tsingtao deben cuidar a éstos también. Siempre debe realizarse esto grupo por grupo, por  un  lado, dejando que unos sigan por su cuenta, y, por otro, encargándose de otros. Es necesario atender adecuadamente cualquier necesidad o dificultad especiales. Si estas cosas se pudieran practicar más, no habría mucho problema con los hermanos que se mudan a otros lugares.

 

EL CAMINO DEL SERVICIO

 

Sin preferencia de tener un mensaje el día del Señor

 

Hermanos, no sé si ustedes han pensado en esto alguna vez. Quisiera, de  veras, tener  una plática de corazón a corazón con ustedes. ¿Se han dado cuenta ustedes de que hoy  día el protestantismo da énfasis a los mensajes los domingos? Yo creo que éste es el problema hoy en día. Espero que en estos días consideren a fondo este asunto. ¿Quieren ustedes solamente mantener una reunión externa el día del Señor, la reunión matinal de predicación? El próximo año cuando vaya a Tsingtao, Cantón o Peking, preferiría no ver que se dieran mensajes los domingos por la mañana, sino más bien, preferiría ver que todos y cada uno de los hermanos en Peking están sirviendo y que todos y cada  uno de  los hermanos están ocupados; durante la predicación del evangelio cada uno estaría predicando; durante el tiempo en que se tiene que cuidar de la gente, cada uno estaría cuidando de la gente; durante el tiempo de la cosecha, cada uno estaría recogiendo; después de la cosecha, cada uno estaría cuidando de otros; cuando haya cosas que requieran responsabilidad, habría hermanos tomando la responsabilidad. Yo diría que esto es la iglesia. Si en una localidad hay una reunión fuerte de predicación el día del Señor por la mañana, pero le falta el servicio de parte de todos y cada uno de los hermanos, lo que hay allí no es una iglesia; lo que hay allí es el protestantismo. Si entre nosotros hay cuatro, cinco o diez hermanos que hacen un buen trabajo, mientras que los demás están inactivos, lo que tenemos allí es el sistema sacerdotal del catolicismo y el sistema pastoral del protestantismo. Eso no es la iglesia.


 

 

Ningún miembro inactivo

 

En la Biblia, la iglesia es una iglesia que predica el evangelio, una iglesia que visita a la gente, y una iglesia que cuida de otros. Es el Cuerpo de Cristo en una localidad. En el Cuerpo no hay miembros inactivos. Si algún día pudiera haber un grupo de hermanos o incluso una iglesia entera, en la que todos sirven, todos cuidan de las cosas espirituales adecuadamente, todos toman responsabilidad, y todos están ocupados, entonces  eso sería el verdadero Cuerpo de Cristo.

 

El servicio de la iglesia es hoy nuestro camino

 

Nuestro camino hoy en día es diferente al de antes. Usted no debe considerar que está    en lo correcto simplemente porque ha hecho mucho trabajo y ha tenido muchas experiencias en el pasado. Hoy en día hemos dado un giro completo. ¡Nosotros no reconocemos al catolicismo! ¡No reconocemos al protestantismo! El camino del catolicismo y del protestantismo es absolutamente diferente del  nuestro.  Nuestro camino es el camino del servicio de la iglesia.

 

Espero que ustedes hermanos presten especial atención a este asunto, porque cuando vayan a laborar en sitios distintos, es muy fácil olvidarse de la visión.  Es  muy  fácil perder la visión cuando la labor es ardua. Espero que cada vez que trabajen, mantengan  la visión delante de ustedes. Es solamente cuando  tienen la visión que pueden trabajar.  Si no ven la visión no podrán trabajar. Tal vez lo que tengan sea simplemente lo que vieron dos meses atrás. Aunque tengan el sentir de que la carga todavía está sobre ustedes, de nada sirve. Los hermanos y hermanas todavía no se han levantado y aún no están participando en la obra. Por lo tanto, no nos preocupamos de cuán  grandes sean  las dificultades externas, o cuánto hable la gente. La cuestión es si genuinamente hemos visto o no el camino del servicio. Debido a que lo hemos visto  claramente,  ponemos todas nuestras fuerzas en esto, para hacer que también todos trabajen en esto. Si hay mucha gente, agradezcamos a Dios; si hay pocos, no importa. La iglesia debe tomar este camino.

 

Si hay una iglesia local con dos mil hermanos y hermanas, y solamente  quinientos  sirven, mientras mil quinientos no lo hacen, debería parecernos algo extraño. Si hay quinientos hermanos y hermanas, deben ser, entonces, quinientos los  que  sirven; de  otra manera, los hermanos no podrán sobrellevar la carga.


 

 

 

 

CAPITULO TRES

 

EL SERVICIO LEVITICO

 

No es necesario decir mucho acerca del servicio de los levitas, debido a que es un asunto muy simple. El trabajo levítico es diferente del trabajo sacerdotal. Los  sacerdotes son para servir a Dios y para atender las cosas del tabernáculo. Los levitas son para servir a los sacerdotes, es decir, para ayudar a los sacerdotes. En otras palabras, el servicio sacerdotal representado en el Antiguo Testamento es un servicio espiritual. Pero el servicio levítico se refiere al servicio de los asuntos prácticos. Los levitas lavaban los becerros, derramaban la sangre, llevaban fuera el estiércol, ayudaban a desollar las ofrendas y también transportaban los enseres del tabernáculo. Cada vez que la columna de nube de Dios se levantaba, el tabernáculo era desmantelado y los levitas  transportaban las cosas del tabernáculo. Todas estas cosas son el servicio levítico.

 

DEL MUNDO PERO NO EN EL MUNDO

 

Aunque lo que hacen los levitas no es espiritual, lo que hacen está relacionado con Dios    y con la espiritualidad; es del mundo, pero no en el mundo. Las cosas que hacen se encuentran en la iglesia. Por lo tanto, en la Biblia, el servicio de los  diáconos es levítico  en naturaleza.

 

Hay diáconos en las iglesias locales. El trabajo de los diáconos en las iglesias locales es levítico en naturaleza. Ellos se encargan de los asuntos prácticos, y estos asuntos están relacionados con la iglesia.

 

TODOS DEBEN APRENDER

 

En lo tocante a los asuntos prácticos de la iglesia, los hermanos y hermanas deben estar muy interesados y tener mucha claridad al respecto. Sin importar qué clase de asunto  sea, todos deben poner las manos en ello. Por ejemplo, la limpieza del lugar de reunión y el cuidado y arreglo de las frazadas y sábanas que pertenezcan  a la iglesia corresponden  a la naturaleza del servicio de los levitas. El cuidado de los menesterosos entre nosotros,  y la recepción y el envío de los hermanos y hermanas que visitan, también son tareas    que corresponden a la naturaleza del servicio levítico. Se puede ver que hay una gran cantidad de trabajo que corresponde a la naturaleza del servicio levítico. Hay mucho trabajo en la oficina de servicio de la iglesia, el cual también es levítico.


 

 

Cuando se da que una persona sirve a Dios, por un lado, se tiene el trabajo sacerdotal, y por el otro, se tiene el trabajo levítico. Tanto  el uno como el otro deben ser realizados.  Por una parte, usted participa en el servicio espiritual, y por otra, usted también tiene  que encargarse de los asuntos prácticos. Recordemos que Esteban y algunos otros se encargaban de servir alimentos. Ese era el servicio de los diáconos, el trabajo de los levitas. Cuando los discípulos distribuyeron los panes y recogieron doce cestas de fragmentos y cuando en otra ocasión recogieron siete cestas de fragmentos, estaban haciendo el trabajo de diáconos. En particular, la responsabilidad de  Judas  de encargarse de la bolsa era asunto de los diáconos. El Señor Jesús, en el pozo de Sicar, envió a Sus discípulos a que comprasen alimentos. Tal adquisición  de  alimentos  también era trabajo de los diáconos. Estas cosas ocupan una gran parte del trabajo cristiano. Esta categoría de cosas es lo que todos en la iglesia debemos aprender adecuadamente delante de Dios.

 

AYUDA EN LAS TAREAS DOMESTICAS

 

Hermanos y hermanas, creo que en este punto puedo hacer una sugerencia. Por favor presten mucha atención a esto. Hay muchos hermanos y hermanas que tienen algún tiempo libre. También hay muchas hermanas que no tienen nada de tiempo en sus hogares. Tienen que cocinar y tienen que cuidar de sus niños. ¿Por qué no podrían los hermanos en el servicio de los levitas tomar la responsabilidad en este asunto por medio de hacer arreglos para que alguien vaya al hogar de los hermanos o las hermanas para ayudarles? Los hermanos responsables podrían decirles que hay dos hermanas entre nosotros que pueden ayudarles a lavar la ropa dos horas a la semana. Esto también es trabajo de los levitas. En los tiempos de los apóstoles, las viudas de los helenistas no fueron bien atendidas y hubo algunas murmuraciones. Así era la iglesia. Aunque eso no era algo espiritual sino más bien un asunto práctico, con todo era necesario hacerlo.

 

DOCE COSAS QUE PERTENECEN A LOS ASUNTOS PRACTICOS

 

Hay muchas cosas que podemos considerar delante del Señor: 1) el trabajo de la  limpieza; 2) el arreglo del salón y el trabajo de acomodar; 3) la necesidad de un grupo de hermanos y hermanas que se encarguen del partimiento del pan y de los bautismos. Algunos deben ser responsables del pan y de la copa para la reunión del partimiento del pan. También necesitamos algunos que hayan sido entrenados en cuidar de los asuntos relacionados con los bautismos, tal como ayudar a los que están siendo bautizados a  bajar y subir del agua, cambiarse de ropa, etc. 4) Dar a los pobres que están entre los incrédulos. Cuando los incrédulos se ven afectados por desastres, como inundaciones o incendios, la iglesia debe cuidar de ellos. 5) Cuidar de aquellos que sean pobres entre


 

 

nosotros; 6) la recepción y el envío de los hermanos; 7) la contabilidad; 8) el servicio de cocina; 9) la oficina de servicio; 10) el servicio de transporte. En lugares donde se tiene carros o camionetas disponibles, alguien debe supervisar su uso. 11) El trabajo de oficina que incluye el manejo de la recepción y el envío de correspondencia; y 12) ayudar a los hermanos y hermanas pobres a hacer sus quehaceres domésticos, incluyendo lavar la ropa, coser, remendar, etc.

 

Yo siempre espero que cada hermano y hermana tome la carga por los asuntos prácticos. Nunca permita que exista una situación donde algunos tengan qué hacer mientras que otros no estén haciendo nada. El servicio de la iglesia siempre es para todos. Si entre nosotros hay algunos hermanos y hermanas que tienen tiempo, sería bueno que ellos ayudasen a otros hermanos y hermanas en sus quehaceres domésticos. Cada semana podrían ir a la casa de otro hermano o hermana, para ayudarles  durante una  o dos  horas, haciendo algunas cosas para ellos. Especialmente es bueno que las hermanas que sean amas de casa, adineradas y de buena posición, vayan a la casa de algún hermano o hermana para ayudar a lavar la ropa o a remendar. No deberían solamente tener gente trabajando para ellas, mientras ellas mismas no hacen nada. Como cristianas les  conviene ir a la casa de los hermanos y hermanas pobres a hacer cosas con sus propias manos.

 

EL PRINCIPIO DE QUE TODOS SIRVAN

 

Ya he hablado suficiente acerca de los asuntos prácticos. Deben tener claridad  delante   de Dios acerca de este principio de que todos los hermanos y hermanas deben ejercer tanto servicio espiritual como servicio práctico. No importa cuánto pueda hacer cada  uno. Yo espero que todos trabajen y hagan lo mejor que puedan.  Si este  asunto  puede ser arreglado adecuadamente, la iglesia podrá progresar paso a paso. Hermanos, repito que deben darse cuenta de que la responsabilidad que está sobre ustedes es muy grande,  y que las cosas que están en sus manos los mantendrán muy ocupados. Deben trabajar hasta tal punto que traigan a todos los hermanos a la misma condición en la que están ustedes. Cuando todos los hermanos vengan y sirvan juntos, la iglesia en esa localidad tendrá un fundamento. Cuando otros vean esto, sabrán que la iglesia está en nuestro medio. Todos trabajan, todos comparten las cosas prácticas, y todos participan en las cosas espirituales.

 

HACER QUE NEGOCIEN TODOS LOS QUE TENGAN UN TALENTO

 

Quisiera dirigirme a los hermanos responsables. Ustedes tienen el  hábito  natural  de usar solamente a los que tienen dos talentos. La historia de la iglesia siempre ha sido así.


 

 

Los que tienen cinco talentos pueden avanzar por sí solos; no hay necesidad  de  cuidarlos. Pero a los de un solo talento es muy difícil ayudarles. Una palabra  o dos,  y ellos entierran su talento de nuevo. Los de dos talentos, son los más disponibles. Tienen cierta habilidad, ellos pueden hacer las cosas bien, y no entierran sus talentos. Pero si ustedes solamente pueden usar a los de dos talentos, y no pueden usar a los de  un  talento que están en cada localidad, han fracasado totalmente.

 

He dicho esto en Foochow, lo he dicho también en Shanghái, y lo diré de nuevo hoy.

¿Qué es la iglesia? La iglesia es todos los de un talento que vienen a participar en el servicio de la iglesia, en la parte práctica y en la parte espiritual. No puede usted menear la cabeza y decir: “Este es inútil”, y: “Aquél es inútil”. Si dice usted  que éste es inútil y  que aquél es inútil, la iglesia está acabada y usted ha fracasado totalmente. Si usted  piensa que él es inútil, él verdaderamente será inútil. Usted puede decirle  que  de acuerdo a sí mismo, él por supuesto es inútil, pero que el Señor le ha dado un talento y desea que todos los de un talento salgan y negocien. El Señor puede usarlos. Si usted no puede usar a los de un talento, eso prueba que delante del Señor usted no puede ser un líder. Usted tiene  que usar a todos los hermanos y hermanas que son “inútiles”. Este es  el trabajo de los hermanos que están en la obra. No deben usar solamente a  los  hermanos y hermanas útiles, sino que también deben hacer que todos los hermanos y hermanas inútiles sean útiles.

 

El principio básico es que el Señor no le ha dado a nadie menos de un talento. En la casa del Señor, no hay ni un solo siervo que no tenga un don; cada uno tiene al menos un talento y no puede tener menos de un talento. Nadie puede excusarse diciendo que el Señor no le ha dado un talento. Quisiera que ustedes se dieran cuenta de que todos los hijos de  Dios son siervos delante de  El. Si son hijos, son siervos. En otras palabras, si  son miembros, tienen un don; si son miembros, son ministros. Si pensamos que hay alguien a quien el Señor no puede usar, no conocemos nada de la gracia de Dios en absoluto. Debemos conocer la gracia de Dios tan profundamente que cuando Dios llame  a alguien Su siervo, nunca nos levantemos a decir que no lo es. Hoy día, si usted escogiese, tal vez seleccionaría a tres o cuatro de toda la iglesia. Pero Dios dice que todos son siervos. Ya que Dios dice esto, debemos dejarlos que sirvan.

 

Hermanos y hermanas, de ahora en adelante, si proseguimos en nuestra obra o no, y si esta obra tiene éxito o no, depende de lo que podemos decir hoy día de nuestra obra delante del Señor. ¿Hay solamente algunos trabajando? ¿Hay  sólo  algunos especialmente dotados haciendo la obra? ¿O todos los siervos del Señor participan en el servicio y toda la iglesia está sirviendo? Este es todo el problema. Si este problema no puede ser resuelto, no tenemos nada.


 

 

EL CUERPO DE CRISTO ES VIVIENTE

 

El Cuerpo de Cristo no es una doctrina, sino algo viviente. Todos  debemos  aprender esto: solamente cuando todos los miembros funcionan, tenemos el Cuerpo  de  Cristo. Sólo cuando todos los miembros funcionan, se tiene la iglesia.

 

Nuestro problema hoy día es que hemos heredado el sistema sacerdotal del catolicismo romano y el sistema pastoral del protestantismo. Si en estos días no tenemos cuidado, también aparecerá entre nosotros cierta clase de sistema mediador. Seremos los únicos que nos encargamos de todas las cosas en el servicio de Dios. Solamente predicar el Cuerpo de Cristo es inútil; debemos dejar que el Cuerpo trabaje y exprese sus funciones. Ya que es el Cuerpo de Cristo, no debemos temer que le falten funciones. Ya que es el Cuerpo de Cristo, podemos poner nuestra fe en él. El Señor desea que cada miembro en cada localidad se levante y sirva.

 

DIOS HA IDO DELANTE DE NOSOTROS

 

Si tengo razón, de acuerdo a mi discernimiento es posible que la hora haya llegado. Las cartas que he recibido de diferentes lugares y las noticias que he oído de todas partes indican que hoy en todas partes todos los santos están listos para presentarse a servir. Dios ha ido delante de nosotros; nosotros debemos seguirlo.

 

Es mi deseo que ni siquiera un solo hermano entre nosotros salga y en vez de guiar a los hermanos y hermanas a servir, los reemplace así siendo un fracaso. Espero que cuando vaya usted a cierto lugar, al comienzo guíe a ocho o diez a que sirvan, y después de cierto tiempo ellos guiarán a sesenta, a ochenta, o a cien a que sirvan allí. Entonces en la siguiente visita que usted haga, tal vez vea mil o dos mil personas sirviendo allí. Esto es   lo correcto. Si usted tiene que usar a los de cinco talentos reprimiendo a los de dos talentos, y a los de dos talentos reprimiendo a los de un talento, usted no es siervo del Señor. Usted debe hacer que todos los de cinco talentos se levanten y sirvan, y que todos los de dos talentos se levanten y sirvan, y también deben hacer que todos los de  un talento se levanten y sirvan. Debe hacer que se levanten y sirvan también aquellos que usted piensa que no son útiles. Así, aparecerá la iglesia gloriosa.

 

En Foochow preferiría ver a todos los sencillos pueblerinos sirviendo, que a tres o cinco hermanos sobresalientes predicando. No admiro a aquellos que sobresalen. Me gustan  los de un talento.

 

El Señor podría darnos, en Su gracia, más Pablos y más Pedros, pero no lo ha hecho. El mundo entero está lleno de hermanos y hermanas de un talento. ¿Qué haremos con esta gente? ¿Dónde los vamos a poner?


 

 

FILADELFIA DEBE APARECER

 

En este entrenamiento aquí en la montaña, si  Dios verdaderamente trata con nuestro yo y con nuestro trabajo hasta tal punto que salgamos a proveer una  manera  para  que todos los de un talento sirvan, por primera vez la iglesia comenzará a ver lo que es el  amor fraternal, y Filadelfia aparecerá.

 

Hoy en día la iglesia no solamente necesita la supervisión, sino también amor fraternal. Creo en la autoridad y también creo en el amor fraternal. Sin autoridad la iglesia  no puede seguir adelante. “Has guardado mi palabra” (esto es autoridad). “Y no has negado mi nombre” (esto es autoridad). Filadelfia tenía estas dos clases de autoridad. Pero Filadelfia misma es amor fraternal. Todos los hermanos se presentaban y servían en amor. Cuando tal día venga, comenzaremos a conocer lo que es la iglesia. De otra  manera, si continúa la situación actual, todavía seguiremos influenciados por los  vestigios del catolicismo romano y del protestantismo; no sabremos qué son los  hermanos de Filadelfia ni qué es la autoridad de la iglesia.

 

DOS CAMINOS: EL DON Y LA AUTORIDAD

 

Hoy día creo que tenemos dos caminos propuestos claramente delante de nosotros. Si el Señor puede realmente abrirse paso en nuestro medio, el camino que hemos tomado en los últimos diez, veinte o treinta años será completamente cambiado. El  punto de  vista de ustedes no puede ser el mismo de antes; tiene que ser quebrantado y aplastado.

 

Nadie es dejado fuera

 

Primeramente, no deben ustedes usar a un hermano solamente porque es útil ni dejarlo fuera si no lo es. En la iglesia ningún miembro debería ser dejado fuera. Esta no es la manera que usa el Señor. Hoy día, si el Señor ha de recobrar Su testimonio, El  debe  hacer que todos los miembros de un talento se levanten. Todos los que pertenecen al Señor son los miembros del Cuerpo. Cada uno debe levantarse y debe estar en  su  función. Si éste es el caso, ustedes verán la iglesia. Hoy en día, mientras ustedes están aquí en la montaña, consideren cada lugar. Ustedes casi tienen que  decir: “¿Dónde está  la iglesia? ¿Dónde está Cristo?” Parece que ni la iglesia ni el Señor están por ahí. Cuando salgan a trabajar, nunca desprecien a los miembros de un talento, nunca los reemplacen, y nunca los repriman. Tienen que confiar en ellos de todo corazón. Ustedes deben hacer que ellos laboren. Si Dios tiene la seguridad de llamarlos a ser siervos, ustedes también deben tener la seguridad de llamarlos a ser siervos.

 

La autoridad trata con la carne


 

 

En segundo lugar, en la iglesia no tememos a las actividades carnales. Dos líneas tienen que ser establecidas en la iglesia: una es la autoridad y la otra es el don. Todos los de un talento tienen que venir a servir, trabajar y dar fruto. Ustedes tal vez pregunten: “¿Si todos los de un talento aparecen con su carne y todo, qué haremos?” Déjenme decirles que la carne debe ser tratada, y la manera de tratarla es usar la autoridad que representa a Dios.

 

El don y la autoridad son dos cosas completamente distintas; el don es el don y la autoridad es la autoridad. Los de un talento deben usar su don. Y con los que son carnales, ustedes deben hacer uso de la autoridad. Si un hermano permite que su carne interfiera mientras está trabajando, debe decírsele: “Hermano, eso no está  bien. Usted  no debe dejar que su carne interfiera”. Díganle: “Esa actitud es incorrecta. No  permitimos que tenga esa actitud”. Cuando le hablen de esa manera, al día siguiente probablemente se irá a su casa y desde entonces no hará nada más. Entonces ustedes tienen que buscarlo y decirle: “No, usted  todavía debe  hacer el trabajo”. Es posible que  la carne surja de nuevo, pero aún así ustedes deben dejar que haga el trabajo. Deben decirle de nuevo: “Usted debe hacer esto, pero no le permitimos que haga aquello”. Siempre haga uso de la autoridad para tratar con él.

 

Esta es la mayor prueba. Una vez que el Señor use a los de un talento, la carne de ellos inmediatamente se inmiscuirá. La carne y “un talento” están unidos. Debemos rechazar  la carne, pero tenemos que usar a los de un talento. La situación de hoy día es que nosotros enterramos la carne, ellos entierran el talento, y la iglesia se queda sin nada.

¡Esto no puede ser! Tenemos que hacer uso de la autoridad para tratar  con la  carne,  pero también tenemos que pedirles que manifiesten su talento. Tal vez digan:  “Si  trabajo, no está bien, y si no lo hago, tampoco está bien. ¿Entonces, qué haré?” Deben ustedes decirles: “Por supuesto, que si trabaja, está mal debido a que introduce la carne; pero si no trabaja, también está mal porque entierra el talento. El talento debe entrar, pero no la carne”.

 

En la iglesia, si puede mantenerse la autoridad y puede incluirse las funciones de todos los miembros, verá usted una iglesia gloriosa en la tierra y el camino de recobro  será  fácil. No sé cuántos días más el Señor ha puesto delante de nosotros. Creo que nuestro camino será más y más claro. Tenemos que usar todo nuestro entendimiento y todas nuestras fuerzas para que todos los hermanos y hermanas se levanten a servir. Cuando ese tiempo llegue, la iglesia será manifestada, y el Señor regresará. Que el Señor sea misericordioso y tenga gracia para con nosotros, para que hagamos lo mejor.


 

 

 

 

CAPITULO CUATRO

 

LOS MINISTROS DE LA PALABRA EN LA IGLESIA

 

Hoy queremos invertir cierto tiempo para considerar la situación de los ministros de la palabra en las iglesias locales.

 

NO HAY NECESIDAD DE MANTENER

LA REUNION DE PREDICACION EL DIA DEL SEÑOR

 

Según nuestra costumbre en el pasado, las iglesias en todas las localidades siempre han mantenido la reunión de predicación el día del Señor. En el pasado, en la reunión de los colaboradores en Hankow, vimos claramente que no hay necesidad de que una iglesia local mantenga la reunión de predicación el día del Señor, porque esta clase de reunión  no es una reunión de la iglesia. Los  mensajes impresos en La vida cristiana normal de   la iglesia hablan de esto de una manera muy detallada. La reunión de oración es una reunión de la iglesia. La suministración de los ministros de la palabra  en 1 Corintios  14 es una reunión de la iglesia. La reunión de la mesa del Señor es una reunión de la iglesia. Sin embargo, la reunión matinal de predicación del día del Señor es un producto del catolicismo y del protestantismo, y no es una reunión de la iglesia. Realmente es una reunión de la obra, más que una reunión de la iglesia.

 

La razón por la cual no pudimos abolirla

 

Por seguir lo que hacen las naciones

 

Aunque no hay necesidad de mantener la predicación del día del Señor en una iglesia local, ¿cuál ha sido nuestra experiencia en los diez años que han pasado desde que tuvimos las reuniones  en Hankow? Todavía mantenemos la reunión de predicación el  día del Señor siguiendo lo que hacen las naciones a nuestro alrededor. Parece que  muchas localidades no pueden soportar la ausencia de la predicación los días del Señor. Ya que todas las naciones a nuestro alrededor tienen predicaciones el día del Señor, se nos ha hecho difícil abandonarla. Por lo tanto, hemos seguido lo que han hecho las naciones. Hemos visto en los diez años, de  1938  a 1948, que lo que vimos en Hankow  era correcto, que la predicación los días del Señor no es una reunión de la iglesia local;   no obstante, ¿por qué hasta el momento no podemos abandonarla? ¿Dónde está la dificultad?

 

Por no tener nada con que reemplazarla


 

 

Yo pienso que una razón de mucho peso es que si ustedes aboliesen la predicación  del  día del Señor, no tendrían nada con que reemplazarla. Las naciones practican esto, así que si los hermanos en nuestro medio no lo hacen, sería muy difícil mantener las reuniones en sus localidades. Parece que como todos los de las denominaciones siempre tienen un mensaje que escuchar, sentimos que para nosotros sería muy difícil si, al venir ellos el día del Señor a nuestro medio, no hubiera un mensaje que escuchar.

 

El resultado de no abolirla

 

Persiste la necesidad de edificar el sistema pastoral

 

Por lo tanto, en estos pocos años, ni una sola localidad ha llevado a cabo adecuadamente lo que vimos tan bien en Hankow. Al final, ni siquiera pudimos evitar el problema que teníamos antes de las reuniones en Hankow. Antes de las reuniones en Hankow, habíamos visto que estaba mal que un hermano que es un obrero permaneciese siempre en el mismo lugar. Los hermanos que son obreros deben estar esparcidos por muchas localidades. Pero hoy día parece que un obrero todavía necesita vivir en un lugar particular a fin de mantener la reunión de predicación el día del Señor. En tanto que necesitemos mantener la reunión de predicación el día del Señor, necesitaremos edificar el sistema pastoral. Si necesitamos mantener la reunión de predicación el día del Señor, entonces aún seguirá existiendo la necesidad de que un obrero viva en un lugar para  hacer ese trabajo, ya que los hermanos locales no tienen manera alguna de mantener la reunión de predicación el día del Señor.

 

Espero, hermanos, que cuando ustedes tengan tiempo, lean de nuevo  los  mensajes  dados en La vida cristiana normal de la iglesia. Las reuniones para la edificación, las reuniones de la mesa del Señor, las reuniones de oración, y las reuniones de  la prédica del evangelio, son reuniones de la iglesia, pero el mantener la reunión de predicación el día del Señores la conducta de las naciones y no algo de la iglesia. Tenemos que admitir nuestro fracaso de los últimos diez años; no podemos ser orgullosos. El problema por no abolirla

 

El problema externo:

el deseo de escuchar mensajes

 

En los últimos diez años, ¿por qué no pusimos en práctica lo que habíamos visto? Hay razones para esto, una interna y otra externa. La razón externa es que todas las naciones tienen una reunión de predicación los días del Señor y si entre nosotros no las tenemos, tememos que muchos hermanos y hermanas, al no tener un mensaje que escuchar, se vayan a otros sitios a escuchar mensajes. Sin embargo, si éste es el caso, pueden darse


 

 

cuenta cuán pocos son los sacerdotes entre nosotros. Muchos entre  nosotros  aún  quieren ser los que son servidos y no tienen la capacidad de  servir. Ser un sacerdote no  es ser servido, sino servir. Ser uno que escucha mensajes es ser servido, no servir. Este    es el problema externo.

 

El problema interno: el de tener un hábito

 

El problema interno es que si no hay una reunión de predicación en el día del Señor, muchos hermanos y hermanas, después de haber sido cristianos por diez o veinte años, sentirán que esto es algo absolutamente distinto de sus costumbres anteriores como cristianos, que ser un cristiano hoy en día es diferente de lo que fue en el pasado. Esto también es un problema.

 

La necesidad de ver con exactitud

 

Hoy quiero hablar con ustedes, hermanos y hermanas, y considerar lo  que  vamos  a hacer en cuanto a este asunto. Las palabras que estoy hablando aquí solamente son sugerencias; no es mi predicación, porque aquí debemos ver con exactitud, antes de que podamos practicarlo.

 

Una iglesia local

no tiene la capacidad demantener

la reunión de predicación del día del Señor

 

Hasta el día de hoy no he podido hallar ni una vez en la Biblia la reunión de predicación del día del Señor. Especialmente en una iglesia local se puede ver que no hay manera de mantener una reunión de éstas el día del Señor. Si una iglesia local quiere fortalecer tal reunión, entonces tiene que tener un obrero. Sea que lo llamen obrero o pastor, es lo mismo. Todavía hay alguien allí para mantener la reunión de predicación del día del Señor.

 

Abolir siempre la clase

de aquellos que desean ser servidos

 

¿Cuál ha llegado a ser nuestra situación? Entre nosotros no creemos en el sistema sacerdotal. Todos somos sacerdotes. No creemos en el sistema sacerdotal disfrazado como sistema clerical, ni creemos en el sistema sacerdotal disfrazado como sistema pastoral, y tampoco creemos en el sistema sacerdotal disfrazado como sistema de  obreros. Así que si no resolvemos este asunto aquí, esta vez que ustedes salgan a la obra, no se puede esperar que puedan trabajar bien. Deben aprender a levantar a todos los hermanos y hermanas a que sean sacerdotes. Cuando todos vengan a servir,  los que  están siendo servidos entre nosotros disminuirán. Tenemos que abolir la clase de


 

 

aquellos que están siendo servidos. Si todavía existe la clase de los que están siendo servidos y todos esperan que otros sean los sacerdotes mientras que ellos mismos permanecen simplemente como el pueblo de Dios, nunca habrá manera de eliminar la reunión de predicación del día del Señor; nunca habrá manera de  tener  la representación del Cuerpo en esa localidad, debido a que en esa localidad habrá siempre los que son pasivos, que escuchan hablar a otros pero ellos mismos nunca hablan. Si la iglesia desea tener éxito como iglesia y tener éxito como Cuerpo de Cristo en una localidad, entonces todo el Cuerpo tiene que servir. El servicio de todo el Cuerpo es que todos, ya sean los de cinco talentos, los de dos talentos o los de un talento, se levanten para servir a Dios. Por favor, recuerden, éste es el requisito para que un grupo llegue a  ser el Cuerpo de Cristo.

 

El camino de la iglesia

 

El trabajar reemplaza el escuchar mensajes

 

Yo creo que el camino que la iglesia ha de seguir es éste: salvar y ganar a una persona de afuera, y después de que sea salva, introducirla a la obra inmediatamente, para que así   no desarrolle el hábito de escuchar mensajes el día del Señor. Necesitamos transformar esto en el hábito de trabajar el día del Señor. Yo creo que nuestro fracaso en estos diez años será completamente cambiado de ahora en adelante. En estos diez años hemos enseñado que es correcto que los santos tengan el hábito de escuchar mensajes el día del Señor; no lo hemos reemplazado con otra cosa. No sustituimos la predicación del día del Señor por el trabajo. Hoy hemos descubierto que trabajar los días del Señor es lo que se debe hacer y lo que es apropiado. Debido a que lo apropiado no está aquí, lo errado ha entrado.

 

Todo el Cuerpo es movilizado para predicar el evangelio

 

Si hoy en día las iglesias en cada localidad pueden hacer que todos los miembros de un talento se levanten, sean capaces de estar firmes y trabajar, es muy posible que podamos regresar a la condición de la iglesia primitiva. Los días del  Señor por la  mañana deben ser usados para predicar el evangelio. El día del Señor es el tiempo para que todos sean movilizados para salvar a la gente. Ustedes deben reunir a los nuevos creyentes y  hacerles saber que cada día del Señor es el día en que todos estamos ocupados. Tenemos que predicar el evangelio cada día del Señor.

 

Sin duda, la iglesia en la tierra necesita ser alimentada. Yo creo en alimentar, y también creo que en China no hay nadie que crea en alimentar tanto como yo. Pero admito que la misión de la iglesia en la tierra no es alimentar sino predicar el evangelio. Por lo tanto,


 

 

debemos usar cada día del Señor para predicar el evangelio, ya sea en la mañana o en la tarde, pero especialmente en la mañana porque ése es el tiempo en el que todos en todas partes “van a adorar”. Tendremos una reunión de predicación cada día del Señor por la mañana, pero será para el evangelio.

 

Todos los hermanos deben salir a conducir gente a la reunión. También podemos tener anuncios, pero no queremos enfatizar esto. También podemos tener otros métodos, pero nuestro énfasis es que uno invite a dos, y que otro invite a cuatro. Al trabajar de esta manera, verán inmediatamente que todos los hermanos estarán ocupados, porque todos los hermanos y hermanas estarán predicando el evangelio y salvando gente. No debe usted hacer esto solamente los días del Señor, sino que debe ir a buscar gente y hablarles en otras oportunidades y también debe traer a la gente a que escuchen el evangelio y buscar a los nuevos para que vengan y escuchen. Si usted trae mucha gente, debe hallar    a otros para que le ayuden a cuidarlos. Esta clase de trabajo en el cuidado del evangelio  es el trabajo básico de los hermanos y hermanas.

 

Si cada día del Señor conducimos a la gente a creer y ser salvos,  no  pasará  mucho tiempo antes de que se quite de los hermanos el hábito de escuchar mensajes. Entonces, la verdadera naturaleza de la iglesia será manifestada. Hoy día, ¿quiénes son llamados miembros de la iglesia? Son aquellos quienes escuchan mensajes los días del Señor. Después de un período de tiempo, esta naturaleza de ellos será  cambiada. Todo aquel  que vaya a predicar el evangelio y a salvar a la gente será llamado miembro de la iglesia. El que salga activamente a salvar a la gente será llamado miembro de la iglesia, un cristiano. Ya no existirá más este hábito pasivo de escuchar mensajes.

 

Toda la iglesia es un cuerpo de sacerdotes

 

Ustedes deben ver lo que llamamos la iglesia. Esta vez yo creo que la luz es muy clara. La iglesia es todos aquellos que son sacerdotes. Esta clase de sacerdocio  universal ya  ha  sido predicado por más de cien años. Desde 1828 hasta la fecha, un período de 120 años, los ojos de los siervos de Dios han sido abiertos para ver que el sacerdocio es universal. Sin embargo, hasta el presente el sacerdocio todavía no está muy difundido. La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Este testimonio se ha ido recobrando durante más de cien años. Por supuesto, en los últimos diez o más años algunos han visto especialmente su peso espiritual. Sin embargo, en la iglesia es muy posible que el Cuerpo de Cristo sea solamente una doctrina. En realidad estamos lejos de introducir esto en la vida de la iglesia.

 

Todos los miembros en función


 

 

Por lo tanto, tienen ustedes que pedirle a Dios que les abra los ojos, que les muestre lo que es el Cuerpo. El Cuerpo es todos los miembros en función. En el Cuerpo no hay ningún miembro que no funcione; de la misma manera, no hay ninguna persona que pertenezca al Señor que no sea un sacerdote que sirve al Señor. Todos los miembros funcionan. Todos los sacerdotes sirven.

 

Podremos hallar la iglesia en todas partes

 

Esta vez después de que salgan a la obra, hermanos, deben cambiar radicalmente el  modo de pensar de los hermanos y hermanas. Anteriormente, el  pensamiento de  ellos era que en la iglesia había muchos obreros. Hoy tenemos que cambiar esto y decirles que cada uno en la iglesia es un obrero. Ya he dicho antes, y lo repito hoy día, hermanos, tienen que hablar esta palabra hasta que un día todos lo entiendan interiormente. Si la iglesia no se esfuerza hasta el grado en que todos en la iglesia estén trabajando y todos   en la iglesia estén sirviendo, entonces no habrá iglesia. Si toda la iglesia se levanta a trabajar y servir, ustedes verán inmediatamente que el Cuerpo de Cristo está ahí. En  todas partes habrá tres o cinco personas, o siete u ocho personas sirviendo a  Dios; ustedes podrán encontrar la iglesia en todas partes.

 

Sin embargo, una vez que hayan bajado de la montaña, no espero que ustedes supriman la predicación del día del Señor y que la cambien inmediatamente. ¡No puede haber tal cosa! Es una cuestión de trabajar hasta el día que alcancemos tal punto.

 

En la mañana se sirve al hombre, en la noche se sirve a Dios

 

No sé si ustedes han visto esta visión. Déjenme decirles qué maravilloso sería si un día,   la mente de los hijos de Dios no fuese como lo es hoy día, teniendo el pensamiento de asistir a reuniones de adoración, y pudiésemos eliminar esta forma de  escuchar  mensajes y tener a toda la iglesia sirviendo de acuerdo a la palabra de Dios en la Biblia. Entonces los días del Señor por la mañana serían útiles para que todos los sacerdotes sirvieran al hombre, y, por la noche, para que todos los sacerdotes sirvieran a Dios. No importaría si los días del Señor por la mañana va usted a la reunión o no. También sería aceptable cambiar a otro día la reunión evangelística. Los días del Señor por la mañana serían siempre para que todos los sacerdotes fueran y sirvieran al hombre; todos deben servir al hombre. Los días del Señor por la noche todos nosotros serviríamos a Dios, ofreciendo nuestros sacrificios. Cuando ustedes vean que existe semejante pueblo, entonces la iglesia será como debe ser. Cuando ustedes vean que todos los creyentes,    una vez que son salvos, tienen un corazón para el Señor, tienen el pensamiento de salvar


 

 

a otros, y están trabajando y cuidando a otros, entonces ustedes realmente podrán ver que la iglesia está allí.

 

Trabajan una vez que son salvos

 

Debería ocurrir siempre que una vez que una persona es salva, debe considerar a quién  va a traer a la salvación. Una vez que una persona es salva, debe ser una persona que trabaja. Una vez que una persona es salva debe ser una persona que testifica.  No sé si  han visto esta senda o no. Debemos conducir a la gente hasta el punto en que la  iglesia sea como debe ser delante de Dios. Quiero hablar una palabra muy franca. Hoy día en la iglesia, las personas son las correctas, pero la situación está en verdad mal. Las personas pertenecen a Dios, las personas están bien, pero la situación está completamente equivocada. La situación es pasiva.

 

Por lo tanto, cuando ustedes bajen de la montaña, deben cambiar no solamente el derrotero de la obra, de modo que ahora tengan un centro definido, sino que también deben cambiar la naturaleza de la obra. ¿Cuál es la naturaleza de la obra? Es conducir a las personas a que comiencen a trabajar desde el momento en que son salvas.  Los obreros deben conducir a los hermanos a trabajar y no deben reemplazarlos haciendo la obra ellos mismos.

 

Desde ahora en adelante no habrá mucha diferencia entre los obreros y los hermanos, excepto que la condición espiritual de ustedes delante del Señor es fuerte,  mientras que la de ellos tal vez sea más débil. En lo tocante a la obra, no hay diferencia, porque ellos también son colaboradores. Sólo cuando se alcanza este punto se puede entender el Nuevo Testamento. Todo el Nuevo Testamento de la Biblia considera a todos los hijos de Dios como colaboradores, porque todos trabajan. La única diferencia es que ustedes han sido enviados a la obra. Ustedes han dado todo su tiempo y toda su energía y han sido enviados a diferentes lugares a trabajar. Quiero que vean especialmente este asunto.

 

Podremos derrocar nuestra tradición

 

Si interiormente ustedes están capacitados y son suficientemente fuertes, siempre empujarán y siempre trabajarán, y podrán derribar toda nuestra tradición.

 

La carga de la tradición es muy pesada. Esta tradición oprime. Si hoy en día ustedes quieren derrocarla, deben usar mucha fuerza. Esto no es algo rápido. Va a tomar uno o dos años antes de que puedan producir una nueva situación.

 

EL SUMINISTRO DE LA PALABRA


 

 

Hablemos primero acerca del suministro de la palabra. Después regresaremos a hablar del camino de la iglesia.

 

El suministro de la palabra para edificar a los nuevos creyentes

 

Acerca del ministerio de la palabra, por ahora usaremos el siguiente arreglo: tendremos cincuenta y dos temas para el año regular. Además, tendremos uno o dos temas adicionales para usarlos en los años bisiestos. Por favor recuerden que cuando seamos fuertes en el asunto de predicar el evangelio, muchos serán salvos. Una vez que haya muchos salvos, la iglesia tendrá más problemas que antes, debido a que entrará toda  clase de personas. Toda clase de peces serán sacados y puestos en la barca; por lo tanto, será necesario que los cuidemos bien, proveyéndoles a los nuevos creyentes edificación una vez por semana.

 

No pensamos cambiar los temas de la reunión que tenemos para la edificación de los nuevos creyentes. En cada iglesia local en cada localidad, cada jueves o viernes, se  hablará el mismo tema. Chingtao hará esto; Shanghái también hará esto; Foochow también hará esto. Cada localidad estará trabajando en los mismos pasos. De hoy en adelante, no pensamos modificar los temas usados en la reunión que tenemos para la edificación de los nuevos creyentes. No se conducirá de una manera este año y de otra manera el próximo. Deseamos que cada grupo de nuevos creyentes que vengan, reciban  la misma edificación siendo congregados en cada localidad los jueves o viernes. Necesitamos usar por lo menos un año entero para tocar casi todos los  puntos  principales de la palabra de Dios y de la manera de ser cristiano. De esta manera, no habrá escasez con respecto al suministro de la palabra para los nuevos creyentes. No teman que algo falte si no tenemos la reunión de predicación el día del Señor. Al menos con respecto a los nuevos creyentes, no habrá escasez; la provisión aún estará allí.

 

Espero que ustedes hermanos que salen a la obra no cambien estos temas, sino que simplemente trabajen en conformidad con esto. Si quieren cambiar, esperen hasta que nos reunamos la próxima vez, donde podemos hablar de cómo hacer ajustes. Hoy en día creo que los temas que hemos seleccionado son ya prevalecientes  y suficientes  como para abastecerlos.

 

Una vez que tengamos establecida la obra del evangelio, más los cincuenta y dos temas para la edificación de los nuevos creyentes, creo que será muy fácil satisfacer  la  necesidad de una iglesia local en lo tocante a la fe y a nuestra conducta. De esta manera, los hermanos no necesitarán buscar alimento por todas partes.


 

 

La palabra y la unción pueden ser repetidas

 

Si ustedes tienen vida, estas cosas serán vivientes. Si ustedes están muertos delante de Dios, estas cosas llegarán a ser como oraciones recitadas en público; llegarán a ser cosas muertas. Si todos ustedes están vivos, entonces hasta lo muerto llegará a ser viviente. Si todos ustedes están muertos delante de Dios, hasta las cosas vivientes llegarán a ser muertas, incluso un libro tan lleno de vida como el Evangelio de Juan. De la misma manera, si ustedes tienen vida, tengo la confianza de que, al hablar  año  tras año las  cosas que hemos preparado, las palabras pueden ser repetidas, y la unción también; las palabras pueden ser repetidas y la vida también. De esta manera, pueden edificar a los nuevos creyentes.

 

El suministro para el evangelio y el suministro para la edificación

 

Ahora han visto que hay dos reuniones. La primera es la reunión del evangelio el día del Señor por la mañana, en la cual se da énfasis a la predicación del evangelio para salvar a la gente. Entonces, una vez que han sido salvos e introducidos, ustedes deben prestar atención delante de Dios para dar a los nuevos creyentes una dirección clara en la palabra. El suministro de la palabra el día del Señor por la mañana está relacionado con la predicación del evangelio. El suministro de la palabra los jueves o viernes por la noche está relacionado con la edificación.

 

El suministro de la palabra en 1 Corintios 14

 

Tal vez algunos se pregunten que habiendo hermanos de edad y muchos otros hermanos  y hermanas entre nosotros, cómo debemos suministrarles la palabra. Este  es  el  propósito de las reuniones del sábado por la noche, las reuniones  para  ejercitar  los dones espirituales. Esta reunión es conducida según 1 Corintios 14. En esta reunión cada uno tiene una palabra, tiene una revelación, tiene un himno, tiene una oración.

 

Si hoy día algunos tienen el sentir de que la reunión para edificar a los nuevos creyentes no es adecuada, por favor, recuerden que cada sábado por la noche, pueden dejar que varios hermanos que tengan capacidad para ministrar se encarguen de una reunión más fuerte y más fresca. Cada día del Señor por la mañana tenemos que  predicar  el  evangelio, y cada jueves debemos tener la reunión para edificar a los nuevos creyentes. Tal vez cada sábado por la noche tengamos una reunión adicional conforme  a  1  Corintios 14, en la cual ustedes puedan abastecer a los hijos de Dios con la palabra de Dios. Bien puede hablar uno, o dos, o tres. Las reuniones del sábado por la noche tienen que estar llenas de vida, no como las reuniones de predicación el día del Señor, que son mantenidas en una manera muerta. Hoy día aun es difícil que un obrero mantenga


 

 

dicha reunión porque si tiene una palabra, debe hablar, y si no tiene una palabra,  también debe hablar. Para un hermano local también es muy difícil mantenerla porque  de la misma manera, si tiene una palabra, debe hablar, y si no tiene una  palabra,  también debe hablar.

 

Pero si no mantenemos la reunión de predicación del día del Señor, los hermanos y hermanas serán esparcidos. Hoy en día es como si usásemos la reunión matinal del día del Señor para mantener juntos a los hermanos y hermanas. Espero que de hoy en adelante lo que los mantenga juntos no sea la reunión de predicación el día del Señor, sino la obra de predicar el evangelio. Lo que los mantendrá juntos será que todos testifiquen, todos prediquen el evangelio, todos salven a otros. Si ustedes los  acostumbran a trabajar y ellos se mudan a otra localidad, sentirán que no pueden prescindir de la oportunidad de trabajar. Ustedes deben dar a cada hermano la oportunidad de trabajar, conducir a cada uno a tener el hábito de trabajar, y conducir a todos a formar el hábito de predicar el evangelio. Entonces, en esa localidad tendrán una iglesia muy estable.

 

Por ejemplo, en una localidad cada día del Señor por la mañana habrá una reunión para predicar el evangelio, en la cual diferentes hermanos toman turnos para  responsabilizarse de la reunión durante uno o dos meses con algún arreglo delante de Dios. Esto entonces será una predicación corporativa del evangelio, trayendo corporativamente a las personas a la salvación. Cuando alguien sea salvo y reciba al Señor, entonces usted lo puede traer a la reunión del jueves por  la noche. Después de  que esté en esa reunión durante un año, habrá recibido su edificación básica. El  resto,  los que tengan carga por la palabra, los que tengan una carga delante de Dios y no sean pasivos, se pondrán en pie para hablar los sábados por la noche.

 

Responsabilidad de todos

 

Hoy día hay muchas localidades en donde las reuniones del sábado por la noche no pueden ser fuertes porque, a pesar de que hay  muchos  hermanos  dotados, hermanos con ministerio, todos éstos son muy pasivos los sábados por la noche. Si no hay presión sobre ellos como en las reuniones de los días del Señor que los forza a ir delante de Dios, entonces cada reunión del sábado por la noche será un tiempo para que ellos se relajen.  Si todos los hermanos se relajan, sin tomar ninguna responsabilidad, ¿cómo podría ser fuerte la reunión? Si nadie lleva la carga, ¿cómo podría la reunión ser fuerte? ¡No debemos permitir que nadie esté pasivo! ¿Quién, entonces, tomará la iniciativa? La reunión conforme a 1 Corintios 14 no es una reunión donde todos eluden la responsabilidad; la reunión descrita en 1 Corintios 14 es una reunión en la que todos


 

 

toman la responsabilidad. Es incorrecto que una sola persona tome la responsabilidad; pero también es incorrecto que nadie tome la responsabilidad.

 

Media hora de oración

y preparación de antemano

 

Ahora quiero hablar de cómo los hermanos responsables en cada localidad  deben llevar  a cabo las reuniones de los sábados por la noche. Las reuniones del sábado por la noche son iguales que las otras reuniones en el sentido de que los  hermanos  responsables deben orar juntos. Antes de cada reunión los hermanos responsables deben llegar al menos media hora antes para orar un poco. Debe ser lo mismo con las reuniones evangelísticas, las reuniones para edificar a los nuevos creyentes, las reuniones de oración, las reuniones del partimiento del pan, y las reuniones del sábado por la noche. Los hermanos responsables deben estar allí media hora o quince minutos antes, para  orar y tener algo de preparación primero. Especialmente para las reuniones del sábado por la noche, puede ser necesario un poco más de tiempo. Normalmente deben llegar quince minutos antes, pero para esta reunión deben llegar media hora antes. Ustedes deben pedirles a los hermanos responsables que lleguen media hora antes para orar, y luego deben ayudarles hasta el punto que, dado el caso de que otros no se hayan preparado, ellos estarían preparados. Es solamente cuando los hermanos responsables tienen certeza delante de Dios, que ellos pueden entrar en la reunión. No debe haber ni un hermano responsable que simplemente se quite el sombrero y  entre  precipitadamente a la reunión. Cada hermano responsable debe primero tener cierta preparación antes de poder entrar.

 

Hay muchas localidades en las cuales muchas personas que no son espirituales quieren ocupar la plataforma. Ustedes necesitan orar mucho por ellos para que no vengan a controlar la plataforma. Los que vengan deben ser aquellos que tienen una  carga  genuina delante de Dios, los que temen tener una reunión pobre. De ahí que, primero se debe orar de antemano y luego se debe atender bien la reunión para que ésta sea traída a un nivel más alto.

 

Aquellos que son aptos para enseñar deben tomar más responsabilidad

 

Los hermanos responsables deben orar especialmente acerca de la reunión del sábado  por la noche. Necesitan preguntar si hay hermanos entre ustedes  que  tienen una carga en particular. Esto no significa que el ministerio de la palabra está limitado a los hermanos responsables. Sin embargo, tenemos que admitir que los hermanos responsables deben tomar más responsabilidad en ministrar la palabra. Los ancianos están ahí para servir a la iglesia, y aunque no estén ahí para ministrar la palabra, deben


 

 

ser aptos para enseñar. Por lo tanto, cuando todos los que sean aptos para enseñar se congreguen, deben preguntar si alguien delante de Dios tiene una carga especial esa noche, si hay una carga en particular, aunque todos deben tener carga, y si hay alguien con una palabra especial que decir. Cada vez que ustedes vengan a la reunión del sábado por la noche, debe haber al menos unos cuantos hermanos responsables que no estén pasivos. Cuando los hermanos responsables son pasivos, todos se vuelven pasivos.

 

Me asombra que frecuentemente tres o cinco hermanos que son ministros de la palabra delante de Dios, creen que pueden abrir la reunión del sábado por la noche para que  otros hermanos hablen. Y cuando la reunión no resulta bien menean la cabeza y dicen  que la reunión no estuvo bien. Si la boca no habla y la nariz sí lo hace, no es de asombrarse que la voz no resulte clara. Frecuentemente éste es el problema. Cuando venimos a la reunión de comunión o a una reunión conforme a 1 Corintios 14, muchos hermanos que pueden ser responsables no hacen nada, y aún así critican. Esto es  extraño.

 

El suministro de la palabra de los apóstoles

 

El suministro de la palabra de los apóstoles es el suministro de los ministros de la palabra. La predicación del evangelio y la edificación de los nuevos creyentes en las reuniones regulares deberían ser suficientes para que los hermanos  adquirieran  el  hábito de servir en la predicación del evangelio y en la edificación de los nuevos  creyentes. Si deseamos un suministro más fuerte de la palabra, entonces necesitamos reuniones como las de 1 Corintios 14. Este es el caso en una iglesia local. Entonces, ¿cuál es la responsabilidad de un apóstol? Es que en cierto tiempo, cuando pase por cierta localidad, se quede allí por unos días como lo hizo Pablo cuando pasó por Troas y se quedó allí siete días. Usted puede quedarse por dos o tres días, o por una semana, o un mes, y tener unas conferencias. Tal vez una iglesia local, o varias iglesias locales en esa área se reúnan dos o tres veces para recibir alguna ayuda especial.

 

La reunión de predicación

el día del Señor es un desperdicio

 

He considerado muchas veces delante de Dios por muchos años y creo firmemente que   la ayuda que se le da a la gente en la predicación del día del Señor por la mañana no puede compararse con lo que Dios desea hacer. Hablando con franqueza, si no tenemos cuidado, la predicación el día del Señor llegará a ser un desperdicio y una pérdida. Es mejor convertir ese mensaje en una obra evangelística. El día del Señor es el día  en  el que cada uno debe movilizarse, a fin de salir a salvar gente. El jueves es el día para que todos los nuevos creyentes sean edificados, y tal vez el sábado sea el tiempo para que los


 

 

hermanos y hermanas se reúnan a fin de edificarse mutuamente. En  ocasiones  especiales en una localidad, un apóstol puede tener unas conferencias por tres o cinco días. Después de acabar allí, puede ir a otro sitio a dar unas conferencias durante tres o cinco días. De esta manera, ustedes verán que la iglesia será muy equilibrada en la cuestión del suministro de la palabra, y su camino será derecho.

 

No estamos hablando en este caso de la localidad que es el centro de la obra, sino de las localidades fuera del centro de la obra. En tales lugares no se puede  llevar la carga de  una reunión de predicación el día del Señor. Una vez que haya esta carga, es casi necesario dejar un obrero allí. Una vez que se haga esto, se tendrá  todo un  problema. Hoy es el día en el que todo hermano debe levantarse a servir a Dios. No podemos tener este sistema de obreros.

 

La presión de la tradición es muy fuerte. Cuando por primera vez comenzamos  a  empujar contra ella, se hace muy pesada. La presión en mi espíritu es intensa. Es necesario empujar contra esto día tras día. Después de dos o tres años la situación cambiará. En ese tiempo, todos los hermanos y hermanas desearán tener la obra de predicar el evangelio el día del Señor. Si ustedes dicen: “Les predicaremos un mensaje a ustedes”, nadie deseará escucharlo. Ellos verán inmediatamente que eso no es la iglesia. Si después de dos años envían a estos hermanos y hermanas a otro lugar o a otra iglesia   y les piden que escuchen mensajes, no podrán sentarse tranquilos. Ellos sentirán que no deben estar allí, que el hecho de estar allí los hace igual que a los miembros del catolicismo, en donde todo lo hace un sacerdote, y donde ellos mismos no podrían tener una porción.

 

Es necesario andar el camino de recobro

 

¡La situación de la iglesia hoy día difiere totalmente del patrón del Nuevo Testamento! Por lo tanto, necesitamos cambiarla completamente. Dios quiere tomar el camino de recobro; ustedes también deben tomar el camino de recobro. Ustedes deben guiar a los hermanos y hermanas al punto en que ellos sean los que trabajen y sirvan. Hay un servicio hacia los pecadores, y hay también un servicio hacia los nuevos creyentes. Además de eso, entre ellos está la edificación mutua según 1 Corintios 14, que es una ayuda mutua que los santos dan el uno al otro y la cual viene de la palabra de Dios.

 

Si usted vive en una localidad durante un tiempo, puede añadir su porción de la palabra   a las reuniones de los sábados. Aunque usted no sea un obrero, con todo, puede aportar su porción de la palabra en las reuniones de los sábados.


 

 

Si hay necesidad de más suministro espiritual, podemos dejar que muchos obreros  salgan para que viajen de lugar a lugar. Anteriormente ustedes los  ponían uno por uno  en un solo lugar, pero hoy día no debe ser así. Deben ser móviles, yendo de un lugar a otro. Deben salir y estar en un lugar durante tres o cinco días y en otro sitio durante tres  o cinco días.

 

No es necesario tener personas sumamente dotadas

 

Si trabajamos de esta manera, creo que la situación en cada localidad estará muy equilibrada, y no sabemos cuántas veces se multiplicará en número. ¡Es grandioso, maravilloso, que la iglesia predique el evangelio! ¡Que la iglesia predique el evangelio en la reunión el día del Señor es la obra más gloriosa que puede realizar! Si en este tiempo podemos abrirnos paso en el camino del recobro del Señor, si la iglesia puede levantarse  a predicar el evangelio, tendremos el alba de un nuevo día en todas partes. Esto  no  quiere decir que debe haber unas cuantas personas sumamente dotadas en la iglesia,  tales como Felipe, o Charles Stanley, o Whitefield, o Wesley. ¡El poder de la predicación del evangelio de la iglesia es mucho más grande que el poder de ellos!

 

Si hoy en día queremos que un miembro de cinco talentos sea manifestado, tal vez nos tome veinte o hasta cincuenta años producir un miembro de éstos.  ¡Qué difícil  sería! Pero si hoy día tomamos los cinco peores hermanos de aquí de Kuling, y los juntamos, tendremos cinco talentos. Si juntamos los cinco miembros menos  espirituales,  tendremos también cinco talentos. Si usted espera ver surgir a un hermano de cinco talentos, se dará cuenta de que en la iglesia no hay muchos de ellos. Pero si la iglesia predica el evangelio, el efecto no será el de cinco miembros de cinco talentos, sino el efecto de diez, cien, mil, o diez mil miembros de un talento. Además, verá usted este efecto en todas partes. Que el evangelio tenga éxito, no depende de la predicación de los obreros, sino que es un asunto de la predicación de la iglesia. La iglesia trastornará al mundo.

 

La obra es puesta sobre la iglesia

 

Por lo tanto ahora, delante de Dios, ustedes deben ver esta visión con exactitud. Su vista debe ser precisa, y ustedes deben ver cabalmente la revelación espiritual del Señor. “Oh Señor, pon la obra sobre la iglesia”. La Cabeza dirige al Cuerpo, no a miembros individuales. Es necesario que todo el Cuerpo desarrolle toda su fuerza. Por lo tanto, deseo que en China haya las representaciones locales del Cuerpo. No piense siempre que el Cuerpo de Cristo es algo que está en los cielos. Buscar una iglesia local en los cielos


 

 

sería idealista. Deben ver que el Cuerpo de Cristo se manifiesta en la tierra. El Cuerpo de Cristo es espiritual a tal grado que puede ser manifestado en la tierra.

 

El suministro de la palabra es muy importante

 

Ya que este es el caso, ustedes pueden ver que el suministro de la palabra es muy importante. Es necesario que prediquemos el evangelio, edifiquemos a los nuevos creyentes, tengamos edificación mutua, y tengamos edificación especial. Por lo tanto, muchos, incluyendo a las hermanas, deben salir a la obra grupo por grupo, de dos o tres, para que cada localidad pueda sostenerse por sí misma.

 

De otra manera, el problema presente permanecerá. Seguiremos necesitando mantener una reunión de predicación el día del Señor. Ustedes tienen que derrocar este hábito de escuchar mensajes. Deben derrocarlo completamente. El día del Señor es el día para que todos salgamos a salvar a la gente. Si este hábito es erradicado, no  será posible pedirles de nuevo que escuchen un mensaje el día del Señor.

 

Tal vez, habrá ocasiones en que hagamos una pausa y tengamos conferencias por toda una semana. Si vienen colaboradores, tendremos una fiesta por toda una  semana,  y luego saldremos a la obra de nuevo. En estos pocos años, he visto especialmente lo que Dios ha hecho en los corazones de los hermanos en  todas partes.  Gradualmente, debe  ser la iglesia la que predique el evangelio y haga la obra. Esta senda está ya muy clara.

 

Es necesario que los nuevos creyentes emigren

 

Probablemente me preguntarán qué es lo que deben hacer los nuevos creyentes en su segundo año, después de que han escuchado durante un año los cincuenta y dos temas que no avanzan ni cambian. La respuesta es que ustedes deben enviarlos en migraciones inmediatamente. Si no, es cierto que tendremos que edificar un templo como el de Salomón, debido a que no habrá un lugar suficientemente grande en el cual podamos reunirnos.

 

Por lo tanto, después de un año, cuando un grupo de creyentes sea levantado, tienen que tratar con ellos acerca de su  progreso. Ellos entonces cuidarán  de los nuevos creyentes. Al mismo tiempo, tienen que hacerles ver que vivimos en la tierra para predicar el evangelio y para los intereses del Señor; ellos no pueden escoger sus propias profesiones ni sus propios lugares de residencia. De este modo, verán que después de uno o dos años podremos enviar quinientas o mil personas. Si un lugar no tiene iglesia, después de mandar cien o doscientas personas allí, habrá una iglesia. Después de algunos años podrán enviar a muchos a los lugares donde el evangelio aún  no haya llegado.  Tienen que enviarlos por grupos.


 

 

Las migraciones, otra manera de predicar el evangelio

 

En Hechos vemos dos maneras diferentes de predicar el evangelio: una es la manera de Antioquía, la de enviar a los apóstoles a predicar el evangelio. La iglesia ha prestado especial atención a esta manera durante estos años. Sin embargo, Jerusalén tuvo otra forma de predicar el evangelio, distinta de la de Antioquía. La manera en que Jerusalén predicaba el evangelio consistía en que después de que un grupo era salvo, ellos eran enviados por medio de migraciones a predicar el evangelio. Después de que lean los capítulos ocho, diez, once, y especialmente el capítulo doce de Hechos, se darán cuenta  de que ya sea que salieran debido a la persecución o debido a un arreglo, en cualquier caso, las migraciones para la predicación del evangelio siempre eran correctas. Tan pronto como uno es salvo debe emigrar. También sería bueno que entre  nosotros  hubiese tres o cinco hermanos y hermanas que deseasen ir a predicar el evangelio  a  cierta tribu primitiva. Si en un lugar como Jerusalén muchos han sido salvos, entonces deben enviarlos a otros lugares. Si no los envían, tal vez haya persecución.

 

Cuando envíen a las personas a otras partes, ustedes descubrirán que ellas irán a  predicar el evangelio. Obreros, nunca piensen que somos siempre nosotros los obreros quienes traemos a las personas. A veces son los  obreros los que salen y  ganan gente,  pero a veces son los salvos enviados los que ganan gente. Debemos tomar estos dos caminos.

 

Si pudiésemos llevar a cabo migraciones en gran escala, creo  que no pasaría muchos  años antes de que tomáramos toda la China. Si hoy en día, igual que antes, estamos salvando personas una por una, no habrá manera de que cumplamos esto, ni siquiera después de mil años. Hoy día en China, el número total de los que dicen ser creyentes, si no contamos a los católicos, es solamente unos cuantos millares de protestantes, tal vez seiscientos mil. ¡Después de más de cien años de predicar el evangelio, hay solamente seiscientos mil! Entre estos seiscientos mil no sabemos cuántos sean salvos.  Por  lo  tanto, si Dios quiere obrar aquí, yo creo que habrá una manera prevaleciente de que el evangelio se esparza.

 

Es necesario cambiar nuestro hábito

 

Por lo tanto, deben ustedes ver que el suministro de la palabra en una localidad ya es suficiente. Al mismo tiempo, el hábito antiguo también debe ser cambiado. Este es un requisito básico. Tan pronto como una persona es salva, no debería darse el caso de que desea venir y escuchar mensajes. Más bien, debe darse el caso de que entiende la necesidad de trabajar inmediatamente, de predicar el evangelio inmediatamente, de


 

 

salvar a otros inmediatamente, de llevar a cabo estas cosas sin perder tiempo delante de Dios, apresurándose a salvar a otros.

 

La necesidad de que surjan nuevos apóstoles

 

Al mismo tiempo, si queremos ser fuertes en el asunto de predicar el evangelio, necesitamos que surjan nuevos apóstoles. Este es el propósito de Kuling. Si  ustedes hallan nuevos hermanos y hermanas que puedan seguir adelante, después de dos o tres años, cuando ellos hayan aprendido algo de este camino, deben enviarlos aquí. Nosotros coordinaremos esto con ustedes. Les pediremos que vivan con nosotros por uno o dos años. Después los enviaremos a la obra para que comiencen a trabajar de lugar en lugar. Espero que podamos coordinar esto y seguir adelante de una buena manera. Yo creo que este asunto es algo grande.

 

Acerca del suministro de la palabra en una iglesia local, espero que no hagamos nuestro centro la reunión de predicación el día del Señor. Si la reunión de predicación el día del Señor continúa ocupando la posición central en una iglesia local, no habrá  manera de que el evangelio avance. Debemos permitir que dos o tres hermanos se levanten en cada iglesia local para predicar el evangelio los días del Señor y que continúen esa obra allí. El resto de los hermanos y hermanas continuarán ayudando. Yo creo que todos los problemas anteriores desaparecerán. Tal vez tengamos problemas  en otras áreas,  pero no habrá problema en el área de la predicación del evangelio. Una vez que tengamos la predicación del evangelio, todos los otros problemas también serán fácil de resolver.

 

Qué hacer en el lugar donde está el centro de la obra

 

¿Qué haremos con la localidad donde está el centro de la obra? Yo  creo que la iglesia  local que está en el centro de la obra también necesita tener estas distintas clases de reuniones. Sin embargo, si en la localidad donde está el centro de la obra se desea mantener una reunión los días del Señor, yo personalmente no estoy en contra de ello.   Yo no sé qué sentir tengan ustedes hermanos. Esto es algo de que deseo tener comunión con ustedes. Tal vez cambiemos completamente la situación. Anteriormente predicábamos el evangelio una vez al mes; ahora una vez al mes predicamos un mensaje  a los hermanos, o si hay un fuerte ministerio de la palabra, tal vez seleccionemos un día de la semana y lo usemos específicamente para predicar un mensaje. Tal vez cada día del Señor por la mañana prediquemos el evangelio, y en la tarde tengamos el  ministerio de  la palabra.


 

 

Mi sentir personal es que no necesitamos eliminar inmediatamente la reunión de predicación en la localidad donde esté el centro de la obra. He hablado de esto previamente, pero no quedó claro. Lo que estoy diciendo es que nuestra dirección tiene que ser exacta. Si así es, pueden trabajar gradualmente, paso a paso, hasta que los hermanos y hermanas vean que el día del Señor es el día para nuestro servicio, particularmente el servicio de predicar el evangelio. La situación no es la misma de localidad a localidad. No debemos esforzarnos inmediatamente por dejar de tener las reuniones de predicación; más bien, observen la situación y  gradualmente  hagan arreglos para guiar a los hermanos a esta senda. En cierto punto, verán que el trabajo puede reemplazar al escuchar mensajes.

 

En los tiempos de los apóstoles,

se le dio más énfasis a la predicación del evangelio que a escuchar mensajes

 

Cuando leemos el libro de Hechos, tenemos que ver que en ese tiempo no había tantos ministros de la palabra como hoy día. En ese tiempo, los hijos de Dios probablemente prestaron más atención a la predicación del evangelio que al escuchar mensajes. Sin embargo, hoy en día parece que el factor principal de ser cristiano es escuchar mensajes en vez de predicar el evangelio. Por lo tanto, espero que podamos ver este camino con exactitud y a fondo. Tenemos que conducir a este camino a los hermanos de cada localidad. Debemos llevarlo a cabo hasta tal punto que todos los hermanos y hermanas prediquen el evangelio antes que atender otros asuntos. Si esto puede llevarse a cabo, el número de los que fueron salvos en el pasado, no podrá compararse con el número de   los que serán salvos. Al mismo tiempo, no habrá necesidad de  mantener  a  tantos obreros en cada lugar, y también comenzaremos a ver iglesias que se levantan.

 

Agradezco a Dios que en el capítulo doce de Romanos se dice que el que exhorta debe darse a la exhortación, y el que enseña debe darse a la enseñanza, pero el capítulo doce  de Romanos no dice que el que escucha mensajes debería darse a escuchar mensajes. Si los que escuchan mensajes se dan a escuchar mensajes, la iglesia será reducida a  nada. No existe semejante cosa como darse a escuchar mensajes. Escuchar mensajes no es una función del Cuerpo. Tenemos que pedirle a Dios que nos dé gracia para que cada hijo Suyo se levante a servir y a predicar el evangelio.

 

Cuando pongan esto en práctica espero que se mantengan firmes en su dirección. Es su propia responsabilidad delante de Dios el modo en que cambiarán de rumbo y cuánto tiempo se tomará. Deben cuidar bien a los santos a fin de que puedan conducirlos a este camino, sin dejar rápidamente una cosa y tomar otra. No debería ocurrir tal cosa. Siempre debemos predicar de esta manera y trabajar de esta manera. Si llegan al punto


 

 

en que los hermanos y hermanas se hayan dado a esto, entonces hagan el cambio. Deben ver que el tiempo de más actividad debe ser el día del Señor por la mañana. No es una ocasión para que viejos y jóvenes, hombres y mujeres vengan con las manos cruzadas a escuchar un mensaje. Más bien, es un tiempo para que todos vengan a predicar el evangelio.

 

La visión de la obra

 

Hoy día, la obra en cada lugar no ha sido llevada a cabo bien. Está en las etapas iniciales. Sin embargo, la visión está delante de ustedes. De ahora en adelante cada día deben trabajar de esta manera. Solamente después de que cambiemos el  rumbo estaremos  en lo correcto. Si todos los hermanos y hermanas no se han levantado todavía, ustedes  deben continuar trabajando hasta que todos se levanten a trabajar y a predicar el evangelio. Siempre debe ser la iglesia la que sirva y la que predique el evangelio. Este camino es correcto, y ésta es la iglesia del Nuevo Testamento.

 

La necesidad de levantarnos para edificar el templo

 

Por favor recuerden, el catolicismo es la iglesia en cautiverio en Babilonia. Muchos lectores de la Biblia admiten esto. Como los hijos de Israel fueron llevados cautivos a Babilonia, la iglesia también fue llevada cautiva a Babilonia. El protestantismo regresó   de Babilonia, pero no edificó el templo. A pesar de que muchos regresaron de Babilonia, el templo no estaba en pie. Hoy en día usted y yo debemos ser aquellos que en la historia de la iglesia se levanten a edificar el templo. Somos un pueblo como Nehemías,  edificando el templo y aprendiendo a levantar de nuevo la iglesia de Dios en esta era. Muchos han salido de Babilonia, pero todavía tienen una apariencia babilónica. Aun hoy en día todavía no se parecen a la iglesia. El catolicismo está muy estructurado. El protestantismo por otro lado, está menos estructurado. Pero estar menos estructurado   de todas maneras no es la iglesia. Para que haya una iglesia local, la iglesia debe predicar el evangelio y la iglesia debe servir. Dentro  de unos cuantos años  espero repetir estas  dos frases diez mil veces: la iglesia necesita predicar el evangelio, y la iglesia necesita servir. Solamente entonces es la iglesia; de otra manera, es una congregación incomprensible, muy diferente de la iglesia.

 

Hermanos, en el comienzo será realmente difícil. Pero es necesario que ustedes vean la visión exacta y claramente. ¿Qué es la iglesia? Ser la iglesia requiere que prediquemos el evangelio en calidad de iglesia; ser la iglesia requiere que sirvamos en calidad de iglesia. Por lo tanto, hermanos y hermanas responsables, ustedes  deben  reunirse frecuentemente para tener comunión y orar: “Oh Señor, ¿cómo podemos hacer que


 

 

todos los hermanos y hermanas se levanten?” Nuestra manera de obrar no consiste en que ustedes siempre pongan manos a la obra, sino que hagan que ellos trabajen. Es incorrecto que ustedes siempre cuiden de todo mientras que ellos no hacen nada.  Siempre se debe dar que yo trabaje con el propósito de guiarlos a que ellos trabajen. Si cuando yo trabajo, lo hago con el propósito de inducirlos a venir a trabajar, estoy en lo correcto. Ellos deben estar ocupados. Ustedes deben poner a todos en su lugar, haciendo arreglos para que cada uno predique el evangelio y sirva. Para entonces se darán cuenta de que este camino es correcto.

 

La iglesia necesita estar siempre en la libertad del Espíritu Santo

 

Hasta ahora, yo creo que en las iglesias locales el servicio en la palabra ya es adecuado. Estos pocos puntos son suficientes para satisfacer la necesidad local. Acerca de la edificación mutua de 1 Corintios 14, si los hermanos locales son fuertes, entonces las reuniones del sábado por la noche serán fuertes. Si los hermanos locales no son fuertes, entonces las reuniones del sábado por la noche no serán  fuertes. Yo  creo que cada  hijo de Dios debe admitir que el suministro más fuerte de la palabra estaba entre los Hermanos hace un siglo. Esto es sorprendente. ¿Por qué el suministro de la palabra fue tan fuerte y tan abundante el siglo pasado? Porque ellos obraban según el principio de 1 Corintios 14. Allí el Espíritu Santo tenía libertad. Aunque ellos tuvieron bastantes discursos insignificantes, también tuvieron bastante palabra substanciosa. Sin este principio no habrían podido tener lo que tuvieron en ese tiempo. Por lo  tanto,  durante las reuniones del sábado por la noche, aunque muchos de los que no deberían hablar se levanten, habrá también la oportunidad para que hablen aquellos que sí deben hablar. Una vez que el Espíritu Santo tiene la libertad, entonces se puede esperar que el Espíritu Santo hable en la iglesia y opere en la iglesia. La iglesia debe estar siempre en la libertad del Espíritu Santo.


 

 

 

 

CAPITULO CINCO

 

LAS DIFERENTES CLASES DE REUNIONES EN LA IGLESIA

 

I.  LA REUNION PARA LA PREDICACION DEL EVANGELIO

 

En la iglesia hay diferentes clases de reuniones. La reunión para la predicación del evangelio es una de ellas.

 

Para la reunión de la predicación del evangelio, los hermanos locales deben buscar un tiempo especial, tal vez los días del Señor por la mañana, para congregarse a fin de predicar el evangelio, o para ir a varios distritos a predicar el evangelio. Siempre prediquen el evangelio con todas sus fuerzas.

 

Como ya hemos mencionado, cuando tengan una reunión para la predicación del evangelio, deben traer a la gente con ustedes. Deben sentarse con aquellos que  han traído. Si usted trajo a dos personas, debe sentarse entre ellas y no dejarlas solas. También debe hablarles y escuchar el mensaje con ellas. Después que han acabado de escucharlo, acompáñeles a su casa. Debe hacerles un seguimiento hasta que sean bautizados.

 

La predicación del evangelio puede hacerse de una manera fuerte. Al mismo tiempo, necesitamos dos o tres hermanos para que hagan todo lo posible por enviar material evangelístico a las reuniones de diferentes localidades. Necesitamos compilar historias y ejemplos evangelísticos, y cosas que hayan sido usadas anteriormente, y enviarlas a fin  de que las diferentes localidades tengan material para la predicación del evangelio. Al hacer esto, las reuniones en las diferentes localidades recibirán mucho beneficio.

 

Al mismo tiempo, la actitud de los hermanos mientras escuchan el mensaje en una reunión de predicación del evangelio tiene que ser correcta. Muchas veces nuestros propios hermanos son los que arruinan la reunión. Los  hermanos  deben comprender que el evangelio no es predicado para que ellos lo escuchen. Usted debe ayudar a esa reunión y no hacer que se debilite, y debe aprender a guiar a la gente que se siente a su lado a que crea en el evangelio. Por supuesto usted no necesita el evangelio, pero ellos sí. Será mucho más fácil para el predicador del evangelio, si la actitud de todos  los hermanos en la reunión de predicación del evangelio es correcta. De otra manera, la persona que predica el evangelio tendrá que preocuparse por los pecadores y también   por la reacción de los hermanos. Deben darse cuenta de que él no está tomando un


 

 

examen de predicación del evangelio, sino que está haciendo todo lo posible para que la gente sea salva. Si todos hicieran esto, la reunión de la predicación del evangelio tendría pocas dificultades.

 

Espero que la reunión para la predicación del evangelio no sea ni muy larga ni  muy  corta. Predicar por una hora o dos, no es problema.

 

En la reunión para la predicación del evangelio, las dos terceras partes del tiempo siempre se emplean en tirar la red, y una tercera parte, para sacar la red. Esta es una buena forma que podemos adoptar.

 

II.  LA REUNION PARA LA EDIFICACION DE LOS NUEVOS CREYENTES

 

El tema de esta reunión es definido; por lo tanto, la predicación también debe ser algo definido.

 

En cada iglesia local deben buscar dos o tres hermanos para que prediquen la palabra en esta reunión. Siempre debe haber dos o tres hermanos de éstos en una reunión. A veces, puede suceder que un hermano no se sienta bien, o que esté ausente por otras razones; entonces el otro hermano puede hablar en su lugar.

 

Cuando la reunión llegue a ser grande, divídanla en varios distritos. Por lo tanto, se debe tener unos cuantos hermanos responsables más para la edificación de los nuevos creyentes.

 

Espero que los temas que se usen para la edificación de los nuevos creyentes no sean cambiados, sino que sean repetidos cada año. También espero que los temas y el orden  en que son dados en los diferentes lugares sean uniformes. Cada semana debe hablarse del tema asignado, para que cuando una persona se vaya a cualquier otra localidad, aún pueda continuar asistiendo a esta reunión sin interrupciones. Si se va de Shanghái a Hangchow, puede continuar. Si se va de Hangchow a Cantón, también puede continuar.  Y si se va de Cantón a Hong Kong, él todavía puede continuar. Así, un nuevo hermano creyente puede continuar donde quiera que vaya. De esta manera, puede recibir edificación en muchos temas.

 

Estos últimos años hemos descubierto una cosa: la edificación que han recibido los hermanos en nuestro medio no es la misma; ¡es muy diferente! Por lo tanto, hay una dificultad considerable. Esta vez cuando viajé al interior del país, recibí muchas impresiones, impresiones profundas. En muchos lugares, hay muchos que se dicen ser hermanos entre nosotros, quienes son también muy corteses y muy buenos. Yo creo que


 

 

son hermanos, pero descubrí que ni siquiera han aprendido lo más básico. Por lo tanto, en ese lugar tenían muchos problemas, y estaban en una situación más bien difícil. Por esta razón, espero que comenzando desde hoy, la reunión para la edificación de los nuevos creyentes sea llevada a cabo adecuadamente. Esta reunión capacitará a los hermanos que son nuevos creyentes para que aprendan las lecciones básicas.

 

Poner diligencia en suplir las lecciones que ellos se pierden

 

En la reunión para la edificación de los nuevos creyentes, hay también un punto al que tenemos que prestar atención. Aquellos que son responsables por la visitación de los nuevos creyentes deben conocer bien estas lecciones. De otra manera, cuando salgan a visitar, no podrán ayudar a los nuevos creyentes dándoles las  lecciones  que  ellos pierden. Espero que los hermanos puedan darse cuenta de este problema. Tal vez el mensaje a los nuevos creyentes pudo haber sido de una hora y media. Sin embargo, cuando dan a los nuevos creyentes las lecciones que han perdido, las acaban en dos minutos. Ellos no hablan solamente el bosquejo; sino que presentan el bosquejo del bosquejo. Recuerdo que algunos hermanos, cuando daban estos mensajes a otros para compensar las lecciones perdidas, decían solamente una frase: “El mensaje que tuvimos hoy para los nuevos creyentes dice  que necesitamos leer la Biblia todos los días”. Ellos  no dijeron nada incorrecto; lo que dijeron era correcto. Pero cuando usted va a la casa    de una persona para dar las lecciones que  ellos han perdido, si  es que solamente dice  una oración como: “Necesita leer la Biblia todos los días”, yo creo que esta palabra es equivalente a no decir nada, a menos que el Espíritu Santo obre de una manera especial. Ustedes no deben decir solamente una frase; deben ser entrenados a hablar cuidadosamente, párrafo por párrafo, para que aquellos que lo escuchen  se  sientan  como si hubieran ido a una reunión. De otra manera la pérdida es muy grande.

 

Por favor, recuerden que después que el evangelio ha sido predicado, la condición futura de nuestras reuniones depende de si la reunión para la edificación de los nuevos  creyentes es fuerte o no. Entre nosotros existen los que sólo han escuchado el evangelio. Si la reunión para la edificación de los nuevos creyentes no es fuerte, entonces no tendremos manera de satisfacer su necesidad. Necesitamos aprender  a  guiarlos adelante. Cuán fuerte sea la reunión de los nuevos creyentes determina qué tan fuerte será la nueva generación. Si no pueden ayudar a que las reuniones de los nuevos creyentes sean fuertes, la próxima generación no podrá ser fuerte. Sí, toda esta gente ha creído en el evangelio y todos son salvos, pero no hay iglesia.  Será igual a lo que hace   una reunión de avivamiento. Hay predicación, y hay resultados, pero no hay iglesia.

 

La enseñanza y la comunión de los apóstoles


 

 

Deseo que recuerden especialmente lo que se habla en el libro de Hechos. Hechos 2:42 dice: “Y perseveraban en la enseñanza de los apóstoles y en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones” (gr.). Hechos 2:41 acaba de hablar del bautismo,   y el versículo 42 dice que ellos perseveraban en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles. Por favor, recuerden que inmediatamente después de que la iglesia tuvo tres mil personas salvas, los apóstoles les dieron su enseñanza y su comunión. Por lo que la edificación de los nuevos creyentes es un asunto muy crucial. Lo que los apóstoles  estaban haciendo allí es lo que nosotros estamos haciendo aquí hoy día. Lo que es llamado edificación de los nuevos creyentes es la enseñanza y la comunión de los apóstoles. Hoy, no podemos decir que una vez que un nuevo creyente es salvo, podemos dejar indiferentemente que se vaya por su propia cuenta. Es necesario que se le dé la enseñanza y que se le diga que continúe constantemente en esta enseñanza.

 

La reunión para la predicación del evangelio los trae. Después tenemos que criarlos. Si hemos dado a luz a tantos y no somos capaces de criarlos, la iglesia nunca será fuerte.   Por lo tanto, la predicación del evangelio debe ser fuerte y la edificación de los nuevos creyentes también debe ser fuerte. Ambos deben ser fuertes a fin de que tengamos porvenir.

 

III.  LA REUNION DE 1 CORINTIOS 14

 

Todos debemos aprender y esperar mucho delante de Dios acerca de cómo tener esta reunión. Esta reunión consiste en que todos los hermanos y hermanas se congreguen y algunos de ellos se preparen delante de Dios para ser guiados y para levantarse a funcionar. Ciertamente muchos pueden ser de gran ayuda a la iglesia cuando funcionen. Por lo tanto, en esta reunión se puede dar testimonios personales, se puede compartir, y más de un hermano puede hablar.

 

Los hermanos responsables se encargan de esta reunión

 

Tenemos que buscar a los santos que son especialmente útiles para los hermanos y hermanas. Los hermanos responsables deben decirles: “Esperamos que ustedes hablen más”. Hay muchos hermanos y hermanas que al hablar no pueden discernir bien lo que  es apropiado; es bastante claro que tienen un don pequeño y poca gracia. Los hermanos responsables pueden instruirlos privadamente a que hablen menos. A algunos deben ponérseles un límite de tiempo, pero no ofendan al Espíritu Santo. Si algunos hermanos se levantan a hablar por sólo dos  minutos, pueden dar mucha ayuda a los hermanos.  Pero tal vez les guste continuar hablando por mucho tiempo, y cuando dan  tantos  rodeos, se hace muy largo lo que comparten. A estos hermanos debemos decirles que si


 

 

hablan por dos minutos, los hermanos y hermanas recibirán ayuda, pero que al tercer minuto la ayuda se reduce, y al cuarto minuto, la ayuda se ha agotado. Por lo tanto,  deben hacerles ver que deben hablar de una manera simple por dos minutos. A otros tienen que decirles que es suficiente que ellos hablen por cinco minutos.

 

Si cada uno de los que se levantan a hablar es completamente tratado por Dios esta reunión será fuerte.

 

Muchos están seguros de sí mismos, y creen que siempre pueden ayudar a otros. No saben cómo tocar el espíritu del hombre, pero piensan que pueden ayudar a la gente. Si nadie les dice esto, no lo sabrán. Por lo tanto, los hermanos responsables deben decirles que deben ser breves cuando hablen delante de Dios; cuando hablan mucho no pueden ayudar a otros. Si los hermanos responsables hablasen de esta manera, les sería  de ayuda. Si cierto hermano habla y es de ayuda a los demás, los hermanos responsables deben animarlo a que hable de nuevo. Aunque no todos los hermanos responsables son ministros de la palabra, el cuidado de la iglesia es asunto de ellos. Por lo tanto, no debe ser descuidado. Anime a unos hermanos a que hablen más para que la iglesia reciba la provisión. Deben restringir a otros hermanos. Cuando hablan brevemente, la iglesia puede recibir el beneficio, pero cuando hablan mucho, no dan ayuda.

 

Si los hermanos responsables no son pasivos, sino que activamente cuidan  de  la  reunión, creo que el tipo de reunión de 1 Corintios 14 puede traernos muchas riquezas.

 

El punto crucial es que los hermanos responsables no deben hablar a la ligera, ni tratar con la gente descuidadamente. Si ellos no son cuidadosos, ofenderán al Espíritu Santo. Como un anciano de la iglesia, la cosa que más debemos temer es ofender al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el verdadero representante de Cristo en  ejecutar  Su  autoridad en la tierra. Los ancianos deben entender la mente de Cristo y luego hablar. Si no conocen la mente de Cristo, no deben hablar. Si no hablan cuidadosamente,  ofenderán al Espíritu Santo.

 

Las hermanas pueden dar testimonios

 

Pregunta: En la clase de reunión de 1 Corintios 14, ¿pueden dar testimonios las hermanas?

 

Respuesta: Personalmente creo que dar testimonios está bien. Pregunta: Según 1 Corintios 14 ellas no deberían hablar nada, ¿verdad?


 

 

Respuesta: Sí, según 1 Corintios 14 no deberían hablar. Sin embargo, si una hermana desea dar un testimonio, sería mejor que un hermano responsable le pidiera que lo hiciera. Esto es una cosa distinta, y la responsabilidad está sobre los hermanos responsables. La cabeza de ella estará cubierta, y ella no estará presumiendo ser la cabeza.

 

IV.  LA REUNION DE ORACION

 

Hay dos o tres asuntos especiales en la reunión de oración a lo cual los hermanos deben prestar atención.

 

Sea breve

 

Primero, díganles a todos los hermanos que oran que aprendan a  ser breves. Diez de  cada diez reuniones de oración son arruinadas por oraciones largas. En la reunión de oración todos deben aprender a orar de una manera breve. Los hermanos de edad tal    vez tengan algunas oraciones largas. Pero desde el principio díganles a los nuevos creyentes que aprendan a ser breves. Para que la reunión de oración tenga poder y sea fuerte, la oración debe ser breve. Las oraciones largas frecuentemente son acolchonadas con muchas palabras vacías. Cuando vayan a una reunión de  oración, deben  acordarse de decirles que hagan oraciones breves.

 

Sea genuino

 

En segundo lugar, debemos advertirles a los hermanos y hermanas  que las palabras de  su oración en la reunión de oración deben ser honestas. Adviértanles a los hermanos y hermanas que su oración en su propio tiempo personal y su oración en la reunión de oración no deben diferir mucho. Aprendan a ser genuinos. Es verdad que las palabras en la reunión de oración deben ser claras. Cuando uno tiene su tiempo personal delante de Dios, puede detenerse antes que la frase sea completamente expresada; pero, en la reunión de oración, por supuesto, debería terminar la frase. Sin embargo, a veces las palabras que uno usa en la reunión de oración, no son las palabras que usa en su tiempo personal de oración. Muchas oraciones en la reunión de oración, de hecho, no son genuinas. A veces, cuando usted está en una reunión de oración, no sabe si cierto hermano está orando para que usted lo escuche o para que Dios lo  escuche.  Cada  vez que algunos oran, dan la impresión de que están orando para que el hombre los escuche. Por lo tanto, debemos encargarles que oren desde su corazón; deben orar para que Dios los escuche. No permitan que algunos hermanos y hermanas hagan de las oraciones una especie de predicación de verdades, y tampoco les permita que den un informe a Dios. Encárguenles a los hermanos que aprendan a hacer oraciones cortas y a orar genuinamente. Estos son los requisitos básicos de una reunión de oración. Solamente se


 

 

debe hablar las palabras que uno tenga; todas las palabras que uno tenga, éstas se debe hablar. Nunca debe ir más allá de lo que es genuino.

 

Es necesario enfocar el tema

 

En tercer lugar, aquellos entre ustedes que cuidan de la iglesia en varias localidades deben tomar una decisión acerca de los temas de la oración en su reunión de oración. Debemos aprender a hacer esto: nunca permitan que los hermanos oren como les parezca.

 

Hermanos, hemos visto esto por veinte años, tal vez cerca de treinta años, y hemos encontrado que nuestras reuniones de oración casi no tienen poder. En una reunión de oración con veinte o treinta tendencias, donde cada una es la oración de una persona diferente, no existe el acuerdo mencionado en Mateo 18. Si no son unánimes, ¿cómo puede escuchar Dios?

 

Por lo tanto, esta vez, la reunión de oración en las diferentes localidades también debe cambiarse completamente. Los puntos de la oración deben ser determinados aunque no necesariamente determinados de antemano. Sin embargo, en la noche de oración,  ustedes deben mencionar estos puntos. Tal vez solamente oren por un punto en una reunión de oración. Por ejemplo, si hubiera problemas en una localidad, oraríamos solamente por esa localidad. En nuestra oración, solamente hay un asunto,  y  les  pedimos a todos los hermanos que pongan a un lado todo lo demás y oren por este único asunto. Desde el comienzo hasta el final, la iglesia ora por este asunto específico; la  iglesia trae este asunto a Dios, y todos vienen delante de Dios. Una verdadera reunión de oración será así.

 

Una reunión de oración no quiere decir que todos deben traer la oración de su hogar al lugar de reunión para que la oren. En una reunión de oración debemos orar específicamente estando de acuerdo. Los hermanos responsables podrían decir: “Hoy debemos orar específicamente por este asunto particular”. Todos entonces,  oran  por éste.

 

Si hay cinco o seis asuntos por los cuales orar y uno de los hermanos responsables se  pone de pie para anunciarlos, él debe anunciar primero uno. Puede decir: “Tenemos varios asuntos por los que tenemos que orar; sin embargo, primero oraremos por éste”. No mencione los otros asuntos. Después de tres o cinco oraciones, tiene que ver si la  carga es aliviada o no. Si considera que aún debe orar por ese asunto, déjelos que continúen orando. Si la carga es aliviada  mientras los  hermanos todavía están sentados  o arrodillados, un hermano responsable debe anunciar otro asunto. Entonces las


 

 

oraciones de todos los hermanos y hermanas se centrarán en éste.  Después de  cinco, diez, o veinte minutos, puede parecer que la carga ha sido aliviada de nuevo, y ya nadie tiene nada más que orar. El hermano responsable entonces debe pararse otra vez y decir que todavía hay un tercer y un cuarto punto por los cuales necesitan orar. ¿Ven ustedes? El asunto debe ser enfocado. Aunque haya tres o cuatro asuntos, no deben ser  anunciados al mismo tiempo. Esperen hasta que se haya orado plenamente  por  el  primer asunto, entonces, anuncien el segundo. De esta manera, podrán hacer que todos los hermanos y hermanas oren por este punto en particular. Después que el primer motivo de oración ha sido aliviado, traigan el segundo; después que el segundo se ha acabado, traigan el tercero. Por lo tanto, en la reunión los hermanos responsables deben aprender delante de Dios a guiar esta reunión. El espíritu de los hermanos responsables debe ser abierto, y debe ser sensible. Un hermano responsable podría decir: “La oración por este asunto puede detenerse aquí. No hay necesidad de detenernos ahí más tiempo”. Tal vez haya ocasiones en las que ustedes todavía necesiten continuar orando. De todos modos, después que el primer punto se ha tratado a cabalidad, el segundo puede ser introducido. Si la carga ha sido aliviada, entonces pueden levantarse inmediatamente para anunciar el siguiente asunto.

 

Algunas veces, durante toda la reunión podemos orar solamente por un asunto, tal vez solamente por un hermano enfermo. Otras veces, tal vez oren solamente por los  enfermos toda la noche. Aún otras veces, quizás oren por todos los hermanos desempleados o solamente por un hermano desempleado. Siempre oren con un centro para que los hijos de Dios puedan orar con unanimidad. Yo creo que esto es un asunto muy crucial. Muchas reuniones de oración no son fuertes debido a que hay muchos temas.

 

V.  LA REUNION DEL PARTIMIENTO DEL PAN El verdadero culto de adoración

La reunión del partimiento del pan ya es un asunto bastante claro entre nosotros, pero siempre debemos decirles a los hermanos en las diferentes localidades que noten que la reunión del partimiento del pan es el verdadero culto de adoración, la adoración verdadera.

 

Dividida en dos secciones

 

En esta reunión debemos ver que la primera sección es siempre dirigida hacia el Señor y la segunda, hacia Dios. En la primera sección, vemos a Aquel que fue enviado; en la segunda sección venimos a Aquel que envió. En la primera sección, siempre nos  reunimos con el Señor, y en la segunda sección, nos reunimos con Dios.


 

 

Espontáneamente, cuando estas dos secciones se unen la reunión del  partimiento del  pan da en el blanco.

 

La primera sección debe ser breve

 

Hermanos y hermanas, la primera sección de la reunión del partimiento  del pan  debe  ser breve. Si su aprecio por el Señor Jesús viene lentamente no habrá suficiente tiempo. Por lo tanto, si la primera sección es lenta, no habrá suficiente tiempo para la siguiente sección. Debe tocar al Señor de una manera rápida durante la primera  sección. Tal  vez no debe haber muchos himnos ni muchas oraciones. Tan pronto como toquen al Señor, comiencen a partir el pan. Después que partan el pan, inmediatamente vengan a Dios.  Me temo que el problema hoy día es que comenzamos a partir el pan muy tarde.

 

Tal vez pueda decirlo de esta manera. Muchas veces tal vez usted perciba que delante de Dios, los hermanos ya han llegado al punto culminante de sus sentimientos hacia el Señor, y todavía no han partido el pan. Por lo tanto, la reunión decae. Poco tiempo después un punto alto se alcanza por segunda vez, y ellos todavía no parten el pan. La reunión decae de nuevo. Tal vez no partan el pan hasta que alcancen otro punto alto por tercera vez. En principio, ustedes deben partir el pan cuando alcanzan un punto alto por primera vez. Si parten el pan cuando alcanzan un punto alto por primera vez, tendrán tiempo de adorar a Dios después.

 

La necesidad de que las cargas sean liberadas

 

El principio de dos o tres personas en 1 Corintios 14 es el principio para  hablar  la palabra, y no el principio para la oración. Si limitamos el tiempo y el número  de  personas para la oración, me temo que algunas cargas permanecerán. Tememos que si después de cierto tiempo las cargas no son aliviadas, la gente se irá a sus casas con sus cargas todavía pesadas. Esto se debe a que cuando la gente viene a la reunión del partimiento del pan en la presencia del Señor, hay muchas cargas que necesitan ser liberadas, y si limitamos el tiempo y el número de personas, sus cargas no serán liberadas, y las cargas de la iglesia tampoco serán liberadas.

 

Yo también tengo un profundo sentir acerca de esto. Muy a menudo no hemos partido el pan cuando hemos alcanzado un punto alto. Partimos el pan después de que ya hemos llegado a la cima dos o tres veces. Esto es verdaderamente tarde. El momento en que alcanzamos el punto más alto, es siempre el momento para partir el pan.  Tal  vez  después de unas cuantas oraciones o himnos, habremos alcanzado el punto más alto. Debemos, entonces, partir el pan. Entonces habrá tiempo suficiente para  la  adoración del Padre.


 

 

El Señor nos guía a adorar juntos

 

Los hermanos deben ver que durante el tiempo para el Padre,  la posición del  Señor no  es la misma que en la primera sección. En este  momento, el  Señor comienza a  guiarnos a cantar himnos. Es el Señor el que nos guía para acercarnos juntos al Padre. Es el Señor el que nos guía a cantar juntos himnos de alabanza al Padre. El Hijo mismo está  presente, y El y los muchos hijos alaban juntos. Durante la segunda sección, siempre tenemos el caso de que los hijos de Dios, juntamente con el Señor Jesús, vienen delante de Dios para adorarle a El. La reunión debe alcanzar ese nivel.

 

VI.  LA REUNION DE LAS HERMANAS

 

La reunión de las hermanas también es una reunión de ayuda a la iglesia. Existe la necesidad de esta reunión en algunos lugares, pero tal vez no se necesite en otros. De todas maneras, la reunión de las hermanas se arregla de la siguiente manera:

 

Se les da la oportunidad a las que

han recibido cargas para ejercitar sus dones

 

Si una o dos hermanas que han recibido cargas del Señor vienen a cierto lugar, debemos arreglar una reunión de hermanas, a fin de que ellas tengan la oportunidad de ejercitar sus dones entre las hermanas. Si en las iglesias de varias localidades hay hermanas a quienes el Señor usa y les da carga, estableceremos allí reuniones  de  hermanas. Si no  hay tales hermanas, entonces no necesitamos establecer reuniones de hermanas. Ya que esa necesidad obedece a que ciertas hermanas son usadas por Dios, debemos hacer arreglos para ellas a fin de que tengan la  oportunidad de  aprovisionar a  las hermanas. De otra manera, no existe tal necesidad.

 

Se les enseña a leer a las hermanas que son analfabetas

 

Existen otras reuniones de hermanas, especialmente en el campo, de una naturaleza distinta. Algunas hermanas son analfabetas y no pueden leer la  Biblia.  Enséñenles a  leer. Esto también se considera como un aspecto de la obra, un aspecto de la ayuda y el cuidado a aquellos que ya han creído en el Señor. Por ejemplo, entre los nuevos  creyentes, ya sean hermanos o hermanas, averigüen quiénes son  analfabetas entre ellos  y enséñenles a leer. Tal vez en cada localidad deberíamos hacer arreglos para enseñar a leer a los que son analfabetas a fin de que puedan leer la Biblia. No desatiendan esto por nada. Sin embargo, ésta no es una reunión oficial de la iglesia, más bien es un  trabajo  que se hace cuando la iglesia sirve y predica el evangelio. Esto también es parte del


 

 

servicio levítico para los nuevos creyentes. Esto es especialmente para que los hermanos  y hermanas aprendan a leer y para que puedan leer la Biblia.

 

VII.  LA REUNION DE LOS NIÑOS

 

La reunión de los niños también es necesaria. Esta es también una reunión de la iglesia local en el aspecto de la obra.

 

Tenemos reuniones de niños en varias localidades. Esto requiere que específicamente unos cuantos hermanos y hermanas se ofrezcan a hacer esta obra. Tal vez para esto las hermanas son más apropiadas. No sé qué materiales estén usando ahora en  las  diferentes localidades.

 

En algunos lugares usan los versículos de la Biblia para enseñarles a los niños a leer y a memorizar. Las canciones que cantan están compuestas de versículos de la Biblia. También usan cuadros.

 

En lo que a los cuadros se refiere, cuiden que esto no los desvíe. Usar cuadros del Señor Jesús es especialmente inapropiado. Los cuadros de flores y de aves no  presentan  ningún problema.

 

Tal vez haya hermanos y hermanas entre nosotros que sean especialmente experimentados, y tengan la carga por cuidar de los niños. Ellos deben presentarse y darnos algunos materiales para que los niños en varias localidades puedan recibir el beneficio. Tal vez haya algunos hermanos que ya estén preparando canciones para los niños.

 

Si la reunión de los niños se lleva a cabo adecuadamente, también proveerá una buena oportunidad para que más gente crea en el Señor. Esta reunión, en efecto, debe ser  fuerte. En el futuro, espero que haya unos cuantos hermanos y  hermanas  que  se ofrezcan a preparar algunos materiales para que los hermanos cuiden de los niños. Cuando los salvos en las diferentes localidades aumenten, espontáneamente la reunión  de los niños llegará a ser muy crucial, porque ellos son nuestra próxima generación.

 

CAPITULO SEIS

 

LOS ASUNTOS DE LA OFICINA DE SERVICIO

 

Hoy queremos llegar al sexto asunto, esto es, los asuntos de la oficina de servicio, la oficina administrativa de la iglesia o la oficina de trabajo.


 

 

Lectura bíblica:

 

“Y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” (Hch. 2:45).

 

“Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hch. 4:34- 35).

 

“En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo  murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria” (Hch. 6:1).

 

“Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido” (1 Ti. 5:9).

 

La Biblia deja constancia en detalle del arreglo del aspecto espiritual de la iglesia, como también, aunque no en detalle,

de los asuntos prácticos

 

En el Nuevo Testamento, es muy asombroso que el arreglo acerca del aspecto espiritual de la iglesia se muestre de una manera tan detallada y completa; sin embargo, con respecto al arreglo de los asuntos prácticos, la Biblia sólo nos dice que hubo tales  arreglos, pero no nos dice cómo fueron arreglados tales asuntos prácticos.  La  Biblia habla con mucho detalle acerca de cómo deben operar los dones espirituales, de cómo deben conducirse las reuniones y de que la meta de las reuniones debe ser la edificación. También es suficientemente claro cómo está organizada la iglesia y que la iglesia es local  y tiene hermanos, diáconos y ancianos. También es bastante claro cómo estos ancianos, que son sobreveedores, deben comportarse en la iglesia. En esta  ocasión hemos  visto  que la obra es regional. Dentro de una región hay apóstoles que son enviados por Dios a  la obra y que luego regresan a su propio centro de trabajo. También  es muy claro  que  hay apóstoles que atienden los asuntos de la iglesia en esa región. Acerca de los asuntos espirituales, la Biblia nos ha dado una dirección muy clara. Si una persona delante de Dios es suficientemente sencilla, suficientemente pura, suficientemente  cuidadosa,  y está dispuesta a aprender, entonces no tendrá mucho problema en entender lo que Dios ha dispuesto; él puede obtener una luz clara.

 

La Biblia no deja constancia detallada del arreglo de los asuntos prácticos


 

 

Algo peculiar que vemos repetidas veces en el Nuevo Testamento es que la iglesia  necesita muchísimos arreglos, mas la Biblia no dedica mucho tiempo en mencionar los arreglos de los asuntos prácticos. Se muestra reacia a mencionar estas cosas.

 

Hoy quiero especialmente leerles estas tres porciones en Hechos. Dos de ellas nos muestran que distribuimos a la gente según la necesidad de cada uno; en otro lugar se  nos dice que había unas cuantas viudas, las hermanas helenistas, quienes eran desatendidas. La iglesia en Jerusalén en ese tiempo tenía decenas de millares de personas, pero hoy día sólo se lee estas pocas palabras: “Se repartía a cada uno según su necesidad”. Vean qué sencillo. Pero hoy en Foochow hay solamente mil creyentes; sin embargo, aún no podemos descubrir cuál es la necesidad de cada uno. Hoy día en Shanghái hay más de mil creyentes, y todavía no sabemos cuál es la verdadera necesidad de cada uno. En ese tiempo había en Jerusalén decenas de millares de creyentes, todos recién salvos. ¿Cómo podían los apóstoles repartir “a cada uno según su necesidad”? Por favor, recuerden cuánto trabajo y cuántos arreglos eran necesarios entre ellos. Esto no  era cuestión de uno o dos días, ni de una o dos personas, y tampoco un problema de una  o dos comidas; esto era la necesidad de todos.

 

Yo creo que cualquiera que haya manejado asuntos prácticos sabe lo difícil que es. Por ejemplo, esta vez en la montaña tenemos solamente cien personas, y ya estamos conscientes de las dificultades. Tenemos a tres  o cuatro hermanos al  pie de la montaña,  y dos o tres hermanos aquí arriba. Ellos están  específicamente ocupados con estos  cien. Y todavía no pueden hacer un trabajo perfecto. ¡Qué requeriría  atender  a  más de diez mil personas! La Biblia simplemente dice: “Se repartía a cada uno según su necesidad”. Era un problema averiguar cuántos “cada unos” había allí. Era otro problema averiguar cuáles eran las necesidades de “cada uno” de éstos, y aun otro problema mayor era repartir según sus necesidades. Aunque aquí sólo hay ocho palabras, no sabemos cuánta labor está implícita en estas ocho palabras, cuántos problemas, cuántas responsabilidades, cuántos registros, cuántos cálculos hay detrás de esto, y cuánta gente se necesitaba enviar para hacer la distribución. Sin embargo, esto es algo peculiar en la Biblia. Aunque lo que estaban haciendo pudo haber tomado varios días o hasta varios meses para completarse, la Biblia simplemente deja constancia en  unas  cuantas palabras, como si la cosa hubiese ocurrido en menos de media hora. En el día de Pentecostés, los eventos de todo el día  fueron asentados  en gran detalle,  pero en cuanto a repartir “a cada uno según su necesidad”, lo cual está relacionado con el manejo de las cosas prácticas, la Biblia no nos da un relato detallado.

 

EL APRENDIZAJE EN DOS ASPECTOS


 

 

1.  La necesidad de poner en orden los asuntos prácticos

 

Por lo tanto, hoy deseo que los hermanos aprendan algo de esto,  porque  hay  un principio básico en esto; debemos aprender a ver que hay dos aspectos. Por una parte, la Biblia claramente nos muestra que con respecto a los asuntos prácticos hay arreglos que deben hacerse. Entre nosotros tal vez haya hermanos que entiendan mal esto, hasta el punto de pensar que los asuntos prácticos no requieren preparativos. Parece que ellos piensan que los asuntos se resuelven solos. No hay tal cosa. La Biblia nos  dice  claramente que repartamos a cada uno según su necesidad. En esto hay preparación, no una división descuidada ni una repartición descuidada. La repartición a cada uno es según su necesidad. Por lo tanto, por favor recuerde que esto requiere preparativos. Son asuntos que se llevan a cabo de una manera clara, de una forma estricta y con procedimientos claros.

 

2.  Las personas son importantes, no el método

 

Por otra parte, deseo que los hermanos y hermanas noten que Dios no recalca estos arreglos. Dios tiene ciertos arreglos, pero Dios no dejó en la Biblia constancia de todos estos arreglos. El hecho de que hay arreglos está mencionado en la Biblia, pero  el  método de los arreglos no se menciona. Dios no reconoce que el método de los arreglos sea suficientemente importante como para dejar constancia de ello en la Biblia. Tal vez usted se pregunte por qué. Me gustaría que supieran que existe la necesidad de que haya gente que tenga la sabiduría y la manera espiritual delante de Dios de poder obtener la sabiduría espiritual de lo alto. Si una persona sabe recibir la gracia de Dios, recibirá  gracia aun cuando esté manejando asuntos prácticos. Si una persona está llena del Espíritu Santo, sabrá cómo llevar a cabo asuntos espirituales; será también  un  trabajador hábil para edificar el tabernáculo de Dios. Esto también es una  obra  espiritual. Por lo tanto, Dios desea que prestemos atención al aprendizaje de los asuntos espirituales. Desde el comienzo hasta el final de la Biblia, vemos siempre arreglos espirituales y principios espirituales, pero no vemos arreglos  de  los asuntos prácticos.  No es que los arreglos de las cosas prácticas no existan, sino que muy poco se dice al respecto. El hecho consta, pero no el método.

 

El peligro de dejar constancia de los métodos

 

Dios conoce las tentaciones y los peligros que están en el hombre. Después de  un  período de tiempo, todo lo espiritual se pierde, pero el conjunto completo de procedimientos de administración todavía permanece. Puede darse tal situación entre nosotros que el método de atender los asuntos sea de Dios, pero la persona que lo lleve a


 

 

cabo tal vez no sea una persona espiritual. Si aquellas reglas, aquellos detalles, y el método a través del cual los apóstoles atendían los asuntos prácticos estuviesen ante nosotros, todos los lectores de la Biblia desearían aprender primero esos métodos y no aprenderían a ser espirituales. Debido a que el hombre es de la carne, el hombre desea aprender primero lo que es de la carne, antes de aprender lo que es espiritual. Cuando muchos hermanos escuchan acerca del bautismo, discuten si el bautismo es por inmersión en el agua o por aspersión. Solamente después prestarían atención al significado espiritual de la cuestión. El hombre no presta atención al significado del bautismo; primero discute acerca del método externo y las circunstancias. Esta es la naturaleza del hombre. Por lo tanto, si hubiese un manual de cómo llevar a cabo las   cosas prácticas mencionadas en la Biblia, me temo que los veintisiete libros del Nuevo Testamento serían hechos a un lado, y que este manual sería el libro que todos tendrían que leer. Este manual captaría la atención de la iglesia y habría captado la atención de   los cristianos durante todos los siglos. Por lo tanto, en la Biblia existe esta característica: Dios solamente nos muestra Su gracia, pero no Sus métodos para hacer las cosas.

 

Hay muchas iglesias que han publicado tales manuales. Quizás ustedes hayan visto en la historia de la iglesia que cada vez que Dios ha traído un avivamiento, El gana mucha gente y usa a uno o más siervos para levantar un grupo de personas. Después de unos días, se dan cuenta de que la iglesia necesita ciertos arreglos en  los  asuntos prácticos. Por lo tanto, ellos hacen muchos arreglos en cuanto a los asuntos de la iglesia. Por temor de que se les olviden esos arreglos, dejan constancia de ellos, mantienen las crónicas, y  las usan como procedimientos para hacer la cosas, para así tener reglas que seguir. Después de unos días, la bendición espiritual se desvanece, el agua viva se pierde, y el poder se acaba. La segunda generación no puede igualar a la primera, la tercera generación no alcanza a igualar a la segunda, y la bendición espiritual se ha desvanecido casi por completo, pero los procedimientos para hacer las cosas aún permanecen. Esta   ha sido la situación del protestantismo.

 

Por lo tanto, en la Biblia vemos que Dios no nos habló de los métodos para hacer las cosas, sino que dejó los métodos para hacer las cosas a la dirección del Espíritu Santo, al llenar del Espíritu Santo, al Espíritu Santo mismo que da la sabiduría. Esto fue  para evitar el día en que la cáscara aún permaneciera, todos los métodos permanecieran, los procedimientos permanecieran, pero la bendición se hubiera ido, el agua viva se hubiera ido, y el poder espiritual se hubiera ido. Este es el problema fundamental. En la historia de la iglesia, cuando un grupo de personas es levantado por el Señor, surge un método. Pero después de un período de tiempo, para la segunda, tercera  y cuarta  generación,  sólo permanece el método.


 

 

Por esta razón, en todos estos años siempre hemos evitado tener un método. No queremos que haya un método entre nosotros. Si tenemos el poder  espiritual,  si  tenemos la vida espiritual, y si siempre tenemos la bendición del Señor, entonces el mantener un método es apropiado. Si un día todas estas cosas espirituales se acaban y todo lo que queda es un método, entonces será como la situación que ha existido en el protestantismo durante tantos años. Todo lo que queda es una estructura vacía, habiéndose desvanecido todas las cosas espirituales internas. Por lo tanto, no queremos que surja un método.

 

Sin irse al otro extremo

 

Sin embargo, hoy día no podemos irnos al otro extremo. Muchos hacen esto, pensando que en la iglesia no hay ningún método en absoluto. Quiero que presten atención a esto. Ustedes son personas que estudian la Biblia. Ustedes tienen  que  ver  que indudablemente hay métodos en la Biblia. Solamente vean los arreglos en los tiempos de Pentecostés. Ustedes verán que, sin lugar a dudas, había un método para llevar  a  cabo los asuntos. Hablando con franqueza, si ustedes tuviesen solamente mil o dos mil personas, no podrían atenderlas. Si ustedes fuesen como los apóstoles, con más de diez mil personas, habría una confusión total. Sin embargo, vemos que la narración bíblica, toca ligeramente el asunto y sigue adelante. No hay muchas palabras, sino  sólo  una frase: “Se repartía a cada uno según su necesidad”. Parece muy simple. Sin embargo, detrás de estas pocas palabras, se realizó mucho trabajo. Por lo tanto, hermanos, deseo que puedan ver que en las iglesias, durante los tiempos de los apóstoles, había métodos para hacer las cosas. Pero Dios no quiso dejar estos métodos para que las generaciones siguientes los imitaran. Si un día el Espíritu de Dios está obrando en cierto lugar, de manera natural surgirá un método para hacer las cosas. Si el Señor en cierta ocasión bendice grandemente, en ese día surgirá espontáneamente un método. Cuando la bendición espiritual se apague, el método para hacer las cosas también se apagará con ella. Nosotros no queremos que el método para hacer las cosas dure ni un día  más que  los días de bendición.

 

Esperamos, hermanos, que encuentren un camino que esté entre estos dos extremos.  Hay grupos de personas, como por ejemplo los protestantes, que siempre prestan atención al método. Por favor, recuerden que cuanto menos agua  contiene  un  vaso, tanto más la gente examina el exterior del vaso. Cuando el vaso ya no se usa  para contener agua, entonces se cuelga en la pared como una antigüedad. La gente siempre presta atención a las cosas externas. Nosotros sabemos que Dios no permite que tales cosas permanezcan. Por otro lado, no es que no haya métodos. Hechos capítulos dos, cuatro y seis, claramente nos muestran que como el problema de unas cuantas viudas de los helenistas no había sido resuelto, los apóstoles consideraron que este asunto no


 

 

había sido atendido adecuadamente. Solamente había unas cuantas viudas que, entre  más de diez mil personas, tenían un problema que no había sido resuelto. Sin embargo, los apóstoles no estaban satisfechos.

 

Recuerden las palabras que Pablo le escribió a Timoteo. Parece que Timoteo  apuntaba  en un registro los nombres de las viudas. Pero en la Biblia no se puede encontrar en qué consiste una lista de viudas. Fue mencionado de una manera casual. Parece que Timoteo estaba muy familiarizado con esta lista. Pablo no dijo que se hiciera un libro de cierto tamaño, y tampoco dijo cómo llenarlo. No dijo nada de esto. Solamente mencionó que se pusiera a las viudas en la lista. Esto quiere decir que en ese tiempo todos conocían esa forma. Después, simplemente dijo que no se registrase a nadie en la lista de una manera descuidada. Se descubrió un problema; solamente las que tuvieran más de sesenta años deberían ser puestas en la lista, y la cuestión se resolvió así. El no dijo de dónde venía ni  a dónde iría esa lista.

 

La necesidad de  oración acerca de cómo llevar a cabo las cosas

 

No sé si ustedes conocen esta línea o no. En  la Biblia hay arreglos, y hay un  registro,  pero la Biblia no hace hincapié en los detalles de este registro. Dios no quiere hacer el esfuerzo de hablar ni siquiera dos frases más al respecto. Lo que está allí es suficiente para nosotros cuando necesitamos llevar a cabo ciertos asuntos. Existe un principio de que se requiere tener un libro de registro. El principio de tener un registro ya está ahí, pero, acerca de cómo establecerlo, tanto ustedes como yo necesitamos orar: “Señor, sabemos que en la iglesia primitiva había un registro, pero no sabemos  cómo establecerlo. Señor, enséñanos cómo hacerlo”. De esta manera, por un  lado,  sabemos que hay arreglos en la iglesia; por otro, delante de Dios tenemos que esforzarnos para encontrar el camino. Dios no está dispuesto a poner delante de nosotros, en la Biblia, un formato detallado de un registro que podamos usar convenientemente para saber cómo hacer el trabajo, para que así no necesitemos orar en absoluto. Por favor, recuerden que Dios no está dispuesto a hacer tal cosa.

 

Hermanos, deseo que vean esto delante de Dios. No presten atención al método para hacer las cosas, porque eso es algo muerto. Una vez que presten atención al método, harán las cosas grises y muertas. Los métodos serán establecidos de una manera tan fuerte que un día, cuando la bendición espiritual se pierda, la estructura vacía de un cadáver todavía permanecerá. Tampoco quiero que los hermanos y hermanas sean descuidados, sin hacer nunca el menor esfuerzo por averiguar cómo atender los asuntos, ni considerar nunca de qué manera hacer las cosas en la iglesia. Esto también está mal.  La Biblia no nos dice cómo trabajar, pero hay un principio en cuanto a hacer las cosas.


 

 

Hoy necesitamos buscar esa manera. No es que Dios no tenga una manera de hacer las cosas; Dios sí la tiene. Tengamos cuidado de no ser tan espirituales que lleguemos a no tener absolutamente ningún método. Todavía había allí un método: “Se repartía a cada uno según su necesidad”. Aún necesitamos llevar esto a cabo.

 

LOS METODOS QUE VEMOS HOY

 

1.  La necesidad de tener una oficina de servicio

 

Si hubiese solamente siete u ocho creyentes en una iglesia local, o si hubiese dos o tres congregándose en el nombre del Señor, no necesitaríamos una oficina administrativa. Si en una localidad hay un buen número de santos, digamos cien, varios cientos, o más de mil, la situación sería difícil y confusa si no hubiera una oficina administrativa. Este es el primer problema. Hoy día queremos ver algo acerca de los métodos que los apóstoles usaron para hacer las cosas en sus tiempos.

 

2.  El principio de llevar un registro

 

Desde mi punto de vista, lo segundo que deseo señalar  específicamente  es el principio del registro. Este es el principio de anotar a las viudas en la lista. Si el libro de registro fuese un método en vez de un principio, entonces Dios nos hubiera dicho la longitud, la anchura y su formato. Pero Dios describió el libro de registro de una manera muy breve. Por lo tanto, usted puede saber que existe el principio de llevar un registro. Si en la Palabra de Dios algo está descrito solamente con una frase, sin detalles, entonces saben que ese asunto es un principio en la Biblia, y que no se da en detalle.

 

La memoria del hombre no es confiable

 

¿Por qué necesitamos un registro? Lo necesitamos porque la memoria del hombre no es confiable. La gente depende de su memoria para hacer las cosas. Si la memoria de una persona no es confiable, no podrá hacer las cosas. Si ocurre que tal vez se acuerde o tal  vez se le olvide, ¿qué hará a fin de llevar a cabo alguna cosa? Por  supuesto, reconozco  que entre nosotros algunos hermanos y hermanas tienen  muy buena memoria. Pero si  un día les fallase la memoria, ¿qué harían entonces? Lo que esté asentado en  los  registros es muy posible que sea más exacto que lo que esté en su memoria.

 

No es fácil encontrar personas

 

Además, aunque la memoria de alguien sea buena, tal vez sea difícil encontrarlo. Quizás el que esté atendiendo este asunto se acuerde de todo, pero si se va, ¿qué haremos? Si hubiese un registro, podríamos abrirlo y leer y entender la situación. Cuando Timoteo


 

 

estaba en la iglesia de Efeso, tenía que cuidar de las iglesias  de las áreas circundantes,  por medio de establecer ancianos  que las cuidaran. Cuando Timoteo se fue a Roma y   Tito vino a Jerusalén, ¿qué se hubiera podido hacer acerca de los problemas de  las viudas, si no hubiese habido un registro? Tal vez hubiesen tenido que  enviar  una  persona a Roma para preguntarle a Timoteo. Si Timoteo hubiese dicho: “Se me olvidó lo que hice. No sé si mudé a una viuda de Pérgamos a aquí, o a una de Tiatira a aquel lugar. Se me olvidó”. En ese caso, ¿qué se hubiera podido hacer? Si los registros estuviesen  aquí, nadie tendría que acordarse, y cualquiera los podría abrir.

 

Por lo tanto, necesitamos ver que los registros de la iglesia y el llevar registros en la  iglesia son asuntos importantes. Este es el principio de llevar un registro.  Usted  no puede decir que se acordará o que yo me acordaré. El objetivo es escribirlo. No importa  de quién se trate. Una vez que el tiempo pasa, hasta el que tenga la  mejor  memoria puede olvidar las cosas. En el mundo no hay muchas personas que después de que pasen muchos años todavía recuerden las cosas con exactitud. Aunque pueda usted acordarse,  si súbitamente no puede ser encontrado, ¿qué haremos? Por lo tanto, el principio de  tener los registros viene a mano. El Nuevo Testamento no nos muestra cómo escribir en este registro, o qué clase de registros debemos llevar, pero el Señor nos ha mostrado que llevar los registros debe ser nuestro principio. Por lo tanto, muchos asuntos de la iglesia deben ser apuntados de manera apropiada.

 

Por esta razón, esperamos que cualquier iglesia con un número  considerable  de  personas tenga una oficina administrativa. Si no quieren usar este nombre, no hay problema. Pueden llamarla como gusten. En Shanghái se llama oficina de servicio,  porque allí los diáconos son los que atiendan los asuntos todo el tiempo. Queremos guardar este principio. No queremos ser como muchos protestantes, que  prestan atención a estos títulos; sólo queremos hacer las cosas conforme al principio.  En  la iglesia es aceptable llamarla oficina de servicio u oficina administrativa. Oficina administrativa es un término secular; oficina de servicio es un nombre que nosotros le hemos dado.

 

LOS ASUNTOS QUE SE TRATAN EN LA OFICINA DE SERVICIO

 

1.  Para ponernos en contacto unos con otros

 

En esta oficina, el trabajo principal es hacer dos cosas. Una es satisfacer la necesidad de los hermanos y de las hermanas que deseen discutir los asuntos cara a cara. En una iglesia local, si no hay muchos hermanos y hermanas, no habrá mucho problema. Si una iglesia está en una gran ciudad, o si el número de los hermanos y hermanas es más de


 

 

varios centenares, no será fácil encontrar a alguien. Si alguien viene de fuera, no sabría a quién acudir. Por lo tanto, los diáconos de la iglesia deben venir a la oficina administrativa para trabajar. Debe haber un lugar, y debe haber alguien disponible, para que cuando alguien venga, se pueda tener la manera de  hacer los  arreglos necesarios para atenderlos. Se debe repartir a cada uno según su necesidad. Se debe tener un lugar para asentar registros, sabiendo cuáles son las necesidades, cuánta gente hay, cuántas familias hay y cuántos niños hay. Siempre debe haber alguien supervisando y arreglando los asuntos. En otras palabras, debe haber un sitio para hacer arreglos y para ponerse en contacto unos con otros a fin de atender los asuntos. Este es el primer uso de la oficina   de servicio: el contacto mutuo de unos con otros. De otra manera, si algún hermano o hermana viniera a esta iglesia para ver a otros hermanos o hermanas, no sabría a dónde  ir a buscarlos. Debe haber un lugar donde puedan hallarlos. No sé si ustedes han visto este principio o no. Tal contacto de unos con otros requiere una oficina administrativa o podemos llamarla oficina de servicio.

 

2.  Para mantener muchos registros

 

El segundo uso de la oficina de servicio es llevar muchos registros. En la iglesia hay una considerable cantidad de asuntos. Cada semana hay varias cartas de recomendación que escribir y enviar, varios anuncios que dar, varias cosas por las cuales orar, varias  personas que recibir, y varias personas que son bautizadas cada vez. Todas estas cosas deben ser anotadas. Tal vez haya hermanos o hermanas que se han mudado, otros que están enfermos, y algunos que tienen problemas familiares. No será  de  mucha  ayuda que una o dos personas traten de recordar todas estas cosas. Aunque usted pudiese recordar todo esto, cuando alguien tenga que verificar la información deberá buscarlo a usted, y aún así, no podría leer su mente. Se necesita algo que otros puedan abrir y en lo cual puedan consultar.

 

No quiero decir que estas cosas tienen que guardarse para siempre.  Espero  que cuando el aspecto espiritual se haya ido, estas cosas también se vayan. Cuando hay bendiciones, estas cosas y estos métodos son necesarios. Cuando la bendición se va, no hay más necesidad de que estos métodos existan. Sin embargo, siempre que haya bendiciones, delante de Dios necesitamos buscar un camino para  que se haga un arreglo conveniente  a fin de satisfacer la necesidad. Existe la necesidad de que haya un lugar, de que alguien sirva, y de que los registros estén disponibles. Este lugar es nuestra oficina administrativa. Tanto el lugar como el personal deben estar disponibles; entonces será posible que todos los asuntos sean manejados adecuadamente. Alguien debe estar allí para recibir a la gente. Los registros deben estar fácilmente disponibles. No debe haber necesidad de pedir información a cierto hermano, porque la memoria del hombre no es


 

 

confiable, y tampoco la vida del hombre es confiable. Tener registros disponibles es más estable y más confiable.

 

Deseo que los hermanos y hermanas entiendan por qué necesitamos tener la oficina de servicio. ¿Con qué propósito hemos tenido la oficina de servicio en  Shanghái  desde 1938? La oficina de servicio satisface las necesidades locales y puede atender bien los asuntos de los hermanos y hermanas. Si ustedes no tienen la intención de atender bien  los asuntos de los santos, entonces no necesitan una oficina. Si se acuerdan de algo, se acuerdan, y si no se acuerdan, sencillamente se esfuma. Eso es fácil. Sin embargo, si desean que todo sea bien atendido, deben tener la oficina de servicio.

 

LA NECESIDAD DE TENER LA OFICINA DE SERVICIO

 

Por esta razón necesitamos un entrenamiento; necesitamos cierto conocimiento  acerca de este asunto. Por lo tanto, espero que en todos los lugares, aunque no necesitamos  estar en absoluta uniformidad, nuestros procedimientos sean más o menos similares. Creo que las necesidades que existen entre nosotros son similares. Tengan presente  que lo que hagamos será conforme al principio que se encuentra en Hechos, los capítulos del  2 al 6, según el principio de llevar un registro. Pedimos a Dios que nos dé un método que corresponda a nuestra necesidad. En la Biblia hay un método para atender los asuntos, pero la Biblia no lo transmite. Así que nosotros tampoco esperamos transmitir nuestro método. Aquéllos del comienzo tenían una necesidad; por lo tanto buscaron un método. En la actualidad unos cuantos de nuestros hermanos han hallado un método adecuado. Tal vez después de cinco o diez años, habrá un nuevo método, un método diferente, que satisfaga la necesidad de ese tiempo.

 

1.  La necesidad de tener un lugar para recibir a la gente

 

Ya que hay tal necesidad, hay un lugar, al que temporalmente llamamos oficina de servicio. En  tal lugar al  menos podemos poner unas cuantas mesas y algunos estantes.  El lugar debe ser suficientemente grande para acomodar a los que estén buscando a  otros. Allí debemos tener la posibilidad de recibir a la gente y manejar todos los asuntos. Este lugar puede estar cerca del lugar de reunión o dentro del salón de reunión.

 

2.  La necesidad de que algunas personas trabajen en la oficina

 

En segundo lugar, existe la necesidad de que algunos estén en la oficina, especialmente un grupo de diáconos, para aprender a atender a otros. Por supuesto, es bueno que


 

 

algunos hermanos y hermanas vengan a ayudar, pero es mejor permitir que los diáconos tomen la responsabilidad.

 

Los hermanos y hermanas pueden turnarse para trabajar

 

Sería muy fácil que la iglesia usara los fondos de la caja de ofrendas para contratar gente que trabaje durante todo el día, pero creo que esto no sería la iglesia. Si la iglesia puede invertir dinero para contratar levitas, entonces también puede hacerlo para contratar sacerdotes. Si así fuera, eso restauraría el sistema de salarios. Espero  que el  trabajo de los levitas y de los sacerdotes sea hecho sin paga, y por hermanos y hermanas que toman turnos. Por lo tanto, es lo mismo con el trabajo de la oficina  administrativa. (Perdónenme por usar la palabra “administrativa”, que es un término secular). Me gustaría que los hermanos y hermanas dedicaran cierto tiempo durante la semana para dedicarse a esta clase de trabajo levítico. Un hermano puede estar dispuesto a dar un   día. Otro puede estar dispuesto a dar dos días, una hora, o dos horas. De esta manera habrá hermanos y hermanas atendiendo los asuntos prácticos en la oficina.

 

Para notificación e investigación

 

Tal vez un hermano quiera notificarnos que un hermano está enfermo. Sólo tiene que venir a la oficina de servicio y los diáconos inmediatamente notificarían a los hermanos responsables o a otros hermanos. Tal vez después de poco tiempo, la oficina de servicio pueda difundir esta información. También la oficina de servicio siempre debería tener   un juego de sobres con las direcciones escritas de antemano. Cada vez que algo pase, pueden preparar copias de la información, sea por mimeógrafo, o a mano, y mandarlas inmediatamente. Tan pronto como algo ocurra, los hermanos y hermanas de toda la ciudad podrían ser informados en una o dos horas. Cada vez que en la oficina de servicio tengan tiempo, deben poner direcciones en los sobres y prepararlos para usarlos en el futuro. No estamos copiando los métodos del mundo, pero tenemos que atender los asuntos prácticos.

 

Por ejemplo, en Shanghái, durante los últimos diez años o más, si usted no sabía dónde vivía un hermano, podía llamar por teléfono a la oficina de servicio. Para hallarlo, todo    lo que se necesitaba era consultar la tarjeta del fichero. Tal vez ese hermano se hubiera ido a Nanking y no habría de regresar por uno o dos días. Si no hubiese oficina de servicio, no sería fácil que usted lo hallase. No estamos copiando las formas del mundo; queremos que los hijos de Dios aprendan a manejar los asuntos.

 

En otro caso, es posible que alguien vaya a otra localidad. La iglesia en esa localidad tal vez escriba preguntando si esa persona fue bautizada en nuestro medio como ha dicho.


 

 

Si el anciano dice que no sabe, o que parece que esa persona ha estado allí antes, ¿qué podríamos hacer? Cuando aumenta el número de hermanos y hermanas, y el número de los bautizados también aumenta, existe la necesidad de llevar registros. Si tienen los registros, una vez que busque los nombres, los hallarán. Tal hermano fue bautizado en cierta fecha, y se reunió con nosotros por más de dos años, pero desde entonces no lo hemos visto. Hoy día fue hallado en otra ciudad. Sabemos cuál fue su situación durante esos dos años, pero no desde entonces. Ahora podremos preguntarle: “Desde esos dos años, ¿dónde ha estado? ¿Con quién se ha reunido?” Entonces hay forma de cuidarlo  para ayudarle. Esta clase de asuntos requiere registros.

 

Hoy día, en una ciudad grande como Shanghái, o en un lugar como Foochow, hay reuniones de distrito. Cuando alguien viene a pedir la dirección del lugar de reunión o la hora en la que los hermanos responsables pueden ser hallados, alguien debe estar disponible para contestar estas preguntas. Por lo tanto, cada uno de los que sirven en la oficina administrativa debe saber estas respuestas, y debe poder contestar inmediatamente y brindar la ayuda. Si hay algo que uno de los que sirven no puede manejar, debe remitir el asunto a los hermanos responsables. Pero si ellos pueden manejar la situación, no habrá necesidad de buscar a  los hermanos responsables.  De  otra manera, los hermanos responsables tendrían que recibir gente todo el día, y no podrían hacer nada. Muchas cosas deben pasar por las manos de los diáconos, y de las manos de éstos a las manos de los hermanos responsables, o a sus casas. Tal vez ellos tengan que esperar para ser recibidos hasta el día en que los hermanos responsables reciben a los santos.

 

Agradezco a Dios que durante los tiempos de los apóstoles, ellos manejaron bien los asuntos. Nosotros podemos ver esto porque los apóstoles oyeron las murmuraciones de las viudas helenistas. El deber de los hermanos y hermanas que eran diáconos y diaconisas era tener los ojos abiertos. Una vez que algo pasaba, notificaban a los hermanos responsables. Entonces, como pueden ver, Pedro actuó inmediatamente. Así que, cuidar bien una iglesia, no  es tan complicado delante de Dios como pensamos,  como lo es en el protestantismo. Tampoco es tan simple como pensamos. El protestantismo tiene mucha organización, pero nosotros hemos hecho a un lado la organización bíblica. Ambos extremos están errados. Por lo tanto, debemos tener un  lugar para conducir los negocios.

 

Para recibir y cuidar a otros y hablar la Palabra

 

Lo siguiente es que debemos tener a alguien allí todos los días para recibir a  las  personas. Desde la mañana hasta la noche, si alguien viene a preguntar alguna cosa,


 

 

siempre debe haber alguien allí que conteste. Por lo tanto, deben decirles  a  los  hermanos y hermanas locales que no solamente sirvan en otras cosas, sino también en la oficina administrativa. Por otro lado, la oficina de servicio debe dedicar bastante tiempo cada día para ayudar a la iglesia. Desde el punto de vista de algunas personas, esto no es espiritual. Podemos responder diciendo que David dijo que prefería estar a la puerta del templo de Dios. No debemos ser tan espirituales que no podamos ni siquiera hacer bien  al cuidar la puerta del Lugar Santísimo. No consideren que los levitas  y los sacerdotes  son diferentes. ¡Ambos son importantes! Sin el servicio levítico, no hay  iglesia.  Que todos tengamos un corazón para servir dos o tres horas en la iglesia, atendiendo los asuntos de Dios, sirviendo a Dios, y sirviendo a Su pueblo, para que todo el Cuerpo siga adelante. Nunca hagan de la obra su propia obra. Necesitamos que todo  el  Cuerpo trabaje y aprenda allí. Por lo tanto, necesitamos que los hermanos y hermanas vengan a estar de servicio para que se encarguen de los asuntos.

 

Hay muchos asuntos de la iglesia que requieren diálogos de persona a persona. Por ejemplo, ¿cómo hacer arreglos para los hermanos de otros lugares? Algunos hermanos que vienen a usted no saben cómo llegar, así que tiene usted que recogerlos. ¿O cómo podría cuidar de los huérfanos y de las viudas que están de paso por la ciudad donde usted vive? Puede haber personas que vengan a ustedes buscando a ciertos hermanos y hermanas, pero debido a que no conocen el camino, necesitan que los diáconos les ayuden a encontrarlos. Hay muchas cosas que la iglesia necesita hacer. Busquen  a los  que tengan tiempo de ayudar a los que estén en necesidad. Muchas veces hay accidentes, problemas familiares y enfermedades. La iglesia debería ser notificada de estas cosas inmediatamente. Los hermanos que sean diáconos necesitan  encontrar rápidamente a  los hermanos que puedan ayudarles a estos otros hermanos.

 

Algunos encuentran la manera de llegar al lugar de reunión de la iglesia para escuchar   un mensaje, y hay muchos que tocan la puerta porque quieren entrar para oír el evangelio. No puede decirles que el dueño no está en casa, que no sabe qué decir, que usted es un sirviente. Cuando alguien venga a la puerta, o bien usted mismo se encarga  de él, o busca a un hermano que venga inmediatamente a predicarle. En el futuro, si   Dios nos concede la gracia y nosotros distribuimos folletos de una manera adecuada, entonces, como resultado, mucha gente vendrá a tocar la puerta del salón de  reunión para escuchar el evangelio. Usted no puede decirles que todavía no es hora  de  la  reunión. Usted debe hablarles, o tal vez pedirles que se sienten hasta que encuentre a  otra persona que les hable. Ocurrirá muy naturalmente que la gente deseará escuchar el evangelio. Por lo tanto, espero que presten atención a esta oficina de servicio; ustedes necesitan un lugar y necesitan diáconos.


 

 

Para tener actas de varias obras

y para mantener una lista de nombres

 

En tercer lugar, deben recordar siempre el principio de llevar un registro. El diácono de turno debe apuntar todos los asuntos de la oficina administrativa, con excepción de las cosas que ocurran de improviso, o cosas que todavía tienen que ser llevadas a cabo. En otras palabras, con excepción de las pequeñas hojas de papel que estén debajo del vidrio de la mesa, el resto de los asuntos, que son los que ya han sido llevados a cabo, y los que ya se han concluido, necesitan ser apuntados. El procedimiento que se usó para llevar a cabo estas cosas debe anotarse, y tal registro debería mantenerse. De esta manera, después de que pase el tiempo, cuando surja la necesidad de verificar los hechos, pueden éstos comprobarse. Estos registros son muy importantes. Todos los que hayan sido bautizados en alguna reunión deben ser anotados. Todos los que hayan sido recibidos en alguna reunión deben ser anotados, todos los que hayan recibido la  imposición  de  manos en la reunión deben ser anotados, todas las cartas de recomendación enviadas de una reunión deben ser anotadas. Además, las copias de todas las cartas de  recomendación deben ser archivadas. En cada lugar de reunión debe haber registros de todos los hermanos y hermanas, sus direcciones, edades, las fechas en  que  fueron  salvos, y cualquier otra información importante, como las fechas de sus cambios espirituales o su condición espiritual a la fecha. Todo debe ser escrito sin omitir nada. Todos los que han firmado en las reuniones del evangelio deben ser anotados en el registro. Se necesita que los nuevos creyentes vayan a visitar a los que han venido a las reuniones evangelísticas. El número de personas que haya venido a escuchar  el  evangelio, equivale al número de nuevos creyentes que necesita ir a  visitarlas  y  cuidarlas. Estos nuevos creyentes necesitan la misma cantidad de creyentes de más madurez para que los cuiden. Tenemos una generación tras otra de estos nuevos creyentes. Ustedes deben registrar los asuntos de ellos en detalle. Por medio de esto, conocerán la situación actual de los que están siendo cuidados por los que ustedes han enviado. Los arreglos de la obra de los sacerdotes también tienen  que  anotarse.  Nosotros los asignamos uno por uno. Cuántos son puestos en esta obra, y cuántos son puestos en aquella obra, son todos registrados al mismo tiempo.

 

Los hermanos responsables usan los registros para supervisar

 

No todos los hermanos y hermanas asentarán buenos registros. Al comienzo habrá cosas que se pasarán por alto, y habrá dificultades. Deben revisar estos registros  para  ver quién ha sido pasado por alto. Tan pronto como los revisen, sabrán quién cuidaba a  cierta persona, o por qué no ha sido cuidada esa persona. Si este trabajo se hace bien o  no, depende de si el obrero tiene o no un buen sistema. Con buenos registros pueden


 

 

seguir de cerca a la gente. El mayor uso de los registros es para seguir de cerca  el progreso de la gente; no es solamente para guardar archivos. Los registros pueden mantenerlos a ustedes informados. Si es necesario buscar algo, ustedes pueden obtener  la información. Cuando alguien esté a punto de irse a otra ciudad, y quiere averiguar la situación de cierto hermano, o de algún asunto espiritual acerca de tal hermano, se le puede dar una respuesta con base en los registros. En otro aspecto, un hermano responsable puede hallar frecuentemente en el registro si ciertos hermanos o hermanas han hecho o no lo que deberían haber hecho. Los hermanos responsables en todas las localidades deben buscar frecuentemente los nombres de estos hermanos y sus tarjetas. Esta es su responsabilidad.

 

Todas estas tarjetas ustedes las pueden dividir y asignar a varios para que sean responsables de cierta cantidad de personas. Se debe demarcar los distritos para averiguar quiénes están en un distrito y quiénes están en otro. Ustedes, los que son responsables, deberían recordar que son sobreveedores, por lo tanto, deben supervisar.  El trabajo de ustedes es supervisar. Frecuentemente deben observar y preguntar: “Hermano, ¿ha hecho usted aquello?” “Hermano, ¿ha atendido tal asunto?” Donde  quiera que vayan, deben preguntar: “Usted  acaba de  visitar a cinco hermanos. ¿Cuál es  la situación de esos cinco hermanos?” “Usted acaba de visitar a diez hermanos. ¿Cuál es  la situación de esos diez? ¿Ha pasado por alto a alguno y no lo ha visitado? Durante la semana pasada, ¿los ha visitado usted a todos?”

 

La manera de obrar hoy es hacer que todos los hermanos sirvan

 

Los hermanos responsables no deben simplemente predicar un mensaje desde la plataforma, y luego considerar que todo el trabajo está terminado. Es responsabilidad de ustedes motivar a laborar a los hermanos que estén con ustedes. Esto es lo que deben lograr ustedes; ésta es la manera de actuar hoy en día. Si no tienen esto, no  tienen camino alguno. Si fuera lo mismo de antes, cuando solamente se predicaba un mensaje por semana, entonces todos serían predicadores que descansan seis días y trabajan uno. Dios trabajó seis días y descansó uno; hoy en día, nosotros descansamos seis días y trabajamos uno. ¡Con razón todos los predicadores se han vuelto  ociosos! Por  lo  tanto, es necesario que cada uno de ustedes labore cada día, y también deben hacer que todos los hermanos sirvan. Hermanos, la pregunta no es que si ustedes mismos han hecho el trabajo, sino si lo han hecho ustedes y han tenido la manera de hacer que otros también  lo hagan.

 

Por un lado, la tarea de ustedes es hacer el trabajo ustedes mismos, y por otro, es asirse de otros para que éstos hagan el trabajo, y luego seguir de cerca el progreso de ellos.


 

 

Después de que bajen de la montaña, les escribiré cartas para preguntarles cuántas personas supervisan por semana. No debe haber un anciano que no supervise. Hoy, si contratáramos a diez trabajadores para que trabajen aquí en el monte y asignamos a un hermano para que los supervise, no espero que el hermano supervisor levante una cesta de bambú y la cargue. Quiero que supervise. El no debe decir: “Ninguno de los diez la cargaría, así que yo la cargaré”. Si el hermano dijera esto, no sería digno de ser  supervisor. Sería inútil. Nosotros tenemos la  habilidad delante de  Dios de asegurarnos de que ellos lleven la carga. Tenemos la habilidad delante de Dios de hacer que ellos trabajen. Si puede hacer que seis o diez hermanos sirvan, allí está la  iglesia.  No  se quejen ante nosotros, diciendo: “¿Por qué debemos dar tanto énfasis a este asunto?” La razón es ésta: si no trabajamos de esta manera, no habrá iglesia. Ustedes pueden ir a predicar a dos o tres personas, y pueden continuar haciéndolo. Cierto, ustedes tienen su propia obra, y yo no soy indiferente a ello. Sin embargo, por  otro lado, ustedes tienen  que guiar a otros hermanos y hermanas a que hagan el trabajo. Nunca se alejen de esto.  Si nos alejamos, estaremos errados.

 

Debemos traer a todos los hermanos a este  camino. En las cuestiones relacionadas con   el evangelio, deje que prediquen el evangelio y que participen en el  cuidado  del evangelio. Deben cuidar de los nuevos creyentes. Deben  guiarlos a que hagan el trabajo   y a que atiendan los asuntos prácticos. No les den los asuntos a ellos y consideren que el asunto está concluido. Ustedes deben seguir de cerca el progreso de ellos hasta que el trabajo esté acabado. Ustedes tienen que seguir cuidándolos para ver cómo  les  va.  Deben preguntar: “¿Tiene usted algún problema? Si lo tiene, estoy aquí para ayudarle a resolverlo”. De esta manera, ustedes verán que la iglesia saldrá adelante.

 

Para que la iglesia salga adelante es necesario que la gente salga adelante. Vendrá el día en el que verán a la iglesia sirviendo y a toda la iglesia predicando el evangelio. Para entonces, podremos decir que el camino del recobro de Dios en la tierra habrá comenzado, y entonces El tendrá la iglesia en la tierra. Fuera de eso, el cristianismo ha sido llevado cautivo a Babilonia, y hasta el día de hoy no ha regresado. Hoy  en  día todavía hay aquellos que son pasivos. Hoy en  día todavía existe la clase mediadora: en  un lado está Dios, en el otro está el hombre, y en medio está la clase mediadora, por la cual la gente tiene que pasar antes de poder servir. No sé si han visto esto o no. Este es todo el problema.

 

La oficina de servicio, el instrumento para llevar a cabo los asuntos

 

Así que, la oficina de servicio es el instrumento con el que los hermanos atienden los asuntos de la iglesia. Por medio de la oficina, pueden recibir información y averiguar


 

 

acerca de diferentes situaciones. Los diáconos y diaconisas mantienen los archivos allí. Con base en sus datos, pueden ver cuál es la situación de la iglesia hoy. Pueden observar  a los hermanos y hermanas, supervisarlos, y decirles lo que deben hacer. Díganles a los ociosos que deben trabajar. Díganles a los orgullosos que deben aprender a  ser  humildes. Paso a paso, guíenlos a que estén atentos a lo que hacen.  Hermanos,  ¿han visto lo que se llama la obra de Dios? No es solamente predicar desde la plataforma. Reconocemos que no podemos suprimir el ministerio de la palabra; este ministerio es muy precioso. Pero por otro lado, ustedes tienen que traer a todos los hermanos y hermanas a que sirvan. Cuando ese momento llegue, daremos gracias a Dios porque tendrá una vía libre en China.

 

Al comienzo, ustedes deben decirles a los diáconos y diaconisas que cuando  los  hermanos y hermanas vengan a hacer preguntas, deben ser corteses, amables, y que no deben ser fríos al responder. Todos estos asuntos son responsabilidad de ustedes. Deben llevarlos a cabo y no descuidarlos por negligencia. Ustedes mismos deben ser firmes, y al mismo tiempo mansos, sin dejar pasar las cosas. Necesitan aprender a servir en estos asuntos; no le tengan temor a los problemas. Deben decirles: “El que copie debe copiar bien, el que anote, debe anotar con exactitud. Si hay una pequeña inexactitud, ustedes  son responsables. De esta manera, cuando los hermanos necesitan  mirar de nuevo lo   que ustedes han registrado, será fácil. No deben manejarlo descuidadamente. Esta es la obra de Dios”. Cuando manejen así las cosas, los ociosos tendrán que renunciar.  Nosotros no trabajamos solamente seis días, y descansamos un día; nosotros trabajamos todos los días, siete días a la semana. Muchas personas se  vuelven  ociosas,  porque ponen a un lado otras cosas y usan todo su tiempo para estudiar la Biblia. Por supuesto, una vez que se descuida, no tiene usted nada que hacer. Si ustedes toman en serio las cosas delante de Dios, sólo tienen que invertir una hora más, y la iglesia será  edificada  un día antes. Si ustedes invierten una hora extra, prestan atención a una persona más, preguntan a una persona más; hoy día les preguntan a cinco hermanos y mañana les preguntan a diez: “¿Han hecho su trabajo?” Entonces, les digo, el servicio de la iglesia será levantado un día antes. Por un lado, necesitamos un buen sistema, y necesitamos arreglos; por otro, necesitamos un libro de registros para anotar todo. Finalmente, ustedes que son los responsables, deben seguir de cerca el progreso de la gente. Aunque haya una oficina administrativa y un sistema establecido, si no hacen un seguimiento adecuado de la gente para que hagan el trabajo, será inútil. Nunca sean flojos; háganles ver que todos necesitamos servir. Un día, verán que todos ustedes tienen el hábito de supervisarse los unos a los otros. Los asuntos deben atenderse adecuadamente; no debe darse el caso de que un solo hermano haga todo. Aprendan a seguir adelante juntos.

 

Si ustedes han visto claramente el propósito de Dios, inclinarán la cabeza ante Dios y lo adorarán, diciendo: “¡Señor, haz lo que quieras entre nosotros para que puedas seguir


 

 

adelante!” Ustedes pueden ver que sólo hay un propósito para todos los hijos de Dios,  éste es, servirle a El. De otro modo, de verdad hay un problema. Que Dios nos conceda gracia.

 

ES NECESARIO COMENZAR CON CONSAGRACION

 

Pregunta: ¿Cómo motiva uno a todos los hermanos a que trabajen?

 

Respuesta: Creo que esta senda todavía tiene que comenzar  con  consagración.  Este es un nuevo camino, y necesitamos tener buenos preparativos. Primero, debemos  mostrarles a los hermanos que el servicio consiste en que toda la iglesia sirva, donde todos los miembros del Cuerpo tienen su función. Cada uno debe ser un sacerdote. Ustedes deben recordarles este asunto, y deben hacerlo enfáticamente. También tienen ustedes que hablarles en cuanto al asunto de la autoridad. Por el otro lado, creo que también tenemos que prestar atención a la cuestión de venderlo todo. Si una persona no lo vende todo, hablar de servicio en el caso suyo es del todo falso, y no sirve de nada. Es necesario que dé todo lo que tiene a fin de servir a Dios. Por lo tanto, el pensamiento básico es que todos deben ofrecer todo a fin de servir a Dios. Hoy día Dios está llamando  a todos los que le pertenecen para que se ofrezcan y le sirvan. De otra manera, todo lo  que hemos visto esta vez estará muerto. Vendrá a ser solamente un punto de vista y un método, y como resultado, encontrarán ustedes que es impracticable. Así que no es asunto de un método, sino de que Dios abra un camino para nosotros.

 

Sin embargo, cuando vayan a hablar estas cosas, deben hablar con firmeza. No deben hablar de manera suplicante, como si el servicio fuese para patrocinar a Dios, como si fuese hacerle un favor a Dios. Si ustedes toman esa postura, están completamente equivocados. Es necesario que hagamos ver a los hermanos que su servicio a  Dios  es  algo elevado y glorioso. Hoy día, de ninguna manera debemos vivir como antes, descuidadamente en la tierra, sino que debemos seguir al Señor en todo. Por lo tanto, ustedes deben ser firmes. Una vez que sean firmes, harán que otros se ofrezcan.  Necesitan decirles: “Hoy día su ocupación es algo secundario. Debemos aprender  a  servir a Dios”. La manera que tomen debe ser recta y su tono debe ser apropiado. No se rebajen a un nivel bajo. No rueguen a la gente en nombre de Dios. No pueden ustedes rogarles a otros que crean en Dios, y más aún, no pueden rogarles que sirvan a Dios. Servir a Dios requiere que el hombre venga a Dios para  que Dios lo acepte. El hombre  por sí mismo tiene que creer en Dios. Entonces, ¿qué es eso de  que roguemos  a  otros que crean en Dios? Hoy día el Señor quiere que le sirvamos. No tenemos más remedio que venir a servirle. Ustedes tienen que tener mucha claridad acerca de esto delante de Dios. Ustedes mismos deben ver con exactitud. Si ustedes ven con exactitud, entonces otros también verán con exactitud. Todos deben servir a Dios; de otra manera no habrá


 

 

iglesia. Cuando los hermanos y hermanas se postren delante de Dios, cuando  se  arrastren para venir a servir a Dios, y cuando todos sirvan a Dios, entonces verán que lo que hemos hablado no es un asunto difícil.

 

USAR SOLAMENTE LA GENTE GANADA POR DIOS

 

Pregunta: En cierta localidad, no todos lo han dejado todo. Algunos han dejado todo, y otros aún no. ¿Qué haremos con respecto a atender los asuntos prácticos?

 

Respuesta: No podemos usar a la gente que no ha sido ganada por Dios. Nosotros usaremos aquellos que Dios haya ganado. Tenemos que ser cautos con el resto de la gente. Tenemos que esforzarnos por traerlos al lado de Dios. Deben ustedes continuar trabajando hasta que eso ocurra.

 

La necesidad de laborar hasta que todos sirvan

 

Nuestro camino es aprender a edificar. Todos debemos tener como meta la edificación. Por lo tanto, esta vez no cederemos en nuestro requerimiento para el servicio. Ellos necesitan poner todo su ser en esto. Esta palabra debe ser hablada claramente. Hoy en día, todos los colaboradores necesitan poner todo en esta obra. También les pediremos a algunos hermanos que pongan todo en esta obra. Ustedes necesitan decirles: “Esto no es algo que solamente algunos deban hacer. Estamos poniendo todo en esta obra. Ustedes también deben poner todo en esta obra, incluyendo sus posesiones materiales, sus  fuerzas y sus vidas. Todo lo que tienen debe ser puesto en esta obra”. Delante de Dios, cuanto más puedan ustedes escalar, más bendición recibirá de Dios. Cuanto más baje su tono, menos gente vendrá. Cuanto más temeroso esté, menos gente vendrá, porque Dios no bendice esa actitud. Por lo tanto, ustedes deben ponerse en la posición correcta.

 

Si la posición de ustedes es incorrecta, la gente no vendrá. Dios nunca bendecirá  esa  clase de actitud. Será bastante evidente que aun su propio servicio no será saludable. Delante de Dios deben ver que ser siervo de Dios no es hacerle un favor a El, sino que es un favor que El les hace a ustedes; de otra manera, ¿cómo podrían ustedes servir a Dios? Si alguien le ofreciera una ocupación mundana, muchos se inclinarían ante tal persona y le darían las gracias. Hoy día, cuando se le pide a la gente que venga a servir a Dios,

¿deben acaso esperar que Dios les dé las gracias? Cuando ustedes salen a invitar a la gente, ¿acaso les ruegan ustedes? Si lo hacen, su postura es incorrecta.

 

Por favor, perdónenme, pero hay algunas cosas con las que no tengo paciencia. Si en cierto lugar escucho a un hermano decir: “Hoy día, Dios les ama y ustedes deben venir a servirle”, como si estuviera diciendo que si servimos a Dios, Dios estará muy contento.  No tengo nada de paciencia con eso. Ustedes deben decirles: “Si usted sirve a Dios, debe


 

 

estar muy contento, de  que una persona como usted  pueda servirle a El”. Servir a Dios  es toda una oportunidad; ustedes deben ir en pos de ella. ¡No es que ustedes le hacen un favor a Dios, ni que le están haciendo honores a Dios, por el hecho de que gente tan inteligente como ustedes vengan también a servir a Dios! Anteriormente, los que no podían ganarse la vida eran los que llegaban a ser predicadores, ¡pero qué gran cosa que gente como ustedes vengan también! ¡Es un honor para la profesión de predicación el tener a una persona como usted! Les digo, esta actitud está completamente errada. Un predicador presbiteriano japonés dijo una vez que todos los que estudiaban teología habían sido malos estudiantes. Sin embargo, aunque él no había sido mal estudiante, fue también a estudiar teología. Apenas escuché eso me di cuenta de que no había nada que hacer con este hombre. ¡No hay tal cosa de que un buen estudiante le haga un favor a  Dios por hacer Su obra! Cuando escucho palabras de esta índole, me enojo mucho en el Señor.

 

Servir a Dios es nuestra gloria

 

Tenemos que ver que es nuestra gloria que en nuestra vida podamos venir a  Dios,  aunque sea arrastrándonos, para servirle. Si usted considera que Dios usaría a una persona como usted, entonces usted es necio, muy necio. Si Dios puede recibir a una persona como usted, ésta es la más grande de las gracias y la mayor de las glorias. ¡Qué extraño es que la gente considere que servir a Dios es hacerle un favor a El! Por lo tanto, espero que ustedes mismos delante de Dios vean que no hay nada más  glorioso  que servir a Dios. Incluso sería glorioso si pudiese servir a Dios parándome en la  puerta  como mendigo. Es una maravilla que Dios nos desee.  Dios dijo: “Tendré  misericordia  del que yo tenga misericordia”. Es Su misericordia que El quiera que yo sea Su siervo. Supongamos que usted fuese más inteligente que la mayoría de la gente, que su posición fuese mejor que la de la mayoría, que su familia tuviera una buena posición económica, que usted haya obtenido muy buenas calificaciones en la escuela, y que ahora usted llega  a ser predicador. A los ojos de la mayoría de la gente esto sería algo muy extraño, ¡qué  hoy usted venga a servir a Dios! Permítanme decirles que esta actitud está  completamente equivocada.

 

Por lo tanto, hermanos, esta vez que salgan a la obra, no deben exhortar a otros a que vengan y sirvan a Dios, ni les rueguen que le sirvan a El. Si eso ocurre, dañarán esta obra y la acabarán. Ustedes deben tener la siguiente actitud: si la gente piensa que servir al presidente es glorioso, deben saber qué gran diferencia hay entre el presidente y Dios. Si yo puedo servir a Dios, ésa es mi mayor gloria. Cuando el hombre le ofrece cosas a Dios,  la consideración no es cuán doloroso puede ser el soltar esas cosas; más bien, la consideración es si Dios aceptará o no lo que uno ofrece. ¿Cómo sabe usted si Dios lo aceptará? Recuerden que ésta no es solamente una cuestión de consagración, sino una


 

 

cuestión de ser santificado. Ustedes deben mostrarles que la gran pregunta es si Dios aceptará o no la ofrenda de ellos. Si Dios la acepta, es gloria para ellos. No es cuestión de si el hombre ofrecerá algo o no; es cuestión de si Dios lo aceptará o no. Por lo tanto, es necesario que el camino de ustedes delante de Dios sea recto, es necesario que  mantengan su posición, y es necesario que se afirmen en el terreno de Dios para hablar. Apenas usted rebaje su posición, no tendrá nada que decir y todo habrá terminado. Perdónenme por decirlo, pero yo dudaría hasta de su propio servicio. El hombre no  puede estar orgulloso delante de Dios. Si alguien piensa que es un desperdicio que una persona de su categoría salga a predicar, pueden preguntarle: “En estos diez años, ¿Dios lo ha usado a usted para hacer algo? ¡Usted es una persona a la que Dios nunca usaría!”

¡Qué gran gloria es para el hombre servirle a El! Nosotros le pedimos a Dios que nos conceda gracia para que en la cuestión de los asuntos de la iglesia, podamos hacerlo bien y podamos andar en el camino recto.


 

 

 

 

CAPITULO SIETE

 

REUNIONES DE DISTRITO

 

Si el área de la iglesia es grande, y si además tiene muchos santos, las reuniones de distrito llegan a ser un arreglo necesario. No creemos, como los congregacionalistas, que cada congregación es una unidad, porque ésa no es la enseñanza de la Biblia. La enseñanza de la Biblia no permite que tomemos como unidad  una congregación,  sino que tomemos la localidad como la unidad; por ejemplo, Corinto es una  localidad,  y Roma es una localidad. Por lo tanto, si el número de hermanos y hermanas en una localidad es grande, como en el caso de Jerusalén, que tenía millares de creyentes, se darán cuenta de que es imposible reunirse en un solo lugar. Más aún, ya había en Jerusalén tres mil o cinco mil que fueron salvos en los primeros días; tal vez no podían reunirse en un solo lugar, ni siquiera en los primeros días. Por lo tanto, aquí vemos claramente que debe tenerse cierto tipo de arreglos para las reuniones.

 

CINCUENTA POR GRUPO O CIEN POR GRUPO

 

Nosotros no tomamos la siguiente porción de la Biblia como base; sólo tomamos esta porción de la Biblia como nuestra guía; nos dirige y nos guía. Ustedes se acuerdan de las ocasiones en las que el Señor Jesús alimentó a los cinco mil y a los cuatro mil. Debido al gran número, el Señor no podía distribuir el pan a la multitud. Espontáneamente el  Señor hizo un arreglo, poniendo de a cincuenta por grupo o de a cien por grupo. Hoy día aceptamos el principio de este arreglo del Señor. Cuando el número de santos es muy grande en cierto lugar, podemos aprender de la manera en que el Señor dividió  a la  gente en grupos de cincuenta o de cien.

 

Ya les he mencionado hace unos días que el Señor no siempre dividió a la gente únicamente en grupos de cincuenta, tampoco únicamente en grupos de cien. A unos el Señor los dividió en grupos de cincuenta y a otros en grupos de cien, lo cual significa que estos dos números son números convencionales. Así que hoy, cuando el número de personas en la iglesia se agranda es menester dividirlos en grupos. Esto no quiere decir que debemos formar otra reunión cada vez que lleguemos a un determinado número fijado en forma legal. Más bien, afirmamos que con base en conveniencia, geografía y tamaño de la congregación, puede haber una reunión de más o menos cincuenta  personas o tal vez de unas cien. El número cien es el doble de cincuenta; por lo tanto, el Señor estaba solamente dándonos un número conveniente.


 

 

Con base en este principio, creo que los hermanos responsables en todas las localidades deben aprender a hacer arreglos para que la gente sea dividida en distritos cada vez que llegamos a ser muchos. El número puede ser cincuenta, o puede ser cien, o hasta un poquito más de cien. De todos modos, debemos comenzar a tener reuniones de distrito   al aproximarnos a estos dos números. Esta clase de reunión es de lo más conveniente, debido a que es fácil cuidar de los santos y visitarlos cuando los números son pequeños; cuando el número es pequeño, también se tiene más oportunidad para que los santos funcionen en la reunión. Los números entre cincuenta y cien personas son muy buenos para tener reuniones. Son muy convenientes en todo aspecto.

 

Reunirnos separadamente en distritos

 

La reunión de la predicación del evangelio así como la reunión de oración, y la reunión para los nuevos creyentes, pueden llevarse a cabo en los diferentes distritos. Si lo deseamos, hasta la reunión de edificación se puede llevar a cabo en los diferentes distritos. Si deseamos combinar algunas reuniones, pienso que especialmente las reuniones de edificación servirían a este propósito, y tal vez se puede decir lo mismo de las reuniones para la predicación del evangelio. Si en esta región hay hermanos que son obreros, y si éstos quieren tener algunas reuniones de predicación para los hermanos y hermanas, es obvio que combinar tales reuniones sería más conveniente. Todas las  demás reuniones pueden tomar lugar separadamente: la reunión de oración, la reunión para el partimiento del pan, y las reuniones para los nuevos creyentes. Todas estas reuniones se pueden llevar a cabo en los distritos.

 

Cuidar a los santos por distritos

 

De esta manera podemos cuidar a los santos por distritos. Si hay reuniones por distritos en cierta localidad, los hermanos responsables deben aprender a hacer arreglos para que en cada distrito haya alguien que pueda tomar la responsabilidad. Los hermanos responsables en cada distrito deben escuchar a los sobreveedores. Es necesario que los responsables aprendan a tomar la responsabilidad y a cuidar  de  la situación espiritual  en cada distrito. Ellos deben interesarse por toda la obra y encargarse de ella. Estas son las responsabilidades suyas.

 

Tener un crecimiento balanceado

 

Si el número de personas en alguna iglesia ha aumentado, si el área está bien dividida en distritos, y si ha habido un cuidado adecuado en cada distrito, entonces ustedes verán  que todos los santos participarán en las reuniones. Esto se debe al hecho de que muchos podrán tener un crecimiento balanceado, y todos podrán orar y tener comunión delante


 

 

de Dios. Siempre y cuando el número sea pequeño, no habrá necesidad de dividirlo en distritos. Cuando el número es grande, sí hay tal necesidad.

 

REUNIONES POR DISTRITOS EN JERUSALEN

 

La Biblia no nos muestra cómo Jerusalén en esos días fue dividida en distritos. Al leer el libro de Hechos, sabemos que había distritos allí aunque no usaban  nuestra terminología. Se ve que las reuniones de oración tomaban lugar en los hogares particulares. Durante el tiempo que Pedro fue encarcelado, como ustedes recordarán  en la historia de Rode, la casa de Marcos era el lugar de oración. Permítaseme repetir que la Biblia no nos da cada punto detallado y particular de los asuntos de la iglesia, porque  Dios no se agrada cuando todo está estructurado. Sin embargo, en la Biblia  se  encuentran algunas claves acerca de los arreglos de todos los asuntos. Estas claves están puestas en la Biblia. Esto hace que la iglesia en cada generación aprenda a  buscar  delante de Dios y aprenda cada vez a hacer arreglos conforme al Señor, a pesar de que la iglesia se encuentre con las mismas situaciones una y otra vez.

 

Según la situación real, habría sido imposible que todos los hermanos y hermanas en Jerusalén se reuniesen para partir el pan. Habría sido imposible en la práctica.  Si  hubiese habido sólo una copa, ¿de qué tamaño debería de haber sido esa copa?  Si  hubiese habido solamente un pan, ¿cómo lo habrían podido repartir? ¿Cuánto tiempo se habría tomado para pasar el pan a varios miles de personas? Después el número llegó a decenas de millares. Pasar el pan a tantas personas es imposible. Aunque tomasen los siete días de la semana para reunirse, de todos modos habría sido muy difícil repartir el pan y pasar la copa de una manera adecuada. Por lo tanto, podemos ver de una forma muy clara que en aquellos días se reunían por distritos. La casa de Marcos era una de tantas casas.

 

Guardar este principio

 

Por lo tanto, espero que siempre guardemos este principio delante de Dios. Por un lado, reconocemos que la Biblia menciona los arreglos hechos con respecto a estos  asuntos. Por otro, también reconocemos que la Biblia no nos da un reglamento con respecto al arreglo de estos asuntos. En la Biblia, Dios siempre mantiene principios en vez  de  darnos reglamentos en detalle acerca de cómo deben hacerse las cosas externas.

 

Por ejemplo, en estos días escribimos cartas de recomendación o de presentación. En la Biblia sólo vemos la carta de recomendación, pero la Biblia nunca  nos dice  cómo debe ser escrita esta carta. Pablo dice que él no necesitaba cartas de recomendación. “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad,


 

 

como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?” (2 Co. 3:1). Esto nos dice que existe una cosa llamada carta  de  recomendación, pero no se nos dice cómo se escribe. Por lo tanto, estamos aprendiendo año tras año a tener cartas de recomendación y a escribirlas de una manera apropiada. Pablo no nos dejó un formato, ni un manual para escribir cartas, a fin de que sólo tuviésemos que llenar los espacios. Debemos estar aprendiendo todo el tiempo cómo se escriben tales cartas.

 

Cuando Dios hace las cosas en la iglesia, El siempre nos da solamente un principio. El solamente nos muestra que está haciendo algo, y nunca considera que el Espíritu Santo esté separado de la iglesia. Desde el punto de vista de Dios, el Espíritu Santo está en la iglesia para representar a Cristo; el Espíritu Santo mora en la iglesia. Por lo tanto, con    tal que tengamos el principio acerca de cierto asunto, y  estemos  dispuestos  a someternos a la Cabeza de la iglesia, el Espíritu Santo nos puede enseñar cómo llevarlo a cabo.

 

Espero que puedan ver este asunto, especialmente la cuestión de dividirnos en distritos. Aunque no tenemos una base ni reglamentos bíblicos que nos digan cómo hacerlo, sabemos que en la práctica es imposible no tener reuniones por distritos separados. Más aún, en el libro de Hechos vemos el principio de reunirnos por distritos. Los santos se reunían de casa en casa. La casa de Marcos era una de esas casas. Hechos 2:46 dice: “en las casas”. Este versículo nos muestra el principio de los distritos. Hoy día le pedimos a Dios que nos enseñe cómo ejecutar estas cosas con base en el principio de la Biblia.

 

Quisiera que recordaran este principio: la Biblia no nos oculta nada acerca de las cosas espirituales sino que habla de una manera detallada. Sin embargo, acerca del aspecto de los asuntos prácticos, acerca del sacerdocio levítico (en asuntos de servir a Dios, existe el servicio del género de los levitas), la Biblia nos da solamente claves, no nos da reglas. Siempre nos muestra que hay ciertas cosas, pero no nos muestra cómo tales cosas son ejecutadas. Hoy día cuando ustedes las vayan a llevar a cabo, encontrarán  que  el  Espíritu Santo no los ha dejado, que el Espíritu Santo está aún en la iglesia, y que Cristo sigue siendo la Cabeza de la iglesia a través del Espíritu Santo. Para conocer este asunto, uno puede esperar, puede orar, y luego podrá obtener la luz. Espero que los hermanos vean el asunto de reunirse por distritos y que tendrán tal práctica conforme a este principio.


 

 

 

 

CAPITULO OCHO

 

LOS ARREGLOS QUE SE DEBEN HACER EN UNA IGLESIA LOCAL QUE ESTE

EN EL CENTRO PARA LA OBRA

 

Otra cosa que tenemos que considerar es lo que vamos a hacer en la iglesia local que está en el centro regional para la obra. Hay dos clases de iglesias locales: la iglesia local en general, y la iglesia local que está en el centro regional para la obra. Realmente no hay mucha diferencia entre las dos. Solamente hay una pequeña diferencia relacionada  con  el lugar que ocupan los apóstoles en esa iglesia local.

 

UNA IGLESIA LOCAL TIENE ANCIANOS, DIACONOS Y HERMANOS Y HERMANAS

 

En un lugar como Filipos, por ejemplo, podemos ver que en la iglesia hay ancianos, diáconos y hermanos y hermanas. Filipenses 1 dice claramente: “A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los sobreveedores y diáconos” (gr.). En otras palabras, esta carta fue escrita a todos los creyentes, a los sobreveedores,  y  a  los diáconos de la iglesia. Este es el arreglo interno de una iglesia local en general: hay sobreveedores, diáconos y hermanos y hermanas.

 

UN GRUPO ADICIONAL, LOS APOSTOLES, ESTA EN LA LOCALIDAD EN DONDE ESTA EL CENTRO PARA LA OBRA

 

Es algo distinto si hoy día usted está en una iglesia local que está en el centro para la  obra, debido a que allí hay un grupo adicional, el de los apóstoles. En las localidades, los sobreveedores siempre administran las iglesias locales. En la localidad en donde está el centro regional para la obra, están los apóstoles.

 

Los apóstoles también son ancianos

 

Los apóstoles administran la obra en cierta región. Los apóstoles sirven para la obra,  pero al mismo tiempo, también administran la iglesia local de allí. Por lo tanto, cuando los apóstoles están en la localidad que es un centro regional para la obra, ellos están allí, por un lado, como apóstoles, y por otro, como sobreveedores, es decir, como ancianos. Los apóstoles se encargan de la obra en cierta región o área. Tal  vez  la palabra  región sea muy formal para ustedes. Pero, siempre y cuando sepan lo que quiere decir, es suficiente; no estamos discutiendo palabras. Los apóstoles administran la obra en cierta


 

 

área, y también administran los asuntos de la iglesia local que está en el centro para la obra.

 

Sin embargo, los apóstoles no deben, en calidad de apóstoles, administrar una iglesia local directamente. Por lo tanto, los apóstoles llegan a ser ancianos al mismo tiempo.

 

La Biblia nos muestra que cuando la iglesia celebró una conferencia para dialogar acerca de cómo manejar los asuntos de la iglesia (esto ocurrió solamente una vez en la Biblia), ellos enviaron cartas, diciendo: “Los apóstoles y los ancianos, hermanos” en Jerusalén (Hch. 15:23, gr.).

 

Aquí quiero señalarles que Pedro era apóstol, incluso era líder entre los apóstoles. Sin embargo, Pedro también era anciano en Jerusalén. En 1 Pedro 5:1 se dice: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos”. Por favor, recuerden que Pedro no era solamente apóstol sino también anciano. En 2 Juan 1 se dice: “El anciano a...” En 3 Juan 1 se dice: “El anciano a...” En 1 Pedro 1:1, Pedro nos dice que él  era apóstol. El escribió la Epístola en calidad de apóstol, pero en 5:1 nos muestra que él también era anciano. Al comienzo de su segunda y tercera Epístolas, Juan dijo que él era anciano. Es bastante peculiar que, a diferencia de Pablo o Pedro, Juan no menciona que  él fuera apóstol. Al comienzo de cada epístola, Pablo nos muestra que él había escrito la Epístola en calidad de apóstol, pero Juan, en su segunda y tercera Epístolas dice, de una manera simple y franca, que era un anciano el que había escrito las Epístolas. Así que, pueden ver que los dos más destacados apóstoles de Jerusalén también eran ancianos en Jerusalén. Pedro y Juan, los dos más renombrados de entre los apóstoles en Jerusalén, también eran ancianos en Jerusalén. Con excepción de Jacobo, no se menciona que ninguno de los otros apóstoles en Jerusalén fueran ancianos. En el libro de  Hechos vemos que Pedro, Juan y Jacobo son tres apóstoles notables. Las  Epístolas  nos dicen  que dos de ellos eran ancianos.

 

Durante la conferencia que la iglesia celebró, Jacobo fue el que tomó la decisión final. Según la historia de la iglesia y la palabra de la Biblia, podemos ver que en ese tiempo él era un anciano en Jerusalén. Más aún, según la Biblia, Jacobo estaba adelante de Pedro, ya que Jacobo era el que decidía los asuntos.

 

Por lo tanto, en la iglesia donde haya un centro regional para la obra, pueden permitir  que los hermanos locales, aquellos que sean confiables, que tengan más madurez y que tengan peso espiritual aprendan a supervisar. Al mismo tiempo tenemos, por un  lado,  los obreros que son ancianos de la iglesia local, y por otro, los apóstoles de esa región.


 

 

Los apóstoles no deben encargarse de asuntos que estén directamente relacionados con una iglesia local

 

Si ustedes son ancianos, no pueden administrar los asuntos de otras iglesias locales. Si ustedes son ancianos en Jerusalén, ustedes no pueden administrar asuntos en Samaria. En la Biblia, los ancianos son siempre locales. Ustedes no pueden ir más allá de la esfera de su iglesia local e ir a otra iglesia local para administrar los asuntos de ésta. Si usted es un apóstol, no debe administrar directamente los asuntos de una iglesia local.  Un  apóstol puede tratar con los ancianos de la localidad, pero un apóstol no puede encargarse directamente de los asuntos de una iglesia local.

 

Permítanme darles un ejemplo. Pablo llevaba a cabo la obra en Corinto. En Hechos  vemos claramente que Pablo fue a Corinto y les brindó ayuda. Quiero que vean que la relación que había entre Pablo y Corinto era íntima y profunda. Pablo les escribió dos cartas a los corintios. No sólo Pablo mismo fue  a Corinto, sino  que incluso envió a otros  a Corinto, tales como Timoteo y Tito. Pablo hizo todas estas cosas pero no había forma   de que él pudiese arrojar de  Corinto al pecador. Pablo era apóstol, pero no era anciano  en Corinto. Pablo no podía poner un anuncio que dijera que puesto que  tal persona  había pecado, la iba a quitar. Pablo tuvo que decirle a la iglesia  en  Corinto: “Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros”. Pablo no tenía manera de quitar a ese hombre    en lugar de  ellos. ¿Por qué fue esto así? Pablo era apóstol, no anciano. En la Biblia,   Pablo no nos dijo que él fuese anciano en cierta localidad. Más bien, Pablo era apóstol a los gentiles. No podía administrar una iglesia local. El apóstol no podía manejar directamente la administración de una iglesia local. Los ancianos pueden administrar la iglesia en su propia localidad, pero no pueden administrar las que estén en otras localidades. Los apóstoles pueden administrar la obra de una región, pero no pueden manejar directamente la administración local. Los asuntos de Corinto deben ser manejados por los corintios y no por Pablo.

 

En calidad de apóstol, ¿cómo trató Pablo con la situación en Corinto? El dijo: “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a  fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”. Cuando usted está en la obra, sólo puede hacer uso de autoridad espiritual para entregar a tal persona a Satanás, pero no tiene manera de quitarlo. Si los corintios no querían quitarlo, Pablo no tendría  manera de hacerlo. No estoy seguro si ustedes han visto esto o no. En la Biblia, este es el arreglo en cuanto a la iglesia.

 

Pedro tiene que sobrellevar dos responsabilidades


 

 

En Jerusalén, una iglesia local que estaba en el centro para la obra, Pedro tenía que ser responsable de dos cosas. Tenía que estar en Jerusalén atendiendo la  obra en esa  área. Al mismo tiempo, también era anciano en Jerusalén. Si uno no es anciano en Jerusalén, entonces no tiene la manera de administrar directamente los asuntos de  Jerusalén.  Pedro y Juan eran ancianos en Jerusalén, y Jacobo también era anciano  en Jerusalén.  No tengo la plena seguridad de decir que todos los apóstoles que vivían en Jerusalén siempre eran ancianos en Jerusalén. Probablemente todos aquellos que  son  mencionados por nombre eran ancianos en Jerusalén. Pedro tenía que administrar los asuntos en Samaria; por lo tanto, Pedro también era apóstol. El se encargó de la obra en esa área con base en su posición de apóstol, y administró la iglesia en Jerusalén con base en su posición de anciano. Este asunto está muy claro en la Biblia. Así que hoy  día, por un lado, los muchos colaboradores en una iglesia local que esté en un centro de la obra deben ser responsables de la obra, y por otro, es posible que necesiten ser ancianos. Ustedes son ancianos, y al mismo tiempo tal vez también sean  apóstoles  que administran la obra en otros lugares. Espero que puedan ver la relación entre estas dos responsabilidades.

 

Un día cuando Antioquía tuvo un problema, enviaron algunos hermanos  a Jerusalén  para que indagaran acerca de esto. Cuando todos los hermanos en Jerusalén decidieron enviar una carta, ellos podían decirles a los santos que los apóstoles y los ancianos en Jerusalén habían tomado tal decisión. En lo que a los apóstoles se refiere, esto era un asunto regional. En lo que a los ancianos de Jerusalén se refiere, esto era un asunto de la iglesia local. La decisión fue tomada con los apóstoles y los ancianos. Los apóstoles y los ancianos resolvieron juntos este asunto.

 

No sé si ustedes han visto esto. Yo creo que esto es un asunto precioso. Ustedes tienen  que saber que en el aspecto de la obra espiritual de la iglesia no hay  mucho campo para su imaginación, y tampoco hay mucho que se pueda añadir. Dios ha puesto esto enfrente de nosotros de una manera muy detallada: son los apóstoles los  que  administran  la obra, y son los ancianos los que administran la iglesia local. Pedro era responsable de las dos cosas al mismo tiempo.

 

Algunos apóstoles no son ancianos

 

Todavía debo señalar que hay apóstoles, tales como Pablo y Bernabé, que no eran ancianos. Según nuestro conocimiento, después de un cuidadoso estudio, no podemos hallar ninguna parte en la Biblia que nos diga que Pablo también era anciano. En la iglesia en Antioquía, Pablo y Bernabé solamente participaban en el ministerio de la palabra, pero no en los asuntos de la iglesia. Participaban en el ministerio, pero no eran  ni diáconos ni ancianos; ellos no tenían estos cargos. Ellos eran profetas en Antioquía.


 

 

Por lo tanto, Pablo y Bernabé, los dos apóstoles en Antioquía, estaban en el ministerio y no tenían ningún cargo en la iglesia.

 

ANTIOQUIA, OTRO COMIENZO POR EL ESPIRITU SANTO

 

Cuando tuvieron un comienzo en Antioquía, éste fue iniciado por el Espíritu Santo. Por favor, noten que el comienzo en Jerusalén fue iniciado por el Espíritu Santo y que el comienzo en Antioquía también fue iniciado por el Espíritu Santo. No fue que en Antioquía hubieran ideado un método para salir a la obra, sino que el Espíritu Santo inició otro comienzo allí.

 

Antioquía, herida mortal para el catolicismo

 

Por favor noten que el comienzo en Antioquía fue muy crucial. Si uno  conoce a Dios,  debe inclinar la cabeza y adorarlo cada vez que lea Hechos 13 y 14, porque aquí hay un asunto muy importante. Siempre estaré sinceramente agradecido con Dios por Hechos

13.    Hechos 13 es una herida mortal para el catolicismo romano. Sin Hechos 13, tendríamos que regresar a Roma, sea que Roma esté correcta o no. Jerusalén llegó a ser un centro debido a que el Espíritu Santo había iniciado allí un comienzo. Si el Espíritu Santo no hubiese iniciado un comienzo en Antioquía, tendríamos  que decir que Dios  sólo tenía un centro en la tierra.

 

Hermanos, ustedes tienen que ver el gran significado de este asunto. Si  ustedes  no tienen la obra en sus corazones, no pensarán que Hechos 13, el caso de Antioquía, sea  una gran cosa. Pero si tienen la obra en sus corazones, verán que éste fue un gran paso. Este fue un paso estratégico de parte del Espíritu Santo. Esto fue muy crucial. Hasta el final del capítulo doce, todo lo que se ve es la obra que procedió de Jerusalén. Hasta la obra en Antioquía procedió de Jerusalén. En el  capítulo once podemos ver  que la obra  en Antioquía fue llevada a cabo por hermanos que salieron de Jerusalén. Debido a esto, podemos reconocer espontáneamente que la obra de Dios en la tierra tenía a Jerusalén como centro único. Este centro pudo haber sido movido a otro sitio, pero aún seguiría habiendo un solo centro. Ustedes habrían tenido que admitir que el cristianismo tiene una capital. De la misma manera que el catolicismo romano afirma que la capital del cristianismo es Roma, Jerusalén habría llegado a ser la capital del cristianismo, de la misma manera que la Meca ha llegado a ser la capital del  islamismo, y Chufú ha llegado  a ser la capital del confucianismo. Pero gracias a Dios que el Espíritu Santo produjo otro comienzo en Antioquía. El Espíritu Santo envió a otro grupo de apóstoles desde Antioquía.

 

Pablo y Bernabé llegan a ser apóstoles


 

 

¿Cómo puede Pablo ser tan osado como para tomar el nombre de apóstol? Bernabé era  un buen hermano, un hermano común en Jerusalén; él no era apóstol. Al principio,  Pablo tampoco era apóstol. En Antioquía, el Espíritu Santo los designó a ambos, los apartó, guió la iglesia a que les impusiera las manos, y los envió. Después de haber sido enviados por unos días, ambos fueron llamados apóstoles en la narración de Lucas. Hechos 14:4 dice: “Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles”. Aquí la palabra apóstoles está en plural. El Espíritu Santo no dijo: “Los ordeno, los establezco como apóstoles”. Simplemente se mencionó que eran apóstoles.

 

El versículo 5 dice: “Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos”. El pronombre aquí en el griego, el idioma original, es plural, se refiere a los apóstoles. Aquellos que estaban allí querían afrentar a los apóstoles y apedrearlos. El versículo 6 dice: “Habiéndolo sabido, huyeron    a Lastra y Debe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina”.

 

En otras palabras, Dios, por medio de Su Espíritu, inició este comienzo, no fue Pablo ni Bernabé. Si hubiese sido un comienzo por iniciativa de Pablo o Bernabé, podríamos negarlo. Pero este otro comienzo en Antioquía fue iniciativa del Espíritu Santo, el  Espíritu Santo estableció otro grupo de apóstoles, y envió dos a la  obra. Por lo  tanto,  está claro que en la tierra no solamente había una, sino dos regiones de la obra. Así que, el pensamiento de que la tierra tiene solamente un centro de trabajo queda hecho pedazos. El cristianismo no tiene una capital. ¡Gracias a Dios! Donde trabaja el Espíritu Santo, allí está la capital del cristianismo. Nadie puede restringir la obra del Espíritu Santo. El Señor sigue siendo la Cabeza de la iglesia; el Espíritu Santo sigue siendo el representante del Señor. No estamos aquí para ser representantes del Espíritu Santo. Muchas veces El nos usa, pero también hay muchas veces en las que obra sin nosotros.   Si Jerusalén hubiera querido ser dictatorial acerca de la obra del Señor, no  habría  podido serlo. Si Jerusalén hubiese querido monopolizar la obra del cristianismo,  tampoco hubiera podido hacerlo. Ustedes han visto que Dios ya había establecido a Jerusalén como centro, pero Dios también puede constituir a Antioquía  como centro.  Por lo tanto, Dios puede constituir también a Shanghái como centro, y Dios también puede constituir a Foochow como centro. Aquí  podemos ver que no hay sólo un centro.  Si hubiese solamente un centro, entonces el principio de Roma sería correcto.

 

La posibilidad de que

una tercera región sea constituida

 

Hermanos y hermanas, esto es muy crucial. Hechos 13 es el  fundamento  del  cristianismo [se usa la palabra cristianismo en un sentido positivo: nota del traductor].


 

 

Sin Hechos 13, no podemos decir cuántos problemas pudieron haber ocurrido. Sin Hechos 13, el concepto de tener un Papa sería completamente correcto. El concepto de Roma, el concepto de que hay una capital del cristianismo, sería  completamente  correcto. Pero ahora, delante de Dios, saben que no hay solamente un centro, sino dos centros; no solamente hay una región, sino dos regiones. Por consiguiente, cuando le plazca al Espíritu Santo, El puede establecer una tercera región, una décima región, una centésima región, una milésima región, o una diez milésima región en la tierra. Esto es conforme a la intención del Espíritu Santo en cuanto a Su obra en la tierra, y no  conforme a la intención del hombre.

 

Los apóstoles que no sean ancianos pueden salir a la obra continuamente

 

Como ya he dicho, es extraño que estos dos apóstoles enviados desde Antioquía no eran ancianos en Antioquía. Por lo tanto, si querían darse a la obra, tenían que ser viajeros, yendo continuamente de un lugar a otro. Ellos también regresaban a Antioquía, pero no regresaban muy rápido. Cuando Pablo se quedó en Efeso, permaneció allí por tres años. Si ellos hubiesen sido ancianos en Jerusalén cuando fueron a Efeso, sólo habrían podido quedarse cuando mucho tres semanas antes de regresar; ellos habrían podido salir de Jerusalén, pero habrían tenido que regresar inmediatamente. Debido a que eran apóstoles podían salir, pero si hubiesen sido ancianos, habrían tenido que regresar.

 

Pablo y Bernabé eran apóstoles. Por lo tanto, salieron. Pero, ¿por qué  regresaron  después de tanto tiempo? Fue porque ellos no eran ancianos en  Antioquía. Esto  está  muy claro.

 

Pedro y Juan eran tanto apóstoles como ancianos en Jerusalén. Por esta razón, cada vez que salían a la obra tenían que regresar rápidamente debido a que la responsabilidad de Jerusalén estaba sobre ellos. Ellos tenían que salir porque eran apóstoles. No podían dejar de regresar debido a que eran ancianos. Esto es muy significativo. Permítanme decirles que esto es algo hermoso. Debido a que eran apóstoles, ellos salían continuamente, y debido a que eran ancianos, continuamente regresaban. No podían ir muy lejos debido a que tenían que sobrellevar la carga local en Jerusalén.

 

Pablo y Bernabé sólo eran apóstoles y no ancianos. Por lo tanto, podían salir por un período de años sin ningún problema. Cada vez que el Espíritu Santo los guiaba, podían irse, debido a que solamente eran apóstoles y no ancianos.

 

SE NECESITA UNA REUNION FUERTE


 

 

¿Por qué es necesario que dediquemos tanto tiempo a hablar sólo de esto? Porque esto tiene mucho que ver con la obra de ustedes. Ustedes tienen que recibir este principio. Si comienzan a ser responsables de una región y también establecen iglesias locales allí, tienen ustedes que aprender a ser por un lado apóstoles, y por otro, ancianos. Esto se debe a que ustedes deben tener una reunión fuerte en esta  región.  Muchos expositores de la Biblia nos han dicho frecuentemente que Antioquía era la iglesia más fuerte en ese tiempo. Más aún, muchos nos han dicho que la iglesia en Antioquía era una iglesia modelo. Recuerdo que cuando yo era joven había un libro titulado The  Model Church  [La iglesia modelo], que hablaba de Antioquía.

 

Si alguien no toma la responsabilidad en una iglesia local, debe ser exclusivamente apóstol, uno que sale continuamente con libertad y que regresa  después.  No importa si se toma mucho tiempo. Sin embargo, algunos deben regresar poco después de haber salido, como lo hizo Pedro cuando fue a Samaria y a Cesarea. Después de poco tiempo, tuvo que regresar porque también era anciano.

 

De ahora en adelante, cuando los hermanos que están entre nosotros salgan, tenemos  que acordarnos de que aquellos que son apóstoles pueden ir, pero los que son ancianos deben regresar. Yo creo que esta manera es muy pura. Es definida, y no  tiene dificultades.

 

LA IGLESIA LOCAL EN GENERAL Y LA IGLESIA LOCAL QUE ESTA EN EL CENTRO PARA LA OBRA DIFIEREN EN LA CUESTION DE LA REUNION DE PREDICACION

 

La iglesia local en esta localidad sigue siendo igual a las iglesias locales en otros sitios. Si hay una diferencia, esa diferencia está en que hay apóstoles que viven en el centro regional. Tal vez al mismo tiempo estos apóstoles también sean ancianos. Una vez que hemos visto claramente este punto, podemos darnos cuenta de que, en cuanto a la cuestión de la reunión de predicación, es posible que haya una pequeña diferencia entre la iglesia local en general y la iglesia local  que está en el centro para la obra. Debido a   que los apóstoles están allí, es posible que ellos estén dispuestos a dar un suministro especial, mensajes especiales, o un ministerio especial de la palabra. Puede haber tal  cosa, debido a que los apóstoles están allí. Esto es algo que no tiene la iglesia local en general. Esta es la diferencia entre la iglesia local que está en el centro para la obra y la iglesia local en general.

 

LOS APOSTOLES SON TAMBIEN ANCIANOS

 

Creo que debemos reconocer que cuando los colaboradores se reunieron en Hankow, la luz acerca de Jerusalén aún no era suficiente. Por supuesto, aún hay muchas otras cosas


 

 

que no hemos visto. Pero al menos ahora podemos decir que acerca de Jerusalén vemos  la luz que no vimos en Hankow. Ahora podemos añadir a aquello. Vemos  que la  iglesia  es local y que la obra es regional. Dios escoge una localidad para que sea el centro de la obra. La iglesia que está en esa localidad es ligeramente distinta de las iglesias en otros lugares, debido a que en esa localidad hay apóstoles que también son ancianos.

 

Esto es lo que queríamos presentar acerca del arreglo que se da en una iglesia local que está en el centro para la obra.


 

 

 

 

CAPITULO NUEVE

 

LA RELACION ENTRE LA IGLESIA LOCAL,

LA OBRA Y LOS APOSTOLES

 

¿Cuál es la relación que existe entre la iglesia local y la obra? ¿Cuál es la relación entre la iglesia local y los apóstoles? Queremos prestar especial atención a esta cuestión. Iglesias locales como aquéllas en Jerusalén y Antioquía son especiales y excepcionales debido a que, por un lado, son iglesias locales, y por otro, son centros para la obra. Como iglesias locales, son iguales a otras iglesias; con respecto a la obra, también son centros para la obra. Por lo tanto, tenemos que reconocer que Jerusalén y Antioquía son en cierta  medida diferentes de otras iglesias locales. Sin embargo, con respecto a las otras iglesias locales, ¿cuál es la relación que éstas tienen con la obra?

 

En el libro La vida cristiana normal de la iglesia hicimos un gran esfuerzo por mostrar a los hermanos y hermanas que la iglesia local es la más alta autoridad en la tierra. Por encima de la iglesia local, el Señor no ha establecido una iglesia federada, una iglesia madre ni una iglesia principal. No existe en la Biblia tal concepto de iglesia madre o iglesia principal. En la Biblia sólo la iglesia local se reconoce como una unidad. Además, en la Biblia solamente la iglesia local se reconoce como la única unidad básica. Por encima de ella no hay otra autoridad.

 

LOS ANCIANOS, LA MAS

ALTA AUTORIDAD EN UNA IGLESIA LOCAL

 

En una iglesia local los ancianos son la más alta autoridad. Todos los asuntos están en manos de los ancianos.  Los apóstoles no deben intervenir  directamente en los asuntos  de una iglesia local; no deben encargarse de los asuntos de una iglesia  local.  Por  ejemplo, aunque había una persona en Corinto que tenía que ser  quitada,  Pablo  no podía hacerlo. Este es un ejemplo sumamente crucial.  ¿Pueden ver en esto la relación  que existe entre la iglesia local y la obra, así como la relación entre la iglesia local y los apóstoles? En otras palabras, lo que los apóstoles quieran hacer, debe ser efectuado por medio de los ancianos; lo que los apóstoles quieran hacer, no puede ser llevado a cabo directamente. Dios no ha pedido que una iglesia local reciba órdenes de los apóstoles directamente. Dios solamente pide que los hermanos y hermanas de una iglesia local reciban órdenes de los ancianos. Si la condición espiritual de un anciano es la debida, él debería recibir las órdenes de los apóstoles. Por el lado espiritual, los ancianos deben atender lo que dicen los apóstoles.


 

 

Los ancianos son nombrados por los apóstoles

 

Tenemos que prestar especial atención al hecho de que los apóstoles nombran a los ancianos. Los ancianos de cada localidad son nombrados por los apóstoles. Timoteo y Tito también eran apóstoles; ellos fueron enviados por Pablo. Estos dos, uno en Efeso y   el otro en Creta, viajaron por las áreas circundantes y nombraron ancianos en varias localidades. Por lo tanto, los ancianos no reciben su autoridad de parte de la iglesia. Debemos hacer que las iglesias en las diferentes localidades comprendan que ningún sobreveedor local es elegido localmente. Mi padre es mi padre, no porque haya votado  por él, sino porque nací de él. El Señor dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”. Los ancianos no son elegidos por los hermanos que están en la iglesia, sino que son nombrados por los apóstoles. Una iglesia local no debe elegir ancianos; no tiene ni la autoridad ni el conocimiento para hacerlo.  A los hermanos de  una localidad de ninguna manera les es permitido seleccionar algunos hermanos que los supervisen. ¡No hay tal cosa! Lo que Dios nos ha mostrado es que fueron Pablo, Timoteo  y Tito quienes nombraron a los ancianos. Los ancianos  son nombrados por los obreros  de fuera.

 

La iglesia escucha a los ancianos, y

los ancianos aprenden a escuchar a los apóstoles

 

Una vez que los ancianos hayan sido nombrados, la iglesia local debe escuchar a los ancianos, y no a Timoteo ni a Tito. Los ancianos son los sobreveedores de la iglesia. La más alta autoridad en una iglesia local es los ancianos; sin embargo, son los apóstoles quienes dan esta autoridad a los ancianos. Los apóstoles les dan la autoridad a los ancianos, y los ancianos administran la iglesia local directamente. Por lo tanto, todo el que sea anciano, sobreveedor, debe aprender a escuchar a los apóstoles. Puesto que son ancianos, debido a que han sido nombrados por los apóstoles, ellos no pueden derrocar  la autoridad de los apóstoles. Está bien que la iglesia no reciba las órdenes de los apóstoles directamente, pero no está bien que la iglesia no reciba las órdenes de los ancianos directamente. Sin embargo, es necesario que los  ancianos aprendan a escuchar a los apóstoles. Esto es lo que Dios ha dispuesto con respecto a la iglesia local.

 

Los apóstoles son

los que tienen la autoridad de destituir a los ancianos

 

Después de la reunión en Hangkow, algunos hermanos entendieron que los ancianos, aunque son nombrados por los apóstoles, no tienen que escuchar a los apóstoles. Esto es imposible. Cuando hubo hermanos que no respetaron a los ancianos y surgieron problemas, la carta de acusación de parte de dos o tres testigos fue enviada a Timoteo.


 

 

En otras palabras, los apóstoles tienen la autoridad para nombrar ancianos, y los apóstoles también tienen la autoridad para destituirlos. Una iglesia local no puede expulsar a un anciano; más bien, son los apóstoles quienes deben tomar la responsabilidad de destituir a los ancianos. Esta es la razón por la cual la carta de acusación de parte de dos o tres fue enviada a Timoteo.

 

¿Por qué se requieren dos o tres personas? Porque esto no es asunto  de  opinión personal. Algunas personas hablan descuidadamente, y esto no es admisible. Se necesita una carta de acusación de parte de dos o tres para poder oponerse a un hermano. Esto hace que la acusación sea un asunto bastante difícil. Se requieren al menos dos o tres  para poder acusar a un anciano. ¿Por qué debe usarse una carta de acusación en vez de palabras habladas? Las palabras habladas fácilmente pueden convertirse en rumores; pero ya que una carta de acusación es algo por escrito, puede llegar a ser una acusación formal. Por lo tanto, debe haber una carta. De esta forma, nadie puede hablar descuidadamente. Si alguien actúa descuidadamente, debe responsabilizarse de ello.

 

LOS APOSTOLES TIENEN

LA RESPONSABILIDAD DE LA OBRA Y LOS ANCIANOS TIENEN

LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA

 

Aquí podemos ver que los apóstoles nombran a los ancianos, y que  los  apóstoles  también destituyen a los ancianos. Sin embargo, la administración directa de una iglesia local no está en manos de apóstoles, sino en manos de los ancianos. Los apóstoles toman la particular responsabilidad de extender la obra, no la de administrar los asuntos  locales. La administración y el cuidado de una iglesia local son responsabilidad de los ancianos, no de los apóstoles. Los apóstoles se encargan de llevar a cabo la obra de la iglesia en su totalidad. Esto se debe a que la Biblia hace una clara distinción entre los obreros, las iglesias locales y los ancianos con respecto al límite de su autoridad,  al arreglo de su trabajo y a su coordinación. Por lo tanto, estamos aquí tratando de hallar    la manera de seguir adelante apropiadamente.

 

LA MANERA EN QUE LA IGLESIA TOMA DECISIONES

 

Una vez un hermano me preguntó cómo debe decidirse un asunto en la obra o en la iglesia después que éste haya sido discutido. Creo que los obreros o los ancianos en una localidad dada tienen el sentir común de que una reunión de predicación es  relativamente fácil, pero que una reunión de asuntos administrativos es difícil.  Cuando  se trata de asuntos espirituales no hay problema; el mayor problema surge en relación con la reunión de negocios. Esto se debe a que en tal clase de reunión es muy fácil que


 

 

cada uno tenga su propio punto de vista, y la opinión de cada uno es diferente. Muchos  de los problemas radican especialmente en el asunto de tomar decisiones.

 

HECHOS 15: EL MODELO

PARA UNA CONFERENCIA DE LA IGLESIA

 

Hoy quiero mostrarles, como ya he dicho en estos últimos meses, que Hechos 15 es el único lugar en toda la Biblia donde se menciona una reunión en la cual la iglesia discutió los asuntos administrativos. Aunque ha habido muchos concilios en la Iglesia Católica,   en Jerusalén solamente hubo una conferencia de esta índole. La iglesia en su  totalidad  ha tenido solamente una conferencia de esa índole. Por lo tanto, Dios ha puesto en la Biblia específicamente esta única conferencia para que sirva de modelo para todas las conferencias. Por consiguiente, ustedes nunca deben cometer el error de  considerar que el capítulo quince de Hechos no es muy bueno. Más bien, deben darse cuenta de que el capítulo quince es el capítulo más precioso del libro de Hechos. Sin el capítulo 15, simplemente no sabríamos qué hacer al tratar los asuntos administrativos. Qué bueno    es que el capítulo quince de Hechos haya sido puesto delante de la iglesia. El modelo que nos es mostrado por este único caso es el modelo aceptado por la iglesia en los últimos dos mil años. Reconocemos que éste es el modelo más alto.

 

Algunos problemas

 

Aquí surge un problema. Muchos hermanos insensatos piensan que no tener problemas es señal de que una iglesia es espiritual. Pero por favor, tengan presente que la señal de que una iglesia es espiritual no es la ausencia de problemas. En lugar de eso, la señal de que una iglesia es espiritual depende de su capacidad de resolver los problemas y  también de si las maneras de hacerlo son apropiadas. Si la iglesia es espiritual, le ocurrirán muchas cosas. Una vez que la iglesia llegue a ser espiritual, muchos problemas tendrán que ser considerados. Si la iglesia no es espiritual, cualquier manera y cualquier cosa estará bien. Si la iglesia no es espiritual estará en paz y sin problemas. Cuanto más esté uno bajo la mano del “hombre fuerte”, más pacífica será la situación de uno. Cuanto más espiritual sea, más problemas tendrá que resolver.

 

Jerusalén tenía un problema. ¿De donde salió ese problema? Mucha gente que anteriormente servía celosamente al judaísmo fue a distintos lugares. Algunos fueron a Antioquía y dijeron que los creyentes en la iglesia también deberían ser circuncidados según las ordenanzas de Moisés. Bajo tales circunstancias, tanto Pablo como Bernabé tuvieron que subir a Jerusalén, y con ellos también fueron  otros hermanos de la iglesia  en Antioquía.


 

 

A los hermanos se les permitió hablar

en la conferencia de los apóstoles y ancianos

 

Deseo que presten especial atención al hecho de que cuando subieron a Jerusalén, ellos fueron a ver a los apóstoles y a los ancianos. Hechos 15:2 dice: “Que subiesen ... a Jerusalén ... a los apóstoles y los ancianos”. El versículo 4 dice: “Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos”. La iglesia, los apóstoles y  los ancianos, los tres los recibieron.

 

Algunos de los creyentes anteriormente habían sido fariseos; su  pasado  era  faraico. Estos se levantaron y dijeron: “Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la  ley de Moisés”. Quiero que los hermanos y hermanas vean cómo se dialogaban  los asuntos en la conferencia mencionada en la Biblia. La conferencia en Jerusalén fue una conferencia de los apóstoles y los ancianos; no fue una conferencia de la iglesia. La responsabilidad recaía sobre los apóstoles y los ancianos. Por supuesto, tal cosa no  era  un problema para los apóstoles y los ancianos. Pero unos cuantos creyentes, que anteriormente habían sido fariseos, se levantaron y dijeron que deseaban  que  los gentiles fueran circuncidados y que guardaran la ley. Quiero que los hermanos presten atención al hecho de que fueron los apóstoles y los ancianos quienes jugaron el papel principal en la discusión de los asuntos en la iglesia, y que después  fueron los apóstoles   y los ancianos los que tomaron la decisión en el asunto. Pero antes de que los apóstoles y los ancianos tomaron decisiones, ellos tenían que escuchar a los hermanos que se oponían. Los apóstoles y los ancianos habrían podido fácilmente tomar la decisión en  esta cuestión. Ellos no tenían problemas; tenían claridad delante de Dios. Pero unos cuantos creyentes, que habían sido anteriormente fariseos, pensaban que los creyentes aún necesitaban ser circuncidados y guardar la ley. ¿Qué hizo la iglesia  en Jerusalén?  Los apóstoles y los ancianos en Jerusalén se reunieron y también permitieron que estos hermanos viniesen y presentasen sus argumentos. Ustedes deben de dar oportunidad de hablar a los que se oponen y a los que tienen diferentes opiniones, diciéndoles: “Digan todo lo que deseen”. Nunca consideren que esto no es espiritual. Dios desea que los hermanos responsables, los hermanos con autoridad, sean  aquellos  que  puedan escuchar a otros. Los hermanos responsables, los hermanos con autoridad, tienen la habilidad de sentarse y escuchar a todas las palabras de los que se oponen. Si un  hermano no tiene la capacidad de escuchar las palabras de  otros, ni los argumentos de  los oponentes, entonces no está calificado para ser un líder en la iglesia.

 

Por lo tanto, pueden ver que “se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto” (v. 6). Los que eran anteriormente fariseos, aún abogaban por la práctica de la circuncisión y por guardar la ley. “Y después de mucha discusión”. Estas palabras indican que se hizo mucho esfuerzo, que muchas palabras fueron expresadas, que varios


 

 

argumentos fueron presentados y que diferentes puntos de vista fueron dados a conocer. Muchos hermanos estaban de acuerdo con que los creyentes debían ser circuncidados, y muchos hermanos no lo estaban. Los apóstoles y los ancianos permitieron que todos los hermanos que tenían opiniones y los hermanos que querían hablar presentasen sus puntos de vista. Aunque esta reunión pertenecía a los apóstoles y los ancianos, ellos permitieron que los hermanos hablasen y que todo aquel que quisiese, viniera  y  estuviera presente. A los que deseaban hablar, se les daba la oportunidad de expresar su opinión. Este es el principio según el cual las cosas son conciliados en la Biblia. Nunca anulen el hablar de una persona, y nunca se rehúsen a escuchar a otros. Aun si sus palabras son débiles y no vienen al caso, con todo, es necesario dejar que hable y que las presente. No obstante, ellos no pueden tomar la decisión. De esta manera, al menos cuando los hermanos cuya condición espiritual es apropiada, esto es, los hermanos responsables, escuchen esas palabras, sabrán cómo tomar una decisión. Muchos hermanos responsables carecen de este hábito de escuchar a otros. Ellos  pueden  escuchar las palabras de una persona o las de unos cuantos hombres, pero no las  palabras de todos. La iglesia ni es autocrática  como Tiatira, la Iglesia Católica Romana,  ni es democrática como Laodicea. La iglesia opera según el principio de Jerusalén. El principio de Jerusalén consiste en que todos los hermanos hablan, y los hermanos responsables toman la decisión.

 

La decisión tomada por los apóstoles y los ancianos y respaldada

por el Espíritu Santo y la iglesia

 

Es bastante extraño ver cómo se decidió la cuestión. Después de que todos los hermanos  y hermanas habían hablado, los apóstoles y los ancianos tenían que tomar una decisión. El primero en ponerse de pie fue Pedro. Pedro levantándose expresó su  opinión  personal, contándoles lo que él personalmente había experimentado, diciendo: “Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que  conoce  los  corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus  corazones.  Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?”

 

Después invitaron a Bernabé a que hablase, debido a que Bernabé había salido de Jerusalén. Le pidieron que relatase la verdadera situación del asunto. Entonces Pablo a  su vez habló.


 

 

Pueden ver que aquí Pedro habló, Bernabé habló, Pablo habló, y finalmente Jacobo se levantó. El versículo 13 es la mejor parte: “Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme”. El era el hermano más prominente en la iglesia en Jerusalén. La historia de la iglesia nos  muestra que en esa ocasión él estaba actuando   allí como moderador, aunque tal vez no sea ésta la mejor palabra para describir su función. Entre los muchos hermanos que había en Jerusalén en ese entonces, Jacobo fue el más destacado. Pedro, Bernabé y Pablo habían testificado, y los tres concordaban. Estos tres hermanos de peso espiritual compartieron el mismo sentir. Veamos lo que Jacobo dijo: “Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado como Dios visitó por primera vez a los gentiles ... Por lo cual   yo juzgo [éstas eran palabras de autoridad] que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado ... Entonces pareció bien a los apóstoles y ancianos con toda la iglesia...” Así el asunto fue decidido. Esta fue la primera y última conferencia de la iglesia, que consta en la Biblia.

 

Deseo mostrarles que ésta es la manera en que se deciden los asuntos en la iglesia; no es como lo hace la gente mundana. La  gente del  mundo decide las cosas según la opinión  de la mayoría. Tampoco la iglesia decide los asuntos a la manera de Tiatira, donde una o dos personas en la cumbre toman la decisión, y esa decisión es final. Más bien, todos los hermanos tienen la oportunidad no solamente de decir algo, sino también de dialogar. Primero, a todo lo que desee hablar, se le permite hacerlo. Hacerlo de esta forma, no significa que se tomen sus palabras, sino que la iglesia espera para obrar según la mente de Dios. Tal vez un simple hermano, al hablar, exprese la intención de Dios. Por lo tanto, todos pueden decir algo y dialogar, pero no dejen que los diálogos continúen y ocupen todo el tiempo. Después de mucho diálogo y después de que mucho se haya hablado, dejen que los hermanos responsables, los que tienen peso espiritual delante de Dios, los ancianos y los apóstoles, expresen sus opiniones. Al final, Dios expresa Su pensar por medio de aquellos que tienen la autoridad más alta. Ustedes pueden ver que todos los hermanos responsables tuvieron la misma opinión. Después de escuchar tanto, teniendo todos los hermanos responsables la misma opinión, ellos tomaron la decisión. Era necesario entonces que los demás hermanos aprendieran a aceptar esta opinión. Así que dice: “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos con toda la iglesia”. Así es como se manejan los asuntos de la iglesia.

 

La iglesia no administra sus asuntos por medio de votación. La decisión final en  el manejo de los asuntos de la iglesia es dejada a los que tienen peso espiritual. Hay que escuchar todos los argumentos; hay que oír todos los argumentos de los hermanos. Esta es la manera de manejar los asuntos de la iglesia. Por lo tanto, necesitamos aprender a


 

 

dejarlos hablar, y a escuchar todos sus argumentos. Desearía que cada obrero escuchara pacientemente. Si varios hermanos tienen opiniones, déjenlos hablar y discutir. Nunca consideren que hacer esto es incorrecto; ésta es la manera adecuada. Pero al mismo tiempo, pídanle a Dios que les dé el juicio apropiado.

 

Finalmente, la decisión de los apóstoles fue considerada fácilmente como la decisión de Dios. Por lo tanto, las palabras del versículo 28 son maravillosas: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros”. La unción del Espíritu Santo estaba allí. Esa  decisión fue tomada por el Espíritu Santo y “nosotros”. Una decisión fue tomada por el Espíritu Santo y “nosotros” de pedirles a los apóstoles y a los ancianos que escribieran una carta.

 

Por lo tanto, hermanos, espero que ustedes puedan ver que la manera en que la iglesia maneja sus asuntos no debe ser autocrática ni democrática. No se permite ni  la autocracia ni la democracia. No debe existir la opinión de una sola persona, ni en el voto popular. Cuando la iglesia maneja los asuntos, la decisión final recae en los que tienen autoridad espiritual. Sin embargo, a todos se les dará la  oportunidad  de  hablar. Mientras ellos hablan, ustedes observan y perciben cómo están sus espíritus. Al final, ustedes se ponen de pie y dicen: “Hermanos, con respecto a esta cuestión, nosotros hemos decidido esto”. En la iglesia no se da  que la mayoría escucha a la minoría, ni que  la minoría escucha a la mayoría. En la iglesia hay solamente hermanos y hermanas que expresan sus opiniones y hombres espirituales que toman decisiones por ellos. Después de la decisión, la iglesia la lleva a cabo en común acuerdo. Esta manera es diferente a la  de las organizaciones del mundo y a sus métodos. Espero que todos los hermanos y hermanas puedan ver esto.

 

TOCAR EL ESPIRITU DE LA BIBLIA

 

Lo más crucial al estudiar la Biblia es tocar el espíritu de la Biblia. El requisito básico al estudiar la Biblia es que la persona toque el espíritu de la Biblia. Ustedes deben tratar de tocar el espíritu de Hechos 15. Ustedes han visto, como lo mencionamos anteriormente, que muchos hermanos estaban allí, y que hubo “mucha discusión”. Ya que la Biblia dice “mucha”, debe haber habido bastante discusión. Tal vez los que anteriormente habían sido fariseos y que después se habían hecho cristianos hayan hablado muchas palabras insensatas. Así que, el espíritu de la primera persona que deseo que toquen es el de  Pedro.

 

Pedro no fue afectado por el espíritu de debate


 

 

¿Cómo habló Pedro cuando se puso en pie? El no fue afectado por los que estaban a su alrededor. Cuando Pedro se levantó para hablar, él era como un niño recién nacido, libre de cualquier sentimiento exterior y en nada afectado por el espíritu de debate. Esta debe ser la situación de los hermanos responsables. Si un hermano responsable es afectado interiormente, no está calificado para tomar responsabilidad. Así que la cosa más importante al leer la Biblia es el tocar el espíritu de la Biblia. En esa ocasión cuando  Pedro se levantó para hablar no debatió en absoluto. Si usted se involucra en el debate,  no está calificado para ser líder, ni está calificado para ser uno que tenga autoridad.  Aquel que está en autoridad no contiende con la gente. Una vez que uno contiende,  pierde su posición.

 

Pedro se levantó sin ninguna palabra de debate. ¡Esto fue maravilloso! Pedro se levantó diciendo: “Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen”. Pedro estaba diciendo: “Esto fue lo que os dije hace algunos días. No es algo que digo apenas hoy; lo he dicho antes”. “Y Dios, que conoce los corazones, les dio  testimonio, dándoles  el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros”. Pedro parecía estar diciendo: “Yo no los bauticé, ni les impuse las manos. Si los hubiese bautizado, vosotros habríais dicho que aquello fue algo hecho por mí. Si les hubiera impuesto las manos, habríais dicho que fui yo quien les dio el Espíritu Santo. Yo no los bauticé, ni les impuse las manos, ni oré por ellos; fue el Espíritu Santo mismo el que descendió sobre ellos. No podéis culparme por haber hecho eso”. Además, continuó diciendo: “Y ninguna diferencia hizo entre nosotros  y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios,  poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del  Señor Jesús seremos salvos,  de igual modo que ellos”. Lo que dijo fue muy claro, simple, y sin ningún debate ni espíritu de debate.

 

Hermanos, la Biblia tiene su espíritu, y ustedes deben tocar tal espíritu a fin de comprender ese libro. Pedro simplemente presentó sus puntos, sin ser afectado y sin perder su dignidad. Era como una persona en autoridad, simplemente exponiendo estas cosas. Espero que vean que en una conferencia de la iglesia, si incurren en argumentos, ustedes serán como los demás y estarán descalificados para tomar decisiones.

 

Bernabé y Pablo introdujeron la presencia de Dios

 

Bernabé entonces se puso de pie para hablar, y Pablo hizo lo mismo. Debemos prestar especial atención al hecho de que cuando estos dos hermanos se levantaron para testificar, tenían que estar muy serios delante de Dios. De nuevo, debemos tratar de


 

 

tocar sus espíritus. Estos dos hermanos indudablemente no se pararon para hablar con griteríos, ni a la ligera; lo que ellos hablaron tenía peso. Ustedes deben entender la situación en aquel momento. Cuando Bernabé y Pablo se pusieron en pie para hablar, su meta era parar la contienda, no producirla. La contienda se detiene con la presencia de Dios. En esta clase de reunión, la palabrería debe ser detenida. La palabrería no se detiene por el hablar de uno, sino por traer a la gente delante del Señor. Si usted no es esta clase de persona, tal conferencia se desmoronará.  Es inútil imitar. Cuando  Bernabé y Pablo se pusieron de pie para hablar, todos guardaron silencio. Cuando estos dos hermanos se levantaron para hablar, pudieron traer a otros delante de Dios. Los otros hermanos eran más experimentados que ellos, pero debido a que estos dos hermanos se levantaron para hablar, todos fueron traídos delante de Dios, y la presencia de Dios fue introducida en la reunión. El clamor del debate cesó, y todos  escucharon  silenciosamente a lo que Dios había hecho por las manos de ellos.

 

Pablo se había puesto de pie muchas veces ante multitudes, y ante los gentiles. No hay manera de traer la presencia de Dios a tales personas de modo que puedan sentirla, sin embargo, todo siervo de Dios puede introducir la presencia de Dios en la iglesia de Dios. Cuando la presencia de Dios es introducida en Su iglesia, todos guardan silencio. Espero que los hermanos vean este principio básico. Nunca piense que usted puede  usar palabras para tratar con palabras, opiniones para tratar con opiniones, razonamiento para tratar con razonamiento, y contiendas  para tratar con contiendas. Si usted toma   esa posición, fracasará inmediatamente.

 

Pedro, el primero en comenzar, se levantó para hablar, y su espíritu  no estaba afectado en nada por el debate de los hermanos. El mostró a los hermanos cuál era desde el comienzo su verdadera situación delante de Dios. Mientras estaba de pie allí, él habló como uno que conocía la autoridad de Dios. Como resultado, abrió el camino para que Bernabé y Pablo hablasen. Cuando estos dos hablaron, ellos introdujeron la presencia de Dios y todos callaron. Cuando la presencia de Dios y la autoridad llegan, todas las opiniones desaparecen. Cuando la autoridad  de Dios y Su presencia están ausentes, no  se podrá realizar adecuadamente ninguna clase de conferencia en la iglesia. Las  opiniones del hombre están llenas de confusión. Cada uno expresa su propio punto de vista. Pero cuando la autoridad de Dios está presente, todos callan.

 

El versículo 13 dice que “ellos callaron”. En ese momento, solamente Bernabé y Pablo hablaron.

 

Jacobo introdujo el sentirse en la presencia de Dios


 

 

Después de que todos ellos callaron —me gustan en particular las palabras usadas aquí—

, “Jacobo respondió”. Esta era la autoridad final. El era el hermano reconocido generalmente como el que tenía el liderazgo entre los hermanos. El se puso en  pie  y habló de una manera sencilla. Pueden ver que la reunión estaba en sus manos. “Varones hermanos, oídme. Simón ha contado...” Después de repetir las palabras de Pedro, él citó un versículo de las Escrituras. Esto es lo que dice la palabra de Dios. El versículo 19, entonces, dice: “Por lo cual yo juzgo”. El emitió un juicio, su opinión fue que “no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios”. Esto no era una palabra de debate ni de contienda, más bien, él introdujo la presencia de Dios y la autoridad de Dios; él trajo la palabra de Dios, y la consideración y el sentirse delante de Dios. Fue de esta manera que la conferencia de la iglesia tuvo éxito.

 

No el mero aprendizaje de las prácticas bíblicas sino la posesión del espíritu de la Biblia

 

Los hermanos y hermanas necesitan aprender las cosas de la Biblia. No aprendan solamente el método de las cosas; aprendan también el espíritu de las cosas.  Si  solamente tenemos el método sin el espíritu, el método es inútil. Ustedes necesitan el método, y al mismo tiempo, necesitan imitar el espíritu de las personas mencionadas en la Biblia. Debe tenerse ese espíritu y esa presencia. Si ustedes  viven en esa realidad,  serán capaces de refrenar el discurso de los que se toman la palabra en la reunión. Si son dejados y despreocupados, si la presencia de Dios no es evidente en ustedes, si la autoridad de Dios no está claramente sobre ustedes, si sus actitudes, palabras y acciones son descuidadas, esta clase de reunión no tendrá un buen resultado. Si  la  carne  no puede ser restringida en usted, tampoco podrá ser restringida en la reunión. Si usted no puede atar a su propia carne, tampoco puede atar la carne de los hermanos.  Si  no permite que la presencia de Dios sea manifestada en usted, sometiéndose usted mismo a la autoridad de Dios, tampoco puede hacer que todos los hermanos se sometan a la autoridad de Dios. Es una cuestión de la condición espiritual de usted. Si la condición espiritual de usted es apropiada, el resultado será apropiado. Si tal condición espiritual  no es adecuada, el resultado tampoco será apropiado. Tal vez ustedes quieran tomar Hechos 15 como un método. Pero no hay nada en la Biblia que pueda ser usado como método. Sin duda alguna, las palabras de la Biblia no son una fórmula. Si ustedes  trabajan según una fórmula, aunque sea útil, aún así, el resultado carecerá del espíritu. No es una cuestión de método, sino de espíritu; no es asunto de fórmulas, sino de espíritu. No es que cuando salgan a la obra sepan cómo tratar con las situaciones que afronten; más bien, es asunto de que vivan delante de Dios y puedan así conducir toda la reunión delante de Dios. Si no viven delante de Dios, no pueden conducir toda  la  reunión a la presencia de Dios. Es posible que ustedes conozcan el orden correcto de los procedimientos: Pedro habló primero, Bernabé habló en segundo término, Pablo habló


 

 

en tercer  lugar, Jacobo tomó la decisión final,  y los hermanos responsables escribieron  la carta; sin embargo, la Biblia no da ningún derecho a los que no son espirituales. Ustedes no pueden ser personas que no son espirituales y aún así, aprender solamente  los métodos de la Biblia. Ustedes necesitan aprender a captar el espíritu; entonces  pueden seguir adelante y todo armonizará espontáneamente.

 

Después, cuando lleguemos al tema relacionado con leer la Biblia, mencionaremos de nuevo que al estudiar la Biblia, el requisito básico es que debemos conectarnos con el espíritu. Solamente cuando nos conectamos con el espíritu podemos entender la palabra de Dios; de otra manera, no podemos entenderla.


 

 

 

 

CAPITULO DIEZ

 

LA COORDINACION ENTRE LOS OBREROS

 

1.  RECONOCIMIENTO DE LA AUTORIDAD PERITOS ARQUITECTOS EN LA OBRA DE DIOS

Hay una cosa que debemos saber, esto es, que aunque muchos son obreros en la obra de Dios, algunos figuran como peritos arquitectos establecidos por Dios.  Ustedes  pueden ver que en 1 Corintios 3, Pablo mismo dijo: “Conforme a la gracia de Dios  que me  ha  sido dada, yo como perito arquitecto”.

 

Los que ponen el fundamento y los que edifican sobre él

 

Ustedes pueden ver en 1 Corintios 3, que algunos edifican y que otros ponen el fundamento. Por lo tanto, Pablo dice: “...yo como perito arquitecto puse el fundamento,   y otro edifica encima”. Todos son constructores; algunos ponen el fundamento, y otros edifican encima. Por lo tanto, los obreros no deben trabajar según la  manera  que  deseen. Parece  que a algunos se les asignó la tarea de poner el fundamento, y a otros  Dios les asignó que edificaran sobre tal fundamento. Por esto vemos que algunos son peritos arquitectos.

 

El significado del fundamento es el siguiente: los que ponen el cimiento tienen que encontrar un terreno sólido, tienen que localizar un sitio donde puedan poner el fundamento. Ellos salen y hallan un sitio, hacen los arreglos relacionados con el lugar, y determinan la posición del solar. No hay necesidad de que los que edifican sobre el fundamento busquen un terreno, o determinen cuál es el mejor lugar para el edificio.  Esta no es responsabilidad de los que edifican sobre el fundamento; su responsabilidad  es edificar sobre el fundamento, sin importar dónde esté.

 

El significado de no edificar sobre el fundamento de otros

 

Cuando Pablo dijo que no deseaba edificar sobre el fundamento de otros, se estaba refiriendo específicamente a la obra de los hermanos de la región de Jerusalén. Pablo no quería edificar sobre fundamento de otros debido a que él era una persona  que Dios había establecido para que pusiera fundamentos. Pero 1 Corintios 3 muestra que es


 

 

necesario que otros edifiquen sobre el fundamento de Pablo. En el futuro, en el tribunal del Señor, ellos serán juzgados con base en cómo hayan edificado sobre el fundamento. Algunos usan oro, plata y piedras preciosas para edificar, pero algunos usan madera, heno y hojarasca para edificar. El juicio en el tribunal es para juzgar la manera en que  uno haya edificado sobre el fundamento.

 

Sin citar la Palabra a la ligera

 

Me molesta que muchos hermanos y hermanas hayan citado de una manera descuidada las palabras de la Biblia que yo mencioné en estos últimos días. Hay palabras que no se pueden citar de una manera descuidada. Si no hemos alcanzado cierta condición no podemos aplicar ciertas palabras. Tenemos que avanzar hasta esa condición antes de poder decir esas palabras. Tales palabras no son para que los jóvenes las hablen a la ligera. Frecuentemente he oído a los jóvenes decir: “No quiero edificar sobre el fundamento de otros”. Estas palabras están bastante fuera de lugar. En la Biblia no hay muchas personas que hayan sido levantadas por Dios para poner un fundamento.

 

Esta palabra fue hablada por Pablo

 

Sin duda, había ciertos hermanos en Jerusalén que habían sido levantados por Dios. Pablo también fue levantado por Dios. Que Pablo dijese que él no edificó sobre el fundamento de otros estaba bien, y era también lo que se esperaba, porque él era un perito arquitecto puesto por Dios con el propósito de poner un fundamento. Si ninguno de los hijos de Dios quiere edificar sobre el fundamento, sino que quiere poner fundamento, eso llegará a ser lo que está descrito en Hebreos 6, esto es, poner un fundamento continuamente sin edificar sobre tal fundamento. Pablo dijo que él había venido para poner un fundamento. El dijo: “Vine y puse un fundamento. Fui enviado    por Dios”. El dijo que era un arquitecto inteligente, un perito arquitecto. Pablo no estaba afirmado sobre una posición imaginaria. Dios realmente lo había establecido. El era osado en hacer tal declaración y era, por supuesto, un perito arquitecto que había puesto el fundamento sobre el cual otros debían edificar.

 

Todos los hermanos y hermanas posteriores a Pablo necesitan aprender a edificar sobre este fundamento. En el futuro, cuando ustedes sean juzgados, no serán juzgados conforme a si el fundamento es correcto o no, sino que serán juzgados según la manera  en que edificaron sobre el fundamento. Cuando el juicio venga, se basará en si usted edificó sobre el fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca. No se  basará en si el fundamento es correcto, sino en que lo edificado sobre  tal fundamento, sea correcto. Por lo tanto, no debemos decir livianamente que no edificamos sobre el fundamento de otros. Pablo podía decir esto, pero otros no.


 

 

Nosotros hemos visto que cualquiera que pone el fundamento es un  perito arquitecto. Los hermanos posteriores a Pablo han de edificar sobre el fundamento puesto por Pablo. Edificar sobre el fundamento es responsabilidad de ellos, y poner el fundamento es responsabilidad de Pablo. Esto es bastante claro, y tenemos que aprenderlo.

 

ALGUNOS ENTRE LOS APOSTOLES ESTAN A LA VANGUARDIA

 

Ustedes deben tener presente que Pablo era apóstol, y que Bernabé, cuando salió con Pablo, también era apóstol. En la Biblia, como ya dije hace unos días, no hay apóstol principal. No hay posición de apóstol principal. Pero en la Biblia  podemos  ver claramente que algunos van a la vanguardia entre los apóstoles.

 

Andrónico y Junias

 

Romanos 16 implica el pensamiento que acabamos de mencionar. En ese capítulo se menciona claramente que Andrónico y Junias eran notables entre los apóstoles. Algunos son especialmente notables entre los apóstoles, y otros no.

 

Pedro

 

Entre los doce Apóstoles, parece ser que Pedro era el líder.  Durante  Pentecostés,  los doce Apóstoles no se pusieron de pie al mismo tiempo. Pedro se levantó primero; luego los once Apóstoles se levantaron junto con él. Debemos prestar atención al orden presentado en la Palabra de Dios. Durante Pentecostés, una gran multitud vino a Jerusalén. Cuando oyeron el estruendo del cielo estaban sorprendidos, preguntándose qué sería aquello, y todos concurrieron al lugar dónde estaban los apóstoles. La Biblia narra que Pedro, juntamente con los once, se puso de pie, alzando la voz para hablar. Pedro se puso de pie, y los once apóstoles se levantaron con él. Pedro fue el que alzó la  voz para hablar. Entre esos doce, había espontáneamente uno que era el líder.

 

En Hechos 3, cuando Pedro y Juan subían juntos al templo, vemos de nuevo que el Espíritu de Dios puso el nombre de Pedro primero. Aunque el mendigo  vio  tanto  a Pedro como a Juan, el nombre de Pedro siempre aparece primero. Tanto Pedro como Juan fijaron los ojos en el mendigo, pero fue Pedro el que habló y  no Juan. Más tarde,  fue Pedro el que lo sanó, y no Juan. Después, en el pórtico de Salomón fue Pedro el que abrió la boca para predicar, y no Juan. Por favor, recuerden que fue Pedro el que predicó en el capítulo dos, aunque también los once apóstoles estaban allí. Fue también Pedro quien predicó en el capítulo tres.


 

 

En el capítulo cinco fue Pedro una vez más, quien trató con el incidente de Ananías y Safira. Por lo tanto, fue Pedro el que siempre era el líder aunque los otros apóstoles también tenían comunión con Dios, tenían comunión entre ellos ante Dios, y laboraban juntos en unidad.

 

En el capítulo cinco cuando ellos fueron encarcelados, y luego sacados de allí para ser juzgados, “respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. De nuevo fue Pedro el que habló. Aunque todos hubieran estado hablando, la Biblia específicamente dice: “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron”. Deseo que lean todas estas porciones, y entonces podrán ver que la primera sección de Hechos presta especial atención al hecho de que Pedro estaba en la vanguardia.

 

Después tuvo lugar una gran persecución en Jerusalén, y los  discípulos  fueron esparcidos por todas partes. Ellos iban predicando el evangelio, y algunos samaritanos recibieron la palabra del Señor. Luego, cuando la iglesia en Jerusalén oyó de esto y envió obreros, son de nuevo Pedro y Juan los que van juntos. Hasta este punto, era todavía Pedro el que era el líder.

 

Llegamos a Hechos 10, a la casa de Cornelio, una porción de la Palabra con la que estamos más familiarizados. Aunque había doce Apóstoles, fue solamente a Pedro  a quien buscaron. También a Pedro fue mostrada la visión de Dios. Después vemos que Pedro tomó consigo algunos hermanos de Jope y que los nombres de estos hermanos no se mencionan en la Biblia.

 

Por lo tanto, hasta este punto en Hechos 10,  en la casa de Cornelio, el camino de Dios   era como sigue: entre los obreros en Jerusalén había uno que era el líder, y podemos ver claramente que éste era Pedro.

 

Bernabé

 

Después, el evangelio se esparcía por Jerusalén, Judea y Samaria, y vemos la conversión de Saulo. Debido a que los hermanos en Jerusalén  sufrieron  persecución,  algunos fueron a diferentes lugares. Así, mucha gente de esos lugares creyó en la palabra del Señor. Por lo tanto, la iglesia en Jerusalén envió a otra persona, Bernabé, para que los visitase. El fue hasta Antioquía. Bernabé era un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y  de fe. Cuando llegó a Antioquía, ayudó a la iglesia en Antioquía. Después de un tiempo, Bernabé oyó de Saulo. El mismo fue a Tarso a buscar a Saulo, y lo condujo a Antioquía. Entonces Bernabé pasó todo un año en Antioquía. Bernabé no tenía deberes oficiales en Jerusalén. Esa es la razón por la cual podía vivir fuera de Jerusalén por un año. No tenía


 

 

que regresar a Jerusalén como Pedro o Juan, porque él no era un anciano en Jerusalén. Podemos decir que durante ese año Saulo recibió edificación de parte de Bernabé.

 

Después de un tiempo, debido a una gran escasez, los hermanos que estaban en Judea empobrecieron y sufrieron mucho. Los hermanos en Antioquía recogieron dinero y lo enviaron a los ancianos en Jerusalén por conducto de Bernabé y Saulo. Debido a que el dinero era para uso local, fue enviado a los ancianos en vez de a los apóstoles.

 

Más tarde, varios profetas y maestros fueron levantados en la iglesia en Antioquía. Bernabé era uno de ellos, y también Saulo era uno de ellos. Aquí el  Espíritu  Santo ordenó que Bernabé y  Saulo fuesen  apartados para ser apóstoles, y para ser enviados a  la obra.

 

Hasta entonces, Bernabé estaba en la vanguardia. Fue Bernabé el que estableció  la  iglesia en Antioquía. La iglesia en Antioquía no fue establecida por Saulo. Fue Bernabé    el que bajó de Jerusalén para establecer la iglesia en Antioquía. Cuando la iglesia en Antioquía envió dinero a Jerusalén, ellos enviaron a Bernabé y a Pablo. Pablo era el que seguía. Entonces, el Espíritu Santo vino para enviar algunos a la obra, de entre los profetas y  maestros. Las Escrituras dicen: “Dijo el Espíritu  Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. Bernabé aún estaba en la vanguardia.

 

Dios es Dios de autoridad y Dios de orden

 

Por favor, recuerden que en la obra de Dios y en la iglesia de Dios, nunca puede haber  una situación en la que no haya orden. Necesitan ver delante de Dios que aun entre dos personas, una antecede a la otra. Cuando diez personas se reúnan, habrá una al frente, y nueve atrás. Cuando doce se reúnan, una precederá y once estarán atrás.  Dios  es  siempre Dios de autoridad y Dios de orden. Nunca hay un sistema de comité de tres o cinco hombres. ¡No hay tal cosa en la Biblia! Puede haber varios ancianos, pero Dios no establece un comité. Aunque Dios no nombra un presidente, ustedes necesitan escuchar al que Dios establece de entre los ancianos cuando lleven a cabo los asuntos del Señor. Hoy día, al hablar del asunto de la obra, es exactamente lo mismo. Había doce apóstoles en Jerusalén, pero Dios puso a Pedro al frente. El resto de los once tenían que esperar atrás, y escuchar lo que él decía. El Jacobo que mencionamos anteriormente no era el hermano mayor de Juan. El hermano mayor de Juan ya había muerto. Este  Jacobo estaba a la vanguardia en la iglesia local. Ustedes necesitan ver este asunto delante de Dios. No solamente tenemos a Bernabé por un lado y a Saulo por otro, sino que espontáneamente Bernabé estaba más adelante que Saulo. En la obra, hay siempre aquellos al frente. Incluso cuando dos hermanas están juntas, si son personas que han


 

 

aprendido la lección de reconocer la autoridad, se darán cuenta inmediatamente de que una de ellas necesita aprender a pararse en terreno de obediencia. Lo primero en la coordinación de la obra es la coordinación de la autoridad de Dios. Una vez que  perdamos la coordinación de autoridad, todas las otras coordinaciones serán vacías.

 

Por favor, noten que la palabra de Dios en la Biblia es muy fina y detallada. “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego...” Deben ver que Dios no es Dios de confusión sino Dios de orden. Dios no es partidario del desorden ni de la confusión. Dios está en pro del orden, y Dios es Dios de autoridad. Esa es la razón por la cual dice: “primeramente”. Esto no significa que hay un sistema aquí de organizaciones o comités en el cual cada uno tiene derecho a hablar y a votar. Dios no reconoce esto en absoluto. Este es el método de los hombres. En Su  palabra Dios dice: “Primeramente ... segundo ... tercero ... luego...” Este es el arreglo de Dios. Por lo tanto, cuando los hermanos vienen a laborar en la  iglesia o en cualquier  cosa, deben ver su propia posición. Ellos deben aprender a alinearse. Hoy día, si tres personas andan juntas, espontáneamente sabrán cuál hermano está al frente de ellos. Si tienen una pregunta, deben hacerla a ese hermano. Inmediatamente, verán el principio  de la iglesia ahí. Esto es muy hermoso. Cuando estén con dos o tres hermanos y algo  pase, inmediatamente tomarán la posición de obediencia y preguntarán: “Necesitamos tomar una decisión en este asunto, ¿qué dice usted?” Incluso cuando dos estén juntos, también usted sabe quién está adelante de usted. Esta no es una cuestión de ordenación ni designación. Si nosotros tenemos que designar, entonces las cosas ya se han malogrado. Es obvio que algunos están al frente, y que algunos están detrás.

 

Estar al frente es tener autoridad

 

Dios no tiene la intención de que nosotros escuchemos la autoridad que El  ha  establecido debido a que tal persona sea perfecta.  Lo que Dios dice es que la autoridad  de esta persona es más alta que la nuestra; por lo tanto, debemos escucharle a él. No escuchamos a esta persona porque sea mejor que nosotros. Debemos escucharle porque está adelante de nosotros. La base para la obediencia no consiste en que aquel a quien escuchamos sea perfecto. La base para la obediencia reside en que aquel a quien escuchamos está al frente de nosotros. Si algo va mal, él es el responsable. Déjenme dar un ejemplo. Dios dice que las esposas tienen que obedecer a los esposos. No es debido a que el esposo sea perfecto que la esposa debe obedecerle. Si los esposos tuviesen que ser perfectos, ninguna esposa en el mundo tendría que obedecer a su esposo, porque ningún esposo es perfecto. Las esposas deben obedecer a sus esposos. ¿Por qué? Porque es el marido. Si él es perfecto o no, no es el factor decisivo. La pregunta es si él es el marido o no. Si es el marido, la esposa debe obedecerle y punto. Hoy día es igual. En la obra de Dios, en la relación y coordinación de los colaboradores, si dos son puestos juntos,


 

 

entonces espontáneamente deben conocer la posición de cada uno. Cuando algo pase, ustedes siempre sabrán cómo hacerse a un lado y decir: “Hermano, usted hable”. Usted espera a que él hable, porque él está al frente suyo. No somos obedientes a la selección  del hombre, sino a la autoridad de Dios. Una vez que un hermano esté al frente de usted, debe serle obediente. Sería extraño que nadie fuese seleccionado para que usted le obedeciese, y que no hubiese nadie a quien  usted debiese obedecer. Si tal es el caso,  usted claramente no ha visto el arreglo de la autoridad de Dios en la Biblia.

 

Este es el procedimiento en la obra cuando dos hermanos están  juntos; espontáneamente, Bernabé estaba en primera fila, y Pablo atrás. En la designación del Espíritu Santo, Bernabé fue espontáneamente puesto en el frente y Pablo atrás. Comenzando con el capítulo trece cuando Bernabé y Pablo salieron, Bernabé antecedía a Pablo durante todo el trayecto. El versículo 7 dice: “Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios”. Una vez más es Bernabé y Saulo.

 

Quisiera que notaran que en Hechos 13:1, Bernabé era el primero entre muchos profetas  y maestros, y Saulo era el último. No crean que Pablo estaba muy avanzado en el comienzo. ¡No hay tal cosa! Cuando salieron, el último era Pablo. “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.” Bernabé era el primero, luego Simón, Niger, Lucio, Manaén, y,  por  último,  Pablo. Entre los cinco, el primero era Bernabé, y el último era Saulo. Tal vez todos esos precedían a Pablo en el Señor en ese tiempo. Cuando salieron a la obra, el Espíritu Santo también reconoció a Bernabé como el que estaba en la vanguardia. “Ministrando éstos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. Otra vez es Bernabé y Saulo.

 

Después en el versículo 7, cuando iban de camino, Sergio Paulo llamó “a Bernabé y a Saulo ... [y] deseaba oír la palabra de Dios”. El Espíritu Santo aún  reconocía  que  Bernabé estaba al frente.

 

Pablo

 

Algo muy interesante ocurrió en esta ocasión. Por primera vez, la Biblia narra que Pablo estaba lleno del Espíritu en la obra. Que Pablo hubiera sido lleno del Espíritu Santo previamente en su bautismo era otra cosa. El se arrepintió, fue salvo, y fue lleno del Espíritu Santo. Eso fue una cosa distinta. Pero, ¿qué tal aquí? Por primera vez la Biblia dice: “Entonces, Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo” (v. 9). Aquí Dios hizo algo por medio de Pablo. Pablo realizó un milagro al hacer que un hombre quedara ciego.


 

 

Después, llegaron a Panfilia, y luego a otro sitio llamado Antioquía, un lugar del mismo nombre que el anterior, sólo que ésta era Antioquía de Pisidia. Cuando entraron en una sinagoga en el sábado, y se sentaron, los principales de la sinagoga les pidieron que hablasen. Entonces Pablo se levantó. En el caso anterior Pablo hizo un milagro, y aquí predicó. Esta fue la primera vez en Hechos que alguien predicó además de Pedro y Esteban. La Biblia no menciona que Bernabé hubiese dado un mensaje tan largo. Hasta este punto, se puede ver solamente que Pedro dio unos cuantos mensajes extensos en Hechos. A partir del día de Pentecostés, tenemos un mensaje en el capítulo dos y unos cuantos mensajes en los capítulos siguientes, hasta su mensaje en la casa de Cornelio.  Con la excepción de Pedro y Estaban, lo que había sido predicado por otros no está anotado en la Biblia. El Espíritu Santo permitió que Pablo diese un paso adelante para hablar una palabra sólida; el Espíritu lo usó para que fuese un ministro de la palabra.

 

De ahí en adelante, en la Biblia, el orden de las palabras comenzó a cambiar. Hechos 13:43 dice: “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé”. ¿Ven esto? Ahora Pablo está primero.

 

El versículo 46 dice: “Entonces Pablo y Bernabé hablando con denuedo”.

 

El versículo 50 dice: “Pero los judíos ... levantaron persecución contra Pablo y  Bernabé,   y los expulsaron de sus límites”.

 

Pero esto no quiere decir que el asunto había concluido de  esa forma. Cuando llegamos  al capítulo catorce, una vez más Bernabé es mencionado primero. Esto ocurrió después  de que regresaron a Listra. Desde el capítulo trece en adelante vemos claramente que Pablo estaba siempre al frente. Aun en el capítulo catorce Pablo todavía estaba en la vanguardia. Fue Pablo el que predicó y sanó al hombre cojo. El versículo 12 dice: “Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba  la  palabra”. Júpiter y Mercurio eran los nombres de los dioses de Listra.  Los  paganos vieron que Pablo era el líder. Así que cuando se dirigieron a él con el nombre de uno de sus dioses, usaron el nombre de uno con una posición más alta debido a que él era quien hablaba y tomaba la iniciativa. Aunque el versículo 14 dice: “Bernabé y Pablo”, mencionando primero a Bernabé, ésta es una excepción. Hay una razón para esta excepción: cuando el sacerdote de Júpiter (cuyo templo estaba fuera de la ciudad) oyó decir que Júpiter había bajado del cielo, descendiendo sobre una persona, vino rápidamente trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios a los apóstoles. Ellos pensaban que Bernabé era Júpiter; por lo tanto pusieron a Bernabé adelante. El sacerdote de Mercurio no acudió, pero el sacerdote de Júpiter acudió a sacrificar a su propio dios. Esta es la razón por la cual el versículo 14 dice: “Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus


 

 

ropas”. Era natural que Bernabé estuviese tomando la iniciativa aquí, porque creían que Bernabé era Júpiter. Por lo tanto, Bernabé se lanzó en medio de ellos antes que Pablo.

 

Desde este punto en adelante, hasta el capítulo quince, hay solamente una  ocasión más en la que el nombre de Bernabé fue puesto antes que el de Pablo. Ese incidente también tenía su propia razón. Aparte de estos dos lugares, Pablo estaba siempre en la  vanguardia.

 

Después de esto, podemos ver que la muchedumbre originalmente estaba ofreciendo sacrificios a ambos apóstoles, pero éstos rehusaron recibir tal cosa. Como resultado, “vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto”. Anteriormente querían ofrecerle sacrificios, pero ahora trataron de apedrearlo hasta matarlo. “Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe”. En este incidente Pablo era el centro.

 

En el capítulo quince, ellos habían regresado  a Antioquía. ¿Qué hicieron cuando surgió  el problema en Antioquía? Vemos que “como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos”. Después, cuando los hermanos enviaron algunos a Jerusalén, “se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de  ellos, a los apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión”.

 

Fue solamente cuando hablaron en la reunión que Bernabé habló primero, y  luego  Pablo, porque Bernabé había salido de Jerusalén. Por lo cual, naturalmente, Bernabé habló primero en la reunión y luego Pablo dio una respuesta. Las personas de peso siempre hablan después. Por lo tanto, los que hablan después tienen una posición más respetable. El último que habló fue Jacobo.

 

Más adelante la Biblia dice: “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé” (v. 22). Pablo siempre aparece en primer lugar.

 

Pero cuando escribieron la carta, ésta fue escrita por “Bernabé y Pablo” (v. 25). Bernabé se mencionó primero. Aquí no podrían haber dicho que enviaban a Pablo y Bernabé, porque Bernabé era de Jerusalén. Esa es la razón.

 

Después que este problema en Hechos 15 fue resuelto, aún fueron Pablo y Bernabé, los que “continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando  el evangelio con otros muchos”.


 

 

No debe haber coordinación sin obediencia

 

Hemos utilizado solamente un poco de tiempo para ver que en la obra, la cuestión de quién debe ser el líder y quién debe obedecer es espontáneamente arreglado delante de Dios. Cuando los cristianos están juntos debe haber comunión y también obediencia  entre ellos. Espero que los hermanos y hermanas puedan con el tiempo aprender que cuando hay dos juntos siempre hay uno que obedece. Cuando tres personas estén juntas, habrá siempre dos personas que obedecen. Esta es la coordinación básica en la obra. Sin obediencia no hay coordinación. Cuando dos o tres hermanos, u ocho o diez hermanos vivan juntos, nunca permitan  que exista una situación confusa, en la cual ellos no sepan  a quién deben escuchar. Una situación confusa prueba que han recibido muy poca instrucción delante de Dios. Cada vez que los hijos de Dios vivan juntos, si son personas que han sido instruidas delante de Dios, espontánea e inmediatamente sabrán a quién deben escuchar. Cuando los hermanos viven juntos o  tienen  comunión, espontáneamente hay uno que está a la vanguardia entre ellos. Cada vez  que  algo  suceda, aprendan a obedecer. Una vez que hayan aprendido esta materia, no habrá necesidad de que el hombre les diga o les enseñe. Usted automáticamente estará en su posición y preguntará: “¿Hermano, qué piensa que debo  hacer?” Después que él  hable,  la cuestión estará definida y será arreglada de esa manera. Ustedes deben mantener su posición, conociendo cuál es su posición, y sabiendo que esto es lo que Dios desea que usted haga.

 

Lo primero en la obra de Dios y en la coordinación entre los trabajadores es  pedirle a Dios que abra nuestros ojos para que conozcamos la autoridad entre nosotros. Cuando estemos con los hermanos, debemos saber qué hermano está adelante de nosotros. Necesitamos humillarnos para ver que apenas una palabra sea hablada, un asunto sea decidido, o una opinión sea expresada, debemos  obedecer. Nosotros somos  personas  que obedecen. No estamos aquí para elegir o para nominar, sino para pararnos espontáneamente en nuestra posición. Reconocer la autoridad es el primer principio de  la coordinación. Si usted no reconoce este hecho, descubrirá que es imposible coordinar.

 

2.  LA COMUNION ES NECESARIA

 

En la coordinación, lo primero es la autoridad, y lo segundo es la comunión.

 

Los colaboradores son aquellos con quienes

usted puede abrir su corazón

 

Uno de los aspectos necesarios básicos entre los colaboradores es que el colaborador  debe ser una persona con la cual uno puede abrir el corazón y con quien uno puede


 

 

tener comunión. La coordinación se opone al individualismo. La coordinación es para el servicio del Cuerpo. Soy yo el que sirve, pero sirvo según el principio del Cuerpo. Por lo tanto, debemos tener una comunión mutua, en la cual nuestro corazón se abre para con otros y viceversa, y en la cual nos ayudamos el uno al otro. Si un miembro se regocija, todo el Cuerpo se regocija. Si un miembro sufre, todo el Cuerpo sufre. Si un miembro se duele, todo el Cuerpo se duele. Esto es coordinación.

 

Dos personas son como un solo hombre

 

Que varias personas vivan juntas no es necesariamente  coordinación. Supónganse que  un hermano tiene una cáscara exterior muy gruesa, pesada y sólida; ya sea que viva solo  o entre diez personas,  permanece intacto como individuo. Esto no es coordinación y él  no está en coordinación. Muchas personas, sea que estén solas o con otras diez, oran, buscan a Dios, hablan a Dios, y buscan la voluntad de Dios como individuos. ¿Cómo podemos decir que esto es coordinación? Esto no es coordinación. Poner a dos personas juntas como colaboradores no es poner a dos individuos juntos. ¿Ven esto? Ustedes no deben tener el concepto erróneo de que esto es coordinación. Anteriormente usted trabajaba por sí mismo; ahora, dos de ustedes están trabajando juntos. Si una persona trabaja sola, trabaja en forma individualista. Si dos personas trabajan juntas como dos individuos, aún no hay coordinación. Si una persona es un individuo, y si dos personas siguen siendo dos individuos, ¡esto no es de ninguna utilidad! Anteriormente había una persona trabajando, ahora dos personas deben trabajar como una. Cuando dos o tres se juntan, ¿qué deben hacer? ¡Ellos necesitan ser unánimes! Esto significa que delante de Dios yo puedo abrirme a mis hermanos.

 

La necesidad de revelar nuestros asuntos a los colaboradores

 

A muchos hermanos les es imposible orar con otros hermanos. Nadie conoce  sus  asuntos. No pueden abrirse a otros hermanos. Muchos pueden llevar sus dificultades solos. No consultan con otros hermanos. Es posible que tengan  muchas dificultades,  pero cuando encuentran problemas, aún se aferran a su individualismo, pensando que ellos pueden manejar y resolver los problemas delante de Dios por sí mismos. Por favor, recuerde que aunque tal vez usted viva entre hermanos, su espíritu no está con los hermanos. Su cuerpo puede estar entre los hermanos, pero usted no vive como miembro del Cuerpo.

 

Para coordinar necesitamos reconocer la autoridad, y también necesitamos ver claramente qué es la comunión. Los que deseen tener comunión deben poder abrirse a otros. Una persona como ésta tiene varios colaboradores a su lado; ellos son a los que él


 

 

abre sus asuntos. El puede decirles: “Hermanos y hermanas, no sé cómo salir de esto.

¿Cómo podría resolver este asunto?” O bien:  “Hermanos y hermanas,  no sé cómo salir  de este asunto, ¿pueden ustedes junto conmigo orar por esto?” Por favor, recuerden que los que no pueden llevar la carga de otros, no pueden coordinar con otros. Aquellos que no pueden abrir su corazón a otros, tampoco pueden coordinar con otros.

 

Es necesario llevar las cargas de otros

 

Algunos están llenos de sus propias cargas. No hay manera alguna de que ellos lleven la carga de otros; no pueden llevar la carga de otros. Piensan solamente en sí mismos día y noche. Cada vez que alguien les pide que oren por él, ellos no oran. Cada vez que alguien les pide que presten atención a cierto asunto, no lo hacen; más bien dejan ese asunto en  el aire y no lo atienden. Si ustedes les preguntan cómo podría ser manejado este asunto, no tendrían ningún interés en prestar atención a ello. No hay ninguna clase de coordinación con ellos. Ellos se aferran fuertemente a su individualismo. Aunque son miembros del Cuerpo, aún actúan independientemente. Por ejemplo, si corto mi dedo y  lo dejo en Nanking, no me sería útil. De la misma manera, si me corto una pierna y ésta pierde su unidad y su comunión con el cuerpo, la pierna no tendría utilidad alguna. El principio básico del Cuerpo es la comunión. Por lo tanto, también el principio  básico de la obra es la comunión.

 

Tal vez estamos acostumbrados a acomodarnos a nosotros mismos, asumiendo nuestras propias responsabilidades, y sin prestar atención a los asuntos de otros. Hoy  día  tenemos que aprender a llevar la carga de otros, y a llevar la carga con otros. Sentiremos que esto es muy difícil, sentiremos que es duro el obedecer a otros y puede que hasta sintamos que es difícil tener comunión con otros.

 

Es necesario buscar comunión

 

No quiero decir con esto que algunos entre ustedes no deben ser  responsables delante   de Dios por sus propios asuntos, ni que echan estos asuntos en otros hermanos. La palabra que he hablado no está destinada a los que son ociosos delante de Dios. Esto no quiere decir que no debemos estar desesperados delante de Dios, y que no tenemos que buscar y pedir delante de Dios. Quiere decir que aún somos responsables para con Dios, que aún nos acercamos al Señor, y que aún lo buscamos a El. No echamos nuestra responsabilidad en otros sin llevar nada nosotros mismos. Quiere decir que cuando llevamos nuestra responsabilidad, buscamos la comunión de otros hermanos y  hermanas. Cuando veo que hay cosas importantes que tienen mucho que ver con mi futuro, entonces necesito decir: “Hermano, ¿podría tener  comunión  conmigo,  considerar conmigo, y buscar conmigo cómo debo tratar este asunto? ¿Podría esperar en


 

 

el Señor conmigo?” Uno lleva su propia carga, y también coordina y tiene comunión con otros hermanos y hermanas. Nosotros necesitamos comunión y coordinación, no solamente en nuestra vida diaria, sino también en la obra.

 

Necesitamos aprender a ser personas abiertas de corazón. Muchos  hermanos  y hermanas pueden abrir su corazón solamente después de que otros se han abierto. Pero no es fácil pedirles que sean una persona abierta de corazón. Muchos abrirán su corazón solamente cuando otros se abren a ellos. Muchas veces es bueno que primero alguien se abra a usted. Pero muchas veces usted también debe abrirse. Usted necesita aprender a ser una persona abierta de corazón.

 

Hermanos y hermanas, puedo decirles que un día, cuando ustedes  estén  verdaderamente claros acerca de este principio de comunión, se sorprenderán de ver cómo algunos cristianos a quienes no consideran ser muy capaces, pueden proporcionarles una ayuda muy grande. Aquellos miembros a quienes ustedes no consideran muy útiles pueden fortalecer las manos de ustedes. Esto es algo que ustedes nunca habrían pensado, algo completamente fuera de su expectativa.

 

Traer el poder por medio de buscar al Señor en unanimidad

 

Por ejemplo, si en la obra hay tres, cinco u ocho hermanos que van a Tsingtao, y al llegar allí, aún permanecen como individuos, no hay colaboración ni coordinación. O  en  el  caso de ustedes hermanos que van a Wenchow, si cada uno de ustedes sigue siendo individualista, y el espíritu de ustedes no se abre al del otro y viceversa, aun  cuando  vivan juntos, esto no será útil. Solamente cuando veinte personas sean como  una  persona se podrá tener algo útil. Si veinte personas permanecen como  veinte, no  serán de ninguna utilidad porque no hay coordinación. Cuando lleguen a Wenchow, si ustedes son personas abiertas y yo también soy una persona abierta, y juntos buscamos al Señor unánimes, entonces el poder vendrá. Porque si dos o tres buscan poniéndose de acuerdo en oración, Dios los va a escuchar. Si cada uno ora su propia oración, esto no es ser unánimes. Pueden llamarse colaboradores y vivir juntos, pero cada uno está  aún  envuelto herméticamente en sí mismo haciendo su propia cosa; si tal es el caso, ¿dónde está el Cuerpo sobre la tierra? ¿Dónde están los miembros sobre la tierra? ¡Esa es una persona paralizada! ¡No hay miembros vivientes!

 

Es necesario despojarse del individualismo

 

Hermanos, ¿ven esto? Esta vez, necesitan deshacerse de muchas cosas antes que  regresen a la obra. Hasta su individualismo debe quedarse aquí. Ustedes necesitan aprender a ser personas abiertas. Hacia su hermano, su espíritu debe ser abierto, su


 

 

mentalidad debe ser abierta, y muchas veces hasta su boca debe ser abierta. Muchas veces, debido a que la boca está cerrada, el espíritu también está cerrado. Hay gente que en toda su vida nunca ha pedido ayuda. Mientras estamos aquí en la montaña esta vez, espero que aquéllos entre nosotros pidan ayuda al  menos una vez. Espero  que haya  entre nosotros quiénes puedan decirles a los hermanos y hermanas: “He tenido problemas con este asunto por muchos años. Por favor, ayúdenme a vencerlo”. Si ésta es la primera vez en su vida que ha pedido ayuda, que sea ahora.

 

¡Oh, no sabe qué persona tan orgullosa es usted! Mucha gente simplemente no se da cuenta de cuán orgullosos son. Muchos tampoco se dan cuenta de cuán estrechamente envueltos están en sí mismos. Muchos dicen  que están quebrantados  delante de Dios;  sin embargo, si los torna y los pone frente a otras personas, se verá que no están quebrantados en lo más mínimo. Realmente, si una persona es quebrantada delante de Dios, es quebrantada donde quiera que esté. Si una persona  ha  sido  quebrantada delante de Dios, está verdaderamente quebrantada. El pedir ayuda, es lo que se llama comunión, y necesitamos salir de nosotros mismos para buscar comunión.

 

Uno no debe echar la responsabilidad sobre otros. Para tal persona el pedir y el orar es inútil. Los que son responsables y los que buscan al Señor han aprendido a ser quebrantados delante de Dios, y buscan activamente la ayuda de los miembros del Cuerpo. Así que, cuando vayan a otro sitio, orarán con otros, y discutirán y considerarán los asuntos delante de Dios. De otra manera, ¿qué es entonces un colaborador? En realidad no habría ningún colaborador.

 

Yo temo que hayan algunos hermanos que no pueden llevar la  responsabilidad  con nadie, aun después de haber estado en la obra por diez o veinte años. Durante diez o veinte años tal vez no han tenido ningún colaborador, nunca han aprendido a llevar la responsabilidad con otros delante de Dios. Tal vez sean orgullosos a tal grado que toman toda la responsabilidad solos. Tal vez no les importan las cosas de otros; no  tienen ningún interés por las cosas de otros. ¿Les ha ocurrido alguna vez que un hermano haya compartido con ustedes sobre cierto punto, y ustedes hayan traído dicho asunto a Dios   en oración? Estaban verdaderamente cargados por ello, y ayunaron por el asunto de ese hermano; ustedes estaban verdaderamente deseosos de conocer la voluntad  de  Dios, para poder decirle: “Esto es lo que a mí me parece”. Hermanos, si no aprenden a llevar  las cargas de otros y si ustedes no buscan la ayuda de otros con relación a sus propias cargas, no saben lo que es el Cuerpo, y tampoco pueden tener coordinación en la obra.

 

Espero que esta vez cuando vayan a la obra en una región, ustedes busquen al Señor y oren junto con algunos hermanos y hermanas. Que ustedes puedan orar con otros y que no tengan nada oculto en su oración es la mejor señal. Por supuesto, los problemas de


 

 

carácter personal con los que tratamos delante de Dios son otra cosa. Sin embargo, en la obra hay muchas cosas sobre las que podemos orar juntos y estar abiertos el uno al otro. Podemos llevar unos las cargas de otros. A veces ustedes llevan mis cargas, y a veces yo llevo las cargas de ustedes. Si vamos a la obra de esta manera, podemos estar en paz, y podemos agradecer al Señor porque hay coordinación.

 

Si permanecemos en la condición en que hemos estado, estamos aún envueltos herméticamente en nosotros mismos, y nuestra cáscara no ha sido  quebrantada. Entonces mis asuntos siguen siendo mis asuntos, y no voy a dejar que nadie los toque.   Mi obra sigue siendo mi obra, y no voy a dejar que usted interfiera. Cuando los  problemas vienen, ustedes van solos al Señor desesperadamente; esto está bien y es necesario. Sin embargo, ustedes ni siquiera una vez han buscado a alguien, diciendo: “Necesito ayuda. Necesito la suministración de parte de los colaboradores”. Si ustedes  van solos a Dios, no conocen la coordinación del Cuerpo. Entonces es imposible que alguien le confíe alguna carga. Usted está siempre ocupado llevando su propia carga, y   no será capaz de llevar la carga de otros.

 

Si los colaboradores puedan orar juntos o no, es la prueba más grande. La prueba más grande es si los colaboradores pueden o no, discutir los asuntos delante de Dios en unanimidad: “Yo tengo este problema y usted tiene ese problema;  pongamos  juntos todas estas cosas delante de Dios”. Espero que de ahora en adelante, ninguno de ustedes lleve cargas individualmente. Sí, tenemos que  llevar cargas, pero no podemos llevarlas  de una manera individual, sin buscar comunión. Por todos los medios necesitamos  buscar la comunión.

 

La Cabeza da la autoridad,

los miembros tienen la comunión

 

La utilidad del Cuerpo está en la comunión. El primer principio del Cuerpo es la autoridad, y el segundo es la comunión. La suministración que recibimos de la coordinación depende  de la suministración que recibimos de la autoridad y también de  la suministración de la comunión. Lo que viene de la Cabeza es autoridad, y lo que viene de los miembros es comunión. La Cabeza provee la autoridad para  que así  podamos tener orden en el Cuerpo, y orden en la iglesia. Por el otro lado, ustedes ven que hay una comunión mutua entre los miembros. Estos son los dos principios básicos. La comunión es muy importante.

 

En nuestro medio hay muchos hermanos y hermanas; quiero mandarles de nuevo que se examinen ustedes mismos a fondo acerca de este asunto: “Oh Señor, ¿soy yo  una  persona que ha cerrado su corazón y nunca ha pedido ayuda?” Por favor, recuerden que


 

 

en toda la Biblia, no podemos encontrar que un cristiano sea tan reservado. Ser  reservado no es característico de un creyente. Nunca piensen que ustedes deben cuidar todo por sí mismos, sin cuidar de las cosas de los otros hermanos y hermanas. Uno no puede ser un cristiano en la tierra de esa forma. Ustedes necesitan aprender desde el comienzo a tener coordinación con los hermanos en la obra. Esta es la manera de ser útiles espiritualmente. De otra manera, cuando veinte hermanos  vayan  a  Wenchow, ellos seguirán siendo allí veinte individuos, veinte unidades. Cuando veinte hermanos  van a Tsingtao, siguen siendo allí  veinte unidades. Si éste es el caso, el haber ido a la  obra es inútil. Por un lado, ustedes necesitan aprender a someterse a la autoridad; y por otro, necesitan tener comunión hasta el punto en que puedan decir: “¡Gracias al Señor!

¡Alabado sea el Señor! Llevamos las cargas en concordia. Tenemos comunión y tenemos la autoridad. Cuando hay problemas, nos encargamos de éstos paso a paso y nivel por nivel de una manera ordenada”.

 

Tanto la autoridad como la comunión son necesarias. Ninguna puede faltar. Si van a la obra y experimentan fracaso, deben saber que si el problema no fue la autoridad, entonces debe de haber sido la comunión. La obra es un asunto de autoridad  y  comunión.

 

3.  LA AUTORIDAD Y LA COMUNION EN LA BIBLIA

 

En el Nuevo Testamento, en la obra de Dios, hay muchos arreglos y mucha comunión. Especialmente en el caso de Pablo, podemos darnos cuenta de que hay muchos arreglos. Aquí podemos encontrar un principio básico: en estos arreglos hay autoridad y también hay comunión. Por lo tanto, si consideramos un poco la narración de la Biblia, veremos que en muchos lugares hay muchos arreglos en la obra en los cuales los  hermanos jóvenes deben prestar atención a instrucciones. Estos arreglos denotan autoridad y también denotan comunión. Cuando un hermano ha recibido conocimiento y luz, él no solamente usa autoridad para enviar a algunos hermanos a llevar a cabo  algunos  asuntos, sino que también comparte con ellos el conocimiento y la luz. Hermanos, ¿han visto esto? Los arreglos en la Biblia no solamente denotan autoridad. Si así hubiera sido, Pablo solamente habría tenido que decirles a sus jóvenes colaboradores que hicieran cierta cosa y ellos la habrían hecho. En estos arreglos Pablo tenía luz y conocimiento delante de Dios, y él los imparte a sus jóvenes colaboradores. Por lo tanto, por un lado, ustedes tienen que ver que éste es un asunto de autoridad, y por  otro, que es un asunto  de comunión debido a que Pablo compartió su conocimiento con sus jóvenes colaboradores.

 

El envío de Tíquico y Onésimo


 

 

Colosenses 4:7 dice: “Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor”. El versículo 8 dice: “El cual he enviado  a vosotros para esto mismo”. ¿Pueden ver esto? Tíquico fue enviado a Colosas por Pablo.

 

El versículo 9 dice: “Con Onésimo, amado y fiel hermano”. Aquí ven que Pablo envió a Tíquico y a Onésimo juntos a Colosas.

 

En la obra de Dios, ven que los peritos arquitectos tienen autoridad de enviar a otros. Se menciona en las Epístolas que Tíquico era muy buen hermano. El libro de Filemón nos dice que Onésimo era un hermano amado. Pero los dos fueron enviados por Pablo.

 

El envío de Timoteo y Epafrodito

 

Continuemos con Filipenses 2:19: “Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado”.

 

El versículo 25 dice: “Mas tuve por necesario  enviaros a Epafrodito”.

 

Aquí de nuevo se menciona el envío de otros dos hermanos; uno era  Timoteo y el otro  era Epafrodito. Timoteo era como un hijo para Pablo, como también lo era Onésimo, a quien mencionamos antes. Estos dos eran hermanos jóvenes. Pablo  los  envió.  Epafrodito era un colaborador de Pablo, y fue levantado después de Pablo, así que Pablo también lo envió. Así, la Biblia nos muestra claramente  que en la coordinación de la  obra, los obreros principales son los que envían a otros. Los jóvenes trabajadores necesitan tomar órdenes. Es solamente cuando los de más madurez tienen certeza  delante de Dios, que pueden enviar a otros. Pablo dijo: “Espero en el Señor Jesús  enviaros pronto a Timoteo”. El tenía la certeza delante de Dios de que debía enviar a Timoteo; él estaba enviando a Timoteo según su esperanza en  el  Señor Jesús.  Espero que de este caso ustedes aprendan algo.

 

Tíquico va también a Efeso

 

Efesios 6:21 dice: “Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os  lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor”. Tíquico había sido enviado a Colosas anteriormente y ahora estaba siendo enviado a Efeso. El versículo 22 dice: “El cual envié a vosotros para esto mismo”. Así  que Tíquico fue enviado también  por Pablo a Efeso.

 

Pablo ruega a Tito y envía a otro hermano con él


 

 

Segunda Corintios 12:18 dice: “Rogué a Tito, y envié con él al hermano”. En otra oportunidad, Pablo rogó a Tito que fuese a Corinto. La palabra usada aquí es muy interesante. Esta vez Pablo no envió a Tito, sino que le rogó que fuese. Muchas veces, a Pablo no le gustaba enviar a otros. Esto es lo que puede verse en el libro de Tito. Para Tito, Pablo era una persona con mucha autoridad. Tito era un joven y fue enviado por Pablo; Pablo tenía mucha autoridad sobre él. Pero aquí, Pablo solamente  le  rogó.  A veces había solamente el ruego, y no el envío. Hay dos hermanos en este versículo; Pablo no mencionó el nombre del otro hermano a quien envió. Por lo tanto, algunos son enviados. Algunos fueron enviados debido a la certeza que Pablo tenía delante de Dios. Algunos eran dejados en un lugar, como fue el caso de Tito. Pablo le rogó que fuese, y  Tito fue debido a que obedeció. El recibió el ruego; por lo tanto, él fue. El caso de Apolos en 1 Corintios 16 fue diferente.

 

Rogó a Apolos, éste no tuvo voluntad de ir, pero iría en el futuro

 

Primera Corintios 16:12 dice: “Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad”. ¿Pueden ver qué hermoso es esto? ¡Es muy hermoso! Pablo rogó a Tito, Tito obedeció y fue. Tito era un joven, así que obedeció al ruego.  Apolos no era un joven; él tenía aproximadamente la misma edad que Pablo. En otras palabras, él y Pablo eran de la misma generación. Cefas, no obstante, iba adelante de Pablo en el Señor. En la iglesia en Corinto algunos decían: “Yo soy de Cefas”; algunos decían: “Yo soy de Pablo”; algunos: “Yo soy de Apolos”. La posición de Apolos en  la iglesia en Corinto era que él pertenecía a la misma generación que  Pablo. Por esta razón  a él se le suplicó, no se le envió. Pablo no envió a Apolos. Pablo no podía enviarlo; sólo podía rogarle. Más aún, Pablo le rogó no solamente una vez sino muchas.  El  punto bueno aquí es que Apolos no fue. Pablo le rogó y le dijo: “Id con los hermanos.”  El le  instó una, dos, tres veces. Apolos estaba dispuesto a ir, pero dijo que le era imposible ir  en esa ocasión. Apolos estaba firme en que categóricamente no deseaba ir. Pero Pablo añadió una palabra; él tenía la certeza de que Apolos iría. ¡Esto es muy precioso! A los mayores ustedes les ruegan; si no escuchan, no se preocupen. Les digo que irán, debido    a que ése es su rumbo delante de Dios.

 

Por lo tanto, el ruego a Apolos en 1 Corintios 16 y el ruego a Tito en 2 Corintios 16 son distintos. Pablo podía haberle ordenado a Tito, pero no lo hizo; más bien le rogó. Pero Tito recibió el ruego de Pablo como una orden. Pablo podía haberle rogado a Apolos dos  o tres veces, pero Apolos no fue. Sin embargo, Pablo estaba seguro de que iría. Así que el arreglo de la obra es tal que existe la autoridad y la comunión. Esto es muy precioso.


 

 

Llevar control del movimiento de Timoteo y de la comunión de la revelación

 

Primera Corintios 16:10 dice, “Y si llega Timoteo”. El versículo 11 dice: “Encaminadlo en paz, para que venga a mí”. Denle a Timoteo este mensaje que cuando llegue a ustedes, ustedes deben enviármelo, y que él debe venir a mí. “Porque le espero con  los  hermanos”. Pablo estaba esperando allí que Timoteo viniese con los hermanos. ¿Han visto esto? Pablo estaba llevando un control de los movimientos de ellos en la obra. El le estaba pidiendo claramente a Timoteo que viniese a él. Por lo tanto, hacia los hermanos jóvenes las palabras de la Biblia son bastante claras. Necesitamos aprender delante de Dios que la autoridad establecida por Dios puede controlar los movimientos de los hermanos jóvenes. Sin embargo, entre los mayores, hay solamente ruegos, no mandamientos.

 

Veamos con más detalle las Epístolas a Timoteo.

 

Primera Timoteo 1:18 dice: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia”. Esto nos muestra claramente que en el caso de Timoteo, Pablo le dio órdenes. Este mandamiento te encargo, para que milites la buena milicia. A Timoteo, Pablo le dio órdenes directamente.

 

Primera Timoteo 3:14-15 dice: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes de conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”.

 

En el capítulo dos Pablo habló de los hombres y las mujeres. En el capítulo tres el habló de los ancianos y los diáconos. ¿Por qué le escribió específicamente estas cosas a Timoteo? El dijo: “Tengo la esperanza de ir pronto a verte, pero temo que pueda tardar. En caso de que demore, no sabrás qué hacer en la iglesia; por lo tanto te escribo con anticipación. En tal caso, ya te he escrito estas cosas, para que sepas cómo debe uno conducirse en la casa de Dios”. En otras palabras, Pablo no le dio a Timoteo oportunidad de hallar un camino por sí mismo. Pablo no permitió que Timoteo hiciese las cosas a su manera. ¿Ven esto? Pablo le escribió. Cuando esté presente, puedes preguntarme en persona; cuando no esté presente, entonces lee mi epístola. Cuando yo llegue, podrás preguntarme; pero antes de llegar, puedes leer mi epístola.

 

Déjenme decir de nuevo que existe el principio de autoridad, y también el principio de comunión. Debido a que Pablo era un hermano de edad, tenía autoridad. Escribir una carta a un hermano más joven es comunión. Puesto que delante de Dios Pablo tenía


 

 

conocimiento, y Timoteo no, Pablo tuvo comunión con Timoteo en cuanto a lo que aquél sabía. Cuando Timoteo obedeció, él recibió la comunión. Por favor, recuerden que obedecer no significa perder la posición de uno en la obra. Obedecer les permite obtener lo que los hermanos mayores han obtenido; obedecer les permite  ganar la  revelación  que ellos han obtenido en la obra. Si obran según su  propia manera, ustedes pueden  estar equivocados; si obran según la manera de ellos, no lo estarán. Por consiguiente, ustedes deben recibir dirección de ellos.

 

Esta clase de expresión es muy común en las Epístolas a Timoteo. Ahora no tenemos tiempo de estudiarlo en detalle, pero leeremos solamente las porciones acerca de lo externo de la obra.

 

Segunda Timoteo 4:9 dice: “Procura venir pronto a verme”. Lo que ven aquí no es ni discusión ni esperanza, porque saben que poco después de escribir 2 Timoteo Pablo fue hecho mártir. Esta es la última Epístola de Pablo. Es por esto que él dice: “Procura venir pronto a verme”.

 

También el versículo 10 dice: “Porque Demas me ha desamparado, amando este  mundo, y se ha ido a Tesalónica”. Aquí había uno rebelde que se salió de la obra.

 

¿Qué de los otros dos? “Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia”. Tal vez estos dos fueron enviados a esos lugares.

 

El versículo 11 dice: “Sólo Lucas está conmigo”. Solamente tengo a Lucas aquí conmigo.

 

La necesidad de traer a Marcos

 

“Toma a Marcos y tráele contigo”. Este es el Marcos sobre el cual Pablo y Bernabé contendieron. Recuerden que en Hechos Bernabé quería tomar a Marcos, pero Pablo no estaba de acuerdo debido a que Marcos se había ido cuando la obra estaba en un punto crucial. En el comienzo salieron juntos; pero cuando la obra se intensificó, Marcos los dejó, Marcos se enfermó y no podía laborar. Por lo tanto, Pablo no estaba de acuerdo en llevar a Marcos con ellos. En ese tiempo, Bernabé quería tomar a Marcos con ellos, tal vez, porque Marcos era su pariente. Por lo tanto, los dos tuvieron una fuerte contienda,    y se fueron por caminos separados. Lo asombroso es que después Bernabé no tuvo la oportunidad de trabajar con Pablo, pero Marcos sí la tuvo. Acuérdense de que más adelante, Marcos había aprendido de Pedro muchas lecciones. El Evangelio de Marcos  fue dictado por Pedro, y escrito por Marcos. Y poco antes de la muerte de Pablo, éste   dijo: “Toma a Marcos y tráele contigo”. ¿Por qué? “Porque me es útil para el ministerio”. Marcos le era útil a Pablo para el ministerio.


 

 

El versículo 12 dice: “A Tíquico lo envié a Efeso”. Esto nos muestra que  éste  era  el arreglo de la obra. Pablo le pidió a Timoteo que  viniese, y  también le pidió a Timoteo  que trajese a Marcos con él, y más aún, él envió a Tíquico a Efeso.

 

El versículo 20 dice: “Erasto se quedó en Corinto”. ¿Ven? Pablo era el que mejor conocía la situación de la obra.

 

Dejó a Trófimo en Mileto

 

“Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo”. Trófimo es uno de los famosos enfermos del Nuevo Testamento. Epafrodito era uno y Trófimo era otro.

 

“A Trófimo dejé en Mileto enfermo”. Muchas veces las personas enfermas deben obedecer; no pueden decir que quieren moverse de un sitio para otro. Si uno está  enfermo debe detenerse por un tiempo. Pablo dijo que lo dejó en Mileto. Es mejor que él se quede en Mileto, a que esté ocupado con muchas cosas.

 

En cuanto a Timoteo, Pablo dijo: “Procura venir antes del invierno”. Pablo le dio  un límite de tiempo específico. No decidas por ti mismo cuándo venir. Procura venir antes del invierno.

 

Hermanos, ustedes deben de ver que este camino es muy claro. Un  hermano  como Pablo, que camina delante de Dios debe ser obedecido por Marcos, Timoteo y Trófimo. Espontáneamente verán que hay comunión en la iglesia y espontáneamente podrán entender lo que es la autoridad.

 

Tito fue dejado en Creta y procuró ir a Nicópolis

 

En cuanto a Tito, no tenemos que decir mucho. Unos cuantos versículos del primer capítulo y el último capítulo de Tito son suficientes.

 

Tito 1:5 dice: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. ¿Entienden claramente? Tito era un hermano joven. En 2 Corintios, Pablo mencionó que él le rogó que fuese a Corinto. Ellos fueron juntos a Creta. Después Pablo lo dejó en Creta para que terminara los asuntos que estaban incompletos. Pablo le indicó cómo poner en orden las cosas que estaban deficientes, como le mandó. Aquí pueden ver autoridad y también comunión.

 

Tito 3:12 dice: “Cuando envíe a ti a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir a mí en Nicópolis, porque allí he determinado pasar el invierno”. ¿Ven ustedes? Este es el


 

 

camino de la obra. Pablo dijo: “Deseo enviarte uno  de dos hermanos,  tal vez Tíquico o  tal vez Artemas. No ha sido plenamente decidido; en todo caso, uno de ellos llegará a ti. Cuando llegue, tú debes apresurarte a venir a mí en Nicópolis”.

 

Aquí ven cómo un hermano de más madurez arregló tantas cosas, y cómo un hermano joven escuchó su palabra.

 

Manda a Timoteo que guarde el mandamiento

 

Finalmente, debemos hablar más acerca de lo que Pablo le dijo a Timoteo.

 

Primera Timoteo 6:13-14 dice: “Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas,  y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento”. Pueden ver qué asunto tan serio es éste: te mando delante de Dios que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento.

 

El versículo 20 dice: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado”. Debes guardar el mandamiento que te di.

 

Por favor recuerden que los jóvenes deben aprender lo que ha sido confiado a los hermanos de más madurez, y deben aprender a obedecerles. Entonces podrán andar en una buena manera el camino que les es propuesto.

 

Pablo también necesita comunión

 

Espero que podamos ver cómo la obra fue llevada a cabo en el Nuevo Testamento. La  obra en el Nuevo Testamento tiene arreglos, tiene autoridad y también tiene comunión. Yo creo que aún se acuerdan de lo que les dije hace unos días. Aunque Timoteo era un hermano joven, ¿recuerdan lo que está escrito en el libro de Hechos acerca de lo que Pablo hizo cuando Timoteo vino a él? “Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba constreñido por la palabra y testificaba a los judíos que Jesús era el Cristo” (lit.). Creo que en la Biblia este versículo es el mejor. Pablo conocía al Señor, y era muy usado por El. Sin embargo, debido a que Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, estaba constreñido por la palabra. En el caso de Pablo, la comunión era también necesaria. Cuando Timoteo y Silas vinieron, fue un gran aliento para él. Esto es lo que podemos ver en Hechos 18.

 

Hechos 17:14 dice: “Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo  que  fuese  hacia el mar”. Aquí, Pablo escuchó la palabra de los hermanos. “Y Silas y Timoteo se quedaron allí”. “Allí”, se refiere a Berea, que es el nombre de una ciudad de Macedonia.


 

 

Macedonia es el nombre de una región, y Berea es el nombre de una ciudad. El versículo 15 dice: “Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron”. Pablo les mandó a Silas y a Timoteo que viniesen lo más pronto posible. Pero después de que Pablo fue a Corinto, cuando Silas y Timoteo vinieron a Corinto de Macedonia, Hechos 18:5 dice que Pablo estaba constreñido por la palabra.

¡Qué buena era esa situación!

 

Espero que ustedes hermanos puedan ver este principio  que existe  en la obra. Hoy en  día somos como niños que están aprendiendo a caminar, paso a paso  caminando despacio delante de Dios. Espero que todos los hijos de Dios sepan tener coordinación mutua en la obra; entonces podremos hacer la obra de una manera adecuada.

 

CAPITULO ONCE

 

QUIENES SON NUESTROS COLABORADORES Y QUIENES SON LOS APOSTOLES

 

Hoy, tenemos dos preguntas que queremos resolver: quiénes son  nuestros  colaboradores, y quiénes son los apóstoles.

 

UN GRAN MALENTENDIDO

 

Yo creo que estas preguntas han sido bastante malentendidas entre los hijos de Dios.  Pese a que hemos hablado de esto desde el comienzo, este malentendido continúa existiendo hasta el presente. Muchos consideran que el requisito sobre un colaborador está en el asunto de las finanzas. ¿Quiénes son los colaboradores? Algunos piensan que los colaboradores son un grupo de personas que han dejado sus trabajos y que confían completamente en Dios. Si esto es verdad, entonces Pablo no era un  colaborador  nuestro, porque él no dejó su trabajo.

 

Muchos consideran que un apóstol es una persona que no tiene ningún otro ingreso o renta, y que dedica todo su tiempo a la obra. Si no es ese tipo de persona, no es un apóstol. Si este concepto fuese correcto, entonces Pablo evidentemente no sería un apóstol porque él no dejó su trabajo del todo; Pablo todavía hacía tiendas como trabajo suplementario. Si adoptamos el punto de vista de los hijos de Dios hoy en día, Pablo no era un apóstol ni un obrero, porque no dedicaba las veinticuatro horas del día a la obra.  El utilizaba parte de su tiempo para hacer tiendas. Sin considerar su propósito al hacer tiendas, y sin importar en qué se usara los ingresos de hacer tiendas, siempre y cuando hiciera tiendas, Pablo dejaría de estar calificado como obrero y como apóstol. Por favor, recuerden, sin embargo, que éste es un error básico.


 

 

Por lo tanto, hermanos, espero que ustedes tengan absoluta certeza de lo que Dios realmente nos muestra en Su Palabra con referencia a quién es un apóstol, y  a quién es un obrero. ¿Está basado el apostolado en que uno deje su trabajo? ¿Ser un obrero está basado en el hecho de que tenga o no un trabajo? ¿O está el ser un apóstol delante de Dios, basado en algo más? Pueden ver claramente hoy en día que según la tradición y la costumbre de la iglesia, la gente siempre considera que el ser apóstol está basado en la cuestión de tener un trabajo. Si esta cuestión en cuanto a trabajo y finanzas no  es resuelta, uno no es apóstol ni obrero. No sé si han visto esta clase de situación. Esta es la situación actual. La gente siempre piensa que un apóstol debe dejar su trabajo por completo y debe dedicar todo su tiempo a la obra. Quiero que todos los hermanos y hermanas vean que este error no es irrazonable. Se puede decir que no es un error, sino simplemente una interpretación ine-xacta. Mucha gente no ha visto claramente delante de Dios lo que es un obrero y lo que es un apóstol; por lo tanto, han cometido este error.

 

APOSTOLES QUE VERDADERAMENTE NECESITAN DEJAR SUS TRABAJOS

 

Sabemos que cuando Juan y Jacobo fueron llamados estaban remendando redes. El Señor les dijo que dejaran sus redes y entregaran su barca, para que lo siguieran. También vemos que cuando Pedro fue llamado, él estaba pescando. El Señor le dijo que abandonara su barca y dejara lo que había pescado, para que lo siguiera.  Cuando  el Señor llamó a Mateo mientras éste estaba trabajando en la oficina de recaudación de impuestos, el Señor le dijo que dejara su trabajo y que lo siguiese. Por lo tanto, veamos claramente delante de Dios, que un apóstol es una persona que necesita dejar su ocupación. Según la Palabra de Dios, el obrero que Dios requiere debe recibir  un  llamado delante de Dios y dejar su trabajo. Ellos deben dedicar todo su tiempo a las manos del Señor.

 

Este es el hecho. Debido a que una persona tiene otra ocupación sobre la tierra, sería  muy difícil que él fuese un apóstol, porque un apóstol necesita ser enviado a diversos lugares. Hasta en un lugar como Jerusalén, los apóstoles aún tenían que dejar Jerusalén para ir a Samaria y a Cesarea. Así que, si uno de ellos tuviese un trabajo, le sería difícil irse, y su trabajo estaría restringido a un lugar.

 

Por esta razón, no es requisito que los ancianos dejen sus trabajos, aunque los apóstoles dan el ejemplo de dejar sus empleos. Algunos ancianos también necesitan el sostenimiento de la iglesia. Debido a que dedican la mayor parte de su tiempo o todo a  los asuntos de la iglesia, en una iglesia local, ellos no tienen ingresos. En tal caso, los ancianos deberían verdaderamente recibir doble honor. Parte de este honor es


 

 

financiero. Pero el requerir de los ancianos que dejen sus trabajos es otra cosa. En la Biblia no hay tal mandamiento, ni tal modelo.

 

No es lo mismo en el caso de los apóstoles. El Señor le dijo claramente a uno que dejese esto o aquello, y que viniera y lo siguiera; a otro, que pusiera esto o aquello a un lado   para que lo siguiera. Esto nos muestra claramente que una persona que es  apóstol, es  una persona que recibe el mandamiento de Dios para ir a varios lugares. Esta persona, por supuesto, debería dejar su empleo; de otra manera podría ser un anciano pero no un apóstol ya que, por supuesto, le sería inconveniente viajar por el Señor a varios lugares para servirlo. Es por esto que los doce Apóstoles tuvieron tal llamado, tal seguimiento,   tal abandono de las cosas, y tal espera en que el Señor les proveyera  para  sus necesidades materiales. Esto nos hace ver espontáneamente que ésta es  la  única  manera. Aquí vemos claramente que el Señor llamó a los doce a ofrecerse por completo. El Señor ciertamente llamó también a Pablo para que se ofreciera por completo. Lucas, quien estaba con Pablo, también se ofreció por completo.

 

Pablo era uno que hacía tiendas

 

Sin embargo, quiero señalar particularmente, que no solamente Pablo hacía tiendas, también Aquila y Priscila hacían lo mismo. Lucas, incluso, era médico. La Biblia nos muestra que después de que una persona ha dejado su oficio, él deja de ser llamado con esa designación. Lucas era médico y debido a que la Biblia siguió usando  esa  designación, él debe de haber continuado con su ocupación. Pedro era un pescador, pero después que dejó la pesca, él dejó de llamarse Pedro el pescador. Mateo era un recaudador de impuestos, pero después que dejó su oficio de recaudador de impuestos, dejó de llamarse Mateo el recaudador de impuestos. Lucas era un médico. Pueden ver  que si hubiese dejado por completo de ejercer la medicina, la Biblia lo hubiese llamado solamente Lucas, y no Lucas el médico. ¿Ven esto? Lucas ejercía la medicina y Pablo  hacía tiendas. Aquila y Priscila también hacían tiendas. Por lo tanto, debemos observar esta cuestión muy cuidadosamente para ver lo que de verdad significa.

 

Esto es lo que quiere decir. Hechos narra que Pablo hacía tiendas. Hechos nos muestra que Pablo, Aquila, y Priscila eran fabricantes de tiendas. Debido a que su empleo era el mismo, vivían juntos. Cuando Pablo estaba en Mileto despidiéndose de los ancianos de Efeso, les dijo que mirasen sus dos manos. Déjenme decirles que ésta es la porción más profundamente conmovedora de la Biblia. Por esta misma razón, en unos días voy a compartir con ustedes acerca de la necesidad de tocar el espíritu en la Biblia cuando estudien la Biblia. Debido a que él hacía tiendas, sus manos posiblemente habían tenido cortadas y heridas en muchas partes, y quizá habían perdido mucha piel. Por lo tanto, en esa ocasión, cuando muchos ancianos y hermanos estaban juntos, él les dijo que


 

 

mirasen sus dos manos. Esas dos manos deben de haber tenido algo que valía la pena mirar. Esas dos manos deben de haber tenido algo que las hacía diferentes de las manos de otros. Esas dos manos habían pasado por trabajo y raspones. Tenían heridas y cicatrices. Pablo no dijo en ese pasaje que sus dos manos habían hecho muchas cosas y que habían provisto para mucha gente. Primero les indicó que mirasen sus dos manos; después dijo que habían provisto para mucha gente. Primero mencionó esas dos manos. Esas dos manos eran distintas de las manos comunes, las manos ociosas, las que no trabajan. Por lo tanto, podía decirles que mirasen sus dos manos. Esas dos manos eran diferentes a las de una persona ordinaria.

 

Más tarde, cuando fue a Corinto, de nuevo prestó atención a este asunto. El trabajó con sus propias manos para suplir las necesidades de sus colaboradores.

 

La ocupación de Pablo era el ser apóstol no el hacer tiendas

 

Aquí queremos que los hermanos y hermanas puedan ver cuál es la verdadera relación entre la fuente de ingresos de un apóstol y su ocupación. Cuando ven a Pedro con su compañía, y a Pablo con su compañía, pueden ver un camino recto. Si leen los  Evangelios, no pueden ver el camino recto allí, porque sólo contiene la mitad del asunto. Después, lo que Pablo hizo en la iglesia fue algo distinto, o tal vez más avanzado. Aquí pueden ver que un apóstol debe dejar su trabajo por completo. Por favor, recuerden que en cuanto a este asunto Pablo y Pedro eran iguales; Pablo fue también una persona que dejó su trabajo del todo. Al leer esos diez o más capítulos de Hechos, ¿quién podría imaginarse que Pablo era un fabricante de tiendas? Les digo, que cuando leí el libro de Hechos, la impresión que recibí fue que Pablo era un apóstol. Cuando leí el libro de Hechos, no tuve la impresión de que Pablo fuese un fabricante de  tiendas. Tal vez los   que hacen tiendas, consideran que Pablo era un fabricante de tiendas. Sin embargo, yo entiendo que Pablo era un apóstol, no un fabricante de tiendas. Solamente los que hacen tiendas, cuyos corazones están en hacer tiendas, los que quieren ganar dinero en la fabricación de tiendas, quienes viven en tiendas, y que prestan atención a las tiendas, podrían, según su punto de vista y su juicio, naturalmente considerar que Pablo era un fabricante de tiendas. Pero creo que hasta un creyente simple, un creyente común, obtendría una sola impresión al leer el libro de Hechos, y eso es que  Pablo  era  un apóstol nombrado por Dios. Ustedes no obtendrán la impresión de que Pablo era un artesano que hacía tiendas. Ustedes no notarían que Pablo tenía la habilidad de hacer tiendas. Verán claramente que él es un obrero de Dios.

 

Por lo tanto, podemos ver en lo que al servicio de los apóstoles se refiere, que uno debe dejar su ocupación. Sin embargo, eso se refiere a una persona para la cual la pesca es


 

 

una ocupación. El hombre que necesita dejar su ocupación de recaudador de impuestos, es aquel que tiene la recaudación de impuestos como una ocupación. El hombre que necesita dejar el arte de hacer tiendas es el que tiene el hacer tiendas como profesión. Si  el hacer tiendas fuese una profesión, entonces ésta debe ser dejada atrás. Si no se la deja atrás, uno no podría ser un apóstol, debido a que el servicio de apóstol sería más bien difícil para él. ¿Por qué Dios requiere que algunos dejen sus ocupaciones a fin de ser apóstoles? Es debido a que el apostolado es una ocupación, y una persona  no puede  tener dos ocupaciones. En particular, la ocupación de apóstol no permite que una  persona tome un segundo trabajo. Pablo dijo que somos embajadores de Cristo. Si ustedes son embajadores, no tienen manera de tomar un segundo cargo, ni de tener otra ocupación. Todo nuestro tiempo está dedicado a trabajar como apóstoles, y no tenemos tiempo que podamos gastar en otras cosas.

 

Por lo tanto, la fabricación de tiendas en el caso de Pablo no era una ocupación; la fabricación de tiendas en el de Aquila y Priscila, tampoco era una ocupación; ni siquiera  la medicina en el caso de Lucas era una ocupación.

 

En esos días la situación era diferente

 

¿Qué ven ustedes aquí? Ustedes ven que Pablo fue enviado por el Espíritu Santo a viajar de Antioquía a los diferentes lugares para trabajar en la obra. Hay una gran diferencia entre la situación actual y la situación en aquellos días, a saber, la cuestión del  transporte. En aquellos días, si los hermanos en Antioquía tenían dinero y cosas materiales que darle a Pablo, no podían ir a la oficina de correos para remitir el dinero. Tampoco había bancos, ni correo aéreo, ni telegramas. En el Nuevo Testamento, hay bastantes casos en los que los donativos fueron enviados con personas.  Pablo mismo  hizo esto cuando estaba en Antioquía. La primera vez que salió no fue para predicar el evangelio, sino para llevar dinero a Jerusalén. Frecuentemente pienso que nuestra manera de hacer tales cosas puede ser más elevada: primero usted envía dinero, y después va y predica el evangelio. La primera vez él llevó el dinero a Jerusalén como un embajador de la iglesia; después,  cuando Pablo recibía donativos,  éstos eran llevados  por personas que eran enviadas de varias iglesias. Se puede ver qué difícil era sin cartas, telegramas y aviones. Y todos aquellos que viajaban llevando el evangelio, no tomaban nada de los gentiles. Por lo tanto, este apóstol era distinto a los apóstoles de Jerusalén.

 

El salir de Jerusalén no tomaba mucho tiempo, y la jornada era corta a Samaria y Cesarea. Uno podía regresar en corto tiempo. Se podía regresar rápido sin tener ninguna dificultad económica, porque se podía salir con suficiente dinero para la jornada y regresar después de un corto período de tiempo, sin necesidad de tomar nada de los gentiles. Esto era fácil debido a que tanto Cesarea como Samaria eran localidades donde


 

 

había iglesia. Después, la obra de Pablo comenzó de Antioquía, y Dios le mostró otra manera. La manera era que él fuese a los gentiles, y que aún así no tomase nada de los gentiles, y que continuase su camino, sin regresar en un corto lapso como lo hacían los apóstoles de Jerusalén. El proseguía de lugar en lugar. Por lo tanto, pueden ver que el asunto de mantenimiento era muy difícil.  Uno no  podía llevar  suficiente dinero consigo y tampoco podía tomar nada de los gentiles.

 

Esto es también diferente a la predicación del evangelio en los Evangelios. En los Evangelios, uno iba a las ciudades, y vivió en la casa de algún hombre generoso. Uno no necesitaba llevar consigo bordón ni alforja. Sin embargo, cuando el Señor estaba a punto de partir de la tierra, les dijo a Sus discípulos que el que no tuviese bordón, debía conseguir uno; el que no tuviese alforja, debía preparar una, y el que no tuviese ropa, necesitaba preparar ropa. En ese entonces, la situación era diferente. En aquel entonces, el evangelio no había de predicarse a los judíos sino a los gentiles. Juan fue categórico al decir que no debemos tomar nada de los gentiles. Por lo tanto, podemos ver qué pesada era la carga de Pablo en ese tiempo, no solamente para sí mismo, sino también para los hermanos que estaban con él.

 

Cuando empezaron en Antioquía, eran solamente Bernabé y Pablo. Después, cuando salieron, hubo otros que los acompañaron, uno de los cuales era Tito. En el camino, Timoteo fue añadido, después Lucas fue también añadido, y luego Silas. Pueden ver que mientras viajaban, la compañía se volvía más grande, y cuanto más lejos iban, mayor era el número de personas. Después, Priscila y Aquila también se les unieron. Ellos predicaban el evangelio en el camino, localidad tras localidad. Entonces, Pablo dijo que trabajaba con sus propias manos para suplir sus propias necesidades y las  necesidades  de sus colaboradores. Déjenme decirles que ésta no era una cuestión de ocupación; su ocupación era la de apóstol. Pero, cuando había necesidad en el camino, él  personalmente trabajaba con sus propias manos, para proveer mantenimiento para sí mismo y para los que estaban con él.

 

Esto era una cosa muy buena. Alford nos dice que en esos días, para hacer una tienda, necesitaban ciertos tintes para teñir el material de la tienda. Esa clase de tinte era muy fuerte, y el color no salía fácilmente. Cuando la mano era corroída por esa clase de tinte, la piel sufría daño. De ahí que, Pablo podía decirles a los efesios que mirasen sus dos manos. Esto era una gran cosa. Por lo tanto, espero que los hermanos puedan ver el problema financiero de los apóstoles: si varias iglesias pueden enviar ayuda económica, gracias a Dios; pero si no lo hacen, no quiere decir esto que vamos a tomar otras ocupaciones o a cambiar nuestra ocupación como apóstoles. Este es el problema hoy en día. Nuestra ocupación es la de apóstoles. Pero hoy, yo puedo hacer tiendas a fin de mantener esta ocupación. Hoy, a fin de que los hermanos que están conmigo y yo


 

 

podamos ser apóstoles, yo puedo hacer tiendas. Hacer tiendas no era la ocupación de Pablo. La ocupación de Pablo no cambió nunca. Desde que fue llamado en Damasco, su ocupación nunca cambió. A fin de que los jóvenes que estaban con él pudiesen tener una provisión, él hacía tiendas. Debido a que sabía hacer tiendas, cuando Timoteo, Silas y Lucas estaban con él, Pablo las fabricaba con sus propias manos, a fin de suplir sus necesidades. ¡Mirad, estas dos manos!

 

Hacer tiendas para poder ser apóstol

 

Por lo tanto, pueden ver aquí que los apóstoles necesitan verdaderamente dejar sus ocupaciones. Los apóstoles  también tienen que tener solamente una ocupación, que es   la ocupación de ser un apóstol. Pero quiero mencionar la situación de Pablo para clarificar esta cuestión. El caso no es que él no podía ir a ganar dinero. Pablo era apóstol, y siempre trabajó como tal. Cuando leemos el libro de Hechos nunca se nos ocurre que Pablo pudiera cambiar su línea de trabajo. Pablo fue a Efeso y allí hacía tiendas, y aún seguía siendo apóstol, y especialmente en Efeso, él hizo muchas más tiendas a fin de conocer lo que era la iglesia. Sea que uno haga tiendas o ejerza la medicina, todo sirve para el propósito de ser un apóstol, no para dejar de serlo. Tal vez no habría podido ser apóstol si no hubiera hecho tiendas. Espero que puedan ver este punto claramente delante de Dios. Muchas veces, Dios permitió que Pablo hiciese algún trabajo que le permitiera aún más ser apóstol.

 

¿Ven esto? Este es un asunto completamente distinto de una ocupación. Esto es completamente distinto de lo que ordinariamente llamamos ocupación. Hoy en día si Mateo quisiera regresar a ser un recaudador de impuestos, diríamos que Mateo está buscando trabajo. Pero si hoy Pablo quisiera ir a hacer tiendas, no diríamos que Pablo está buscando trabajo. Mateo no podía decir que él debía ser recaudador de impuestos a fin de ser apóstol. Sin embargo, Pablo podía decir: “¡Miren estas dos manos! Sin ellas, parece que no puedo ser apóstol”. Eso de hacer tiendas lo capacitó aún más para ser apóstol. Su propósito era el ser un apóstol, y él vivía como apóstol; trabajaba como apóstol, y su vida era la de un apóstol; todo lo que él era, lo era como apóstol. Esas dos manos lo ayudaron a ser un apóstol. Esas dos manos no lo distrajeron impidiéndole ser apóstol. Hermanos, ¿está claro? Esta manera es muy clara.

 

La cuestión de tener un segundo trabajo

 

Cierto hermano me preguntó hace uno o dos meses si deberíamos dejar nuestra ocupación por completo o si deberíamos tomar un segundo trabajo en el futuro cuando vayamos a predicar el evangelio por causa del Señor, cuando vayamos a trabajar como apóstoles. Les digo, ésta es mi respuesta hoy. Todo aquel que quiera ser apóstol debe


 

 

dejar su ocupación, desháganse de lo que el hombre llama ocupación. Por otro lado, por favor noten que mientras aprenden a viajar de un sitio a otro llevando el evangelio, sería mejor que tomaran un segundo trabajo que les permita ser apóstoles en vez de quejarse de que la iglesia carece de amor, como hacen algunos debido a su propia carencia de fe. Sería mejor ser como Pablo y decir: “¡Miren, estas dos manos!” en vez de ser débiles en   fe aparentando tener una esperanza en Dios mientras que, en realidad, tienen esperanza en los hombres y en los hermanos. Sería mejor en ese tiempo trabajar un poquito con nuestras propias manos para que podamos sostenernos a nosotros mismos y también mantener a otros. Yo pienso y creo, que la cosa más deshonrosa ante Dios es poner la mira en el amor de la iglesia en vez de tener fe en Dios. Yo pienso y creo que la cosa más deshonrosa a los ojos de Dios es quejarnos de los hombres, y sin embargo no poder confiar en el Señor. Yo pienso que es más deshonroso  ante Dios que un hombre espere  en Dios en apariencia, cuando en realidad no alza sus ojos al cielo sino  hacia  su alrededor y a su medio ambiente. Esto es aún más deshonroso delante de Dios.

 

El principio de “¡Mirad, estas dos manos!”

 

Sin embargo, hay aquí algo que quisiera en lo posible recalcar: el principio de “Mirad estas dos manos”, lo cual es decir que estas dos manos le ayudarán aún más  a  ser apóstol. Hay mucha gente cuyas manos no necesitan pescar. ¿Ven esto? Debemos mantener enfáticamente delante de Dios lo que verdaderamente estamos haciendo, aquello para lo cual estamos sobre la tierra, y la clase de personas que somos delante de Dios. Por favor, recuerde que delante de Dios usted es un apóstol llamado por Dios. Debido a que usted es apóstol, debe dejar su ocupación por completo. De ahora en adelante, aunque trabaje con sus manos de nuevo, no es a fin de tener una ocupación. Si trabaja con sus manos de nuevo es para proveer para sus necesidades y las de sus compañeros. ¿Por qué hay necesidades? Porque usted es un apóstol. Debido a que usted es apóstol, hay necesidades. Usted ha llegado a ser apóstol; por lo tanto hay necesidades, y se ve obligado a trabajar con sus manos. Mis hermanos aquí tienen necesidades; por lo tanto, yo necesito trabajar con mis manos, para que ellos puedan ser apóstoles. Trabajo con mis manos con la esperanza de mantenerme a mí y a mis colaboradores, no debido a una carencia en mis propios recursos económicos ni debido a que estoy  siendo  impedido, ni debido a que he tomado el camino equivocado.

 

Por consiguiente, espero que los hermanos y hermanas puedan ver que este camino es diferente. No es un cambio de ocupación, sino el sostenimiento de nuestro apostolado  con un trabajo. No es un cambiar del apostolado a la ocupación de hacer tiendas, sino el mantenimiento de nuestro apostolado por medio del trabajo de hacer tiendas.

 

Pescar y hacer tiendas,dos cosas distintas


 

 

Si un hermano piensa que no puede hacer bien las cosas o que tiene dificultades económicas, él se irá a enseñar o a pescar. Les digo que cuando el Señor murió, hubo muchos que se fueron a pescar. Pero cuando el Señor murió, ¿podría decir usted que nuestro Señor estaba vivo para siempre en los cielos? ¡Solamente los que se decepcionaron se fueron a pescar! Pero aquí vemos a uno que se  fue  a hacer tiendas,  mas no por estar decepcionado; en este caso no se encuentra nada  de desaliento.  Se  trata aquí de dos asuntos diferentes.

 

Que Pedro se pusiera a pescar y que Pablo empezara de nuevo a hacer tiendas son dos cosas completamente diferentes. La experiencia de Pedro de irse a pescar era llegar a un callejón sin salida donde no podía proseguir. Que Pedro se hubiera ido a pescar significa que consideraba que el Señor había muerto, que todo había terminado, y que no había esperanza. El mismo era un fracaso, y el Señor había muerto; por lo tanto, se fue  a pescar. Hermanos, deben notar que la fabricación de tiendas por parte de Pablo no era una ocupación. Pablo tenía plena claridad de que el Señor estaba vivo y no podía hacer otra cosa que ser apóstol. Si el apostolado era cómodo, él sería apóstol, y si le era sufrimiento, igual sería apóstol. Si recibía dinero, él sería apóstol, y si no recibía ningún dinero, de todos modos sería apóstol. Cuando tenía el respaldo de  los hermanos  él era  un apóstol, y cuando no lo tenía, seguiría siendo apóstol. Esto es una cosa  completamente distinta que el pescar de Pedro. Vivir era ser un apóstol,  y  morir  también era ser un apóstol. Si él necesitaba esforzarse, aun eso haría para ser apóstol. El ponía sus dos manos en ello; aparte de toda la obra y toda la labor, estaba dispuesto a hacer un trabajo más, para que la obra de los apóstoles no se derrumbase. Este  era  Pablo. El era así no solamente hacia sí mismo, sino también hacia los que estaban con él. Con el trabajo de sus dos manos, él se mantuvo a sí mismo, y también a los que estaban con él. Esta era la senda en la que Pablo andaba.

 

No cambiando de ocupación sino esforzándose aún más

 

Hoy, hermanos y hermanas, necesitan ver este principio básico: todos ustedes los que salen a predicar el evangelio, que han sido llamados por el Señor a servirle plenamente  en el evangelio, que son apóstoles, sean hermanos o hermanas, ustedes necesitan dejar por completo sus ocupaciones. Esta es la manera apropiada. Ustedes deben dejar todo para ser apóstoles. Sin embargo, cuando haya necesidad, si ustedes pueden  llevar  la carga adicional para trabajar por un período de tiempo, entonces pueden trabajar, pero no como los recaudadores de impuestos que trabajan día y noche en la oficina de recaudación. Si no hay tal necesidad, entonces no necesitan  trabajar. Cuando la  iglesia no tiene manera de mantenerlos, o cuando la iglesia no los mantiene, como en los días cuando los israelitas no daban las ofrendas y los levitas tenían hambre, ustedes pueden


 

 

trabajar un poco en un trabajo secundario para ayudarse a sí mismos y a sus colaboradores, y aún ser apóstol. Por favor, recuerden que este principio de  hacer  tiendas no sólo no los distrae sino que los enfoca aún más. No solamente no es un estorbo, sino más bien es una ayuda. No solamente no es un cambio de ocupación de ustedes, sino más bien el mejoramiento de dicha ocupación. Hermanos y hermanas, esto quiere decir que ustedes deben esforzarse con mucho más tesón. Ustedes tienen que llevar la carga de la obra que el Señor les ha asignado, y la responsabilidad que el Señor les ha dado. Puesto que ustedes quieren llevar la carga, usarán todos los medios para llevarla. Está bien el irse a trabajar de esta manera. Esto lo digo con respecto a los apóstoles específicamente.

 

LA DEFINICION

DE UN COLABORADOR ES MAS AMPLIA QUE LA DE UN APOSTOL

 

¿Qué de los colaboradores? La definición de un colaborador es realmente  más amplia  que la de un apóstol. Aquila y Priscila eran colaboradores. Febe era una colaboradora.  Los ancianos y diáconos responsables que hay en cada iglesia  son  también colaboradores.

 

Se requiere que la ocupación de cada persona sea secundaria

 

Nosotros les pediríamos a todos los hermanos y hermanas que cambien su ocupación a una ocupación secundaria. Es bueno, muy bueno, si en su localidad usted tiene  los medios para mantenerse a sí mismo y deja su ocupación para servir solamente a Dios en su localidad. Sería también bueno si en esa localidad, usted sirviera a Dios, tomara la responsabilidad local en el ministerio de la palabra, o tomara parte en la oficina o en el servicio, mientras hiciera algo para mantenerse a sí mismo y a otros. No sé si han visto esto o no. Entre nosotros ningún hermano o hermana vive para sí mismo. Ningún hermano o hermana pesca para sí mismo. Entre nosotros, todos los hermanos y  hermanas pescan para su oficio, o para su servicio. Si éste es el caso, el problema de ocupación puede ser resuelto muy fácilmente. Si usted está claro acerca de su oficio, entonces estará claro acerca de su ocupación. Si no tienen claridad acerca de su oficio o  de su servicio, déjenme decirles que su ocupación será absolutamente inútil delante de Dios.

 

El propósito es el servicio

 

Cierto hermano me preguntó si está bien tener un segundo trabajo. En esa ocasión le contesté que era bueno, y que estaba bien tomar un segundo trabajo. Pero ésa no es la


 

 

pregunta. La pregunta es: ¿cuál es su trabajo primario? Ante Dios una persona debe  tener una intención y un propósito. Pablo dijo que su intención, su deseo, o podemos decir su ambición, y su meta era agradar al Señor. ¿Cuál era su propósito y ambición? El dijo que era agradarle al Señor. La primera pregunta que necesita responder es: “¿Por  qué está haciendo negocios?” ¿Es para ganar dinero o para hacerse rico? Algunas personas quieren hacerse ricas, no solamente ganar dinero. Incluso muchos médicos en Shanghái no están trabajando solamente para ganar dinero sino para hacerse ricos. Nuestro propósito delante de Dios no es hacernos ricos, sino ganar dinero, o sea tener    un poco de ingresos y mantener la obra del Señor. Este fundamento debe ser establecido primero. Ustedes deben tomar la decisión interiormente en cuanto a qué desean delante del Señor. Pablo dijo que quería agradar al Señor. ¿Qué es lo que ustedes desean? Hoy día, delante del Señor yo tengo un solo propósito: yo quiero servirlo y deseo que Su obra sea bien hecha.

 

La ocupación es un asunto secundario

 

Hoy día, todos los hermanos y hermanas deben tratar con esto: nosotros debemos darlo todo para servir al Señor. Les digo que si hacemos esto, lo de la ocupación será una pequeñez. Lo que ustedes hacen es una cosa insignificante. Si ustedes no son fuertes delante del Señor y su servicio a Dios no es fuerte, su situación es como la del trabajo de tejer seda, el cual no puede ser tocado sin ser rasgado. Una vez que lo toque, habrá una rotura. Si ante el Señor su servicio a El es fuerte, aunque usted regrese a trabajar, el camino está aún abierto. Tal vez ciertos hermanos regresen a ser médicos, o a hacer bordados, o a hacer redes para el pelo. Pero si esto es algo que ustedes hacen como trabajo secundario a fin de mantener su servicio, no hay problema. Esto no causará un problema para su ministerio debido a que ustedes no están en esa ocupación.

 

Por ejemplo, pronto nuestros hermanos regresarán a encargarse de un negocio de lino o de bordados. Ellos están preparados para vender el producto a fin de usar todo lo que tienen para mantener su cargo delante de Dios. Su función delante de Dios es  tan  urgente y crítica que todo lo que hacen es para ayudar a su función. De nuevo, puede haber una persona que tiene un negocio de redes para el pelo o de bordados.  El ha  puesto su corazón y su mente en hacerse rico, sin embargo dice: “Yo soy igual que los otros hermanos. Puesto que yo quiero ser rico, me imagino que los otros hermanos también desean ser ricos y que no hay diferencia entre nosotros”. Les digo, delante de Dios su senda está errada, y la manera de llevar a cabo su oficio estará restringida. Su propósito es llegar a ser rico, pero el propósito nuestro no es llegar a ser ricos. Todas las ocupaciones pueden ser llevadas a cabo de la misma manera, pero nuestra manera tiene como propósito servir a Dios.


 

 

Servir a Dios en cualquier cosa que hagamos

 

Si deseo servir a Dios, debo servirle en cualquier cosa que haga. Les digo que ustedes tienen que darlo todo para este fin. No solamente el no hacer tiendas  tiene  como  objetivo ser un apóstol, sino que incluso el hacer tiendas tiene como objetivo ser un apóstol. No solamente el fin de no pescar es ser un apóstol, sino que aun el fin de pescar es ser un apóstol. Por lo tanto, espero que ninguno de los hermanos que son apóstoles cambie sus prioridades delante de Dios. También espero que ninguno de los hermanos que están sirviendo a Dios en las localidades tampoco cambie sus prioridades. Servir a Dios es nuestra carrera, nuestra carrera básica. Todo lo que hago lo hago para servir a Dios. El no hacer dinero es servir a Dios, y el hacer dinero es también servir a Dios. El designar cierta porción de mi tiempo es también para servir a Dios. Si ando en este camino sin obstáculos, estoy sirviendo a Dios. Si ando en este camino y hallo un  obstáculo y cambio mis medios de andar, también estoy sirviendo a Dios.  Estoy  dispuesto aun a dar mi vida. De esta forma el asunto está resuelto.

 

Todos aquellos cuyo interés es el Señor son colaboradores

 

Todos aquellos cuyo interés es el Señor son nuestros colaboradores. Hermanos, ¿ven esto? Esto se debe a que nuestro cargo principal es el mismo. Delante de Dios todos los hermanos desean servir al Señor. Nosotros podemos decir delante del Señor  que éstos son nuestros colaboradores, como Pablo dijo en Romanos 16: “Mis  colaboradores”.  Todos los que sirven al Señor han llegado a ser nuestros colaboradores. Por favor, recuerden que la cuestión de los colaboradores no es lo que pensábamos anteriormente. Una persona puede dar veinticuatro horas al día, y puede aún no ser nuestro  colaborador. Igualmente, una persona puede trabajar un par de horas por las noches, y sin embargo, pueden decir que este hermano es nuestro colaborador. Si un hermano es un colaborador o no, no depende de si tiene un trabajo, ni del aspecto financiero. Si uno es un colaborador depende de cuánto la obra sea su ocupación. Una persona puede lavar ropa o limpiar pisos y aún ser nuestro colaborador. Una persona puede tejer telas, o arreglar ropa, y aún ser nuestro colaborador. No importa qué clase de trabajo haga. Una persona puede trabajar en una locomotora o en un barco —agua y fuego no  son  lo mismo, y tierra y mar no son lo mismo— pero es aún un  colaborador. Un  hermano  puede regresar a su negocio de lino, y otro, a ejercer la medicina. Si nuestro propósito es el mismo, el servir a Dios para que El pueda hacer lo que desea hacer en la China, si ustedes lo dan todo, y yo lo doy todo, si ustedes dan todo su tiempo y yo también doy  todo mi tiempo, si ustedes dan todo su dinero y yo doy todo mi dinero, les digo, somos colaboradores. No somos colaboradores solamente entre nosotros, somos colaboradores


 

 

juntamente con Pedro y Pablo también. Somos colaboradores con los que han servido a Dios por todos estos años.

 

La obra no es la misma pero el propósito sí es el mismo

 

Hoy día mucha gente tiene un punto de vista errado, el de prestar atención a ser iguales en la obra en vez de poner atención a ser iguales en propósito. Muchos no prestan atención a cuán firme o cuán crítico es el propósito, sino más bien a si las cosas son iguales o no. Por favor, recuerden que el hecho de que las cosas sean iguales no los hace colaboradores. Tal vez cuando un hermano va a Tsingtao puede encontrar cinco o diez médicos allí. Pueden estar trabajando con él en la misma clínica, pero no se puede decir que ellos son nuestros colaboradores. Trabajan en lo mismo, pero no son nuestros colaboradores. Hay solamente una cosa: yo vivo aquí para ayudar  en el evangelio, y  todos mis ingresos son para el evangelio. Les digo, esto resuelve todos los asuntos.

 

Por ejemplo un médico, noble ocupación, y una hermana que lava ropa, pueden ser colaboradores. El uno ha estudiado por muchos años y ha recibido años de  entrenamiento especializado, mientras que la otra tiene poca educación, pero debido a que el propósito de ambos es el mismo, ellos son colaboradores. Otro cristiano puede haber recibido la misma educación, y sin embargo no ser un colaborador.

 

Hermanos, la cosa principal, básica y más importante,  es  que, si  ustedes se esfuerzan con todo lo que tienen, tienen una vía libre. Es por esto, hermanos y hermanas, que frecuentemente pienso que si una persona no tiene absolutamente ningún otro interés que el Señor, da todo lo que tiene, no se preocupa por el mundo, vive en la tierra totalmente para el Señor, y usa todos sus medios, los que sea que tenga, para servir a Dios, sin importar qué clase de trabajo tenga, y sin importarle su posición, uno sentirá que ahí hay una persona llena de luz.

 

Es necesario servir por todos los medios

 

Les digo que no hay muchos colaboradores, y nunca ha sido muchos colaboradores. Pedimos a Dios que en verdad haga la obra de recobro en estos últimos  días,  que  muchos tengan tal corazón para servir al Señor por todos los medios. Por esta razón, aprecio esas dos manos de Pablo. Según la manera adecuada, muchas cosas no necesitan haber sido hechas. Como regla, la iglesia debe ser responsable por el mantenimiento completo de la obra y todas las necesidades de los apóstoles. Sin embargo, la iglesia no tomó la responsabilidad. Cuando la iglesia falló en tomar la responsabilidad y solamente cuidó de sus propias necesidades, cuando se olvidó de mantener a Pablo, y no solamente no lo mantuvo sino que hasta lo criticó, él dijo: “¡Mirad estas dos manos!” Por lo tanto,


 

 

espero que puedan ver que todas estas cosas no disminuyeron su apostolado, sino que más bien establecieron, mantuvieron, y fortalecieron su apostolado. Su apostolado dependía de sus dos manos. En otras palabras, estas dos manos excepcionales, estas manos que no deberían haber trabajado para su mantenimiento, no eran necesarias cuando la iglesia estaba en el camino apropiado. Sin embargo, Pablo estaba dispuesto. Por lo tanto, digo francamente, que esto es servir por todos los medios.  Siempre  y cuando ustedes puedan servir, todo estará bien. Siempre debemos servir.

 

Por lo pronto, pienso que primero debemos establecer quién es un colaborador. Naturalmente tenemos el concepto equivocado, pensando que los colaboradores son los que han dejado su ocupación y que tienen otros ingresos aparte de los que vienen de una ocupación. Esto no es cierto. Los colaboradores son los que tienen un solo corazón, un solo propósito y una sola ambición delante de Dios, y que están sirviendo a Dios para agradarle. No importa en qué trabajo estén ocupadas sus manos, siempre y cuando su propósito sea el mismo, todos éstos son colaboradores en el Señor.


 

 

 

 

CAPITULO DOCE

 

LA CUESTION DE LAS FINANZAS

 

Ahora deseamos hablar acerca de las clases de arreglos que debemos tener en nuestro medio en la cuestión de las finanzas. Por un lado, ¿cómo distribuimos los ingresos de la iglesia? Por otro, ¿qué relación debe haber entre los colaboradores?

 

LA DISTRIBUCION DEL DINERO EN UNA IGLESIA LOCAL

 

1.  Los gastos normales

 

Acerca de la cuestión del dinero, creo que quedará claro si lo digo de esta manera: los ingresos de la iglesia local son primero, por supuesto, para los gastos locales. Una localidad no debe tener deudas. En la iglesia  local hay  muchos gastos. En  primer lugar se tiene los gastos normales de la iglesia, tales como el vino, el pan, la electricidad, el agua, y en algunos lugares, la renta.

 

2.  El cuidado de los pobres

 

En segundo lugar, hay ciertas cosas a las que las iglesias locales deben dedicar más esfuerzos. En la iglesia, Dios pone énfasis especial en que Sus hijos cuiden de los menesterosos, especialmente los hermanos que están en necesidad. Por lo tanto, en la iglesia local existe la gran necesidad de cuidar de los hermanos que tienen escasez.

 

Pero, cuando ustedes cuidan de los hermanos necesitados, deben hacerlo con mucha cautela. No pueden decir que ya que hay hermanos pobres pueden ser descorteces con ellos. Cuando los hermanos les mandan dinero a ellos, no deben hacerlos sentir avergonzados porque son pobres. Si ustedes tienen padres de edad avanzada, se espera que la manera en que ustedes les envíen dinero cada vez sea la manera en que ustedes cuidan de los pobres. Debe ser igual que si le estuviesen enviando dinero a sus padres ancianos. Seguramente ustedes no deben hacer que sus padres sientan que su hijo les tiene lástima, o que su hijo les está dando por caridad para sacarlos de sus dificultades. No deben hacerlo de esta forma. En la iglesia, cuando estén manejando el dinero para cuidar de los necesitados, deben tener mucha destreza. En cada iglesia los hermanos y hermanas que entregan el dinero deben ser personas muy sensibles; ustedes no pueden enviar personas insensibles. Los hermanos necesitados no pueden evitar recibir  el  dinero de ustedes, pero tampoco pueden evitar el ser heridos por ustedes. Por lo tanto,


 

 

se necesita enviar gente con sentimientos muy impresionables. Nunca permitan que nadie los hiera a ellos.

 

Por ejemplo, supongan que un hermano se cae y se hiere, y ustedes tienen que cargarlo hasta su cama. Ustedes no enviarían a los torpes, a los insensibles para que lo cargaran. Tal vez cierto hueso no se le haya roto, pero debido a que uno es torpe, se le rompe ese hueso. Me parece que en muchos lugares, los hermanos que manejan el dinero, son muy insensibles en sus sentimientos. No estoy nada contento con esta situación. Tarde o temprano, esa gente podría caer en una situación de gran pobreza delante de Dios; sin lugar a dudas Dios pondrá una disciplina sobre ellos. ¿Cómo pueden ser ellos completamente insensibles? Cuando un hermano o hermana está  en  dificultades, ustedes necesitan ser muy tiernos al ayudarlos. En cada localidad, con respecto a la cuestión de dinero, una parte es para los gastos de la iglesia, y otra es para cuidar de las necesidades de los hermanos. Ustedes necesitan seleccionar a un hermano que es especialmente gentil, cuyos sentimientos sean especialmente agudos, uno que pueda percibir la situación con sólo oír una palabra. A tal persona se le debe pedir que cuide de estos asuntos. Si no es así, surgirán problemas. Ustedes necesitan ser muy tiernos, muy finos, muy cuidadosos. No deben permitir que estos hermanos sientan que se les está dando una limosna.

 

Déjenme que les cuente un incidente. Aquí en Kuling, hay varios términos que son bastante peculiares. Por ejemplo, cuando quieren decir “intentar” o “planear” usan el término “continuar”. De la misma manera, ayudar a alguien es el “favorecerlos”. No importa qué es lo que usen para ayudar a la gente, ellos dicen que es para “favorecerlos”. Hace más de un mes, cuando estaba bajando de la montaña, algunos de los que me llevaban en la silla de manos me dijeron: “Señor Nee, yo verdaderamente lo favorezco,   yo lo favorezco”. Dije: “¿Qué quiere decir?” Me dijo: “Cada vez que nos llama, siempre respondemos rápidamente, porque verdaderamente lo favorecemos”. Espero que al ayudar a los necesitados, no lo hagamos en la manera de hacerles un favor. Esto es feo. Cuando vayan a ayudarlos, nunca den la impresión de que les están haciendo un favor. Cuando un creyente está pasando por un tiempo de dificultad, ustedes deben preservar  su respeto propio y su dignidad. Ustedes no saben cuándo estarán en  la  misma  situación. Nunca hagan nada que lo hiera. Esto tiene que ser manejado muy delicadamente.

 

3.  El cuidado de las necesidades de los hermanos responsables

 

En tercer lugar, hay otra cosa que la iglesia local puede hacer. Si un hermano local responsable dedica todo su tiempo a los asuntos de la iglesia, y hace que su propio


 

 

trabajo o negocio sufra, la iglesia debería de darle ayuda económica de una manera muy cuidadosa. Ustedes son conscientes de que hay muchos hermanos en la iglesia local, especialmente hermanos responsables, que, debido a que están ocupados con muchos asuntos de la iglesia, son incapaces de seguir con sus negocios y pierden su fuente de ingresos. Debido a que están ocupados con la iglesia, ellos ponen su trabajo a un lado. Esta es la situación mencionada en el libro de Timoteo, donde algunos son dignos de doble honor. No debería solamente mandar dinero a los hermanos que son obreros, excluyendo a los hermanos responsables. Que un hermano responsable utilice todo su tiempo en la iglesia en su localidad, y sufra por eso, no está bien. La iglesia local debe aprender a ocuparse de las necesidades de los hermanos responsables.

 

4.  El envío de ayuda financiera

a otras iglesias locales para sus gastos

 

Además, una iglesia local también puede enviar dinero a otras iglesias locales para que éstas lo usen. Es posible que muchas iglesias locales tengan dificultades. A veces, hay infortunios particulares como el caso del envío de dinero a Jerusalén de parte de Antioquía. Cuando los hermanos en Jerusalén tuvieron dificultades, los hermanos en Antioquía enviaron dinero a Jerusalén. Esto es algo que también la iglesia local debe hacer. Puede ser que nos enteremos de situaciones especiales de la iglesia en cierta localidad, y por tanto les enviamos dinero. La suministración mutua entre las iglesias es una cosa importante. Recuerden que al comienzo en Jerusalén, muchos hermanos y hermanas vendieron sus tierras y sus casas. Durante el tiempo de la escasez, Antioquía envió dinero por manos de Bernabé y Pablo. Me alegra ver que los  ancianos  en  Antioquía no preguntaron: “¿Será que ya han gastado todo el dinero? ¿No les habrá quedado a los apóstoles algo de aquellas ventas?” Esto no fue algo que hicieron las otras iglesias. Lo que se hizo en Hechos fue algo muy bueno. Antioquía se levantó y envió a hermanos para que llevasen dinero a Jerusalén a fin de suplir la necesidad que había en Jerusalén. Fue en este momento que Bernabé vino de Jerusalén a Antioquía con el propósito de ayudar a Antioquía, y Antioquía le pidió a Bernabé que llevara el dinero y que fuera y ayudara a Jerusalén. Esto es algo muy agradable.

 

5.  Dando para los obreros individuales

 

Hay otra cuestión, y es que cuando una iglesia local recibe ingresos,  debería  darse  dinero a los obreros individuales. Esto es lo que Filipos hizo con Pablo. Durante  el tiempo que Pablo estuvo trabajando en la región de Macedonia, y después en Europa, en Tesalónica, la iglesia en Filipos una y otra vez envió dinero para los gastos de Pablo. Cuando leemos el libro de Filipenses, sabemos que cuando Pablo estaba en Macedonia y Tesalónica, todo su dinero vino de Filipos. De otra manera la obra no habría podido


 

 

seguir adelante. Por lo tanto, deberían ustedes guiar a los hermanos  en todas partes a  que vean esto, y deberían guiarlos a que aprendan a dar dinero a  todos los  hermanos  que están en la obra. La iglesia en Corinto era una iglesia en decadencia; su condición espiritual delante de Dios era pobre. Con respecto a la suministración para Pablo, solamente lo criticaron; no le dieron nada. Ellos no le dieron a Pablo nada más que críticas. Por lo tanto, creo que las iglesias en las varias localidades deben  prestar  atención a cómo dar dinero a los que sirven al Señor. Las iglesias deben prestar atención al aspecto de dar a individuos.

 

6.  Dando para la obra en la región

 

Quiero que los hermanos y hermanas prestan  atención aun a otra necesidad. El dinero  de todas las iglesias locales debe ser enviado no sólo a los obreros individuales, sino también para la obra en toda la región. Si no nos equivocamos, la exhortación que Pablo les dio a los corintios fue que él esperaba que ellos preparasen el dinero que había de ser enviado a Jerusalén. En ese tiempo, no hubo solamente una iglesia que envió dinero a Jerusalén; las iglesias en Galacia también enviaron dinero. Galacia era una provincia, y había muchas iglesias allí. Pablo exhortó a la iglesia en Corinto a que recogiesen su  dinero y lo enviasen inmediatamente a Jerusalén de la misma forma que las iglesias en Galacia lo habían hecho. En ese tiempo, no sólo Jerusalén estaba pasando hambre, también Judea lo estaba. Así que el dinero enviado a Jerusalén era no solamente para la iglesia local en Jerusalén sino también para Judea, la  región  representada  por Jerusalén. El dinero era enviado a Jerusalén, para que Jerusalén pudiese enviarlo a toda Judea. Hay un principio aquí. El dinero puede ser dado a una iglesia local para que ésta  lo use. Por ejemplo, si Foochow está en dificultades, podemos dar dinero a la iglesia en Foochow. Si Wenchow tiene problemas, podemos enviar dinero a la iglesia local en Wenchow. Sin embargo, si esa región tiene dificultades, ese dinero no va a ser dado a la localidad de Foochow, sino que de Foochow será requerido que se hagan arreglos para la distribución a los hermanos y hermanas en toda la región. Por tanto, ustedes deben mostrar a las iglesias que con respecto a la obra entre las iglesias, existe este asunto de la región. Si una iglesia dentro de una región está teniendo dificultades, los  hermanos deben aprender a dar.

 

Aun durante tiempos normales cuando las iglesias no están en dificultades, con tantos colaboradores en una región, todos deberían aprender delante de Dios  a  prestar  atención a las necesidades de todos los colaboradores de la región. Por lo tanto, las iglesias locales necesitan aprender a enviar el dinero a los colaboradores de la región  para que ellos la puedan distribuir entre los colaboradores en esa región.


 

 

No sé si entienden claramente que éstas son las cosas que una iglesia local debe hacer en cuanto al dinero. Lo que han recibido, tienen que usarlo para gastos locales, para hermanos necesitados, para los hermanos responsables, para los hermanos en la obra en otras ciudades, para las necesidades de otras iglesias, y para la región.

 

LA RELACION ENTRE LOS COLABORADORES

 

1.  La necesidad de que los que están

en la delantera cuiden de los colaboradores

 

Yo deseo especialmente mencionar otro punto. Hay personas como Pablo que toman suficiente responsabilidad pero que no son de una localidad  en  particular.  Timoteo, Tito, Silas y Lucas, eran conocidos en las iglesias solamente en los tiempos posteriores, pero no al comienzo. Todos aquellos que están en la posición de Pablo deben aprender el principio de “estas manos han ministrado a mis necesidades y a los que están conmigo”. Ningún hermano puede ser un líder en la obra y sin embargo en los asuntos monetarios ser un avaro. Conozco en China a dos o tres hermanos que en el comienzo eran muy  útiles en las manos de Dios, y sin embargo, ellos no pueden ser considerados como  líderes entre los hermanos en la cuestión de dinero. Ellos eran solamente capaces de recibir. Ellos eran capaces solamente de vivir por fe, pero no sabían cómo dar por fe. Por lo tanto, delante del Señor, ellos no tenían la manera de guiar a otros siervos del Señor a seguir adelante. También conocí a una hermana que tenía un profundo conocimiento de Dios. Ella era también muy piadosa, y podía guiar a la gente, pero no tenía la fe de proveer para otros. Todos aquellos que están aprendiendo a ser como Pablo, pueden no haber llegado al nivel de Pablo, pero si sus nombres son especialmente conocidos a las iglesias, ellos deben cuidar de aquellos cuyos nombres no son conocidos en las iglesias. Ustedes necesitan saber que sus ingresos no son solamente para  ustedes,  sino  para todos aquellos que están con ustedes. Si uno guarda los ingresos para sí  mismo,  el tiempo vendrá cuando será manifiesto como indigno de guiar a sus  colaboradores.  Si éste hace que los colaboradores jóvenes reciban menos dinero que él,  ¿qué es lo que van  a hacer ellos? Esto es claramente un fracaso de los que están en la posición que tenía Pablo.

 

Por lo tanto, todos los que son líderes entre los colaboradores en las diferentes  localidades y que son conocidos en las iglesias, deben tener el hábito de dar, especialmente dar a los que están con ellos. Ustedes tienen que ver  que  la  suministración del Señor para usted no es para usted personalmente, sino también para sus colaboradores. Si el dinero está asegurado firmemente en sus manos, tarde o temprano usted será puesto fuera de su trabajo. Los donativos que Dios le ha dado, no pueden reemplazar los donativos que usted da a otros. Si usted es necio, pensará que ya


 

 

que Dios le ha dado a usted, ahora usted puede servir a la iglesia. Esto es una equivocación. Usted necesita dar a otros; entonces sí puede servir a la iglesia. Por lo  tanto, espero que los hermanos que son como Pablo, aprendan a dar a otros hermanos, para que así puedan tener una vida apropiada. Los hermanos de edad avanzada en cada localidad también deben aprender a dar a sus colaboradores de las ofrendas que ellos reciben. No cuiden solamente de sus propias necesidades, sino también las de sus colaboradores.

 

2.  La distribución según la necesidad de cada uno

 

¿Cómo debería un hermano que está en el liderazgo distribuir el dinero a sus colaboradores? Supónganse que un hermano tiene ocho o diez colaboradores en Cantón.

¿Cómo debería distribuir el dinero a ellos? Yo pienso que el principio en la Biblia es dar según las necesidades de cada uno, y no según el don de cada uno. Muchas veces los hermanos en la iglesia dan dinero a un hermano debido a su don en la obra. A un hermano útil en la obra no se le debe dar según su don; hay que mantenerlo según su necesidad. Los hermanos pueden estar errados, pero ustedes no deben estar errados, ya que ustedes son líderes en la obra. Por lo tanto, deberían saber más que ellos.

 

Por esta razón, en tiempos normales, esos hermanos que toman la responsabilidad en la obra, deben hacer una lista de los hermanos que sirven en la obra de su área. Esto no quiere decir que ustedes tienen algo formal, sino más bien que ustedes los hermanos responsables deben saber cuántos hay. Necesitan tener una  lista  de  nombres, incluyendo el número de sus niños, y cuántos de ellos están en la escuela. Hay una diferencia entre alguien que es soltero y alguien que tiene niños. Ustedes  no pueden hacer arreglos en forma improvisada. Ustedes saben que las cargas  de  algunos  hermanos son livianas, las de otros son pesadas, y las de otros hermanos son muy pesadas. Si ustedes tienen tal lista en sus manos, entonces, cuando el dinero sea  puesto en sus manos para la obra en su región, sabrá cómo mantenerlos según la necesidad de ellos. Esto no quiere decir que hay algo formal entre nosotros. Pero los hermanos responsables deben aprender a saber cuántos hermanos están en la obra en su región, y cuán grandes son las necesidades de ellos. Cuando el dinero llega a sus manos, ustedes  los distribuirán según su propia necesidad y las de ellos.

 

Una vez, en Foochow, ayudé a un hermano a recopilar una lista de los colaboradores de esa región. En Shanghái también ayudé a un hermano a hacer esto. Mi punto es que al hacer esto, las necesidades de muchos hermanos pueden ser satisfechas.


 

 

3.  Ellos necesitan acudir a Dios y nosotros no debemos llevar la responsabilidad de nadie

 

Sin embargo, si el Señor no envía el dinero, ellos de todos modos tienen que recurrir a Dios. Nosotros no podemos llevar la responsabilidad de nadie. Nadie se responsabiliza   de nosotros, ni nosotros podemos responsabilizarnos de ellos. Pero, cuando hay dinero que distribuir, no se distribuye según el ministerio de cada uno, sino según las necesidades de cada uno. De esta manera, el satisfacer las necesidades de cada colaborador será equitativo. No podemos darles donativos a ellos en una forma oficial; ellos mismos tienen que aprender a recurrir a Dios. Otras iglesias u otros hermanos de diferentes localidades pueden darles donativos a ellos por su propia cuenta. Cuando ustedes tienen excedente, pueden distribuírselo a aquellos que están con ustedes en esa región. Cuando hay ingresos en su región, ustedes pueden distribuirlos según la necesidad. Espero que podamos cuidar de los asuntos pecuniarios adecuadamente entre nosotros. Dios recibirá la gloria en este asunto.

 

PREGUNTAS

 

1.  La manera práctica de distribuir

 

Pregunta: ¿Cómo debemos distribuir el dinero en la iglesia local que está en el centro  para la obra? Allí se tiene ancianos y colaboradores, y algunos ancianos necesitan estar incluidos en la distribución. ¿Cómo debe ser llevada a cabo la distribución en forma práctica?

 

Los arreglos son necesarios

 

Respuesta: Es asunto del arreglo que ya hemos mencionado  anteriormente. Aunque no  es algo formal, tienen que tomarse algunas decisiones. Si es que hay una necesidad adicional, ustedes deben acudir a Dios. ¿Por qué ayudé a los hermanos en Foochow y Shanghái a hacer sus arreglos? Porque es más conveniente para nosotros llevar esta responsabilidad. Aunque no tenía tiempo, de todos modos lo hice, porque era más conveniente que yo lo haga. Naturalmente, si ellos lo hubieran hecho, habrían sentido  que era muy incómodo.

 

Después de los gastos y donativos, el resto es enviado a otras localidades

 

En la distribución del dinero en una iglesia local siempre debe considerarse primero los gastos locales. Cantón, por ejemplo, podría recibir mil dolares al mes. La primera responsabilidad de la iglesia local es cuidar de los gastos locales y de los hermanos


 

 

necesitados. Las necesidades de los ancianos pueden ser contadas con las de los colaboradores. Al mismo tiempo, según el principio, el  dinero  que recibe una  iglesia local debe ser enviado a otras localidades.

 

Esto se debe a que apenas una iglesia local guarda el dinero para su propio uso, muchos problemas surgen y muchos principios impropios son introducidos. En el futuro, es posible que dificultades de esta índole surjan entre nosotros, aunque no quiero decir que esto puede ocurrir hoy día. Ustedes deben acordarse de la situación que se dio en Roma. En Roma la situación llegó a ser tal, que los apóstoles romanos iban solamente a las localidades donde habría ingresos; si no había ingresos, no iban allí. En ese tiempo, la situación en Roma se había desarrollado hasta este punto. En Inglaterra, cada  vez que  un pastor va a un lugar para ser pastor o sobreveedor, dice: “Soy llamado” a cierto lugar. Increíblemente, muchos son llamados a los lugares prósperos, pero nadie es llamado a  los lugares pobres. Se puede ver que todo lo del mundo va detrás de ellos. Esto es muy  feo y no es espiritual en absoluto. Todo pensamiento mundano y todo pensamiento de dinero se han introducido en la iglesia.

 

He considerado mucho este asunto delante de Dios. Pueden ver que en el comienzo en Antioquía, Pablo era uno que llevaba dinero. No hay mención en absoluto de  la  necesidad en Antioquía o de la necesidad de la obra en Antioquía; Pablo sólo llevaba dinero a Jerusalén. Después, la región de Acaya envió dinero a Jerusalén, la región de Galacia envió dinero a Jerusalén, y el área alrededor de Corinto también envió dinero a Jerusalén. En ese tiempo pudo haber habido un malentendido de que el negocio  de  hacer tiendas de Pablo era próspero y que él no necesitaba más dinero. Por lo tanto, creo que cuando ustedes manejen dinero en su región, la mejor manera es no dejar que los colaboradores locales lo tengan, sino siempre enviarlo a otros lugares. Las necesidades   de ustedes serán satisfechas con lo que venga de otros lugares. Preferimos que el banco gane sus honorarios por el servicio de remitir dinero. Tenemos que poner a la iglesia en un campo espiritual. En el momento que nuestro terreno no es  espiritual,  somos  inútiles.

 

Hoy en día en China, la obra debe comenzar en diferentes regiones. Todos los hermanos en una región deben considerar la obra en las otras regiones. Lo que Pablo hizo fue muy loable. El mismo salió de Antioquía y trajo el dinero a Jerusalén. El rogó a Galacia, Corinto y a toda la región de Acaya que enviasen dinero a Jerusalén. Parecía que cuando la necesidad estaba en todos lados, él mismo no tenía ninguna necesidad. En realidad,  sus dos manos no cesaron de trabajar. Han visto como les dijo a  los Efesios:  “¡Mirad estas dos manos!” El hombre siempre tiene el pensamiento que, por encima de todo, sus necesidades vienen primero. Espero que ustedes cuiden de las necesidades de otros lugares, y dejen que Dios se encargue de sus necesidades. Dios va a guiar a hermanos a


 

 

que se ocupen de nuestras necesidades personales. Nuestra manera es creer en la soberanía del Espíritu Santo. Toda la Biblia nos muestra que en todo, Dios tiene Su arreglo. Creemos en el arreglo del Espíritu Santo. Por lo tanto, si hoy día tengo una necesidad extraordinaria, puedo mirar solamente a Dios para que me conceda  un  milagro especial; tal vez un hermano puede súbitamente satisfacer mi necesidad y resolver mi dificultad. ¡Dios está vivo!

 

Además, no deseo que haya un método muerto en la región. Temo a las cosas formales.  Yo creo que los hermanos que han estado conmigo por tantos años, saben que temo a las cosas formales, porque una vez que algo llega a ser formal, deja de ser espiritual. Sin embargo, deseo que sigan el siguiente principio. Si en la región de Cantón ustedes tienen ingresos, deben, cuando mucho, guardar una porción del dinero, tal vez una  tercera  parte o dos quintas partes, menos de la mitad en todo caso, y designar la mayor parte para ser enviada a otras localidades. En la actualidad tenemos diez regiones de trabajo. Nosotros no enviamos la misma cantidad a cada uno. Ustedes mismos tienen que recibir la dirección delante de Dios.

 

De esta manera Dios fácilmente mantendrá el sostenimiento en la iglesia. Por favor, recuerden que apenas los israelitas dejaban de proveer, los levitas pasaban hambre. Que los levitas tuviesen un problema era una indicación de que Israel tenía un problema. Si a los levitas no les faltaba nada era una prueba de que los israelitas estaban del lado de Dios. Por lo tanto, necesitamos aprender a enviar dinero a otras localidades para cuidar de su obra. Por lo que a ustedes se refiere, deben dejar que Dios espontáneamente mantenga la obra en su localidad.

 

La ventaja de esto es que la localidad que tiene la suministración no tendrá mucho, y a la localidad que no tiene la suministración no le faltará mucho.

 

Cuando los hermanos responsables o los colaboradores tienen necesidad, nosotros debemos hacer los arreglos pertenientes. Tenemos que ver cuál es la magnitud de su necesidad y darles a ellos proporcionalmente. Entonces no tendremos pensamientos que causen molestias. De esta manera creo que muchos problemas se acabarán y nos evitaremos muchos inconvenientes. De otra manera, ¿cómo van a repartir el dinero en una iglesia local? Sería muy problemático. ¿Quién entonces le daría dinero a  un  hermano responsable? Siendo un hermano responsable en esa localidad, ¿cómo podría tomar el dinero para sí mismo? ¿Quién se lo daría? Su sentir como cristiano no le permitirá tomarlo. Por lo tanto, debemos hacer arreglos para evitarle  esta inconveniencia.


 

 

La necesidad de tener a dos personas para que manejen el dinero

 

Así que, personalmente creo que en cada región se necesitan dos personas para manejar el dinero. El principio mostrado en la Biblia es siempre tener dos personas. La primera vez fueron Bernabé y Pablo. Subsecuentemente, se tuvo siempre dos personas para esto. Ustedes necesitan dos hermanos para manejar el dinero y las cuentas. Tal vez, un hermano puede encargarse de tomar las decisiones en particular, y otro hermano se encargará principalmente de los libros de contabilidad.

 

2.  La necesidad de que el libro mayor sea hecho público

 

Pregunta: Algunas iglesias muestran públicamente el libro mayor, mientras que otros lugares no. ¿Cuál debe ser el principio?

 

Respuesta: Yo creo que los ingresos de una iglesia local deben ser exhibidos. Los asuntos relacionados con la obra deben ser conocidos por los hermanos y hermanas que son colaboradores en la región.

 

3.  Primero los gastos, después los apóstoles

 

Pregunta: Debido a que mucha gente no sabe cómo dar una ofrenda, ¿deberían las cajas de las ofrendas ser designadas separadamente para la localidad y para la obra?

 

Respuesta: No importa si ellos no los designan; ustedes deben hacer la designación. Los gastos de una iglesia local, tales como la electricidad, el agua y la renta, siempre deben  ser primero. Los hermanos en necesidad vienen en segundo lugar. Los que laboran en la obra siempre deben ser puestos en tercer lugar y no en el primero. Si nosotros somos los primeros, entonces algo está mal. Por lo tanto, ustedes deben cuidar de los hermanos necesitados primero. Este es un principio básico. La iglesia en Jerusalén dio primero a  los hermanos en necesidad, no a los colaboradores. Por lo tanto, los obreros no deben equivocarse pensando que los apóstoles son primeros. Por el contrario, los pobres y los hermanos necesitados son primeros, las viudas son primeros, y los huérfanos son primeros. Ustedes deben ayudar a estas personas primero, y después pueden  ocuparse  de los apóstoles. Ustedes nunca deben cuidar primero de los apóstoles y después de los pobres. Eso sería completamente al revés. El caso de Jerusalén es bastante claro: las ofrendas eran distribuidas entre todos según la necesidad de cada uno. Después de esto vienen los hermanos responsables. Nosotros no queremos ser los primeros.


 

 

Esto es también hecho según el principio espiritual. Primero, ustedes envían dinero, luego les será enviado dinero de fuera. Ustedes deben conservar una pequeña cantidad, sea una tercera parte, o dos quintas partes, o una décima parte, cuanto menos mejor. El resto siempre debe ser enviado a otros. De esta manera no habrá problemas.

 

Cuando ustedes tengan el dinero, divídanlo según la necesidad. Háganlo según las proporciones que han anotado. Si ustedes tienen una necesidad específica, entonces deben ir delante de Dios separadamente y acudir a El en cuanto a la necesidad. Los colaboradores pueden recibir solamente según su proporción. Yo creo que esto sigue de cerca el principio bíblico. La cuestión del dinero es una cosa muy difícil, pero pienso que manejarlo de esta manera está muy de acuerdo con la Biblia. Basado en lo que puedo ver en el Nuevo Testamento, en los Hechos y en las Epístolas, se tiene solamente este principio. El método usado allí para dividir el dinero era muy bueno. No había ninguna dificultad en absoluto; era dividido de una manera muy buena. “Para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido”. Esta es una cosa de necesidad, y no de don. Una iglesia podría decir que ya que cierto hermano está capacitado para predicar, debe dársele más. Yo no puedo darle más a Timoteo porque predica mejor que Tito. La palabra necesidad es muy buena; con ella difícilmente podemos equivocarnos.

 

4.  La manera de distribuir el dinero confiado a ustedes

 

Pregunta: Si alguien me confía la distribución de una cantidad de dinero, ¿cómo debo determinar las proporciones?

 

Respuesta: Antes que una lista de proporciones sea producida, según mi punto de vista particular, yo no usaría para mí mismo nada de lo que se me ha confiado para distribución. Tan pronto como uno use algo de ese dinero habrá un problema. Apenas lo use, espontáneamente éste aparecerá como uno que no es fiel. No importa cuán  clara  esté su conciencia, no estará en paz. Una dificultad con la conciencia es distinta de otras dificultades; no se puede razonar con ella. Es como un niño que llora cuando quiere  llorar y le da pataleta cuando quiere que le dé pataleta. Si hay una suma de dinero para que yo la distribuya, y uso sólo un dólar, mi conciencia no tendrá paz. Si  estaba designada para mí, entonces puedo usarla como quiera. Si fuesen mil dólares, no importaría si usara novecientos noventa y nueve para mí. Pero si me piden que lo administre y distribuya, yo daría toda la cantidad. Yo creo que hoy, una vez que establezcamos las proporciones, no es posible que nos equivoquemos. En el pasado no teníamos las proporciones establecidas; necesitábamos repartir toda la cantidad. En su región, a cada colaborador se le asigna una porción, y a usted también se le asigna una


 

 

porción. En tal caso, debemos distribuir según las proporciones, y no surgirán dificultades con la conciencia. En el pasado ciertamente entregamos la cantidad entera.

 

Algunas veces un hermano o una hermana enviaba dinero, y cuando no había manera de distribuirlo, le escribía una carta diciéndole que no sabía cómo distribuirlo, y le preguntaba qué debería hacer con ello. Una hermana me dio una buena respuesta. Ella dijo: “Si usted desea tirarlo al río Whampoa, eso es cosa suya. Usted puede hacer lo que crea conveniente”. Debido a que ella se lavó las manos del asunto,  eso se convirtió en  una cosa completamente distinta.

 

5. El envió de cartas a todos los lugares acerca de la construcción de un salón de reunión

 

Pregunta: En el pasado tuvimos unas cuantas localidades que escribieron a todas las  otras localidades cuando necesitaron construir sus salones de reunión. ¿Es ésta una buena práctica?

 

Respuesta: Esto no es muy bueno. Cada vez que esta clase de cartas llega a mi escritorio, leo solamente las primeras seis palabras y luego la tiro en la basura sin leer el resto. Si   un hermano en particular tiene comunión con otros hermanos en otras localidades, está bien, porque no es algo oficial. Apenas una cosa de éstas se convierte en una formalidad, me temo que ya se ha malogrado.

 

6.  El asunto de mantener

a los hermanos responsables

 

Pregunta:  Los  hermanos  responsables  son  dignos  de  doble  honor.  Esto  es  correcto,

¿pero cómo podríamos hacer que esto se sepa? Es difícil. Si les pedimos a los apóstoles que  decidan,  también  eso  sería  difícil.  Cada  vez  que  un  apóstol  va  a  cierto  lugar,

¿podemos pedirle a él que haga el esfuerzo de mencionar que los ancianos deben recibir doble honor?

 

Respuesta: Esta es una pregunta especial acerca del centro de la obra, no acerca de la iglesia local. La lista debería de ser hecha solamente en las localidades donde está un centro para la obra.

 

Timoteo era el que debía hablar

 

Según la carta que Pablo escribió a Timoteo es muy claro que Timoteo era el que debía pasar la voz a las iglesias en todas las localidades acerca de cómo una iglesia local podría distribuir el dinero. Cuando los obreros van a las iglesias locales, deben decirles a los


 

 

hermanos en las iglesias locales que deben proveer el mantenimiento material para los ancianos. Esta era la responsabilidad de Timoteo, no la de los ancianos, porque Pablo le encargó a Timoteo, diciéndole: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor”. Esta era responsabilidad de Timoteo. Cuando visiten las iglesias en los diferentes lugares, si ven ancianos que laboran en una iglesia, y que debido a ello están encontrando dificultades económicas, los que son Timoteos  necesitan hacer  que los hermanos locales vean que a tales deben darles doble honor. Ustedes deben hacer  esto individualmente.

 

Los diáconos deben llevar más responsabilidad

 

¿Por qué en la administración del dinero en la iglesia los ancianos vienen terceros? En la Biblia, la administración del dinero en la iglesia, es por supuesto responsabilidad de los ancianos. No hay duda acerca de esto. Sin embargo, en la práctica,  el uso del dinero en las iglesias no está en las manos de los ancianos, sino en las manos de los diáconos. En otras palabras, el uso del dinero de Jerusalén no estaba en las manos de los doce apóstoles, sino en las manos de los siete diáconos. Que los apóstoles no atendían las mesas indica que ellos no manejaban el uso del dinero. El principio de la administración  y la manera de administrar están en las manos de los apóstoles. Pero cuando en realidad el dinero es usado, está en las manos de los siete diáconos. Así que, cuando se hacen los arreglos en cuanto al dinero, los diáconos, no los ancianos, conocen las necesidades locales y las necesidades de los pobres. Los hermanos responsables no saben cuál es la situación de los hermanos en necesidad, pero los siete hermanos sí. Solamente los siete diáconos, no los doce apóstoles, son conscientes de los gastos locales. En otras palabras, el uso del dinero es cosa de los diáconos, no cosa de los ancianos. Son los diáconos los  que manejan los gastos locales y el dar a los pobres.

 

Por lo tanto, los diáconos deberían llevar más responsabilidad acerca de proveer a los ancianos. Esta es mi opinión personal. Es muy difícil que los ancianos hagan esto. Es bueno si una iglesia puede cuidar de los hermanos responsables, pero la iglesia debe  estar consciente de su  responsabilidad. En cualquier caso, ustedes necesitan hacer que   la iglesia sea consciente de su responsabilidad.

 

Aquí, la carne debe ser terminada. Cuando los hermanos y hermanas dan ofrendas de dinero, no debe haber ningún interés personal. Cuando manejen dinero, solamente el mandamiento de Dios cuenta. No debe haber nada más, y no debe haber sentimientos personales. Ustedes podrían decir que deberíamos darlo todo a los pobres. Esto quiere decir que si depende de ustedes, ustedes recibirían de mí una  porción la próxima  vez  que pasen necesidad. Por lo tanto, no debe haber sentimientos personales. Ustedes han dado dinero a Dios. Debería entonces ser distribuido según lo que Dios ha decidido.


 

 

Primero, no debemos de estar endeudados a otros; todas nuestras cuentas deben ser pagadas. Segundo, nosotros debemos cuidar de los pobres. Tercero, nosotros debemos cuidar de los hermanos responsables.

 

Los hermanos responsables no deben tomar el dinero para ellos mismos. Los hermanos que son los diáconos deberían decir: “Nosotros debemos honrarlos a  ellos”.  Los  diáconos hacen esto en representación de la iglesia. ¿En honra puede  alguno honrarse a sí mismo? Nadie se honra a sí mismo; es necesario que otros lo hagan. Por lo tanto, en este asunto los diáconos pueden representar a la iglesia para honrarlos a ellos. Los hermanos que son diáconos pueden decir: “Yo sé que en este  tiempo  cierto  hermano está teniendo considerable dificultad. Este período su hijo necesita ir a la escuela. Necesitamos considerar esto”. Los diáconos no pueden proponer en otras áreas; pero en esta área sí pueden hacerlo. Los ancianos pueden hablar tocante a cualquier otra área, pero no tocante a la de ser honrados. Ellos no tienen absolutamente ningún derecho de hablar acerca de esto. Queda a juicio de los diáconos el decir algo.

 

Esta cuestión está en manos de los diáconos. Si tenemos que convocar una reunión de la iglesia para decidir en esta materia, entonces llegamos a ser Laodicea. Es  mejor confiarles a los diáconos esto para que ellos se hagan cargo cada semana y cada mes. El tiempo de hacer esto no es fijo. En la Biblia, el día de ajustar cuentas no es una vez por mes, como el árbol de la vida que da su fruto cada mes. En Corintios dice que ajustaban sus cuentas semana tras semana. Los diáconos deberían decir que van a dar cierta suma de dinero a cierto anciano. El dinero está en manos de los diáconos. Ellos no manejan el dinero, ellos solamente tienen la custodia del mismo. Ellos deben decir que ellos representan a la iglesia al dar este dinero al anciano.

 

En el pasado, el dinero ha estado en manos de los ancianos. Ahora necesitamos cambiar. Los ancianos administran, pero realmente el dinero está en manos de los diáconos. Los diáconos son los cajeros. En otras palabras, el desembolso de los fondos es asunto de los siete diáconos, no de los doce apóstoles. En cuanto a los ancianos mismos, los Timoteos deben decir en todas partes: “Ustedes deben cuidar de las necesidades de los hermanos responsables aquí. Ellos administran la iglesia. No está bien que ustedes los  traten de  una manera descuidada”.


 

 

 

 

CAPITULO TRECE

 

RESPUESTAS A PREGUNTAS

 

EL ASUNTO DE QUE LOS HIJOS DE LOS ANCIANOS CREAN EN EL SEÑOR

 

Pregunta: En la Biblia se menciona que los hijos de los ancianos deben creer en el Señor. Entre nosotros hay algunos ancianos de la iglesia cuyos hijos aún no han creído en el Señor. Sus hijos, sin embargo, están solamente en su adolescencia y aún  no  son  mayores. Ellos vienen a escuchar el evangelio, pero no son salvos todavía. ¿Qué piensa   de esto?

 

Respuesta: Yo creo que este asunto de requerir que los hijos de los ancianos crean en el Señor se refiere a la habilidad de los ancianos para manejar sus hogares. Este es el punto de énfasis. Por lo tanto, si los hijos son aún muy jóvenes, esto no se aplica. Si un hijo es muy desobediente y se rebela oponiéndose a creer, ésta es una indicación clara de que el hermano no es capaz de encargarse de la iglesia. Tal vez esté capacitado para ser un apóstol, pero no sabe cómo ser un anciano. Si los jóvenes no son tan rebeldes ni  negativos y son capaces de venir con ustedes a escuchar los mensajes, entonces no hay problema. Por supuesto, cuando son jóvenes, es imposible saber si ellos han creído genuinamente. Pero cuando han alcanzado cierta edad, a ellos debe pedírseles que reciban al Señor. Yo creo que el punto de énfasis aún es el de cómo manejar su propio hogar. Por lo tanto, el hermano a quien han mencionado aún puede ser un anciano.

 

LA REUNION LLEGA A SER DEMASIADO GRANDE   Y LOS HERMANOS RESPONSABLES ORIGINALES NO

PUEDEN LLEVAR LA RESPONSABILIDAD

 

Pregunta: En el pasado cuando varias localidades comenzaron a tener reuniones, los hermanos encargados parecían ser capaces de llevar la  responsabilidad.  Después, cuando el número de santos aumentó, parecía que los hermanos responsables no eran capaces de llevar la responsabilidad como antes, debido a su condición espiritual. ¿Qué pueden hacer estos hermanos responsables?

 

Respuesta: En cierto lugar, puede haber un grupo de santos que empiezan a reunirse donde algunos de ellos están aprendiendo a tomar la responsabilidad.  Según el arreglo  de Dios en la iglesia, cuando algunos hermanos mejores son traídos, los hermanos responsables en ese lugar deben permitir que los mejores tomen la responsabilidad. Los


 

 

hermanos responsables deben entonces prestar atención a esos hermanos. Espero que nosotros podamos alcanzar tal estado.

 

Pablo dice: “Nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. No queremos tener tradiciones, pero nos gusta tener costumbres. Si una iglesia hace ciertas cosas de cierta manera, espontáneamente otras iglesias seguirán su ejemplo. Esta es  una  cosa muy preciosa. Antiguamente ustedes estaban tomando la responsabilidad en cierta localidad. Ahora, otros hermanos se han  mudado al lugar donde  ustedes viven. Sería  una cosa maravillosa si usted pudiera ceder el paso a estos hermanos.  Usted  podría decir: “¡Hermano! Venga y haga esto. Yo me someteré a usted”. Esto no es ser pasivo. Muchos, tan pronto como dejan la responsabilidad, se comportan como espectadores, y no se preocupan por nada más. Usted debe decir: “Estoy dispuesto a ayudarlo. Usted tome la responsabilidad. Usted es el que toma las riendas”. Si cada  iglesia practicase  esto, tal costumbre podría ser establecida entre las iglesias. Cuando los hermanos más jóvenes se encuentren con otros que están más avanzados que ellos en  el  Señor,  deberían pedirles que tomaran la delantera. Los hijos de Dios deben aprender a  reconocer a aquellos que tienen una autoridad más alta que ellos cuando los encuentran. No es propio el tener una situación confusa.

 

Cuando varios hermanos salen juntos, o hablan juntos en un cuarto, espontáneamente alguien llevará la delantera, y otros los seguirán. Dios guarda el  orden en todo asunto,  sea grande o pequeño. Dios es un Dios de orden. Nosotros también debemos aprender a tener todo en orden, más aún cuando se trata de las cosas de la iglesia. Si un hermano  que lleva la responsabilidad se da cuenta de que otro hermano que acaba de venir está más adelantado que él en el Señor, debe guiarlo a que se familiarice con los hermanos y debe menguar gradualmente. Si no reconoce lo que es ese hermano, podría haber un  gran problema. Si tal costumbre de orden pudiese ser establecida  en  cada localidad,  sería una cosa muy hermosa. Esta es la iglesia de Dios. Los que tienen la autoridad de Dios deben estar siempre en la vanguardia.

 

Pregunta: ¿Qué podemos hacer si él no ve esto?

 

Respuesta: Yo creo que a veces los hermanos que son obreros y que viajan a través de tales lugares, deberían tomar más responsabilidad en tales  asuntos.  Cuando  un hermano que es un obrero viaja pasando por semejante lugar, él debe ser quien toma la decisión según la situación de esa localidad. Los apóstoles deben considerar detenidamente y determinar quién debe o quién no debe tomar la responsabilidad. En 3 Juan es claro que hay una persona que tiene un punto de vista diferente del que tiene el apóstol Juan. Juan tiene un punto de vista, y él tiene otro. “Diotrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe”. Los hermanos locales no tenían claridad


 

 

en cuanto a Diotrefes, y pensaban que era de veras una persona con autoridad. A él le gustaba tener “el primer lugar entre ellos”. El no estaba dispuesto a recibir gente, ni estaba dispuesto a que otros lo hiciesen. Por lo tanto, Juan dijo: “Si yo fuere, recordaré  las obras que hace”. Así que, hablando con propiedad, los responsables en todos los lugares deben ser considerados por aquellos que laboran en la obra, quienes son confiables en el Señor. Estos deben determinar quién puede o no tomar la responsabilidad en una localidad.

 

Si podemos entrenar a los hermanos y hermanas en varias localidades con  esta  educación básica de conocer la autoridad, les sería fácil someterse cuando van a otros lugares a establecer reuniones. El problema  hoy día es  que el entrenamiento básico no  es suficiente; es por eso que se tiene esta clase de situación. Una vez que el  entrenamiento básico sea suficiente, el problema será resuelto en gran parte.

 

¿ACTUARON PEDRO Y FELIPE INDEPENDIENTEMENTE?

 

Pregunta: Felipe fue solo a Samaria, y Pedro fue solo a Cesarea. ¿Eran individualistas estas actividades?

 

Respuesta: Desearía ver esta clase de actividades individualistas tan fructíferas.

 

De ahora en adelante necesitamos ser muy cuidadosos con esta clase de expresión: actividades individualistas. Puede haber muchos hermanos que viven junto con otros ocho o diez hermanos, y aún así pueden actuar en forma individualista. El no actuar  sobre una base individualista no quiere decir que usted tiene a  alguien durmiendo  al lado suyo, o que usted tiene a alguien comiendo con usted, o que usted siempre compra dos pasajes cuando viaja. Mientras uno no haya visto el Cuerpo de  Cristo,  sigue  actuando en forma individualista. Tal vez él haga cosas con otros físicamente, pero en realidad no ha aprendido en  absoluto a obedecer a la autoridad ni a tener comunión.  Esta es la clase de persona que actúa con individualismo. Felipe podía salir solo, pero no actuar individualmente. Otros podrían salir con ocho o diez, y aún así actuar en forma individualista.

 

Confrontados con la autoridad

 

La cuestión de autoridad es una cosa muy hermosa en la iglesia.  Cuando  algunos  obreros de Dios o algunos creyentes están juntos, ellos son espontáneamente confrontados con el asunto de la autoridad. Dios nunca hace las cosas de una manera desordenada. Aun si sólo hay dos personas, Dios pone a una como autoridad.

 

Los nombres tienen un orden


 

 

El orden de nombres  en la Biblia es consistente. Hay razones especiales cuando no lo  son. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento Dios puso a Moisés como  autoridad;  siempre se decía Moisés y Aarón. Ustedes no puede invertir el orden y decir Aarón y Moisés. Cuando ellos dos estaban juntos, uno siempre representaba la autoridad y  el  otro la sumisión. Hasta con los que fueron enviados por nuestro Señor de dos en dos — aquellos cuyos nombres se mencionan— uno estaba delante del otro. Si tal es el caso cuando hay dos, cuánto más cuando hay muchos.

 

Creyendo en la presencia del Espíritu Santo

 

Cada vez que los hijos de Dios estén juntos, ellos inmediatamente deberían alinearse. Esto no quiere decir ponerse en fila físicamente, sino que ustedes se dan cuenta de  que un hermano está adelante de usted. Ya que el Señor está obrando  entre nosotros,  El  debe tener un vocero; por lo tanto, deben creer en la presencia de Dios. Ustedes deben declarar: “Yo creo en la presencia del Señor. Yo creo en la presencia del Espíritu Santo”. De esta manera, cuando varios hermanos tienen la presencia del Espíritu Santo, ustedes deben confiar en que Dios tiene un vocero entre ellos.

 

No sometiéndose a una persona perfecta

 

La razón por la cual la autoridad de Dios no puede ser establecida entre Sus hijos, es que Sus hijos están siempre criticando a los demás y  están siempre  pidiendo perfección.  Para ellos hay solamente un hombre en todo el mundo al que admiran: el hombre perfecto. Ese hombre no ha existido antes, no existe hoy día, y no va a existir  en  el futuro; por lo tanto, no pueden someterse. Ellos quieren someterse a un hombre  perfecto, y ocurre que ese hombre no está por ninguna parte; por lo tanto, no se van a someter a nadie. Sin embargo, Dios no da Su autoridad a un hombre perfecto; El da Su autoridad a un hombre que está siendo perfeccionado. Dios da Su autoridad a una persona que está adelante de usted. Este es un principio básico en la Biblia. Dios da Su autoridad a un hermano que está adelante de usted.

 

Cuando los hijos de Dios están juntos, espontáneamente deben encajar en un  buen orden. Este no es un asunto de organización. No quiere decir que cuando varios  hermanos están juntos, ustedes tienen que elegir un líder de equipo o una persona que   se haga cargo. Pero deben darse cuenta de que aun cuando algunos de ustedes van a caminar en la montaña, o cuando se congregan, alguien estará adelante de  usted. En  esos cinco o diez minutos de paseo, ustedes deben aprender a ser una persona sumisa. Dondequiera que estén los hijos de Dios, no importa el ambiente o la ocasión, tenemos allí aquellos que están en autoridad y aquellos que son sumisos. Esto es algo muy precioso.


 

 

Cuando una persona es gobernada por tal principio, no habrá ninguna actividad individualista. Cuando una persona no se somete a la autoridad,  no  importa  cuántos más estén con él, actúa en forma individual. ¿Qué es el individualismo? Individualismo quiere decir que usted no puede estar bajo autoridad. Cuando una persona es individualista, no tiene forma de estar bajo autoridad. Una vez que se somete a la autoridad, el individualismo tiene que desaparecer. Una vez que usted recibe autoridad,  el individualismo no puede seguir existiendo.

 

Sin seleccionar a quién someterse

 

No es una cuestión de recibir una autoridad, ni de recibir diez autoridades; es asunto de recibir a la autoridad.

 

Déjenme darles un ejemplo. He usado dos sirvientes. Ellos comenzaron a trabajar para  mí en diferentes ocasiones, uno antes que el otro. Cuando el primero vino a mi casa, le mandé diciéndole: “Hay un requisito básico para que usted sea un sirviente: usted necesita obedecer. No importa qué tan inteligente sea, solamente haga lo que le pido”. Más adelante, también le dije al otro sirviente: “Usted necesita aprender a obedecer. Necesita escucharme y también necesita escuchar al sirviente que vino antes que usted”. Sin embargo, el sirviente que vino después obedecía todas mis palabras, pero  no  obedecía en nada las palabras del sirviente que vino antes. Siempre trataba de hallar maneras de señalar las fallas del otro sirviente. ¿Creen que esta persona se sometía a la autoridad?

 

¿Qué es someterse a la autoridad? Someterse a la autoridad, no quiere decir escoger la persona a la que se somete. Si usted escoge la persona a la que ha de someterse, no  conoce la autoridad. El que conoce la autoridad, la reconoce dondequiera que la encuentre. Cuando la encuentra, él sabe que tiene que someterse. Si usted no puede someterse, eso prueba que nunca ha conocido la autoridad. Usted puede haberse sometido al hombre, pero no a la autoridad. En el mejor de los casos, usted solamente teme al hombre, y cuando lo encuentra le obedece. Usted nunca ha  estado  bajo autoridad debido a que nunca ha conocido la autoridad. La autoridad no es cuestión de un lugar u otro. Hay autoridad en todo lugar y en toda ocasión. Sin considerar donde  esté, el que conoce la autoridad la reconoce dondequiera que la encuentra.

 

Cuando una persona está bajo la autoridad, el individualismo no puede existir.  Si  ustedes se basan en el individualismo, no tendrán manera alguna de someterse a la autoridad. Este es un asunto muy importante en lo que a principios espirituales  se refiere. Una persona debe aprender a conocer la autoridad. Para los cristianos, no es


 

 

cuestión de quién sea la persona. Nosotros los cristianos debemos someternos a la autoridad cada vez que nos encontramos con ella.

 

En busca de la comunión

 

Si uno busca comunión el individualismo no puede existir. Con el individualismo uno siempre trata de mantener su vida espiritual individual delante de Dios, sus visiones individuales delante de Dios, y su obra individual delante de Dios. El es siempre un individuo; no le es fácil buscar comunión. Este es el problema entre nosotros. Tal  persona no busca la comunión, sino que lucha y trabaja sola. Muchos hijos de Dios hoy día sólo pueden decir en palabras que no pueden hacer nada sin otros hermanos, o que deben tener la iglesia para poder vivir. En realidad, muchos pueden vivir sin la iglesia y sin la comunión. Esto prueba que están en individualismo. Si una persona recibe el principio de comunión y el principio del Cuerpo sólo como un concepto, y sin embargo, en la realidad puede actuar y laborar por sí mismo, puede tener vida espiritual sin comunión, y puede hacer la obra del Señor sin  comunión, entonces esta persona nunca ha sido quebrantada delante del Señor. Es completamente una persona  individualista.  La comunión está en contra del individualismo. No importa mucho lo que usted dice acerca de la comunión; lo que importa es si la comunión es una vida para usted, si usted puede verdaderamente vivir y laborar sin comunión. Un día Dios lo traerá a este grado. Siempre he pensado que éste es el paso más grande.

 

No solamente un asunto de no tener fidelidad ni fe

 

Cuando mucha gente llega a un callejón sin salida, solamente consideran que hay un problema con su fe o su fidelidad; ellos no consideran que hay un problema con su comunión. La educación que muchos han recibido en el pasado, y los libros que muchos han leído, instruyen a las personas en ser fieles, en creer, y en someterse directamente a Dios. Por lo tanto, cuando no llegan a ninguna parte, se suscita un problema. Cuando no pueden pasar las barreras en su vida personal, siempre consideran que ellos mismos tienen un problema, que su fe tiene un problema, o que carecen de fidelidad.  Por un  lado, eso es cierto. Sin embargo, muchos sólo ven que sus fallas y dificultades  son  debidas a problemas en su fe personal, su fidelidad personal, o su sumisión personal. Ellos no ven que hay algo más en la Biblia, que se llama comunión. Si hay problemas con la comunión, ellos pueden llegar al mismo punto de fracaso y dificultad.

 

Muchos de los problemas de las personas no tienen nada que ver con la fe, o con el  asunto de creer en Dios, sino con la cuestión de comunión. A veces, el Señor tiene que permitir a esta clase de persona que luche en su fe, su fidelidad y su sumisión, para que


 

 

así alcance un punto en su vida cristiana donde no importa cuánto se esfuerce, simplemente no puede creer ni someterse. Tal vez en ese tiempo, él se dé cuenta de que no puede lograr lo que desea solamente como un miembro, ni puede lograrlo solamente en su unión con Cristo. El debe estar unido al Cuerpo de Cristo a fin de lograrlo. Tal vez en ese tiempo él comience a ver que necesita la ayuda de otros cristianos para poder lograrlo. Muchos aún no han sido traídos a este camino; ellos todavía están andando en  el camino del individualismo, laborando por sí mismos. Es una gran  misericordia de  Dios el traer a una persona a un punto del cual no puede pasar, y en el cual sus ojos son abiertos para ver que mientras que sumisión, fe, y fidelidad no son suficientes, la comunión es suficiente.

 

¡Esta es una gran revelación! Un día los hijos de Dios serán traídos al punto  en  que  todas sus maneras de hacer las cosas serán agotadas, y donde verán que algo tan grande como la fe, no les ayudará. La fe no es algo insignificante, y no debemos menospreciarla. La fe, la fidelidad  y la sumisión son grandes cosas.  Sin embargo, un día, llegarán al  punto en que aun con todas estas condiciones cumplidas, no lograrán pasar de cierto punto. La fe, la fidelidad y la sumisión a Dios son cosas de peso en la Biblia. Pero, aun  con estas cosas de peso, ustedes no tienen forma de avanzar hasta que un día  sus ojos  son abiertos y comienzan a darse cuenta de que la comunión es también un gran asunto. Sin comunión, ustedes no pueden llegar a ninguna parte. Solamente una persona que ha pasado por este camino delante de Dios, puede escaparse del individualismo y no hacer cosas en forma individualista. El que solamente conoce la doctrina acerca de comunión    o la doctrina del Cuerpo de Cristo podría seguir siendo una persona individualista por el resto de su vida. Puede incluso creer en la doctrina en cuanto a la comunión de una manera individualista. Dios necesita traerlo por un camino donde todo es agotado; el camino es infranqueable; y aunque continúa creyendo, siendo fiel y sigue sometiéndose, sus problemas aún no son resueltos. Un día,  cuando Dios le dé un poco de luz, él verá  que su problema estaba en realidad en el asunto de la comunión; entonces su individualismo partirá.

 

Pedro busca comunión bajo la autoridad

 

Cuando Pedro fue solo a Cesarea, no fue allí en una forma individualista. El tuvo comunión. Cuando Pedro fue de Jope a Cesarea, tenía a los hermanos de Jope con él. Además, él estaba siempre bajo autoridad, siempre buscando comunión. Por lo tanto, apenas regresó a Jerusalén les contó a los hermanos lo que había pasado. Aunque la    obra ya había sido hecho, aun así buscó comunión.

 

Felipe tiene un encuentro con el Espíritu Santo


 

 

Cuando Felipe fue a Samaria, era uno que se sometía a la autoridad. De otra manera, el Espíritu Santo no lo habría llamado al desierto. Todos aquellos que han tenido un encuentro con el Espíritu Santo son aquellos quienes aún siguen adelante. Todo en la iglesia es arreglado y regulado por el Espíritu Santo. La Cabeza de la iglesia es Cristo,  pero la operación de la Cabeza se realiza por medio de Su Espíritu. Cuando el Espíritu Santo lo llevó al desierto, El estaba aún bajo autoridad.

 

No es cuestión del número de personas

 

El individualismo no es asunto de una o dos personas; no es una cuestión de más o  menos gente. El individualismo es un asunto de si uno está bajo autoridad, y de si tiene   la comunión del Cuerpo. Hoy día algunos hermanos podrían salir con otros, pero estos hermanos pueden ser completamente individualistas. Cuando ustedes bajen de la montaña y vayan a la obra, podrían decir que están en la posición del Cuerpo para aprender a servir; sin embargo, si cinco de ustedes siguen siendo  cinco personas, y diez de ustedes siguen siendo diez personas, han fracasado completamente delante de Dios. Eso no es comunión. La comunión no es una cuestión de  cuánta  gente hay en el cuarto, ni de cuánta gente se siente con usted, ni si alguien lo ha acompañado al salir a la obra.  La Biblia hace énfasis en que dos personas salgan juntas para que pueda  haber  comunión acerca de las cosas. Pero esto no quiere decir que cuando hay más gente, hay comunión, y que cuando hay menos gente, no hay comunión.

 

Hoy día el asunto es si los hijos de Dios conocen estas dos lecciones básicas o  no. Primero, necesitan conocer la autoridad y someterse a la autoridad. Segundo, ellos deberían valorar la comunión de los hijos de Dios. Ellos deben buscar la comunión de vida, y la suministración de vida de otros para poder seguir adelante. Solamente cuando estas dos lecciones están presentes, somos libres del individualismo. Cuando estas dos lecciones están ausentes, inmediatamente el individualismo se hace presente.

 

El principio básico de tener dos o más personas

 

En la Biblia el principio de los obreros que salen a la obra consiste en que vayan por lo menos de dos en dos. Por ejemplo, cuando Pablo salía a la obra, había por lo menos dos personas. Puede haber habido una excepción a este principio  en el  caso cuando Felipe fue a Samaria. Si un hombre está bajo autoridad y vive en comunión, el caso de una excepción esporádica no daña el principio básico.

 

Esto no quiere decir que es suficiente tener a muchos que salgan a la obra. Si usted no está en unidad, aun si hay diez hermanos que salen juntos a la obra, esto será inútil. Por lo tanto, cuando usted vaya a Wenshu o Tsingtao, no será una cuestión de elegir a


 

 

alguien para que sea el líder del grupo. Esto no es algo hecho por la iglesia. Más bien, espontáneamente se da cuenta de que hay una persona que está adelante de usted y que usted necesita escucharle. Automáticamente, usted aprende sumisión y comunión. Los muchos llegarán a ser como un hombre, como un cuerpo que sale a la obra. Allí no hay individualismo; de otra manera, si ustedes tienen una persona, se llama  el individualismo de una persona; si tienen diez, se llama el individualismo de diez personas. Cuanto más personas tenga, más individualismo habrá. Así que estaríamos proponiendo una labor con base en individualismo múltiple. En el pasado tal vez creíamos en individualismo personal. Hoy en día creemos en individualismo plural. Si éste es el caso, aquello no es el Cuerpo de Cristo.

 

Necesitamos conocer lo que es el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es uno en vida y  se somete a la autoridad. Esta autoridad puede ser manifestada en cualquier grupo de hijos de Dios. Cada uno necesita aprender a estar firme en su lugar; entonces no habrá problemas. En tal condición, uno no debe humillarse deliberadamente y tampoco debe estar tan preocupado por sí mismo. Más bien, debe aceptar las instrucciones y las opiniones del hombre y aprender a someterse a la autoridad. En tanto  que todos se  paren en su lugar, todos verán que este camino es apropiado. Es posible que todos los problemas se deban al individualismo. Este es todo el problema y es el mayor problema.

 

EL NOMBRAMIENTO DE LOS ANCIANOS Y LOS APOSTOLES COMO ANCIANOS

 

Pregunta: Según las Epístolas a Timoteo, los ancianos deben ser nombrados  por  personas como Pablo, Timoteo o Tito. Pedro y Juan eran ancianos en Jerusalén. ¿Los nombró Jacobo? ¿O eran nombrados por sí mismos cuando era necesario?

 

Respuesta: Yo creo que todos los ancianos necesitan ser nombrados; es por eso que dije que todos los ancianos deben ser nombrados por los obreros cuando éstos están en su medio. Quiero que presten especial atención a lo que Pablo dijo a los ancianos de la iglesia en Efeso. Esta iglesia era diferente de la iglesia en el centro de la obra. Sin embargo, compartían el mismo principio, a saber, que el Espíritu Santo ha puesto a los ancianos como sobreveedores de toda la manada. Por lo tanto, cuando los obreros y apóstoles nombran ancianos en otros lugares, deben tener un deseo, una búsqueda y también oración delante de Dios, con la seguridad de que las personas a quien ellos nombran son las personas a quienes el Espíritu Santo nombra. De otra manera, los problemas serán grandes. El Espíritu Santo designa a cierta persona, pero usted nombra  a otra persona. El problema que esto causa a la iglesia es muy grande. Por lo tanto, cuando bajen de la montaña, ningún hermano puede llegar a ser descuidado ni casual en el nombramiento de ancianos en otros lugares. Pablo tuvo el denuedo de decir en Efeso


 

 

que el Espíritu Santo los había nombrado como ancianos. Pablo no dijo que él los había nombrado, sino que el Espíritu Santo los había nombrado. El tenía mucha confianza al decir que el Espíritu Santo los había nombrado. Por lo tanto, debemos estar en temor y temblor. Tememos a la gente que es muy osada. Ustedes deben estar  en  temor  y temblor. Ustedes tienen que ver que esta responsabilidad de decidir quiénes son y quiénes no son ancianos es muy seria. Ustedes deben tener consideración adecuada y oración delante de Dios. Solamente aquellos que son nombrados por el Espíritu Santo  son útiles. De otra manera, serán inútiles y tarde o temprano ellos mismos serán un problema.

 

La posición de Pedro y Juan en Jerusalén era  muy clara  debido a que eran apóstoles.  Los ancianos son nombrados por los apóstoles. Pedro el apóstol nombró a Pedro el anciano, y Juan el apóstol nombró a Juan el anciano, ya que esta responsabilidad estaba en manos de los apóstoles, y al mismo tiempo había una necesidad local. Tal vez a aquellos apóstoles les haya parecido bien que por lo menos ellos dos tomaran al mismo tiempo la responsabilidad local. Por lo que, ellos dos llegaron a ser ancianos  en Jerusalén. Acercándose al fin, Jacobo había muerto y el otro Jacobo había  quedado. En  la iglesia en Jerusalén, él estaba indudablemente en la vanguardia. Tal vez Pedro y Juan no fueron nombrados por él, pero no me atrevería a afirmarlo. Sin embargo, no había  casi ningún problema con que Pedro y Juan fuesen ancianos porque ellos ya eran apóstoles.

 

ENVIADOS  MAYORMENTE SEGUN EL ELEMENTO DE LA COMUNION

 

Pregunta: Pedro y Juan fueron a Samaria, y la Biblia dice que los apóstoles en Jerusalén los enviaron. Pablo y Bernabé fueron, y la Biblia dice que los hermanos los enviaron. ¿A qué se debe esto?

 

Respuesta: En esta clase de envío hay comunión. Uno no se atrevería a decir que había autoridad, pero al menos sí había comunión.

 

La historia de Pedro y Juan

 

Había doce apóstoles en Jerusalén. El caso de Samaria fue traído a Jerusalén. Jerusalén conocía la situación en Samaria, y también veía que los creyentes en Samaria no habían recibido el Espíritu Santo. Felipe solamente hizo parte de la obra. No hizo el trabajo completo. Así que Jerusalén acordó que Pedro y Juan deberían ir. Tal vez, mientras que doce o más hermanos estaban orando y esperando juntos, Pedro y Juan sintieron que ellos deberían ir, y al resto de los hermanos les pareció bien que fueran.  Así  que  enviaron a Pedro y Juan a Samaria. Este es un cuadro muy hermoso. No me atrevo a


 

 

decir que el asunto de autoridad no estaba incluido, pero sí creo que la cuestión de autoridad no tenía un papel importante; la mayor parte era el principio de comunión. Supongamos que mientras hay varias hermanas comiendo juntas, sientan que una de ellas debe ir a la casa de cierta hermana. Esto no es una cosa de autoridad; más bien,  cada una considera quién debería ir. El principio de comunión tiene más parte que el principio de autoridad. No digo que no tiene parte, sino que la mayor parte es la parte de la comunión.

 

La historia de Pablo y Silas

 

El caso de Pablo y Silas fue el mismo. En Tesalónica, ellos se encontraron con peligros.  En ese entonces, Pablo estaba encarcelado, y después fue liberado. Después que fue liberado, cuando los hermanos estaban juntos, lo enviaron a Berea. Aquí claramente vemos que en la casa de cierto hermano, la casa de Jasón, ellos estaban orando, indagando, y considerando su futuro. Como resultado, ellos dijeron que Pablo y Silas no deberían seguir viviendo allí, y que la situación para que ellos continuasen allí sería muy difícil. Los hermanos tuvieron el sentir de enviarlos tal vez a Berea. Por lo tanto, en este caso se tuvo también el sabor de la comunión de los hermanos y hermanas.

 

Ustedes recordarán lo que mencioné ayer, que Pablo en su obra tenía dos cosas. Cuando Pablo enviaba a Timoteo, muy frecuentemente era por medio de la comunión, porque muchas veces Timoteo no podía ver claramente. No es que uno use autoridad para decirles que vayan a la obra; más bien, es que comparta el deseo del Señor con ustedes para que caminen con más propiedad. Tal vez ayer ustedes no veían la importancia de la comunión. Hoy día ustedes tienen que ver estos dos aspectos. Muchas veces no es solamente una cuestión de autoridad sino una cuestión de comunión. Ustedes necesitan comunión porque tal vez no han visto, nadie ha tomado la decisión, y ustedes mismos no saben qué hacer. Tal vez los hermanos tomaron la decisión o tal vez Pablo lo hizo. Aun si Pablo hubiera tomado la decisión, no habría sido autoridad, sino que habría sido mediante la comunión con la casa de Jasón. En Tesalónica, fue muy claro: los hermanos estaban juntos, Pablo y Silas estaban en peligro, y los judíos querían arrestarlos. ¿Qué debían hacer? Los hermanos tuvieron el sentir que ellos debían seguir adelante, así que siguieron adelante. Parece  que estaban discutiendo juntos y salieron. Por lo tanto, que  los hermanos los mandaran a Berea era solamente el resultado de tener comunión en el Señor. ¿Cuál fue el resultado? El resultado fue muy bueno. Los bereanos eran mejores  que los tesalónicos en que estaban dispuestos a estudiar la Biblia.

 

No digo que no había autoridad. Pero sí digo que el elemento de comunión era predominante. Es posible que no haya habido ningún elemento de autoridad. Sin embargo, sí hubo comunión. Pablo envió a otros muchas veces. Aunque Pablo era un


 

 

hermano en la delantera, aún así, tienen que admitir que también había un elemento de comunión. Hay dos principios básicos en la coordinación de la obra de Dios: autoridad y comunión. Cuando los dos principios están presentes, se tiene la mejor guía y la coordinación más perfecta.

 

Las palabras del Espíritu Santo son habladas por los profetas

 

Pregunta: ¿Qué diría acerca del envío mencionado en Hechos 13? Dice: “Dijo el Espíritu Santo”. ¿Dónde está la comunión? ¿O hay algo más?

 

Respuesta: En los tiempos de los apóstoles, las palabras del Espíritu Santo podían salir  de boca de los profetas. Entre esos hermanos había profetas que se levantaron y dijeron: “Apartadme a Bernabé y a Saulo”. Tal vez, no haya habido solamente una persona, sino dos o tres, que atestiguaban lo que el Espíritu Santo estaba haciendo.

 

SOLAMENTE DOS CENTROS MENCIONADOS EN LOS HECHOS

 

Pregunta: Jerusalén y Antioquía no tenían mucha diferencia. En solamente un poco más de diez años, ¿cómo pudo haber habido dos comienzos?

 

Respuesta: Fue solamente un período de diez años. La Biblia marca dos comienzos. Sin embargo, Filipenses dice que había aún mucha gente predicando el evangelio aunque su manera no era apropiada. Ellos claramente no eran de Jerusalén ni de Antioquía, sino que era otro grupo de personas que había iniciado otro comienzo. Por esto sabemos que, en ese entonces, hubo muchos comienzos.

 

Creo que lo narrado por el Espíritu Santo en Hechos y en Apocalipsis 2 y 3 es lo mismo. Había muchas iglesias en Asia, pero solamente siete  fueron  seleccionadas para recibir  las epístolas. Obviamente, tanto Efeso como Colosas estaban en Asia, pero solamente Efeso es mencionado, no Colosas. Claramente vemos que la condición de Colosas era mejor que la de Efeso, porque Efeso ya había caído al punto de haber dejado el primer amor, y Colosas no. Para poder aplicar la enseñanza, el Señor escogió a Efeso. Debido a que el Señor quería hacer compatible la enseñanza con la historia,  El escogió a siete.  Creo que toda la historia asentada en Hechos era para enseñanza; por lo tanto, mucha gente fue omitida. Así que, tenemos claridad acerca de Pedro en Jerusalén, y de Pablo en Antioquía. Es posible que haya habido muchos otros comienzos. La historia nos cuenta que un grupo de apóstoles fue al Africa. Según la tradición de la iglesia, Tomás fue a la India. Cada camino era separado, y la Biblia no se preocupó de mencionarlo en lo más


 

 

mínimo. Por lo tanto, no podemos decir que en Hechos había solamente dos centros; solamente podemos decir que el Espíritu Santo sólo menciona dos centros.

 

De la misma manera el Espíritu Santo menciona solamente a Adán, a Eva, a Abel, y a Caín. No quiere decir que había solamente cuatro personas en el mundo en ese tiempo. Significa que solamente es mencionado lo que es útil para la enseñanza, y lo que no es útil, no se menciona. Por lo menos Filipenses  1 nos muestra que muchos predicadores  del evangelio salieron. Muchos de ellos pueden haber tenido situaciones similares a la    de Pablo.


Last modified: Tuesday, June 12, 2018, 1:20 PM