FINALMENTE VIVO

Que Sucede Cuando Nacemos de Nuevo

Por John Piper


Parte Uno

¿Qué es el Nuevo Nacimiento?

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?" Juan 3:1-10

Capítulo 1

La Creación Sobrenatural de la Vida Espiritual

Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:3: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios". Él nos estaba hablando a todos cuando dijo eso. Nicodemo no fue un caso especial. Tú y yo debemos nacer de nuevo, o no veremos el reino de Dios. Eso significa que no seremos salvos; no seremos parte de la familia de Dios, y no iremos al cielo. En cambio, si no nacemos de nuevo iremos al infierno. Eso es lo que Jesús dice más adelante en este capítulo acerca de la persona que no cree en Cristo: "La ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36). Esto no es broma. Jesús usa palabras duras para realidades difíciles. Eso es lo que hace el amor. Lo opuesto es llamado alcahuetería.

Nicodemo fue uno de los fariseos, los líderes judíos más religiosos. Jesús les dijo en Mateo 23:15 y 33, "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros... ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?" Entonces, el tema del nuevo nacimiento no es marginal. Es central. La eternidad pende de un hilo cuando estamos hablando del nuevo nacimiento. A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

El Nuevo Nacimiento Es Inquietante

La pregunta que estamos haciendo en este capítulo es: ¿Qué sucede en el nuevo nacimiento? Antes de intentar responder a esa pregunta, permíteme mencionar una preocupación muy seria que tengo sobre la forma en que serán leídos estos capítulos. Soy consciente de que estos capítulos serán inquietantes para muchos—así como las palabras de Jesús nos inquietan una y otra vez si las tomamos en serio. Hay al menos tres razones para esto.

Primero, las enseñanzas de Jesús sobre el nuevo nacimiento nos confrontan con nuestra condición espiritual, moral y legal sin esperanza, alejados de la gracia regeneradora de Dios. Antes de que ocurra en nosotros el nuevo nacimiento, nos encontramos muertos espiritualmente; somos moralmente egoístas y rebeldes; somos legalmente culpables ante la ley de Dios y estamos bajo su ira. Cuando Jesús nos dice que debemos nacer de nuevo, nos está diciendo que nuestra condición actual es irremediablemente insensible, corrupta y culpable. Además de la sorprendente gracia en nuestras vidas, no nos gusta escuchar esta evaluación de nosotros mismos, por lo que es inquietante cuando Jesús nos dice que debemos nacer de nuevo.

En segundo lugar, enseñar sobre el nuevo nacimiento es inquietante porque se refiere a algo que nos es hecho, no a algo que hacemos. Juan 1:13 enfatiza esto. Se refiere a los hijos de Dios como aquellos que "no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios". Dios causa el nuevo nacimiento; nosotros no. Pedro enfatiza lo mismo: "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer" (1 Pedro 1:3).

Finalmente Vivo

Nosotros no causamos el nuevo nacimiento. Dios causa el nuevo nacimiento. Cualquier cosa espiritualmente buena que hagamos es resultado del nuevo nacimiento, no una causa del nuevo nacimiento. Esto significa que el nuevo nacimiento es quitado de nuestras manos. No está bajo nuestro control. Y entonces nos confronta con nuestra impotencia y con nuestra absoluta dependencia de alguien que está fuera de nosotros. Esto es inquietante. Nos es dicho que no veremos el reino de Dios si no nacemos de nuevo. Y nos es dicho que no podemos nacer de nuevo por nosotros mismos.

La tercera razón por la cual la enseñanza de Jesús acerca del nuevo nacimiento es inquietante, por lo tanto, es que nos confronta con la libertad absoluta de Dios. Alejados de Dios, nos encontramos espiritualmente muertos en nuestro egoísmo y rebelión. Somos por naturaleza hijos de ira (Efesios 2:3). Nuestra rebelión es tan profunda que no podemos detectar ni desear la gloria de Cristo en el evangelio (2 Corintios 4:4). Por lo tanto, si vamos a nacer de nuevo, dependerá decisivamente y finalmente de Dios. Su decisión de hacernos vivos no será una respuesta a lo que hacemos como cadáveres espirituales, pero lo que hacemos será una respuesta a que él nos haga vivos. Para la mayoría de las personas, al menos al principio, esto es inquietante.

Mi Esperanza: Estabilizarse y Salvarse, No Solo Conturbarse

En vista de cuán inquietante puede ser para la conciencia sensible y para el corazón duro, quiero ser muy cuidadoso. No quiero causarles a las almas tiernas ninguna angustia innecesaria. Y no quiero darles falsas esperanzas a aquellos que han confundido la moral o la religión con la vida espiritual. Ora mientras lees este libro para que no tengas ninguno de estos efectos destructivos.

Siento que estoy tomando almas eternas en mis manos. Y, sin embargo, sé que no tengo poder en mí mismo para darles vida. Pero Dios sí. Y tengo la gran esperanza de que él hará lo que dice en Efesios 2:4-5: "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)". Dios ama magnificar las riquezas de su gracia dadora de vida donde Cristo es levantado en la verdad. Esa es mi esperanza: que estos capítulos no solo conturben sino que estabilicen y salven.

El Plan

Pasemos ahora a la pregunta: ¿qué sucede en el nuevo nacimiento? Trataré de escribir la respuesta en tres enunciados. Los dos primeros los abordaremos en este capítulo, y el tercero lo abordaremos en el siguiente: 1) Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la obtención de una nueva religión, sino la obtención de una vida nueva. 2) Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es simplemente afirmar lo sobrenatural en Jesús, sino experimentar lo sobrenatural en ti mismo. 3) Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la mejora de tu antigua naturaleza humana, sino la creación de una nueva naturaleza humana, una naturaleza que en realidad eres tú, y es perdonada y limpiada—y una naturaleza que realmente es nueva, y que está siendo formada por el Espíritu de Dios que mora en nosotros. Tomemos uno a la vez.

Nueva Vida, No Nueva Religión

Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la obtención de una nueva religión, sino la obtención de una vida nueva. Los primeros tres versículos de Juan 3 van como sigue:

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Juan se asegura de que sepamos que Nicodemo es un fariseo y un gobernante de los judíos. Los fariseos eran los más rigurosamente religiosos de todos los grupos judíos. A éste, Jesús dice (en el v. 3): "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios". Incluso más personalmente, le dice en el versículo 7: "Os es necesario nacer de nuevo." Entonces uno de los puntos de Juan es: toda la religión de Nicodemo, todo su asombroso estudio farisaico, su disciplina y cumplimiento de la ley, no pueden reemplazar la necesidad del nuevo nacimiento.

Lo que Nicodemo necesita, y lo que tú y yo necesitamos, no es religión sino vida. El punto de referirse al nuevo nacimiento es que el nacimiento trae nueva vida al mundo. En un sentido, por supuesto, Nicodemo está vivo. Él está respirando, pensando, sintiendo, actuando. Él es un ser humano creado a imagen de Dios. Pero evidentemente, Jesús piensa que está muerto. No hay vida espiritual en Nicodemo. Espiritualmente, él no ha nacido. Él necesita la vida, no más actividades religiosas o más celo religioso. Él tiene mucho de eso.

Recuerda lo que Jesús le dijo en Lucas 9:60 al hombre que quería postergar el seguimiento a Jesús para poder sepultar a su padre. Jesús le dijo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos". Eso significa que hay personas físicamente muertas que necesitan sepultura. Y hay personas espiritualmente muertas que pueden enterrarlos. En otras palabras, Jesús pensaba en términos de personas que caminan con mucha vida aparente, pero que están muertas. En su parábola sobre el hijo pródigo, el padre dice: "Este mi hijo muerto era, y ha revivido" (Lucas 15:24).

Nicodemo no necesitaba religión; necesitaba vida—vida espiritual. Lo que sucede en el nuevo nacimiento es que la vida comienza a existir

A lo largo de este libro, no haremos ninguna distinción significativa entre las imágenes de la concepción y las imágenes del nacimiento. Incluso las personas precientíficas del siglo I sabían que los niños vivían y pateaban antes de nacer. Pero los escritores bíblicos no presionaron los detalles de la gestación al discutir el nuevo nacimiento. En general, cuando ellos (y nosotros) hablamos del nuevo nacimiento, estamos hablando más ampliamente de una nueva vida que nace ya sea que uno piense en el punto de la concepción o en el punto del nacimiento. Eso no estaba allí antes. Ocurre una vida nueva en el nuevo nacimiento. Esto no es actividad religiosa, disciplina o decisión. Esto es el nacimiento de la vida. Esa es la primera forma de describir lo que sucede en el nuevo nacimiento.

Experimentar lo Sobrenatural, No Solo Afirmarlo

Segundo, lo que sucede en el nuevo nacimiento no es simplemente afirmar lo sobrenatural en Jesús, sino experimentar lo sobrenatural en ti mismo. Nicodemo dice en el versículo 2: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él". En otras palabras, Nicodemo ve en el ministerio de Jesús una verdadera actividad divina. Él admite que Jesús es de Dios. Jesús hace las obras de Dios. A esto, Jesús no responde diciendo: "Deseo que todos en Palestina puedan ver la verdad que ustedes ven acerca de mí". En cambio, él dice: "Debes nacer de nuevo, o jamás verás el reino de Dios".

Ver señales y maravillas, asombrarse de ellas, y darles a los obradores de milagros por ello el crédito que es de Dios, no salva a nadie. Este es uno de los grandes peligros de las señales y maravillas: no necesitas un corazón nuevo para que te sorprendan. La naturaleza humana vieja y caída es todo lo que se necesita para asombrarse de las señales y maravillas. Y la vieja naturaleza humana caída está dispuesta a decir que el hacedor de milagros es de Dios. El mismo diablo sabe que Jesús es el Hijo de Dios y hace milagros (Marcos 1:24). No, Nicodemo, ver a Jesús como un obrador de milagros enviado por Dios no es la clave del reino de Dios. "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios".

En otras palabras, lo que importa no es simplemente afirmar lo sobrenatural en Jesús, sino experimentar lo sobrenatural en ti mismo. El nuevo nacimiento es sobrenatural, no natural. No puede ser explicado por las cosas que ya se encuentran en este mundo.

El versículo 6 enfatiza la naturaleza sobrenatural del nuevo nacimiento: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". La carne es lo que somos naturalmente. El Espíritu de Dios es la Persona sobrenatural que produce el nuevo nacimiento.

Jesús dice esto nuevamente en el versículo 8: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu". El Espíritu no es parte de este mundo natural. Él está por encima de la naturaleza. Él es sobrenatural. De hecho, él es Dios. Él sopla donde quiere. Nosotros no lo controlamos. Él es libre y soberano. Él es la causa inmediata del nuevo nacimiento.

Entonces, Nicodemo, dice Jesús, lo que sucede en el nuevo nacimiento no es simplemente afirmar lo sobrenatural en mí, sino experimentar lo sobrenatural en ti mismo. Debes nacer de nuevo. Y no de una manera natural (hablando metafóricamente), sino de una manera sobrenatural. Dios el Espíritu Santo debe entrar en ti y traer nueva vida a existencia.

En el siguiente capítulo, veremos las palabras del versículo 5: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios". ¿A qué se refieren el agua y el Espíritu aquí? ¿Y cómo nos ayuda eso a entender lo que está sucediendo en el nuevo nacimiento?

Jesús Es La Vida Que Recibimos En El Nuevo Nacimiento

Pero en el espacio que queda en este capítulo, quiero establecer una conexión crucial entre nacer de nuevo por el Espíritu y tener vida eterna a través de la fe en Jesús. Lo que hemos visto hasta ahora es que lo que sucede en el nuevo nacimiento es una obra sobrenatural del Espíritu Santo para dar vida espiritual donde no existía. Jesús lo dice nuevamente en Juan 6:63: "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha.”

La Creación Sobrenatural De La Vida Espiritual

Pero el Evangelio de Juan también aclara algo más: Jesús mismo es la vida que el Espíritu Santo da. O podríamos decir: la vida espiritual que da, solo la da en conexión con Jesús. La unión con Jesús es donde experimentamos una vida sobrenatural y espiritual. Jesús dijo en Juan 14:6, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". En Juan 6:35, él dijo:" Yo soy el pan de vida". Y en Juan 20:31, el apóstol dice: "Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre".

Entonces no hay vida espiritual—ni vida eterna—alejados de la conexión con Jesús y de la creencia en Jesús. Tendremos mucho más que decir acerca de la relación entre el nuevo nacimiento y la fe en Jesús. Pero podemos decirlo de esta manera por ahora: en el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo nos une a Cristo en una unión viva. Cristo es vida. Cristo es la vid de donde fluye la vida. Nosotros somos las ramas (Juan 15:1-17). Lo que sucede en el nuevo nacimiento es la creación sobrenatural de la nueva vida espiritual, y ésta es creada a través de la unión con Jesucristo. El Espíritu Santo nos lleva a una conexión viva con Cristo, quien es el camino, la verdad y la vida. Esa es la realidad objetiva de lo que sucede en el nuevo nacimiento.

Y de nuestro lado, la forma en que experimentamos esto es que la fe en Jesús es despertada en nuestros corazones. La vida espiritual y la fe en Jesús nacen juntas. La nueva vida hace posible la fe, y como la vida espiritual siempre despierta la fe y es expresada en la fe, no hay vida sin fe en Jesús. Por lo tanto, nunca debemos separar el nuevo nacimiento de la fe en Jesús. Del lado de Dios, estamos unidos a Cristo en el nuevo nacimiento. Eso es lo que hace el Espíritu Santo. Por nuestro lado, experimentamos esta unión por medio de la fe en Jesús.

Nunca Separes el Nuevo Nacimiento y la Fe en Jesús

Así es como Juan los reúne en su Primera Epístola: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe" (1 Juan 5:4). "Nacido de Dios" es la clave de la victoria. "Fe" es la clave de la victoria. Ambos son verdaderos porque la fe es la forma en que experimentamos haber nacido de Dios. Nacer de Dios siempre trae fe en ello. La vida que se da en el nuevo nacimiento es la vida de la fe. Ambos nunca están separados.

O considera cómo lo dice Juan en 1 Juan 5:11-12: "Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida." Por lo tanto, cuando Jesús dice: "El Espíritu es el que da vida" (Juan 6:63), y "Debes nacer del Espíritu" (Juan 3:5, 8), y, "para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31), él quiere decir: En el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo sobrenaturalmente nos da nueva vida espiritual al conectarnos con Jesucristo por medio de la fe. Porque Jesús es vida.

Por lo tanto, al responder la pregunta "¿Qué sucede en el nuevo nacimiento?" Nunca separes estos dos dichos de Jesús de Juan 3: "el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (v. 3), y, "El que cree en el Hijo tiene vida eterna" (v. 36). Lo que sucede en el nuevo nacimiento es la creación de la vida en unión con Cristo. Y parte de cómo Dios hace eso es mediante la creación de la fe, la cual es la forma en que experimentamos nuestra unión con Cristo.

Capítulo 2 
Todavía Eres Tú, Pero Nuevo

En este capítulo, continuaremos con la respuesta a la pregunta del Capítulo 1, ¿Qué sucede en el nuevo nacimiento? Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:7, "No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo". En el versículo 3, él le dijo a Nicodemo -y a nosotros- que nuestras vidas eternas dependen de haber nacido de nuevo: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios". Así que no estamos tratando con algo marginal, opcional o cosmético en la vida cristiana. El nuevo nacimiento no es como el maquillaje que los mortistas usan para tratar de hacer que los cadáveres se vean más como si estuvieran vivos. El nuevo nacimiento es la creación de la vida espiritual, no la imitación de la vida.

Comenzamos a responder la pregunta ¿Qué sucede en el nuevo nacimiento? con dos afirmaciones: 1) Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la obtención de nueva religión, sino la obtención de nueva vida, y 2) Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es simplemente afirmar lo sobrenatural en Jesús, sino experimentar lo sobrenatural en ti mismo.

Nueva Vida a Través del Espíritu Santo

Nicodemo era un fariseo y contaba con mucha religión. Pero él no tenía vida espiritual. Y vio la obra sobrenatural de Dios en Jesús, pero no experimentó la obra sobrenatural de Dios en sí mismo. Así que juntando nuestros dos puntos del Capítulo 1, lo que Nicodemo necesitaba era una nueva vida espiritual impartida súper naturalmente a través del Espíritu Santo. Lo que hace que la vida nueva sea espiritual y lo que la hace sobrenatural es que es obra de Dios el Espíritu. Es algo superior a la vida natural de nuestros corazones y cerebros físicos.

En Juan 3:6, Jesús dice: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". La carne tiene un tipo de vida. Todo ser humano es carne viva. Pero no todos los seres humanos son espíritus vivos. Para ser un espíritu vivo o para tener vida espiritual, dice Jesús, debemos "nacer del Espíritu". La carne da lugar a un tipo de vida. El Espíritu da lugar a otro tipo de vida. Si no tenemos este segundo tipo, no veremos el reino de Dios.

Por medio del Espíritu, En Jesús

Luego, cuando llegamos al final del capítulo anterior, notamos dos cosas muy importantes: la relación del nuevo nacimiento con Jesús y la relación del nuevo nacimiento con la fe. Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" (Juan 14:6). El apóstol Juan dijo: "Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:11-12).

Entonces, por un lado, la nueva vida que necesitamos está "en el Hijo": Jesús es esa vida. Si lo tienes, tienes una nueva vida espiritual y eterna. Y, por otro lado, en Juan 6:63, Jesús dice: "El Espíritu es el que da vida." Y a menos que hayas nacido del Espíritu, no puedes entrar en el reino de Dios (Juan 3:5).

Entonces tenemos vida al estar conectados con el Hijo de Dios quien es nuestra vida, y tenemos esa vida por obra del Espíritu. Concluimos, por lo tanto, que la obra del Espíritu en la regeneración es impartirnos vida nueva al unirnos a Cristo. La forma en que Juan Calvino lo dice es: "El Espíritu Santo es el vínculo por el cual Cristo nos une efectivamente a sí mismo".

Luego vimos la conexión con la fe en Juan 20:31: "Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre". Y vimos la conexión en 1 Juan 5:4: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". Así que resumimos lo que habíamos visto de esta manera: en el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo nos da vida espiritual de forma sobrenatural al conectarnos con Jesucristo por medio de la fe.

Nueva Creación, No Mejorando la Antigua

Lo que nos lleva ahora a la tercera forma de describir lo que sucede en el nuevo nacimiento. Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la mejora de tu antigua naturaleza humana sino la creación de una nueva naturaleza humana, una naturaleza que en verdad eres tú, perdonado y limpiado; y una naturaleza que es realmente nueva, siendo formada en ti por el Espíritu de Dios que mora en ti.

Te llevaré conmigo a la versión corta del viaje que hice para llegar a esta observación. En Juan 3:5, Jesús le dice a Nicodemo: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios". ¿Qué quiere decir Jesús con los dos términos "de agua y del Espíritu"? Algunas denominaciones creen que esto es una referencia al bautismo en agua como la forma en que el Espíritu nos une a Cristo. Por ejemplo, un sitio web lo explica así:

El Santo Bautismo es la base de toda la vida cristiana, la puerta de entrada a la vida en el Espíritu y la puerta que da acceso a los otros sacramentos. A través del Bautismo, somos librados del pecado y renacemos como hijos de Dios; nos convertimos en miembros de Cristo, nos incorporamos a la Iglesia y nos hacemos partícipes de su misión: "El bautismo es el sacramento de la regeneración mediante el agua en la palabra.”10

A millones de personas se les ha enseñado que su bautismo les hizo nacer de nuevo. Si esto no fuera cierto, sería una gran tragedia global. Yo no creo que esto sea cierto. Entonces, ¿qué quiere decir Jesús con las palabras "que el que no naciere de agua y del Espíritu…”?

Por Qué el "Agua" No Es una Referencia al Bautismo

Hay varias razones por las que creo que la referencia al agua aquí no es una referencia al bautismo cristiano.

Primero, si esto hubiera sido una referencia al bautismo cristiano y hubiera sido tan esencial para el nuevo nacimiento como algunos dicen que es, parece extraño que se pierda de vista en el resto de este capítulo cuando Jesús nos dice cómo tener vida eterna. Versículo 15: "todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Versículo 16: "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna ". Versículo 18: "El que en él cree, no es condenado". Parecería extraño, si el bautismo fuera tan esencial, no se mencionaría junto con la fe en el resto del capítulo.

Segundo, la analogía con el viento en el versículo 8 parecería extraña si nacer de nuevo estuviera tan firmemente apegado al bautismo en agua. Jesús dice: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu". Esto parece decir que Dios es tan libre como el viento que causa la regeneración. Pero si sucediera cada vez que se rocía a un bebé, eso no parece ser cierto. En ese caso, el viento estaría muy limitado por el sacramento. No parece que Jesús esté pensando en términos sacramentales o bautismales.

Tercero, si Jesús se está refiriendo al bautismo cristiano, parece extraño que le dijera a Nicodemo, el fariseo, en el versículo 10: "¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?" Eso tiene sentido si Jesús se está refiriendo a algo enseñado en el Antiguo Testamento, que Nicodemo debería haber conocido y aplicado. Pero si Jesús se refiere a un bautismo cristiano que vendrá después, y obtiene su significado de la vida y de la muerte de Jesús, no parece que hubiera regañado a Nicodemo acerca de que un maestro en Israel no entiende lo que está diciendo.

Finalmente, esa misma afirmación en el versículo 10 nos remite al Antiguo Testamento por algún trasfondo, y lo que encontramos es que el agua y el espíritu están estrechamente vinculados a las promesas del Nuevo Pacto, especialmente de Ezequiel 36. Este texto de Ezequiel es la base para el resto de este capítulo.

El Agua y el Espíritu de Ezequiel 36

Ezequiel está profetizando lo que Dios hará por su pueblo cuando los traiga de vuelta del exilio de Babilonia. Las implicaciones son mucho mayores que solo para el pueblo de Israel, porque Jesús afirma asegurar el Nuevo Pacto con su sangre para todos aquellos que confíen en él (Lucas 22:20). Y Ezequiel 36:24-28 es una versión de las promesas del Nuevo Pacto como las de Jeremías 31:31–34.

Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios. (Ez. 36:24–28)

Creo que este es el pasaje que da origen a las palabras de Jesús: "el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios". ¿A quién le dice Dios: "vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios" (v. 28)? Respuesta: A aquellos a quienes les dice: "esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias" (v. 25); y el versículo 26: A aquellos a quienes les dice: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros". En otras palabras, aquellos que "entrarán en el reino" son aquellos que tienen una condición de haber sido hechos nuevos que implica una limpieza de lo viejo y una creación de lo nuevo.

Entonces concluyo que "agua y Espíritu" en Ezequiel 36 se refieren a dos aspectos de nuestra condición de haber sido hechos nuevos cuando nacemos de nuevo. Y la razón por la cual ambos son importantes es esta: cuando decimos que un espíritu nuevo (o un corazón nuevo) nos es dado, no queremos decir que dejamos de ser el ser humano—el ser moralmente responsable—que siempre hemos sido. Yo era el ser humano John Piper antes de nacer de nuevo, y he sido el ser humano John Piper desde que nací de nuevo. Hay una continuidad Es por eso que tiene que haber limpieza. Si el viejo ser humano, John Piper, fuera completamente borrado, el concepto completo de perdón y de limpieza sería irrelevante. No quedaría nada del pasado para perdonar o limpiar.

Sabemos que la Biblia nos dice que nuestro yo antiguo fue crucificado (Romanos 6:6), y que hemos muerto con Cristo (Col 3:3), y que debemos "consideraos muertos" (Romanos 6:11), y "despojarte del viejo yo" (Efesios 4:22). Pero nada de eso significa que el mismo ser humano no esté a la vista durante toda la vida. Significa que había una vieja naturaleza, un viejo carácter o principio, o una inclinación, que debe ser eliminada.

Entonces, la manera de pensar acerca de tu nuevo corazón, tu nuevo espíritu, tu nueva naturaleza es que sigues siendo tú y por lo tanto necesitas ser perdonado y limpiado: ese es el punto de la referencia al agua. Mi culpa debe ser eliminada. La limpieza con agua es una representación de ello. Jeremías 33:8 lo dice así: "Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron". Así que la persona que somos—la cual sigue existiendo—debe ser perdonada y la culpa borrada.

 

La Necesidad de Ser Nuevo

Pero el perdón y la limpieza no son suficientes. Necesito ser nuevo. Necesito ser transformado. Necesito la vida. Necesito una nueva forma de ver, de pensar y de valorar. Es por eso que Ezequiel habla de un corazón nuevo y de un espíritu nuevo en los versículos 26-27: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra".

Así es como entiendo esos versículos: para estar seguro, el corazón de piedra significa el corazón muerto que no tenía sentimientos y que no respondía a la realidad espiritual—el corazón que tenía antes del nuevo nacimiento. Éste pudo haber respondido con pasión y deseo a muchas cosas. Pero era una piedra hacia la verdad espiritual, hacia la belleza de Jesucristo, hacia la gloria de Dios y hacia el camino de la santidad. Eso es lo que tiene que cambiar si queremos ver el reino de Dios.

Entonces en el nuevo nacimiento, Dios quita el corazón de piedra y pone un corazón de carne. La palabra carne no significa "meramente humana" como lo hace en Juan 3:6 ("lo que es nacido de la carne, carne es"). Significa suave, vivo, receptivo y sensible, en lugar de ser una piedra sin vida. En el nuevo nacimiento, nuestro aburrimiento muerto y pedregoso con Cristo es reemplazado por un corazón que siente el valor de Jesús.

Entonces cuando Ezequiel dice en los versículos 26-27: "pondré espíritu nuevo dentro de vosotros... Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra", creo que se refiere a que, en el nuevo nacimiento, Dios pone una vida viva, sobrenatural y espiritual en nuestro corazón, y esa nueva vida—ese nuevo espíritu—es obra del Espíritu Santo mismo dando forma y carácter a nuestro nuevo corazón.

La imagen que tengo en mente es que este nuevo corazón vivo, cálido, sensible y receptivo es como un suave trozo de arcilla, y el Espíritu Santo se hunde en él y le da forma espiritual y moral según su propia forma. Al ser él mismo dentro de nosotros, nuestro corazón y nuestra mente adquieren su carácter: su espíritu (ver Efesios 4:23).

Recíbelo Como Tu Tesoro

Así que ahora retrocedamos y resumamos estos dos últimos capítulos. ¿Qué pasa en el nuevo nacimiento? En el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo nos da nueva vida espiritual sobrenaturalmente al conectarnos con Jesucristo a través de la fe. O, para decirlo de otra manera, el Espíritu nos une a Cristo donde hay limpieza por nuestros pecados (representados por agua), y reemplaza nuestro corazón duro e insensible con un corazón suave que atesora a Jesús sobre todas las cosas y que está siendo transformado por la presencia del Espíritu en el tipo de corazón que ama hacer la voluntad de Dios (Ezequiel 36:27).

Tendremos mucho más que decir sobre el papel de la fe en el nuevo nacimiento y sobre cómo una persona puede buscar el nuevo nacimiento y puede ayudar a otros a buscarlo. Pero no necesitas esperar. Si tu corazón se siente atraído por la verdad y por la belleza de Cristo, recíbelo como tu vida. Juan ofrece esta increíble promesa: "A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).


Conclusión

El Nuevo Nacimiento y el Nuevo Mundo

Las palabras de Jesús "debes nacer de nuevo" (Juan 3: 7) van al corazón de los problemas del mundo. No habrá paz definitiva, justicia definitiva, triunfo sobre el odio, sobre el egoísmo y sobre el racismo sin este cambio profundo en la naturaleza humana.

Todos los otros diagnósticos y remedios son superficiales. Incluso pueden ser valiosos, como leyes que les impiden a las personas hacer lo peor. Pero sin el nuevo nacimiento, las personas no cambian de raíz, y ahí es donde radica el problema. Si los seres humanos no son cambiados de raíz, entonces nuestro egoísmo innato arruinará todos los sueños.

El remedio de Jesús se adapta a las profundidades de nuestro desorden. Si solo hiciéramos cosas malas debido a malas circunstancias, entonces podría haber esperanza de que cambiar las circunstancias cambiaría nuestro comportamiento. Pero nuestro problema no es simplemente que hagamos cosas malas, como calumniar a los demás, hacer trampa en privado, descuidar nuestras responsabilidades, rehuir a los que son diferentes, hacer trabajos de mala calidad, torcer la verdad, gratificar nuestros deseos a expensas de otros, ignorar a los pobres y no prestar atención a nuestro Creador.

Nuestro problema es que lo que hacemos proviene de lo que somos. "¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos" (Mateo 7:16-17). "De la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34). Esa es la explicación de Jesús sobre por qué los seres humanos dan malos frutos. No es que haya habido una sequía. No, el árbol está enfermo.

El remedio radical de Jesús nunca tendrá sentido hasta que reconozcamos nuestro diagnóstico de nuestra condición. El corazón humano es innatamente egoísta. Jesús no tenía nociones románticas sobre lo mejor de los hombres. Él amó a sus discípulos. Él sabía que eran padres bondadosos. Pero él, con total naturalidad, los llamó malvados. "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos..." (Mateo 7:11). Él estaba de acuerdo con el profeta Jeremías, "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jer. 17:9).

Jesús habría aprobado la descripción penetrante del apóstol Pablo de las capas de nuestra corrupción. Los seres humanos sufren de "la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón" (Efesios 4:17-18). En el fondo de nuestras voluntades—en la raíz, en el brote—somos duros. No hay excepciones "Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano" (Salmos 143:2).

El remedio de Jesús para esto fue y es "debes nacer de nuevo". Él puso todo en su lugar para hacerlo posible. Él vivió una vida sin pecado. El murió por nuestros pecados. Él soportó la ira de Dios en nuestro lugar. Él pagó la multa por nuestras transgresiones. Él compró la vida eterna. Él aseguró todas las promesas de Dios. Él se levantó de la muerte. Él conquistó a la muerte, al infierno y a Satanás. Él reina a la diestra de Dios e intercede por nosotros. Él vendrá nuevamente para "hacer que sus bendiciones fluyan mientras es hallada la maldición". El hizo todo eso para hacer posible el regalo del nuevo nacimiento. Todas esas bendiciones son seguras para aquellos que nacen de nuevo.

La conexión entre esas bendiciones y nosotros es el nuevo nacimiento. Ese es el remedio raíz de Jesús para nuestra depravación. La renovación personal, social y global no será posible sin este cambio fundamental. Es la raíz de todo cambio verdadero y duradero.

Alguien puede decir: "Conozco personas religiosas, cristianas, judías, musulmanas, hindúes, budistas, de culto, que actúan como víboras. No son parte de la renovación." Jesús también las conocía. Pero él no dedujo de esto que el nuevo nacimiento no funciona. Él deduce que ellos son hipócritas. "Limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia" (Mateo 23:25). "Sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos" (Mateo 23:27).

Las falsificaciones religiosas no eran una sorpresa para Jesús. Él preparó sus palabras más punzantes para ellas. Éstas no contradicen el nuevo nacimiento, lo confirman. ¿Qué podría cambiar a una "generación de víboras" (Mateo 12:34)? La reforma no es lo que las víboras necesitan. Ellas necesitan regeneración. El fraude religioso no hace que el nuevo nacimiento carezca de sentido; lo hace necesario.

Entonces, si tu angustia es debido a tu propio cambio personal, o a un cambio en tu matrimonio, o a un cambio en tus hijos pródigos, o en tu iglesia, o en las estructuras sistémicas de injusticia, o en el sistema político, o en las hostilidades entre naciones, o en la degradación humana del medio ambiente, o en la rareza de nuestra cultura del entretenimiento, o en las miserias de los pobres, o en la insensible opulencia de los ricos, o en las desigualdades de las oportunidades educativas, o en las actitudes arrogantes del etnocentrismo, o en un centenar de áreas de necesidad humana causadas por alguna forma de avaricia humana—si tu corazón sufre por alguno de estas cosas, entonces deberías preocuparte por el nuevo nacimiento.

Hay otras formas de moldear la cultura y de guiar el comportamiento. Pero ninguna tan profunda. Ninguna de gran alcance. Ninguna tan universalmente relevante. Ninguna tan eternamente significativa.

Algún día, al regreso del Señor Jesús, el mundo será renovado. El reino de Dios vendrá completamente. Jesús mismo será el gran Tesoro satisfactorio en esa nueva y hermosa tierra. Pero no todos lo disfrutarán. "De cierto, de cierto", dijo Jesús, "el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). Jesús es el camino, y la verdad y la vida (Juan 14:6). Hasta que no vengamos a él, no tendremos vida. Ahora no. Jamás. Dios da vida eterna, y esta vida está en su Hijo (1 Juan 5:11). El que tiene al Hijo tiene vida (1 Juan 5:12). Su palabra es digna de confianza: "Ven a mí para que tengáis vida" (Juan 5:40). Si vienes, serás verdaderamente, invenciblemente y estarás finalmente vivo.

 

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Last modified: Monday, October 8, 2018, 11:07 AM