Cómo el Espíritu Nos Ayuda a Entender • Recurso por  John Piper   • Escritura: 1 Corintios 2:14–16  Tema: El Espíritu Santo El hombre natural no recibe los dones del Espíritu de Dios, porque son locura para él, y no puede entenderlos porque son discernidos espiritualmente. El hombre espiritual juzga todas las cosas, pero él mismo no puede ser juzgado por nadie. "Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?" Pero nosotros tenemos la mente de Cristo. El manual de operación para la mentalidad cristiana en tiempo de guerra es la Biblia. Fue inspirada y autorizada por el Comandante, y contiene toda la verdad necesaria para vencer a las personas del campamento enemigo, desprogramar sus viejos patrones de pensamiento, entrenarlos en estrategias de rectitud y equiparlos con armaduras y armas para derrotar a Satanás y liberar a sus cautivos (2 Timoteo 3:16–17; Efesios 6:10–19). El Manual de Dios y Nuestra Incapacidad para Entender El manual es único en su clase. Los comunistas tenían su manifiesto. Los maoístas tenían sus pequeños libros rojos. Los musulmanes tienen su Corán. Pero solo la Biblia contiene los escritos enseñados no por sabiduría humana sino por el Espíritu de Dios (1 Corintios 2:13). Solo la Biblia revela "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9). El manual de operación cristiano es único porque revela "las cosas que son del Espíritu de Dios"—cosas de Dios que el hombre no puede descubrir por sí mismo, cosas que a menudo son muy extrañas para nuestra forma de pensar. Y ahí radica un gran problema. Quiero hablar sobre ese problema hoy y cómo Dios obra por medio de su Espíritu Santo para superarlo. El problema se describe en 1 Corintios 2:14. "El hombre natural no percibe (es decir, da la bienvenida) las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente". LA NASB da una representación más literal cuando dice, "Un hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios." El problema es: ¿de qué sirve un manual de operaciones que la gente común no puede entender? Si la Biblia revela las "cosas que son de Dios" y el hombre natural no puede entenderlas porque son evaluados espiritualmente, entonces, ¿cómo podrá este libro ganar a alguien al bando de Dios? Comencemos asegurándonos de entender la situación descrita en el versículo 14. Primero, debemos entender lo que Pablo quiere decir por "hombre natural" y por "las cosas del Espíritu de Dios". ¿Qué Es un "Hombre Natural"? La palabra "hombre natural" se usa una vez más en el Nuevo Testamento para referirse a las personas, a saber, en Judas 19, que dice: "Estos son los que causan divisiones; los sensuales (es decir, personas naturales), que no tienen al Espíritu". Las personas naturales se definen aquí como personas que no tienen el Espíritu de Dios. Simplemente son personas comunes y corrientes cuyos corazones y mentes no son tocados con la obra renovadora del Espíritu Santo. El opuesto de "hombre natural" es "hombre espiritual", una persona cuya mente y corazón son renovados por el Espíritu. 1 Corintios 2:12 confirma esto "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido". En el versículo 14, el "hombre natural" no puede entender las "cosas que son del Espíritu de Dios" porque se han de "discernir espiritualmente". En el versículo 12, Pablo puede entenderlas porque ha recibido el Espíritu. Por lo tanto, una "persona natural" es una persona que no ha recibido el Espíritu. Por eso no puede entender "las cosas que son del Espíritu de Dios". ¿Qué Son "las Cosas del Espíritu"? Pero ahora, ¿cuáles son estas "cosas que son del Espíritu de Dios" que las personas no pueden captar sin el Espíritu? El contexto vuelve esto bastante claro. Nota la palabra "locura" o "tontería" en el versículo 14. Cualquiera cosa que sean "las cosas que son del Espíritu de Dios", son locura para el hombre natural. El capítulo 1, versículo 18 nos muestra lo que es esto: "La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios". Lo mismo en los versículos 23–24: "predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios." En otras palabras, lo que el hombre natural no puede entender es el corazón del mensaje cristiano—la palabra de la cruz. Pero la palabra de la cruz no es solo una simple declaración de que Cristo murió en la cruz por nuestros pecados. La palabra de la cruz es una acusación radical del orgullo humano. Describe un camino de salvación que, según 1 Corintios 1:29 tiene este propósito: "a fin de que nadie se jacte en su presencia [de Dios]" (cf. 3:21). La palabra de la cruz es un mensaje acerca de mi crucifixión, no solo la de Cristo. Pablo dijo en Gálatas 6:14, "Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo". Por lo tanto, cuando Pablo dice en 1 Corintios 2:14 que "las cosas que son del Espíritu de Dios" son locura para el hombre natural, quiere decir que el evangelio de Cristo crucificado y todas sus consecuencias devastadoras para el orgullo humano natural son simplemente una tontería para el hombre natural. Una visión de la realidad que apunta a quitar todo motivo de jactancia en el hombre y ponerlo todo en Cristo crucificado es locura para los seres humanos en su estado natural alejados del Espíritu Santo. Entonces, el hombre natural es una persona sin el Espíritu Santo, y "las cosas del Espíritu de Dios" se refieren a la palabra de la cruz y a sus devastadoras implicaciones para el orgullo humano. El Problema No es la Incapacidad Intelectual Ahora, con estas definiciones, veamos si podemos reafirmar la situación descrita en el versículo 14. La razón por la que esto es importante es que si entendemos mal el problema que Pablo plantea en el versículo 14, es casi seguro que entenderemos mal la obra del Espíritu al resolver el problema y bien podríamos buscar en el Espíritu una obra que nunca tuvo la intención de realizar. Verás lo que quiero decir al profundizar en el versículo 14. Toma la frase: "no las puede entender", es decir, el hombre natural no puede entender las cosas del Espíritu de Dios. ¿Qué significa esto? ¿Significa que el hombre natural no tiene acceso a información suficiente? ¿Significa que carece de los poderes mentales para interpretar el significado de los sermones de Pablo? Si significa algo de esto, ¿cómo se debe responsabilizar al hombre de recibir las cosas del Espíritu? En Romanos 1:20 Pablo habla sobre la base de la responsabilidad y dice: "Porque las cosas invisibles de él... se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa". En otras palabras, la disponibilidad de conocimiento es necesaria para la rendición de cuentas. Si nunca hubieras escuchado el evangelio, y un evangelista chino se parara aquí y te predicara la palabra de la cruz y no la recibieras porque no entendiste ni una palabra de lo que dijo, ¿serías tú una ilustración de El hombre natural del versículo 14? No lo creo. Romanos 1:20 implicaría que tú no eres responsable de creer un mensaje cuyo significado no estaba disponible para ti porque su lenguaje era ininteligible. Entonces, cuando Pablo dice que el hombre natural no puede entender las cosas del Espíritu, no creo que quiera decir que el hombre natural no puede interpretar el significado del evangelio. Se Trata de la Incapacidad Moral para Juzgar el Valor Acertadamente Por el contrario, Pablo da a entender que el hombre natural puede interpretar el significado del evangelio porque cuando lo hace, lo llama locura. Las cosas del Espíritu son una tontería para el hombre natural no porque no pueda ver su significado, sino porque lo ve y considera lo que ve como una pérdida de tiempo. El problema en el versículo 14 no es la falta de un discurso claro ni la falta de poder intelectual para interpretar. El problema es que cuando la palabra de la cruz es clara y el intelecto del hombre natural la ha interpretado adecuadamente, la considera como una tontería. La última frase del versículo confirma que este es el problema. La LBLA dice: "se disciernen espiritualmente." La palabra para "discernir" aquí es la misma traducida dos veces en el versículo 15 como "juzgar": "el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie". Es una vergüenza que otras versiones de la biblia no hayan usado el mismo significado para esta palabra en el versículo 14 que en el versículo 15. La NASB es excelente aquí. Dice: "Él no puede entender [las cosas que son del Espíritu] porque son espiritualmente evaluadas. Pero el que es espiritual evalúa todas las cosas, sin embargo, él no es evaluado por ningún hombre." La palabra significa examinar, evaluar o hacer juicios de valor sobre algo. Entonces, cuando Pablo dice en el versículo 14 que la razón por la cual el hombre natural no entiende las cosas del Espíritu es porque son examinadas o evaluadas espiritualmente, queda claro que el problema básico no es una incapacidad intelectual para interpretar el significado del mensaje; el problema es la incapacidad moral de asignarle el valor correcto. Hay una gran diferencia entre decir que las cosas del Espíritu son incomprensibles y decir que son insensatas. "Locura" es una evaluación que haces de algo que has entendido pero que consideras ridículo. Galimatías es una descripción de sonidos que son ininteligibles. El problema con el hombre natural no es que describa el evangelio como una tontería, sino que lo considera una tontería. Entonces, lo que Pablo quiere decir en el versículo 14 cuando dice que el hombre natural "no las puede entender" es que no puede entender las cosas del Espíritu como valiosas. Él puede ver su significado, pero no puede ver el significado como algo valioso. Él puede reiterar el argumento de Pablo y comentar sobre sus implicaciones; pero luego simplemente lo rechaza como basura religiosa. La Palabra de la Cruz y el Orgullo del Hombre Lo que este texto enseña, entonces, es que todos nosotros por naturaleza abandonamos la causa de la verdad de Dios; abandonamos la causa de la verdad de la Biblia y de la palabra de la cruz. Escuchamos el llamado del evangelio para someternos a un Cristo crucificado y nos defendemos contra él diciendo que es una tontería. Lo que quiere decir el hombre natural cuando dice que el evangelio es locura es que aprecia algo que el evangelio exige que debe rendirse. Llamamos tonto al consejo cuando nos pide un valor más alto por uno más bajo. Si me aconsejas que salte de un puente, diré que es una tontería porque valoro mi vida. Si me aconsejas que no azote a mis hijos cuando me desobedecen, digo (tal vez para mí mismo) que es una tontería porque valoro la sabiduría de Proverbios y los buenos efectos de la disciplina amorosa. Y si le aconsejas a un hombre natural que siga a Cristo crucificado, dirá que es una tontería porque valora la autosuficiencia y la exaltación que tendría que abandonar. El punto principal de 1 Corintios 1–4 es mostrar que Dios ha logrado nuestra redención de tal manera que cada apoyo del orgullo humano es eliminado de debajo de nosotros. "Lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia... El que se gloría, gloríese en el Señor" (1 Corintios 1:27–31; cf. 2:5; 3:7, 21; 4:6). Cuando el hombre natural oye eso, dice que es una tontería. ¿Por qué? No porque no entienda su significado, sino porque ama la alabanza de los hombres. Le encanta la euforia de lograr grandes cosas en la confianza en sí mismo. Le encanta la autonomía de jalar de sus propias cuerdas. Le encanta la sensación de estima que puede obtener a través del uso de su inteligencia, habilidad, talento o fortaleza. La sugerencia de que todo esto se debe dejar en el puente mientras él salta a los brazos de Cristo para él es simplemente ridículo. En nuestra condición natural no podemos preferir a Cristo sobre la gloria propia. El deseo de crédito es demasiado grande. Jesús dijo: "¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?" (Juan 5:44). La fe en Cristo es una tontería para el hombre natural porque la esencia del hombre natural es su amor a la autodeterminación, al sentimiento de poder y al orgullo que proviene de ello, mientras que la esencia de la fe en Cristo es decir: "Dios no permita que me jacte excepto en la cruz de Cristo". ¿Cómo Podemos Comprender las Cosas del Espíritu? ¿Qué esperanza hay, entonces, de que alguien dé la bienvenida a las cosas que son del Espíritu? ¿Cómo puede Cristo ser crucificado para ser valorado como poder de Dios, sabiduría de Dios y fuente de gozo infinito? 1 Corintios 2:14–15 dice: "se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie". La persona espiritual es lo opuesto a la persona natural. La persona espiritual tiene el Espíritu de Dios. El versículo 12 dice: "Hemos recibido ... el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido". Cuando el Espíritu de Dios esté obrando en tu vida, entonces evaluarás las cosas como lo hace Dios. No considerarás la Palabra de Dios como locura, sino como la palabra más preciosa que te puedas imaginar. La primera y más fundamental obra del Espíritu de Dios en la vida del hombre natural es destruir el orgullo. El Espíritu nos permite ver, por un lado, nuestro desesperado desamparo y, por otro lado, la suficiencia y la belleza de Cristo crucificado. Comenzamos a ver y a valorar las cosas con los ojos de Cristo. Esto es a lo que se refieren los versículos 15 y 16. El Espíritu nos permite evaluar las cosas con su verdadero valor, pero cuando los hombres naturales nos valoren, siempre se equivocarán. ¿Por qué? Versículo 16: Porque lejos del Espíritu, nadie piensa o valora como el Señor, pero los que poseemos el Espíritu tenemos la mente de Cristo. Hemos comenzado a ver y a evaluar las cosas como lo hace Cristo. Por lo tanto, no rechazamos, sino que recibimos las cosas del Espíritu, incluso cuando significan muerte para uno mismo; porque ahora sabemos lo que es realmente valioso. Lo que la Obra del Espíritu Es y lo que No Es Ahora volvamos a donde empezamos. El manual de operación para la mentalidad cristiana en tiempos de guerra es la Biblia. Contiene la verdad necesaria para traernos del enemigo hacia Cristo, para desprogramar nuestros viejos patrones de pensamiento, para entrenarnos en estrategias de justicia y para equiparnos con armaduras y armas para derrotar a Satanás y liberar a sus cautivos. Pero tenemos una aversión natural a esta verdad. Por lo tanto, la obra del Espíritu Santo es absolutamente indispensable cuando hacemos uso de este manual. Pero ahora podemos ver más claramente qué es esta obra del Espíritu y qué no es. La obra del Espíritu no sirve para decirnos a qué se refiere el manual de operación. Eso debemos determinarlo mediante un estudio disciplinado del texto. El Espíritu inspiró estos escritos y no hace un cortocircuito susurrando al oído lo que significan. Cuando oramos por su ayuda, no oramos para que nos ahorre el duro trabajo de la lectura rigurosa y la reflexión. Lo que oramos es que él nos haga lo suficientemente humildes para dar la bienvenida a la verdad. La obra del Espíritu para ayudarnos a comprender el significado del manual de operaciones de Cristo no es hacer que el estudio sea innecesario, sino hacernos radicalmente abiertos para recibir lo que nuestro estudio descubre, en lugar de torcer el texto para justificar nuestra falta de voluntad para aceptarlo. Las lecciones son claras para aquellos que anhelan luchar en la batalla de la fe y ser parte integral del esfuerzo de guerra. Debemos ser estudiantes diligentes del manual del Comandante. Y debemos empapar todo nuestro estudio en oración para que su Espíritu nos humille para someternos a toda verdad y mandamiento en ello. La obra del Espíritu Santo es hacer que digamos desde el corazón al tomar el manual: "Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo". Si nuestro orgullo no ha sido crucificado por el Espíritu Santo, no tomaremos en serio la Biblia y la llamaremos tonta o la moldearemos para que se ajuste a nuestros propios deseos naturales. En cualquier caso, la palabra del Comandante no será obedecida, el esfuerzo de guerra languidecerá y la causa del enemigo quedará sin control. John Piper (@JohnPiper) Es fundador y maestro de desiringGod.org y canciller de la Universidad y del Seminario de Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros, incluyendo Deseando a Dios: Meditaciones de un Hedonista Cristiano, y más recientemente Exultación Expositora: La Predicación Cristiana como Adoración.
Last modified: Thursday, January 31, 2019, 9:50 AM